Dios mismo, el único IV

La santidad de Dios (I) Parte 2

Consideremos ahora qué otras palabras y expresiones de Satanás permiten al hombre ver su abominable rostro. Sigamos leyendo algunos versículos.

Diálogo entre Satanás y Jehová Dios

(Job 1:6-11) Ahora, había un día cuando los hijos de Dios venían a presentarse ante Jehová y Satanás también vino entre ellos. Y Jehová dijo a Satanás: ¿De dónde vienes? Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: De ir y venir de la tierra, y de andar por la tierra. Y Jehová dijo a Satanás: ¿Has considerado a Mi siervo Job, no hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios y se aparta del mal? Entonces Satanás respondió a Jehová, y dijo: ¿Teme Job a Dios en vano? ¿No has puesto una cerca alrededor de él, de su casa y de todo lo que tiene por doquier? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus propiedades han crecido en la tierra. Pero estira Tu mano ahora, y toca todo lo que tiene, y él te maldecirá de frente.

(Job 2:1-5) Nuevamente, hubo un día cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse ante Jehová y Satanás también vino entre ellos a presentarse ante Jehová. Y Jehová dijo a Satanás: ¿De dónde vienes? Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: De ir y venir de la tierra, y de andar por la tierra. Y Jehová dijo a Satanás: ¿Has considerado a Mi siervo Job, no hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios, y se aparta del mal? Y aún mantiene su integridad, a pesar de que has tratado de ponerme contra él, de destruirlo sin ninguna razón. Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: Piel por piel, sí, el hombre dará todo lo que tiene a cambio de su vida. Pero estira Tu mano ahora y toca sus huesos y su carne y te maldecirá de frente.

Estos dos pasajes son un diálogo entre Dios y Satanás, y registran lo que Dios y Satanás dijeron. ¿Acaso dijo Dios muchas cosas? (No). No habló mucho, y lo que dijo fue muy simple. ¿Podemos ver la santidad de Dios en Sus sencillas palabras? Algunos responderán “No es fácil”. ¿Podemos ver, entonces, lo abominable de Satanás en sus respuestas? (Sí). Consideremos, pues, qué tipo de preguntas le formula Jehová Dios a Satanás. (¿De dónde vienes?). ¿Es esta una pregunta directa? (Sí). ¿Existe algún significado escondido? (No). Sólo es una pregunta pura, sin más propósito. Si Yo os preguntara: “¿De dónde vienes?”, ¿cuál sería vuestra respuesta? ¿Os es difícil contestarla? ¿Contestaríais “De ir y venir de la tierra, y de andar por la tierra”? (No). No responderíais así; entonces ¿cómo os sentís cuando veis a Satanás responder de esta forma? (Sentimos que Satanás es absurdo y astuto). ¿Os sentís así? ¿Puedes decir lo que estoy sintiendo? Cada vez que veo estas palabras me siento indignado. ¡Porque habla sin decir nada! ¿Respondió a la pregunta de Dios? (No). ¿Por qué? Sus palabras no fueron una respuesta, no tenían resultado, ¿verdad? No eran una respuesta dirigida a la pregunta de Dios. “De ir y venir de la tierra, y de andar por la tierra”. Dime, ¿entiendes estas palabras? ¿Las entiendes? ¿De dónde en este mundo nuestro viene Satanás? ¿Habéis recibido respuesta en cuanto al lugar de donde viene? (No). Esta es la “genialidad” de la astucia de Satanás: no permitir que nadie descubra lo que está diciendo en realidad. A pesar de haber oído estas palabras, sigues sin poder discernir su significado; sin embargo, ha acabado de responder. Tal vez crea que ha contestado a la perfección. ¿Cómo te sientes tú? ¿Indignado? (Sí). Indignado, ¿verdad? Ahora empiezas a sentirte indignado con estas palabras. Satanás no habla directamente, te deja rascándote la cabeza e incapacitado de percibir la fuente de sus palabras. Habla con intencionalidad, con astucia y su propia esencia y su naturaleza le dominan. Satanás no consideró estas palabras durante largo tiempo; las expresó con naturalidad. Tan pronto como tú preguntas de dónde viene, las utiliza para responderte. “¿Pero de dónde viene?”. Te sientes muy desconcertado, sin saber en ningún momento de dónde viene. ¿Hay alguno entre vosotros que hable así? (Sí). ¿Qué clase de forma de hablar es esta? (Es ambigua y no proporciona una respuesta definitiva). ¿Qué tipo de palabras deberíamos usar para describir este modo de hablar? Tienen el propósito de despistar y confundir, ¿no es así? Algunas personas hablan de esta forma. Le haces una pregunta a alguien: “Te vi ayer. ¿Adónde ibas?”. No te responden directamente para decirte dónde fueron ayer. Te contestan: “¿Qué día era ayer? ¡Estaba tan cansado!”. ¿Han contestado tu pregunta? Esa no es la respuesta que querías, ¿verdad? Es la “genialidad” de la estratagema el hombre. Nunca logras descubrir lo que quieren decir ni percibir la fuente o intención que hay detrás de sus palabras. No conoces su corazón, porque en él conservan su propia historia; esto es insidia. ¿Sueles hablar a menudo de esta manera? (Sí). ¿Cuál es, pues, vuestro propósito? ¿Es a veces proteger vuestros propios intereses, mantener vuestra propia posición, vuestra propia imagen, guardar los secretos de vuestra vida privada, salvar vuestra propia reputación? Cualquiera que sea el propósito, es inseparable de vuestros intereses, está vinculado a ellos, ¿no es así? ¿Es esta la naturaleza del hombre? (Sí). ¿No es afín a Satanás todo aquel que tenga este tipo de naturaleza? Podemos afirmarlo, ¿o no? Por lo general, esta manifestación es detestable y aborrecible. Ahora, vosotros también os sentís indignados, ¿verdad? (Sí). Esto representa la astucia y la maldad de Satanás.

Consideremos de nuevo el primer pasaje; Satanás responde de nuevo a Jehová, diciendo: “¿Teme Job a Dios en vano?”. Empieza a atacar la evaluación que Dios hace de Job, y este ataque está teñido de hostilidad. “¿No has puesto una cerca alrededor de él, de su casa y de todo lo que tiene por doquier?”. Este es el entendimiento y la evaluación de Satanás sobre la obra de Dios en Job. Satanás lo valora así: “Has bendecido el trabajo de sus manos y sus propiedades han crecido en la tierra. Pero estira Tu mano ahora, y toca todo lo que tiene, y él te maldecirá de frente”. Satanás siempre habla de forma ambigua, pero aquí lo hace con seguridad. Estas palabras, que pronuncia con firmeza, son un ataque, una blasfemia y rivalidad contra Jehová Dios, contra Dios mismo. ¿Cómo os sentís al oír esto? ¿Sentís aversión? (Sí). ¿Sois capaces de ver sus intenciones? Ante todo, repudia todo lo que Jehová afirma acerca de Job —es alguien que teme a Jehová y evita la maldad—. Luego repudia todo lo que Job dice y hace en el temor de Jehová. ¿Es una acusación? Satanás está acusando, repudiando y dudando de todo lo que Jehová lleva a cabo y expresa. No cree y dice: “Si tú afirmas que las cosas son así, ¿cómo es que yo no lo he visto? ¡Le has dado tantas bendiciones! ¿Cómo podría no temerte?”. ¿No es esto una repudia de todo lo que Dios hace? Acusación, repudia, blasfemia, ¿no son estas palabras agresivas? ¿No son acaso una expresión verdadera de lo que Satanás piensa en su corazón? (Sí). Ciertamente, estas palabras no son lo mismo que las palabras que acabamos de leer: “De ir y venir de la tierra, y de andar por la tierra”. Son completamente distintas de aquellas. A través de esas palabras, Satanás pone de manifiesto su actitud hacia Dios y el odio que guarda en su corazón por el temor que Job tiene de Dios. Cuando esto sucede, su insidia y su naturaleza malvada quedan totalmente expuestas. Detesta a aquellos que temen a Dios, a los que se apartan del mal y más aún a Jehová por otorgar bendiciones al hombre. Quiere usar esta oportunidad para destruir a Job, a quien Dios levantó con Su propia mano, arruinándole, diciendo: “Tú dices que Job te teme y se aparta del mal. Yo lo veo de otro modo”. Usa diversas formas para provocar y tentar a Jehová; para que Jehová Dios le entregue a Job, y poder manipularle arbitrariamente, perjudicarle y manejarle. Quiere aprovechar esta oportunidad para exterminar a este hombre justo y perfecto a los ojos de Dios. ¿Es esta clase de corazón suyo un impulso momentáneo? No, no lo es. Ha sido así desde hace mucho tiempo. Dios obra, se preocupa por la persona, la escudriña y Satanás sigue de cerca cada uno de Sus pasos. A cualquiera que Dios favorece, Satanás también le observa y va a la zaga. Si Dios quiere a esa persona, Satanás hará todo lo que pueda para estorbarle usando diversas formas malvadas para tentarle, acosarle, y estropear el trabajo que Dios hace, con tal de lograr su objetivo oculto. ¿Y cuál es ese objetivo? No quiere que Dios tenga a nadie; él quiere a todos los que le interesan a Dios, para poseerlos, controlarlos, ocuparse de ellos para que le adoren a él, y que mientras tanto cometan actos malvados. ¿No es este un motivo siniestro? Normalmente, soléis decir que Satanás es tan malvado, tan malo ¿pero le habéis visto? Sólo podéis ver lo malo que es el hombre, pero no habéis visto en la realidad lo malo que es actualmente Satanás. ¿Pero lo habéis visto en este asunto referente a Job? (Sí). Esta cuestión ha dejado muy claros el odioso rostro de Satanás y su esencia. Él está en guerra con Dios, rastrea detrás de Él. Su objetivo consiste en demoler toda la obra que Dios quiere hacer, poseer y controlar a aquellos a los que Dios quiere, extinguirlos por completo. Si esto no ocurre, pasan a ser posesión de Satanás para ser usados por él; esta es su meta. ¿Y qué hace Dios? Él sólo pronuncia una simple frase en este pasaje; no se registra que haga nada más, pero vemos que hay muchos más registros de lo que Satanás hace y dice. En el pasaje de las escrituras más abajo, Jehová le preguntó a Satanás: “¿De dónde vienes?”. ¿Cuál es la respuesta de Satanás? (Sigue siendo: “De ir y venir de la tierra, y de andar por la tierra”). Sigue siendo esa frase. Decidme, ¿cómo se ha convertido esto en el lema de Satanás, en su obra maestra? ¿Acaso Satanás no es odioso? Con una vez que pronuncie esta indignante frase basta. ¿Por qué vuelve siempre Satanás a ella? Esto prueba una cosa: la naturaleza de Satanás es inmutable. Su odioso rostro no es algo que pueda mantener oculto largo tiempo. Dios le hace una pregunta y responde de ese modo, ¡no le importa cómo trata a las personas! No tiene miedo de Dios ni le teme, y no le obedece. De modo que osa ser presuntuoso delante de Dios sin el menor escrúpulo, usar las mismas palabras para pasar por alto la pregunta de Dios, usar esta misma respuesta para responder a la pregunta de Dios, intentar servirse de esta respuesta para confundir a Dios: esta es la desagradable cara de Satanás. No cree que Dios sea todopoderoso ni en Su autoridad y, desde luego, no está dispuesto a obedecer bajo Su dominio. Está constantemente en oposición a Dios, atacándole sin cesar en todo lo que hace, intentando destrozar todo lo que Dios hace; este es su malévolo objetivo.

En el plan de gestión de Dios de seis mil años, en particular en el Libro de Job, estos dos pasajes que Satanás dice y las cosas que hace son representativos de su resistencia a Dios. ¿Podemos decir esto? (Sí). Este es Satanás mostrando su verdadera cara. ¿Has visto los hechos de Satanás en la vida que vivimos ahora? Cuando los ves, tal vez no pienses en ellos como cosas que él habla, y en su lugar te parezca que es el hombre quien las pronuncia, ¿verdad? Cuando el hombre expresa tales cosas, ¿qué se representa? A Satanás. Aunque tú lo reconozcas, sigues sin percibir que en realidad es Satanás quien las pronuncia. Pero aquí y ahora, has visto de forma inequívoca lo que Satanás mismo ha dicho. Ahora tienes un entendimiento incuestionable, claro como el cristal, del odioso rostro y de la maldad de Satanás. ¿Son, pues, estos dos pasajes pronunciados por Satanás valiosos para que las personas de hoy sean capaces de conocer la naturaleza de Satanás? ¿Merece la pena registrar estas frases para que la humanidad de hoy sea capaz de reconocer la odiosa cara de Satanás, su verdadero rostro original? Aunque pueda no parecer muy adecuado decir esto, expresarlo de este modo aún puede considerarse acertado. Sólo puedo expresarlo así y si puedes entenderlo, ya es suficiente. Una y otra vez, Satanás ataca las cosas que Jehová hace, lanzando acusaciones sobre el temor que Job tiene de Jehová Dios. Intenta provocar a Jehová a través de diversos métodos, haciendo que le permita tentar a Job. Sus palabras, por tanto, son altamente provocadoras. Dime, pues, una vez que Satanás ha pronunciado estas palabras, ¿puede Dios ver con claridad lo que Satanás quiere hacer? (Sí). ¿Entiende Dios lo que él quiere hacer? (Sí). En el corazón de Dios, este hombre, Job, al que Él considera —este siervo suyo que, para Él, es un hombre justo, un varón perfecto—, ¿puede soportar este tipo de tentación? (Sí). ¿Por qué dice Dios que “Sí” con tanta certeza? ¿Está Dios examinando siempre el corazón del hombre? (Sí). ¿Y es Satanás capaz de examinar el corazón del hombre? (No). Satanás no puede. Aunque Satanás pueda ver que el hombre tiene un corazón que teme a Dios, su malvada naturaleza nunca puede creer que la santidad sea santidad o que la sordidez sea sordidez. El malvado Satanás no puede nunca valorar algo que sea santo, justo o radiante. No puede evitar no escatimar esfuerzos para actuar a través de su naturaleza, su maldad y esos métodos que usa. Aun a riesgo de ser él mismo castigado o destruido por Dios, no duda en oponerse de forma obcecada a Dios: este es el mal, la naturaleza de Satanás. Por tanto, en este pasaje afirma: “Piel por piel, sí, el hombre dará todo lo que tiene a cambio de su vida. Pero estira Tu mano ahora y toca sus huesos y su carne y te maldecirá de frente”. ¿Qué está pensando? El temor que el hombre tiene de Dios se debe a que ha obtenido muchas ventajas de Él. El hombre consigue ventajas de Dios, y por ello afirma que Él es bueno. Sin embargo, el hombre puede temerle a Dios de esta forma, no porque Él sea bueno, sino sólo porque obtiene tantas ventajas: una vez que le privas de estas ventajas, él te abandona. En su malvada naturaleza, Satanás no cree que el corazón del hombre puede temer de verdad a Dios. ¿Por qué? Por su perversa naturaleza no sabe lo que es la santidad y mucho menos lo que es la reverencia temerosa. No sabe lo que es obedecer a Dios, lo que es temerle. Al no temerle a Dios, piensa: “El hombre tampoco puede temerle a Dios. Es imposible”. ¿No es esto así? (Sí). Decidme, ¿no es malvado Satanás? (¡Sí!). Satanás es malvado. Entonces, salvo nuestra iglesia, ya sean las denominaciones diversas, o los grupos religiosos y sociales, no creen en la existencia de Dios, no creen que Él pueda obrar ni que haya un Dios, así que piensan: “Aquello en lo que tú crees tampoco es Dios”. Toma, por ejemplo, a un hombre promiscuo. Él mira y ve que todos son promiscuos, igual que él. El hombre que miente todo el tiempo mira y ve que nadie es sincero, que todos mienten. El hombre malo ve a todos malos y quiere pelear con todo aquel que ve. Esas personas que son un poco sinceras ven a todos sinceros, y por tanto siempre son embaucados, engañados, y no lo pueden remediar. ¿No es esto cierto? Pongo estos cuantos ejemplos para que estéis más seguros: la naturaleza maligna de Satanás no es un impulso temporal ni nada causado por su entorno; tampoco es una manifestación temporal producida por alguna razón o antecedentes. ¡Absolutamente no! ¡No puede evitar ser así! No puede hacer nada bueno. Incluso cuando dice algo agradable de oír, sólo te está seduciendo. Cuanto más agradable, cuanto más diplomático, más suaves son sus palabras, y más maliciosas se vuelven sus intenciones siniestras detrás de estas palabras. ¿Qué tipo de rostro, qué clase de naturaleza has visto en Satanás en estos dos pasajes? (Insidioso, malicioso y malvado). Su principal característica es la maldad, es especialmente malvado y malicioso; malicioso y malvado.

Las citas de la Biblia en este artículo han sido traducidas de AKJV.

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