Palabras diarias de Dios: Conocer a Dios | Fragmento 189

Para cualquier alma, el papel que desempeña después de reencarnarse —el papel que tiene en esta vida—, la familia en la que nace y cómo es su vida está estrechamente relacionado con su vida pasada. Todos los tipos de persona vienen al mundo del hombre, y los papeles que desempeñan son diferentes, así como las tareas que llevan a cabo. ¿Y qué tareas son estas? Algunas personas vienen a pagar una deuda: si debían demasiado dinero a otros en su vida anterior, pagan una deuda. En cambio, otras han venido a cobrar una deuda: las estafaron demasiadas cosas y demasiado dinero en su vida anterior, y por eso cuando llegan al mundo espiritual, este les hará justicia y les permitirá cobrar su deuda en esta vida. Algunas personas han venido para pagar una deuda de gratitud: durante su vida anterior —antes de morir—, alguien fue bueno con ellas, y en esta vida se les ha dado una gran oportunidad de reencarnarse y, por tanto, nacen de nuevo para devolver esta deuda de gratitud. Otras, sin embargo, han vuelto a nacer en esta vida para reclamar una vida. ¿La vida de quién? La de la persona que las mató en su vida anterior. En resumen, la vida presente de cada persona guarda una estrecha relación con su vida anterior, están inseparablemente conectadas. Es decir, la vida presente de cada persona se ve inmensamente afectada por la anterior. Por ejemplo, antes de morir, Zhang estafó a Li una gran cantidad de dinero. ¿Tiene, pues, Zhang una deuda con Li? Si la tiene, ¿es natural que Li recupere esa deuda de Zhang? Así pues, después de morir, existe una deuda entre ellos que debe saldarse; cuando se reencarnen y Zhang vuelva a ser humano, ¿cómo recuperará Li su deuda de él? Una forma es que Li recupere la deuda naciendo como hijo de Zhang, y que este sea su padre. Esto sería lo que ocurre en esta vida, en la presente. Zhang, el padre de Li, gana mucho dinero y Li lo despilfarra. Por mucho dinero que gane Zhang, su hijo Li le “ayuda” a gastarlo. Por mucho que gane Zhang, nunca es suficiente; por alguna razón, su hijo acaba siempre gastando el dinero de su padre de diferentes maneras y medios. Zhang está desconcertado: “¿Qué está pasando? ¿Por qué ha sido mi hijo siempre un gafe? ¿Por qué son tan buenos los hijos de otras personas? ¿Por qué no tiene mi hijo ambición? ¿Por qué es tan inútil e incapaz de ganar dinero? ¿Por qué tengo que mantenerlo siempre? Mientras tenga que mantenerlo lo haré, ¿pero por qué necesita siempre más dinero, por mucho que le dé? ¿Por qué no puede tener un trabajo diario honrado? ¿Por qué es un holgazán, que come, bebe, va a prostíbulos, apuesta y todo eso? ¿Qué demonios está pasando?”. Zhang piensa entonces por un momento: “¿Será porque le debía algo en la vida pasada? Ah, podría ser que yo tuviera una deuda con él en la vida anterior. Bien, entonces, ¡la pagaré! ¡Esto no acabará hasta que la pague en su totalidad!”. Puede que llegue el día en que Li recupere realmente su deuda, y cuando tenga cuarenta o cincuenta años, llegará el día en que se arrepienta: “¡No he hecho ni una sola cosa buena durante la primera mitad de mi vida! He despilfarrado todo el dinero que mi padre ganó; ¡debería ser una buena persona! Me armaré de valor: seré alguien honesto, que vive apropiadamente, ¡y nunca más entristeceré a mi padre!”. ¿Por qué piensa esto? ¿Por qué cambia repentinamente a mejor? ¿Existe una razón para ello? ¿Cuál es la razón? En realidad, es porque ha recuperado su deuda; esta ha sido pagada. Y así, hay causa y efecto. La historia empezó hace mucho, mucho tiempo, antes de que ambos nacieran y, por tanto, esta historia de su vida pasada se ha traído hasta la presente, y ninguno puede culpar al otro. Por muchas cosas que Zhang enseñara a su hijo, este nunca escuchaba y nunca hizo un trabajo diario honrado; sin embargo, el día en que se saldó la deuda, no hubo necesidad de enseñarle; su hijo entendió de forma natural. Este ejemplo es simple, y sin duda hay otros muchos. ¿Y qué les dice a las personas? (Que deberían ser buenos). Que no deberían hacer el mal, ¡y que habrá retribución para las maldades! La mayor parte de los incrédulos, como puedes ver, comete muchas maldades, y sus fechorías acaban encontrando la retribución, ¿verdad? ¿Pero es esta retribución arbitraria? Todo lo que encuentra retribución tiene un trasfondo y una razón. ¿Piensas que no te pasará nada después de estafar dinero a alguien? ¿Piensas que después de haberles timado no habrá consecuencias para ti, tras haberte quedado con su dinero? Eso sería imposible: uno recibe lo que da; ¡esto es totalmente correcto! Es decir, independientemente de quiénes sean, de que crean o no que existe un Dios, las personas tienen que ser responsables de su conducta y cargar con las consecuencias de sus acciones. Con respecto a este ejemplo simple —Zhang es castigado, Li es retribuido—, ¿es justo? Lo es. Cuando las personas hacen cosas así, se produce ese tipo de resultado. ¿Y está separado de la administración del mundo espiritual? Es inseparable de ella. A pesar de la incredulidad de los que no creen en Dios, su existencia está sujeta a edictos y decretos celestiales de los que nadie puede escapar; por muy elevada que sea su posición en el mundo del hombre, nadie puede evitar esta realidad.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único X

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