Dios mismo, el único VI

La santidad de Dios (III) Parte 3

Sé que muchos esperan ahora que Yo diga qué es con exactitud la santidad de Dios, pero cuando hablo de ella, primero hablaré de las obras de Dios. Todos deberéis escuchar con atención, y después os preguntaré qué es exactamente Su santidad. No os lo diré de un modo directo, sino que os dejaré averiguarlo, os daré espacio para ello. ¿Qué os parece este método? (Es bueno). Escuchad, pues, con cuidado.

Siempre que Satanás corrompe al hombre o se implica en un daño desenfrenado, Dios no está por ahí ocioso ni tampoco se echa a un lado, ni hace la vista gorda con aquellos que Él ha elegido. A Dios le queda muy claro todo lo que Satanás hace, y lo entiende perfectamente. Independientemente de lo que sea, de la corriente que provoque su acción, Dios sabe todo lo que él está intentando hacer y no abandona a Sus elegidos. En cambio, sin llamar la atención, en secreto, silenciosamente, Dios hace todo lo necesario. Cuando Él empieza a obrar en alguien, cuando ha escogido a alguien, no se lo proclama a nadie ni tampoco a Satanás, y mucho menos hace gestos grandilocuentes. Él hace lo necesario muy calladito y de forma muy natural. En primer lugar, selecciona una familia para ti; el tipo de antecedentes familiares, quiénes son tus padres, tus ancestros, todo esto ya fue decidido por Dios. En otras palabras, nada de esto fue impulso de las decisiones momentáneas que Él hizo, sino más bien una obra que se inició hace mucho. Una vez que Dios ha escogido una familia para ti, también elige la fecha en la que nacerás. Luego Dios te observa mientras naces, llorando, y llegas al mundo, contempla tu nacimiento, te ve cuando pronuncias tus primeras palabras, cuando tropiezas y das tus primeros pasos, aprendiendo a caminar. Primero das un paso, y después otro… ahora puedes correr, saltar, hablar, expresar tus sentimientos. Durante ese tiempo, a medida que el hombre crece, la mirada de Satanás está fijada en cada uno de ellos, como el tigre que observa detenidamente a su presa. Sin embargo, al hacer Su obra, Dios nunca ha sufrido ninguna de las limitaciones de las personas, sucesos o cosas, de espacio ni de tiempo; hace lo que debería y lo que debe. En el proceso de maduración, tal vez te encuentres con muchas cosas que no te gustan, enfermedades y frustraciones. Sin embargo, al caminar por este camino, tu vida y tu futuro están estrictamente bajo el cuidado de Dios. Él te proporciona una garantía genuina que te durará toda la vida, Él está justo a tu lado, protegiéndote y cuidándote. Tú, sin saberlo, vas creciendo. Empiezas a entrar en contacto con las cosas nuevas y empiezas a conocer este mundo y a esta humanidad. Todo es fresco y nuevo para ti. Te gusta hacer tus cosas y aquello que te parece bien. Vives en tu propia humanidad, en tu propio espacio vital y no tienes ni la más mínima percepción sobre la existencia de Dios. Sin embargo, Él te observa en cada paso del camino mientras maduras, y te observa en cada zancada que das hacia adelante. Incluso cuando estás aprendiendo conocimiento o estudiando la ciencia, Dios no se ha apartado de tu lado ni un solo paso. En esto eres exactamente igual a otras personas, en el transcurso de conocer y entrar en contacto con el mundo, has establecido tus propios ideales, tienes tus propios hobbies, tus propios intereses y albergas nobles ambiciones. Con frecuencia meditas en tu propio futuro, maquinando a menudo el bosquejo de cómo debería verse tu futuro. Pero, independientemente de lo que suceda a lo largo del camino, Dios lo ve todo con ojos claros. Tal vez tú mismo hayas olvidado tu propio pasado, pero para Dios, no hay quien pueda entenderte mejor que Él. Vives bajo los ojos de Dios, creciendo, madurando. Durante este periodo, la tarea más importante de Dios es algo que nadie puede percibir jamás, algo que nadie sabe. Ciertamente, Dios no se lo cuenta a la gente. Por tanto, ¿qué es esto tan crucial? Se puede afirmar que es una garantía de que Dios salvará a la persona. Esto significa que Dios quiere salvarla, así que debe hacerlo y esta tarea es vitalmente importante tanto para el hombre como para Dios. ¿Sabéis esto? Parecería que no tuvierais ningún sentimiento al respecto ni ningún concepto de ello, así que os lo diré. Desde el momento en que naciste, hasta ahora, Dios ha llevado a cabo mucha obra en ti, pero no te lo dijo cada vez que hizo algo. No debías saberlo, por tanto, no se te dijo, ¿comprendes? (Sí). Para el hombre, todo lo que Él hace es importante. Para Dios, es algo que debe hacer. Pero en Su corazón hay algo importante que necesita hacer y que sobrepasa por mucho a cualquiera de estas cosas. ¿Qué es esto? Pues es que, desde el momento en que nació hasta ahora, Dios debe garantizar la seguridad de cada uno de ellos. Vosotros podéis sentiros como si no entendierais por completo, diciendo “¿Es esta seguridad tan importante?”. ¿Cuál es, pues, el significado literal de “seguridad”? Tal vez entendáis que significa paz o que nunca experimentaréis desastre o calamidad, que viviréis bien, que llevaréis una vida normal. Pero en vuestro corazón debéis saber que no es tan simple. ¿Qué es esto de lo que os he estado hablando, que Dios tiene que hacer? ¿Qué significa para Dios? ¿Es realmente una garantía de vuestra seguridad? ¿Como ahora mismo? No. Entonces, ¿qué es esto que Dios hace? Esta seguridad significa no ser devorado por Satanás. ¿Es esto importante? No eres devorado por Satanás, ¿concierte, pues, esto a tu seguridad o no? Esto tiene que ver con tu seguridad personal, y no puede haber nada más importante. Una vez que has sido devorado por Satanás, ni tu alma ni tu carne le pertenece ya a Dios. Él ya no te salvará. Abandonará a este tipo de almas y a personas así. Por tanto, afirmo que lo más importante que Dios tiene que hacer es garantizar tu seguridad y que no serás devorado por Satanás. Esto es muy importante, ¿no es así? ¿Por qué no podéis, pues, responder? ¡Parecería que no podéis sentir la gran bondad de Dios!

Dios hace mucho más aparte de garantizar la seguridad de las personas, garantizando que no serán devorados por Satanás; asimismo, realizar mucho trabajo de preparación para escoger a alguien y salvarle. En primer lugar, qué tipo de carácter tienes, en qué clase de familia nacerás, quiénes serán tus padres, cuántos hermanos y hermanas tendrás, cuáles serán la situación y el estatus económico de tu familia, cuáles son sus condiciones, Dios ha dispuesto minuciosamente todo esto para ti. ¿Sabéis en qué tipo de familia nacen en su mayoría los elegidos de Dios, en lo que respecta a la mayoría de la gente? ¿Son familias prominentes? Quizás algunas lo sean. No podemos afirmar con seguridad que no haya ninguna así, pero son muy pocas. ¿Son estas familias de excepcional riqueza como los billonarios o los multimillonarios? Casi nunca son esta clase de familia. Entonces, ¿qué clase de familia dispone Dios la mayoría de las veces para las personas? (Familias corrientes). ¿Y qué familias son estas? En su mayoría son familias de obreros y agricultores. Los trabajadores confían en su salario para vivir y pueden permitirse las necesidades básicas. No permitirán que te marches hambriento en ningún caso, pero no puedes esperar que suplan todas tus necesidades materiales. Los agricultores cuentan con plantar cosechas para alimentarse, tienen grano para comer y, pase lo que pase, no te irás con hambre, pero no puedes tener ropa muy bonita. Y también hay algunas familias que están metidas en negocios o que dirigen pequeños comercios, y algunas en las que los padres son intelectuales y, estas también pueden ser contadas como familias ordinarias. Además, hay algunos padres que son trabajadores de oficina u oficiales menores del gobierno como mucho, que tampoco pueden contarse como familias destacadas. La mayoría de las personas han nacido en familias corrientes, y todo esto lo ha dispuesto Dios. Con esto quiero decir que, lo primero de todo, este entorno en el que vives no es la familia de medios sustanciales que tú imaginas, sino más bien la familia que Dios ha decidido para ti, y la mayoría de las personas vivirán dentro de los límites de este tipo de familia; no explicaremos aquí las excepciones. ¿Qué hay, pues, del estatus social? Las condiciones económicas de la mayoría de los padres son promedias y no poseen un alto estatus social, para ellos, basta con tener un trabajo. ¿Son alguno de ellos gobernadores? ¿Presidentes? (No). Como mucho, son personas como directores de pequeños negocios o jefes de poca monta, todos con un estatus social mediano, todos viviendo con unas condiciones económicas promedias. Otro factor es el entorno de la vida familiar. Primero que nada, no hay padres que pudieran tener una clara influencia sobre sus hijos con respecto a caminar por la senda de la adivinación y de los videntes; estos también son muy pocos. La mayoría de los progenitores son bastante normales y son similares a vosotros. Dios establece este tipo de entorno para las personas en el mismo momento de escogerlas, y es grandemente beneficioso para Su obra de salvar a las personas. Desde afuera, parece que Dios no haya hecho nada trascendental para el hombre; lo hace todo en secreto, con humildad y en silencio. Sin embargo, en realidad, todo lo que Dios hace tiene como objetivo echar el fundamento para tu salvación, para preparar el camino que tienes por delante y adecuar todas las condiciones necesarias para tu salvación. Enseguida, en el momento especificado para cada persona, Dios los lleva de nuevo ante Él; cuando llegue la hora para que oigas Su voz, ese es el momento de venir delante de Él. Cuando esto ocurre, algunos ya se han convertido en padres mientras que otros son tan sólo hijos de alguien. En otras palabras, algunas personas se han casado y han tenido hijos, mientras que otros siguen solteros sin haber iniciado todavía su propia familia. Pero independientemente de las situaciones personales, Dios siempre ha establecido los momentos en que serás escogido y cuándo te alcanzarán Su evangelio y Sus palabras. Dios ha dispuesto las circunstancias, ha decidido respecto a cierta persona o contexto a través del cual se te transmitirá el evangelio, para que puedas escuchar Sus palabras. Él ya ha preparado para ti todas las condiciones necesarias para que, sin saberlo, vengas delante de Él y regreses a Su familia. Sin percatarte de ello, también sigues a Dios y entras en Su obra que se realiza paso a paso, ingresando en la forma de obrar que Él ha preparado para ti y que se desarrolla dando un paso tras otro. Lo minimísimo de todo lo que Dios hace y le da al hombre en ese momento es, principalmente, el cuidado y la protección de los que el hombre disfruta, y esto es ciertamente real. ¿Qué tipos de maneras usa, pues, Dios? Él presenta a diversas personas, eventos y cosas para que el hombre pueda ver Su existencia y Sus hechos en medio de ellos. Por ejemplo, algunos creen en Dios, porque alguien está enfermo en su familia y dicen: “En mi familia hay alguien enfermo, ¿qué puedo hacer?”. Unos les dirán: “¡Cree en Jesús!”. Y ellos empiezan a creer en Dios, y esta creencia se ha producido a causa de la situación. ¿Quién la dispuso? (Dios). Por medio de esta circunstancia, acuden a Dios. Hay algunas familias así, en las que todos son creyentes, jóvenes y ancianos, mientras que en otras la fe es algo individual. Y tú me preguntarás ¿qué obtiene el creyente de Dios? Al parecer, la enfermedad es algo que ocurre, pero en realidad es una condición que Dios permite para que él venga ante Él; esta es la bondad de Dios. Por ser dura la vida familiar de algunas personas y por no poder hallar paz, se produce una oportunidad casual en la que alguien transmitirá el evangelio y le dirá: “Tu familia lo tiene difícil. Crees en Jesús. Crees en Él y tendrás paz”. Inconscientemente, esta persona llega a creer en Dios bajo circunstancias muy naturales; ¿no es esto, pues, un tipo de condición? (Sí). Y el que su familia no esté en paz, ¿no es una gracia que le ha sido concedida a él por Dios? (Sí). Entonces hay algunos que creerán en Dios por otras razones; no obstante, no importa qué razón te haga creer en Él, en realidad ha sido Él quien lo ha dispuesto y guiado todo, sin lugar a dudas. Al principio, Dios utilizó diversos medios para escogerte y llevarte a Su familia. Esto es lo primero que hace y es una gracia que le concede a todas y cada una de las personas.

Ahora bien, con la obra de Dios en los últimos días, Él ya no sólo otorga gracia y bendiciones al hombre como lo hizo en el principio, y tampoco persuade a las personas para que sigan adelante; esto se debe al fundamento de la obra en la Era de Gracia. Durante la obra de estos últimos días, ¿qué ha visto el hombre de todos los aspectos de la obra de Dios que han experimentado? No sólo han contemplado el amor de Dios, sino también Su juicio y Su castigo. En ese momento, Dios, además, provee, respalda, esclarece y guía al hombre, para que poco a poco lleguen a conocer Sus intenciones, las palabras que pronuncia y la verdad que Él confiere al hombre. Cuando el hombre es débil, cuando los seres humanos están desanimados y no tienen dónde acudir, Dios usará Sus palabras para consolarlos, aconsejarlos y alentarlos, de manera que el hombre de pequeña estatura pueda encontrar su fuerza progresivamente, levantarse en positividad y estar dispuesto a colaborar con Dios. Sin embargo, cuando el hombre le desobedece o se resiste a Él, o cuando revela su propia corrupción y se opone a Él, Dios no mostrará misericordia alguna al castigarlo y disciplinarlo. No obstante, Dios mostrará tolerancia y paciencia hacia la necedad, la ignorancia, la debilidad y la inmadurez del hombre. De esta forma, a través de toda la obra que Dios hace por el hombre, este madura y crece poco a poco, y llega a conocer las intenciones de Dios, a conocer alguna verdad, a saber cuáles son las cosas positivas y cuáles las negativas, a saber qué es el mal y la oscuridad. Dios no siempre castiga y disciplina al ser humano ni tampoco muestra siempre tolerancia y paciencia. Más bien provee para cada persona de formas distintas, en sus etapas diferentes, y según su estatura y su calibre diferentes. Hace muchas cosas por el hombre y a un precio elevado; el hombre no percibe nada de este costo ni de las cosas que Dios hace, aunque todo lo que Él lleva a cabo se realiza de hecho en cada persona individual. El amor divino es real: por medio de la gracia de Dios, el hombre evita un desastre tras otro; sin embargo, hacia las debilidades del hombre Él muestra Su tolerancia una vez tras otra. El juicio y el castigo divino permiten que las personas lleguen a conocer gradualmente la corrupción de la humanidad y su esencia satánica corrupta. Lo que Dios provee, Su esclarecimiento y Su guía del hombre, todo permite que el ser humano conozca más y más la esencia de la verdad y que sepa cada vez más lo que el hombre necesita, qué camino deberían tomar, para qué deberían vivir, el valor y el significado de su vida y cómo recorrer la senda que tienen por delante. Todas estas cosas que Dios hace son inseparables de Su único propósito original. ¿Cuál es, pues, este propósito? ¿Lo sabéis? ¿Por qué usa Dios estas formas de llevar a cabo Su obra sobre el hombre? ¿Qué resultado quiere Él lograr? En otras palabras, ¿qué quiere Él ver en el ser humano y conseguir de él? Lo que Dios quiere ver es que el corazón del hombre pueda revivir. En otras palabras, esos caminos que Él usa para obrar sobre el ser humano son para despertar de forma continua el corazón del hombre, su espíritu, haciéndole saber de dónde viene, quién lo está guiando, respaldando, proveyendo para él y quién ha permitido que viva hasta ahora; para dejar que el hombre sepa quién es el Creador, a quién deberían adorar, por qué tipo de senda deberían caminar y de qué manera deberían venir delante de Dios; son usados para revivir poco a poco el corazón del hombre para que este conozca el corazón de Dios, lo entienda y comprenda el gran cuidado y pensamiento que hay detrás de Su obra para salvarle. Cuando el corazón del hombre ha revivido, ya no desea vivir la vida de un carácter degenerado y corrupto, sino que quiere buscar la verdad en la satisfacción de Dios. Cuando el corazón del hombre ha despertado, entonces es capaz de llevar a cabo una ruptura limpia con Satanás, para no ser ya más perjudicado por este ni controlado, ni engañado. En su lugar, el hombre puede colaborar en la obra de Dios y en Sus palabras de un modo positivo para satisfacer el corazón de Dios, consiguiendo así temerle a Dios y apartarse del mal. Este es el propósito original de Su obra.

Hablar sobre la maldad de Satanás justo ahora ha hecho que todos sientan como si las personas vivieran tan infelices y que la vida del hombre está acosada por el infortunio. ¿Pero cómo os sentís ahora que he hablado sobre la santidad de Dios y la obra que Él realiza en el hombre? (Muy felices). Podemos ver ahora que todo lo que Dios hace, todo lo que Él dispone con minuciosidad para el ser humano es inmaculado. Todo lo que Dios hace es sin error, y esto significa que es impecable, que no necesita que nadie le corrija, le aconseje ni realice cambio alguno. Todo lo que Dios hace por cada individuo supera cualquier duda; Él conduce a todos de la mano, te cuida en cada momento y jamás ha abandonado tu lado. A medida que las personas crecen en este tipo de entorno y con esta clase de antecedentes, ¿podríamos decir que, en realidad, los seres humanos crecen en la palma de la mano de Dios? (Sí). Bueno, ¿seguís sintiendo aún una sensación de pérdida? (No). ¿Se siente alguien abatido? (No). ¿Siente alguien, pues, que Dios ha abandonado a la humanidad? (No). ¿Qué ha hecho Dios entonces? (Él protege a la humanidad). El gran pensamiento y cuidado detrás de todo lo que Dios hace está más allá de todo cuestionamiento. Y, lo que es más, mientras Dios lleva a cabo esta obra, Él nunca ha puesto condición ni requerimiento alguno a cualquiera de vosotros para que sepáis el precio que Él paga por vosotros, por tanto, sentíos profundamente agradecidos a Él. ¿Ha hecho Dios algo parecido antes? (No). A lo largo de vuestra larga vida, básicamente todo individuo se ha encontrado con muchas situaciones peligrosas y ha pasado por muchas tentaciones. Esto se debe a que Satanás está justo a tu lado, con los ojos fijos en ti constantemente. Le encanta cuando el desastre te golpea, cuando las calamidades caen sobre ti, cuando nada va bien para ti y cuando estás atrapado en su red. En cuanto a Dios, te está protegiendo constantemente, evitándote una desdicha tras otra y un desastre tras otro. Por esto afirmo que todo lo que el hombre tiene —paz, gozo, bendiciones y seguridad personal— está, en realidad, bajo el control de Dios y Él guía y decide la vida y el destino de cada individuo. ¿Pero tiene Dios una noción inflada de Su posición, como dicen muchos? ¿Diciéndote que “Yo soy el mayor de todos, soy Yo quien me ocupo de vosotros, y todos vosotros tenéis que suplicarme misericordia; la desobediencia se castigará con la muerte”? ¿Ha amenazado Dios alguna vez así a la humanidad? (No). ¿Ha afirmado alguna vez, “La humanidad está corrompida y por ello no importa cómo la trate ni el trato arbitrario que le proporcione; no necesito arreglar las cosas lindamente para ellos”? ¿Piensa Dios así? (No). ¿Ha actuado Dios de este modo? (No). Por el contrario, el trato que Dios da a todas y cada una de las personas es sincero y responsable, más responsable incluso de lo que tú eres contigo mismo. ¿No es esto así? Dios no habla inútilmente ni está en lo alto, dándose aires ni tampoco se conforma con engañar a la gente. En vez de ello, Él está haciendo con sinceridad y en silencio las cosas que Él mismo necesita realizar. Esas cosas producen bendiciones, paz y gozo al hombre; lo conducen de un modo apacible y feliz ante la vista de Dios y a Su familia, y le proporcionan la razón, el pensamiento, el juicio y la estructura de mente correctos y necesarios para presentarse delante de Dios y recibir Su salvación. ¿Ha sido, pues, Dios un hipócrita con el hombre en Su obra? (No). ¿Ha mostrado Él alguna vez bondad falsa, aplacando al hombre con unos cuantos cumplidos, y después le ha vuelto la espalda? (No). ¿Ha afirmado Dios alguna vez una cosa y después ha hecho otra? (No). ¿Ha hecho Dios alguna vez promesas vacías y se ha jactado, diciéndote que puede hacer esto para ti o ayudar a hacer esto otro para ti, y después desaparece? (No). En Dios no hay astucia ni falsedad. Él es fiel y todo lo que hace es verdadero y real. Él es el único con el que las personas pueden contar y a quien pueden confiar su vida y todo lo que tienen. Como no hay picardía en Él, ¿podríamos afirmar que Dios es el más sincero? (Sí). Por supuesto que sí, ¿verdad? Aunque, hablando ahora de esta palabra, cuando se aplica a Dios resulta demasiado débil, demasiado humanizado, no hay nada que podamos hacer al respecto ya que estos son los límites del lenguaje humano. Es ligeramente inadecuado definir a Dios aquí como sincero, sin embargo, usaremos esta palabra por el momento. Dios es fiel y sincero, ¿verdad? (Sí). Entonces, ¿qué queremos decir cuando hablamos de estos aspectos? ¿Acaso nos estamos refiriendo a las diferencias entre Dios y el hombre y a las discrepancias entre Dios y Satanás? Podemos afirmarlo, porque el hombre no puede ver rastro alguno del carácter corrupto de Satanás en Dios. ¿Estoy en lo cierto cuando digo esto? ¿Alguien me puede dar un Amén por esto? (¡Amén!). No vemos ninguna maldad de Satanás revelada en Dios. Todo lo que Él hace y revela es totalmente beneficioso y útil para el hombre y se hace totalmente para proveer al hombre, está lleno de vida y le proporciona una senda que seguir y una dirección que tomar. Dios no es corrupto y, además, considerando ahora todo lo que Él hace, ¿podemos afirmar que Dios es santo? (Sí). Como Dios no tiene nada de la corrupción de la humanidad y ni por asomo cuenta con algo que se le parezca al carácter corrupto de los hombres ni a la esencia de Satanás, desde este punto de vista podemos declarar que Él es santo. Dios no revela corrupción alguna, y la revelación de Su propia esencia en Su obra es toda la confirmación que necesitamos de que Dios mismo es santo. ¿Lo veis ahora? Con esto quiero decir que, por ahora, conocer la esencia santa de Dios nos permite considerar estos dos aspectos: 1) No hay carácter corrupto en Dios; 2) la esencia de la obra de Dios en el hombre le permite a este ver la propia esencia de Dios, y esta es enteramente positiva y real a la vez. Porque, ¿cuáles son las cosas que cada manera de obrar de Dios trae al hombre? Todas son cosas positivas, son amor, verdad y realidad. En primer lugar, Dios le exige al hombre que sea honesto; ¿no es esto positivo? Dios le da sabiduría al hombre; ¿no es esto positivo? Dios capacita al hombre para discernir entre el bien y el mal; ¿no es esto positivo? Permite que el hombre entienda el significado y el valor de la vida humana; ¿no es esto positivo? Le permite al hombre ver a través de la esencia de las personas, de los eventos y de las cosas de acuerdo con la verdad; ¿no es esto positivo? (Sí). Y el resultado de todo esto es que el hombre deja de ser engañado, dañado o controlado por Satanás. En otras palabras, permiten que las personas se liberen por completo de la corrupción de Satanás y que, por tanto, caminen poco a poco por la senda del temor de Dios y de apartarse del mal. ¿Hasta dónde habéis llegado ya por esta senda? Resulta difícil de decir, ¿verdad? Sin embargo, como mínimo, ¿poseéis ahora un entendimiento inicial de cómo corrompe Satanás al hombre, qué cosas son malas y cuáles son negativas? (Sí). Con esta primera comprensión, al menos estáis ahora caminando por el camino correcto, habéis empezado a conocer la verdad, a ver la luz de la vida y, por tanto, vuestra fe en Dios es mayor.

Ahora terminaremos hablando sobre la santidad de Dios, por tanto, ¿quién de entre vosotros, de todo lo que habéis oído y recibido, puede decir qué es la santidad de Dios? ¿A qué se refiere la santidad de Dios de la que hablo? Pensad por un segundo. ¿Qué es la santidad de Dios? ¿Es la veracidad de Dios Su santidad? (Sí). ¿Es la fidelidad de Dios Su santidad? (Sí). ¿Es la generosidad de Dios Su santidad? (Sí). ¿Es la humildad de Dios Su santidad? (Sí). ¿Es el amor de Dios por el hombre Su santidad? (Sí). Dios le concede al hombre, gratuitamente, verdad y vida; ¿es esta Su santidad? (Sí). Todo esto que Dios revela es único; no existe en la humanidad corrupta ni se puede ver allí. Ni durante el proceso de la corrupción del hombre por parte de Satanás ni en el carácter corrupto de Satanás, ni en su esencia o en su naturaleza se puede ver el menor rastro de ello. Por tanto, todo lo que Dios es y tiene es único y sólo Él mismo posee y cuenta con ese tipo de esencia. Como hasta ahora hemos venido explicando esto, ¿alguno de vosotros ha visto a alguien así de santo en la humanidad? (No). ¿Hay alguien, pues, así de santo entre las personas famosas, entre los importantes y los ídolos que adoráis en la humanidad? (No). Sólo podemos decir ahora que Dios es el único santo en verdad, que Su santidad es exclusiva y que solamente Él puede encarnar esto en nombre y en verdad. Además, también hay un lado práctico. ¿Existe alguna discrepancia entre la santidad de la que hablo ahora y la santidad en que vosotros pensabais e imaginabais? (Sí). Entonces, ¿cómo es de grande esta discrepancia? (¡Muy grande!). Usando vuestras propias palabras, ¿a qué suelen referirse las personas a menudo cuando hablan de santidad? (Cierta conducta externa). Comportamiento o, cuando describen algo y afirman que es santo. ¿Es, pues, esta descripción de la “santidad” una teoría? Es tan sólo algo que parece limpio y bonito, que las personas consideran bueno o que les suena bien, pero sin sustancia real de santidad. No hay nada real en lo que las personas imaginan que es la santidad. Aparte de esto, ¿a qué se refiere exactamente esa “santidad” en que las personas piensan? ¿Es lo que imaginan o como ellas la juzgan? Por ejemplo, algunos budistas mueren mientras practican, fallecen mientras están ahí sentados y dormidos. Algunas personas dicen que se han vuelto santos y volado al cielo. Eso también es un tipo de imaginación. Y también hay algunos que piensan que el que hadas floten desde los cielos es santo. Hay también quien piensa que no casarse nunca, comer y vestir pobremente y sufrir toda la vida es santo. En realidad, el concepto que las personas tienen del término “santo” siempre ha sido una mera especie de imaginación hueca y una teoría fundamentalmente sin sustancia real alguna y que, además, no tiene nada que ver con la esencia de la santidad. La esencia de la santidad es el verdadero amor, pero más aún, es la esencia de la verdad, la justicia y la luz. La palabra “santo” sólo es adecuada cuando se aplica a Dios; nada en la creación puede ser merecedor de llevar este calificativo. El hombre debe entender esto. No conocer lo que es la verdadera santidad es no conocer a Dios. Sólo Él es santo, y esta es una verdad incontrovertible.

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