Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la voluntad de Dios para traer la salvación al hombre

Desde un punto de vista humano, no es posible para los descendientes de Moab ser hechos completos y no están calificados para ser hechos así. Los hijos de David, por otro lado, ciertamente tienen esperanza y pueden ser hechos completos. Si alguien es descendiente de Moab, no puede ser hecho completo. Incluso ahora, vosotros todavía no sabéis el significado de la obra que se está haciendo entre vosotros; en esta etapa todavía sostenéis vuestras perspectivas futuras en vuestros corazones y sois reacios a renunciar a ellas. A nadie le importa por qué hoy Dios solo ha escogido obrar en vosotros, un grupo tan indigno. ¿Puede ser que Él haya cometido un error en esta obra? ¿Es esta obra un descuido momentáneo? ¿Por qué Dios, que siempre ha sabido que sois los hijos de Moab, ha descendido precisamente para obrar entre vosotros? ¿Nunca lo habéis pensado? ¿Acaso Dios nunca considera esto cuando hace Su obra? ¿Se comporta de manera impulsiva? ¿Acaso no sabía Él desde el principio que vosotros sois los descendientes de Moab? ¿No sabéis considerar estas cosas? ¿A dónde se han ido vuestras nociones? ¿Acaso ese pensamiento saludable vuestro se ha desajustado? ¿A dónde se han ido vuestra inteligencia y sabiduría? ¿Es que acaso tenéis un comportamiento tan magnánimo que no prestáis atención a asuntos tan pequeños? Vuestras mentes son muy susceptibles a cosas como vuestras perspectivas futuras y vuestro propio destino, pero para todo lo demás son insensibles, torpes y totalmente ignorantes. ¿En qué rayos creéis? ¿En vuestras perspectivas futuras? ¿O en Dios? ¿Acaso no crees sólo en un bonito destino? ¿O en tus perspectivas futuras? ¿Qué tanto del camino de vida entiendes ahora? ¿Cuánto has logrado? ¿Crees que la obra que se hace ahora en los descendientes de Moab se hace para humillaros? ¿Se hace a propósito para exponer vuestra fealdad? ¿Se hace a propósito para haceros aceptar el castigo y después arrojaros al lago de fuego? Nunca dije que no tuvierais perspectivas futuras, mucho menos que tuvierais que ser destruidos o caer en la perdición. ¿Acaso he anunciado públicamente tales cosas? Tú dices que no tienes esperanza, pero ¿acaso no es esta una conclusión que has sacado tú mismo? ¿Acaso no es esto el efecto de tu propia mentalidad? ¿Cuentan tus propias conclusiones? Si Yo digo que no estás bendecido, entonces ciertamente serás objeto de ruina, y si Yo digo que estás bendecido, entonces con toda certeza no serás destruido. Solo estoy diciendo que eres el descendiente de Moab; no dije que fueras a ser destruido. Es solo que los descendientes de Moab han sido malditos y son una raza de humanos corruptos. Previamente se ha hecho mención del pecado; ¿no sois todos vosotros pecadores? ¿No han sido todos los pecadores corrompidos por Satanás? ¿No desafían todos los pecadores a Dios y se rebelan contra Él? ¿Acaso no van a ser maldecidos los que desafían a Dios? ¿Acaso no deben todos los pecadores ser destruidos? En ese caso, ¿quién entre las personas de carne y hueso puede ser salvado? ¿Cómo podéis haber sobrevivido hasta ahora? Os habéis vuelto negativos porque sois los descendientes de Moab; ¿acaso no contáis también como humanos, que son pecadores? ¿Cómo habéis durado hasta ahora? Cuando la perfección se menciona, os ponéis felices. Tras escuchar que debéis experimentar la gran tribulación, sentís que esto os hace aún más bendecidos. Pensáis que podéis convertiros en vencedores tras surgir de la tribulación, y que esto, además, es la gran bendición de Dios y Su gran exaltación de vosotros. Cuando se hace mención de Moab, el tumulto surge entre vosotros. Adultos y niños por igual sienten una tristeza indecible, no tenéis alegría alguna en vuestros corazones y lamentáis haber nacido. No entendéis el significado de que esta etapa de la obra se haga en los descendientes de Moab; sólo sabéis buscar la alta posición y, cuando percibís que no hay esperanza, reincidís. Cuando se mencionan la perfección y el destino futuro, os sentís contentos; habéis puesto vuestra fe en Dios con el fin de obtener bendiciones y para que podáis tener un buen destino. Algunas personas ahora sienten aprensión por su estatus. Porque tienen un valor y un estatus bajo, no anhelan buscar ser perfeccionados. Primero se habló acerca de la perfección, después se hizo mención de los descendientes de Moab, así que las personas negaron la senda de la perfección que se mencionó previamente. Esto se debe a que, de principio a fin, nunca habéis conocido la importancia de esta obra ni os importa su significado. Sois demasiado pequeños de estatura y ni siquiera podéis soportar la menor perturbación. Cuando veis que vuestro propio estatus es demasiado bajo, os volvéis negativos y perdéis la confianza para seguir buscando. Las personas sólo consideran el logro de la gracia y el disfrute de la paz como símbolos de fe y ven la búsqueda de bendiciones como la base para su creencia en Dios. Muy pocas personas buscan conocer a Dios o buscan un cambio en su carácter. En su fe, las personas buscan hacer que Dios les dé un destino adecuado y toda la gracia que necesitan, buscan hacer que Dios sea su sirviente, que Él mantenga con ellas una relación pacífica y amigable para que, no importa cuando, nunca haya ningún conflicto entre ellos. Es decir, su creencia en Dios exige que Él prometa cumplir todas sus exigencias y que les otorgue cualquier cosa por lo que oran, de acuerdo con las palabras que han leído en la Biblia: “Escucharé todas vuestras oraciones”. Esperan que Dios no juzgue ni trate a nadie, ya que Él siempre ha sido el misericordioso Salvador Jesús que mantiene una buena relación con las personas en todo momento y en todo lugar. Así es como las personas creen en Dios: le exigen con descaro y creen que, independientemente de si son rebeldes u obedientes, Él les otorgará ciegamente todo lo que le pidan. Le “cobran deudas” a Dios continuamente, pues creen que Él debe “reembolsarles” sin resistirse de ninguna manera y, además, debe pagar doble; piensan que, independientemente de que Dios haya obtenido algo de ellas o no, lo pueden manipular y que Él no puede orquestar arbitrariamente a las personas, y, mucho menos, revelarles Su sabiduría y Su carácter justo —ocultos durante muchos años— cuando Él quiera y sin su permiso. Simplemente le confiesan a Dios sus pecados, pues creen que Dios sencillamente los absolverá y que no va a cansarse de hacerlo y que esto continuará para siempre. Simplemente le dan órdenes a Dios y creen que Él obedecerá, porque está registrado en la Biblia que Dios no vino para ser servido por el hombre, sino para servirle a él, y que Él está aquí para ser su siervo. ¿No habéis creído siempre de esta manera? Cuando no podéis obtener algo de Dios, queréis huir; cuando no entendéis algo, os volvéis demasiado resentidos e incluso llegáis tan lejos como para lanzarle toda clase de insultos. Simplemente no le permitiréis a Dios mismo expresar completamente Su sabiduría y maravilla, en lugar de eso solo queréis disfrutar la comodidad y el confort temporales. Hasta ahora, vuestra actitud en vuestra creencia en Dios ha consistido meramente en los mismos viejos puntos de vista. Si Dios os muestra una mínima majestad, os ponéis tristes. ¿Veis ahora exactamente lo grande que es vuestra estatura? No asumáis que todos vosotros sois leales a Dios cuando, de hecho, vuestras antiguas opiniones no han cambiado. Cuando nada malo te sucede, crees que todo va bien y tu amor por Dios alcanza las cotas más altas. Cuando algo pequeño te sucede, caes al Hades. ¿Está con ello siendo leal a Dios?

Si la etapa final de la obra de conquista fuera a empezar en Israel, entonces tal obra de conquista no tendría ningún significado. La obra tiene la mayor importancia cuando se hace en China y cuando se hace en vosotros. Vosotros sois las personas más humildes, las que tienen el menor estatus; sois las personas en el nivel más bajo de esta sociedad y sois las que menos reconocieron a Dios en el principio. Sois las personas que os habéis alejado más de Dios y las que habéis sido lastimadas más severamente. Ya que esta etapa de la obra es solo en aras de la conquista, ¿no es lo más adecuado que seáis elegidos para que deis el futuro testimonio? Si el primer paso de la obra de conquista no se hiciera en vosotros, entonces sería difícil avanzar con la obra de conquista que está por venir, pues la obra de conquista que seguirá logrará resultados, basada en el hecho de esta obra que se está haciendo hoy. La obra actual de conquista es solo el principio de la obra total de conquista. Vosotros sois la primera tanda a ser conquistada; sois los representantes de toda la humanidad que será conquistada. Las personas que verdaderamente posean conocimiento verán que toda la obra que Dios hace hoy es grandiosa, y que Él no solo les permite a las personas conocer su propia rebeldía, sino que también revela su estatus. El propósito y el significado de Sus palabras no es desanimar a las personas ni derribarlas. Su intención es que puedan obtener esclarecimiento y salvación por medio de Sus palabras; son para despertar su espíritu por medio de Sus palabras. Desde el momento de la creación del mundo, el hombre ha vivido bajo el campo de acción de Satanás, sin saber ni creer que existe un Dios. Que estas personas puedan ser incluidas en la gran salvación de Dios y que sean altamente elevadas por Dios, muestra realmente Su amor; todos los que verdaderamente entiendan, creerán esto. ¿Qué hay de aquellos que no tienen tal conocimiento? Dirán: “Ah, Dios dice que somos los descendientes de Moab. Lo dijo con sus propias palabras. ¿Podemos todavía obtener un buen resultado? Somos los descendientes de Moab y nos hemos resistido a Dios en el pasado. Él ha venido a condenarnos; ¿acaso no ves cómo Él siempre nos ha juzgado desde el principio? Ya que nos hemos resistido a Dios, así es como debemos ser castigados”. ¿Son correctas estas palabras? Hoy Dios os juzga, os castiga y os condena, pero debes saber que el propósito de tu condena es que te conozcas a ti mismo. Él condena, maldice, juzga y castiga para que te puedas conocer a ti mismo, para que tu carácter pueda cambiar y, sobre todo, para que puedas conocer tu valía y ver que todas las acciones de Dios son justas y de acuerdo con Su carácter y los requisitos de Su obra, que Él obra acorde a Su plan para la salvación del hombre, y que Él es el Dios justo que ama, salva, juzga y castiga al hombre. Si sólo sabes que eres de un estatus humilde, que estás corrompido y que eres desobediente, pero no sabes que Dios quiere poner en claro Su salvación por medio del juicio y el castigo que Él impone en ti hoy, entonces no tienes manera de ganar experiencia, ni mucho menos eres capaz de continuar hacia delante. Dios no ha venido ni a matar ni a destruir sino a juzgar, maldecir, castigar y salvar. Hasta que Su plan de gestión de 6000 años llegue a su término —antes de que revele el destino de cada categoría del hombre— la obra de Dios en la tierra será en aras de la salvación; el único propósito es hacer totalmente completos a aquellos que lo aman y hacerlos someterse a Su dominio. No importa cómo Dios salve a las personas, todo se logra haciéndolas escapar de su antigua naturaleza satánica; es decir, Él las salva haciéndolas buscar la vida. Si ellas no buscan la vida, entonces no tendrán manera de aceptar la salvación de Dios. La salvación es la obra del Dios mismo y la búsqueda de vida es algo que el hombre debe asumir con el fin de aceptar la salvación. A los ojos del hombre, la salvación es el amor de Dios y el amor de Dios no puede ser castigo, juicio y maldiciones; la salvación debe contener amor, compasión y, además, palabras de consuelo y bendiciones ilimitadas otorgadas por Dios. Las personas creen que cuando Dios salva al hombre lo hace conmoviéndolo con Sus bendiciones y Su gracia, de tal modo que puedan entregar su corazón a Dios. Es decir, tocar al hombre es salvarlo. Esta clase de salvación se hace mediante un trato. Solo cuando Dios le conceda cien veces más, el hombre llegará a someterse ante el nombre de Dios y luchará por hacer el bien por Él y darle gloria. Esto no es lo que pretende Dios para la humanidad. Dios ha venido para obrar en la tierra con el fin de salvar a la humanidad corrupta, no hay falsedad en esto. Si la hubiera, Él ciertamente no habría venido a cumplir con Su obra en persona. En el pasado, Su medio de salvación implicaba mostrar el máximo amor y compasión, tanto que le dio Su todo a Satanás a cambio de toda la humanidad. El presente no tiene nada que ver con el pasado: La salvación que hoy se os otorga ocurre en la época de los últimos días, durante la clasificación de cada uno de acuerdo a su especie; el medio de vuestra salvación no es el amor ni la compasión, sino el castigo y el juicio para que el hombre pueda ser salvado más plenamente. Así, todo lo que recibís es castigo, juicio y golpes despiadados, pero sabed que en esta golpiza cruel no hay el más mínimo escarmiento. Independientemente de lo severas que puedan ser Mis palabras, lo que cae sobre vosotros son solo unas cuantas palabras que podrían pareceros totalmente crueles y, sin importar cuán enfadado pueda Yo estar, lo que viene sobre vosotros siguen siendo palabras de enseñanza y no tengo la intención de lastimaros o haceros morir. ¿No es todo esto un hecho? Sabed esto hoy, ya sea un juicio justo o un refinamiento y castigo crueles, todo es en aras de la salvación. Independientemente de si hoy cada uno es clasificado de acuerdo con su especie, o de que las categorías del hombre se dejen al descubierto, el propósito de todas las palabras y la obra de Dios es salvar a aquellos que verdaderamente aman a Dios. El juicio justo se realiza con el fin de purificar al hombre, y el refinamiento cruel con el de limpiarlo; las palabras severas o la reprensión se hacen ambas para purificar y son en aras de la salvación. Así, el método de salvación en la actualidad es diferente al del pasado. Hoy, se te concede la salvación mediante el juicio justo, y es una buena herramienta para clasificaros a cada uno de acuerdo a la especie. Además, el castigo despiadado sirve como vuestra salvación suprema, y ¿qué tenéis que decir frente a tal castigo y juicio? ¿No habéis gozado siempre de la salvación, de principio a fin? Habéis visto a Dios encarnado y os habéis percatado de Su omnipotencia y sabiduría; además, habéis experimentado repetidos golpes y disciplina. Sin embargo, ¿no habéis recibido también la gracia suprema? ¿No son vuestras bendiciones mayores que las de cualquier otro? ¡Vuestras gracias son incluso más abundantes que la gloria y las riquezas disfrutadas por Salomón! Pensad en esto: si Mi intención al venir fuera condenaros y castigaros, en lugar de salvaros, ¿podrían vuestros días haber durado tanto? ¿Podríais vosotros, seres pecadores de carne y hueso, haber sobrevivido hasta el día de hoy? Si mi objetivo fuera solo castigaros, entonces ¿por qué me habría hecho carne y embarcado en semejante empresa? ¿Acaso castigaros a vosotros, simples mortales, no podría concretarse simplemente con una sola palabra? ¿Todavía necesitaría destruiros después de condenaros deliberadamente? ¿Seguís sin creer estas palabras mías? ¿Podría salvar al hombre solo por medio del amor y la compasión? ¿O podría solo usar la crucifixión para salvar al hombre? ¿No es Mi carácter justo más favorable para hacer al hombre completamente obediente? ¿No es más capaz de salvar completamente al hombre?

Puede que Mis palabras sean severas, pero todas se dicen para la salvación del hombre, ya que solo estoy pronunciando palabras y no castigando la carne del hombre. Estas palabras hacen que el hombre viva en la luz, hacen que sepa que la luz existe, que la luz es preciosa y, más aún, que sepa cuán beneficiosas son estas palabras para él, además de que Dios es salvación. Aunque he pronunciado muchas palabras de castigo y juicio, lo que representan no se ha concretado en acciones contra vosotros. He venido a hacer Mi obra y a pronunciar Mis palabras y, aunque Mis palabras puedan ser estrictas, son dichas para juzgar vuestra corrupción y rebeldía. El propósito de que Yo haga esto sigue siendo salvar al hombre del campo de acción de Satanás; estoy usando Mis palabras para salvar al hombre. Mi propósito no es dañar al hombre con Mis palabras. Mis palabras son severas para que se puedan obtener los resultados de Mi obra. Solo por medio de esta obra puede el hombre conocerse a sí mismo y puede librarse de su carácter rebelde. El mayor significado de la obra de las palabras es permitirles a las personas poner la verdad en práctica después de haberla entendido, lograr cambios en su carácter y ganar el conocimiento de sí mismas y de la obra de Dios. Solo llevar a cabo la obra por medio de las palabras puede hacer posible la comunicación entre Dios y el hombre, y solo las palabras pueden explicar la verdad. Obrar de esta manera es el mejor medio para conquistar al hombre; aparte de pronunciar las palabras, ningún otro método puede darle al hombre un entendimiento más claro de la verdad y de la obra de Dios. Así, en Su última etapa de la obra, Dios le habla al hombre con el fin de desbloquear todas las verdades y los misterios que no entiende todavía, permitiéndole conseguir de Dios el verdadero camino y la vida, cumpliendo así Su voluntad. El propósito de la obra de Dios sobre el hombre es permitirle cumplir la voluntad de Dios y se hace para traerle la salvación. Por lo tanto, durante el tiempo de Su salvación del hombre Él no lleva a cabo la obra de castigarlo. Mientras trae la salvación al hombre, Dios no castiga el mal ni recompensa el bien, ni tampoco revela los destinos de varias clases de personas. En cambio, solo después de que la etapa final de Su obra esté completa, Él llevará a cabo la obra de castigar el mal y recompensar el bien y solo entonces revelará el final de todas las diferentes clases de personas. Los que son castigados serán aquellos que realmente son incapaces de ser salvados, mientras que los que son salvados serán aquellos que han obtenido la salvación de Dios durante el tiempo de Su salvación del hombre. Mientras la obra de salvación de Dios se lleva a cabo, todos los que puedan ser salvados serán salvados, en todo lo posible, sin descartar a ninguno de ellos, ya que el propósito de la obra de Dios es salvar al hombre. Todos aquellos que durante el tiempo de la salvación del hombre por parte de Dios no puedan alcanzar un cambio en su carácter, además de todos aquellos que no puedan someterse completamente a Dios, se convertirán en objetos de castigo. Esta etapa de la obra —la obra de las palabras— desbloqueará para las personas todos los caminos y misterios que no entienden para que puedan entender la voluntad de Dios y Sus requisitos hacia el hombre, para que puedan tener los requisitos previos para poner en práctica las palabras de Dios y lograr cambios en su carácter. Dios solo usa palabras para hacer Su obra y no castiga a las personas por ser un poco rebeldes. Esto es porque ahora es el tiempo de la obra de salvación. Si cualquiera que actúa con rebeldía fuera castigado, entonces nadie tendría la oportunidad de ser salvado; todos serían castigados y caerían en el Hades. El propósito de las palabras que juzgan al hombre es permitirle conocerse a sí mismo y someterse a Dios, no es para castigar por medio de ese juicio. Durante el tiempo de la obra de las palabras, muchas personas expondrán su rebeldía y resistencia, además de su desobediencia hacia el Dios encarnado. Sin embargo, Él no castigará a todas estas personas a consecuencia de ello; en lugar de eso, solo descartará a los que son corruptos hasta la médula y que no pueden ser salvados. Él le dará su carne a Satanás y, en unos pocos casos, pondrá fin a su carne. Los que hayan quedado continuarán siguiendo y experimentando el trato y la poda. Si, mientras siguen, esas personas todavía no son capaces de aceptar ser tratados y podados y se vuelven cada vez más degenerados, entonces habrán perdido su oportunidad de salvación. Todas las personas que se hayan sometido a la conquista de las palabras de Dios tendrán suficiente oportunidad de salvación. La salvación de Dios de cada una de estas personas les mostrará Su máxima indulgencia. En otras palabras, se les mostrará la máxima tolerancia. Siempre que las personas regresen de la senda equivocada y siempre que se puedan arrepentir, Dios les dará oportunidades de obtener Su salvación. Cuando los humanos se rebelan contra Dios al principio, Él no tiene deseos de hacerles morir, sino que hará todo lo posible por salvarlos. Si alguien realmente no tiene cabida en la salvación, entonces Dios lo descartará. La razón por la cual Dios es lento para castigar a ciertas personas es que quiere salvar a todas las personas que pueden ser salvadas. Él las juzga, ilumina y guía solo con palabras y no usa una vara para hacerlas morir. Emplear palabras para traer salvación a los seres humanos es el propósito y el significado de la etapa final de la obra.

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