Palabras diarias de Dios: La entrada en la vida | Fragmento 475

9 Sep 2020

El requisito primordial de la creencia del hombre en Dios es que tenga un corazón sincero, que se entregue por completo y que obedezca realmente. Lo más difícil para el hombre es entregar toda su vida a cambio de una creencia verdadera, a través de la cual puede obtener toda la verdad y cumplir con su deber como criatura de Dios. Esto es inalcanzable para aquellos que fracasan y lo es incluso más para quienes no pueden encontrar a Cristo. Como el hombre no es bueno para entregarse totalmente a Dios, como no está dispuesto a cumplir con su deber para con el Creador, como ha visto la verdad pero la evita y camina por su propia senda, como siempre busca siguiendo la senda de los que han fracasado y como siempre desafía al cielo, por eso es que él siempre fracasa y cae en las artimañas de Satanás, atrapado en su propia red. Como el hombre no conoce a Cristo, como no es experto en el entendimiento y la experiencia de la verdad, como es demasiado respetuoso de Pablo y demasiado codicioso del cielo, como siempre está exigiendo que Cristo le obedezca y está dándole órdenes a Dios, por eso es que esas grandes figuras y aquellos que han experimentado las vicisitudes del mundo siguen siendo mortales y siguen muriendo en medio del castigo de Dios. Todo lo que puedo decir de tales personas es que tienen una muerte trágica y que la consecuencia para ellas —su muerte— no se produce sin justificación. ¿No es su fracaso aún más intolerable para la ley del cielo? La verdad viene del mundo del hombre, pero la verdad entre los hombres es transmitida por Cristo. Se origina en Cristo, es decir, en Dios mismo, y es inalcanzable para el hombre. Sin embargo, Cristo sólo provee la verdad; Él no viene a decidir si el hombre tendrá éxito en su búsqueda de la verdad. Por tanto, se deduce que el éxito o el fracaso en la verdad se reduce a la búsqueda del hombre. El éxito o fracaso del hombre sobre la verdad nunca ha tenido nada que ver con Cristo, sino que viene determinado por su búsqueda. El destino del hombre y su éxito o fracaso no pueden achacarse a Dios, haciendo que Él mismo cargue con ello, porque este no es un asunto de Dios mismo, sino que está directamente relacionado con el deber que las criaturas de Dios deben cumplir. La mayoría de las personas tienen un poco de conocimiento sobre la búsqueda y el destino de Pablo y Pedro, pero sólo conocen el desenlace para Pedro y Pablo e ignoran el secreto subyacente al éxito de Pedro o las deficiencias que llevaron al fracaso de Pablo. Y así, si sois completamente incapaces de percibir la esencia de su búsqueda, la de la mayoría de vosotros seguirá fracasando y aunque un pequeño número de vosotros tenga éxito, seguiréis sin ser iguales a Pedro. Si la senda de tu búsqueda es la correcta, tendrás una esperanza de éxito; si la senda que recorres en busca de la verdad es la errónea, siempre serás incapaz de tener éxito, y tendrás el mismo final que Pablo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine

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