La obra llevada a cabo por Dios durante esta era es, principalmente, la provisión de las palabras para la vida del hombre, la revelación del carácter corrupto del hombre y de la esencia de su naturaleza, además de la eliminación de las nociones religiosas, del pensamiento feudal, del pensamiento obsoleto, así como del conocimiento y la cultura del hombre. Todo esto debe purificarse al ser expuesto por las palabras de Dios. En los últimos días, Él usa palabras, no señales y maravillas, para perfeccionar al hombre. Usa Sus palabras para exponer, juzgar, castigar y perfeccionar al hombre, para que en Sus palabras este llegue a ver la sabiduría y la belleza de Dios, y a entender Su carácter, y así, a través de las palabras de Dios, el hombre vea Sus hechos.
Extracto de “Conocer la obra de Dios hoy”
Las personas no pueden cambiar su propio carácter; deben someterse al juicio y castigo, y al sufrimiento y refinamiento de las palabras de Dios, o ser tratadas, disciplinadas y podadas por Sus palabras. Solo entonces pueden lograr la obediencia y lealtad a Dios y dejar de ser indiferentes hacia Él. Es bajo el refinamiento de las palabras de Dios que el carácter de las personas cambia. Solo a través de la revelación, el juicio, la disciplina y el trato de Sus palabras ya no se atreverán a actuar precipitadamente, sino que se volverán calmadas y compuestas. El punto más importante es que puedan someterse a las palabras actuales de Dios, obedecer Su obra, e incluso si esta no coincide con las nociones humanas, que puedan hacer a un lado estas nociones y someterse por su propia voluntad. En el pasado, el discurso sobre el cambio de carácter se refería principalmente a ser capaz de renunciar a uno mismo, permitir que la carne sufra, disciplinar el cuerpo y deshacerse de las preferencias carnales, que es un tipo de cambio de carácter. Hoy, todo el mundo sabe que la verdadera expresión de un cambio de carácter es obedecer las palabras actuales de Dios y conocer de verdad Su nueva obra. De esta manera, el conocimiento anterior de Dios por parte de las personas, influenciado por sus propias nociones, puede ser eliminado y pueden conseguir un verdadero entendimiento de Dios y obediencia a Él. Solo esta es una expresión genuina de un cambio de carácter.
Extracto de “Aquellos cuyo carácter ha cambiado son los que han entrado a la realidad de las palabras de Dios”
Dios usa Su juicio para hacer perfecto al hombre, ha amado al hombre y salvado al hombre, pero, ¿cuánto está comprendido en Su amor? Hay juicio, majestad, ira y maldición. Aunque Dios maldijo al hombre en el pasado, no echó por completo al hombre en el abismo, sino que usó ese medio para refinar la fe del hombre; no hizo morir al hombre, sino que actuó con la intención de hacer perfecto al hombre. La esencia de la carne es aquello que es de Satanás, Dios lo dijo exactamente bien, pero los hechos que Dios lleva a cabo no se completan de acuerdo a Sus palabras. Te maldice para que lo ames y para que conozcas la esencia de la carne; te castiga con el propósito de que despiertes, para permitirte que conozcas las deficiencias que hay dentro de ti y para que conozcas la indignidad del hombre. Por consiguiente, las maldiciones de Dios, Su juicio y Su majestad e ira, todo es con el fin de hacer perfecto al hombre. Todo lo que Dios hace en la actualidad, y el justo carácter que deja claro dentro de vosotros, todo es con el fin de hacer perfecto al hombre. Ese es el amor de Dios.
Extracto de “Sólo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer el encanto de Dios”
Ya sea que Dios juzgue al hombre o lo maldiga, ambas cosas perfeccionan al hombre: ambas se hacen con el propósito de hacer perfecto eso que hay impuro dentro del hombre. A través de este medio, el hombre es refinado y Sus palabras y Su obra perfeccionan aquello de lo que carece el hombre en su interior. Cada paso de la obra de Dios, ya sean las palabras ásperas o el juicio o el castigo, perfeccionan al hombre y es absolutamente apropiado. Nunca a través de las eras ha hecho Dios una obra como esta; en la actualidad, Él obra dentro de vosotros para que apreciéis Su sabiduría. Aunque hayáis sufrido algo de dolor en vuestro interior, vuestros corazones se sienten firmes y en paz; es vuestra bendición poder disfrutar esta etapa de la obra de Dios. Independientemente de lo que podáis ganar en el futuro, todo lo que veis de la obra de Dios en vosotros hoy es amor. Si el hombre no experimenta el juicio y el refinamiento de Dios, sus acciones y su fervor siempre serán superficiales y su carácter siempre permanecerá inalterable. ¿Esto cuenta como que Dios te ganó? Hoy, aunque todavía hay mucha arrogancia y soberbia dentro del hombre, su carácter es mucho más estable que antes. El tratamiento que Dios lleva a cabo contigo lo hace con el fin de salvarte, y aunque puedas sentir algún dolor en el momento, vendrá el día cuando ocurra un cambio en tu carácter. En ese momento, mirarás al pasado y verás qué sabia es la obra de Dios, y en ese instante podrás entender realmente la voluntad de Dios. En la actualidad, hay algunas personas que dicen que entienden la voluntad de Dios, pero eso no es muy realista. De hecho, están diciendo mentiras, porque al presente todavía no han entendido si la voluntad de Dios es salvar al hombre o maldecir al hombre. Tal vez no lo puedas ver con claridad ahora, pero vendrá el tiempo en que verás que el día de la glorificación de Dios ha llegado, verás qué significativo es amar a Dios, que hace que llegues a conocer la vida humana y que tu carne viva en el mundo de amar a Dios; tu espíritu será liberado, tu vida estará llena de gozo, siempre estarás cerca de Dios y pondrás tu mirada en Él. Entonces, realmente sabrás qué valiosa es la obra de Dios el día de hoy.
Extracto de “Sólo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer el encanto de Dios”
Durante su vida Pedro experimentó el refinamiento cientos de veces y pasó por muchos sufrimientos dolorosos. Este refinamiento se convirtió en el fundamento de su amor supremo por Dios y en la experiencia más significativa de toda su vida. Que pudiera tener un amor supremo por Dios se debió, en un sentido, a su determinación de amar a Dios; más importante aún, sin embargo, se debió al refinamiento y al sufrimiento por el que pasó. Este sufrimiento se convirtió en su guía en el camino de amar a Dios y en la cosa más memorable para él. Si las personas no pasan por el dolor del refinamiento cuando aman a Dios, entonces su amor está lleno de impurezas y de sus propias preferencias; amor como este está lleno de las ideas de Satanás y es fundamentalmente incapaz de satisfacer la voluntad de Dios. Tener la determinación de amar a Dios no es lo mismo que amar verdaderamente a Dios. Aunque todo lo que piensen en sus corazones sea por el bien de amar y satisfacer a Dios, y aunque sus pensamientos parezcan estar dedicados completamente a Dios y carezcan de toda idea humana, si sus pensamientos son llevados delante de Dios, Él no los elogia ni los bendice. Incluso cuando las personas han comprendido plenamente todas las verdades, cuando han llegado a conocerlas todas, no se puede decir que esto sea una señal de que aman a Dios, no se puede decir que estas personas realmente aman a Dios. A pesar de haber entendido muchas verdades sin pasar por el refinamiento, las personas son incapaces de poner estas verdades en práctica; sólo durante el refinamiento las personas pueden entender el verdadero significado de estas verdades, sólo entonces pueden las personas genuinamente apreciar su significado interno. En ese momento, cuando lo vuelven a intentar, pueden poner en práctica las verdades de manera correcta y de acuerdo con la voluntad de Dios; en ese momento, sus ideas humanas menguan, su corrupción humana se reduce y sus emociones humanas disminuyen; sólo en ese momento su práctica es una verdadera manifestación del amor a Dios. El efecto de la verdad del amor a Dios no se logra a través del conocimiento hablado o de la buena disposición mental, ni tampoco se puede lograr solo al entender esa verdad. Se requiere que las personas paguen un precio, que pasen por mucha amargura durante el refinamiento y sólo entonces su amor se volverá puro y conforme al propio corazón de Dios.
Extracto de “Solo experimentando el refinamiento puede el hombre poseer el verdadero amor”
En su vida, si el hombre quiere ser limpiado y lograr cambios en su carácter, si quiere vivir una vida que tenga sentido y cumplir su deber como criatura, entonces debe aceptar el castigo y el juicio de Dios, y no debe dejar que se aparten de él la disciplina de Dios ni los golpes de Dios, para que se pueda liberar de la manipulación y la influencia de Satanás, y pueda vivir en la luz de Dios. Sabes que el castigo y el juicio de Dios son la luz, y la luz de la salvación del hombre, y que no hay mejor bendición, gracia o protección para el hombre. El hombre vive bajo la influencia de Satanás, y existe en la carne; si no es limpiado y no recibe la protección de Dios, entonces el hombre se hará cada vez más depravado. Si quiere amar a Dios, entonces debe ser limpiado y salvado. Pedro oró: “Dios, cuando me tratas benignamente me deleito y siento consuelo; cuando me castigas, siento mayor consuelo y gozo. Aunque soy débil y soporto un sufrimiento incalculable, aunque hay lágrimas y tristeza, sabes que esta tristeza se debe a mi desobediencia y a mi debilidad. Lloro porque no puedo satisfacer Tus deseos, siento pena y dolor porque soy insuficiente para Tus exigencias, pero estoy dispuesto a alcanzar esta esfera; estoy dispuesto a hacer todo lo que pueda para satisfacerte. Tu castigo me ha traído protección y me ha dado la mejor salvación; Tu juicio eclipsa Tu tolerancia y paciencia. Sin Tu castigo y juicio, no gozaría de Tu misericordia y piedad amorosa. Hoy veo más todavía que Tu amor ha trascendido los cielos y ha superado a todas las demás cosas. Tu amor no sólo es misericordia y piedad amorosa; es más que eso, es castigo y juicio. Tu castigo y juicio me han dado tanto. Sin Tu castigo y juicio, ni una sola persona sería limpiada, y ni una sola persona podría experimentar el amor del Creador. Aunque he soportado cientos de pruebas y tribulaciones e incluso me he acercado a la muerte, esas me han permitido conocerte realmente y obtener la salvación suprema. Si Tu castigo, juicio y disciplina se apartaran de mí, entonces viviría en la oscuridad, bajo el campo de acción de Satanás. ¿Qué beneficios tiene la carne del hombre? Si Tu castigo y juicio me dejaran, sería como si Tu Espíritu me hubiera abandonado, como si ya no estuvieras conmigo. Si eso fuera así, ¿cómo podría seguir viviendo? Si me enfermas y me quitas mi libertad, puedo seguir viviendo, pero si Tu castigo y juicio me dejaran, no tendría manera de seguir viviendo. Si estuviera sin Tu castigo y juicio, habría perdido Tu amor, un amor que es demasiado profundo para que lo exprese con palabras. Sin Tu amor viviría bajo el campo de acción de Satanás y no podría ver Tu glorioso rostro. ¿Cómo podría seguir viviendo? No podría soportar tal oscuridad, tal vida. Tenerte conmigo es como verte, así que, ¿cómo podría dejarte? Te suplico, te imploro que no me quites mi mayor consuelo, incluso si sólo son unas pocas palabras de consuelo. He gozado Tu amor y hoy no puedo estar lejos de Ti; ¿cómo no podría amarte? He derramado mis lágrimas de tristeza por Tu amor, pero siempre he sentido que una vida como esta tiene más sentido, que puede enriquecerme más, que puede cambiarme más, y que puede permitirme más alcanzar la verdad que todas las criaturas deben poseer”.
Extracto de “Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio”
Cada una de las palabras de Dios golpea uno de nuestros puntos mortales y nos deja doloridos y llenos de temor. Él expresa nuestras nociones, nuestras imaginaciones, y nuestro carácter corrupto. A partir de lo que decimos y hacemos, hasta cada uno de nuestros pensamientos e ideas, nuestra naturaleza-esencia se revela en Sus palabras, nos coloca en un estado de miedo y temblando sin tener donde esconder nuestra vergüenza. Uno a uno, nos dice sobre todas nuestras acciones, nuestras metas e intenciones, hasta el carácter corrupto que nunca hemos descubierto, haciéndonos sentir expuestos en toda nuestra miserable imperfección e incluso completamente convencidos. Nos juzga por oponernos a Él, nos castiga porque blasfemamos y lo condenamos, y nos hace sentir que a Sus ojos no tenemos ni un rasgo redentor, y que somos el Satanás viviente. Nuestras esperanzas se truncan; ya no nos atrevemos a hacerle ninguna demanda irrazonable ni a crearnos esperanzas sobre Él, y hasta nuestros sueños se desvanecen de la noche a la mañana. Este es un hecho que ninguno de nosotros se puede imaginar y que ninguno de nosotros puede aceptar. Por espacio de un momento, perdemos nuestro equilibrio interno y no sabemos cómo continuar en el camino que está por delante, o cómo continuar en nuestras creencias. Parece como si nuestra fe volviera a empezar desde cero, y como si nunca hubiéramos conocido al Señor Jesús ni nos hubiéramos familiarizado con Él. Todo lo que está delante de nuestros ojos nos llena de perplejidad y nos hace vacilar indecisos. Estamos consternados, estamos desilusionados, y en lo profundo de nuestros corazones hay una ira y una vergüenza irreprimibles. Tratamos de desahogarnos, de encontrar una salida y, es más, tratamos de seguir esperando a nuestro Salvador Jesús y a poder derramar nuestros corazones en Él. Aunque hay veces en las que parecemos desde fuera estar en una situación ecuánime, ni altivos ni humildes, en nuestros corazones nos aflige un sentimiento de pérdida que nunca hemos sentido antes. Aunque a veces podamos parecer inusualmente calmados por fuera, nuestras almas rugen como torturadas por un mar tormentoso. Su juicio y Su castigo nos han despojado de todas nuestras esperanzas y sueños, poniendo fin a nuestros deseos extravagantes, y dejándonos reacios a creer que Él es nuestro Salvador y es capaz de salvarnos. Su juicio y Su castigo han abierto un abismo entre nosotros y Él, tan profundo que nadie siquiera está dispuesto a cruzarlo. Su juicio y Su castigo son la primera vez que hemos sufrido un gran revés y una gran humillación en nuestras vidas. Su juicio y Su castigo han provocado que apreciemos realmente el honor de Dios y la intolerancia de la ofensa del hombre, comparado a lo cual somos demasiado bajos e impuros. Su juicio y Su castigo nos han hecho darnos cuenta por primera vez qué arrogantes y pretenciosos somos, y cómo el hombre nunca será igual a Dios o estará a la par de Dios. Su juicio y Su castigo nos han hecho no vivir más en semejante carácter corrupto, deshacernos de esta naturaleza-esencia tan pronto como sea posible, y dejar de ser viles y detestables hacia Él. Su juicio y Su castigo nos han hecho sentir felices de obedecer Sus palabras, dejar de rebelarnos contra Sus órdenes y disposiciones. Su juicio y Su castigo nos han dado una vez más el deseo de sobrevivir, y nos hicieron sentir felices de aceptarlo como nuestro Salvador… Nos hemos salido de la obra de conquista, del infierno, del valle de sombra y de muerte… ¡Dios Todopoderoso nos ha ganado, a este grupo de personas! ¡Ha triunfado sobre Satanás y ha derrotado a multitud de Sus enemigos!
Somos sólo un grupo demasiado ordinario de personas poseídas por un carácter satánico corrupto; somos los predestinados por Dios antes de las eras y los necesitados a quienes Dios ha sacado del muladar. Hubo una vez que rechazábamos y condenábamos a Dios, pero ahora Él nos ha conquistado. Hemos recibido de Dios la vida, el camino de la vida eterna. Dondequiera que estemos en la tierra, sean cuales sean las persecuciones y tribulaciones que soportemos, no podemos alejarnos de la salvación de Dios Todopoderoso. ¡Porque Él es nuestro Creador y nuestra única redención!
Extracto de “Contemplando la aparición de Dios en Su juicio y Su castigo”
Con el paso de los años, el hombre se ha curtido y ha experimentado la dureza del refinamiento y el castigo. Aunque el hombre ha perdido la “gloria” y el “romance” de tiempos pasados, sin saberlo, ha llegado a entender los principios de la conducta humana y a apreciar los años de devoción de Dios para salvar a la humanidad. El hombre comienza a aborrecer lentamente su propia barbarie. Empieza a odiar lo salvaje que es, todas sus malinterpretaciones que ha hecho de Dios y las exigencias irracionales que le ha hecho. El reloj no puede regresar el tiempo. Los acontecimientos del pasado se convierten en los pesarosos recuerdos del hombre, y las palabras y el amor de Dios pasan a ser la fuerza impulsora de la nueva vida del hombre. Las heridas de este se curan día tras día, su fortaleza vuelve y se pone en pie y mira el rostro del Todopoderoso… sólo para descubrir que Él siempre ha estado a mi lado, y que Su sonrisa y Su hermoso rostro siguen siendo muy conmovedores. Su corazón se sigue preocupando por la humanidad que Él creó, y Sus manos siguen siendo tan cálidas y poderosas como lo fueron en el principio. Es como si el hombre regresara al jardín del Edén, pero, esta vez, ya no escucha las tentaciones de la serpiente y ya no se aleja del rostro de Jehová. El hombre se arrodilla delante de Dios, mira Su rostro sonriente y ofrece su sacrificio más valioso: ¡Oh! ¡Mi Señor, mi Dios!
Extracto de “El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios”
Las citas bíblicas marcadas (*) han sido traducidas de AKJV.