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Palabras diarias de Dios  Fragmento 580

Bajo la luz del relámpago, cada animal es revelado en su verdadera forma. Así, también, iluminado por Mi luz, el hombre ha recuperado la santidad que una vez poseyó. ¡Oh, mundo corrupto del pasado! ¡Finalmente ha caído en el agua inmunda, y, hundiéndose bajo la superficie, se ha disuelto en el lodo! ¡Oh, toda la humanidad de Mi propia creación! ¡Al fin ha vuelto a la vida una vez más en la luz, ha encontrado la base de la existencia y ha dejado de luchar en el lodo! ¡Oh, la infinidad de cosas de la creación que sostengo en Mi mano! ¿Cómo no van a ser renovadas a través de Mis palabras? ¿Cómo no van a desarrollar sus funciones en la luz? La tierra ya no es mortalmente tranquila y silente; el cielo ya no está desolado y triste. El cielo y la tierra, que ya no están separados por un vacío, están unidos como uno solo, para nunca más ser separados. En esta ocasión jubilosa, en este momento de exultación, Mi justicia y Mi santidad se han extendido por todo el universo y toda la humanidad las alaba sin cesar. Las ciudades de los cielos están riendo de alegría y el reino de la tierra baila con júbilo. ¿Quién en este momento no se está regocijando y quién no está llorando también? La tierra, en su estado primordial, pertenece al cielo, y el cielo está unido a la tierra. El hombre es el cordón que une el cielo y la tierra, y gracias a la santidad del hombre, a su renovación, el cielo ya no está oculto de la tierra y la tierra ya no guarda silencio con el cielo. El rostro de los seres humanos está envuelto en sonrisas de complacencia y, oculta en su corazón, hay una dulzura que no conoce límites. El hombre no pelea con el hombre ni los hombres se van a los golpes unos contra otros. ¿Hay alguien que, en Mi luz, no viva en paz con los demás? ¿Hay quien, en Mi día, deshonre Mi nombre? Todos los hombres dirigen su mirada reverencial hacia Mí y, en su corazón, en secreto, claman por Mí. He observado cada acción de la humanidad: entre los hombres que han sido purificados, no hay uno que sea desobediente a Mí, ninguno que emita un juicio sobre Mí. Toda la humanidad está impregnada con Mi carácter. Todos los hombres están llegando a conocerme, se están acercando a Mí y me están adorando. Permanezco firme en el espíritu del hombre, soy exaltado a la cima más alta a los ojos del hombre y fluyo en la sangre que corre por sus venas. La exaltación gozosa en el corazón del hombre llena cada lugar sobre la faz de la tierra, el aire es ligero y fresco, las densas neblinas ya no cubren el suelo y el sol brilla resplandeciente.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 18

Palabras diarias de Dios  Fragmento 581

El reino se está expandiendo entre la humanidad, se está formando entre la humanidad y se está erigiendo entre la humanidad; no hay fuerza alguna que pueda destruir Mi reino. De Mi pueblo que está en el reino de hoy, ¿quién de vosotros no es un ser humano entre los seres humanos? ¿Quién de vosotros no se ajusta a la condición humana? Cuando Mi nuevo punto de partida sea anunciado a la multitud, ¿cómo reaccionará la humanidad? Vosotros habéis visto con vuestros propios ojos el estado de la humanidad. ¿De verdad no seguís albergando esperanzas de perdurar para siempre en este mundo? Ahora estoy caminando entre Mi pueblo y vivo entre ellos. Hoy en día, quienes alberguen un amor genuino hacia Mí, son bendecidos. Bienaventurados quienes se someten a Mí, pues ellos con seguridad permanecerán en Mi reino. Bienaventurados quienes me conocen, pues ellos con seguridad ejercerán poder en Mi reino. Bienaventurados quienes me buscan, pues ellos con seguridad escaparán de las ataduras de Satanás y disfrutarán de Mis bendiciones. Bienaventurados quienes son capaces de renunciar a sí mismos, pues con seguridad serán posesión Mía y heredarán la abundancia de Mi reino. Recordaré a los que corren de un lado para otro por Mí; abrazaré con alegría a los que se esfuerzan por Mí y daré gozo a los que me presenten ofrendas. Bendeciré a los que encuentren disfrute en Mis palabras; ellos, con seguridad, serán los pilares que sostienen la viga maestra de Mi reino; con seguridad gozarán de abundancia incomparable en Mi casa, y nadie se puede comparar con ellos. ¿Alguna vez habéis aceptado las bendiciones que os han sido dadas? ¿Alguna vez habéis buscado las promesas que se hicieron por vosotros? Con toda seguridad, bajo la guía de Mi luz, os abriréis paso entre el dominio de las fuerzas de la oscuridad. En medio de la oscuridad, ciertamente no perderéis la luz que os guía. Con seguridad seréis el amo de toda la creación. Con seguridad seréis un vencedor delante de Satanás. Con seguridad, cuando caiga el reino del gran dragón rojo, os erguiréis entre las grandes multitudes para dar testimonio de Mi victoria. Con seguridad permaneceréis firmes e inquebrantables en la tierra de Sinim. A través de los sufrimientos que soportéis, heredaréis Mis bendiciones, y, con seguridad, irradiaréis Mi gloria por todo el universo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 19

Palabras diarias de Dios  Fragmento 582

A medida que Mis palabras quedan consumadas, el reino se forma poco a poco en la tierra y el hombre regresa gradualmente a la normalidad, y, así, se establece en la tierra el reino que yace en Mi corazón. En el reino, todo el pueblo de Dios recupera la vida del hombre normal. Se ha ido el invierno helado, reemplazado por un mundo de ciudades primaverales, donde la primavera perdura todo el año. Ya las personas no se enfrentan al mundo sombrío y miserable del hombre y ya no sufren el frío gélido del mundo del hombre. Las personas ya no pelean entre sí, los países ya no se enfrentan en guerras, ya no hay más matanzas ni la sangre que fluye de la matanza; todas las tierras están llenas de felicidad, y en todas partes rebosa el calor entre los hombres. Me muevo por todo el mundo, disfruto desde lo alto de Mi trono y vivo entre las estrellas. Los ángeles me ofrecen nuevas canciones y nuevos bailes. Ya su propia fragilidad no causa que lágrimas corran por su rostro. Ya no escucho en Mi presencia el sonido del llanto de los ángeles, y ya nadie se queja conmigo de las adversidades. Hoy, todos vosotros vivís en Mi presencia; mañana, todos vosotros existiréis en Mi reino. ¿No es esta la mayor bendición que le confiero al hombre? Gracias al precio que vosotros pagáis hoy, heredaréis las bendiciones del futuro y viviréis en medio de Mi gloria. ¿Acaso seguís sin desear tener contacto con la esencia de Mi Espíritu? ¿Todavía deseáis acabar con vosotros mismos? Las personas están dispuestas a ir tras las promesas que pueden ver, a pesar de que sean efímeras; sin embargo, ninguno está dispuesto a aceptar las promesas del mañana, a pesar de que duren toda la eternidad. Las cosas que son visibles al hombre son las que voy a aniquilar, y lo que es impalpable para el hombre es lo que voy a lograr. Esta es la diferencia entre Dios y el hombre.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 20

Palabras diarias de Dios  Fragmento 583

En Mi luz, la gente ve la luz de nuevo. En Mi palabra, la gente encuentra las cosas que disfruta. He venido de oriente, de oriente provengo. Cuando Mi gloria brilla, todas las naciones se iluminan, todo se lleva a la luz, nada permanece en la oscuridad. En el reino, la vida que el pueblo de Dios vive con Él es infinitamente feliz. Las aguas danzan gozosas por las vidas bendecidas de la gente, las montañas disfrutan con el pueblo Mi abundancia. Todos los hombres se esfuerzan, trabajan duro, muestran su lealtad en Mi reino. En el reino ya no hay rebelión, ya no hay resistencia; los cielos y la tierra dependen unos de otros, el hombre y Yo nos acercamos con profundo sentimiento, a través de las dulces felicidades de la vida, apoyándonos unos en otros… En este momento, comienzo formalmente Mi vida en el cielo. La alteración de Satanás ya no existe, y el pueblo entra en el reposo. A lo largo del universo, Mi pueblo escogido vive dentro de Mi gloria, bendecido más allá de toda comparación, no como gente que vive entre personas, sino como un pueblo que vive con Dios. Toda la humanidad se ha sometido a la corrupción de Satanás, y ha bebido hasta la saciedad lo amargo y lo dulce de la vida. Ahora, viviendo en Mi luz, ¿cómo puede uno no regocijarse? ¿Cómo puede uno renunciar a la ligera a este hermoso momento y dejarlo escapar? ¡Eh, vosotros! ¡Cantad la canción en vuestros corazones y bailad gozosos para Mí! ¡Alzad vuestros corazones sinceros y ofrecedlos a Mí! ¡Aporread vuestros tambores y tocad alegremente para Mí! ¡Yo irradio Mi deleite a través de todo el universo! ¡A la gente le revelo Mi glorioso rostro! ¡Llamaré en voz alta! ¡Trascenderé al universo! ¡Ya reino entre la gente! ¡Soy exaltado por el pueblo! Deambulo por los cielos azules de lo alto y el pueblo va caminando junto a Mí. ¡Camino entre la gente y Mi pueblo me rodea! ¡Los corazones de la gente están gozosos, sus cánticos sacuden el universo, agrietan el empíreo! El universo ya no está cubierto de niebla; no hay más barro, no se acumulan las aguas inmundas. ¡Pueblo santo del universo! Bajo Mi escrutinio mostráis vuestro verdadero rostro. No sois hombres cubiertos de inmundicia, sino santos puros como el jade, sois todos Mis amados, ¡sois todos Mi deleite! ¡Todas las cosas vuelven a la vida! ¡Los santos han vuelto todos a servirme en el cielo, entran en Mi cálido abrazo, ya no lloran, ya no se inquietan, se ofrecen a Mí, vuelven a Mi casa, y en su patria me amarán sin cesar! ¡Nunca cambiarán en toda la eternidad! ¿Dónde está la pena? ¿Dónde están las lágrimas? ¿Dónde está la carne? La tierra muere, pero los cielos son eternos. Me aparezco ante todos los pueblos, y todos los pueblos me alaban. Esta vida, esta belleza, desde tiempos inmemoriales hasta el fin de las eras, no cambiará. Esta es la vida del reino.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, ¡Regocijaos pueblos todos!

Palabras diarias de Dios  Fragmento 584

He hecho mucho trabajo entre vosotros y, por supuesto, también he pronunciado muchas declaraciones. Sin embargo, no puedo evitar sentir que Mis palabras y Mi obra no han cumplido en su totalidad con el propósito de Mi obra en los últimos días. Porque, en los últimos días, Mi trabajo no es para el bien de una determinada persona o de cierta gente, sino para demostrar Mi carácter inherente. Sin embargo, por una infinidad de razones —tal vez por la escasez de tiempo o una agitada agenda de trabajo— la gente no ha obtenido ningún conocimiento de Mí a partir de Mi carácter. Por tanto, Yo me embarco en Mi nuevo plan, Mi obra final, y paso una nueva página para que todos los que me ven, golpeen su pecho y lloren sin cesar por Mi existencia. Porque traigo el fin de la humanidad al mundo, y a partir de ahí, pongo al descubierto todo Mi carácter ante la humanidad para que todos los que me conocen, y los que no, deleiten su vista y vean que en verdad he venido al mundo humano, a la tierra, donde todas las cosas se multiplican. Este es Mi plan, y Mi única “confesión” desde Mi creación de la humanidad. Deseo que vosotros podáis contemplar con todo vuestro corazón todos Mis movimientos, porque Mi vara otra vez se acerca a la humanidad, cerca de todos aquellos que se oponen a Mí.

Junto con los cielos, Yo comienzo la obra que tengo que hacer. Así que viajo entre los ríos de personas y me muevo entre el cielo y la tierra. Nadie percibe Mis movimientos ni se da cuenta de Mis palabras. Así que Mi plan sigue progresando sin problemas. Es solo que todos vuestros sentidos se han entumecido tanto que no os dais cuenta de los pasos de Mi obra. Un día, sin embargo, os daréis cuenta de Mis intenciones. Hoy día, vivo con vosotros, y sufro con vosotros y, desde hace tiempo he comprendido la actitud que la humanidad tiene hacia Mí. No deseo hablar más de esto, y mucho menos deseo avergonzaros al ofrecer más ejemplos de este tema doloroso. Mi única esperanza es que recordéis todo lo que habéis hecho en vuestro corazón para que ajustemos cuentas el día en que nos encontremos de nuevo. No deseo acusar falsamente a ninguno de vosotros, porque siempre he actuado con justicia, con equidad y con honor. Por supuesto, espero también que vosotros podáis ser virtuosos y no hagáis nada que vaya contra el cielo y la tierra, o en contra de vuestra propia conciencia. Esto es todo lo que os pido. Muchos se sienten afligidos e intranquilos por todas las cosas atroces que han hecho, y muchos se sienten avergonzados por no haber hecho nunca una sola buena acción. Y también hay muchos que no se sienten avergonzados por sus pecados y en su lugar se vuelven cada vez peores, arrancando completamente las máscaras que ocultan sus feos rostros —que aún no han sido plenamente revelados— para poner a prueba Mi carácter. No me importa ni presto atención a las acciones de una persona en particular. Más bien, hago la obra que debo hacer, para adquirir información, viajar por la tierra, o hacer aquello que me interesa. En momentos importantes, reanudo Mi obra entre los hombres de acuerdo al plan original, ni un segundo antes y ni un segundo después, con tranquilidad y precisión. Sin embargo, algunos son echados a un lado con cada paso de Mi obra, porque desprecio sus halagos y fingida sumisión. Aquellos a quienes aborrezco sin duda alguna serán abandonados, ya sea intencionalmente o no. En resumen, quisiera que todos los que desprecio se queden lejos de Mí. No hace falta decir que no perdonaré a los malvados que quedan en Mi casa. Como el día del castigo del hombre está cerca, no tengo prisa por echar fuera de Mi casa a todas esas almas despreciables, pues Yo tengo Mi propio plan.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prepara suficientes buenas obras para tu destino

Palabras diarias de Dios  Fragmento 585

Ahora es el momento en el que determino el final para cada persona, no la etapa en la que comencé a obrar en el hombre. Una a una, escribo en Mi libro de registro las palabras y acciones de cada persona, la trayectoria por la que Me ha seguido, sus características inherentes y cómo se ha comportado en última instancia. De esta manera, no importa qué clase de persona sea, nadie escapará de Mi mano y todos estarán con los de su propia clase según Yo lo designe. Yo decido el destino de cada persona, no con base en su edad, antigüedad, cantidad de sufrimiento ni, mucho menos, según el grado de compasión que provoca, sino con base en si posee la verdad. No hay otra opción que esta. Debéis daros cuenta de que todos aquellos que no hacen la voluntad de Dios serán también castigados. Este es un hecho inmutable. Por lo tanto, todos aquellos quienes son castigados, reciben castigo por la justicia de Dios y como retribución por sus numerosas acciones malvadas. No he hecho un solo cambio a Mi plan desde su concepción. Es solo que, para el hombre, aquellos a los que dirijo Mis palabras parecen ser cada vez menos, como lo son aquellos a los que verdaderamente apruebo. Sin embargo, sostengo que Mi plan nunca ha cambiado; más bien, son la fe y el amor del hombre los que siempre están cambiando, siempre menguando, hasta el punto en que es posible para cada persona pasar de adularme hasta ser frío conmigo e incluso echarme de su lado. Mi actitud hacia vosotros no será ni fría ni cálida hasta que Yo sienta aborrecimiento y finalmente designe el castigo. Sin embargo, en el día de vuestro castigo, Yo todavía os veré, pero vosotros ya no seréis capaces de verme. La vida entre vosotros me resulta aburrida y tediosa, así que no hace falta decir que he elegido un entorno diferente en el que vivir para evitar el daño de vuestras palabras maliciosas y alejarme de vuestro sórdido comportamiento, de manera que ya no podáis engañarme ni tratarme con indiferencia. Antes de dejaros, todavía os exhorto a absteneros de hacer cualquier cosa que no esté de acuerdo con la verdad. Más bien, debéis hacer lo que es agradable para todos, lo que beneficia a todos y lo que beneficia a vuestro propio destino, de lo contrario, el que sufra en mitad del desastre no será otro más que tú mismo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prepara suficientes buenas obras para tu destino

Palabras diarias de Dios  Fragmento 586

Expreso Mi misericordia hacia los que me aman y se niegan a sí mismos. Mientras tanto, el castigo traído sobre los malvados es precisamente una prueba de Mi justo carácter y, más aún, testimonio de Mi ira. Cuando llegue el desastre, el hambre y la peste caerán sobre todos aquellos que se oponen a Mí y llorarán. Quienes hayan cometido toda clase de maldades, pero que me hayan seguido durante muchos años no se librarán de pagar por sus pecados; ellos también caerán en la catástrofe, que apenas se ha visto durante millones de años, y vivirán en un constante estado de pánico y miedo. Y todos Mis seguidores que han sido leales a Mí se regocijarán y aplaudirán Mi grandeza. Ellos experimentarán una alegría inefable y vivirán en un júbilo que Yo nunca antes he otorgado a la humanidad. Porque Yo atesoro las buenas acciones del hombre y aborrezco sus acciones malvadas. Desde que comencé a liderar a la humanidad, he estado esperando ansiosamente obtener un grupo de personas que piense igual que Yo. Pero nunca olvido a los que no piensan igual que Yo; los aborrezco siempre en Mi corazón, a la espera de la oportunidad de administrarles Mi retribución y lo disfrutaré cuando lo vea. ¡Ahora, Mi día finalmente ha llegado y ya no necesito esperar!

Mi obra final es no solo para castigar al hombre, sino para ordenar el destino del hombre. Adicionalmente, es para que todas las personas reconozcan Mis hechos y acciones. Quiero que cada persona vea que todo lo que he hecho es lo correcto y que es una expresión de Mi carácter. No es la obra del hombre, ni mucho menos la naturaleza, lo que creó a la humanidad, sino que soy Yo el que nutre cada ser vivo de la creación. Sin Mi existencia, la humanidad solo puede morir y sufrir la invasión de las calamidades. Nadie podrá ver nunca más la belleza del sol y la luna o el mundo verde; la humanidad solo se enfrentará a la noche frígida y al valle inexorable de la sombra de la muerte. Yo soy la única salvación de la humanidad. Soy la única esperanza de la humanidad y, aún más, Yo soy Aquel sobre quien descansa la existencia de toda la humanidad. Sin Mí, la humanidad se detendrá de inmediato. Sin Mí, la humanidad sufrirá una catástrofe y será pisoteada por todo tipo de fantasmas, aunque nadie me presta atención. He realizado una obra que no puede ser realizada por nadie más, solo con la esperanza de que el hombre me retribuya con buenas acciones. Aunque pocos puedan haberme retribuido, de todos modos concluiré Mi viaje en el mundo humano y comenzaré con la obra que se desarrollará seguidamente, ya que Mi viaje entre los hombres durante todos estos años ha sido fructífero, y estoy muy satisfecho. No me importa el número de personas, sino más bien sus buenas acciones. En cualquier caso, espero que preparéis suficientes buenas obras para vuestro propio destino. Entonces Yo me sentiré satisfecho; de lo contrario, ninguno de vosotros puede escapar del desastre que os vendrá encima. El desastre se origina en Mí y, por supuesto, Yo lo orquesto. Si no podéis parecer buenos a Mis ojos, entonces no escaparéis de sufrir el desastre. En tiempos de tribulación, vuestras acciones y hechos no fueron del todo apropiados, ya que vuestra fe y vuestro amor eran huecos, y vosotros solo os mostrasteis tímidos o fuertes. Con respecto a esto, solo haré un juicio de lo bueno o lo malo. Toda Mi preocupación continúa siendo por vuestras acciones y formas de expresarse, y es sobre ello que se fundamenta Mi determinación de vuestro fin. Sin embargo, debo dejar claro que ya no seré misericordioso con los que no me mostraron la más mínima lealtad durante los tiempos de tribulación, ya que Mi misericordia llega solo hasta allí. Además, no me siento complacido hacia aquellos quienes alguna vez me han traicionado, y mucho menos deseo relacionarme con los que venden los intereses de los amigos. Este es Mi carácter, independientemente de quién sea la persona. Debo deciros esto: cualquiera que quebrante Mi corazón no volverá a recibir clemencia, y cualquiera que me haya sido fiel permanecerá por siempre en Mi corazón.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prepara suficientes buenas obras para tu destino

Palabras diarias de Dios  Fragmento 587

En el vasto mundo, océanos que se desbordan en los campos, campos que se desbordan en los océanos, una y otra vez. Excepto por Él, que gobierna sobre todo entre todas las cosas, nadie es capaz de guiar y dirigir a esta raza humana. No hay poderoso que trabaje o haga los preparativos para esta raza humana, y, mucho menos, hay alguien que pueda llevar a esta raza humana al destino de la luz y liberarla de las injusticias terrenales. Dios lamenta el futuro de la humanidad, llora la caída de la humanidad y le duele que la humanidad se esté dirigiendo, paso a paso, hacia la decadencia y el camino sin regreso. ¿Nadie ha pensado nunca en la dirección en que dicha humanidad que ha roto el corazón de Dios y ha renunciado a Él para ir en busca del maligno podría ir? Es precisamente por esta razón que nadie siente la ira de Dios, que nadie busca una forma de complacerlo ni trata de acercarse a Él y, lo que es más, es la razón por la que nadie busca comprender el sufrimiento y el dolor de Dios. Incluso después de escuchar la voz de Dios, el hombre continúa en su propia senda, sigue apartándose de Dios, sigue evadiendo la gracia y el cuidado de Dios, y rehuyendo a Su verdad, y prefiere venderse a sí mismo a Satanás, el enemigo de Dios. Y ¿quién ha pensado —si el hombre persiste en su obstinación— en cómo Dios actuará hacia esta humanidad que lo ha rechazado sin mirar atrás? Nadie sabe que la razón de los repetidos recordatorios y exhortaciones de Dios se debe a que Él ha preparado en sus manos una calamidad como jamás se ha visto, una calamidad que será insoportable para la carne y el alma del hombre. Esta calamidad no es solamente un castigo de la carne, sino también, del alma. Necesitas saber esto: cuando el plan de Dios fracase y cuando Sus recordatorios y exhortaciones no sean retribuidos, ¿qué clase de ira desatará? No se parecerá en nada a lo que algún ser creado haya experimentado o escuchado. Así pues, Yo digo que esta calamidad no tiene precedentes y jamás se repetirá, pues el plan de Dios es crear a la humanidad una sola vez y salvarla una sola vez. Es la primera vez y, también, la última. Por tanto, nadie puede comprender las meticulosas intenciones y la ferviente expectativa con las que Dios salva a la humanidad esta vez.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios es la fuente de la vida del hombre

Palabras diarias de Dios  Fragmento 588

El hombre entiende un poco de la obra de hoy y de la del futuro, pero no comprende el destino al que entrará la humanidad. Como criatura, debería realizar el deber de una criatura: el hombre debería seguir a Dios en todo lo que Él hace; deberíais proceder en cualquier forma que Yo os diga. No tienes forma de manejar las cosas por ti mismo y no tienes control sobre ti; todo debe quedar a merced de Dios y todo está en Sus manos. Si Su obra le proveyera al hombre un fin, un destino maravilloso antes de tiempo, y si Dios usara esto para atraer al hombre y hacer que este lo siguiera —si hiciera un trato con el hombre—, esto no sería una conquista ni tampoco obrar la vida de este. Si Dios tuviera que usar el fin del hombre para controlarlo y ganar su corazón, en esto no estaría perfeccionando al ser humano ni tampoco lograría ganarlo, sino que estaría usando el destino para controlarlo. Nada le preocupa al hombre más que el fin futuro, el destino final y si se puede esperar algo bueno o no. Si se le diera una hermosa esperanza durante la obra de conquista y si, antes de la conquista del hombre se le otorgara un destino adecuado que perseguir, no sólo dicha conquista del hombre no alcanzaría su efecto, sino que el efecto de la obra de conquista también se vería afectado. Es decir, la obra de conquista consigue su efecto eliminando el destino y las perspectivas del hombre y juzgando y castigando su carácter rebelde. No se logra haciendo un trato con el hombre, a saber, dándole bendiciones y gracias, más bien mediante la revelación de su lealtad una vez se le ha despojado de su “libertad” y sus perspectivas han sido erradicadas. Esta es la esencia de la obra de conquista. Si se le proporcionara al hombre una hermosa esperanza desde el principio, y la obra de castigo y juicio se realizara después, el ser humano aceptaría ese castigo y juicio basándose en las perspectivas que tiene y, al final, la obediencia y adoración incondicionales del Creador por parte de todas Sus criaturas no se cumplirían; sólo habría una obediencia ciega e ignorante, o el hombre le presentaría ciegas exigencias a Dios y sería imposible conquistar por completo su corazón. Por consiguiente, sería imposible que semejante obra de conquista ganase al hombre y además diera testimonio de Dios. Tales criaturas no podrían llevar a cabo su deber, y sólo harían tratos con Dios; esto no sería conquista, sino misericordia y bendición. El mayor problema del hombre es que sólo piensa e idolatra cosas como su destino y sus perspectivas. El hombre busca a Dios por el bien de estas cosas; no le adora porque le ame. Por tanto, en la conquista del hombre, el egoísmo y la avaricia de este, así como las cosas que más obstruyen su adoración a Dios deben ser tratados y, de este modo, eliminados. Al hacerlo se conseguirán los efectos de la conquista del hombre. Como resultado, en las primeras fases de esta es necesario purgar las ambiciones salvajes y las debilidades más fatales del ser humano y, a través de esto, revelar el amor del hombre hacia Dios y cambiar su conocimiento de la vida humana, su opinión de Dios y el significado de su existencia. De esta forma, el amor del hombre por Dios se purifica, y esto significa que su corazón está conquistado. Sin embargo, en la actitud de Dios hacia todas las criaturas, Dios no sólo conquista por la conquista en sí, sino que lo hace para ganar al hombre, por el bien de Su propia gloria y con el fin de recuperar la semejanza primera y original del ser humano. Si sólo tuviera que conquistar por conquistar, se perdería la relevancia de la obra de conquista. Es decir que si después de conquistar al hombre, Dios se lavara las manos y ya no prestara atención a la vida del hombre o su muerte, esto no sería gestión de la humanidad ni la conquista de esta sería por el bien de su salvación. Sólo ganar al hombre tras su conquista y su llegada, en última instancia, a un destino maravilloso es lo único que se halla en el corazón de toda la obra de salvación, y sólo esto puede lograr el objetivo de la salvación del hombre. En otras palabras, sólo la llegada del hombre al hermoso destino y su entrada en el reposo son la perspectiva que todas las criaturas deberían tener, y es la obra que el Creador debería hacer. Si el hombre tuviera que llevar a cabo esta obra, esta sería demasiado limitada: podría llevar al hombre a un cierto punto, pero no sería capaz de conducirlo a su destino eterno. El hombre no es capaz de decidir el sino del ser humano y, además, tampoco es capaz de asegurar la perspectiva de este ni su destino futuro. Sin embargo, la obra realizada por Dios es diferente. Como creó al hombre, lo guía; como lo salva, lo hará de manera concienzuda y lo ganará por completo; como dirige al hombre, lo llevará al destino adecuado; y como creó al hombre y lo gestiona, debe asumir la responsabilidad por el sino y la perspectiva del ser humano. Esta es, precisamente, la obra realizada por el Creador. Aunque la obra de conquista se alcanza purgando al hombre de su perspectiva, es este en última instancia al que se lleva al destino adecuado que Dios preparó para él. Precisamente porque Dios obra al hombre, este tiene un destino y su sino está asegurado. Aquí, el destino adecuado al que se alude no son las esperanzas y la perspectiva del hombre purgadas en tiempos pasados; ambas cosas son diferentes. Aquellas cosas que el hombre espera y busca surgen de sus anhelos de búsqueda de los extravagantes deseos de la carne y no del destino que le corresponde. Lo que Dios ha preparado para el hombre, mientras tanto, son las bendiciones y las promesas que le corresponden a este una vez ha sido purificado, y que Dios preparó para él después de crear al mundo; estas no están manchadas por las elecciones, las nociones, las imaginaciones o la carne del hombre. Este destino no está preparado para una persona en particular, sino que es el lugar de reposo de toda la humanidad. Por tanto, este destino es el más adecuado para ella.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Restaurar la vida normal del hombre y llevarlo a un destino maravilloso

Palabras diarias de Dios  Fragmento 589

El Creador pretende orquestar a todos los seres de la creación. No debes descartar ni desobedecer nada de lo que Él hace, ni ser rebelde hacia Él. Cuando la obra que Él lleva a cabo finalmente logra Sus objetivos, en esto Él obtendrá gloria. ¿Por qué no se dice hoy que eres el descendiente de Moab, o la prole del gran dragón rojo? ¿Por qué no se habla de pueblo escogido y sólo se menciona a los seres creados? El ser creado: ese fue el título original del hombre, y esta es su identidad innata. Los nombres sólo varían porque las eras y los periodos de la obra varían; en realidad, el hombre es una criatura ordinaria. Todas las criaturas, ya sean las más corruptas o las más santas, deben realizar el deber de un ser creado. Cuando Dios lleva a cabo la obra de conquista, no te controla usando tu perspectiva, tu sino o tu destino. En realidad, no hay necesidad de obrar de esta manera. El objetivo de la obra de conquista es hacer que el hombre realice el deber de un ser creado, hacerle adorar al Creador; sólo después de esto podrá entrar en el maravilloso destino. La suerte del hombre está controlada por las manos de Dios. Tú eres incapaz de controlarte a ti mismo: a pesar de que el hombre siempre está ocupándose para sí mismo, permanece incapaz de controlarse. Si pudieras conocer tu propia perspectiva, si pudieras controlar tu propio sino, ¿seguirías siendo un ser creado? En resumen, independientemente de cómo obre Dios, toda Su obra es por el bien del hombre. Considera, por ejemplo, los cielos y la tierra, y todas las cosas que Dios creó para que sirvieran al hombre: la luna, el sol y las estrellas que Él hizo para el hombre; los animales y las plantas, la primavera, el verano, el otoño y el invierno, etc., todo está hecho para beneficio de la existencia del hombre. Y así, independientemente de cómo Dios castigue y juzgue al hombre, todo es por el bien de la salvación de este. Aunque despoje al hombre de sus esperanzas carnales, es por el bien de su purificación, y su purificación es para que él pueda sobrevivir. El destino del hombre está en manos del Creador, por tanto, ¿cómo podría el hombre controlarse a sí mismo?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Restaurar la vida normal del hombre y llevarlo a un destino maravilloso

Palabras diarias de Dios  Fragmento 590

Una vez acabada la obra de conquista, el hombre será llevado a un mundo hermoso. Esta vida será, por supuesto, todavía en la tierra, pero será totalmente distinta a la vida actual del hombre. Es la vida que la humanidad tendrá después de que toda ella haya sido conquistada, será un nuevo comienzo para el hombre en la tierra; tener este tipo de vida será la prueba para la humanidad de que ha entrado en un ámbito nuevo y hermoso. Será el principio de la vida del hombre con Dios sobre la tierra. La premisa de una vida tan bella debe ser que, después de que el hombre haya sido purificado y conquistado, se someta delante del Creador. Así, la obra de conquista es la última etapa de la obra de Dios antes de que la humanidad entre en el maravilloso destino. Semejante vida es la vida futura del hombre en la tierra, la vida más hermosa sobre la tierra, el tipo de vida que el hombre anhela, la que nunca antes alcanzó en la historia del mundo. Es el resultado final de la obra de gestión de los 6000 años; es aquello que más anhela la humanidad, y también la promesa de Dios al hombre. Pero esta no puede cumplirse de inmediato: el hombre entrará en el destino futuro sólo cuando la obra de los últimos días se haya completado y él haya sido totalmente conquistado; es decir, una vez que Satanás haya sido derrotado por completo. Después de haber sido refinado, el hombre no tendrá una naturaleza pecaminosa, porque Dios habrá derrotado a Satanás, lo que significa que no habrá invasión por parte de fuerzas hostiles, y que ninguna de estas podrá atacar la carne del hombre. Por tanto, este será libre y santo; habrá entrado en la eternidad. Solo si las fuerzas hostiles de la oscuridad están encadenadas, será el hombre libre dondequiera que vaya y así no tendrá rebeldía ni oposición. Tan sólo hay que mantener atado a Satanás y todo estará bien con el hombre; la situación actual existe porque Satanás sigue provocando problemas por todas partes en la tierra, y porque toda la obra de gestión de Dios tiene que llegar aún a su fin. Una vez derrotado Satanás, el hombre será liberado por completo; cuando el hombre gane a Dios y salga del campo de acción de Satanás, contemplará el Sol de justicia. La vida que le corresponde al hombre normal será recuperada; todo lo que este debería poseer —como la capacidad de discernir el bien del mal y comprender cómo comer y vestirse, y vivir normalmente—, todo esto, se recuperará. Si Eva no hubiera sido tentada por la serpiente, el hombre debería haber tenido este tipo de vida normal después de ser creado, al principio. Debería haber comido, haberse vestido y haber llevado una vida humana normal en la tierra. Con todo, después de que el hombre se depravara, esta vida se convirtió en una quimera y hasta el día de hoy, el hombre no se atreve a imaginar tales cosas. De hecho, esta hermosa vida que el hombre anhela es una necesidad. Si el hombre no tuviera un destino así, su vida depravada en la tierra no cesaría jamás, y si no hubiera una vida tan bella, el destino de Satanás no tendría fin y tampoco la era en la que este tiene poder sobre la tierra. El hombre debe llegar a un ámbito inalcanzable para las fuerzas de la oscuridad; y cuando lo haga, esto demostrará que Satanás ha sido derrotado. De esta forma, cuando ya no haya interrupción por parte de Satanás, Dios mismo controlará a la humanidad y Él mandará y controlará toda la vida del hombre; sólo entonces Satanás habrá sido derrotado verdaderamente. La vida del hombre hoy es mayormente una vida de suciedad; sigue siendo una vida de sufrimiento y aflicción. A esto no se le podría llamar derrota de Satanás; el hombre tiene que escapar aún del mar de aflicción, de la dificultad de la vida humana o de la influencia de Satanás, y su conocimiento de Dios sigue siendo infinitesimal. Toda la dificultad del hombre fue creada por Satanás; fue él quien trajo los sufrimientos a la vida del hombre y sólo cuando sea encadenado, podrá el hombre ser capaz de escapar por completo del mar de aflicción. Sin embargo, que Satanás sea atado se logra a través de conquistar y ganar el corazón del hombre, convirtiendo a este en el botín de la batalla con Satanás.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 591

Hoy, la búsqueda del hombre para convertirse en un vencedor y ser hecho perfecto consiste en las cosas que persigue antes de tener la vida humana normal en la tierra, y son los objetivos que busca antes de que Satanás sea atado. En esencia, su búsqueda de ser un vencedor y ser hecho perfecto, o ser de gran uso, consiste en escapar de la influencia de Satanás: el hombre busca ser un vencedor, pero el resultado final será escapar de la influencia de Satanás. Sólo así puede el hombre llevar la vida humana normal en la tierra, la vida de adorar a Dios. Hoy, procurar convertirse en un vencedor y ser hecho perfecto son las cosas que el hombre busca antes de tener la vida humana normal en la tierra. Y las busca, principalmente, para ser purificado, para poner la verdad en práctica y con el fin de adorar al Creador. Si el hombre posee la vida humana normal en la tierra, una vida sin dificultad ni aflicción, no acometerá la búsqueda de convertirse en un vencedor. “Llegar a ser un vencedor” y “ser hecho perfecto” son los objetivos que Dios le da al hombre para que los persiga y, a través de la búsqueda de estos objetivos, hace que el ser humano ponga la verdad en práctica y viva una vida significativa. El objetivo consiste en lograr que el hombre sea completo y ganarlo; la búsqueda de convertirse en un vencedor y ser hecho perfecto es meramente un medio. Si en el futuro, el hombre entra en el maravilloso destino, no habrá referencia alguna a convertirse en un vencedor y ser hecho perfecto; sólo existirá cada ser creado que lleva a cabo su deber. Hoy, al hombre se le hace buscar estas cosas sólo para definir un ámbito para él, para que su búsqueda pueda ser más específica y práctica. De lo contrario, el hombre viviría en medio de una abstracción vaga y buscaría entrar en la vida eterna, y si esto fuera así, ¿no sería el hombre aún más digno de lástima? Buscar de este modo, sin metas ni principios, ¿acaso no es un autoengaño? En última instancia, esta búsqueda sería improductiva por naturaleza; al final, el hombre todavía viviría bajo el campo de acción de Satanás y sería incapaz de desenredarse de él. ¿Por qué sujetarse a una búsqueda sin propósito? Cuando el hombre entre en el destino eterno, adorará al Creador y, por haber ganado la salvación y entrado en la eternidad, no perseguirá objetivo alguno y, además, tampoco necesitará preocuparse por que Satanás lo asedie. Esta vez, el hombre conocerá su lugar y llevará a cabo su deber, e incluso aunque no sean castigados o juzgados, cada persona realizará su deber. Entonces, el hombre será una criatura tanto en identidad como en estatus. Ya no existirá la distinción de alto y bajo; cada persona llevará sencillamente a cabo una función diferente. Con todo, el hombre seguirá viviendo en un destino que es ordenado y adecuado para la humanidad; realizará su deber para la adoración del Creador, y esta humanidad se convertirá en la humanidad de la eternidad. En ese tiempo, el hombre habrá ganado una vida iluminada por Dios, una vida bajo el cuidado y la protección de Dios, una vida junto con Dios. La humanidad llevará una vida normal sobre la tierra, y todas las personas entrarán en la senda correcta. El plan de gestión de 6000 años habrá derrotado por completo a Satanás, lo cual significa que Dios habrá recuperado la imagen original del hombre tras ser creado y, como tal, se habrá cumplido Su intención primera. Al principio, antes de que la humanidad fuera corrompida por Satanás, llevaba una vida normal en la tierra. Más adelante, cuando el hombre fue corrompido por Satanás, el hombre perdió esta vida normal y empezó la obra de la gestión de Dios, y la batalla con Satanás para recuperar la vida normal del hombre. Sólo cuando la obra de gestión de Dios de 6000 años llegue a su fin, la vida de toda la humanidad comenzará oficialmente en la tierra; sólo entonces, el hombre tendrá una vida maravillosa y Dios recuperará el propósito que tuvo al crear al hombre en el principio, así como la semejanza original de este. Así, una vez el hombre tiene la vida normal de la humanidad en la tierra, el hombre no buscará convertirse en un vencedor ni ser hecho perfecto, porque será santo. Los “vencedores” y el “ser hecho perfecto” a los que se refieren las personas son los objetivos que se le dan al hombre para que los persiga durante la batalla entre Dios y Satanás, y sólo existen porque el hombre ha sido corrompido. Dándote un objetivo y haciendo que lo persigas, Satanás será derrotado. Pedirte que seas un vencedor o que seas hecho perfecto o usado requiere dar testimonio con el fin de avergonzar a Satanás. Al final, el hombre llevará la vida humana normal en la tierra, y será santo; cuando esto ocurra, ¿seguirá buscando la gente convertirse en vencedores? ¿Acaso no son, todos ellos, seres de la creación? Hablando de ser un vencedor y ser alguien hecho perfecto, estas son palabras que van dirigidas a Satanás y a la inmundicia del hombre. ¿No es la palabra “vencedor” una referencia a la victoria sobre Satanás y las fuerzas hostiles? Cuando dices que has sido hecho perfecto, ¿qué ha sido hecho perfecto en ti? ¿Acaso no te has despojado de tu carácter satánico corrupto para que puedas conseguir el amor supremo a Dios? Tales cosas se dicen en relación con las cosas sucias dentro del hombre, y en relación con Satanás; no se afirman respecto a Dios.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 592

Sólo cuando el hombre alcance la verdadera vida del hombre en la tierra y todas las fuerzas de Satanás estén encadenadas, vivirá fácilmente sobre la tierra. Las cosas no serán tan complejas como lo son hoy: las relaciones humanas, las relaciones sociales, las complejas relaciones familiares, ¡causan tantos problemas y tanto dolor! ¡La vida del hombre aquí es tan desgraciada! Una vez el hombre haya sido conquistado, su corazón y su mente cambiarán: tendrá un corazón que reverencia a Dios y que le ama. Una vez conquistados todos los que están en el universo que buscan amar a Dios, es decir, una vez derrotado Satanás y una vez este —como todas las fuerzas de la oscuridad— haya sido encadenado, la vida del hombre en la tierra será tranquila y podrá vivir libremente sobre la tierra. Si la vida del hombre estuviera libre de relaciones carnales y de las complejidades de la carne, sería mucho más fácil. Las relaciones de la carne del hombre son demasiado complejas; para este, tales cosas son la prueba de que aún tiene que liberarse de la influencia de Satanás. Si tuvieras la misma relación con cada uno de tus hermanos y hermanas, si tuvieras la misma relación con cada miembro de tu familia, no tendrías preocupaciones ni necesidad de inquietarte por nadie. Nada podría ser mejor y, de esta forma, el hombre se aliviaría de la mitad de su sufrimiento. Viviendo una vida humana normal en la tierra, el hombre será similar a los ángeles; aunque sigue estando todavía en la carne, será muy parecido a un ángel. Esta es la promesa final, la última que se le concede al hombre. Hoy, el ser humano experimenta castigo y juicio; ¿crees que la experiencia del hombre en tales cosas no tiene sentido? ¿Podría la obra de castigo y juicio hacerse sin razón alguna? Con anterioridad se ha dicho que castigar y juzgar al hombre es colocarlo en el abismo sin fondo, que significa eliminar su sino y su perspectiva. Esto sólo es por una cosa: la purificación del hombre. No se le coloca en el abismo sin fondo de forma deliberada, tras lo cual Dios se desentiende de él. En su lugar, lo hace con el fin de tratar con la rebeldía que hay en el hombre para que, al final, las cosas que hay dentro del hombre puedan ser purificadas y que pueda tener un conocimiento verdadero de Dios y ser como una persona santa. Si esto se produce, todo se llevará a cabo. De hecho, cuando se trate con aquellas cosas que hay que tratar dentro del hombre y el hombre dé un resonante testimonio, Satanás también será derrotado y, aunque algunas de esas cosas que están desde el principio dentro del hombre no sean purificadas por completo, una vez que Satanás esté derrotado, ya no causará más problema y, en ese momento, el hombre habrá sido limpiado del todo. El ser humano no ha experimentado nunca una vida así, pero cuando Satanás sea derrotado, todo estará resuelto y aquellas cosas insignificantes que hay dentro del hombre serán solucionadas y todos los demás problemas terminarán una vez resuelto el problema principal. Durante esta encarnación de Dios en la tierra, cuando Él realiza personalmente Su obra en medio de los hombres, toda la obra que Él lleva a cabo es para derrotar a Satanás y Él lo hará a través de la conquista del hombre y haciéndoos completos. Cuando deis un resonante testimonio, esto también será una señal de dicha derrota. Primero se conquista al hombre y, en última instancia, se le hace perfecto por completo para derrotar a Satanás. Sin embargo, en esencia, junto con la derrota de Satanás, esto también es la salvación de toda la humanidad de este vacío mar de aflicción. Independientemente de si la obra se lleva a cabo en todo el universo o en China, todo es para derrotar a Satanás y traer salvación a toda la humanidad, para que el hombre pueda entrar en el lugar de reposo. El Dios encarnado, esta carne normal, es precisamente para derrotar a Satanás. La obra de Dios en carne se usa para traer salvación a todos aquellos que están bajo el cielo y que aman a Dios, es para conquistar a toda la humanidad y, además, para derrotar a Satanás. El núcleo central de toda la obra de gestión de Dios es inseparable de esta derrota para traer salvación a toda la humanidad. ¿Por qué, en gran parte de esta obra, siempre se habla de que deis testimonio? ¿Y a quién va dirigido este testimonio? ¿Acaso no va destinado a Satanás? Este testimonio está hecho para Dios, y para atestiguar que la obra de Dios ha logrado su efecto. Dar testimonio está relacionado con la obra de derrotar a Satanás; si no hubiera una batalla con Satanás, no se le pediría al hombre que diera testimonio. Porque Satanás tiene que ser derrotado, Dios exige que al tiempo que el hombre se está salvando, dé testimonio de Él delante de Satanás, y esto es algo que Él usa para salvar al hombre y pelear contra Satanás. Como resultado, el hombre es el objeto de la salvación y, a la vez, una herramienta en la derrota de Satanás; por tanto, el ser humano está en el centro de la obra de toda la gestión de Dios, mientras que Satanás es meramente el objeto de destrucción, el enemigo. Sentirás, quizás, que no has hecho nada, pero por causa de los cambios en tu carácter, ya se ha dado testimonio y este va dirigido a Satanás y no está hecho para el hombre. Este no es adecuado para disfrutar de semejante testimonio. ¿Cómo podría él entender la obra que Dios hace? El objeto de la lucha de Dios es Satanás; mientras tanto, el hombre es sólo el objeto de salvación. El hombre tiene un carácter satánico corrupto y es incapaz de comprender esta obra. Esto se debe a la corrupción de Satanás y no es inherente al hombre, pero está dirigido por Satanás. Hoy, la obra principal de Dios consiste en derrotar a Satanás, es decir, conquistar al hombre por completo, para que pueda dar el testimonio final de Dios delante de Satanás. De esta forma, todas las cosas se conseguirán. En muchos casos, a simple vista se diría que nada se ha hecho, pero en realidad, la obra ya se ha completado. El hombre requiere que toda la obra de terminación sea visible; aunque sin hacerla visible para ti, Yo he acabado Mi obra, porque Satanás ha sido sometido, y esto significa que ha sido derrotado por completo y que toda la sabiduría, el poder y la autoridad de Dios han vencido a Satanás. Este es exactamente el testimonio que se debe llevar, y aunque no tiene una expresión clara en el hombre, aunque no es visible a simple vista, Satanás ya ha sido derrotado. La totalidad de la obra está dirigida contra Satanás, y se lleva a cabo a causa de la batalla con Satanás. Así, existen muchas cosas que el hombre no ve como un éxito pero que, a ojos de Dios, fueron completadas con éxito hace mucho tiempo. Esta es una de las verdades interiores de toda la obra de Dios.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 593

Todos los que están dispuestos a ser hechos perfectos tienen la oportunidad de serlo, así que todo el mundo debe relajarse: en el futuro todos entrarán en el destino. Pero si eres reticente a ser hecho perfecto y no estás deseoso de entrar en el maravilloso ámbito, es tu propio problema. Todos aquellos que están dispuestos a ser perfeccionados y son leales a Dios, todos los que obedecen y todos los que llevan a cabo su función con fidelidad, todas las personas así pueden ser hechas perfectas. Hoy, todos los que no realizan su deber con lealtad, todos los que no son leales a Dios, los que no se someten a Él, en particular los que han recibido el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo, pero no los ponen en práctica, son incapaces de ser hechos perfectos. Todos los que están dispuestos a ser leales y obedecer a Dios pueden ser hechos perfectos, aunque sean un poco ignorantes; todos los que están dispuestos a buscar pueden ser hechos perfectos. No hay necesidad de preocuparse por esto. Mientras estés dispuesto a continuar en esta dirección, puedes ser hecho perfecto. No estoy dispuesto a abandonar ni a descartar a ninguno de vosotros, pero si el hombre no se esfuerza para hacerlo bien, sólo te estarás destruyendo; no soy Yo quien te descarta, sino tú mismo. Si no te esfuerzas por hacerlo bien, si eres perezoso o no llevas a cabo tu deber, si no eres leal o no buscas la verdad y siempre haces lo que te place; si actúas temerariamente, luchas por tu propia fama y fortuna y no eres escrupuloso en tus tratos con el sexo opuesto, entonces llevarás la carga de tus propios pecados; no eres digno de la compasión de nadie. Mi intención es que todos vosotros seáis hechos perfectos y, como mínimo, seáis conquistados para que esta etapa de la obra pueda completarse con éxito. El deseo de Dios es que todas las personas sean hechas perfectas, en última instancia ganadas por Él, que sean completamente purificadas por Dios y que se conviertan en personas que Él ama. No importa si Yo digo que sois atrasados o de un bajo calibre, es un hecho. Esto que afirmo no demuestra que Yo pretenda abandonaros, que haya perdido la esperanza en vosotros, y mucho menos que no esté dispuesto a salvaros. Hoy he venido a hacer la obra de vuestra salvación, y esto quiere decir que la obra que hago es la continuación de la obra de salvación. Cada persona tiene la oportunidad de ser hecha perfecta: siempre y cuando estés dispuesto y busques, al final podrás alcanzar este resultado, y ninguno de vosotros será abandonado. Si eres de bajo calibre, Mis requisitos respecto a ti serán acordes con ese bajo calibre; si eres de alto calibre, Mis requisitos respecto a ti serán acordes a tu alto calibre; si eres ignorante y analfabeto, Mis requisitos estarán a la altura de tu nivel de analfabetismo; si eres letrado, Mis requisitos para ti serán acordes al hecho de que seas letrado; si eres anciano, Mis requisitos para ti serán según tu edad; si eres capaz de proveer hospitalidad, Mis requisitos para ti serán conforme a esta capacidad; si afirmas no poder ofrecer hospitalidad, y sólo puedes realizar cierta función, ya sea difundir el evangelio, cuidar de la iglesia o atender a los demás asuntos generales, te perfeccionaré de acuerdo con la función que lleves a cabo. Ser leal, obedecer hasta el final mismo y buscar tener un amor supremo a Dios, esto es lo que debes lograr y no hay mejores prácticas que estas tres cosas. En última instancia, se le requiere al hombre que las realice y, si puede lograrlas, entonces será hecho perfecto. Sin embargo, por encima de todo, debes buscar de verdad, seguir adelante activamente, y no ser pasivo en ese sentido. He dicho que cada persona tiene la oportunidad de ser hecha perfecta y es capaz de serlo, y esto es cierto, pero tú no intentas ser mejor en tu búsqueda. Si no logras cumplir estos tres criterios, al final deberás ser descartado. Quiero que todos se pongan al día, que todos tengan la obra y el esclarecimiento del Espíritu Santo y sean capaces de obedecer hasta el final de todo, porque este es el deber que cada uno de vosotros debería llevar a cabo. Cuando todos hayáis realizado vuestro deber, habréis sido hechos perfectos y también tendréis un resonante testimonio. Todos los que tienen testimonio son aquellos que han resultado victoriosos sobre Satanás y han ganado la promesa de Dios, y son los que permanecerán para vivir en el maravilloso destino.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 594

En el principio, Dios estaba en reposo. No había seres humanos ni nada más sobre la tierra en aquel entonces y Dios todavía no había hecho ninguna obra. Él solo comenzó Su obra de gestión una vez que la humanidad existió y después de que la humanidad se hubiese corrompido. Desde ese momento ya no reposó, sino que comenzó a estar ocupado entre los hombres. Debido a la corrupción de la humanidad y también por la rebelión del arcángel, Dios perdió Su reposo. Si Dios no derrota a Satanás y salva a la humanidad corrompida, Él nunca más podrá entrar en el reposo. Así como al hombre le falta el reposo, a Dios también, y cuando Él repose una vez más, los humanos también reposarán. Vivir en el reposo significa vivir una vida sin guerra, sin inmundicia y sin una persistente injusticia. Es decir, es una vida que carece de la perturbación de Satanás (aquí “Satanás” se refiere a las fuerzas enemigas) y que no tiende a ser invadida por cualquier fuerza que se oponga a Dios; es una vida en la que todo sigue su propia especie y puede adorar al Señor de la creación, y en la que los cielos y la tierra están completamente tranquilos. Esto es lo que significan las palabras “reposo apacible de los humanos”. Cuando Dios repose, ya no habrá más injusticia sobre la tierra y ya no habrá más invasión de ninguna fuerza enemiga, y la humanidad también entrará en un nuevo ámbito; no será más una humanidad corrompida por Satanás, sino una humanidad que ha sido salvada después de haber sido corrompida por Satanás. El día de reposo de la humanidad también será el día de reposo de Dios. Dios perdió Su reposo debido a la incapacidad de la humanidad de entrar en el reposo; no porque al principio Dios hubiese sido incapaz de reposar. Entrar en el reposo no quiere decir que todo deje de moverse o de desarrollarse, tampoco significa que Dios deje de obrar o que el hombre deje de vivir. La señal de entrar en el reposo será cuando Satanás haya sido destruido, cuando esa gente malvada que se unió a Satanás en su maldad haya sido castigada y aniquilada, y cuando todas las fuerzas hostiles con Dios dejen de existir. Que Dios entre en el reposo quiere decir que ya no llevará a cabo Su obra de salvación de la humanidad. Que la humanidad entre en el reposo quiere decir que toda la humanidad va a vivir dentro de la luz de Dios y bajo Sus bendiciones; sin la corrupción de Satanás, ya no ocurrirá más injusticia. La humanidad vivirá normalmente sobre la tierra y vivirá bajo el cuidado de Dios. Cuando Dios y la humanidad entren juntos en el reposo, significará que la humanidad ha sido salvada y que Satanás ha sido destruido, que la obra de Dios en los humanos se ha terminado por completo. Dios ya no continuará obrando en los humanos y ellos ya no vivirán bajo el campo de acción de Satanás. Por lo tanto, Dios ya no estará ocupado y los humanos ya no correrán de aquí para allá constantemente; Dios y la humanidad entrarán al mismo tiempo en el reposo. Dios regresará a Su lugar original y cada persona regresará a su lugar correspondiente. Estos son los destinos en los que Dios y los humanos residirán cuando toda la gestión de Dios se haya terminado. Dios tiene el destino de Dios y la humanidad tiene el destino de la humanidad. Mientras reposa, Dios seguirá guiando a todos los humanos en sus vidas sobre la tierra, y mientras están en Su luz, adorarán al único Dios verdadero que está en el cielo. Dios ya no vivirá entre la humanidad y tampoco los humanos podrán vivir con Dios en Su destino. Dios y los humanos no pueden vivir dentro del mismo reino; en vez de esto, ambos tienen sus respectivas maneras de vivir. Dios es el que guía a toda la humanidad y toda la humanidad es la cristalización de la obra de gestión de Dios. Los seres humanos son los que son guiados y no son de la misma sustancia que Dios. “Reposar” quiere decir regresar a su lugar original. Por lo tanto, cuando Dios entra en el reposo, esto quiere decir que ha regresado a Su lugar original. Él ya no vivirá sobre la tierra ni entre la humanidad para compartir su júbilo y sufrimiento. Cuando los humanos entren en el reposo, esto querrá decir que se han convertido en verdaderos objetos de la creación; adorarán a Dios en la tierra y vivirán vidas humanas normales. La gente ya no será desobediente a Dios ni se resistirá a Él y regresará a la vida original de Adán y Eva. Estas serán las respectivas vidas y destinos de Dios los humanos después de que entren en el reposo. La derrota de Satanás es una tendencia inevitable en la guerra con Dios. De esta manera, la entrada de Dios en el reposo después de que se complete Su obra de gestión y la salvación completa de la humanidad y su entrada en el reposo se han convertido igualmente en tendencias inevitables. El lugar de reposo de la humanidad está en la tierra y el lugar de reposo de Dios está en el cielo. Mientras los humanos adoran a Dios en reposo, vivirán sobre la tierra, y mientras Dios guía al resto de la humanidad al reposo, los guiará desde el cielo, no desde la tierra. Dios todavía será el Espíritu mientras que los humanos todavía serán carne. Dios y los humanos, ambos, reposan de una manera diferente. Mientras Dios reposa, Él vendrá y aparecerá entre los humanos; mientras los humanos reposan, Dios los guiará a visitar el cielo y a disfrutar también la vida allí. Después de que Dios y la humanidad entren en el reposo, Satanás ya no existirá y, del mismo modo, esa gente malvada dejará de existir. Antes de que Dios y la humanidad entren en el reposo, esos malvados individuos que una vez persiguieron a Dios en la tierra y los enemigos que fueron desobedientes a Él allí ya habrán sido destruidos; los grandes desastres de los últimos días los habrán erradicado. Después de que esas personas malvadas hayan sido aniquiladas por completo, la tierra nunca más volverá a conocer la persecución de Satanás. Solo entonces la humanidad obtendrá la salvación completa y la obra de Dios se terminará por completo. Estas son las condiciones previas para que Dios y la humanidad entren en el reposo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo

Palabras diarias de Dios  Fragmento 595

La cercanía del fin de todas las cosas indica la finalización de la obra de Dios, así como el fin del desarrollo de la humanidad. Esto significa que los seres humanos, corrompidos por Satanás, habrán llegado a su etapa final de desarrollo, y que los descendientes de Adán y Eva habrán concluido su reproducción. También significa que será imposible que esa humanidad, que ha sido corrompida por Satanás, siga desarrollándose. El Adán y la Eva del principio no habían sido corrompidos, pero al Adán y a la Eva que fueron echados del jardín del Edén Satanás los corrompió. Cuando Dios y los humanos entren juntos en el reposo, Adán y Eva, que fueron echados del jardín del Edén, y sus descendientes finalmente llegarán a su fin. La humanidad del futuro todavía consistirá en los descendientes de Adán y Eva, pero no serán humanos que vivan bajo el campo de acción de Satanás. Más bien, serán personas que han sido salvadas y purificadas. Esta será una humanidad que ha sido juzgada y castigada, y que es santa. Estas personas no serán como la raza humana era al principio; casi se puede decir que serán una clase de humanidad completamente diferente de la de Adán y Eva en el principio. Estas personas se habrán seleccionado entre todos aquellos que fueron corrompidos por Satanás y serán los que, en última instancia, se haya mantenido firmes durante el juicio y el castigo de Dios; será el último grupo remanente de humanos entre la humanidad corrupta. Solo estas personas podrán entrar al reposo final con Dios. Aquellos que puedan permanecer firmes durante la obra del juicio y el castigo de Dios durante los últimos días, es decir, durante la obra final de purificación, serán los que entrarán en el reposo final con Dios; por lo tanto, los que entran en el reposo se habrán librado de la influencia de Satanás y Dios los habrá adquirido después de que hayan pasado Su obra final de purificación. Estos humanos a los que Dios finalmente haya adquirido entrarán en el reposo final. El objetivo de la obra de castigo y juicio de Dios pretende, en esencia, purificar a la humanidad en aras del reposo final. Sin esta purificación, nadie de la humanidad podrá ser clasificado en diferentes categorías según su especie ni entrar en el reposo. Esta obra es el único camino de la humanidad para entrar en el reposo. Solo la obra de purificación de Dios purificará a los humanos de su injusticia y solo Su obra de castigo y juicio traerá a la luz aquellos elementos rebeldes entre la humanidad, separando de ese modo a los que pueden ser salvados de los que no, y aquellos que permanecerán de los que no. Cuando esta obra termine, todas aquellas personas a las que se les permita permanecer serán purificadas y entrarán en un estado superior de humanidad en el que disfrutarán de una segunda vida humana más maravillosa sobre la tierra; en otras palabras, comenzarán su día del reposo humano y convivirán con Dios. Después de que aquellos a los que no se les permite permanecer hayan sido castigados y juzgados, su verdadera forma de ser se revelará por completo; después de esto todos serán destruidos y, al igual que Satanás, ya no se les permitirá sobrevivir sobre la tierra. La humanidad del futuro no incluirá ya a nadie de ese tipo de personas; tales personas no son aptas para entrar a la tierra del último reposo ni tampoco para participar en el día del reposo que Dios y la humanidad compartirán, porque son blanco del castigo, son malvadas y no son justas. Fueron redimidas una vez y también juzgadas y castigadas; también, una vez, le rindieron servicio a Dios. Pero, cuando el día final venga, serán descartadas y destruidas debido a su propia maldad y debido a su propia desobediencia e incapacidad de ser redimidas; nunca volverán a existir en el mundo del futuro y tampoco vivirán entre la raza humana del futuro. Ya sean los espíritus de los muertos o personas que viven en la carne, todos los malhechores y todos los que no han sido salvados serán destruidos cuando los santos entre la humanidad entren en el reposo. En cuanto a estos espíritus y humanos malhechores y los espíritus de las personas justas y los que hagan justicia, sin importar en qué era estén, todos los que hacen el mal serán destruidos al final y todos los que son justos sobrevivirán. Que una persona o un espíritu reciba la salvación no se decide únicamente basándose en la obra de la era final, sino que se determina basándose en si ha resistido a Dios o le ha sido desobediente. Las personas de épocas anteriores, que hicieron mal y no pudieron conseguir la salvación, sin duda serán blanco del castigo, y los de la era actual que hagan el mal y no puedan ser salvados, seguramente también serán blanco del castigo. Se categoriza a los humanos basándose en el bien y el mal, no en qué era vivan. Una vez así categorizados, no serán castigados ni recompensados de inmediato; más bien, Dios solo llevará a cabo Su obra de castigar el mal y recompensar el bien después de haber finalizado Su obra de conquista en los últimos días. De hecho, Él ha estado separando a los humanos entre el bien y el mal desde que empezó a llevar a cabo Su obra de salvación de la humanidad. Es simplemente que Él recompensará a los justos y castigará a los malvados solo después de que Su obra se haya completado; no es que los separará en categorías una vez se haya completado Su obra y después inmediatamente llevará a cabo Su tarea de castigar el mal y recompensar el bien. Más bien, esta tarea se realizará solo cuando Su obra haya finalizado por completo. Su obra última de castigar el mal y recompensar el bien es para purificar por completo a todos los humanos para que Él pueda llevar a una humanidad completamente santa al reposo eterno. Esta etapa de Su obra es la más crucial. Es la etapa final de toda Su obra de gestión. Si Dios no destruyera a los malvados y los dejara permanecer, entonces los humanos todavía no podrían entrar en el reposo y Dios no podría llevar a toda la humanidad a un reino mejor. Esta obra no estaría completa. Cuando Él termine Su obra, toda la humanidad será completamente santa; solo de esta manera Dios podrá vivir en paz en el reposo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo

Palabras diarias de Dios  Fragmento 596

Las personas el día de hoy no pueden desprenderse de las cosas de la carne; no pueden renunciar a los deleites de la carne, al mundo, al dinero o su carácter corrupto. La mayoría de la gente va tras sus búsquedas de un modo superficial. De hecho, estas personas no albergan para nada a Dios en su corazón; aún peor, no temen a Dios. No tienen a Dios en sus corazones y, por lo tanto, no pueden percibir todo lo que Él hace, y son aún más incapaces de creer las palabras que Él habla. Estas personas son demasiado carnales; están profundamente corrompidas y carecen de toda verdad. Lo que es más, no creen que Dios se pueda hacer carne. Cualquiera que no crea en Dios encarnado, es decir, cualquiera que no crea en el Dios visible o Su obra y Sus palabras y, en su lugar, adore al Dios invisible en el cielo, es una persona que no tiene a Dios en su corazón. Estas personas son rebeldes y se resisten a Dios. Carecen de humanidad y razón, por no hablar de la verdad. Además, para estas personas, el Dios visible y tangible con mayor razón no puede ser creído, sin embargo, consideran que el Dios invisible e intangible es el más creíble y también el más regocijante. Lo que ellos buscan no es la verdad de la realidad ni tampoco la verdadera esencia de la vida, mucho menos la voluntad de Dios. Más bien, buscan la emoción. Lo que quiera que sea que les permita conseguir más sus propios deseos, esto es, sin duda, lo que creen y lo que buscan. Solo creen en Dios con el fin de satisfacer sus propios deseos, no de buscar la verdad. ¿No son estas personas malhechoras? Confían demasiado en ellas mismas y no creen para nada que Dios en el cielo destruirá a tales “buenas personas” como ellas. En cambio, creen que Dios les permitirá permanecer y, más aun, las recompensará generosamente porque han hecho muchas cosas para Dios y han mostrado bastante “lealtad” hacia Él. Si también fueran a buscar al Dios visible, en cuanto sus deseos no se cumpliesen, devolverían el golpe contra Dios o montarían en cólera. Estas personas demuestran ser viles bellacos que siempre buscan satisfacer sus propios deseos; no son personas íntegras, que buscan la verdad. Tales personas son las llamadas personas malvadas que siguen a Cristo. Esas personas que no buscan la verdad no pueden creer la verdad y son las más incompetentes para percibir el resultado futuro de la humanidad porque no creen ninguna obra o palabra del Dios visible y esto incluye que no pueden creer en el destino futuro de la humanidad. Por lo tanto, aunque sigan al Dios visible, todavía hacen el mal y no buscan la verdad para nada, ni tampoco practican la verdad que Yo exijo. Esas personas que no creen que van a ser destruidas son, por el contrario, las mismas que van a ser destruidas. Todos ellos creen ser tan listos y creen que ellos mismos son los que practican la verdad. Piensan que su conducta malvada es la verdad y por lo tanto la atesoran. Estas personas malvadas confían mucho en sí mismas; toman la verdad como si fuera doctrina y toman como verdad sus actos malvados, pero al final solo pueden cosechar lo que han sembrado. Entre más las personas confíen en sí mismas y entre más arrogantes sean, más incapaces son de alcanzar la verdad; entre más las personas crean en el Dios en el cielo, más se resisten a Dios. Estas son las personas que van a ser castigadas.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 597

Antes de que la humanidad entre en el reposo, cada clase de persona será castigada o recompensada según si han buscado la verdad, si conocen a Dios y si pueden someterse al Dios visible. Aquellos quienes han prestado servicio al Dios visible pero no lo conocen ni se someten a Él, carecen de la verdad. Estas personas son malhechoras y los malhechores, sin duda, serán objeto de castigo; además, van a ser castigados de acuerdo con su conducta malvada. Dios existe para que los humanos crean en Él, y también Él es digno de su obediencia. Los que solo tienen fe en el Dios ambiguo e invisible son personas que no creen en Dios y son incapaces de someterse a Él. Si estas personas todavía no pueden creer en el Dios visible en el momento en que Su obra de conquista se termine, y siguen siendo desobedientes y resistiéndose al Dios que es visible en la carne, estos “ambigüistas”, sin duda, serán objetos de la destrucción. Es como algunos entre vosotros, cualquiera que verbalmente reconoce al Dios encarnado pero no puede practicar la verdad de la sumisión al Dios encarnado, finalmente será descartado y destruido. Además, cualquiera que verbalmente reconoce al Dios visible y come y bebe de la verdad que expresa Él, mientras busca al Dios ambiguo e invisible, será ciertamente objeto de destrucción. Ninguna de estas personas podrá permanecer hasta el tiempo del reposo, que vendrá después de que haya terminado la obra de Dios, ni podrá haber ni un solo individuo parecido a estas personas que permanezca en ese tiempo de reposo. Las personas demoniacas son las que no practican la verdad; su esencia es la de resistir y ser desobedientes a Dios y no tienen la más mínima intención de someterse a Él. Tales personas van a ser destruidas. Si tienes la verdad o si resistes a Dios depende de tu esencia, no de tu apariencia o de cómo hables o te comportes ocasionalmente. Que un individuo vaya a ser destruido o no se determina por su esencia; se decide de acuerdo con la esencia revelada por su conducta y su búsqueda de la verdad. Entre las personas que son iguales por hacer obra y hacen cantidades similares de obras, aquellas cuyas esencias humanas sean buenas y que posean la verdad son las personas a las que se les permitirá permanecer, pero aquellas cuya esencia humana sea mala y desobedezcan al Dios visible son las que serán objeto de la destrucción. Todas las palabras o la obra de Dios relacionadas con el destino de la humanidad tratarán adecuadamente con las personas, según la esencia de cada una; no se cometerá el menor error y no habrá ni una sola falla. Solo cuando las personas llevan a cabo una obra, la emoción o el significado humanos entran en juego. La obra que Dios hace es la más adecuada; Él definitivamente no presenta reclamos falsos contra ninguna criatura. Ahora hay muchas personas que son incapaces de percibir el destino futuro de la humanidad y que no creen las palabras que Yo declaro. Todos los que no creen, junto con los que no practican la verdad, ¡son demonios!

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 598

Hoy en día, los que buscan y los que no buscan son dos clases completamente diferentes de personas cuyos destinos son también muy diferentes. Los que buscan el conocimiento de la verdad y practican la verdad son aquellos a los que Dios traerá la salvación. Los que no conocen el camino verdadero son demonios y enemigos; son los descendientes del arcángel y van a ser objeto de la destrucción. Incluso los que son creyentes piadosos de un Dios ambiguo ¿no son también demonios? Las personas que tienen una buena conciencia, pero no aceptan el camino verdadero, son demonios; su esencia es de resistencia hacia Dios. Los que no aceptan el camino verdadero son los que se resisten a Dios; incluso si estas personas sufren muchas dificultades, aun así, van a ser destruidas. Todos los que no están dispuestos a abandonar el mundo, que no pueden soportar separarse de sus padres y que no pueden soportar deshacerse de sus propios deleites de la carne, son desobedientes a Dios y todos van a ser objeto de la destrucción. Cualquiera que no crea en Dios encarnado es demoniaco y, es más, va a ser destruido. Los que tienen fe, pero no practican la verdad, los que no creen en el Dios encarnado y los que de ningún modo creen en la existencia de Dios, también van a ser objeto de la destrucción. Todos aquellos a quienes se permitirá permanecer son personas que han pasado por el sufrimiento de la refinación y han permanecido firmes; estas son personas que verdaderamente han padecido pruebas. Cualquiera que no reconozca a Dios es un enemigo; es decir, cualquiera que no reconoce a Dios encarnado, tanto dentro como fuera de esta corriente, ¡es un anticristo! ¿Quién es Satanás, quiénes son los demonios y quiénes son los enemigos de Dios, sino los opositores que no creen en Dios? ¿No son esas las personas que son desobedientes a Dios? ¿No son esos los que verbalmente afirman tener fe, pero carecen de la verdad? ¿No son esos los que solo buscan el obtener las bendiciones, mientras que no pueden dar testimonio de Dios? Todavía hoy te mezclas con esos demonios y tienes conciencia de ellos y los amas, pero, en este caso, ¿no estás teniendo buenas intenciones con Satanás? ¿Acaso no te estás compinchando con los demonios? Si hoy en día las personas siguen sin ser capaces de distinguir entre lo bueno y lo malo, y continúan siendo ciegamente amorosas y misericordiosas sin ninguna intención de buscar la voluntad de Dios y siguen sin ser capaces de ninguna manera de albergar las intenciones de Dios como propias, entonces su final será mucho más desdichado. Cualquiera que no cree en el Dios en la carne es Su enemigo. Si puedes tener conciencia y amor hacia un enemigo, ¿no careces del sentido de justicia? Si eres compatible con los que Yo detesto y con los que estoy en desacuerdo, y aun así tienes amor o sentimientos personales hacia ellos, entonces ¿acaso no eres desobediente? ¿No estás resistiéndote a Dios de una manera intencionada? ¿Posee la verdad una persona así? Si las personas tienen conciencia hacia los enemigos, amor hacia los demonios y misericordia hacia Satanás, ¿no están perturbando de manera intencionada la obra de Dios? Esas personas que creen solo en Jesús y no creen en Dios encarnado durante los últimos días, y aquellas que verbalmente afirman creer en Dios encarnado, pero hacen el mal, todas son anticristos, sin mencionar a aquellas que ni siquiera creen en Dios. Todas estas personas serán objetos de la destrucción. El estándar por el que los humanos juzgan a otros humanos se basa en su comportamiento; uno cuya conducta es buena es una persona justa y uno cuya conducta es abominable es malvado. El estándar por el que Dios juzga a los humanos se basa en si la esencia de alguien se somete a Él; uno que se somete a Dios es una persona justa y uno que no, es un enemigo y una persona malvada, independientemente de si el comportamiento de esta persona es bueno o malo, o si su discurso es correcto o incorrecto. Algunas personas desean usar las buenas obras para obtener un buen destino en el futuro y algunas personas desean usar palabras delicadas para adquirir un buen destino. Todo el mundo falsamente cree que Dios determina el resultado de las personas después de observar su comportamiento o después de escuchar su discurso; muchas personas desearán entonces aprovecharse de esto para engañar a Dios y así les conceda un favor temporal. En el futuro, las personas que sobrevivirán en un estado de reposo, todas habrán soportado el día de la tribulación y también habrán dado testimonio de Dios; todas serán personas que hayan cumplido su deber y se hayan sometido intencionadamente a Dios. A los que simplemente desean usar la oportunidad de servir con la intención de evitar practicar la verdad no se les permitirá permanecer. Dios tiene estándares apropiados para disponer el resultado de todos los individuos; Él simplemente no toma estas decisiones de acuerdo a palabras y conductas, ni tampoco las toma de acuerdo con su comportamiento durante un solo periodo de tiempo. De ninguna manera será indulgente con toda la conducta malvada de alguien debido al servicio pasado que haya hecho para Él, ni tampoco va a perdonar de la muerte a alguien por haberse gastado una vez para Dios. Nadie puede evadir el retribución por haber sido malvados y nadie puede cubrir su comportamiento malvado y, por lo tanto, evadir los tormentos de la destrucción. Si las personas pueden cumplir con su propio deber, esto quiere decir que son eternamente fieles a Dios y no buscan recompensas, independientemente de si reciben bendiciones o sufren desgracias. Si las personas son fieles a Dios cuando ven bendiciones, pero pierden su fidelidad cuando no pueden ver bendiciones, y si al final todavía son incapaces de dar testimonio de Dios y cumplir los deberes que les corresponden, entonces serán objeto de la destrucción, a pesar de haber prestado previamente servicio fiel a Dios. En resumen, las personas malvadas no pueden sobrevivir a la eternidad ni tampoco pueden entrar en el reposo; solo los justos son los maestros del reposo. Después de que la humanidad esté en el camino correcto, las personas van a tener vidas humanas normales. Todas cumplirán con sus respectivos deberes y serán absolutamente fieles a Dios. Se librarán por completo de su desobediencia y de sus actitudes corruptas y vivirán para Dios y por causa de Dios, sin desobediencia ni resistencia. Todos van a poder someterse por completo a Él. Esta será la vida de Dios y la humanidad; será la vida del reino, y será la vida del reposo.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 599

Aquellos que arrastran a sus hijos y a sus parientes totalmente incrédulos a la iglesia son todos extremadamente egoístas y solo están exhibiendo bondad. Estas personas solo se enfocan en ser amorosas, independientemente de si creen o no y de si esa es la voluntad de Dios. Algunos llevan a sus esposas ante Dios o arrastran a sus padres ante Dios, y sin importar si el Espíritu Santo está de acuerdo o no con esto o si está obrando en ellos o no, ellos siguen ciegamente “adoptando personas talentosas” para Dios. ¿Qué beneficio se puede obtener de mostrarles bondad a estos no creyentes? Incluso si a ellos, que están sin la presencia del Espíritu Santo, les cuesta seguir a Dios, no pueden ser salvados, como se podría pensar. Aquellos que pueden recibir la salvación en realidad no son tan fáciles de ganar. Las personas que no han experimentado la obra del Espíritu Santo y las pruebas, y que no han sido perfeccionadas por Dios encarnado, son completamente incapaces de ser completadas. Por lo tanto, desde el momento en que empiezan a seguir supuestamente a Dios, estas personas carecen de la presencia del Espíritu Santo. A la vista de su condición y estado actuales, simplemente no pueden ser completadas. Así que, el Espíritu Santo decide no dedicar mucha energía en ellas ni les provee ningún esclarecimiento ni las guía de ningún modo; Él solo les permite seguir y en última instancia revelará sus resultados, esto es suficiente. El entusiasmo y las intenciones de la humanidad provienen de Satanás y de ninguna manera pueden estas cosas completar la obra del Espíritu Santo. No importa cómo sean estas personas, deben tener la obra del Espíritu Santo. ¿Pueden los humanos completar a otros humanos? ¿Por qué un esposo ama a su esposa? ¿Y por qué una esposa ama a su esposo? ¿Por qué los hijos son obedientes con sus padres? ¿Y por qué los padres adoran a sus hijos? ¿Qué clase de intenciones realmente albergan las personas? ¿No es su intención satisfacer los planes propios y los deseos egoístas? ¿Realmente tienen la intención de actuar en pos del plan de gestión de Dios? ¿Están actuando por el bien de la obra de Dios realmente? ¿Es su intención cumplir con los deberes de un ser creado? Aquellos quienes, desde que empezaron a creer, han sido incapaces de obtener la presencia del Espíritu Santo, nunca pueden ganar la obra del Espíritu Santo; estas personas son claramente objetos a destruir. No importa cuánto amor tenga uno por ellas, esto no puede reemplazar la obra del Espíritu Santo. El entusiasmo y el amor de las personas representan las intenciones humanas, pero no pueden representar las intenciones de Dios y no pueden reemplazar Su obra. Incluso si se les da la mayor cantidad posible de amor o misericordia, esas personas que supuestamente creen en Dios y fingen seguirlo y no saben lo que de verdad significa creer en Él, ni siquiera así obtendrán la simpatía de Dios ni ganarán la obra del Espíritu Santo. Incluso si las personas que con sinceridad siguen a Dios son de bajo calibre y no pueden entender muchas de las verdades, ellas pueden todavía obtener ocasionalmente la obra del Espíritu Santo; sin embargo, los que son de considerable buen calibre, pero no creen sinceramente, simplemente no pueden obtener la presencia del Espíritu Santo. No hay posibilidad en absoluto de salvación para estas personas. Incluso si leen las palabras de Dios o de vez en cuando escuchan sermones o incluso cantan alabanzas a Dios, al final no podrán sobrevivir hasta el tiempo de reposo. Que las personas busquen con sinceridad no es algo determinado por la forma cómo los demás las juzguen o cómo las personas a su alrededor las vean, sino que está determinado según si el Espíritu Santo obra en ellas y si han obtenido Su presencia. Aún más, esto depende de si su carácter cambia y si han ganado el conocimiento de Dios después de experimentar la obra del Espíritu Santo durante cierto tiempo. Si el Espíritu Santo obra en una persona, el carácter de esta persona cambiará gradualmente y su perspectiva de creer en Dios poco a poco se hará más pura. Sin importar cuánto tiempo siga alguien a Dios, mientras haya cambiado, esto quiere decir que el Espíritu Santo está obrando en él. Si no ha cambiado, esto quiere decir que el Espíritu Santo no está obrando en él. Incluso si estas personas prestan algún servicio, lo que las empuja es un deseo de recibir bendiciones. Solo prestar servicio ocasional no puede reemplazar experimentar un cambio en su carácter. Finalmente ellas serán destruidas, porque en el reino no se necesitarán hacedores de servicio, ni tampoco se necesitará a nadie cuyo carácter no haya cambiado, que preste servicio a aquellas personas que han sido perfeccionadas y que son fieles a Dios. Esas palabras habladas en el pasado: “Cuando alguien cree en el Señor, la fortuna está del lado de toda su familia”, son adecuadas para la Era de la Gracia, pero no tienen conexión con el destino de la humanidad. Solo fueron apropiadas para una etapa durante la Era de la Gracia. El significado de esas palabras se refería a la paz y las bendiciones materiales que la gente disfrutó; esto no quiere decir que la familia entera de quien cree en el Señor vaya a ser salvada ni tampoco que cuando alguien recibe bendiciones, su familia entera también será traída al reposo. Que se reciban bendiciones o se sufran desgracias estará determinado según la esencia de uno, no según la esencia común que uno pueda compartir con otros. Este tipo de dicho o de regla simplemente no tiene lugar en el reino. Si alguien es al final capaz de sobrevivir es porque ha cumplido los requisitos de Dios, y si alguien es al final incapaz de permanecer hasta el tiempo de reposo, es porque esta persona ha sido desobediente a Dios y no ha satisfecho Sus requisitos. Todos tienen un destino adecuado. Estos destinos se determinan según la esencia de cada individuo y no tienen nada que ver con otras personas. La conducta malvada de un hijo o una hija no puede ser transferida a sus padres, y la justicia de un hijo o una hija no puede ser compartida con sus padres. La conducta malvada de los padres no puede ser transferida a los hijos, y la justicia de los padres no puede compartirse con los hijos. Cada cual carga con sus respectivos pecados y cada cual disfruta de sus respectivas bendiciones. Nadie puede sustituir a nadie; esto es justicia. Desde la perspectiva del hombre, si los padres obtienen bendiciones, también sus hijos deberían poder obtenerlas, y si los hijos hacen el mal, sus padres deben expiar por esos pecados. Esta es una perspectiva humana y la forma en la que el hombre hace las cosas. No es la perspectiva de Dios. El resultado de cada uno se determina de acuerdo a la esencia que surge de su propia conducta y siempre se determina apropiadamente. Nadie puede cargar con los pecados de otro; más aún, nadie puede recibir castigo en lugar de otro. Esto es incuestionable. El cuidado cariñoso de los padres por sus hijos no indica que pueden hacer obras justas en lugar de sus hijos, ni el afecto obediente de un hijo o hija por sus padres quiere decir que puede realizar obras justas en lugar de sus padres. Este es el verdadero significado detrás de las palabras: “Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en el molino; una será llevada y la otra será dejada”. La gente no puede llevar a sus hijos malhechores al reposo sobre la base de su profundo amor por ellos, ni nadie puede llevar a su esposa (o esposo) al reposo sobre la base de su propia conducta justa. Esta es una norma administrativa; no puede haber excepciones para nadie. Al final, los hacedores de justicia son hacedores de justicia y los malhechores son malhechores. A los justos se les permitirá sobrevivir al final, mientras que los malhechores serán destruidos. Los santos son santos; no son inmundos. Los inmundos son inmundos y ni una parte de ellos es santa. Las personas que serán destruidas son todas malvadas y las que sobrevivirán son todas justas, incluso si los hijos de los malvados hacen obras justas e incluso si los padres de los justos hacen obras malvadas. No existe relación entre un esposo creyente y una esposa incrédula y no existe relación entre los hijos creyentes y los padres incrédulos; son dos tipos de personas completamente incompatibles. Antes de entrar al reposo, se tienen parientes físicos, pero una vez que se ha entrado en el reposo, ya no se tendrán parientes físicos de los cuales hablar. Los que cumplen su deber son enemigos de los que no; los que aman a Dios y los que lo odian se oponen entre sí. Los que entrarán en el reposo y los que habrán sido destruidos son dos clases incompatibles de criaturas. Las criaturas que cumplen su deber podrán sobrevivir y las que no cumplen su deber serán objeto de destrucción; lo que es más, esto durará toda la eternidad. ¿Amas a tu esposo con el fin de cumplir tu deber como ser creado? ¿Amas a tu esposa con el fin de cumplir tu deber como ser creado? ¿Eres diligente a tus padres incrédulos con el fin de cumplir tu deber como ser creado? La opinión humana en cuanto a creer en Dios, ¿es correcta o incorrecta? ¿Por qué crees en Dios? ¿Qué quieres ganar? ¿Cómo amas a Dios? Los que no pueden cumplir con su deber como seres creados y no pueden hacer un esfuerzo al ciento por ciento, serán objeto de destrucción. Las personas hoy en día tienen relaciones físicas entre ellas, así como asociaciones de sangre, pero en el futuro todo esto se hará pedazos. Creyentes e incrédulos no son compatibles, sino que más bien se oponen entre sí. Los que están en el reposo creerán que hay un Dios y se someterán a Él, mientras que los que son desobedientes a Dios habrán sido todos destruidos. Las familias ya no existirán sobre la tierra; ¿cómo podría haber padres o hijos o relaciones conyugales? ¡La misma incompatibilidad entre creencia e incredulidad habrá roto por completo estas relaciones físicas!

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 600

En un principio no hubo familias entre la humanidad, solo existían un hombre y una mujer, dos clases de humanos. No había países, ni mucho menos familias, pero debido a la corrupción de la humanidad, todo tipo de personas se organizaron en clanes individuales, desarrollándose más tarde en países y etnias. Estos países y etnias estaban constituidos por pequeñas familias individuales y de esta manera todos los tipos de personas fueron distribuidos entre varias razas, según los diferentes idiomas y las fronteras. De hecho, independientemente de cuántas razas haya en el mundo, la humanidad solo tiene un antepasado. En el principio solo había dos clases de humanos y estas dos clases eran el hombre y la mujer. Sin embargo, debido al progreso de la obra de Dios, el movimiento de la historia y los cambios geográficos, en diversos grados estas dos clases de humanos se desarrollaron en más clases de humanos. En última instancia, independientemente del número de razas de los que consista la humanidad, toda la humanidad sigue siendo la creación de Dios. No importa a qué raza pertenezcan las personas, todas son Sus criaturas; todas son descendientes de Adán y Eva. Aunque las manos de Dios no los hubiesen formado, son descendientes de Adán y Eva, a quienes Dios creó personalmente. No importa a qué clase de ser pertenezcan las personas, todas son Sus criaturas; ya que pertenecen a la humanidad, a la que Dios creó, su destino es el que la humanidad debe tener y han sido divididas de acuerdo a las reglas que organizan a los humanos. Es decir, todos los malhechores y todos los justos son, después de todo, criaturas. Las criaturas que hacen el mal al final serán destruidas y las criaturas que hacen obras justas sobrevivirán. Esta es la disposición más apropiada para estas dos clases de criaturas. Los malhechores no pueden, por su desobediencia, negar que, aunque son creaciones de Dios, Satanás los ha secuestrado y que, por lo tanto, no pueden ser salvos. Las criaturas con una conducta justa no pueden, basándose en el hecho de que sobrevivirán, negar que han sido creadas por Dios pero que igual han recibido la salvación después de que Satanás las corrompiese. Los malhechores son criaturas que son desobedientes a Dios; son criaturas que no pueden ser salvadas y que Satanás ha capturado completamente. Las personas que hacen el mal también son personas; son humanos que se han corrompido al extremo y que no pueden ser salvados. Como también son criaturas, las personas de una conducta justa también han sido corrompidas, pero son humanos que están dispuestos a liberarse de su carácter corrupto y han llegado a ser capaces de someterse a Dios. Las personas de conducta justa no rebosan de justicia; más bien, han recibido la salvación y han sido liberadas de su carácter corrupto; se pueden someter a Dios. Al final se mantendrán firmes, pero esto no quiere decir que Satanás no las ha corrompido nunca. Después de que termine la obra de Dios, entre todas Sus criaturas, habrá aquellos quienes serán destruidos y aquellos quienes sobrevivirán. Esta es una tendencia inevitable de Su obra de gestión. Nadie puede negar esto. No se les permitirá sobrevivir a los malhechores; los que se someten a Dios y le siguen hasta el final sin duda van a sobrevivir. Como esta obra es la de la gestión de la humanidad, habrá quienes permanecerán y quienes serán descartados. Estos son resultados diferentes para diferentes clases de personas y estas son las disposiciones más apropiadas para las criaturas de Dios. La disposición final de Dios para la humanidad es dividirla rompiendo familias, aplastando etnias y arrasando fronteras nacionales, creando así una disposición sin familias y sin fronteras nacionales, porque los humanos son, después de todo, descendientes de un solo antepasado y son creación de Dios. En resumen, las criaturas malhechoras serán todas destruidas y las criaturas que obedecen a Dios sobrevivirán. De esta manera, no habrá familias ni países y sobre todo no habrá etnias en el tiempo del reposo que vendrá; esta clase de humanidad será la clase más santa. Adán y Eva fueron creados en el principio para que la humanidad se hiciera cargo de todas las cosas en la tierra; en el principio los humanos eran los amos de todas las cosas. La intención de Jehová al crear a los humanos fue permitirles existir sobre la tierra y que cuidaran de todas las cosas sobre ella, porque la humanidad originalmente no había sido corrompida y era incapaz de hacer el mal. Sin embargo, después de que los humanos se corrompieran, ya no fueron los cuidadores de todas las cosas. El fin de la salvación de Dios es restaurar esta función de humanidad, restaurar la razón original de la humanidad y su obediencia original; la humanidad en el reposo será el retrato mismo del resultado que Dios espera conseguir con Su obra de salvación. Aunque ya no será una vida como la del jardín del Edén, su esencia será la misma; la humanidad no seguirá siendo meramente su anterior ser incorrupto, sino más bien una humanidad que fue corrompida y que después recibió la salvación. Estas personas que han recibido la salvación, al final (es decir, después de que haya terminado la obra de Dios) entrarán en el reposo. De igual manera, los resultados de los que serán castigados también serán revelados totalmente al final y solo van a ser destruidos después de que la obra de Dios haya terminado. En otras palabras, después de que Su obra esté terminada, aquellos malhechores y aquellos que han sido salvados, todos ellos serán revelados, porque la obra de exponer a todas las clases de personas (independientemente de si son los malhechores o están entre los salvados) se llevará a cabo sobre todas las personas de manera simultánea. Los malhechores serán descartados y a los que se les permita permanecer serán puestos de manifiesto simultáneamente. Por lo tanto, el resultado de todas las clases de personas se pondrá de manifiesto al mismo tiempo. Dios no permitirá que un grupo de los que han sido llevados a la salvación entre al reposo antes de hacer a un lado a los malhechores y juzgarlos o castigarlos, poco a poco; eso no sería coherente con los hechos. Cuando los malhechores sean destruidos y los que puedan sobrevivir entren en el reposo, la obra de Dios en todo el universo se habrá completado. No habrá ningún orden de prioridad entre los que reciben las bendiciones y los que sufren la desgracia; los que reciben las bendiciones vivirán para siempre, mientras que los que sufren la desgracia perecerán por toda la eternidad. Estos dos pasos de la obra se terminarán de manera simultánea. Es precisamente debido a la existencia de personas desobedientes que la justicia de los que se someten será puesta de manifiesto, y es precisamente porque existen aquellos que han recibido las bendiciones, que la desgracia sufrida por los malhechores por su comportamiento malvado será puesta de manifiesto. Si Dios no revelase a los malhechores, entonces las personas que con sinceridad se someten a Dios nunca verían el sol; si Dios no llevara a un destino adecuado a los que se someten a Él, entonces los que son desobedientes a Dios no podrían recibir su retribución merecida. Este es el proceso de la obra de Dios. Si Él no llevara a cabo esta obra de castigar el mal y recompensar el bien, entonces Sus criaturas nunca podrían entrar en sus destinos respectivos. Una vez que la humanidad haya entrado en el reposo, los malhechores habrán sido destruidos y toda la humanidad estará en el camino correcto; toda persona estará con los de su propia especie, según las funciones que debería llevar a cabo. Solo esto será el día del reposo de la humanidad, será la tendencia inevitable para el progreso de la humanidad, y solo cuando la humanidad entre en el reposo el gran y último logro de Dios alcanzará la culminación; esta será la parte final de Su obra. Esta obra terminará con toda la vida decadente de la carne de la humanidad y con la vida de la humanidad corrupta. A partir de aquí los humanos entrarán en un nuevo reino. Aunque los humanos vivirán en la carne, habrá diferencias significativas entre la esencia de esta vida y la vida de la humanidad corrupta. La relevancia de esta existencia y la de la existencia de la humanidad corrupta también son diferentes. Aunque esta no será la vida de una nueva clase de persona, se puede decir que es la vida de una humanidad que ha recibido la salvación y una vida en que la humanidad y la razón se han recuperado. Estas son personas que alguna vez fueron desobedientes a Dios, a las que Dios ha conquistado y después salvado; estas son personas que deshonraron a Dios y después dieron testimonio de Él. Después de haber sufrido y sobrevivido a Sus pruebas, su existencia será enormemente significativa; son personas que dieron testimonio de Dios ante Satanás y son humanos que son aptos para vivir. Los que van a ser destruidos son los que no pueden mantenerse firmes en el testimonio de Dios y no son aptos para seguir viviendo. Su destrucción será el resultado de su comportamiento y esa aniquilación es el mejor destino para ellos. En el futuro, cuando la humanidad entre en el hermoso reino, no existirá ninguna de las relaciones entre esposo y esposa, entre padre e hija o entre madre e hijo que las personas imaginan encontrar. En ese tiempo, cada humano seguirá a los de su propia especie y las familias ya habrán sido destruidas. Al haber fracasado por completo, Satanás nunca más volverá a molestar a los humanos y los humanos ya no tendrán un carácter satánico corrupto. Aquellas personas desobedientes ya habrán sido destruidas y solo las personas que se sometan permanecerán. Y de este modo muy pocas familias sobrevivirán intactas; ¿cómo pueden continuar existiendo las relaciones físicas? La vida pasada de la carne de la humanidad será prohibida totalmente, ¿cómo pueden todavía existir las relaciones físicas entre las personas? Sin el carácter satánico corrupto, la vida humana ya no será la antigua vida del pasado sino una nueva vida. Los padres perderán hijos y los hijos perderán padres. Los esposos perderán esposas y las esposas perderán esposos. Existen relaciones físicas actualmente entre las personas, pero ya no existirán una vez que todos hayan entrado en el reposo. Solo este tipo de humanidad tendrá justicia y santidad; solo este tipo de humanidad puede adorar a Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo

Palabras diarias de Dios  Fragmento 601

Dios creó a los humanos, los colocó sobre la tierra y los ha guiado desde entonces. Él después los salvó y los sirvió como ofrenda por el pecado para la humanidad. Al final Él aún debe conquistar a la humanidad, salvar por completo a los humanos y restaurarlos a su semejanza original. Esta es la obra a la que Él se ha dedicado desde el principio, restaurando a la humanidad a su imagen y semejanza originales. Dios establecerá Su reino y restaurará la semejanza original de los seres humanos, lo que significa que Él restaurará Su autoridad sobre la tierra y entre toda la creación. La humanidad, después de que Satanás la corrompiera, perdió su corazón temeroso de Dios y la función propia de las criaturas de Dios, convirtiéndose en un enemigo desobediente a Dios. Entonces la humanidad vivió bajo el campo de acción de Satanás y siguió sus órdenes; en consecuencia, Dios no tuvo manera de obrar entre Sus criaturas, y menos pudo ganar su temor. Dios creó a los seres humanos y estos deben adorarlo, pero ellos en realidad le dieron la espalda y, en cambio, adoraron a Satanás. Satanás se convirtió en ídolo en su corazón. De esta manera Dios perdió Su posición en su corazón, lo que quiere decir que Él perdió el significado de Su creación de la humanidad. Por tanto, para restaurar la relevancia de Su creación de la humanidad, Él debe restaurar su semejanza original y librar a la humanidad de su carácter corrupto. Para rescatar a los humanos de Satanás, debe salvar al hombre del pecado. Solo de esta manera puede Dios restaurar poco a poco su semejanza y función originales, y al final restaurar Su reino. La destrucción final de esos hijos de la desobediencia también va a ser llevada a cabo con el fin de permitir a los humanos adorar mejor a Dios y vivir mejor sobre la tierra. Debido a que Dios creó a los humanos, Él hará que lo adoren; como desea restaurar la función original de la humanidad, la va a restaurar por completo y sin ninguna adulteración. Restaurar Su autoridad quiere decir hacer que los humanos lo adoren y se sometan a Él; quiere decir que Él va a hacer que los humanos vivan por Él y que perezcan Sus enemigos debido a Su autoridad. Quiere decir que Dios hará que todo lo Suyo continúe entre los humanos sin resistencia por parte de nadie. El reino que Dios anhela establecer es Su propio reino. La humanidad que desea es una que lo adorará y se someterá a Él por completo y manifestará Su gloria. Si Dios no salva a la humanidad corrupta, entonces la relevancia de Su creación de la humanidad se perderá; no tendrá más autoridad entre los humanos y Su reino ya no será capaz de existir en la tierra. Si Dios no destruye a esos enemigos que le son desobedientes, no podrá obtener toda Su gloria ni tampoco podrá establecer Su reino sobre la tierra. Estas serán las señales de la terminación de Su obra y de Su gran logro: destruir completamente a aquellos entre la humanidad que lo desobedecen y llevar al reposo a los que han sido perfeccionados. Cuando los humanos hayan sido restaurados a su semejanza original y cuando puedan cumplir sus deberes respectivos, permanecer en su sitio adecuado y someterse a todos los planes de Dios, Dios habrá ganado un grupo de personas sobre la tierra que lo adoran y también habrá establecido un reino sobre la tierra que lo adora. Tendrá una victoria eterna sobre la tierra y todos aquellos que se le oponen perecerán por toda la eternidad. Esto restaurará Su intención original al crear la humanidad; restaurará Su intención en crear todas las cosas y también restaurará Su autoridad sobre la tierra, entre todas las cosas y entre Sus enemigos. Estos serán los símbolos de Su victoria total. En adelante, la humanidad entrará en el reposo y empezará una vida que está en el camino correcto. Dios también entrará en el reposo eterno con la humanidad y comenzará una vida eterna que compartirán Dios y los humanos. La inmundicia y la desobediencia sobre la tierra habrán desaparecido, así como los lamentos sobre la tierra y todo lo que en este mundo se opone a Dios no existirá. Solo Dios y esas personas a las que Él ha llevado a la salvación permanecerán; solo Su creación permanecerá.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 602

El hombre será hecho completamente perfecto en la Era del Reino. Después de la obra de conquista, el hombre será sometido al refinamiento y la tribulación. Los que puedan vencer y mantenerse firmes en el testimonio durante esta tribulación son los que al final serán hechos completos; son los vencedores. Durante esta tribulación, al hombre se le exige aceptar este refinamiento y este refinamiento es la última ocasión de la obra de Dios. Es la última vez que el hombre será refinado antes de la consumación de toda la obra de la gestión de Dios y todos los que sigan a Dios deben aceptar esta prueba final y deben aceptar este último refinamiento. Los que son asediados por la tribulación no tienen la obra del Espíritu Santo y la guía de Dios, pero los que han sido realmente conquistados y ciertamente buscan a Dios, al final se mantienen firmes; son los que poseen humanidad y verdaderamente aman a Dios. No importa qué haga Dios, estos victoriosos no serán despojados de las visiones y seguirán poniendo en práctica la verdad sin fallar en su testimonio. Son los que al final emergerán de la gran tribulación. Aunque los que pescan en aguas turbulentas todavía pueden aprovecharse hoy, nadie es capaz de escapar de la tribulación final y nadie puede escapar de la prueba final. Para los que venzan, esa tribulación es un tremendo refinamiento; pero para los que pescan en aguas turbulentas, es la obra de descarte total. No importa cómo sean probados, la lealtad de los que tienen a Dios en su corazón se mantiene sin cambios; pero para los que no tienen a Dios en su corazón, una vez que la obra de Dios no es favorable para su carne, cambian su opinión de Dios y hasta se apartan de Dios. Así son los que no se mantendrán firmes al final, que sólo buscan las bendiciones de Dios y no tienen el deseo de entregarse a Dios y dedicarse a Él. Todas estas personas tan viles serán expulsadas cuando la obra de Dios llegue a su fin y no son dignas de ninguna simpatía. Los que carecen de humanidad no pueden amar verdaderamente a Dios. Cuando el ambiente es seguro y fiable o hay ganancias que obtener, son completamente obedientes a Dios, pero cuando lo que desean está comprometido o finalmente se les niega, de inmediato se rebelan. Incluso, en el transcurso de una sola noche pueden pasar de ser una persona sonriente y “de buen corazón” a un asesino de aspecto espantoso y feroz, tratando de repente a su benefactor de ayer como su enemigo mortal, sin ton ni son. Si estos demonios no son desechados, estos demonios que matarían sin pensarlo dos veces, ¿no se convertirían en un peligro oculto? La obra de salvar al hombre no se logra después de que se complete la obra de conquista. Aunque la obra de conquista ha llegado a su fin, la obra de purificar al hombre no lo ha hecho; esa obra solo se terminará una vez que el hombre haya sido completamente purificado, una vez que los que verdaderamente se someten a Dios hayan sido hechos completos y una vez que esos que se disfrazan, que no tienen a Dios en su corazón, hayan sido purgados. Los que no satisfacen a Dios en la etapa final de Su obra serán descartados por completo y los que son descartados son del diablo. Ya que no son capaces de satisfacer a Dios son rebeldes contra Dios y, aunque estas personas siguen a Dios en la actualidad, esto no prueba que son los que finalmente permanecerán. En las palabras, “los que siguen a Dios hasta el final recibirán la salvación”, el significado de “siguen” es mantenerse firmes en medio de la tribulación. Hoy, muchos creen que seguir a Dios es fácil, pero cuando la obra de Dios esté a punto de terminar, tú sabrás el verdadero significado de “seguir”. Solo porque hoy puedas todavía seguir a Dios después de haber sido conquistado, esto no prueba que seas de los que serán perfeccionados. Los que no pueden soportar las pruebas, que no pueden ser triunfadores en medio de la tribulación, no podrán, al final, mantenerse firmes y no podrán seguir a Dios hasta el final. Los que verdaderamente siguen a Dios pueden resistir la evaluación de su obra, mientras que los que no siguen a Dios realmente no pueden resistir ninguna de las pruebas de Dios. Tarde o temprano serán expulsados, mientras que los victoriosos permanecerán en el reino. Que el hombre verdaderamente busque a Dios o no lo determina la evaluación de su obra, es decir, las pruebas de Dios, y no tiene nada que ver con la decisión del hombre mismo. Dios no rechaza a ninguna persona a capricho; todo lo que Él hace es para que el hombre pueda ser completamente convencido. No hace nada que sea invisible para el hombre ni ninguna obra que no pueda convencer al hombre. El que la creencia del hombre sea verdadera o no lo prueban los hechos y no lo puede decidir el hombre. Sin duda, “el trigo no se puede hacer cizaña y la cizaña no se puede hacer trigo”. Todos los que verdaderamente aman a Dios al final permanecerán en el reino y Dios no maltratará a ninguno que verdaderamente lo ame. En función de sus diferentes funciones y testimonios, los vencedores dentro del reino servirán como sacerdotes o seguidores, y todos los que sean victoriosos en medio de la tribulación se convertirán en el cuerpo de sacerdotes dentro del reino. El cuerpo de sacerdotes se formará cuando la obra del evangelio a través del universo llegue a su fin. Cuando ese tiempo llegue, eso que el hombre debe hacer será el desempeño de su deber dentro del reino de Dios y su vida junto con Dios dentro del reino. En el cuerpo de sacerdotes habrá sumos sacerdotes y sacerdotes y los demás serán los hijos y el pueblo de Dios. Todo esto lo determinarán sus testimonios para Dios durante la tribulación; no son títulos que se den a capricho. Una vez que se haya establecido el estatus del hombre, la obra de Dios cesará porque cada uno será clasificado según su especie y regresará a su posición original, y esto es la marca de la consecución de la obra de Dios, este es el resultado final de la obra de Dios y la práctica del hombre, y es la cristalización de las visiones de la obra de Dios y la cooperación del hombre. Al final, el hombre encontrará reposo en el reino de Dios y Dios también regresará a Su morada para reposar. Este será el resultado final de 6000 años de cooperación entre Dios y el hombre.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la práctica del hombre

Palabras diarias de Dios  Fragmento 603

Aquellos entre los hermanos y hermanas que siempre están dando rienda suelta a su negatividad son lacayos de Satanás y perturban a la iglesia. Tales personas deben ser expulsadas y descartadas un día. En su creencia en Dios, si las personas no tienen un corazón reverente a Dios, si no tienen un corazón obediente a Dios, entonces no solo no podrán hacer ninguna obra para Él, sino que, por el contrario, se convertirán en quienes perturban Su obra y lo desafían. Creer en Dios, pero no obedecerlo ni venerarlo y, más bien, resistirse a Él, es la mayor desgracia para un creyente. Si los creyentes son tan casuales y desenfrenados en sus palabras y su conducta como lo son los incrédulos, entonces son todavía más malvados que los incrédulos; son demonios arquetípicos. Aquellos que dan rienda suelta a su conversación venenosa y maliciosa dentro de la iglesia, que difunden rumores, fomentan la desarmonía y forman grupitos entre los hermanos y hermanas deben ser expulsados de la iglesia. Sin embargo, como esta es una era diferente de la obra de Dios, estas personas son restringidas, pues sin duda serán descartadas. Todos los que han sido corrompidos por Satanás tienen un carácter corrupto. Algunos no tienen nada más que un carácter corrupto, mientras que otros son diferentes: no solo tienen un carácter satánico corrupto, sino que su naturaleza también es extremadamente maliciosa. No solo sus palabras y acciones revelan su carácter corrupto y satánico; además, estas personas son el auténtico diablo Satanás. Su comportamiento interrumpe y perturba la obra de Dios, perjudica la entrada en la vida de los hermanos y hermanas y daña la vida normal de la iglesia. Tarde o temprano, estos lobos con piel de oveja deben ser descartados; debe adoptarse una actitud despiadada, una actitud de rechazo hacia estos lacayos de Satanás. Solo esto es estar del lado de Dios y aquellos que no lo hagan se están revolcando en el fango con Satanás. Las personas que genuinamente creen en Dios siempre lo tienen en su corazón y siempre llevan en su interior un corazón reverente a Dios, un corazón que ama a Dios. Aquellos que creen en Dios deben hacer las cosas con cautela y prudencia, y todo lo que hagan debe estar de acuerdo con los requisitos de Dios y ser capaz de satisfacer Su corazón. No deben ser obstinados y hacer lo que les plazca; eso no corresponde al decoro santo. Las personas no deben desbocarse y ondear el estandarte de Dios por todas partes al tiempo que van fanfarroneando y estafando por todos lados; este es el tipo de conducta más rebelde. Las familias tienen sus reglas, y las naciones, sus leyes; ¿acaso no ocurre con más razón en la casa de Dios? ¿Acaso no tiene estándares todavía más estrictos? ¿No tiene todavía más decretos administrativos? Las personas son libres de hacer lo que quieran, pero los decretos administrativos de Dios no pueden alterarse a voluntad. Dios es un Dios que no tolera las ofensas por parte de los humanos; Él es un Dios que condena a muerte a las personas. ¿Acaso las personas realmente no lo saben ya?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una advertencia a los que no practican la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 604

Cada iglesia tiene personas que le provocan problemas o que se inmiscuyen en la obra de Dios. Todas ellas son Satanases que se han infiltrado en la casa de Dios disfrazadas. Este tipo de personas son buenas para actuar. Vienen delante de Mí con gran reverencia, inclinándose y haciendo chirridos, viviendo como perros sarnosos y dedicando “todo” lo que son a lograr sus propios objetivos, pero ante los hermanos y hermanas, muestran su lado feo. Cuando ven a personas que practican la verdad, las eliminan y las hacen a un lado; cuando ven a alguien más formidable que ellos, lo adulan y son serviles con él. Proliferan en la iglesia. Puede decirse que esos “bravucones locales”, esos “perros falderos”, existen en la mayoría de las iglesias. Se unen en sus actos diabólicos, se guiñan el ojo y se envían señales secretas, y ninguno de ellos practica la verdad. Quien tiene más veneno es el “demonio jefe”, y quien tiene el más alto prestigio los conduce y lleva su estandarte en alto. Estas personas alborotan la iglesia, esparciendo su negatividad, emitiendo muerte, haciendo lo que les place, diciendo lo que les place, y nadie se atreve a detenerlas. Rebosan del carácter de Satanás. Tan pronto como comienzan a causar disturbios, un aire de muerte entra en la iglesia. Aquellos que están dentro de la iglesia y practican la verdad son rechazados, incapaces de darlo todo, mientras que los que perturban a la iglesia y esparcen la muerte hacen vandalismo en la iglesia y, lo que es peor, la mayoría de las personas los sigue. Tales iglesias son dirigidas por Satanás, lisa y llanamente; el diablo es su rey. Si los congregantes no se levantan y rechazan a los demonios principales, entonces ellos también, tarde o temprano, se irán a la ruina. A partir de ahora, deben tomarse medidas contra tales iglesias. Si los que son capaces de practicar un poco de la verdad no buscan hacerlo, entonces esa iglesia será eliminada. Si no hay nadie en una iglesia que esté dispuesto a practicar la verdad ni nadie que pueda mantenerse firme en el testimonio de Dios, entonces esa iglesia debe ser completamente aislada y se deben cortar sus conexiones con otras iglesias. A esto se le llama “muerte por sepultura”; eso es lo que significa rechazar a Satanás. Si en una iglesia hay varios bravucones y son seguidos por “pequeñas moscas” que carecen completamente de discernimiento, y si los congregantes, incluso después de haber visto la verdad, siguen siendo incapaces de rechazar las ataduras y la manipulación de estos bravucones, entonces todos estos tontos serán descartados al final. Tal vez estas pequeñas moscas no hayan hecho nada terrible, pero son aún más astutas, aún más resbaladizas y evasivas y todos los que son como ellas serán descartados. ¡No quedará ni uno! Aquellos que pertenecen a Satanás serán devueltos a Satanás, mientras que aquellos que pertenecen a Dios seguramente irán en busca de la verdad; esto está determinado por su naturaleza. ¡Que todos los que siguen a Satanás perezcan! No habrá compasión hacia estas personas. Que los que buscan la verdad sean provistos y que se complazcan en la palabra de Dios hasta que se sientan saciados. Dios es justo; Él no muestra favoritismo hacia nadie. Si eres un diablo, entonces eres incapaz de practicar la verdad; si eres alguien que busca la verdad, entonces es seguro que no serás llevado cautivo por Satanás. Esto está más allá de toda duda.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 605

Las personas que no se esfuerzan por progresar siempre desean que otros sean tan negativos e indolentes como ellas mismas. Aquellos que no practican la verdad están celosos de aquellos que sí lo hacen y siempre tratan de engañar a aquellos que están confundidos y carecen de discernimiento. Las cosas que estas personas expresan pueden provocar que te degeneres, que decaigas, que desarrolles un estado anormal y que te llenes de oscuridad. Provocan que te distancies de Dios y que valores la carne y seas indulgente contigo mismo. Las personas que no aman la verdad y que son superficiales con Dios no tienen autoconciencia y el carácter de tales personas seduce a los demás para que cometan pecados y desafíen a Dios. No practican la verdad y tampoco permiten que otros la practiquen. Atesoran el pecado y no se menosprecian a sí mismas. No se conocen a sí mismas y evitan que otros se conozcan a sí mismos; también impiden que otros anhelen la verdad. Aquellos a los que ellos engañan no pueden ver la luz. Caen en la oscuridad, no se conocen a sí mismos, no tienen claridad acerca de la verdad y se alejan cada vez más de Dios. No practican la verdad e impiden que otros la practiquen, y llevan a todas esas personas necias ante ellos. En lugar de decir que creen en Dios, sería mejor decir que creen en sus antepasados o que en lo que creen es en los ídolos de su corazón. Sería mejor que aquellas personas que dicen que siguen a Dios abrieran los ojos y miraran bien para ver exactamente en quién creen: ¿Realmente es en Dios en quien crees o en Satanás? Si sabes que no es en Dios en quien crees sino en tus propios ídolos, entonces sería mejor que no afirmaras que eres un creyente. Si realmente no sabes en quién crees, entonces, una vez más, sería mejor que no dijeras que eres un creyente. ¡Decirlo sería una blasfemia! Nadie te está obligando a creer en Dios. No digáis que creéis en Mí; ya que he oído bastante esa plática y no deseo volver a oírla, porque en lo que creéis es en los ídolos que están en vuestro corazón y en los bravucones locales que están entre vosotros. Aquellos que sacuden la cabeza cuando oyen la verdad, que sonríen cuando oyen hablar de la muerte son la simiente de Satanás, y son quienes serán descartados. Muchos en la iglesia no tienen discernimiento. Cuando sucede algo engañoso, inesperadamente se ponen del lado de Satanás; incluso se ofenden cuando se les llama lacayos de Satanás. Aunque las personas podrían decir que no tienen discernimiento, siempre se ponen del lado donde no está la verdad, nunca se ponen del lado de la verdad en el momento crítico, nunca se ponen de pie y defienden la verdad. ¿Acaso carecen verdaderamente de discernimiento? ¿Por qué se ponen inesperadamente del lado de Satanás? ¿Por qué nunca dicen una palabra que sea justa y razonable a favor de la verdad? ¿Ha surgido esta situación auténticamente como resultado de su confusión momentánea? Cuanto menos discernimiento tienen las personas, menos capaces son de ponerse del lado de la verdad. ¿Qué muestra esto? ¿Acaso no muestra que los que no tienen discernimiento aman el mal? ¿Acaso no muestra que son la simiente leal de Satanás? ¿Por qué siempre pueden ponerse del lado de Satanás y hablan su idioma? Todas sus palabras y acciones, la expresión en su rostro, todo ello es suficiente para probar que no son amantes de la verdad; más bien, son personas que detestan la verdad. Que puedan ponerse del lado de Satanás basta para probar que Satanás realmente ama a estos insignificantes demonios que pasan la vida luchando a favor de Satanás. ¿No son todos estos hechos sumamente claros? Si en verdad eres una persona que ama la verdad, entonces ¿por qué no tienes consideración por aquellos que practican la verdad y por qué sigues inmediatamente a aquellos que no practican la verdad en el instante en el que te dirigen la mirada? ¿Qué tipo de problema es este? No me importa si tienes discernimiento o no. No me importa cuán grande sea el precio que pagaste. No me importa cuán grandes sean tus fuerzas y no me importa si eres un bravucón local o un líder que enarbola la bandera. Si tus fuerzas son grandes, es sólo con la ayuda de la fuerza de Satanás. Si tu prestigio es alto, es simplemente porque hay demasiados a tu alrededor que no practican la verdad. Si no has sido expulsado es porque ahora no es el momento para la obra de expulsión; sino que es tiempo para la obra de descarte. No hay prisa por expulsarte ahora. Simplemente estoy esperando el día en el que te castigaré después de que hayas sido descartado. ¡Quienquiera que no practique la verdad será descartado!

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 606

Las personas que auténticamente creen en Dios son aquellas que están dispuestas a poner en práctica la palabra de Dios y a practicar la verdad. Las personas que verdaderamente son capaces de permanecer firmes en su testimonio de Dios son, también, aquellas que están dispuestas a poner Su palabra en práctica y auténticamente pueden ponerse del lado de la verdad. Todas las personas que recurren a los engaños y a la injusticia carecen de la verdad y avergüenzan a Dios. Aquellas que provocan disputas en la iglesia son lacayos de Satanás, son la encarnación de Satanás. Esas personas son sumamente malvadas. Todas aquellas que carecen de discernimiento y son incapaces de ponerse de parte de la verdad albergan intenciones malignas y manchan la verdad. Más que eso, son los representantes arquetípicos de Satanás. Están más allá de la redención y, de manera natural, serán descartadas. La casa de Dios no permite que aquellos que no practican la verdad permanezcan y tampoco que lo hagan aquellos que deliberadamente desmantelan a la iglesia. Sin embargo, este no es el momento de llevar a cabo la obra de expulsión; esas personas simplemente serán expuestas y descartadas al final. No debe gastarse más obra inútil en estas personas; aquellos que pertenecen a Satanás son incapaces de ponerse del lado de la verdad, mientras que aquellos que buscan la verdad sí pueden hacerlo. Las personas que no practican la verdad no son dignas de escuchar el camino de la verdad ni de dar testimonio de ella. La verdad simplemente no es para sus oídos; más bien, está dirigida a quienes la practican. Antes de que se revele el fin de cada persona, aquellos que perturban a la iglesia e interrumpen la obra de Dios serán hechos a un lado por ahora y se les tratará después. Una vez que la obra esté completa, cada una de estas personas será expuesta y, luego, serán descartadas. Por ahora, mientras se está proveyendo la verdad, serán ignoradas. Cuando toda la verdad se revele a la humanidad, esas personas deberán ser descartadas; ese será el momento en el que todas las personas serán clasificadas según su especie. Los engaños insignificantes de quienes no tienen discernimiento los llevarán a su destrucción a manos de los malvados, serán alejados por ellos para no regresar jamás. Y ese es el trato que merecen, porque no aman la verdad, porque son incapaces de ponerse del lado de la verdad, porque siguen a las personas malvadas y están del lado de las personas malvadas y porque se confabulan con personas malvadas y desafían a Dios. Saben perfectamente que lo que esas personas malvadas irradian es maldad, pero endurecen su corazón y le dan la espalda a la verdad para seguirlas. ¿Acaso no están haciendo el mal estas personas que no practican la verdad, pero que hacen cosas destructivas y abominables? Aunque hay entre ellos quienes se visten como reyes y otros que los siguen, ¿no son iguales sus naturalezas que desafían a Dios? ¿Qué excusa pueden tener para afirmar que Dios no los salva? ¿Qué excusa pueden tener para decir que Dios no es justo? ¿No es su propio mal el que los está destruyendo? ¿No es su propia rebeldía la que los está arrastrando al infierno? Las personas que practican la verdad, al final, serán salvas y perfeccionadas a causa de la verdad. Al final, aquellos que no practican la verdad causan su propia destrucción a causa de la verdad. Estos son los fines que esperan a los que practican la verdad y a los que no la practican. Aconsejo a aquellos que no planean practicar la verdad que abandonen la iglesia tan pronto como sea posible para que no cometan aún más pecados. Cuando llegue el momento, será demasiado tarde para el arrepentimiento. En particular los que forman grupitos y crean división, y esos bravucones locales dentro de la iglesia deben irse cuanto antes. Estas personas, que tienen la naturaleza de lobos malvados, son incapaces de cambiar. Sería mejor que abandonaran la iglesia a la primera oportunidad para que nunca más perturben la vida normal de los hermanos y hermanas, y, así, eviten el castigo de Dios. Aquellos de vosotros que los han seguido harían bien en aprovechar esta oportunidad para reflexionar sobre vosotros mismos. ¿Dejaréis la iglesia junto con los malvados u os quedaréis y seguiréis obedientemente? Debéis considerar este asunto cuidadosamente. Os doy una oportunidad más para elegir y espero vuestra respuesta.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una advertencia a los que no practican la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 607

Como creyentes en Dios, debéis serle leales solo a Él en todas las cosas y poder ajustaros a Su voluntad en todas las cosas. Sin embargo, aunque todos entienden este mensaje, por las diversas dificultades del hombre, como por ejemplo su ignorancia, absurdez y corrupción, estas verdades, que son las más visibles y básicas de todas, no son del todo evidentes para él, y por lo tanto, antes de que vuestro final esté esculpido en piedra, primero debo deciros algunas cosas, que son de suma importancia para vosotros. Antes de continuar, primero debéis comprender lo siguiente: las palabras que pronuncio son verdades dirigidas a toda la humanidad, no están dirigidas solo a una persona o tipo de persona específica. Por lo tanto, debéis concentraros en entender Mis palabras desde el punto de vista de la verdad, y debéis tener una actitud de completa atención y sinceridad. No ignoréis una sola palabra o verdad que hablo ni tratéis todas Mis palabras a la ligera. En vuestras vidas veo que habéis hecho mucho que es irrelevante para la verdad; y por tanto, expresamente os pido que os convirtáis en servidores de la verdad, que no seáis esclavizados por la maldad y la fealdad, y que no piséis la verdad ni manchéis ningún rincón de la casa de Dios. Esta es Mi advertencia para vosotros. Ahora comenzaré a hablar sobre el tema que abordaré.

En primer lugar, por el bien de vuestro destino, debéis buscar la aprobación de Dios. Es decir, ya que reconocéis que sois miembros de la casa de Dios, entonces debéis traer tranquilidad mental y satisfacer a Dios en todas las cosas. Debéis, en otras palabras, ser personas de principios en vuestras acciones y que estas se ajusten a la verdad. Si eres incapaz, entonces serás detestado y rechazado por Dios y despreciado por todos. Una vez que te encuentres en una situación como esta, no podrás ser contado entre los que pertenecen a la casa de Dios, que es precisamente lo que significa no ser aprobado por Dios.

En segundo lugar, debéis saber que a Dios le gustan los que son honestos. En esencia, Dios es fiel, y por lo tanto siempre se puede confiar en Sus palabras. Más aún, Sus acciones son intachables e incuestionables, razón por la cual a Dios le gustan aquellos que son absolutamente honestos con Él. Honestidad significa dar tu corazón a Dios; ser auténtico y abierto con Dios en todas las cosas, nunca esconder los hechos, no tratar de engañar a aquellos por encima y por debajo de ti, y no hacer cosas solo para ganarte el favor de Dios. En pocas palabras, ser honesto es ser puro en tus acciones y palabras, y no engañar ni a Dios ni al hombre. Lo que hablo es muy simple, pero es doblemente arduo para vosotros. Mucha gente preferiría ser condenada al infierno que hablar y actuar con honestidad. No es de extrañar que Yo tenga otro trato reservado para aquellos que son deshonestos. Por supuesto, sé muy bien lo difícil que es para vosotros ser honestos. Como todos sois tan inteligentes, tan buenos para juzgar a la gente con vuestra mezquina vara de medir, esto hace Mi obra mucho más simple. Y puesto que cada uno de vosotros alberga secretos en su corazón, entonces os enviaré uno por uno al desastre para ser “instruidos” por el fuego, para que a partir de ese momento creáis a muerte en Mis palabras. Por último, arrancaré de vuestra boca las palabras “Dios es un Dios fiel”, tras lo cual os golpearéis el pecho y os lamentaréis, diciendo: “¡Tortuoso es el corazón del hombre!”. ¿Cuál será vuestro estado de ánimo en ese momento? Me imagino que no seréis tan triunfantes como sois ahora y que, mucho menos, seréis tan “profundos y abstrusos”. En presencia de Dios, algunas personas son mojigatas y decentes, se esfuerzan por ser “bien educados”, pero sacan los colmillos y blanden sus garras en presencia del Espíritu. ¿Contaríais a esas personas en las filas de los honestos? Si eres un hipócrita, alguien con habilidad para las “relaciones interpersonales”, entonces Yo te digo que definitivamente eres alguien que intenta jugar con Dios. Si tus palabras están llenas de excusas y justificaciones que nada valen, entonces Yo te digo que eres alguien muy poco dispuesto a practicar la verdad. Si tienes muchas confidencias que eres reacio a compartir, si eres tan reticente a dejar al descubierto tus secretos, tus dificultades, ante los demás para buscar el camino de la luz, entonces digo que eres alguien que no logrará la salvación fácilmente ni saldrá de las tinieblas. Si buscar el camino de la verdad te causa placer, entonces eres alguien que vive siempre en la luz. Si te sientes muy contento de ser un hacedor de servicio en la casa de Dios, trabajando de forma diligente y concienzuda en la oscuridad, siempre dando y nunca quitando, entonces Yo te digo que eres un santo leal, porque no buscas ninguna recompensa y estás simplemente siendo una persona honesta. Si estás dispuesto a ser franco, si estás dispuesto a esforzarte al máximo, si eres capaz de sacrificar tu vida por Dios y mantenerte firme en tu testimonio, si eres honesto hasta el punto en que solo sabes satisfacer a Dios y no considerarte o tomar las cosas para ti mismo, entonces Yo digo que tales personas son las que se alimentan en la luz y vivirán para siempre en el reino. Deberías saber si existe fe y lealtad verdaderas dentro de ti, si tienes un registro de sufrimiento por Dios, y si te has sometido enteramente a Él. Si careces de estas cosas, entonces dentro de ti sigue existiendo desobediencia, engaño, codicia y descontento. Debido a que tu corazón dista mucho de ser honesto, nunca has recibido el reconocimiento favorable de Dios y nunca has vivido en la luz. Cómo resulte el destino de uno al final depende de si tiene un corazón honesto y rojo como la sangre, y de si tiene un alma pura. Si eres alguien muy deshonesto, alguien con un corazón malicioso alguien con un alma sucia, entonces seguramente terminarás en el lugar donde el hombre es castigado, como está escrito en el registro de tu destino. Si afirmas que eres muy honesto y, no obstante, nunca consigues actuar de acuerdo con la verdad o pronunciar una palabra de verdad, entonces, ¿sigues esperando que Dios te recompense? ¿Todavía esperas que Dios te considere como la niña de Sus ojos? ¿Acaso no es absurdo este pensamiento? Engañas a Dios en todas las cosas, así que, ¿cómo podría la casa de Dios dar cabida a alguien como tú, cuyas manos no están limpias?

Lo tercero que quiero deciros es lo siguiente: todas las personas, en el curso de su vida de fe en Dios, han hecho cosas que se resisten y engañan a Dios. Algunas acciones indebidas no necesitan ser registradas como una ofensa, pero otras son imperdonables, pues hay muchas acciones que infringen los decretos administrativos, que ofenden el carácter de Dios. Muchos que están preocupados por su propio destino pueden preguntar cuáles son estas acciones. Debéis saber que sois arrogantes y altivos por naturaleza, y que no estáis dispuestos a someteros a los hechos. Por esta razón, voy a explicároslo poco a poco después de que hayáis reflexionado sobre vosotros mismos. Os exhorto a que obtengáis un mejor entendimiento del contenido de los decretos administrativos y hagáis un esfuerzo por conocer el carácter de Dios. Si no, vais a tener dificultades en mantener vuestros labios sellados, vuestra lengua se moverá con demasiada libertad con palabras altisonantes y, sin daros cuenta, ofenderéis el carácter de Dios y caeréis en las tinieblas, perdiendo la presencia del Espíritu Santo y la luz. Ya que no tenéis principios cuando actuáis, ya que haces y dices lo que no debes, entonces recibirás una retribución apropiada. Debes saber que, aun cuando careces de principios en las palabras y las acciones, Dios posee altos principios en ambas. La razón por la que recibes retribución es porque has ofendido a Dios, no a una persona. Si en tu vida cometes muchas ofensas contra el carácter de Dios, entonces estás destinado a ser un hijo del infierno. Al hombre le puede parecer que sólo has cometido unos pocos actos que están en conflicto con la verdad, y nada más. Pero ¿eres consciente de que, a los ojos de Dios, ya eres alguien para quien no hay más ofrenda por el pecado? Debido a que has infringido los decretos administrativos de Dios más de una vez y, además, no muestras ninguna señal de arrepentimiento, no te queda más remedio que precipitarte en el infierno donde Dios castiga al hombre. Mientras siguen a Dios, un pequeño número de personas ha cometido algunos hechos que infringen los principios, pero, después de ser tratados y guiados, gradualmente descubrieron su propia corrupción y, acto seguido, entraron en el camino correcto de la realidad, y hoy siguen con los pies en la tierra. Tales son las personas que han de permanecer al final. Sin embargo, es al honesto a quien busco; si eres una persona honesta y actúas de acuerdo con principios, entonces puedes ser un confidente de Dios. Si en tus acciones no ofendes el carácter de Dios y buscas Su voluntad y tienes un corazón que reverencia a Dios, entonces tu fe está a la altura. Quien no venera a Dios y no posee un corazón que tiembla de temor, es muy probable que infrinja los decretos administrativos de Dios. Muchos sirven a Dios con base en la fuerza de su pasión, pero no entienden los decretos administrativos de Dios y, mucho menos, tienen idea de las implicaciones de Sus palabras. Así que, con sus buenas intenciones, a menudo terminan haciendo cosas que interrumpen la gestión de Dios. En casos graves, son expulsados, privados de cualquier otra oportunidad de seguirlo, y son arrojados al infierno y finaliza toda relación con la casa de Dios. Estas personas trabajan en la casa de Dios con base en la fuerza de sus buenas intenciones ignorantes y terminan enfureciendo el carácter de Dios. La gente trae a la casa de Dios sus formas de servir a funcionarios y a señores e intentan ponerlas en práctica, pensando inútilmente que pueden aplicarlas aquí sin esfuerzo. Nunca imaginan que Dios no tiene el carácter de un cordero, sino el de un león. Por tanto, aquellos que se relacionan con Dios por primera vez, no pueden comunicarse con Él, ya que el corazón de Dios es diferente al del hombre. Sólo después de que entiendas muchas verdades puedes llegar a conocer continuamente a Dios. Este conocimiento no está compuesto por palabras o doctrinas, pero puede ser utilizado como un tesoro por medio del cual entras en una relación cercana de confianza con Dios, y como prueba de que Él se deleita en ti. Si careces de la realidad del conocimiento y no estás equipado con la verdad, entonces tu servicio apasionado sólo puede traerte la aversión y el aborrecimiento de Dios. ¡Para este momento, ya deberías haber descubierto que creer en Dios no es un simple estudio de teología!

A pesar de que las palabras con las cuales os exhorto son breves, todo lo que he descrito es aquello de lo que más carecéis. Deberíais saber que aquello de lo que hablo ahora es por el bien de Mi obra final entre los hombres, en aras de determinar el final para el hombre. No deseo hacer mucha más obra que no tenga ningún propósito y tampoco deseo continuar guiando a esas personas que, como la madera podrida, no tienen arreglo, y, mucho menos, seguir guiando a aquellos que secretamente albergan intenciones siniestras. Tal vez un día entenderéis las intenciones sinceras detrás de Mis palabras y las contribuciones que he hecho a la humanidad. Tal vez un día captaréis el mensaje que os permita decidir vuestro propio final.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Tres advertencias

Palabras diarias de Dios  Fragmento 608

Os he hecho muchas advertencias y concedido muchas verdades con la intención de conquistaros. A estas alturas, os sentís considerablemente más enriquecidos que en el pasado, habéis llegado a entender muchos principios respecto a cómo debería ser una persona, y a poseer mucho del sentido común que las personas fieles deberían tener. Todo esto es la cosecha que habéis sembrado a lo largo de muchos años. No niego vuestros logros, pero además debo decir con bastante franqueza que tampoco niego vuestras numerosas desobediencias y las rebeliones que habéis cometido contra Mí todos estos años, pues no hay santo alguno entre vosotros. Sois todos, sin excepción, personas que han sido corrompidas por Satanás; sois enemigos de Cristo. Hasta la fecha, vuestras transgresiones y desobediencias han sido demasiado numerosas, por lo que apenas se puede considerar extraño que os esté insistiendo siempre. No deseo coexistir con vosotros de esta manera, pero, por el bien de vuestro futuro, de vuestro destino, os insistiré una vez más, aquí y ahora. Espero que me lo permitáis y, más aún, que seáis capaces de creer todas Mis declaraciones y de deducir las implicaciones profundas de Mis palabras. No dudéis lo que digo, menos aún, no escojáis entre Mis palabras a vuestro antojo y las apartéis a un lado como os parezca, esto lo considero intolerable. No juzguéis Mis palabras, y menos aún debéis tomarlas a la ligera ni decir que siempre os estoy tentando o, lo que sería peor, que lo que os he dicho no es certero. También considero intolerables estas cosas. Como me tratáis a Mí y a lo que digo con suspicacia y nunca aceptáis Mis palabras y me ignoráis, os digo a cada uno de vosotros con total seriedad: no vinculéis lo que digo con la filosofía; no relacionéis Mis palabras con las mentiras de los charlatanes. Menos aún debéis responder a Mis palabras con desprecio. Quizás nadie sea capaz de deciros en el futuro lo que Yo os estoy diciendo ni de hablaros con tanta benevolencia, o aún menos de guiaros a través de estos puntos con tanta paciencia. Pasaréis los días venideros recordando los buenos tiempos, sollozando en voz alta o gimiendo de dolor, viviréis noches oscuras sin la provisión de una pizca de verdad, de vida; simplemente aguardando sin esperanza o viviendo en un arrepentimiento tan amargo que perderéis toda razón… Prácticamente ninguno de vosotros puede escapar de estas posibilidades. Y es que ninguno de vosotros ocupa un asiento desde el cual adora verdaderamente a Dios, sino que os sumergís en el mundo del libertinaje y de la maldad; mezcláis en vuestras creencias, en vuestro espíritu, en vuestra alma y en vuestro cuerpo muchas cosas que no tienen nada que ver con la vida y la verdad, y que en realidad se oponen a ellas. Lo que espero para vosotros, por tanto, es que se os pueda traer a la senda de la luz. Mi única esperanza es que podáis ser capaces de preocuparos de vosotros mismos, de cuidaros a vosotros mismos y que no pongáis tanto énfasis en vuestro destino mientras contempláis vuestra conducta y vuestras transgresiones con indiferencia.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las transgresiones conducirán al hombre al infierno

Palabras diarias de Dios  Fragmento 609

Durante mucho tiempo, las personas que creen en Dios han estado esperando con sinceridad un destino hermoso, y todos los creyentes en Dios esperan que la buena fortuna les llegue de repente, que antes de que se den cuenta se encontrarán apaciblemente sentados en un lugar u otro del cielo. Pero Yo digo que esas personas, con sus agradables pensamientos, nunca han sabido si están cualificadas para recibir tan buena fortuna caída del cielo o siquiera para ocupar un asiento allí. En estos momentos tenéis un buen conocimiento de vosotros mismos, pero seguís esperando escapar de los desastres de los últimos días y de la mano del Todopoderoso cuando castiga a los malvados. Se diría que tener dulces sueños y querer las cosas a su antojo es un rasgo común a todas las personas corrompidas por Satanás, y no una genial ocurrencia de algún individuo solitario. Aun así, sigo deseando poner fin a estos deseos extravagantes vuestros, así como a vuestro afán por obtener bendiciones. Dado que vuestras transgresiones y las realidades de vuestra rebeldía son numerosas y cada vez mayores, ¿cómo pueden encajar estas cosas con vuestros agradables planes para el futuro? Si quieres cometer errores cuando te plazca sin nada que te refrene, pero a la vez sigues queriendo que tus sueños se hagan realidad, te insto a continuar en tu estupor y a no despertar jamás, porque el tuyo es un sueño vacío, y en la presencia del Dios justo, Él no hará una excepción por ti. Si quieres simplemente que tus sueños se hagan realidad, nunca sueñes, sino haz siempre frente a la verdad y a los hechos. Esta es la única forma en la que puedes salvarte. ¿Cuáles son, en términos concretos, los pasos de este método?

Primero, examina todas tus transgresiones y analiza cualquier conducta y pensamientos que tengas que no se conformen a la verdad.

Es una cosa que puedes llevar a cabo con facilidad, y creo que todas las personas inteligentes son capaces de hacerlo. Sin embargo, esas que no saben nunca qué se pretende decir por transgresión y verdad son la excepción, porque, en lo fundamental, no son personas inteligentes. Me estoy dirigiendo a personas que Dios ha aprobado, que son sinceras, que no han infringido gravemente los decretos administrativos, y que pueden discernir fácilmente sus propias transgresiones. Aunque esta cosa que os exijo os resulta fácil cumplir, no es la única cosa que os exijo. Comoquiera que sea, espero que no os burléis en privado de esta exigencia y, sobre todo, que no lo contempléis con desdén ni lo toméis a la ligera. Debéis tratarlo con seriedad, y no hacer caso omiso.

Segundo, para cada una de tus transgresiones y desobediencias debes buscar una verdad correspondiente y usar entonces estas verdades para resolver estos asuntos. Después de esto, sustituye tus actos transgresores, tus pensamientos y tus actos desobedientes por la práctica de la verdad.

Tercero, debes ser una persona sincera en vez de alguien siempre y constantemente listo y astuto. (Aquí os pido de nuevo que seáis personas sinceras).

Si puedes lograr estas tres cosas, eres uno de los afortunados, eres una persona cuyos sueños se hacen realidad y que recibe buena fortuna. Quizás tratéis seriamente estas tres exigencias poco atrayentes, o tal vez las trataréis de un modo irresponsable. Comoquiera que sea, Mi propósito consiste en cumplir vuestros sueños y en poner en práctica vuestros ideales, y no en burlarme de vosotros ni poneros en evidencia.

Mis exigencias pueden ser simples, pero lo que os estoy diciendo no es tan sencillo como uno y uno son dos. Si no hacéis más que hablar de manera casual sobre esto, o divagar sobre declaraciones vacías y altisonantes, vuestros proyectos y deseos no serán más que una página en blanco. No sentiré lástima por aquellos de vosotros que sufren durante muchos años y trabajan tan duro sin obtener nada a cambio. Por el contrario, trataré a aquellos que no han cumplido Mis exigencias con castigo, no con recompensas, mucho menos aún con conmiseración. Podríais imaginar que, habiendo sido un seguidor durante tantos años, habéis dedicado vuestro trabajo duro pasara lo que pasara, y se os debe conceder un plato de arroz en la casa de Dios solo por ser un hacedor de servicio. Yo diría que la mayoría de vosotros piensa de esta forma, pues siempre habéis buscado el principio de cómo sacar provecho de las cosas y que no se aprovechen de vosotros. Por tanto, os digo con toda seriedad: no me importa lo meritorio que sea tu trabajo duro, lo impresionantes que sean tus cualificaciones, lo cerca que me sigas, lo renombrado que seas ni cuánto hayas mejorado tu actitud; mientras no hayas cumplido Mis exigencias, nunca podrás conseguir Mi elogio. Desechad todas esas ideas y cálculos vuestros tan pronto como sea posible, y empezad a tomaros en serio Mis requisitos. De lo contrario, convertiré a todas las personas en cenizas con el fin de terminar Mi obra; y, en el peor de los casos, convertiré en nada Mis años de obra y sufrimiento, porque no puedo llevar a Mi reino o a la era siguiente a Mis enemigos ni a esas personas que apestan a maldad y tienen la apariencia de Satanás.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las transgresiones conducirán al hombre al infierno

Palabras diarias de Dios  Fragmento 610

Tengo muchas esperanzas. Espero que os comportéis de una manera correcta y bien educada, que seáis fieles en cumplir vuestro deber, que poseáis la verdad y humanidad, que seáis personas que pueden renunciar a todo lo que tienen por Dios, incluso a sus vidas, y así sucesivamente. Todas estas esperanzas provienen de vuestras insuficiencias y de vuestra corrupción y desobediencia. Si ninguna de las conversaciones que he mantenido con vosotros han bastado para captar vuestra atención, entonces es probable que lo único que pueda hacer ahora es no decir nada más. Sin embargo, entendéis cuál sería el resultado de esto. Yo no descanso a menudo, por lo que si no hablo, haré algo para que las personas lo consideren. Podría hacer que se pudriera la lengua de alguien, que alguien muriera desmembrado o provocarles anormalidades en los nervios y hacer que tuvieran una apariencia horrible de múltiples maneras. También podría hacer que las personas soportasen tormentos que Yo he preparado específicamente para ellos. De esta forma me sentiría contento, muy feliz y encantado. Siempre se ha dicho: “Haz bien a quien te haga bien, y mal al que te haga mal”; ¿por qué ahora no? Si deseas oponerte a Mí y emitir algún juicio sobre Mí, pudriré tu boca, y eso me producirá un deleite sin fin. Esto se debe a que, al final, lo que has hecho no es la verdad y, mucho menos, tiene algo que ver con la vida, mientras que todo lo que Yo hago es la verdad. Todas Mis acciones son relevantes para los principios de Mi obra y para los decretos administrativos que Yo establezco. Por tanto, insto a cada uno de vosotros a acumular algo de virtud, a dejar de cometer tanta maldad, y a prestar atención a Mis exigencias en vuestro tiempo libre. Entonces me sentiré gozoso. Si contribuyerais (o donarais) a la verdad siquiera la milésima parte del esfuerzo que ponéis en la carne, te digo que no cometerías transgresiones frecuentes ni tendrías la boca podrida. ¿Acaso no es obvio?

Cuantas más transgresiones cometas, menores serán tus oportunidades de obtener un buen destino. Por el contrario, cuantas menos sean tus transgresiones, mayores las posibilidades de que Dios te elogie. Si tus transgresiones se incrementan hasta el punto de que me sea imposible perdonarte, habrás malgastado por completo tus oportunidades de ser perdonado. Como tal, tu destino no estará arriba, sino abajo. Si no me crees, atrévete y haz lo incorrecto, y mira lo que eso te ocasionará. Si eres una persona cuya práctica de la verdad es muy seria, sin duda tendrás una oportunidad de que tus transgresiones sean perdonadas, y desobedecerás con cada vez menor frecuencia. Si eres una persona que no está dispuesta a practicar la verdad, tus transgresiones delante de Dios sin duda aumentarán en número y desobedecerás cada vez con mayor frecuencia, hasta que llegues al límite, que será la hora de tu destrucción completa. Será cuando tu placentero sueño de recibir bendiciones se arruinará. No consideres que tus transgresiones son meros errores de una persona inmadura o insensata. No recurras a la excusa de que no practicaste la verdad porque tu pobre calibre imposibilitó que la practicaras. Además, no consideres simplemente que las transgresiones cometidas fueron actos de alguien que no supo hacerlo mejor. Si sabes perdonarte y tratarte con generosidad, te digo que eres un cobarde que nunca obtendrá la verdad, y tus transgresiones no cesarán nunca de atormentarte. Evitarán que cumplas nunca las exigencias de la verdad y causarán que sigas siendo para siempre un compañero leal de Satanás. Mi consejo para ti sigue siendo este: no prestes atención tan solo a tu destino, pasando por alto tus transgresiones escondidas; tómatelas en serio, y no las descuides por estar preocupado por tu destino.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las transgresiones conducirán al hombre al infierno

Palabras diarias de Dios  Fragmento 611

Hoy, os amonesto de este modo por el bien de vuestra propia supervivencia, para que Mi obra avance sin problemas y Mi obra inaugural en el universo entero pueda llevarse a cabo de manera más adecuada y perfecta, revelando Mis palabras, autoridad, majestad y juicio a las personas de todos los países y naciones. La obra que llevo a cabo entre vosotros es el comienzo de Mi obra a lo largo de todo el universo. A pesar de que ahora ya es el tiempo de los últimos días, sabed que los “últimos días” no es más que un nombre para una era: al igual que la Era de la Ley y la Era de la Gracia, se refiere a una era e indica una era completa, en lugar de unos pocos años o meses finales. Sin embargo, los últimos días son considerablemente diferentes de la Era de la Gracia y de la Era de la Ley. La obra de los últimos días no se lleva a cabo en Israel, sino entre los gentiles; es la conquista ante Mi trono de gente de todas las naciones y tribus fuera de Israel, para que Mi gloria pueda llenar todo el cosmos y el firmamento a lo largo del universo. Es para que Yo pueda obtener una mayor gloria, para que todas las criaturas de la tierra puedan transmitir Mi gloria a todas las naciones, de generación en generación por siempre, y todas las criaturas en el cielo y en la tierra puedan ver toda la gloria que Yo he obtenido en la tierra. La obra realizada durante los últimos días es la obra de conquista. No es la guía de las vidas de todas las personas sobre la tierra, sino la conclusión de la milenaria e imperecedera vida de sufrimiento de la humanidad en la tierra. Como consecuencia, la obra de los últimos días no puede ser similar a los varios miles de años de obra en Israel, ni puede ser como los varios años de obra en Judea que continuó durante dos milenios hasta la segunda encarnación de Dios. La gente de los últimos días solo se encuentra con la reaparición del Redentor en la carne y recibe la obra y las palabras personales de Dios. No pasarán dos mil años antes de que los últimos días lleguen a su fin; son breves, como el tiempo en el que Jesús llevó a cabo la obra de la Era de la Gracia en Judea. Esto se debe a que los últimos días son la conclusión de toda la era. Son la terminación y el fin del plan de gestión de Dios de seis mil años, y concluyen el viaje de sufrimiento de la vida de la humanidad. No llevan a toda la humanidad hacia una nueva era ni permiten que la vida de la humanidad continúe. Eso no tendría ninguna relevancia para Mi plan de gestión o para la existencia del hombre. Si la humanidad continuara de esta manera, entonces tarde o temprano sería totalmente devorada por el diablo y esas almas que me pertenecen serían al final arruinadas por sus manos. Mi obra tiene una duración de apenas seis mil años y prometí que, de igual manera, el control del maligno sobre toda la humanidad no duraría más de seis mil años. Así que ya no queda tiempo. No voy a seguir ni voy a retrasarme por más tiempo: durante los últimos días, aplastaré a Satanás, recobraré toda Mi gloria y recuperaré todas las almas que me pertenecen en la tierra, de manera que estas almas afligidas puedan escapar del mar de sufrimiento y, así, concluirá toda Mi obra en la tierra. A partir de este día, nunca más me haré carne en la tierra y nunca más Mi Espíritu, que lo controla todo, obrará sobre la tierra. Sólo voy a rehacer la humanidad en la tierra, una humanidad que sea santa y que sea Mi ciudad fiel en la tierra. Pero debéis saber que Yo no voy a aniquilar al mundo entero ni a toda la humanidad. Mantendré ese tercio restante, el tercio que me ama y que ha sido conquistado completamente por Mí, y haré que este tercio sea fructífero y se multiplique en la tierra, al igual que lo hicieron los israelitas bajo la ley, alimentándolos con abundancia de ovejas y ganado y todas las riquezas de la tierra. Esta humanidad permanecerá conmigo para siempre; sin embargo, no será la raza humana deplorablemente sucia de hoy, sino una raza humana que sea una asamblea de todos los que han sido ganados por Mí. Una humanidad como esta no será dañada, perturbada ni asediada por Satanás y será la única raza humana que exista sobre la tierra después de que Yo haya triunfado sobre Satanás. Es la humanidad que hoy ha sido conquistada por Mí y que ha obtenido Mi promesa. Por lo que la raza humana que ha sido conquistada en los últimos días será también la humanidad que permanecerá y obtendrá Mis bendiciones eternas. Será la única evidencia de Mi triunfo sobre Satanás y los únicos botines de la batalla contra Satanás. Yo salvo estos botines de guerra del campo de acción de Satanás y son la única cristalización y fruto de Mi plan de gestión de seis mil años. Ellos provienen de todas las naciones y denominaciones, y de cada lugar y país en todo el universo. Son de diferentes razas y tienen diferentes idiomas, costumbres y colores de piel, y están extendidos a lo largo de todas las naciones y denominaciones de toda la tierra e incluso de cada rincón del mundo. Finalmente, se reunirán para formar una raza humana completa, una asamblea de hombres inalcanzable por las fuerzas de Satanás. Aquellos entre los hombres que no hayan sido salvados ni conquistados por Mí se hundirán en silencio en las profundidades del mar y arderán consumidos por Mis llamas por toda la eternidad. Voy a aniquilar a esta antigua humanidad supremamente inmunda, tal como aniquilé a los varones primogénitos y al ganado de Egipto y dejé solo a los israelitas, que comieron carne de cordero, bebieron sangre de cordero y marcaron los dinteles de sus puertas con sangre de cordero. ¿Acaso las personas que han sido conquistadas por Mí y que son de Mi familia no son las mismas que comen la carne del Cordero, que soy Yo, y beben la sangre del Cordero, que soy Yo, y que han sido redimidas por Mí y me adoran? ¿No están estas personas acompañadas siempre de Mi gloria? ¿No están ya aquellos que no tienen la carne del Cordero, que soy Yo, hundidos en silencio en las profundidades del mar? Hoy os oponéis a Mí y hoy Mis palabras son iguales a las pronunciadas por Jehová a los hijos y nietos de Israel. Sin embargo, la dureza en el fondo de vuestros corazones está acumulando Mi ira, trayendo más sufrimiento sobre vuestra carne, más juicio sobre vuestros pecados y más ira sobre vuestra injusticia. ¿Quién podría salvarse de Mi día de la ira cuando me tratáis hoy de esta manera? ¿La injusticia de quién podría escapar de Mis ojos de castigo? ¿Los pecados de quién podrían escapar de Mis manos, las del Todopoderoso? ¿El desafío de quién podría escapar de Mi juicio, el del Todopoderoso? Yo, Jehová, así hablo a vosotros, los descendientes de la familia de los gentiles, y las palabras que os digo rebasan todas las declaraciones de la Era de la Ley y de la Era de la Gracia; sin embargo, vosotros sois más duros que todo el pueblo de Egipto. ¿Acaso no acumuláis Mi ira mientras hago Mi obra reposadamente? ¿Cómo podéis escapar ilesos de Mi día, el del Todopoderoso?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Nadie que sea de la carne puede escapar del día de la ira

Palabras diarias de Dios  Fragmento 612

¿Entiendes ahora lo que es el juicio y lo que es la verdad? Si es así, te exhorto a someterte obedientemente a ser juzgado, de lo contrario nunca tendrás la oportunidad de ser elogiado por Dios o de ser llevado por Él a Su reino. Aquellos que solo acepten el juicio, pero que nunca puedan ser purificados, es decir, los que huyan en medio de la obra del juicio, serán detestados y rechazados para siempre por Dios. Sus pecados son más numerosos y más graves que los de los fariseos, ya que han traicionado a Dios y son rebeldes contra Él. Tales personas que no son dignas de realizar servicio recibirán un castigo más severo, un castigo que es, además, eterno. Dios no eximirá a ningún traidor que alguna vez evidenció lealtad con palabras, pero que luego lo traicionó. Personas como estas recibirán retribución por medio del castigo del espíritu, del alma y del cuerpo. ¿Acaso no es esta precisamente una revelación del carácter justo de Dios? ¿Acaso no es este el propósito de Dios al juzgar y exponer al hombre? Dios consigna a todos los que realizan todo tipo de acciones perversas durante el tiempo del juicio a un lugar infestado de espíritus malignos, y deja que estos espíritus malignos destruyan sus cuerpos carnales como deseen, y los cuerpos de estas personas despiden hedor de cadáver. Tal es su apropiada retribución. Dios escribe en sus libros de registro todos y cada uno de los pecados de aquellos falsos creyentes desleales, falsos apóstoles y falsos obreros; entonces, cuando llegue el momento apropiado, Él los arrojará en medio de los espíritus inmundos, dejando que estos espíritus inmundos contaminen sus cuerpos enteros a voluntad para que nunca puedan ser reencarnados y nunca más vean la luz. Aquellos hipócritas que realizan servicio durante un tiempo, pero son incapaces de permanecer leales hasta el final, son contados por Dios entre los malvados a fin de que se confabulen con los malvados y se conviertan en parte de su desordenada chusma; al final, Dios los aniquilará. Dios echa a un lado y no presta atención a aquellos que nunca han sido leales a Cristo ni han contribuido nada de su fuerza, y en el cambio de era Él los aniquilará a todos. Ya no existirán en la tierra ni mucho menos obtendrán paso al reino de Dios. Aquellos que nunca han sido sinceros con Dios, pero que han sido obligados por las circunstancias a lidiar indiferentes con Él, serán contados entre los que realizan servicio para Su pueblo. Solamente un pequeño número de tales personas podrán sobrevivir, mientras que la mayoría perecerá junto con los que prestan servicio que no está a la altura. En última instancia, Dios llevará a Su reino a todos aquellos que son de la misma mente que Él, al pueblo y los hijos de Dios, y también a los predestinados por Él para ser sacerdotes. Serán la síntesis de la obra de Dios. En cuanto a los que no puedan ser clasificados en ninguna de las categorías establecidas por Dios, serán contados entre los incrédulos, y con toda seguridad os imaginaréis cómo terminarán. Ya os he dicho todo lo que debo decir; el camino que elijáis queda solo a vuestra elección. Lo que debéis entender es esto: la obra de Dios nunca espera a nadie que no pueda seguir Su ritmo y el carácter justo de Dios no le muestra misericordia a ningún hombre.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad

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