Palabras diarias de Dios: Conocer a Dios | Fragmento 89

10 Jun 2020

Bajo la autoridad del Creador, todas las cosas son perfectas

Todas las cosas creadas por Dios, las que podían moverse y las que no, las aves y los peces, los árboles y las flores, el ganado, los insectos y los animales salvajes creados el sexto día, todas estaban bien para Dios; además, a Sus ojos y según Su plan, todas estas cosas habían alcanzado el apogeo de la perfección y los estándares que Él deseaba lograr. Paso a paso, el Creador hizo la obra que pretendía hacer de acuerdo con Su plan. Una tras otra aparecieron las cosas que Él pretendía crear, y la aparición de cada una de ellas fue un reflejo de la autoridad del Creador, y la cristalización de Su autoridad. Debido a estas materializaciones, ninguna de las criaturas podía evitar estar agradecida por la gracia y la provisión del Creador. Cuando los hechos milagrosos de Dios se manifestaron, este mundo creció poco a poco, con todas las cosas que Él creó, y pasó del caos y de las tinieblas a la claridad y la luminosidad, de la quietud sepulcral a la vivacidad y la vitalidad sin límites. Entre todas las cosas de la creación, desde las grandes a las pequeñas, y desde estas a las microscópicas, no había ni siquiera una que no hubiese sido creada por la autoridad y el poder del Creador, y existía una necesidad y un valor únicos e inherentes a la existencia de cada criatura. Independientemente de las diferencias de forma y estructura, sólo tenía que hacerlas el Creador para que existieran bajo Su autoridad. En ocasiones, las personas verán un insecto, uno muy feo, y dirán: “Ese insecto es tan horrible; es imposible que Dios haya podido hacer algo tan feo; no puede haber creado algo tan desagradable”. ¡Qué punto de vista más necio! Lo que deberían decir es: “Aunque este insecto sea tan feo, lo hizo Dios y, por tanto, debe tener su propósito propio y único”. En Sus pensamientos, Dios pretendió dar a las diversas cosas vivientes que creó todas y cada una de las apariencias, todos los tipos de funciones y usos; por tanto, ninguna de ellas fue cortada por el mismo patrón. Desde su composición externa a la interna, desde sus hábitos de vida a la ubicación que ocupan, cada una es diferente. Las vacas tienen aspecto de vacas, los burros la apariencia de los burros, los ciervos el de los ciervos y los elefantes el de los elefantes. ¿Puedes decir cuál es el más bonito, y cuál el más feo? ¿Puedes decir cuál es el más útil, y la existencia de cuál es la menos necesaria? A algunas personas les gusta la apariencia de los elefantes, pero nadie los utiliza para plantar campos; a algunas personas les gusta el aspecto de los leones y los tigres, porque su apariencia es la más impresionante de todas, ¿pero puedes tenerlos como mascotas? En resumen, cuando se trata de todas las cosas, el hombre debería deferir a la autoridad del Creador, es decir, adherirse al orden escogido por Él Creador para todas las cosas; es la actitud más sabia. Sólo una disposición de búsqueda de los propósitos originales del Creador, y la obediencia a ellos es la verdadera aceptación y la certeza de Su autoridad. Si para Dios está bien ¿qué razón tiene el hombre para encontrar fallos?

Así, bajo la autoridad del Creador, todas las cosas interpretarán una nueva sinfonía por Su soberanía; iniciarán un brillante preludio por Su obra del nuevo día, ¡y en ese momento, Él también abrirá una nueva página en la obra de Su gestión! Según la ley de los brotes de primavera, la maduración del verano, la cosecha del otoño, y el almacenamiento del invierno asignados por el Creador, todas las cosas harán eco de Su plan de gestión, y darán la bienvenida a su propio nuevo día, nuevo comienzo, y nueva trayectoria vital; y pronto se reproducirán en una sucesión infinita a fin de recibir cada nuevo día bajo la soberanía de la autoridad del Creador…

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único I

Todo lo que hay bajo la autoridad del Creador es perfectísimo

I

Todo lo que ha hecho Dios, todo lo que se mueve y todo lo que no, aves y peces, cada árbol y flor, ganado, insectos y fauna silvestre, todos estaban bien con Dios, de acuerdo con Su plan, en la cima de la perfección logrando todo lo que Dios deseaba que lograran.

II

Paso a paso hizo Su obra, todo lo que pretendía para cumplir Su plan. Y una y otra vez aparecieron las cosas que quería crear. Cada una es el reflejo de Su autoridad. Así todas las criaturas no podían mas que estar agradecidas por la gracia del Creador, tan agradecidas por la provisión del Creador.

III

Conforme los hechos de Dios se iban manifestando, este mundo creció poco a poco con todas las tantas cosas que Dios creó. Y cambió del caos, y cambió de las tinieblas a la claridad y luz de la quietud a la vivacidad, de la quietud mortal a la vitalidad sin fin.

IV

Entre todas las cosas de la creación, de las más grandes a las más pequeñas, de lo pequeño a lo microscópico, no hubo cosa que no fuera creada por Su autoridad, por el poder del Creador. Había un valor esencial y una necesidad en cada una de las criaturas. No importa su forma ni su estructura, todas existen bajo Su autoridad.

V

Bajo la autoridad del Creador, las criaturas interpretarán una nueva sinfonía para Su reino, un preludio a Su obra del nuevo día. Y será en ese momento que el Creador abrirá una nueva página en la obra de Su gestión. Sí, una nueva página abrirá.

VI

Y de acuerdo con la ley de los brotes y la maduración, de la cosecha y almacenamiento que fue asignado por el Creador, todo se hará eco de Su plan de gestión, recibirá un nuevo día, nuevo comienzo y nueva vida. Pronto, todo se reproducirá sin fin, dará la bienvenida a cada nuevo día bajo el reinado de Su autoridad. Todo es absolutamente perfecto.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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