Dios mismo, el único I

La autoridad de Dios (I) Parte 5

Las palabras siguientes son indispensables para conocer la autoridad de Dios, y su significado se da en la enseñanza siguiente. Continuemos leyendo las Escrituras.

4. El mandato de Dios a Satanás

(Job 2:6) Y Jehová le dijo a Satanás: Mira, él está en tu mano, pero salva su vida.

Satanás nunca se ha atrevido a transgredir la autoridad del Creador, y por ello, todas las cosas viven en orden

Este es un pasaje del libro de Job, y “él” en estas palabras se refiere a Job; aunque breve, esta frase esclarece muchos asuntos. Describe un diálogo particular entre Dios y Satanás en el mundo espiritual, y cuenta que el objeto de las palabras de Dios era Satanás. Registra, asimismo, lo que Dios dijo específicamente. Las palabras de Dios eran un mandato y una orden para Satanás. Los detalles específicos de esta orden guardan relación con preservar la vida de Job y es dónde Dios trazó la línea en el trato de Satanás hacia Job: Satanás tenía que conservar la vida de Job. La primera cosa que aprendemos de esta frase es que fueron las palabras que Dios dirigió a Satanás. Según el texto original del libro de Job, se cuenta el trasfondo de esas palabras: Satanás deseaba acusar a Job y, por tanto, tenía que obtener el acuerdo de Dios antes de poder tentarlo. Cuando Él consintió a la petición de Satanás le puso la siguiente condición: “Mira, él está en tu mano, pero salva su vida”. ¿Cuál es la naturaleza de estas palabras? Es claramente un mandato, una orden. Habiendo entendido la naturaleza de estas palabras, deberías, por supuesto, comprender también que fue Dios quien emitió esta orden y que fue Satanás quien la recibió y la obedeció. Sobra decir, en esta orden, que la relación entre Dios y Satanás es evidente para cualquiera que lea estas palabras. Por supuesto, esta es también la relación entre Dios y Satanás en el mundo espiritual, y la diferencia entre la identidad y el estatus de Dios y Satanás que se proporciona en los registros de diálogos bíblicos entre Dios y Satanás y, hasta la fecha, el ejemplo específico y el registro textual en el que el hombre puede conocer dicha diferencia distintiva. En este punto, debo indicar que el registro de estas palabras es un importante documento en el conocimiento de la identidad y el estatus de Dios por parte de la humanidad, y que provee información importante para que la humanidad conozca a Dios. A través de este diálogo entre el Creador y Satanás en el mundo espiritual, el hombre es capaz de entender un aspecto más específico de Su autoridad. Estas palabras son otro testimonio de Su autoridad única.

En apariencia se trata de un diálogo entre Jehová Dios y Satanás. Su sustancia es que la actitud con la que Jehová Dios habla, y la posición desde la que lo hace, son más elevadas que las de Satanás. Es decir, Jehová Dios está mandando a Satanás en tono de orden, y le está indicando lo que debe hacer y lo que no, que Job ya está en sus manos y que es libre de tratarlo como desee, pero le prohíbe quitarle la vida. El subtexto es que, aunque se ha puesto a Job en las manos de Satanás, no se le ha entregado; nadie puede arrebatar la vida de Job de las manos de Dios a no ser que Él lo permita. La actitud de Dios se articula claramente en este mandato a Satanás, que también manifiesta y revela la posición desde la que Jehová Dios conversa con Satanás. En esto, no sólo ostenta el estatus del Dios que creó la luz, el aire, así como todas las cosas y los seres vivos, que es Soberano sobre todas las cosas y los seres vivientes, sino también del Dios que domina a la humanidad, el Hades, el que controla la vida y la muerte de todas las cosas vivientes. En el mundo espiritual, ¿quién aparte de Dios se atrevería a emitir una orden así a Satanás? ¿Y por qué le dio Dios esa orden personalmente? Porque Dios controla la vida del hombre, incluida la de Job. Él no permitió que Satanás le hiciera daño o le quitara la vida a Job; es decir, justo antes de que Dios le permitiese a Satanás tentar a Job, siguió acordándose de emitir especialmente esa orden, y le ordenó una vez más a Satanás que no le quitara la vida. Satanás nunca se ha atrevido a transgredir la autoridad de Dios y, además, siempre ha escuchado con cuidado y obedecido Sus órdenes y Sus mandatos específicos sin osar nunca desafiarlos ni alterar libremente cualquiera de ellos. Estos son los límites que Dios ha establecido para Satanás, y por ello este no se ha atrevido a cruzarlos. ¿No es este el poder de la autoridad de Dios? ¿No es este el testimonio de Su autoridad? De cómo comportarse delante de Dios, y de cómo considerar a Dios, Satanás tiene una comprensión mucho más clara que la humanidad y, así, en el mundo espiritual, Satanás ve muy claramente Su estatus y Su autoridad, y tiene una profunda apreciación del poder de esta y de los principios subyacentes al ejercicio de la misma. No se atreve en absoluto a pasarlos por alto ni a violarlos de ninguna manera, o hacer algo que transgreda la autoridad de Dios; tampoco osa desafiar la ira de Dios. Aunque es malo y arrogante en su naturaleza, Satanás nunca se ha atrevido a cruzar las fronteras y los límites que Dios estableció para él. Durante millones de años ha respetado estrictamente estos límites, cada mandato y orden que Dios le ha dado, sin atreverse jamás a sobrepasar la marca. Aunque es malicioso, Satanás es mucho “más sabio” que la humanidad corrupta; conoce la identidad del Creador y sus propias fronteras. A partir de las acciones “sumisas” de Satanás se puede ver que la autoridad y el poder de Dios son edictos celestiales que él no puede transgredir, y que es precisamente por la unicidad y la autoridad de Dios que todas las cosas cambian y se propagan de una forma ordenada, que la humanidad puede vivir y multiplicarse dentro del curso establecido por Él, sin que nadie ni nada sean capaces de alterar este orden o cambiar esta ley, porque todos vienen de las manos del Creador, de Su orden y de Su autoridad.

Solo Dios, quien tiene la identidad del Creador, posee la autoridad única

La identidad “especial” de Satanás ha causado que muchas personas demuestren un gran interés en sus manifestaciones de diversos aspectos. Existen incluso muchas personas insensatas que creen que, como Dios, Satanás también posee autoridad, porque puede mostrar milagros y es capaz de hacer cosas imposibles para la humanidad. Y así, además de adorar a Dios, la humanidad también reserva un lugar para Satanás en su corazón, e incluso lo adora como a Dios. Estas personas son patéticas y detestables. Son patéticas por su ignorancia, y detestables por su herejía y su esencia inherentemente malvada. En este punto, siento que es necesario informaros de lo que es, lo que simboliza y lo que representa la autoridad. En general, Dios mismo es autoridad, Su autoridad simboliza Su supremacía y Su esencia, y la autoridad de Dios mismo representa Su estatus y Su identidad. En este caso, ¿se atreve Satanás a decir que él mismo es Dios? ¿Osa afirmar que él creó todas las cosas, y que tiene la soberanía sobre ellas? ¡Por supuesto que no lo hace! Porque es incapaz de crear todas las cosas; hasta la fecha, nunca ha hecho nada creado por Dios ni nada que tenga vida. Debido a que no tiene la autoridad de Dios, nunca poseerá en absoluto Su estatus ni Su identidad, y esto viene determinado por su esencia. ¿Tiene el mismo poder que Dios? ¡Por supuesto que no! ¿Cómo se denominan los actos de Satanás, y los milagros que exhibe? ¿Es poder? ¿Podría llamarse autoridad? ¡Por supuesto que no! Satanás dirige la marea del mal, altera, perjudica e interrumpe cada aspecto de la obra de Dios. Durante los últimos millares de años, aparte de corromper a la humanidad y maltratarla, atraer y engañar al hombre hasta la depravación, el rechazo de Dios, de forma que el hombre camina hacia el valle de la sombra de muerte, ¿ha hecho Satanás algo que merezca la más mínima conmemoración, elogio, o aprecio del hombre? Si Satanás poseyese autoridad y poder, ¿habría corrompido a la humanidad? ¿Si Satanás poseyera autoridad y poder, habría sido dañada la humanidad por él? Si Satanás poseyera poder y autoridad, ¿habría abandonado la humanidad a Dios y habría recurrido a la muerte? Como Satanás no tiene autoridad ni poder, ¿qué deberíamos concluir acerca de la sustancia de todo lo que hace? Hay quienes definen todo lo que Satanás hace como simple engaño, pero creo que esta definición no es tan adecuada. ¿Son los hechos malvados de su corrupción de la humanidad un mero engaño? La fuerza malvada con la que Satanás maltrató a Job, y su intenso deseo de maltratarlo y devorarlo, no podrían conseguirse en absoluto mediante un simple engaño. Mirando en retrospectiva vemos que, en un instante, los rebaños y el ganado de Job, dispersados muy lejos sobre colinas y montañas, desaparecieron, su gran fortuna se desvaneció. ¿Pudo haberse conseguido esto por medio de un simple engaño? La naturaleza de todo lo que Satanás hace se corresponde y encaja con términos negativos como perjudicar, interrumpir, destruir, hacer daño, el mal, la malicia y las tinieblas; así, la aparición de todo lo que es impío y malo está inextricablemente vinculado a sus actos y es inseparable de su malvada esencia, independientemente de lo “poderoso”, lo audaz y ambicioso que sea, de lo grande que sea su capacidad de infligir daño, del amplio espectro de las técnicas con las que corrompe y atrae al hombre, lo ingeniosos que sean los trucos y las artimañas con las que intimida al hombre y de lo cambiante que sea la forma en la que existe, nunca ha sido capaz de crear una simple cosa viva ni de establecer leyes o normas para la existencia de todas las cosas, ni de gobernar y controlar ningún objeto, animado o inanimado. A lo largo de la inmensa expansión del universo, no existe una sola persona u objeto que hayan nacido de él, o que existan por él; no hay una sola persona u objeto gobernados o controlados por él. Por el contrario, no sólo tiene que vivir bajo el dominio de Dios, sino que, además, debe obedecer todas Sus órdenes y Sus mandatos. Sin el permiso divino, le resulta difícil incluso tocar una gota de agua o un grano de arena sobre la tierra; ni siquiera es libre para mover a las hormigas sobre la tierra, y mucho menos a la humanidad creada por Dios. A los ojos de Dios, Satanás es inferior a los lirios del campo, a las aves que vuelan en el aire, a los peces del mar y a los gusanos de la tierra. Su papel, entre todas las cosas, es servirlas, trabajar para la humanidad, y servir a la obra de Dios y Su plan de gestión. Independientemente de lo maligna que es su naturaleza y lo malvado de su sustancia, lo único que puede hacer es respetar sumisamente su función: estar al servicio de Dios, y proveer un contrapunto para Él. Tales son la esencia y la posición de Satanás. Su sustancia está desconectada de la vida, del poder, de la autoridad; ¡es un simple juguete en las manos de Dios, tan sólo una máquina a Su servicio!

Una vez entendido el verdadero rostro de Satanás, muchas personas siguen sin comprender qué es la autoridad, ¡así que permitidme decíroslo! La autoridad en sí misma puede explicarse como el poder de Dios. En primer lugar, puede decirse con certeza que tanto la autoridad como el poder son positivos. No guardan relación con nada negativo ni con ningún ser creado o no creado. El poder de Dios es capaz de crear cosas a partir de cualquier forma que tenga vida y vitalidad, y esto queda determinado por la vida de Dios. Él es vida y, por tanto, es la fuente de todos los seres vivientes. Además, la autoridad de Dios puede hacer que todos los seres vivientes obedezcan cada palabra suya, es decir, que nazcan de acuerdo a las palabras de la boca de Dios, vivan y se reproduzcan por Su mandato, tras el cual Él gobierna y domina a todos los seres vivientes. Nunca habrá una desviación, por siempre jamás. Ninguna persona u objeto tiene estas cosas; sólo el Creador posee y sostiene semejante poder, y así se le denomina autoridad. Es la unicidad del Creador. Como tal, independientemente de que sea la palabra “autoridad” en sí o la esencia de la misma, sólo puede asociarse con el Creador, porque es un símbolo de Su identidad y Su esencia únicas, y representa Su identidad y Su estatus; aparte del Creador, ninguna persona u objeto puede asociarse con la palabra “autoridad”. Es una interpretación de Su autoridad única.

Aunque Satanás miró a Job con ojos codiciosos, sin el permiso de Dios no se atrevió a tocarle un solo pelo. Aun siendo inherentemente malvado y cruel, después de que Dios emitiese Su orden, Satanás no tuvo elección sino respetar Su mandato. Y así, aunque Satanás estaba tan enloquecido como un lobo entre ovejas cuando cayó sobre Job, no se atrevió a olvidar los límites establecidos por Dios ni violar Sus órdenes. En todo lo que hizo, Satanás no osó desviarse de los principios y de los límites de las palabras de Dios. ¿No es esto una realidad? Desde este punto de vista, se ve que Satanás no se atreve a contravenir ninguna de las palabras de Jehová Dios. Para él, cada palabra que sale de la boca de Dios es una orden, una ley celestial y una expresión de Su autoridad, porque detrás de cada palabra de Dios se insinúa Su castigo a aquellos que violan Sus órdenes, y a quienes desobedecen y se oponen a las leyes celestiales. Satanás sabe claramente que si viola las órdenes de Dios, debe aceptar las consecuencias de transgredir Su autoridad, y de oponerse a las leyes celestiales. ¿Y cuáles son estas consecuencias? No es necesario decir, por supuesto, que son el castigo de Dios. Las acciones de Satanás hacia Job fueron simplemente un microcosmos de su corrupción del hombre, y cuando las estaba llevando a cabo, los límites que Dios estableció y las órdenes que le dio a Satanás fueron simplemente un microcosmos de los principios subyacentes a todo lo que este hace. Además, su papel y su posición en este asunto eran simplemente un microcosmos de su papel y de su posición en la obra de la gestión de Dios; la obediencia total de Satanás a Dios en su tentación a Job no era más que un microcosmos de cómo Satanás no se atrevió a ejercer la más mínima oposición a Dios en Su obra de gestión. ¿Qué advertencia os hacen estos microcosmos? Entre todas las cosas, incluido Satanás, no existe persona o cosa que puedan transgredir ni que se atrevan a violar las leyes y los edictos celestiales establecidos por el Creador, porque no pueden alterar ni escapar al castigo que el Creador inflige sobre quienes le desobedecen. Sólo el Creador puede establecer leyes y edictos celestiales, sólo Él tiene el poder de hacerlos efectivos, y Su poder es el único que no puede ser transgredido por ninguna persona o cosa. Es Su autoridad única, una autoridad suprema entre todas las cosas y, por tanto, es imposible decir que “Dios es el más grande y Satanás es el segundo”. Fuera del Creador, que posee la autoridad única, ¡no hay otro Dios!

¿Tenéis un nuevo conocimiento de la autoridad de Dios? En primer lugar, ¿existe una diferencia entre la autoridad de Dios recién mencionada, y el poder del hombre? ¿Y cuál es la diferencia? Algunas personas dicen que no hay comparación entre ambos. ¡Así es! Aunque las personas digan que no la hay, en los pensamientos y las ideas del hombre, el poder humano se confunde a menudo con la autoridad, y con frecuencia se comparan ambas cosas al mismo nivel. ¿Qué está pasando aquí? ¿No están las personas cometiendo el error de sustituir inadvertidamente uno por el otro? Los dos están desconectados, y no hay comparación entre ellos, pero las personas siguen sin ayudarse a sí mismas. ¿Cómo debería resolverse esto? Si tú deseas verdaderamente encontrar una resolución, la única forma es entender y conocer la autoridad única de Dios. Después de comprender y conocer la autoridad del Creador, no mencionarás el poder del hombre y la autoridad de Dios en la misma frase.

¿A qué se refiere el poder del hombre? Sencillamente, es una capacidad o habilidad que permite que el carácter corrupto, los deseos y las ambiciones del ser humano se expandan o se realicen en la mayor medida posible. ¿Cuenta esto como autoridad? Independientemente de lo hinchadas o lucrativas que sean las ambiciones y los deseos del hombre, no se puede decir que esa persona posea autoridad; como mucho, este engreimiento y éxito son simplemente una demostración de las bufonadas de Satanás entre los hombres, una farsa en la que actúa como su propio ancestro con el fin de cumplir su ambición de ser Dios.

¿Cómo ves exactamente ahora la autoridad de Dios? Una vez comunicadas estas palabras, deberías tener un nuevo conocimiento de la autoridad de Dios. Y entonces os pregunto: ¿Qué simboliza la autoridad de Dios? ¿Simboliza la identidad de Dios mismo? ¿El poder de Dios mismo? ¿El estatus único de Dios mismo? Entre todas las cosas, ¿en qué has visto la autoridad de Dios? ¿Cómo la veías? En términos de las cuatro estaciones experimentadas por el hombre, ¿puede alguien cambiar la ley de la alternancia entre la primavera, el verano, el otoño y el invierno? En primavera, los árboles germinan y florecen; en verano se cubren de hojas; en otoño llevan fruto, y en invierno caen las hojas. ¿Es alguien capaz de alterar esta ley? ¿Refleja esto un aspecto de la autoridad de Dios? Dios dijo “Que haya luz”, y fue la luz. ¿Sigue existiendo esta luz? ¿A qué se debe que exista? A las palabras de Dios, por supuesto, y por Su autoridad. ¿Sigue existiendo el aire creado por Dios? ¿Viene de Dios el aire que el hombre respira? ¿Puede alguien quitar las cosas que proceden de Él? ¿Puede alguien alterar su sustancia y función? ¿Es alguien capaz de incomodar a la noche y el día asignados por Dios, y la ley de la noche y el día que Él ordenó? ¿Puede Satanás hacerlo? Incluso si no duermes por la noche, y tomas la noche por día, sigue siendo de noche; puedes cambiar tu rutina diaria, pero eres incapaz de cambiar la ley de la alternancia entre el día y la noche; esta realidad es inalterable por cualquier persona, ¿no es así? ¿Es alguien capaz de hacer que un león are la tierra como un buey? ¿Puede alguien transformar a un elefante en un burro? ¿Es alguien capaz de hacer que un pollo se eleve por el aire como un águila? ¿Que un lobo coma hierba como una oveja? ¿Que el pez del agua viva en tierra seca? ¿Y por qué no? Porque Dios les mandó que viviesen en el agua, y por tanto así lo hacen. En la tierra no serían capaces de sobrevivir y morirían; son incapaces de transgredir los límites del mandato de Dios. Todas las cosas tienen una ley y un límite para su existencia, y cada una tiene sus propios instintos. El Creador los ha ordenado, y ningún hombre los puede alterar ni superar. Por ejemplo, el león siempre vivirá en estado salvaje, alejado de las comunidades humanas, y nunca podría ser tan dócil y fiel como el buey que vive con el hombre y trabaja para él. Aunque los elefantes y los burros son animales y ambos tienen cuatro patas, y son criaturas que respiran aire, son especies diferentes, porque Dios los dividió en tipos diferentes, tienen sus propios instintos y, por tanto, nunca serán intercambiables. Aunque el pollo tenga dos patas y alas como un águila, jamás será capaz de volar por el aire; como mucho, podrá hacerlo hasta un árbol, y esto queda determinado por su instinto. No es necesario decir que todo esto se debe a los mandatos de la autoridad de Dios.

En el desarrollo actual de la humanidad, se puede decir que la ciencia de la humanidad está “floreciendo”, que los logros de la investigación científica del hombre pueden describirse como “impresionantes”. Debe decirse que la capacidad del hombre está creciendo cada vez más, pero hay un avance científico que la humanidad ha sido incapaz de hacer: la humanidad ha fabricado aviones, portaaviones y la bomba atómica; ha viajado al espacio, caminado sobre la luna, inventado la Internet y vivido el estilo de vida de la alta tecnología, pero aun así es incapaz de crear una cosa viviente, que respire. Los instintos de toda criatura viviente, las leyes por las que viven y el ciclo de la vida y la muerte de cada especie de cosa viviente son, todos ellos, imposibles e incontrolables para la ciencia de la humanidad. En este punto, se debe afirmar que no importa cuán grandes alturas alcance la ciencia del hombre, pues es incomparable a cualquiera de los pensamientos del Creador, e incapaz de discernir lo milagroso de Su creación, y el poder de Su autoridad. Existen muchos océanos sobre la tierra, pero nunca han transgredido sus límites ni entrado en la tierra a su voluntad, y eso se debe a que Dios estableció fronteras para cada uno de ellos; permanecieron allí donde Él les ordenó, y sin Su permiso no pueden moverse libremente ni atentar contra los demás. Sólo pueden moverse cuando Dios les dice que lo hagan, y la autoridad de Dios es la que les indica hacia dónde dirigirse y dónde permanecer.

En palabras claras, “la autoridad de Dios” significa que depende de Dios. Él tiene el derecho de decidir cómo hacer algo, y se hace de la forma que Él desea. La ley de todas las cosas le corresponde a Dios y no al hombre; tampoco puede este alterarla ni moverla por su voluntad, sino que son los pensamientos, la sabiduría y las órdenes de Dios los que las cambian. Esta es una realidad innegable para cualquier hombre. Los cielos y la tierra, y todas las cosas, el universo, el cielo estrellado, las cuatro estaciones del año, lo visible y lo invisible para el hombre, todo existe, funciona y cambia, sin el más mínimo error, bajo la autoridad de Dios, según Sus órdenes, Sus mandamientos, y de acuerdo con las leyes del principio de la creación. Ni una sola persona u objeto puede cambiar sus leyes, o el curso inherente por el que funcionan; nacieron y perecen por la autoridad de Dios. Esta es Su autoridad misma. Ahora que se ha dicho todo esto, ¿puedes sentir que la autoridad de Dios es un símbolo de Su identidad y de Su estatus? ¿Puede la autoridad de Dios ser poseída por cualquier ser creado o no creado? ¿Puede cualquier persona, cosa u objeto imitarla, suplantarla, o reemplazarla?

La identidad del Creador es única, y no debes adherirte la idea del politeísmo

Aunque las habilidades y capacidades de Satanás son mayores que las del hombre, aunque puede hacer cosas inalcanzables para este, independientemente de si envidias o aspiras a lo que él hace, de si lo aborreces o te repugna, si eres capaz de verlo y de cuánto pueda conseguir Satanás, de la cantidad de personas a las que pueda engañar para que lo adoren o consagren, o de cómo lo definas, no puedes decir en absoluto que tiene la autoridad y el poder de Dios. Deberías saber que Dios es Dios, que sólo hay un Dios, y que sólo Él tiene autoridad y el poder para controlar y gobernar todas las cosas. Sólo porque Satanás tenga la capacidad de engañar a las personas, y pueda suplantar a Dios, imitar Sus señales y milagros y haya hecho cosas parecidas a las de Dios, tú crees erróneamente que Dios no es único, que existen muchos dioses, que simplemente tienen mayores o menores habilidades, y que existen diferencias en la amplitud del poder que ejercen. Clasificas su grandeza por orden de llegada y de acuerdo a su edad, y crees erróneamente que existen otras deidades aparte de Dios; crees que el poder y la autoridad de Dios no son únicos. Si tú tienes estas ideas, si no reconoces la unicidad de Dios, no crees que sólo Él es poseedor de autoridad, y sólo te adhieres al politeísmo, ¡te digo que tú eres la escoria de las criaturas, la verdadera personificación de Satanás y una persona absolutamente malvada! ¿Entendéis lo que estoy intentando enseñaros con estas palabras? No importa cuáles sean el tiempo, el lugar o tus antecedentes, no debes confundir a Dios con ninguna otra persona, cosa, u objeto. Independientemente de lo inescrutable y lo inaccesible que te parezcan la autoridad y la esencia de Dios mismo, de cuánto concuerden los hechos y las palabras de Satanás con tus ideas y tu imaginación, de lo satisfactorias que sean para ti, no seas insensato, no confundas estos conceptos, no niegues la existencia de Dios ni Su identidad y Su estatus. No le empujes fuera de la puerta y traigas a Satanás para reemplazar al “Dios” dentro de tu corazón y que sea tu Dios. ¡No me cabe duda de que eres capaz de imaginar las consecuencias de hacerlo!

Aunque la humanidad ha sido corrompida, él sigue viviendo bajo la soberanía de la autoridad del Creador

Satanás ha estado corrompiendo a la humanidad durante miles de años. Ha forjado cantidades incalculables de mal, ha engañado generación tras generación y ha cometido crímenes atroces en el mundo. Ha abusado, engañado y seducido al hombre para que se oponga a Dios, y ha cometido actos malvados que han confundido y perjudicado Su plan de gestión una y otra vez. Sin embargo, bajo la autoridad de Dios, todas las cosas y las criaturas vivientes siguen respetando las normas y leyes establecidas por Él. Comparada con la autoridad de Dios, la naturaleza malvada y la agresividad de Satanás son muy desagradables, muy repugnantes y despreciables, y muy pequeñas y vulnerables. Aunque Satanás camina entre todas las cosas creadas por Dios, no es capaz de llevar a cabo el más mínimo cambio en las personas, cosas y objetos dominados por Él. Han pasado varios miles de años, y la humanidad sigue disfrutando de la luz y el aire concedidos por Dios, sigue respirando el aliento exhalado por Dios mismo, sigue disfrutando de las flores, las aves, los peces y los insectos creados por Él, y disfruta de todas las cosas que Él ha proveído; el día y la noche siguen reemplazándose mutuamente de continuo; las cuatros estaciones alternan como de costumbre; los gansos vuelan en el cielo partiendo este invierno, y seguirán volviendo la próxima primavera; los peces en el agua nunca dejan los lagos y los ríos, su hogar; las cigarras de la tierra cantan con el corazón durante los días de verano; los grillos de la hierba tararean al compás del viento durante el otoño; los gansos se reúnen en bandadas, mientras las águilas permanecen en solitario; las manadas de leones se sustentan cazando; el alce no se aparta de la hierba y de las flores… Cada especie de criatura viviente entre todas las cosas parte y regresa, y después vuelve a partir, con un millón de cambios que se producen en un parpadeo. Pero lo que no cambia son los instintos y las leyes de la supervivencia. Viven bajo la provisión y la alimentación de Dios, y nadie puede cambiar sus instintos, como tampoco nadie puede alterar sus reglas de supervivencia. Aunque la humanidad, que vive entre ellos, ha sido corrompida y engañada por Satanás, el hombre sigue sin poder renunciar al agua, al aire y a todo lo creado por Dios. El hombre sigue viviendo y proliferando en este espacio que Él ha creado. Los instintos de la humanidad no han cambiado. El hombre sigue recurriendo a sus ojos para ver, a sus oídos para oír, a su cerebro para pensar, a su corazón para entender, a sus piernas y pies para caminar, a sus manos para trabajar, y así sucesivamente. Todos los instintos que Dios le concedió al hombre para que pudiera aceptar Su provisión, permanecen inalterados. Las facultades por medio de las cuales el hombre coopera con Dios no han cambiado, ni ha cambiado la facultad del ser humano para llevar a cabo la tarea de un ser creado, ni las necesidades espirituales de la humanidad, ni su deseo de encontrar sus orígenes, ni su anhelo de ser salvada por el Creador. Estas son las circunstancias actuales de la humanidad, que vive bajo la autoridad de Dios, y que ha resistido a la sangrienta destrucción forjada por Satanás. Aunque haya estado sujeta a su opresión y ya no sea el Adán y la Eva del principio de la creación, en lugar de estar llena de cosas que son antagonistas de Dios, como el conocimiento, la imaginación, las ideas, etc., y del carácter satánico corrupto, a los ojos de Dios sigue siendo la misma humanidad que Él creó. Sigue gobernada y organizada por Dios, y vive dentro del curso establecido por Él. Por tanto, a los ojos de Dios, la humanidad, que ha sido corrompida por Satanás, está simplemente cubierta de suciedad, con un estómago que ruge, con reacciones un tanto lentas, una memoria no tan buena como solía ser, y ligeramente mayor. Sin embargo, las funciones e instintos del hombre no han sufrido daño alguno. Esta es la humanidad que Dios pretende salvar. Siempre que esta humanidad oiga la llamada del Creador, escuche Su voz, se levante y corra a localizar la fuente de esa voz. Mientras esta humanidad vea la figura del Creador y deje de prestar atención a todo lo demás, lo dejará todo para dedicarse a Dios, y hasta entregará su vida por Él. Cuando el corazón de la humanidad entienda las palabras sinceras del Creador, rechazará a Satanás y vendrá a Su lado; cuando la humanidad haya limpiado completamente la suciedad de su cuerpo, y haya recibido una vez más la provisión y la alimentación del Creador, su memoria será restaurada, y en ese momento habrá vuelto verdaderamente al dominio del Creador.

14 de diciembre de 2013

Las citas de la Biblia en este artículo han sido traducidas de AKJV.

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