Palabras diarias de Dios: Revelación de la corrupción de la humanidad | Fragmento 306

He expresado tantas palabras y también he expresado Mi voluntad y Mi carácter, sin embargo, aun así, las personas todavía son incapaces de conocerme y de creer en Mí. O, se podría decir, todavía son incapaces de obedecerme. Los que viven en la Biblia, los que viven en medio de la ley, los que viven en la cruz, los que viven de acuerdo a doctrinas, los que viven entre la obra que Yo hago en la actualidad, ¿cuál de ellos es compatible conmigo? Sólo pensáis en recibir bendiciones y recompensas y nunca habéis dedicado un pensamiento para saber cómo ser compatibles conmigo, o cómo preveniros de estar en enemistad contra Mí. Estoy tan decepcionado de vosotros porque os he dado tanto pero he obtenido tan poco de vosotros. Vuestro engaño, vuestra arrogancia, vuestra codicia, vuestros deseos extravagantes, vuestra traición, vuestra desobediencia, ¿cuál de estos podría escapar de que Yo lo viera? Me tratáis sin consideración, me timáis, me insultáis, me engañáis, me exigís, me chantajeáis con sacrificios, ¿cómo podría tal maleficencia eludir Mi castigo? Vuestras fechorías son prueba de vuestra enemistad contra Mí y son prueba de vuestra incompatibilidad conmigo. Cada uno de vosotros creéis ser tan compatibles conmigo pero, si ese es el caso, ¿entonces a quién se aplica esa evidencia irrefutable? Creéis que poseéis la máxima sinceridad y lealtad hacia Mí. Pensáis que sois tan bondadosos, tan compasivos y que me habéis dedicado tanto. Pensáis que habéis hecho suficiente para Mí, ¿pero habéis alguna vez comparado esas creencias contra vuestro comportamiento? Digo que sois bastante arrogantes, bastante codiciosos, bastante negligentes; los trucos con los que me engañáis son bastante ingeniosos y tenéis bastantes intenciones despreciables y métodos despreciables. Vuestra lealtad es demasiado pobre, vuestra sinceridad es demasiado miserable y vuestra conciencia es aún más deficiente. Hay demasiada maldad en vuestros corazones y nadie está exento de esto, ni siquiera Yo. Me excluís por el bien de vuestros hijos, de vuestro marido o de vuestra propia protección. En vez de preocuparos por Mí, os preocupáis por vuestra familia, vuestros hijos, vuestro estatus, vuestro futuro y vuestra propia satisfacción. ¿Cuándo habéis pensado en Mí mientras hablabais o actuabais? Cuando el clima está frío, vuestros pensamientos se vuelven a vuestros hijos, vuestro marido, vuestra esposa o vuestros padres. Cuando hace calor, tampoco tengo lugar en vuestros pensamientos. Cuando desempeñas tu deber, estás pensando en tus propios intereses, en tu propia seguridad personal o la de los miembros de tu familia. ¿Qué has hecho que fuera para Mí? ¿Cuándo has pensado en Mí? ¿Cuándo te has dedicado, a cualquier costo, a Mí y Mi obra? ¿Dónde está la evidencia de tu compatibilidad conmigo? ¿Dónde está la realidad de tu lealtad a Mí? ¿Dónde está la realidad de tu obediencia a Mí? ¿Cuándo tus intenciones no han sido con el fin de obtener Mis bendiciones? Os burláis de Mí y me engañáis, jugáis con la verdad y escondéis la existencia de la verdad y traicionáis la esencia de la verdad y os colocáis en tal enemistad contra Mí, así que, ¿qué os espera en el futuro? Sólo buscáis la compatibilidad con un Dios impreciso y sólo buscáis una creencia vaga, pero no sois compatibles con Cristo. ¿Vuestra maleficencia no recibirá la misma retribución que la que merecen los malvados? En ese momento, os daréis cuenta que nadie que no sea compatible con Cristo puede escapar del día de la ira, y descubriréis qué clase de retribución vendrá sobre los que están en enemistad contra Cristo. Cuando ese día llegue, vuestros sueños de ser bendecidos por vuestra creencia en Dios y de obtener la entrada al cielo, se harán añicos. Sin embargo, no es así para los que son compatibles con Cristo. Aunque han perdido mucho, aunque han sufrido muchas dificultades, recibirán toda la herencia que Yo le dejo a la humanidad. Finalmente, entenderéis que sólo Yo soy el Dios justo y que sólo Yo soy capaz de llevar a la humanidad a su hermoso destino.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Deberías buscar el camino de la compatibilidad con Cristo

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