Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra

Parte 5

El destino de las personas lo decide su actitud hacia Dios

Dios es un Dios vivo, y así como las personas se comportan de forma diferente en distintas situaciones, Su actitud hacia estos comportamientos difiere, porque Él no es un muñeco ni un soplo de aire vacío. Llegar a conocer la actitud de Dios es una búsqueda valiosa para la humanidad. Las personas deberían aprender que, al conocer Su actitud, pueden poco a poco alcanzar el conocimiento de Su carácter y llegar a entender Su corazón. Cuando llegues gradualmente a entender el corazón de Dios, no sentirás que temerle y apartarte del mal sea algo tan difícil de lograr. Además, cuando comprendes a Dios, no es tan probable que saques conclusiones sobre Él. Una vez que has dejado de sacar conclusiones sobre Dios, es menos probable que le ofendas, y Él te llevará sin que te des cuenta a obtener un conocimiento de Él. Esto llenará tu corazón de reverencia hacia Dios. Entonces, dejarás de definirlo mediante las doctrinas, letras y teorías que has dominado. En lugar de ello, al buscar constantemente las intenciones de Dios en todas las cosas, te convertirás de forma inconsciente en una persona que es conforme al corazón de Dios.

La obra de Dios es invisible e intocable para los seres humanos, pero en lo que a Él respecta, las acciones de todas y cada una de las personas —además de la actitud que tengan hacia Él— no solo son perceptibles para Dios, sino también visibles para Él. Esto es algo que todos deberían reconocer y tener muy claro. Podrías preguntarte siempre: “¿Sabe Dios lo que estoy haciendo aquí? ¿Sabe lo que estoy pensando justo ahora? Quizás sí, quizás no”. Si adoptas esta clase de punto de vista, y sigues a Dios y crees en Él, pero dudas de Su obra y de Su existencia, tarde o temprano llegará un día en el que despertarás Su ira, porque ya estás balanceándote al borde de un peligroso precipicio. He visto a personas que han creído en Dios durante muchos años; sin embargo, siguen sin haber obtenido la realidad de la verdad, y, mucho menos, han entendido la voluntad de Dios. Estas personas no progresan de modo alguno en su vida y en su estatura, y solo se ciñen a la más superficial de las doctrinas. Esto se debe a que estas personas nunca han tomado la palabra de Dios como la vida misma ni han enfrentado y aceptado Su existencia. ¿Piensas que al contemplar a estas personas Dios se llena de gozo? ¿Son un consuelo para Él? Así pues, el destino de la persona lo decide la manera como cree en Dios. Con respecto a la manera en que las personas buscan y tratan a Dios, sus actitudes son de primordial importancia. No descuides a Dios como si fuese un soplo de aire vacío flotando detrás de tu cabeza; piensa siempre en el Dios en el que crees como en un Dios vivo y real. Él no está ahí arriba en el tercer cielo, sin nada que hacer. Más bien, Él mira constantemente el interior del corazón de cada persona y observa lo que haces, cada pequeña palabra y acción, cómo te comportas y cuál es tu actitud hacia Él. Ya sea que estés dispuesto a entregarte a Él o no, todo tu comportamiento y tus pensamientos e ideas más profundos están al descubierto delante de Dios, y Él los observa. Su opinión y Su actitud hacia ti cambian constantemente según tu comportamiento, tus acciones y tu actitud. Me gustaría dar un consejo a algunas personas: no os pongáis como niños en las manos de Dios, como si Él tuviera que mimaros, como si nunca pudiera dejaros, como si Su actitud hacia vosotros fuera fija y no pudiera cambiar nunca, ¡y Yo os aconsejo que dejéis de soñar! Dios es justo en Su trato hacia todas y cada una de las personas, y Él es sincero al abordar la obra de la conquista y la salvación de las personas. Esta es Su gestión. Él trata a cada persona con seriedad, no como a una mascota con la que se juega. El amor de Dios hacia los seres humanos no es de la clase que mima o consiente; tampoco Su misericordia y tolerancia hacia la humanidad son indulgentes ni desconsideradas. Por el contrario, el amor de Dios hacia la humanidad consiste en apreciar, compadecer y respetar la vida; Su misericordia y tolerancia transmiten las expectativas que Él tiene de ella, y son lo que la humanidad necesita para sobrevivir. Dios está vivo, y en verdad existe; Su actitud hacia la humanidad se basa en principios; no es, en absoluto, un montón de reglas dogmáticas, y puede cambiar. Sus intenciones hacia la humanidad cambian y se transforman gradualmente con el tiempo, dependiendo de las circunstancias que surjan, y acorde a la actitud de todas y cada una de las personas. Así pues, debes saber en tu corazón con toda claridad que la esencia de Dios es inmutable y que Su carácter surgirá en diferentes momentos y en distintos contextos. Podrías pensar que este asunto no es serio, y usar tus propias nociones personales para imaginar cómo debería hacer Dios las cosas. Sin embargo, hay ocasiones en las que la verdad es exactamente lo opuesto a lo que opinas, y, al usar tus propias nociones para tratar de medir a Dios, lo has hecho enojar. Esto se debe a que Él no opera como tú crees que lo hace y Dios no tratará este asunto como tú dices que lo hará. Por tanto, te recuerdo que seas cuidadoso y prudente en tu enfoque hacia todo lo que te rodea, y que aprendas a seguir el principio de andar por el camino de Dios en todas las cosas, que consiste en temer a Dios y apartarte del mal. Debes desarrollar un entendimiento firme respecto a los asuntos de la voluntad de Dios y Su actitud; debes buscar personas ilustradas que te las comuniquen, y buscar con seriedad. No veas al Dios de tu creencia como una marioneta, ni lo juzguéis a voluntad ni lleguéis a conclusiones arbitrarias sobre Él y tratadlo con el respeto que se merece. Mientras Dios te trae la salvación y determina tu desenlace, puede concederte misericordia o tolerancia, juicio y castigo, pero, en cualquier caso, Su actitud hacia ti no es fija. Depende de tu propia actitud hacia Él, así como del entendimiento que tengas de Él. No permitas que un aspecto pasajero de tu conocimiento o de tu entendimiento de Dios lo defina para siempre. No creas en un Dios muerto, sino en el Único vivo. ¡Recuerda esto! Aunque he expuesto algunas verdades aquí —verdades que debíais oír— a la luz de vuestro estado y estatura presentes, de momento no os haré exigencias mayores para no debilitar vuestro entusiasmo. Hacerlo podría llenar vuestro corazón de demasiada desolación y haceros sentir excesivamente decepcionados de Dios. En lugar de ello, espero que podáis usar el amor hacia Dios que tenéis en vuestro corazón y emplear una actitud respetuosa hacia Él cuando caminéis por la senda que tenéis por delante. No improviséis respecto a cómo creer en Dios. Tratadlo como uno de los asuntos más importantes que existen. Ponedlo en vuestro corazón, practicadlo y relacionadlo con la vida real; no lo hagáis solo de labios para afuera, porque es una cuestión de vida o muerte y determinará tu destino. ¡No lo tratéis como una broma o como un juego de niños! Después de compartir estas palabras con vosotros hoy, me pregunto cuánto entendimiento ha cosechado vuestra mente. ¿Deseáis hacer alguna pregunta sobre lo que he dicho aquí hoy?

Aunque estos temas son un tanto nuevos y están algo alejados de vuestras opiniones, de vuestras búsquedas habituales y de aquello a lo que soléis prestar atención, creo que, una vez se os hayan comunicado durante un período de tiempo, desarrollaréis un entendimiento común de todo lo que he dicho aquí. Estos son temas muy nuevos que nunca antes habéis considerado, así que espero que no hagan vuestra carga mayor de ninguna manera. No pronuncio hoy estas palabras para asustaros ni las uso como un medio de tratar con vosotros; más bien, Mi objetivo es ayudaros a entender hechos reales sobre la verdad. Debido a que existe un abismo entre la humanidad y Dios, aunque las personas creen en Él, nunca han entendido a Dios ni han conocido Su actitud. Los seres humanos nunca han sido muy entusiastas en su preocupación por dicha actitud. Más bien, han creído y procedido ciegamente, y han sido descuidados en su conocimiento y entendimiento de Dios. Así pues, me siento obligado a aclararos estos asuntos y a ayudaros a entender exactamente qué clase de Dios es este Dios en el que creéis, además de qué está pensando; cuál es Su actitud al tratar con los diferentes tipos de personas; lo lejos que estáis de cumplir Sus requisitos y cuán grande es la disparidad entre vuestras acciones y el estándar que Él exige. El objetivo de informaros acerca de estas cosas es daros un criterio con el cual evaluaros a vosotros mismos y que sepáis a qué tipo de cosecha os ha llevado el camino en el que estáis, lo que no habéis obtenido a lo largo de este camino, y en qué ámbitos sencillamente no os habéis involucrado. Cuando os comunicáis entre vosotros, soléis hablar sobre unos cuantos temas que se tratan con frecuencia, cuyo alcance es estrecho y cuyo contenido es muy superficial. Existe una distancia, una brecha, entre lo que debatís y las intenciones de Dios, y entre vuestros debates y el alcance y estándar de Sus exigencias. Proceder así a lo largo del tiempo hará que os desviéis cada vez más del camino de Dios. Sólo estáis tomando las declaraciones actuales de Dios y convirtiéndolas en objeto de adoración, y las veis como rituales y reglas. ¡Es lo único que hacéis! En realidad, Dios sencillamente no tiene lugar en vuestro corazón, y nunca lo ha ganado realmente. Algunas personas creen que conocer a Dios es muy difícil, y que esta es la verdad. ¡Es difícil! Si se insta a las personas a cumplir con su deber y a hacer las cosas externamente, y a trabajar duro, entonces pensarán que creer en Dios es muy fácil, porque todas estas cosas están al alcance de las capacidades humanas. Sin embargo, en el momento en el que el tema cambia hacia las intenciones de Dios y Su actitud hacia la humanidad, desde el punto de vista de todos, las cosas se ponen realmente mucho más complicadas. Esto se debe a que esto involucra el entendimiento de la verdad por parte de las personas y su entrada en la realidad, así que ¡por supuesto que habrá cierta dificultad! No obstante, en cuanto cruces la primera puerta y empieces a lograr la entrada, las cosas serán cada vez más fáciles.

El punto de partida para temer a Dios es tratarle como tal

Hace un rato alguien formuló una pregunta: aunque nosotros sabemos más de Dios que Job, ¿cómo es que seguimos sin poder venerarle? Hablamos un poco sobre este asunto con anterioridad, ¿verdad? De hecho, también hemos discutido la esencia de esta pregunta; el hecho de que aunque Job no conocía a Dios entonces, igualmente lo trató como tal, y lo consideró el Señor de los cielos y la tierra y todas las cosas. Job no consideraba a Dios un enemigo, sino que lo adoraba como Creador de todas las cosas. ¿Por qué se resisten tanto a Dios las personas en la actualidad? ¿Por qué son incapaces de venerarle? Una de las razones es que Satanás las ha corrompido profundamente y, con su naturaleza satánica profundamente arraigada, las personas se han convertido en enemigas de Dios. Así pues, aunque crean en Él y lo reconozcan, siguen siendo capaces de resistirse y de oponerse a Él. La naturaleza humana determina esta circunstancia. La otra razón es que, a pesar de que creen en Dios, las personas sencillamente no lo tratan como tal, sino que consideran que Él se opone a la humanidad, lo ven como enemigo y sienten que no pueden reconciliarse con Él. Es así de simple. ¿No fue este el asunto que se abordó en nuestra sesión anterior? Pensad en ello: ¿no es esta la razón? Puede que poseas un cierto conocimiento de Dios, pero ¿qué conlleva exactamente este conocimiento? ¿Acaso no es esto de lo que está hablando todo el mundo? ¿No es lo que Dios te dijo? Tú solo estás familiarizado con los aspectos teóricos y doctrinales, pero ¿alguna vez has apreciado el verdadero rostro de Dios? ¿Tienes un conocimiento subjetivo? ¿Tienes conocimiento y experiencia prácticos? Si Dios no te lo hubiera dicho, ¿lo habrías sabido? Tu conocimiento teórico no representa el verdadero conocimiento. En pocas palabras, no importa lo mucho que sepas o cómo llegaste a saberlo, hasta que alcances un entendimiento real de Dios, Él será tu enemigo, y mientras no empieces a tratarlo de verdad como Dios, Él se opondrá a ti, porque eres una encarnación de Satanás.

Cuando estás con Cristo, quizás puedas servirle tres comidas al día o hacerle un té y atender Sus necesidades vitales; dará la impresión de que has tratado a Cristo como Dios. Cuando ocurre algo, los puntos de vista de las personas siempre son contrarios a los de Dios y estas son siempre incapaces de entender y aceptar el punto de vista de Dios. Aunque pueden llevarse bien con Él en lo superficial, esto no significa que sean compatibles con Él. En cuanto ocurre algo, emerge la verdad de la desobediencia de la humanidad, y así se confirma la hostilidad existente entre los humanos y Dios. Esta hostilidad no consiste en que Dios se oponga a los seres humanos o que quiera ser hostil hacia ellos; tampoco es que los ponga en oposición a Él y luego los trate en consecuencia. Más bien, es un caso en el que esta esencia contraria a Dios acecha en la voluntad subjetiva de los seres humanos y en su mente subconsciente. Ya que las personas consideran todo lo que viene de Dios como objetos a ser investigados por ellos, su respuesta a lo que procede de Él y hacia todo lo que Él implica consiste, sobre todo, en suponer, dudar y adoptar enseguida una actitud que entra en conflicto con Dios y se opone a Él. Poco después, trasladan un estado de ánimo negativo a los debates o luchas con Dios, y llegan al punto incluso de dudar si merece la pena seguir a un Dios así. A pesar de que su racionalidad les diga que no deberían proceder de esa manera, aun así escogerán hacerlo sin poder evitarlo, tanto, que continuarán hasta el final sin titubear. Por ejemplo, ¿cuál es la primera reacción que tienen algunas personas cuando oyen algún rumor o comentario difamatorio sobre Dios? Su primera reacción es preguntarse si esos rumores son ciertos o no y si existen o no, para luego adoptar una actitud de “esperar y ver”. Después empiezan a pensar: “No hay forma de verificar esto. ¿En verdad sucedió? ¿Es este rumor cierto o no?”. Aunque estas personas no lo están demostrando en apariencia, en su corazón ya han empezado a dudar y a negar a Dios. ¿Cuál es la esencia de esta clase de actitud y de este tipo de punto de vista? ¿Acaso no es la traición? Hasta que no se enfrentan con el asunto no puedes ver cuáles son las opiniones de estas personas; no parecen estar en conflicto con Dios y parece que no lo consideran un enemigo. Sin embargo, tan pronto como se enfrentan a un problema, se ponen de inmediato de parte de Satanás y se oponen a Dios. ¿Qué indica esto? ¡Señala que los humanos y Dios están en oposición! No es que Él considere a la humanidad Su enemiga, sino que la propia esencia de esta es hostil hacia Dios. Independientemente de cuánto tiempo haya seguido alguien a Dios o del precio que haya pagado, de cómo le alabe, de cómo evite resistirse a Él, de cuán afanosamente se inste a sí mismo a amarle, esa persona nunca logra tratar a Dios como tal. ¿No está esto determinado por la esencia de las personas? Si le tratas como Dios y crees sinceramente que lo es, ¿puedes seguir teniendo dudas sobre Él? ¿Puede tu corazón seguir albergando interrogantes relativos a Él? Ya no, ¿verdad? Las tendencias de este mundo son sumamente malvadas y esta raza humana también lo es. Entonces, ¿cómo podrías no tener ninguna noción sobre ellas? ¡Tú mismo eres sumamente malvado! Entonces, ¿cómo es que no tienes una noción al respecto? Sin embargo, unos cuantos rumores, un poco de difamación, pueden producir nociones enormes sobre Dios y llevar a que imagines muchas cosas, ¡lo que demuestra cuán inmadura es tu estatura! El simple “zumbido” de unos cuantos mosquitos y unas cuantas moscas repulsivas, ¿es suficiente para engañarte? ¿Qué clase de persona es esa? ¿Sabes lo que Dios piensa sobre tales personas? La actitud de Dios es, de hecho, muy clara respecto a Su forma de tratarlas: sencillamente les da la espalda. Su actitud consiste en no prestarles atención y en no tomar en serio a estas personas ignorantes. ¿Por qué? Porque en Su corazón Él nunca planeó ganar a estos que han prometido ser hostiles hacia Él hasta el final y que nunca han planeado buscar el camino de ser compatibles con Él. Estas palabras que he pronunciado tal vez hieran a algunos. Bien. ¿Estáis dispuestos a permitirme heriros siempre así? Independientemente de que lo estéis o no, ¡todo lo que digo es la verdad! Si siempre os hiero así y expongo vuestras cicatrices, ¿afectará eso la imagen elevada de Dios que albergáis en vuestro corazón? (No lo hará). Estoy de acuerdo en que no lo hará, porque simplemente no hay un Dios en vuestro corazón. El Dios elevado que habita en vuestro corazón —al que defendéis y protegéis fervientemente— simplemente no es Dios. Es, más bien, un producto de la imaginación humana; simplemente no existe. Por tanto, es mucho mejor que exponga la respuesta a este acertijo. ¿No pone esto toda la verdad al descubierto? El Dios real no es el que los seres humanos imaginan. Espero que todos podáis enfrentar esta realidad; os ayudará en vuestro conocimiento de Dios.

Esas personas a las que Dios no reconoce

Hay algunas personas cuya fe nunca ha sido reconocida en el corazón de Dios. En otras palabras, Él no las reconoce como seguidores suyos porque no elogia sus creencias. En el caso de estas personas, independientemente de cuántos años hayan seguido a Dios, sus ideas y puntos de vista nunca han cambiado. Son como los incrédulos, que se apegan a los principios, las maneras de hacer las cosas, las leyes de supervivencia y la fe de los incrédulos. Nunca han aceptado la palabra de Dios como su vida ni han creído que Su palabra sea la verdad ni han tenido la intención de aceptar Su salvación y nunca lo han reconocido como su Dios. Consideran que creer en Dios es una especie de pasatiempo de aficionado y tratan a Dios como un mero sustento espiritual, por lo que no piensan que merezca la pena probar y entender Su carácter o Su esencia. Se podría decir que nada de lo que corresponde al Dios verdadero tiene que ver con estas personas; no están interesadas ni se molestan en prestar atención. Esto se debe a que, en lo profundo de su corazón, una voz intensa les dice siempre: “Dios es invisible e intocable, y no existe”. Creen que intentar entender a esta clase de Dios no merece sus esfuerzos, y que, si lo hacen, se engañarían a sí mismos. Creen que al reconocer a Dios solamente de palabra, sin adoptar ninguna postura real y sin emprender una acción real, están siendo muy listos. ¿Cómo ve Dios a estas personas? Las ve como incrédulas. Algunos preguntan: “¿Pueden leer los incrédulos la palabra de Dios? ¿Pueden cumplir con sus deberes? ¿Pueden pronunciar las palabras ‘Viviré para Dios’?”. Lo que los seres humanos ven con frecuencia son lo que demuestran las personas en un nivel superficial; no ven su esencia. Sin embargo, Dios no mira estas demostraciones superficiales; Él sólo ve su esencia interior. Así pues, esta es la clase de actitud y definición que Dios tiene hacia estas personas, las cuales dicen: “¿Por qué hace Dios esto? ¿Por qué hace Dios aquello? No puedo entender esto. No puedo entender aquello. Esto no se ajusta a las nociones humanas. Debes explicarme…”. Como respuesta, pregunto: ¿de verdad es necesario explicarte estos asuntos? ¿Realmente tienen algo que ver contigo? ¿Quién te crees que eres? ¿De dónde viniste? ¿De verdad estás calificado para darle indicaciones a Dios? ¿Crees en Él? ¿Reconoce Él tu fe? Ya que tu fe no tiene nada que ver con Dios, ¿te incumben Sus acciones? Si no sabes qué lugar ocupas en el corazón de Dios, ¿cómo vas a ser apto para dialogar con Él?

Palabras de amonestación

¿No os sentís incómodos después de oír estos comentarios? Aunque podáis no estar dispuestos a escuchar estas palabras ni a aceptarlas, son realidades. Como en esta etapa de la obra es Dios quien actúa, si no te interesan Sus intenciones, no te importa Su actitud y no entiendes Su esencia y Su carácter, al final serás tú quien pierda. No culpéis a Mis palabras porque sean difíciles de escuchar, y no las culpéis por atenuar vuestro entusiasmo. Digo la verdad; no es mi intención desanimaros. Independientemente de lo que os pida, y de la forma que se os pida que lo hagáis, espero que andéis por la senda correcta, que sigáis el camino de Dios y que nunca os desviéis de la senda correcta. Si no procedes de acuerdo con la palabra de Dios o no sigues Su camino, sin lugar a duda te estarás rebelando contra Él y te habrás apartado de la senda correcta. Así pues, siento que existen algunos asuntos que debo aclararos y que debo haceros creer de forma inequívoca, clara y sin una pizca de incertidumbre, y ayudaros a tener un claro entendimiento de la actitud de Dios, de Sus intenciones, de cómo perfecciona a los seres humanos, y de qué forma determina su desenlace. Si llegase el día en el que fueses incapaz de embarcarte en esta senda, Yo no tengo responsabilidad alguna, porque ya te habré transmitido estas palabras con suma claridad. En cuanto a cómo lidiar con tu propio desenlace, eso es algo que depende por completo de ti. En relación con el desenlace de los distintos tipos de personas, Dios tiene diferentes actitudes; tiene Sus propias maneras de sopesarlas, además de Su propio estándar de requisitos para ellas. Su estándar a la hora de sopesar el desenlace de las personas es justo para todos. ¡De esto no hay la menor duda! Por tanto, los temores de algunos son innecesarios. ¿Os sentís aliviados ahora? Esto es todo por hoy. ¡Adiós!

17 de octubre de 2013

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