Ahora, la realidad es buscar la verdad, conocer tu propia naturaleza corrupta, entender la verdad para librarte de tu carácter corrupto y poder cumplir con tu deber para satisfacción de Dios. Entrar a la realidad de la verdad y vivir a semejanza de una persona genuina, esto es la realidad. La realidad es amar a Dios, someterse a Él y dar testimonio de Él. Estos son los resultados que quiere Dios. Es inútil investigar cosas que nadie puede ver o tocar. No tiene nada que ver con la realidad, y tampoco tiene nada que ver con los efectos de la obra de Dios. La gente realmente inteligente tiene esta actitud: “No importa lo que Dios haga o cómo me trate, no importa cuán profunda es mi corrupción o cómo es mi humanidad, mi determinación de buscar la verdad, de buscar conocer a Dios, será inquebrantable”. Solo al conocer a Dios uno puede resolver su carácter corrupto y cumplir con el deber de satisfacer a Dios. Esa es la dirección para la vida humana, es lo que la gente debería buscar y es el único camino hacia la salvación.

Adaptado de La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte