1 Oh, Dios, todas Tus palabras son la verdad. Las revelaciones de Tus palabras me hacen que vea a mi mismo claramente. Aunque solía gritar mi amor por Ti, estaba dedicado a Ti y renuncié a cosas por Ti, todo era para obtener la bendición y la corona. Siento tanto remordimiento en mi corazón y es tan despreciable hacer tratos contigo. Tu juicio y castigo me han purificado y han limpiado las impurezas de mi fe. ¡Oh, Dios! Mi corazón ya te pertenece. Ahora conozco Tu justo carácter. Tus amables palabras están grabadas en mi corazón. Quiero amarte por siempre.

2 Oh, Dios, todas Tus palabras son la verdad. Eres Tú quien me purifica y me salva con Tus palabras. Sufro mucho castigo y disciplina, mucha poda y trato, todo porque soy demasiado terco y rebelde. Aunque mi corazón esté sufriendo un dolor extremo, llego a experimentar lo real que es Tu amor. Al ser juzgado aprendo a obedecer y deseo cumplir con mi deber para retribuir Tu amor. ¡Oh, Dios! Mi corazón ya te pertenece. Tu justicia es verdaderamente real y hermosa. Tus amables palabras están grabadas en mi corazón. Quiero amarte por siempre.

3 Oh, Dios, todas Tus palabras son la verdad. Tus palabras son la base de mi vida. Durante la persecución, las dificultades, las pruebas y el refinamiento, Tus palabras están siempre conmigo. Recuerdo con ternura los años de dificultad y dolor; Tu hermosura permanece siempre en mi corazón. Tus palabras han perfeccionado mi fe; nunca más me sentiré desalentado ni desanimado. ¡Oh, Dios! Mi corazón ya te pertenece. Sólo Tú eres el más bueno, el más hermoso. Tus amables palabras están grabadas en mi corazón. Quiero amarte por siempre.