Mientras obedece máximas de vida como "Callarse los errores de los buenos amigos hace la amistad larga y buena" y "Nunca des golpes bajos", la protagonista es capaz de hacer bastantes amigos, pero, tras recibir la fe, se da cuenta de que estas filosofías satánicas la llevan a vivir sin semejanza humana. Cuando descubre en los hermanos y hermanas problemas que es preciso exponer y hablar, los pasa por alto a la ligera por miedo a que digan que le falta amor. Esto termina perjudicando la vida de los hermanos y hermanas y los intereses de la iglesia. Finalmente entiende que lo que subyace a su "amor" es, en realidad, la motivación oculta de proteger su imagen y estatus. Ve lo torcida, astuta, egoísta y despreciable que es y aprende a ayudar realmente a la gente por amor.