01Suenan las señales de alarma de los últimos días. ¿Cómo podemos buscar las huellas de Dios?

Los desastres son frecuentes en todo el mundo, con sucesivos terremotos, epidemias, inundaciones, hambrunas y demás. La turbación es creciente en el planeta y se ciernen guerras sobre el horizonte. Todo esto cumple a la perfección la profecía del Señor: “Es verdad que se armará nación contra nación, y un reino contra otro reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en varios lugares. Pero todo esto aún no es más que el principio de los males” (Mateo 24:7-8). Es evidente que ya estamos en los últimos días y ha llegado el momento del regreso del Señor. Así pues, ¿cómo podemos ser las vírgenes prudentes que busquen las huellas del Señor y reciban Su regreso?

Versículos bíblicos como referencia

“Al que venciere, le haré sentar conmigo en mi trono; así como yo fui vencedor, y me senté con mi Padre en su trono” (Apocalipsis 3:20).

“Mas llegada la medianoche, se oyó una voz que gritaba: Mirad que viene el esposo, salidle al encuentro” (Mateo 25:6).

“Mis ovejas oyen la voz mía; y yo las conozco, y ellas me siguen. Y yo les doy la vida eterna; y no se perderán jamás, y ninguno las arrebatará de mis manos” (Juan 10:27-28).

“Estos siguen al Cordero doquiera que vaya” (Apocalipsis 14:4).

“Quien tiene oído, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:6).

02El Señor ha regresado y hablado para traernos el camino de vida eterna

Hace dos mil años, el Señor profetizó: “Mas he aquí, dice el Señor, que yo vengo a toda prisa” (Apocalipsis 22:7). Las profecías de Su regreso ya se han cumplido y Él ha regresado como Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días. Dios Todopoderoso expresa todas las verdades que purifican y salvan plenamente a la humanidad y nos ha traído el camino de vida eterna. Para ir al compás de las huellas del Cordero debemos recibir el regreso del Señor y aceptar las verdades expresadas por Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso.

Versículos bíblicos como referencia

“Aún tengo otras muchas cosas que deciros; mas por ahora no podéis comprenderlas. Cuando venga el Espíritu de verdad, él os enseñará todas las verdades necesarias para la salvación” (Juan 16:12-13).

“Que si alguno oye mis palabras, y no las observa, yo no le doy la sentencia, pues no he venido ahora a juzgar al mundo, sino a salvarlo. Quien me menosprecia, y no recibe mis palabras, ya tiene juez que le juzgue; la palabra que yo he predicado, ésa será la que le juzgue el último día” (Juan 12:47-48).

“Luego vi a otro ángel que volaba por medio del cielo, llevando la buena nueva eterna, para predicarla a los moradores de la tierra, a todas las naciones, y tribus, y lenguas, y pueblos, diciendo a grandes voces: Temed al Señor, y honradle, o dadle gloria, porque venida es la hora de su juicio; y adorad a aquel que hizo el cielo, y la tierra, y el mar, y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:6-7).

03El error más fácil de cometer al recibir al Señor

El Señor dijo: “Por cuanto este pueblo se me acerca de palabra no más, y me honra sólo con sus labios, y su corazón está lejos de mí; y me rinden culto según los ritos y doctrinas de los hombres” (Isaías 29:12). Estas palabras desenmascaran a quienes creen en el Señor, pero no escuchan Sus palabras ni lo obedecen. Por el contrario, afirman que creen en el Señor, mientras para sus adentros adoran y siguen a personas, obedecen las enseñanzas de otros y ponen en práctica las palabras del ser humano como si fueran palabra del Señor. Por ejemplo, cuando algunos oyen dar testimonio de que el Señor Jesús ha regresado y está declarando nuevas palabras, no lo buscan ni investigan, sino que esperan que decidan el papa y su sacerdote. ¿Es este el camino para ir al compás de las huellas del Señor y recibir Su aprobación?

Versículos bíblicos como referencia

“Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).

“Porque el pueblo no se ha convertido hacia aquel que lo hiere, y no ha buscado al Señor de los ejércitos; y el Señor destruirá en un solo día la cabeza y la cola a los que obedecen sumisos, como a los que gobiernan. El anciano y el hombre respetable, ése es la cabeza; el profeta que vende embustes, ése es la cola. Y tanto los que llaman bienaventurado a este pueblo, seduciéndolo, como los mismos que son llamados bienaventurados, perecerán desgraciadamente” (Isaías 9:12-15).

“Por cuanto este pueblo se me acerca de palabra no más, y me honra sólo con sus labios, y su corazón está lejos de mí; y me rinden culto según los ritos y doctrinas de los hombres” (Isaías 29:12).

“Dejadlos; ellos son unos ciegos que guían a otros ciegos; y si un ciego se mete a guiar a otro ciego, ambos caen en el hoyo” (Mateo 15:14).

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