Cómo perseguir la verdad (15)

¿Habéis hablado en vuestras reuniones de los temas que hemos tratado recientemente? (Dios, lo hemos hecho). ¿A qué conclusiones llegasteis en vuestras charlas? ¿Descubristeis o entendisteis algo nuevo? Estos temas que hemos compartido, ¿están presentes en la vida cotidiana de la gente? (Todos ellos lo están. Después de escuchar algunas veces hablar a Dios sobre estas cuestiones, me di cuenta de que la educación de nuestros padres y el condicionamiento de nuestras familias transmitidos de generación en generación nos han corrompido de una forma bastante profunda. Desde la infancia, los padres nos han inculcado poco a poco ideas como “El hombre deja su reputación allá por donde va, de la misma manera que un ganso grazna allá por donde vuela”. Después de que me inculcaran este pensamiento, creí que uno debía estar por encima de los demás y destacarse de la multitud en la vida para evitar ser acosado y menospreciado. Antes pensaba que los padres nos enseñaron a tener estas ideas por nuestro propio bien y para protegernos. Después de escuchar algunas veces las enseñanzas y el análisis de Dios, he llegado a darme cuenta de que estas ideas son negativas y constituyen el medio que Satanás utiliza para corromper a la gente. Nos distancian cada vez más de Dios y nos sumen aún más en la corrupción de Satanás, lo cual nos aleja más y más de la salvación). En pocas palabras, es necesario hablar de estos temas, ¿verdad? (Sí). Después de compartir un poco estas cosas, las personas comprenden de una manera más profunda y precisa los pensamientos y puntos de vista que sus familias les han inculcado. Después de hablar sobre estas cuestiones, ¿la relación con su familia y sus padres no será cada vez más distante? (No, no será así. Antes siempre sentí que mis padres habían sido amables conmigo, pero después de oír las enseñanzas de Dios, me di cuenta de que la misión de mis padres era traerme al mundo y criarme. Además, las ideas que me inculcaron de niño me corrompían. Después de reconocer esto, no tengo tanto apego afectivo hacia ellos). Ante todo, en cuanto a sus pensamientos, ahora las personas comprenden correctamente las responsabilidades de sus padres y que el hecho de que estos las criaran es una muestra de gracia; para tratar con ellos, ya no se basan en el afecto, la impulsividad ni los lazos sanguíneos. En su lugar, pueden relacionarse con la familia y los padres de una manera racional desde la perspectiva y la posición adecuadas. De este modo, la gente experimenta una notable transformación en su forma de abordar estos temas que le permite dar un gran salto en relación con su entrada en la vida y los requisitos de Dios para con ellos. Por tanto, hablar sobre estas cuestiones es beneficioso y necesario para las personas, porque todas ellas son cosas que los humanos necesitan y de las que carecen en su interior.

Los temas de los que ya hablamos relativos al condicionamiento familiar de una persona se centraban principalmente en objetivos y principios para el comportamiento propio, en maneras y medios de tratar con el mundo y en la propia perspectiva sobre la vida y la existencia, así como en métodos y reglas de supervivencia, entre otras cosas. Todos estos temas están relacionados con el condicionamiento de ideas en los individuos y con sus pensamientos y puntos de vista. En general, ninguno de los diversos pensamientos y puntos de vista que las familias y los padres inculcan es positivo ni puede guiar verdaderamente a alguien hacia la senda correcta ni ayudarlo a establecer una perspectiva sobre la vida adecuada que le permitiría cumplir sus responsabilidades y obligaciones como ser creado en presencia de su Creador. Todo lo que los padres y la familia te enseñan es para llevarte en la dirección del mundo y de sus tendencias malvadas. Su finalidad al condicionarte con estos pensamientos y puntos de vista es ayudarte a que te integres a la perfección en la sociedad y sus tendencias malvadas y a que seas más capaz de adaptarte a estas y a las diversas exigencias de la sociedad. Si bien estas enseñanzas pueden ofrecerte ciertos medios y métodos para protegerte y mejorar el estatus, la reputación, el placer material y otras cosas en la sociedad y dentro de grupos de personas, estos mismos pensamientos que te ha inculcado la familia te llevan de una tendencia malvada a otra y hacen que estés arraigado en el mundo, la sociedad y las tendencias malvadas, hasta que ya no puedes librarte de ellos. No dejan de traerte problemas y te plantean dilemas reiteradamente, de modo que ya no sabes cómo afrontar el mundo humano y ser una persona genuina que vive en la luz, que es honesta y bondadosa y que posee un sentido de la justicia. Por tanto, el condicionamiento de tu familia no te permite vivir en este mundo con más dignidad, personalidad y semejanza humana. Por el contrario, hace que vivas en medio de una serie de luchas y conflictos intrincados y de diversas relaciones interpersonales complejas y te somete a numerosos enredos mundanos, a la esclavitud e incluso a confusiones. Cuando recurras a tus padres y les confíes todos estos asuntos, emplearán varias tácticas para aconsejarte sobre cómo ser más astuto, taimado y mundano, y para que, al vivir en sociedad, seas más indescifrable, en lugar de señalarte la dirección correcta y ayudarte a desprenderte de todo esto, a liberarte, a comparecer ante el Creador, obedecer Sus disposiciones y reconocer claramente que el destino de las personas y todo lo que les concierne está en manos de Dios, que deberían obedecer los requisitos que provienen de Él, así como Su soberanía y Sus instrumentaciones. Esta es la situación en la que vive la gente cuya familia la condicionó con estos diversos pensamientos. En resumen, tanto da que las ideas con las que tu familia te ha condicionado resalten la fama, el beneficio o el hecho de competir o ser amable con los demás, sea cual sea su enfoque, en definitiva solo pueden dirigir tus medios, métodos y reglas para sobrevivir en el mundo humano a fin de que seas cada vez más sofisticado, despiadado, taimado y malicioso, en lugar de hacer que te conviertas en alguien más honesto, atento e íntegro o de ayudarte a comprender mejor cómo someterte a las disposiciones del Creador. Por tanto, el condicionamiento de la familia solo puede distanciarte de Dios, de la verdad y de las cosas positivas, de modo que ya no sabes cómo vivir de la manera que los humanos deberían hacerlo verdaderamente, de una forma digna. Además, los pensamientos que adquiriste del condicionamiento de tu familia harán que cada vez seas más insensible y obtuso y que todo te resbale más, por decirlo de una manera coloquial. Al principio, te sonrojarás, se te acelerará el corazón y te sentirás culpable al mentirles a tus colegas, compañeros de clase y amigos. Con el paso del tiempo, todas estas reacciones conscientes desaparecerán: ya no te sonrojarás ni se te acelerará el corazón y tu conciencia dejará de atormentarte. Para sobrevivir, recurrirás a otros medios, incluso engañarás a las personas más allegadas, entre ellas tus padres y hermanos y tus mejores amigos. Buscarás beneficiarte de ellos para mejorar tu vida y realzar tu honor y placer: esto es insensibilidad. Inicialmente, es posible que te culpes a ti mismo un poco y que tu conciencia se estremezca ligeramente. Con el tiempo, estas sensaciones desaparecerán, tendrás razones más convincentes para tranquilizarte y dirás: “Así es la gente. No puedes ser compasivo en esta sociedad. Serlo con otros es ser cruel contigo mismo. En este mundo, los débiles son la presa de los fuertes. Estos prosperan y aquellos perecen, los vencedores se convierten en reyes y los perdedores, en delincuentes. Si tienes éxito, nadie investigará cómo lo lograste, pero no te quedará nada si fracasas”. Al final, la gente empleará estos pensamientos y puntos de vista para convencerse y los convertirá en la base de su manera de perseguir las cosas y en un medio para conseguir un fin, por supuesto. Así pues, ¿en qué estado os encontráis ahora mismo? ¿Habéis llegado al punto de la insensibilidad o todavía no? Supongamos que tuvieras que iniciar un negocio que estuviera relacionado con tu futuro, tu calidad de vida y tu reputación en la sociedad. Si tus métodos fueran lo suficientemente taimados y pudieras engañar a todos, tendrías una vida superior a la del resto, con montones de dinero, y no sería necesario que volvieras a doblegarte ante los deseos de nadie. ¿Qué harías en ese caso? ¿Te volverías tan insensible y tan impasible que podrías engañar a quien fuera y ganar dinero a costa de cualquiera? (Probablemente, sí). Casi seguro que lo harías. Esta situación debe cambiar; este es el carácter corrupto que se encuentra bien en el interior de los seres humanos. Cuando no hay humanidad, lo que resta es una existencia vivida según el propio carácter corrupto y diversos pensamientos y puntos de vista que inculca Satanás. Sin conciencia, razón ni sentido de la vergüenza, la vida de una persona se reduce a un simple cascarón, un recipiente vacío, y pierde su valor. Si todavía te queda algo de vergüenza, y cuando mientes, engañas o dañas a otros eres capaz de elegir quién va a resultar perjudicado, no le haces daño a cualquiera, entonces aún conservas cierta conciencia y humanidad. Pero si puedes engañar o causar daños a quien sea sin reservas, eres verdaderamente un Satanás viviente de pies a cabeza. Si dices: “No puedo engañar a mis padres, parientes y amigos ni a gente ingenua ni en particular a mis hermanos y hermanas de la casa de Dios; tampoco puedo hacer trampas con las ofrendas de Dios”, todavía tienes algunos límites morales y se te puede considerar una persona con cierta conciencia. Sin embargo, si careces siquiera de este ápice de conciencia y límites, no te mereces que te llamen humano. Así pues, ¿a qué punto habéis llegado? ¿Tenéis límites? Si tuvierais la oportunidad o una necesidad real, ¿podríais engañar a vuestros padres, hermanos y amigos más íntimos? ¿Podríais embaucar a los hermanos y las hermanas, sacar provecho de ellos o incluso hacer trampas con las ofrendas de Dios? Si se te presentara una oportunidad de este tipo y nadie lo descubriera jamás, ¿lo harías? (Ahora siento que ya no puedo hacer eso). ¿Por qué no? (Porque temo a Dios, porque tengo un corazón un tanto temeroso de Dios y también porque mi conciencia no lo permitiría). Tu actitud es que tienes miedo en tu corazón, que tienes un corazón temeroso de Dios y que tu conciencia no lo permitiría. Deja que hablen otros. ¿Tenéis alguna postura al respecto? Si no es así, si nunca has tenido en cuenta este asunto ni sientes nada cuando ves que otros lo hacen, estás en peligro. Si observas que alguien comete estos actos y no sientes odio, si no tienes una actitud respecto a esto y te muestras insensible, no eres distinto a esa persona y podrías comportarte de una manera similar. No obstante, si tienes una actitud clara con relación a este tema, si puedes odiar y reprender a este tipo de gente, entonces es posible que no realices estas acciones. Así pues, ¿cuál es vuestra actitud? (Debo tener un corazón temeroso de Dios. Las ofrendas de Dios son sagradas y se guardan aparte; no se pueden amañar ni tomar para un uso personal de ninguna manera). Las ofrendas no se pueden utilizar con fines personales: esto se hace por miedo al castigo. Pero ¿qué pasa con otros asuntos? Si participaras en una estafa piramidal, ¿serías capaz de aprovecharte de tus amigos más íntimos, de embaucarlos con un lenguaje florido y de hacer que se unieran al engaño, obteniendo beneficios y ganando dinero en el ínterin? ¿Podrías hacer esto a tus amistades más allegadas, parientes o incluso padres, hermanos y hermanas? Si te cuesta responder, cuando digas que no tomarías las ofrendas de Dios para un uso personal, es posible que no seas capaz de cumplirlo, ¿cierto? Dejemos que hable alguien más. (En un sentido, deberíamos entender el carácter justo de Dios en este asunto. Jamás se deben tocar Sus ofrendas. En otro, tenemos la sensación de que un acto de este tipo carece de humanidad. El punto de referencia inicial de uno debería ser al menos el que su conciencia le permita). Vuestra actitud es que cometer estas acciones carece de humanidad y que uno debería comportarse según su conciencia le permita. ¿Alguien más quiere intervenir? (Como ser humano, creo que aunque uno no crea en Dios, mientras sea una persona del mundo con conciencia y un referente moral, no debería hacer nada que dañe a su familia. Ahora que creemos en Dios y entendemos algunas verdades, alguien que todavía sea capaz de perjudicar a sus hermanos, hermanas y amigos, o de hacer trampas con las ofrendas de Dios, es incluso peor que un incrédulo. Además, es posible que la gente revele ciertos pensamientos e ideas a veces, pero cuando piensa en la esencia y el carácter de Dios, y se da cuenta de que Él lo examina todo, aunque nadie esté observando o tenga conocimiento de estas acciones, no se atreve a realizarlas porque tiene un corazón un poco temeroso de Dios). Por un lado, la gente demuestra que no posee un corazón temeroso de Dios al actuar de esta manera; por otro, quienes son capaces de hacer estas cosas carecen incluso de la humanidad más básica. Esto se debe a que como ser humano no deberías llevar a cabo estas acciones, aunque no creas en Dios. Cualquiera con conciencia y humanidad debería tener esta cualidad. Por naturaleza, una persona buena y normal no debería hacer trampas, dañar ni robar. Incluso los que no creen en Dios siguen teniendo ciertos límites por lo que respecta a su modo de comportarse, por no hablar de ti, que crees en Él y has oído tantos sermones: si eres alguien que todavía es capaz de hacer estas cosas, no te podrás redimir. No tienes humanidad, eres un diablo. Has escuchado muchísimos sermones y, sin embargo, aún puedes cometer todo tipo de malas acciones relacionadas con el engaño y la estafa: esto es lo que significa ser un no creyente. ¿Qué es ser un no creyente? Es alguien que no cree en la observación de Dios ni en que Él es justo. Si no crees en la observación de Dios, ¿acaso eso no significa que no crees en Su existencia? Dices: “Dios me observa, pero ¿dónde está? ¿Por qué no lo he visto? ¿Por qué no lo siento? Me he dedicado a engañar y estafar a la gente durante muchos años; ¿por qué no se me ha castigado? Aún tengo una vida más regalada que otros”. Este es un aspecto del comportamiento de un no creyente. Otro es que rechaza cada pizca de la verdad que se le haya compartido, por mucho que se haya hablado del tema. Nunca acepta la verdad; entonces, ¿qué acepta? Acoge pensamientos y puntos de vista que lo benefician. Hace cualquier cosa que sea buena para él y proteja sus intereses. Solo cree en el egoísmo inmediato, no en la observación de Dios ni en el concepto de la retribución. Esto es lo que significa ser un no creyente. ¿Qué sentido tiene creer en Dios para una persona de este tipo? En la casa de Dios, los no creyentes se caracterizan por una cosa: hacen el mal. Pero no hablemos del objetivo final de esta gente; volvamos al tema del que hablábamos.

Los diversos pensamientos que las familias condicionan e inculcan en las personas no las llevan ante Dios ni les inspiran ideas positivas. En su lugar, todo lo que transmiten es negativo: conceptos, medios, principios y métodos para comportarse, lo que en definitiva las conduce hacia una senda sin retorno. En pocas palabras, ni siquiera están a la altura de los valores básicos de humanidad, razón y conciencia que debería poseer una persona. Si alguien aún tiene un mínimo de conciencia y razón, por muy poco que sea, será la única parte intacta que Satanás todavía tiene que corromper o degradar. Sus otros diversos medios y métodos para comportarse provienen de su familia e incluso de la sociedad. Por tanto, antes de que una persona se salve, cualquier pensamiento o punto de vista que la familia le condicione, sea cual sea, contradice lo que Dios enseña a la gente. No puede hacer que entienda la verdad, ni puede llevarla hacia la senda de la salvación, solo de la destrucción. Así pues, cuando alguien llega a la casa de Dios, a pesar de su edad, del tipo de educación que haya recibido, de su entorno familiar y de lo noble que se crea que es su posición, debe empezar de cero a aprender a comportarse, interactuar con otros, manejar diversos asuntos y tratar con distintas personas y cosas. En este proceso de aprendizaje se reciben y se deben entender algunos pensamientos y puntos de vista positivos, acordes a la verdad, que provienen de Dios, así como principios para practicar y abordar diversas cuestiones. Esto se basa únicamente en el hecho de que aceptes la verdad. Si no lo haces, tus pensamientos y puntos de vista originales no cambiarán. Como no aceptas los pensamientos y puntos de vista positivos y correctos que provienen de Dios, tus principios, medios y métodos para tratar con el mundo seguirán siendo los antiguos, sin sufrir variación alguna. La gente comienza a aprender a ser una persona real, normal, con razón y conciencia cuando empieza a aceptar pensamientos y puntos de vista positivos, la verdad y las enseñanzas de Dios. Algunos dicen: “Creo en Dios desde hace diez, veinte, treinta años y todavía tengo que aceptar uno solo de Sus pensamientos o puntos de vista; tampoco he aceptado ninguna verdad de Sus palabras”. Esto es suficiente para mostrar que tu fe en Dios no es sincera, que aún no sabes qué es la verdad y que no has aprendido a comportarte. Si dices: “Desde el momento en el que comencé a creer en Dios, empecé formalmente a aceptar Sus enseñanzas relativas a diversos requisitos para los seres humanos y los pensamientos, los puntos de vista, los principios y los dichos que la gente debería tener”, has aprendido a ser una persona real desde el día en el que empezaste a creer en Dios e iniciaste tu recorrido por la senda de la salvación desde el momento en el que comenzaste a aprender a ser una persona real. Cuando empezaste a aceptar los pensamientos y los puntos de vista que provienen de Dios, comenzaste a recorrer la senda de la salvación, ¿verdad que sí? (Sí). Así pues, ¿habéis empezado ya? ¿Ya lo habéis hecho, todavía no, o comenzasteis hace mucho tiempo ya? (A través de la comunicación de Dios y del trabajo llevado a cabo en los dos últimos años de análisis de los pensamientos y puntos de vista incorrectos que tiene la gente, entre ellos, el condicionamiento familiar, he comenzado a reflexionar sobre mí mismo, a repudiar poco a poco las filosofías satánicas que seguía y a meditar sobre cómo debería esforzarme por ganar las palabras de Dios. Anteriormente no me había dedicado a realizar un ejercicio de introspección tan profundo). Este enunciado es bastante realista. Empezaste durante los dos últimos años; es difícil precisar el año o el día exactos, pero de todos modos fue durante el último año o en los últimos dos. Esto es relativamente objetivo. ¿Qué decís los demás? (En realidad no había pensado en cómo esforzarme por cambiar los pensamientos y puntos de vista que me condicionó la familia. Desde hace poco, después de escuchar la comunicación de Dios sobre este asunto, he comenzado a cambiar gradualmente mis pensamientos, pero no me he centrado en concreto en perseguir un cambio en este aspecto). Tu conciencia se ha vuelto más perceptiva. En tu vida diaria, si sigues buscando y ahondando más en los temas, si puedes ser más meticuloso y riguroso en asuntos específicos, si los abordas con mayor precisión, tendrás esperanza para realizar un cambio. ¿Acaso no es así? (Sí). Si tienes esperanza para deshacerte de los pensamientos y puntos de vista antiguos, si puedes contemplar a las personas y las cosas, comportarte y actuar desde la posición correcta y con el punto de vista adecuado, serás capaz de alcanzar la salvación. A la larga, puedes conseguirla, pero si hablamos de una manera más práctica desde la perspectiva del aquí y el ahora, puede que estés cualificado para cumplir tu deber y, especialmente, para ser un líder y un obrero; pero esto depende de si estás dispuesto a esforzarte por cada parte de la verdad y por las cosas positivas y los distintos asuntos relacionados con los principios, así como a pagar el precio correspondiente. Si solo quieres cambiar en la conciencia, pero no te esfuerzas por ello ni te tomas en serio las verdades en tu vida diaria, si no tienes un corazón sediento de cosas positivas, esta conciencia se desvanecerá y desaparecerá muy deprisa. Los pensamientos y puntos de vista relacionados con cada uno de los temas de los que hablo son inseparables de las vidas reales de la gente. No es un tipo de teoría o un eslogan; son los pensamientos y puntos de vista que tienes a la hora de tratar con las cosas en tu vida diaria y determinan la dirección por la que te decantas al actuar. Si son positivos, tus métodos y principios para manejar las cosas tenderán a ser positivos y el resultado será relativamente bueno y conforme a la voluntad de Dios. Pero si tus pensamientos y puntos de vista se oponen a la verdad y a las cosas positivas o van en su contra, el ímpetu con el que manejes una situación será negativo y el resultado final definitivamente no será bueno. Independientemente del precio que pagues, de la reflexión con la que abordes esta situación o de tus intenciones, ¿cómo contemplará Dios el resultado? ¿Cómo caracterizará esta cuestión? Si Él la caracteriza como algo destructivo que causa interrupciones y perturbaciones o que lleva a una pérdida en la casa de Dios, tus acciones serán malvadas. En caso de que estas sean menores, podrían comportar escarmiento, juicio, regaño, poda y trato, mientras que el resultado de las acciones malvadas más graves podría ser un castigo. Si no actúas según los principios verdad, te decantas por los pensamientos y puntos de vista incorrectos de los incrédulos en su lugar y basas tus acciones en estos pensamientos y puntos de vista, tus esfuerzos serán en vano. Aunque pagaras un precio alto y te esforzaras mucho, el resultado final seguirá siendo baldío. ¿Cómo contempla Dios este asunto? ¿Cómo lo caracteriza? ¿Cómo trata con él? Como poco, tus obras no son buenas, no dan testimonio de Dios ni lo glorifican y nadie recordará el precio que pagaste y el esfuerzo mental que hiciste; todo es inútil. ¿Lo entiendes? (Sí). Antes de hacer nada, medítalo cuidadosamente, habla más con otros, busca claridad en los principios antes de actuar y no te comportes de una manera exaltada o impulsiva, guiado por tu egoísmo y tus deseos. Sea cual sea el resultado, al fin tendrás que soportarlo solo y Dios emitirá un veredicto. Si esperas que tus acciones no sean en vano, que Dios las recuerde o, mejor aún, que se conviertan en buenas obras con las que Él se complazca, deberías buscar los principios más a menudo. Si no te preocupas de estas cosas, si no te importa que tus obras sean buenas ni que Dios se complazca con ellas y si ni siquiera te inquieta la posibilidad de que recibas un castigo, pero piensas: “Tanto da, no podré verlo o sentirlo ahora de todos modos”, si tienes estos pensamientos y puntos de vista, no actuarás con un corazón temeroso de Dios. Te comportarás de una manera osada, desatada y temeraria, sin preocuparte ni refrenarte por nada. Sin un corazón temeroso de Dios, es muy probable que la dirección que tomes al actuar esté desviada. Según la naturaleza y los instintos humanos, el resultado final probablemente sea que tus acciones no solo no sirvan para que Dios se sienta complacido al respecto y las recuerde, sino que también se convertirán en interrupciones, perturbaciones y acciones malvadas. De modo que es bastante evidente cuál será tu resultado final y cómo Dios lo tratará y manejará. Por tanto, antes de hacer nada, antes de manejar cualquier asunto, primero deberías reflexionar sobre qué quieres, considerar concienzudamente cuál será el resultado definitivo de esta cuestión y proceder solo en ese momento. Así pues, ¿cuál es el trasfondo de esta situación? La respuesta es: tu actitud y los principios que sigues al hacer algo. La mejor actitud es buscar los principios más a menudo y no basar tu juicio en tus sentimientos, preferencias, intenciones, deseos o intereses inmediatos; en su lugar, debes tratar de encontrar los principios, orar y buscar a Dios más frecuentemente, confiar los problemas a los hermanos y las hermanas más a menudo y buscar a los hermanos y las hermanas con quienes colaboras para cumplir los deberes y hablar con ellos. Ten claros los principios que debes seguir justo antes de actuar; no te comportes de un modo impulsivo ni desordenado. ¿Por qué crees en Dios? No lo haces por conseguir una comida, pasar el tiempo, ir a la moda o satisfacer tus necesidades espirituales. Lo haces para salvarte. Así pues, ¿cómo puedes salvarte? Cuando hagas algo, tus actos deberían ajustarse a la salvación, a los requisitos de Dios y a la verdad, ¿cierto?

En nuestra charla anterior, tratamos el tema de desprenderse del condicionamiento familiar; en concreto, hablamos de reglas y de diversos pensamientos y puntos de vista relacionados con el comportamiento propio que las familias condicionan en las personas. Sin embargo, el condicionamiento familiar también se manifiesta de otras formas aparte de las enseñanzas que imparte y la influencia que ejerce en la gente. Es decir, va mucho más allá del mero condicionamiento de pensamientos. Además de lo que acabamos de comentar, incluye igualmente el condicionamiento tradicional, supersticioso y religioso, que es de lo que vamos a hablar a continuación. Todo esto está relacionado con los estilos de vida, las costumbres, los hábitos y los detalles cotidianos de la existencia. Por lo que respecta al condicionamiento familiar en la vida diaria de las personas, ahora vamos a centrar nuestra charla en la tradición. ¿Qué ejemplos de tradición podemos poner? Es posible que una familia se aferre a ciertas cuestiones, dichos o tabús relacionados con los pormenores del día a día. ¿Esto forma parte de la tradición? (Sí). La tradición está de cierta manera conectada y vinculada con la superstición, de modo que las trataremos de forma conjunta. Algunos aspectos de la tradición pueden considerarse superstición y determinados elementos de la superstición no son muy tradicionales, sino simplemente hábitos o estilos de vida que corresponden a familias o grupos étnicos individuales. Para empezar, vamos a examinar qué comportan las tradiciones y las supersticiones. Muchas de ellas ya os resultan familiares, porque forman parte de numerosos aspectos de vuestra vida cotidiana. Adelante, nombrad algunos. (La clarividencia, la quiromancia y echar a suerte las decisiones). Estas tres cosas, además de adivinar el futuro, predecir el destino de alguien a través de los rasgos faciales, ejercer la clarividencia a partir de la fecha de nacimiento de una persona y realizar sesiones espiritistas, no se consideran supersticiones, sino que constituyen actividades supersticiosas. La superstición se refiere a explicaciones concretas que se dan en estas actividades. Por ejemplo, mirar el calendario antes de salir de casa para determinar qué actividades son propicias para ese día y cuáles no, si ninguna de ellas es propicia, o si mudarse, casarse u organizar un funeral son acciones poco indicadas para el día en curso; todo esto es superstición. ¿Lo entiendes? (Sí). Pon algunos ejemplos más. (La creencia de que si parpadea el ojo izquierdo es señal de buena fortuna, pero si parpadea el ojo derecho es señal de desgracia). “Si parpadea el ojo izquierdo es señal de buena fortuna, pero si parpadea el ojo derecho es señal de desgracia”; ¿qué es esto? (Una superstición). No es más que eso. Todo lo que he mencionado, como predecir el futuro, echar a suerte las decisiones, ejercer la quiromancia, etc., entra en la categoría de las actividades supersticiosas. “Si parpadea el ojo izquierdo es señal de buena fortuna, pero si parpadea el ojo derecho es señal de desgracia” es un dicho concreto relacionado con una actividad supersticiosa. Es una superstición. ¿De dónde provienen estos dichos? Básicamente de las generaciones anteriores. Algunos proceden de los padres, otros, de los abuelos, de los bisabuelos, etc. ¿Algo más? (Dios, ¿cuentan las costumbres relacionadas con las festividades?). Sí, este tipo de costumbres también cuentan: algunas forman parte de la tradición, mientras que otras son tanto tradiciones como dichos supersticiosos. De norte a sur y de este a oeste, hay numerosas costumbres relacionadas con las festividades en China. Pongamos como ejemplo una de estas costumbres de la región meridional de China: la población suele comer pasteles de arroz durante el Año Nuevo chino. ¿Qué simboliza esto? ¿Cuál es la finalidad? (La gente cree que comer pasteles de arroz le asegurará tener un año superior al anterior). Este es el objetivo. En chino, las palabras “superior” y “pastel” son homófonas. Por tanto, el propósito de comer pasteles de arroz es garantizar mayor prosperidad respecto al año anterior. Ahora bien, ¿ha habido algún año en el que no comieras pasteles de arroz y que no resultara ser mejor que el anterior? ¿Hay alguien que siempre tenga un año más próspero porque come pasteles de arroz? ¿Realmente te pueden “brindar prosperidad”? La gente sabe que esto no significa necesariamente lograr un año superior, pero aunque así sea, al menos le evitará fracasar. De modo que debe comer esos pasteles. Al comerlos, se siente tranquila, mientras que está intranquila si no los come. Esto es una superstición y una tradición. En pocas palabras, estos hábitos y estas tradiciones de tu familia te han influido. Los has aprobado y aceptado inconscientemente hasta cierto punto; por tanto, también has aprobado y aceptado las supersticiones o los pensamientos y puntos de vista que estas tradiciones promueven. Cuando llegas a vivir por tu cuenta, es posible que continúes con estas tradiciones y estos hábitos. Esto es innegable. Hablemos ahora de algunos dichos relacionados con las tradiciones. Algunas personas suelen tomar parte en este tipo de asuntos: si alguien se embarca en un viaje largo, le hacen bolas de masa hervida para comer y le preparan fideos al regresar. ¿Acaso no es esto una tradición? (Sí). Lo es, y también es una costumbre verbal. No hablemos todavía de la finalidad que encierra este hábito. En primer lugar, vamos a examinar el enunciado preciso para esta acción. (“Bolas de masa hervida al salir por la puerta, fideos al entrar por la puerta”. O también se puede decir: “Bolas de masa hervida al partir, fideos al regresar”). ¿Qué quiere decir esta última frase? O sea, si alguien se marcha hoy, debes darle bolas de masa hervida para comer; ¿qué significado tiene esto? Las bolas de masa hervida se cubren con un envoltorio, y las palabras “envolver” y “proteger” suenan de un modo similar en chino. Por tanto, esta acción significa proteger la vida del viajero y garantizar que no tenga ningún accidente una vez haya marchado, que no muera mientras esté fuera y que regrese definitivamente. Representa una partida segura. “Bolas de masa hervida al partir, fideos al regresar” quiere decir que el viajero vuelva sano y salvo y que todo le vaya bien; ese viene a ser el significado. En general, algunas familias siguen esta tradición. Si un miembro de la familia se marcha, le hacen bolas de masa hervida y le sirven fideos cuando vuelve. Tanto si eres el que se come el plato o el que lo prepara, esto se hace con el fin de tener buena suerte, en el presente y en el futuro, para el bienestar de todos. ¿Estáis de acuerdo con que esta tradición es algo positivo que la gente debería hacer y continuar en su vida? (Yo no estoy de acuerdo). Algunos hermanos y algunas hermanas deben partir, y la persona encargada de la comida les hace bolas de masa hervida, a lo que yo digo: “¿Qué tiene que ver su marcha con el hecho de preparar bolas de masa hervida?”. Y me contestan: “Pues, cuando alguien se marcha, debemos hacer bolas de masa hervida”. Replico: “Cocináis bolas de masa cuando se van; entonces, ¿qué pasa si vuelven?”. Me dicen: “Deben comer fideos cuando regresen”. Respondo: “Es la primera vez que oigo hablar de esto. ¿De dónde proviene esta tradición?”. Me señalan: “Esto es lo que se hace en el lugar de donde soy. Si alguien se marcha, le hacemos bolas de masa hervida y le servimos fideos cuando vuelve”. Después de esta explicación, ¿qué impresión me dejó en el corazón? Pensé: “Estas personas creen en Dios, pero no basan sus acciones en las palabras de Dios”. En su lugar, se apoyan en la tradición y en la herencia de sus antepasados. Creen que el envoltorio de una bola de masa hervida puede proteger la vida de alguien, que si le ocurre algo a esa persona no está en manos de Dios, sino en manos humanas. Al envolver una bola de masa hervida, consideran que la persona que se marcha estará segura y que no lo estará si no hacen eso, que podría morir en algún momento del viaje y no regresar nunca jamás. En sus pensamientos y puntos de vista, la vida de una persona es como el relleno de una bola de masa hervida, con el mismo valor que ese relleno. Su existencia no está en manos de Dios, y Él no puede controlar el destino de esa persona. Con solo utilizar el envoltorio de una bola de masa hervida, ellas pueden controlar el destino de la gente. ¿Qué tipo de individuos son? (No creyentes). Eso es lo que son. En la iglesia abunda esta clase de personas. No consideran que esto sea una superstición. Lo contemplan como una parte de sus hábitos, algo que deberían mantener de forma natural como una cosa positiva. Lo hacen abiertamente y actúan como si fueran razonables y tuvieran una base para hacerlo. No puedes detenerlas; si les impides que lo hagan, se sienten incómodas y dicen: “Yo soy quien cocina. Alguien se marcha hoy; si no le hago bolas de masa hervida, ¿quién será el responsable si muere? ¿No será culpa mía?”. Creen que las tradiciones de sus antepasados son las más fiables: “Si no sigues la tradición e infringes este tabú, tu vida estará en riesgo y podrías morir por ello”. ¿Acaso no es este el punto de vista de un no creyente? (Sí). ¿Puede todavía la gente aceptar la verdad con estos pensamientos y puntos de vista arraigados profundamente en el corazón? (No). Dices que sigues a Dios, que crees en Él como la verdad, pero ¿dónde está la prueba? Expresas: “Creo que Dios es soberano y que el destino de una persona está en Sus manos”. Sin embargo, cuando alguien se marcha, te apresuras a hacerle bolas de masa hervida y las cocinas con relleno vegetal aunque no tengas tiempo de comprar nada de carne; no prepararlas está fuera de discusión. ¿Estas acciones y este comportamiento dan testimonio de Dios? ¿Lo glorifican? (No). Claramente, no. Lo que hacen es humillar a Dios y a Su nombre. Tanto si aceptas la verdad como si no es un asunto menor. El punto clave es que declaras creer en Dios y seguirlo, pero sigues ateniéndote a las tradiciones que Satanás te ha inculcado. En estas pequeñas cuestiones de tu vida diaria sigues estrictamente los pensamientos y hábitos que tus antepasados te han transmitido, y nadie puede cambiarlos. ¿Es esta la actitud de alguien que acepta la verdad? Esto es humillar y traicionar a Dios. ¿Quiénes son tus antepasados? ¿De dónde provinieron sus tradiciones? ¿A quién representan estas tradiciones? ¿Encarnan a la verdad? ¿Simbolizan cosas positivas? ¿Quién las inventó? ¿Fue Dios? Él ofrece la verdad a las personas no para restaurar las tradiciones, sino para abolirlas. Pero no solo te niegas a abandonarlas: las tratas como la verdad y como algo positivo que debes mantener. ¿Acaso no es esto un impulso suicida? ¿Acaso no es oponerse abiertamente a la verdad y a Dios? (Sí). Esto es clamar contra Él y enfrentarse a Él de una manera manifiesta. Es posible que algunos digan: “¿Qué pasa si no cocino ni bolas de masa hervida ni fideos para mis hermanos y hermanas, pero lo hago para mis familiares? Cuando algún miembro de la familia se marche, le prepararé bolas de masa hervida y le serviré fideos cuando vuelva. ¿Está bien eso?”. ¿Creéis que lo está? ¿Qué pasa si dices: “Si engaño a alguien, no será a mis hermanos y hermanas, sino a mis familiares. ¿Está bien eso?”? ¿Lo estaría? (No). No importa a quién perjudiquen tus acciones; importa lo que vives y lo que revelas sobre ti mismo, así como los puntos de vista que sostienes. Da igual a quien engañes, lo importante son tus acciones y principios, ¿no es así? (Sí).

Durante el Año Nuevo chino, algunos pasan todos los días hojeando los almanaques desde el trigésimo día del doceavo mes del calendario lunar, que es el inicio de las festividades tradicionales, y se ciñen estrictamente al estilo de vida y a los tabús trasmitidos a través de estas costumbres tradicionales por lo que se refiere a lo que comen, lo que visten y lo que se abstienen de hacer cada día. Se aseguran de evitar decir o hacer cualquier cosa que sea un tabú y comen o dicen cualquier cosa que traiga suerte. Por ejemplo, algunos creen que deben comer pasteles de arroz durante el Año Nuevo para asegurarse de que el año siguiente sea superior al anterior, y lo harán al margen de cualquier asunto importante que deban tratar, de lo ocupados o agotados que estén, de cualquier circunstancia especial relacionada con el cumplimiento de su deber o de si pueden encontrar el tiempo suficiente para encargarse de este. Si no tienen tiempo para hacer pasteles de arroz en casa, saldrán a comprar alguno para asegurarse buena suerte. Y algunos tienen que comer pescado durante el Año Nuevo, porque esto simboliza la abundancia un año tras otro. Si no comen pescado un año, creen que deberán hacer frente a la pobreza a lo largo de los doce meses siguientes. Si no pueden comprar pescado, es posible que incluso coloquen un pez de madera sobre la mesa del comedor como gesto simbólico. Comen pasteles de arroz y pescado para asegurarse prosperidad y abundancia durante el año siguiente. En un sentido, hacen todo esto para que el año transcurra con menos contratiempos y su vida sea mejor y más próspera; en otro sentido, esperan tener éxito en su carrera o ganar mucho dinero con su negocio. Por otra parte, durante el Año Nuevo también se aseguran de expresar términos que traigan buena suerte. Por ejemplo, evitan decir los números cuatro y cinco porque “cuatro” suena como “muerte” y “cinco” como “nada” en chino. En su lugar, prefieren utilizar números como el seis y el ocho, ya que la palabra “seis” representa una navegación tranquila y “ocho”, ganar una fortuna. No solo emplean palabras y expresiones propicias, sino que también regalan sobres rojos a empleados, familiares, parientes y amigos. Esto simboliza ganar una fortuna, y cuantos más sobres rojos entreguen, más significará que tendrán prosperidad. No solo obsequian a las personas con sobres rojos; también los dan a las mascotas, ya que simboliza que pueden enriquecerse con quien sea y que el año siguiente estará marcado por un negocio boyante y una fortuna enorme. Desde lo que hacen a lo que comen, desde lo que dicen a cómo actúan, todo está relacionado con mantener los hábitos y los dichos transmitidos a través de la tradición, y los practican con una precisión meticulosa. Aunque se produzcan cambios en su entorno doméstico o en la comunidad en la que viven, estas costumbres tradicionales y estos estilos de vida no pueden cambiar. Deben mantenerlos porque estas tradiciones conllevan cierto significado inherente y engloban tabús y dichos positivos transmitidos a través de sus antepasados. Si se infringen estas tradiciones o estos tabús, podría ser que el año siguiente no sea favorable y resulte en obstáculos por todas partes, una recesión del negocio o la bancarrota. Por este motivo es fundamental mantener estas tradiciones. Algunas se deben seguir durante las ocasiones festivas, y otras en la vida diaria de cada uno también. Por ejemplo, cortarse el pelo: si alguien mira el calendario y ve que no es propicio cortarse el pelo o salir de casa ese día, no se atreverá a hacerlo. Si no comprobara el calendario y fuera a cortarse el pelo de todos modos, infringiría los dos tabús de salir de casa y cortarse el pelo, y tal vez debería hacer frente a consecuencias imprevistas; por tanto, es necesario seguir estas costumbres. Pertenecen a la tradición y la superstición. Si alguien debe salir de casa, pero mira el calendario y ve que todo es desfavorable ese día, es decir, que es una jornada para descansar, estar ocioso, relajarse y evitar hacer actividades, aunque le digan que debe salir a difundir el evangelio, podría preocuparse por lo que pueda ocurrirle si infringe el tabú y por si le pasa algo inesperado, como un accidente de coche o que lo roben. No se atreverá a salir y dirá: “¡Ya iré mañana! No podemos ignorar lo que nuestros antecesores nos indican. Nos dicen que siempre debemos consultar el calendario antes de salir. Si en este se señala que nada es propicio ese día, no deberíamos salir. Si sales y ocurre algo, debes asumir las consecuencias. ¿Quién te dijo que no miraras el calendario y acataras lo que ahí se diga?”. Esto corresponde a la tradición y la superstición, ¿verdad? (Sí).

Algunos dicen: “Este año cumplo 24; es mi año del Zodiaco”. Otros dicen: “Este año cumplo 36; es mi año del Zodiaco”. ¿Qué tienes que hacer durante tu año del Zodiaco? (Llevar ropa interior roja y un cinturón del mismo color). ¿Quién ha vestido ropa interior roja antes? ¿Quién se ha puesto un cinturón rojo? ¿Qué sensación reportó el hecho de llevar ropa interior y un cinturón rojos? ¿Sentiste que tu año fue bien? ¿Se mantuvo alejada la mala suerte? (Cuando fue mi año del Zodiaco, llevé calcetines rojos. Sin embargo, los resultados de mis exámenes fueron particularmente malos ese año. Llevar ropa roja no me trajo buena suerte como la gente decía). Lo que hizo fue traerte mala suerte, ¿cierto? ¿Lo habrías hecho mejor si no hubieras llevado ropa roja? (No tuvo ningún efecto que me la pusiera o no). Esa es una visión precisa de la cuestión: no tuvo ningún efecto. Esto es una tradición y una superstición. Tanto da si aceptas actualmente esta idea del año del Zodiaco o quieres continuar esta tradición, los pensamientos y los dichos tradicionales asociados han dejado una huella en la mente de las personas. Por ejemplo, cuando llegue tu año del Zodiaco, si te encuentras con acontecimientos inesperados o circunstancias especiales que hagan que el año se complique y vaya contrario a tus deseos, no podrás evitar pensar: “Este año ha sido realmente duro. Ahora que lo pienso, es mi año del Zodiaco y la gente dice que durante este tiempo debes ir con cuidado porque es más fácil infringir los tabús. Según la tradición, debería haber llevado ropa roja, pero no lo he hecho porque creo en Dios. No me identifico con estos dichos, pero cuando pienso en los problemas a los que me he enfrentado este año, todo han sido complicaciones. ¿Cómo puedo evitar que me pase esto? A lo mejor el año que viene me irá mejor”. Relacionarás inconscientemente los hechos excepcionales y desfavorables con los que te has encontrado durante el año con los dichos tradicionales sobre el año del Zodiaco con los que te condicionaron tus antecesores y la familia. Utilizarás estos dichos para validar los acontecimientos excepcionales que te han ocurrido este año y, al hacerlo, dejas de lado los hechos y la esencia que comportan. También prescindes de la actitud que deberías tener hacia estas situaciones y de las lecciones que deberías aprender de ellas. Pensarás instintivamente que este año ha sido especial y relacionarás de manera inconsciente todos los acontecimientos que han ocurrido en este tiempo con tu año del Zodiaco. Sentirás: “Este año he sufrido algunas desgracias” o “Este año me ha traído algunas bendiciones”. Estas ideas tienen una relación evidente con el condicionamiento de la familia. Tanto si son correctas como si no, ¿están relacionadas con tu año del Zodiaco? (No). No guardan relación alguna. Así pues, ¿son cabales tus perspectivas y puntos de vista sobre estos asuntos? (No). ¿Por qué no lo son? ¿Se debe a la influencia que en cierto modo han ejercido en ti los pensamientos tradicionales que te ha inculcado tu familia? (Sí). Este tipo de pensamientos tuvieron prioridad y se apoderaron de tu mente. De esta manera, al enfrentarte a estas cuestiones, tu reacción inmediata es contemplarlas desde la perspectiva de estos pensamientos y puntos de vista tradicionales, y a la vez dejar de lado la óptica que Dios quiere que tengas o los pensamientos y puntos de vista que deberías tener. A tenor de tu forma de contemplar estos asuntos, ¿cuál será el resultado final? Tendrás la sensación de que este año no ha sido favorable, más bien desafortunado, y que ha ido contrario a tus deseos; a partir de ese punto, recurrirás a la depresión y la negatividad como medios para evadirte de estas cosas, para oponerte y resistirte a ellas y para rechazarlas. Por tanto, ¿está relacionado tu motivo para dar lugar a este conjunto de emociones, pensamientos y puntos de vista con esas ideas tradicionales que te ha inculcado la familia? (Sí). Ante estos temas, ¿de qué debería desprenderse la gente? La respuesta es: de la perspectiva y la posición desde las que los valoran. No debería contemplar estas cuestiones desde la óptica con la que se enfrentaron a estas situaciones porque este año es desafortunado y desfavorable, ha ido contrario a sus deseos, se ha infringido algún tabú o no se han seguido las prácticas tradicionales. En su lugar, deberías afrontar cada uno de estos asuntos, uno por uno, y ante todo contemplarlos desde la perspectiva de un ser creado, como mínimo. Decir que estas cuestiones, tanto si son buenas o malas, si se ajustan a tus deseos o van contrarias a ellos, o si son favorables o desafortunadas a ojos de los seres humanos, provienen de Dios, quien las arregla bajo Su soberanía. ¿Es ventajoso adoptar este tipo de perspectiva y posición sobre estos temas? (Sí). ¿Cuál es la primera de las ventajas? Puedes aceptar estos asuntos de Dios, lo que quiere decir en cierto modo que puedes adoptar una mentalidad de sumisión. La segunda es que puedes aprender una lección y sacar algún provecho de estas cuestiones decepcionantes, a partir de las cuales se derivan tanto la tercera ventaja, es decir, puedes reconocer tus carencias y deficiencias, así como tu carácter corrupto, como la cuarta ventaja: puedes arrepentirte y volver atrás, desprenderte de tus pensamientos, tus puntos de vista y tu forma de vida anteriores, así como de tus diversos malentendidos sobre Dios, y regresar ante Él, aceptando con una actitud sumisa Sus instrumentaciones, aunque correspondan a Su castigo y juicio, a Su manera de reprenderte y disciplinarte o a Su escarmiento. Estarás dispuesto a someterte a todas estas cosas, a no culpar al cielo ni a nadie y a no relacionarlo todo con el punto de vista y la posición que te han inculcado los pensamientos tradicionales; en su lugar, contemplarás cada una de estas cuestiones desde la perspectiva de un ser creado. Esto te beneficia de muchas maneras. ¿Acaso no son beneficiosos todos estos aspectos? (Sí). Por otro lado, si contemplas estos temas según las ideas tradicionales que te ha inculcado la familia, intentarás evitarlos por todos los medios posibles. ¿Qué significa “evitarlos”? Que encontrarás diversas maneras de eludir estos infortunios, estos asuntos decepcionantes, desfavorables y desafortunados. Alguien dice: “Son los pequeños demonios que te la juegan. Si te pones ropa roja, puedes rehuirlos. Llevar prendas rojas es como cuando te regalan un talismán en el budismo. Un talismán es un trozo de papel amarillo con algunos caracteres rojos escritos. Puedes pegártelo en la frente, coserlo a la ropa o colocarlo debajo de la almohada; eso te ayudará a guardarte de estas cosas”. Cuando las personas no tienen una senda de práctica positiva, su único recurso es buscar ayuda en estas sendas tortuosas y malvadas, porque nadie quiere tener mala suerte ni enfrentarse a ninguna desgracia. Todo el mundo desea que las cosas vayan bien. Esta es una reacción instintiva por parte de la humanidad corrupta al afrontar los asuntos mundanos. La intención es evitarlos o utilizar diversos medios humanos para resolverlos, porque no cuentas ni con la senda correcta para abordarlos ni con los pensamientos y puntos de vista adecuados para encararlos. Solo puedes contemplarlos desde la perspectiva de un incrédulo; por tanto, tu primera reacción es evitarlos, no querer afrontarlos. Dices: “¿Por qué las cosas me son tan desfavorables? ¿Por qué tengo tanta mala suerte? ¿Por qué me enfrento cada día al hecho de que me traten y me poden? ¿Por qué sigo llegando al límite y equivocándome en todo lo que hago? ¿Por qué siempre se revelan mis acciones? ¿Por qué la gente que me rodea siempre actúa en contra de mis deseos? ¿Por qué van a por mí, me menosprecian y van contra mi voluntad en todo?”. Como dicen algunos: “Cuando tienes mala suerte, incluso el agua fría se te puede quedar entre los dientes”. ¿Puede ocurrir realmente eso? ¿Masticas agua fría con los dientes? ¿Acaso no es esto una tontería? ¿Acaso no es culpar al cielo y a otras personas? (Sí). ¿Qué quiere decir tener mala suerte? ¿Existe realmente eso? (No). No existe. Si reconocieras verdaderamente que todo está en manos de Dios, bajo Su soberanía y arreglo, no utilizarías palabras como “mala suerte” ni intentarías evitar ciertos asuntos. Cuando la gente se enfrenta a cuestiones que van contrarias a sus deseos, la primera reacción es evitarlas y rechazarlas después. Si no puede rechazarlas ni evitarlas ni esconderse de estas cuestiones, empieza a resistirse a ellas. La resistencia no es solo contemplar el asunto en los pensamientos de uno ni abordarlo en la mente; implica una acción. En la intimidad, las personas dan pasos insignificantes y pronuncian enunciados provocativos para justificarse, protegerse, glorificarse o engalanarse, para parecer buenas y evitar así el impacto de un acontecimiento desafortunado o verse arrastrado a él. Cuando alguien comienza a resistirse, puede resultarle peligroso, ¿verdad? (Sí). Decidme, cuando un individuo llega al punto de empezar a resistirse, ¿le queda alguna función de la conciencia y la razón de la humanidad normal? Ya ha pasado de los pensamientos y los puntos de vista a la acción real, y la conciencia y la razón ya no pueden seguir refrenándolo. ¿Qué quiere decir esto? Que los actos y los pensamientos de una persona evolucionan hacia la realidad de resistirse a Dios. Ese individuo no se limita a rechazar, a no mostrarse dispuesto o a sentirse infeliz en el corazón; utiliza sus acciones y sus obras reales para resistirse. Cuando alguien llega al punto de resistirse a través de la acción real, ¿acaso no está acabado básicamente? Una vez se han hecho realidad los actos de rebelarse contra Dios y de resistirse y oponerse a Él, el problema ya no es la senda que recorre la gente; estas acciones ya han tenido un resultado. ¿Acaso no es esto muy peligroso? (Sí). Por tanto, incluso una pequeña e insignificante idea cultural tradicional, un pensamiento tradicional o un dicho supersticioso pueden acarrear consecuencias muy graves. No es solo un simple hábito de estilo de vida ni un asunto sobre lo que se come, lo que se viste, lo que se dice o lo que no se dice. Puede llegar a abarcar el tipo de actitud que una persona adopta al afrontar los entornos que Dios ha instrumentado. Por tanto, la gente también debería desprenderse de estas cuestiones.

Además de mantener ciertos modos de vida, pensamientos y puntos de vista tradicionales durante las fiestas principales, la gente también los conserva durante determinadas fiestas menores; por ejemplo, la costumbre de comer bolas de masa hervida dulces el quinceavo día del Año Nuevo lunar. ¿Por qué se hace esto? (Simboliza que una familia está reunida). La familia está reunida. ¿Habéis comido bolas de masa hervida dulce en los últimos años? (He comido en casa, nunca en la iglesia). ¿Es algo bueno reunirse con la familia? (No). ¿Hay buenas personas en tu familia? O bien te piden dinero o pagar una deuda; si eres famoso y tienes una fortuna, te adulan y te solicitan una parte y si no es así, te menosprecian. Se comen bolas de masa hervida dulce el quinceavo día del Año Nuevo lunar, y también hay otras costumbres en diversas fechas, como el segundo día del segundo mes lunar, el tercer día del tercer mes, el cuarto día del cuarto mes, el quinto día del quinto mes, etcétera. Hay un revoltijo de distintas celebraciones y todo tipo de comida relacionada con ellas. Todas estas cosas que se hacen en el mundo de los incrédulos y los demonios son ridículas. Si quieres celebrar algo durante una fiesta y disfrutar de buena comida, di simplemente que vas a deleitarte con un buen plato y ya está. Mientras tus condiciones de vida lo permitan, puedes comer lo que quieras. Ya está bien de todos estos trucos, como comer pasteles de arroz año tras año para tener prosperidad, pescado para tener abundancia o bolas de masa hervida dulce para que la familia esté reunida. En China, la gente también hace bolas de arroz hervido, pero ¿con qué finalidad? Cada año, durante diversas fiestas, hay individuos entregados en la iglesia que compran distintos elementos que corresponden a cada una de las fiestas, como bolas de arroz hervido. Pregunté a algunos de ellos: “¿Por qué coméis bolas de arroz hervido?”. Respondieron: “Es por la Fiesta del Barco del Dragón que se celebra el quinto día del quinto mes lunar”. Las bolas de arroz hervido son bastante sabrosas, pero desconozco por qué hay una fiesta asociada o la relación que guarda con la vida y la fortuna de la gente. Nunca lo investigué ni realicé ninguna encuesta al respecto, de modo que no lo sé. Supuestamente se hace para conmemorar a alguien. Pero ¿por qué deberíamos comer estas cosas en su memoria? Las bolas de arroz hervido se deberían dar a esa persona. Quien quiera evocarla debe colocar bolas de arroz hervido frente a su tumba o su retrato. No se les debería ofrecer a las personas vivas, ya que no les concierne. Que los vivos las coman en nombre de ese individuo es absurdo. El conocimiento sobre estas fiestas y sobre lo que se come en cada una de ellas provino de los incrédulos; desconozco los detalles concretos. Más adelante se transmitió cierta información a través de gente de la iglesia, como que se comen bolas de arroz hervido en la Fiesta del Barco del Dragón y pasteles de arroz durante el Año Nuevo lunar. En occidente, la gente come pavo el Día de Acción de Gracias. ¿Por qué hace eso? Según dicen en las noticias, el motivo es dar gracias: es una tradición. Además, en occidente hay otra festividad llamada Navidad, en la que la gente monta árboles navideños y viste ropa nueva: esto también es una tradición. Por otra parte, los occidentales deben intercambiar palabras agradables, buenos deseos y bendiciones durante esta festividad. No pueden decir palabrotas ni groserías. Todo esto equivale a los dichos propicios de las culturas orientales, cuya finalidad es evitar que las personas infrinjan tabús, de lo contrario el año siguiente no será favorable. En las festividades occidentales, como Acción de Gracias y Navidad, se preparan comidas especiales y deliciosas, y se inventaron historias para justificar el hecho de comer estos platos. En definitiva, resumo lo que ocurre: la gente busca una excusa para darse el gusto de estos manjares, lo que le permite justificar tomarse unos días libres para festejar en casa y comer hasta reventar. En el momento de donar sangre, la enfermera dice: “Sus niveles de lípidos en sangre son demasiado altos; no están dentro de lo normal, por lo que no podrá donar”. Esto se debe a un consumo excesivo de carne. La finalidad principal de celebrar estas festividades tradicionales es disfrutar de buena comida y bebida. Ha pasado de generación en generación, de ancianos a jóvenes, y se convierte en una tradición. Los pensamientos y puntos de vista subyacentes que inculcan estas tradiciones, así como ciertos dichos supersticiosos, también se transmiten de ancianos a la generación más joven.

¿Qué otros dichos supersticiosos existen? ¿Se produce a menudo el tic ocular que acabo de mencionar? (Sí). Tú dices: “Tengo un tic en el ojo”. Alguien te pregunta: “¿En qué ojo?”. Respondes: “En el izquierdo”. Te dice: “En ese caso, no pasa nada. Si tienes un tic en el ojo izquierdo es señal de buena fortuna, pero si es en el ojo derecho es señal de desgracia”. ¿Es esto cierto? ¿Te hiciste rico cuando tenías un tic en el ojo izquierdo? ¿Ganaste dinero? (No). ¿Se produjo alguna desgracia cuando te ocurrió en el ojo derecho? (Tampoco). ¿Ha habido alguna situación en la que sucediera algún desastre, algo malo, al tener un tic en el ojo izquierdo? O al revés, ¿algo bueno cuando te ocurrió en el ojo derecho? ¿Creéis en estas cosas? (No). ¿Cómo podéis no creer en ellas? ¿Por qué tienes un tic en el ojo? ¿Hay algún remedio en la cultura popular para frenarlo? ¿Existe algún método? (He visto que hay gente que se pega un trozo de papel blanco en el párpado). Buscan un pedazo de papel blanco para ponérselo. Sea cual sea el ojo con el tic, arrancan un trozo de papel blanco del calendario o de un pequeño bloc de notas y se lo pegan en el párpado; solo puede ser blanco, no de otro color. ¿Qué quiere decir el papel blanco? Que el tic es “en vano”, lo que indica que no podrá pasar nada malo. ¿Es este un método brillante? Es bastante excepcional, ¿verdad? Pero ¿significa que el tic es “en vano”? (No tiene nada que ver con el hecho de que uno se ponga el papel en el párpado o no). ¿Podéis aclarar este asunto? “Si tienes un tic en el ojo izquierdo es señal de buena fortuna, pero si es en el ojo derecho es señal de desgracia”. Tanto si implica fortuna o desgracia, ¿hay alguna explicación para ello? ¿Te ha pasado que, cuando tienes un tic en el ojo derecho sientes que algo malo va a ocurrir, tienes una premonición, y al cabo de un tiempo, cuando remite, te olvidas del tema y entonces algo malo ocurre unos días después? Una vez has resuelto este asunto, de repente te acuerdas y piensas: “Vaya, el dicho sobre el tic ocular es cierto. ¿Por qué? Porque hace unos días empecé a notarlo en el ojo derecho y cuando paró, se produjo este incidente. Después de que ocurriera, no he vuelto a tener el tic en el ojo”. ¿Sucede esto alguna vez? Cuando no puedes comprender algo, no te atreves a decir nada; ni lo niegas ni lo admites como cierto. No puedes evitar el tema ni expresarlo con claridad, pero sigues pensando que es creíble. Dices: “Eso es una superstición. No puedo creer en ella, todo está en manos de Dios”. No crees en ello, pero se hizo realidad; es algo tan exacto que ¿cómo te lo explicas? En este caso, no entiendes ni la verdad ni la esencia, de modo que no puedes expresarlo claramente. Lo niegas al hablar y lo llamas superstición, pero en el fondo sigues temiéndolo porque a veces se hace realidad. Por ejemplo, alguien tiene un accidente de coche y muere. Antes del incidente, la esposa de ese hombre tuvo un tic muy fuerte en el ojo derecho. No remitía ni de día ni de noche. ¿Hasta qué punto podía empeorar el tic? Incluso otras personas lo observaron. Al cabo de unos días, su esposo tuvo el accidente de coche y murió. Tras el funeral, ella se sentó y comenzó a darle vueltas: “Oh, Dios mío. Esos días en los que tuve un tic tan fuerte en el ojo que ni siquiera pude refrenarlo con la mano. No esperaba que se hiciera realidad de esta manera”. Más adelante, comienza a creer en este dicho y a pensar: “Oh, Dios mío. Sí que pasan cosas cuando se tiene un tic en el ojo. Tal vez no sean necesariamente ni buenas ni malas, pero algo pasará. Es como una proyección o una premonición”. ¿Sucede esto alguna vez? Algunos dicen: “No creo en eso, es una superstición”. Pero ocurre en el momento justo y es realmente así de exacto. Las cosas mencionadas en la cultura popular no son rumores infundados; la superstición es diferente de la tradición. Existe en la vida de las personas hasta cierto punto y controla e influye en su entorno doméstico y en los acontecimientos que les ocurren. Algunos dicen: “Bien, ¿acaso no es esto una señal de Dios y no una superstición? Como no es una superstición, la deberíamos tratar y aceptar adecuadamente. Esto no vino de Satanás, podría provenir de Dios, podría ser Su indicio. No deberíamos condenarlo”. ¿Cómo contemplamos esta cuestión correctamente? Esto pone a prueba tu capacidad para considerar las cosas y entender la verdad. Si lo tratas todo por igual y crees: “Todo esto es superstición, no existe y no creo en ello”, ¿es esta una manera apropiada de examinar las cosas? Por ejemplo, cuando los incrédulos quieren mudarse de casa y ven que en el calendario dice: “Hoy no es un buen día para mudarse”, se rigen por este tabú y no se atreven a hacer el traslado ese día. Antes de realizarlo, buscan otro día para el que se diga: “Hoy es un buen día para mudarse” o “Todo es favorable”. Después del traslado, no ocurre nada malo ni se ve afectada su suerte en el futuro. ¿Ocurre esto? Algunos ven el mensaje “No es un buen día para mudarse”, pero no se lo creen y lo hacen de todos modos. Como resultado, después de cambiar de casa, algo se tuerce: sobreviene la desgracia en la familia, la fortuna entra en declive, un familiar muere y otro enferma. Todo resulta difícil, desde la labranza hasta el trabajo, pasando por los negocios y la escolarización de los hijos. Nadie sabe qué ocurre. Consultan con un vidente, quien dice: “Infringiste un tabú importante en esa época. El día que te mudaste no era favorable para eso. Al hacerlo, ofendiste a Tai Sui[a]”. ¿Qué ocurre aquí? ¿Lo sabes? Si no podéis comprender esto, no sabréis cómo manejar estas situaciones cuando se produzcan. Si un incrédulo dice: “Te voy a contar una cosa. Me mudé un día que no era propicio para ello. Después de hacerlo, mi familia no paró de tener un problema tras otro, con más mala suerte cada vez, y no hemos tenido ni un día bueno desde entonces”, es posible que se te pare el corazón al oírlo. Te asustas y piensas: “Oh, Dios mío, si no sigo el tabú, ¿me pasará lo mismo?”. Le das la vuelta a la cuestión y reflexionas: “¡Creo en Dios, no tengo miedo!”. Pero aún dudas y no te atreves a infringir el tabú.

¿Cómo deberíamos considerar estos dichos supersticiosos? Comencemos por el tema del tic ocular. ¿Sabemos todos de qué va esta cuestión? El conocimiento más básico que se tiene es que es una manera de predecir lo que podría ocurrir en el futuro, ya sea algo bueno o malo. Pero ¿es esto una superstición o no? Adelante. (Lo es). Es una superstición. La siguiente pregunta es: ¿debería la gente que tiene fe en Dios creer en este dicho? (No). ¿Por qué no? (Porque nuestras fortunas y desgracias se gestionan y se instrumentan en las manos de Dios y no tienen nada que ver con el hecho de que el ojo parpadee o no. Todo lo que nos ocurre está bajo la soberanía y el arreglo de Dios, y deberíamos someternos a ello). Pongamos por caso que tienes un tic ocular muy fuerte durante un día entero y que continúa a la mañana siguiente. Luego ocurre algo y recibes el trato correspondiente. Posteriormente, el ojo deja de parpadear. ¿Qué pensarías?: “El tic en el ojo era una señal de que iba a recibir un trato”. ¿Es esto simplemente una coincidencia? ¿Es una superstición? A veces tan solo es una coincidencia; en ocasiones estas cosas pasan. ¿Qué ocurre aquí? (Dios, parece que el tic ocular podría formar parte del ritmo normal del cuerpo y no se debería asociar al hecho de que te poden o traten). El tic en el ojo se debería entender de esta manera: independientemente de que la gente crea que el parpadeo en un ojo indica fortuna y en el otro señala desgracia, Dios creó el cuerpo humano con muchos misterios. El alcance de estos enigmas, los detalles concretos de todo aquello que interviene en el organismo, los instintos, las capacidades y el potencial del cuerpo… Las personas no tienen estos conocimientos por sí mismas. Desconocen si el organismo es capaz de percibir el mundo espiritual, si tiene lo que algunos llaman un sexto sentido. ¿Debería la gente preocuparse de entender estos aspectos desconocidos del cuerpo? (No). No es necesario: las personas no necesitan entender los misterios que guarda el organismo. A pesar de ello, deberían tener el conocimiento básico de que el cuerpo no es simple. Es fundamentalmente distinto a cualquier cosa u objeto que Dios no haya creado, como una mesa, una silla o una computadora. La naturaleza de estos elementos es completamente diferente de la del cuerpo humano: estos objetos inanimados no perciben el mundo espiritual, mientras que el cuerpo, un ente viviente que proviene de Dios, quien lo ha creado, puede sentir cómo percibir su entorno y su ambiente inmediatos y ciertos objetos especiales, además de cómo reaccionar al entorno que lo rodea y a los acontecimientos venideros. No es nada simple: todo esto es un misterio. El cuerpo no solo puede sentir cosas que están frías o calientes, que tienen un olor agradable o repulsivo o que son dulces, agrias y picantes; también hay determinados enigmas que la conciencia objetiva del individuo no llega a conocer. Los humanos los desconocen. Por tanto, hablando claro, tanto si el tic ocular está relacionado con los nervios de alguien, con su sexto sentido o con algo que tenga que ver con el mundo espiritual, no vamos a ahondar en ello. En cualquier caso, este fenómeno existe y no investigaremos su finalidad ni el significado de su existencia. A pesar de todo, se utilizan ciertos dichos sobre el tic ocular tanto en el terreno familiar como en la cultura popular. Independientemente de si estos dichos constituyen una superstición o no, a fin de cuentas, el parpadeo es una señal que se manifiesta en el cuerpo con antelación a ciertos acontecimientos que ocurren en un entorno doméstico. Ahora bien, ¿pertenece este tipo de manifestación a la superstición, la tradición o la ciencia? Es algo que no se puede investigar: es un misterio. En resumen, en la vida real, a lo largo de miles de años desde tiempos ancestrales hasta el presente, la humanidad ha llegado a la conclusión de que el tic ocular de alguien está relacionado de algún modo con acontecimientos que ocurrirán en su entorno. Es imposible investigar si esta relación gira en torno a la riqueza, la suerte o algún otro aspecto de la vida de una persona. Esto también es un misterio. ¿Por qué se considera así? Más allá del mundo material, hay muchas cosas relacionadas con el mundo espiritual que no puedes ver ni sentir aunque te las contaran. Por eso se consideran un misterio. Dado que estos asuntos son enigmas y nadie puede verlos ni sentirlos, pero los humanos aún conservan ciertos sentimientos de premonición y presagio, ¿cómo debería tratarlos la gente? La regla más sencilla es simplemente ignorarlos. No creas que tienen algo que ver con tu riqueza o suerte. No te preocupes por que puedan ocurrirte cosas malas cuando te parpadee el ojo derecho y, desde luego, no te regocijes cuando tengas el tic en el izquierdo, pensando que te harás rico. No dejes que esto te afecte. La razón principal es que no tienes la capacidad de predecir el futuro. Dios lo instrumenta y lo gobierna todo; tanto si lo que va a ocurrir será bueno o malo, todo está en manos de Dios. La única actitud que deberías tener es la sumisión a Su instrumentación y arreglo. No hagas predicciones ni sacrificios, preparativos o esfuerzos innecesarios. Lo que tenga que pasar, pasará, porque todo está en manos de Dios. Nadie puede cambiar Sus pensamientos, Sus planes o lo que Él esté determinado a hacer que ocurra. Tanto si te enganchas papel blanco en el párpado, te aprietas el párpado con la mano o te apoyas en la ciencia o la superstición, nada de esto cambiará la situación. Lo que tenga que suceder, sucederá, se hará realidad, y no puedes modificarlo porque todo está en manos de Dios. Cualquier intento de evitarlo es ridículo, un sacrificio inútil e innecesario. Si lo hicieras, solo demostrarías que eres rebelde y obstinado, que careces de una actitud sumisa hacia Dios. ¿Lo entiendes? (Sí). Así pues, tanto si el tic ocular se considera superstición o ciencia, vuestra actitud debería ser esta: no os alegréis cuando parpadee el ojo izquierdo, y no os asustéis, aterroricéis, preocupéis, neguéis o resistáis cuando tengáis el tic en el ojo derecho. Aunque realmente pase algo después de que parpadee el ojo, deberías afrontarlo con calma porque todo está en manos de Dios. No tienes que sentir miedo ni preocuparte. Si ocurre algo bueno, da gracias a Dios por Su bendición: esta es Su gracia; si pasa algo malo, órale para que te guíe, te proteja y no te deje caer en la tentación. En cualquier entorno que pueda subseguir, sé capaz de someterte a la instrumentación y al arreglo de Dios. No lo abandones ni le presentes quejas; por inmenso que sea el desastre que te ocurra, o grave la desgracia que sufras, no culpes a Dios. Muéstrate dispuesto a someterte a Su instrumentación. ¿Acaso no se resolverá entonces ese problema? (Sí). Por lo que respecta a este tipo de cuestiones, la gente debería tener este pensamiento y punto de vista: “No importa lo que suceda en el futuro, estoy preparado y tengo una actitud sumisa hacia Dios. Tanto si parpadea mi ojo izquierdo, el derecho o los dos a la vez, no tengo miedo. Sé que podría pasar algo en el futuro, pero creo que todo está en manos de Dios. Podría ser una manera por la que Él me informa de algo que va a ocurrir o una reacción instintiva de mi cuerpo físico. Pase lo que pase, estoy preparado y tengo una actitud sumisa hacia Dios. Por enorme que sea el daño o la pérdida que sufra después de este suceso, no lo culparé. Estoy dispuesto a someterme”. Esta es la actitud que las personas deberían tener. Una vez adoptada, ya no se preocuparán de si los dichos sobre el tic ocular que la familia les ha condicionado son una superstición o ciencia. Dicen: “No importa si es una superstición o ciencia. Creed lo que queráis. Si me pedís que me enganche un trozo de papel en el párpado, no lo haré. Si el parpadeo me incomoda, lo haré solo por unos instantes”. Quizá alguien te diga: “¡Tu ojo parpadea mucho, ten cuidado durante los próximos días!”. ¿Puede ayudarte a evitar algo el hecho de tener cuidado? (No, no puedes eludir lo que está escrito que ocurrirá). Si se trata de una bendición, no puede ser un desastre y si es una desgracia, no puedes rehuirla; ya sea una bendición o un desastre, debes aceptarlo de cualquier modo. Es la misma actitud que la de Job. Si aceptas la situación siempre que se trate de una bendición y te alegras cuando parpadea tu ojo izquierdo, pero te enfadas cuando tienes el tic en el derecho y dices: “¿Por qué parpadea? ¡Sigue y sigue, no para nunca! Oraré y maldeciré para que mi ojo derecho deje de parpadear y para alejar las desgracias”, esta no es la actitud que debería tener alguien que cree en Dios y lo sigue. Sin Su permiso, sin que Él determine que algo ocurra, ¿se atreverían a rondarte la desgracia o los demonios? (No). Tanto el mundo material como el espiritual están bajo el control, la soberanía y el arreglo de Dios. Sin su permiso, por mucho que quiera hacer un pequeño demonio, ¿se aventuraría a tocarte siquiera un solo pelo? No se atrevería, ¿verdad? (No). Ese demonio quiere tocarte y hacerte daño, pero si Dios no lo permite, no osará llevar a cabo sus intenciones. Si Él lo consiente y dice: “Ponlo en algún apuro, haz que tenga mala suerte y créale problemas”, el pequeño demonio se alegrará y comenzará a actuar contra ti. Si tienes fe en Dios y superas la situación, manteniéndote firme en el testimonio, sin negar ni traicionar a Dios, sin dejar que el pequeño demonio logre su cometido, este ya no podrá acusarte cuando comparezca ante Él, quien se glorificará con tus acciones y encerrará al pequeño demonio, que ya no se atreverá a volver a perjudicarte y tú estarás a salvo. Esta es la fe genuina que deberías tener: creer que todo está en manos de Dios. Sin Su permiso, no te ocurrirá ningún infortunio ni nada malo. Él no se limita simplemente a bendecir a las personas: puede arreglar diversas situaciones para ponerte a prueba y templarte, darte lecciones a partir de estas y provocar ciertas circunstancias para castigarte y juzgarte. Es posible que estos escenarios arreglados por Dios no siempre se ajusten a tus nociones ni a tus figuraciones, por supuesto. Pero no olvides lo que dijo Job: “¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal?” (Job 2:10). Esta debería ser la fuente de tu fe genuina en Dios. Si crees que Dios lo controla todo, no tendrás miedo de un simple tic ocular, ¿verdad? (Sí).

Acabamos de hablar sobre cómo tratar la cuestión del tic ocular, un hecho habitual en la vida cotidiana que la gente suele intentar resolver mediante métodos humanos. Sin embargo, con estas tácticas no se obtienen normalmente los resultados esperados y, al final, ocurrirá lo que tenga que pasar, sin que nadie pueda evitarlo. Ya sea una cosa buena o mala, algo que la gente quiera ver o no, sucederá definitivamente lo que tenga que acontecer. Esta circunstancia contribuye a confirmar que Dios lo instrumenta y lo gestiona todo sin que nadie pueda eludirlo, tanto si se trata del destino de una persona o de asuntos banales del día a día. Por tanto, las personas sabias deberían afrontar estos temas con una actitud positiva y correcta y contemplar y resolver este tipo de situaciones de acuerdo con los principios-verdad y la palabra de Dios en lugar de recurrir a métodos humanos para hacer sacrificios o esfuerzos inútiles; de lo contrario, al final serán ellas quienes salgan perdiendo. Esto se debe a que la humanidad no puede elegir una segunda senda por lo que respecta a la soberanía del Creador. Esta es la única senda que se debería escoger y seguir: someterse a las instrumentaciones y los arreglos de Dios, aprender lecciones de los entornos que Él instrumenta, saber someterse a Él, entender Sus obras, comprenderse a uno mismo, discernir la senda que debería elegir y tomar un ser creado y aprender a recorrer bien la senda de la vida por la que la gente debería andar, en lugar de resistirse a las instrumentaciones y los arreglos de Dios con métodos supersticiosos o humanos.

Hasta aquí llega nuestra charla sobre cómo tratar el tema del tic ocular, pero ¿cómo debería manejar la gente el asunto de los sueños en su vida diaria? Por ejemplo, si una noche sueñas que se te caen los dientes, puede que tu madre te pregunte: “¿Sangraste cuando se te cayeron los dientes?”. Si preguntas: “¿Qué pasará si fuera así?”, es posible que tu madre te diga que esto podría querer decir que morirá algún familiar o que podría ocurrir alguna otra desgracia. No conozco cuál podría ser el dicho concreto que hace referencia a esta cuestión; en una familia se dirá una cosa y en otra, algo distinto. Algunos podrían señalar que predice la muerte de un pariente cercano, como abuelos o padres, mientras que otros podrían indicar que significa la muerte de un amigo. En cualquier caso, por lo general, se considera negativo soñar con perder los dientes. Debido a que es algo malo que está relacionado con asuntos de la vida y la muerte, la gente se preocupa mucho por este tema. Siempre que alguien sueña con perder los dientes, se despierta muy inquieto, con la sensación subyacente de que está a punto de suceder una desgracia o algo malo, lo que hace que se sienta ansioso, temeroso y aterrado. Quiere librarse de estos sentimientos, pero no puede; quiere encontrar a otra persona para tratar de este asunto o para apaciguarlo, pero no hay manera de lograrlo. En pocas palabras, este sueño lo aprisiona. Y se preocupa aún más sobre todo cuando los dientes sangran. Después de tener este sueño, suele estar de mal humor muchos días, se siente intranquilo y no sabe cómo sobrellevar la situación. Es posible que esta situación no afecte a quienes no estén familiarizados con estas cosas, pero los que ya han adoptado ciertos pensamientos y puntos de vista, o han recibido de sus antepasados dichos más alarmantes y sensacionalistas relacionados con este asunto suelen preocuparse incluso más. Temen tener estos sueños y cuando se da el caso, recurren rápidamente a oraciones como: “Oh, Dios, protégeme, consuélame, dame fuerzas e impide que ocurran estas cosas. Si esto va por mis padres, mantenlos a salvo de cualquier accidente”. Estas actitudes están influenciadas claramente por sus pensamientos y puntos de vista o por dichos tradicionales. Por lo que respecta a la tradición, ciertas familias o personas podrían tener maneras especiales de atenuar estas situaciones, comer y beber determinados alimentos, recitar conjuros particulares o hacer cosas para resolver o evitar malos resultados. Estas prácticas existen sin duda alguna en las tradiciones populares, pero no ahondaremos en ese tema. De lo que sí vamos a hablar es de cómo abordar y entender la cuestión de los sueños. Soñar es un instinto humano en la carne o una parte del fenómeno de la supervivencia de la carne. En cualquier caso, es un hecho misterioso. Se suele decir: “El día tiene sus pensamientos, la noche, sus sueños”. No obstante, por lo general, la gente no piensa durante el día en cosas como perder los dientes, ni las concibe en sus deseos. Nadie quiere encontrarse con estas situaciones ni se obsesiona con ellas día y noche. Sin embargo, estos hechos suelen ocurrir cuando menos se lo espera uno. Por tanto, esto no tiene nada que ver con el dicho “El día tiene sus pensamientos, la noche, sus sueños”. No es algo que suceda porque pienses en ello. Independientemente de las interpretaciones de Freud en Occidente y del duque de Zhou en China, o de si los sueños se hacen finalmente realidad o no, en resumen, la cuestión de los sueños está relacionada con determinadas sensaciones inconscientes y ciertas conciencias en el cuerpo humano, y constituye una parte de sus misterios. Los científicos occidentales que estudian biología y neurociencia han investigado este tema y, en definitiva, no han logrado entender por completo los orígenes de los sueños humanos. No son capaces de descifrarlos; por tanto, ¿deberíamos intentar investigar al respecto? (No). ¿Por qué no deberíamos hacerlo? (Investigar estos asuntos no tiene ningún sentido y tampoco llegaremos a entenderlos). No es que no tenga sentido o que no llegaremos a entenderlos; es porque no están relacionados con la verdad, así de simple. ¿Qué puedes lograr si los estudias y los entiendes? ¿Guardan alguna relación con la verdad? (No). Solo es un fenómeno que se produce en el transcurso de la supervivencia del cuerpo y que ocurre frecuentemente en la vida de las personas. No obstante, la gente no sabe qué significa. Esto es una parte del misterio. No hace falta que se explore o se investigue, porque no está relacionado con la verdad ni pertenece a las sendas que la gente toma. Tanto si sueñas por la noche que pierdes los dientes como si no, tanto si sueñas que te das un gran banquete o te subes a una montaña rusa, ¿tiene algo que ver con cómo se desarrolla tu vida durante el día? (No). Si una noche sueñas que te peleas con alguien, ¿quiere decir que sin duda te enfrentarás a alguien durante el día? Si una noche tienes un sueño agradable y feliz, al despertarte de esa felicidad, ¿está garantizado que durante el día todo irá bien y según lo esperado? ¿Significa que durante el día puedes entender la verdad y encontrar los principios-verdad mientras hagas tus actividades? (No). Por tanto, soñar no tiene nada que ver con la verdad. No hace falta investigarlo. ¿Hay alguna relación entre soñar con perder los dientes y sangrar, y la muerte de un pariente cercano? (No). ¿Por qué siempre dices estas cosas tan ignorantes? ¿Acaso no vuelves a comportarte como un ignorante? Te falta perspicacia. El cuerpo humano es un misterio, y hay muchas cosas que no puedes explicar. ¿Puedes resolverlo todo con un simple “no”? En el pasado, los profetas y los elegidos por Dios también tuvieron sueños proféticos. Estos sueños tenían un significado. ¿Cómo te explicas que Dios utilizara los sueños para transmitir sus revelaciones a las personas? ¿Cómo entró Él en sus sueños? Son todos misterios. Dios también se sirvió de los sueños para indicarles ciertas cosas y esclarecer a las personas sobre determinados asuntos, permitiéndoles prever ciertos acontecimientos antes de que se produjeran. ¿Cómo explicas esto? ¿Ignoráis estas cosas? (Sí). Ahora bien, la cuestión no es que niegues sin pensar diversos fenómenos inexplicables que se producen en la vida cotidiana y están relacionados con misterios que no puedes descifrar, sino entenderlos y abordarlos correctamente. No se trata de negar constantemente estas cosas y de decir que no existen, que no son ciertas o que son imposibles, sino más bien de que las trates de la manera adecuada. ¿Qué quiere decir esto? No significa abordarlas bajo pensamientos y puntos de vista supersticiosos o extremos como la gente mundana, ni afrontarlas de la manera que lo hacen los ateos o los que carecen de fe. No es que tengas que llegar a estos dos extremos, sino que tomes la posición y el punto de vista correctos para considerar estas cosas que ocurren en la vida cotidiana; no la perspectiva de la gente mundana ni la de los no creyentes, sino la que un creyente en Dios debería tener. Por tanto, ¿desde qué óptica deberías contemplar estos asuntos? (Pase lo que pase, sométete a la soberanía y al arreglo de Dios, sin investigarlo). No deberías investigarlo, pero ¿deberías entenderlo de alguna manera? Supongamos que alguien dice: “Fulano soñó que se le caían los dientes y le sangraban; al cabo de unos días, me enteré de que su padre había muerto”. Si lo niegas inmediatamente y señalas: “¡Imposible! Eso es solo una superstición, una coincidencia. La superstición es creer en algo porque estás obsesionado con ello; si no lo estuvieras, eso no existiría”, ¿es esta una respuesta ridícula? (Sí). Así pues, ¿cómo deberías contemplar este tema? (Deberíamos reconocer que el cuerpo físico encierra muchos misterios y que es posible que el hecho de soñar que se caen los dientes y sangran indique que algo desagradable podría ocurrir. Pero independientemente de si sucede o no, deberíamos someternos a la soberanía y al arreglo de Dios). Acabáis de aprender algo sobre el tic ocular; por tanto, ¿cómo deberíais tratar la cuestión de soñar que se caen los dientes y sangran? Deberías decir: “Este asunto se escapa a nuestra comprensión. En la vida real, este fenómeno existe ciertamente. No podemos determinar si se hará realidad ni si augura que algo malo ocurrirá, pero las situaciones desfavorables como esta suceden verdaderamente en la vida real. Las cuestiones del reino espiritual trascienden nuestra comprensión, y no nos atrevemos a hacer afirmaciones al azar. Si tengo un sueño de este tipo, ¿cuál debería ser mi actitud? Al margen del sueño, no dejaré que me cohíba. Si este sueño se hace realidad de verdad como dice la gente, doy gracias a Dios por hacer que esté preparado mentalmente, por permitirme saber que tal cosa podría pasar. Nunca he pensado en si me afectaría el hecho de que un familiar o mis padres murieran: si me afligiría, si eso podría influir en el cumplimiento de mi deber, si me sentiría débil o me quejaría a Dios; nunca he pensado en nada de esto. Pero hoy, este suceso me ha permitido hacerme una idea del caso y darme cuenta de mi estatura real. Cuando pienso en la muerte de mis padres, esto me causa gran pesar; esa circunstancia me oprimiría y me deprimiría. De repente, me doy cuenta de que mi estatura todavía es muy pequeña. Mi corazón está poco entregado a Dios y tengo poca fe en Él. A partir de hoy, siento que debería dotarme de más verdad, someterme a Dios e impedir que estas cosas me coarten. No dejaré que me refrene el hecho de que un pariente cercano muera o se marche, en caso de que esto suceda. Estoy preparado y pido a Dios que me oriente y me haga más fuerte. Da igual lo que depare el futuro, no me arrepentiré de elegir cumplir mi deber ni dejaré de escoger esforzarme por Dios con todo el cuerpo y la mente. Persistiré y seguiré sometiéndome voluntariamente a las instrumentaciones y los arreglos de Dios igual que antes”. A partir de esta tesitura, deberías orar a menudo desde el corazón, buscar la orientación de Dios y pedirle que te haga más fuerte para que estos temas ya no te opriman. Tanto si un pariente cercano morirá o no, deberías preparar tu estatura para afrontar la situación y asegurarte de que no desfallecerás, no te quejarás a Dios ni cambiarás tu determinación y deseo de esforzarte por Él con todo el cuerpo y la mente cuando se produzca un acontecimiento de este tipo. ¿Acaso no es esta la actitud que deberías tener? (Sí). No deberías negar la existencia de cosas como soñar que se te caen los dientes ni dejarlas de lado o ignorarlas; desde luego, no deberías usar ningún método extraño o defensivo para abordarlas. En su lugar, deberías buscar la verdad y comparecer ante Dios aceptando Sus instrumentaciones; no hagas sacrificios inútiles ni tomes decisiones ridículas. Al enfrentarse a algo que no ha vivido anteriormente ni puede comprender, la gente ignorante y obstinada suele decir: “Eso no tiene fundamento alguno”, “No es nada”, “No existe” o “Solo es una superstición”. Algunas personas que creen en Dios incluso señalan: “Creo en Dios, no en fantasmas” o “Creo en Dios, no en Satanás. ¡Satanás no existe!”. Utilizan estos enunciados para demostrar su fe auténtica en Dios y dicen que creen en Dios, pero no en fantasmas, espíritus malvados, la posesión o incluso la existencia del reino espiritual. ¿Acaso no son simplemente no creyentes? (Sí). No aceptan los dichos de pensamientos tradicionales del mundo de los incrédulos ni explicaciones supersticiosas o hechos asociados a las supersticiones. No creer en estas cosas no significa que no existan. En estos momentos no se trata de pedirte que no creas en ellas ni que las evites o las niegues. La idea es más bien enseñarte a tener los pensamientos y puntos de vista correctos al enfrentarte a estas cuestiones para tomar las decisiones adecuadas y adoptar la actitud apropiada. Esta será tu verdadera estatura y en lo que deberías entrar. Por ejemplo, alguien sueña que se le cae el cabello. Esto también se considera algo desfavorable. Independientemente de las interpretaciones correspondientes o de los hechos acaecidos, en pocas palabras, las personas tienen explicaciones negativas para este tipo de sueño y creen que indica que sucederá algo malo o desafortunado. Excepto para los sueños corrientes que no implican cuestiones importantes, existen ciertas interpretaciones para esos sueños especiales, las cuales predicen determinados acontecimientos y suponen una manera de hacer adivinaciones, advertencias o predicciones que permite a la gente saber qué va a pasar en el futuro o le proporciona cierto conocimiento que le indica qué va a ocurrir, de modo que pueda prepararse mentalmente. Al margen de lo que pudiera suceder, no deberíais adoptar actitudes de evasión, rechazo, defensa o resistencia, ni siquiera utilizar métodos humanos para resolver estas situaciones. Al enfrentarte a ellas, deberíais comparecer ante Dios incluso con mayor disposición y pedirle que os guíe, de modo que al afrontar acontecimientos imperiosos podáis manteneros firmes en el testimonio y ajustar vuestra práctica a la voluntad de Dios, en lugar de rechazarla y resistirse a ella. Pedirte que practiques de esta manera no quiere decir que debas centrarte en estas cosas; es para enseñarte el tipo de actitud que deberías adoptar para afrontarlas cuando inevitablemente sucedan y la clase de enfoque que deberías utilizar para resolverlas. Esto es lo que deberías entender. Dime, se te ha pedido que no te centres en estas cuestiones, pero ¿acaso no ocurren en la vida cotidiana? (Sí). Si dices que no existen y después suceden, podrías considerar el asunto y decir: “¡Oh, no, tengo que creer esto, se hizo realidad de verdad!”. Sin una preparación previa y la actitud correcta, estas cosas te tomarán desprevenido cuando pasen, no estarás preparado de ninguna manera, no sabrás cómo orar a Dios o afrontar la situación ni tendrás una fe genuina en Él ni te someterás auténticamente a Él. Al final, solo sentirás miedo. Cuanto más temeroso llegues a ser, más perderás la presencia de Dios; cuando pierdes la presencia de Dios, solo podrás buscar ayuda en otras personas y pensarás en todos los métodos humanos imaginables para rehuir la situación. Cuando no puedas escapar, comenzarás a creer que ya no puedes confiar en Dios y que Él no es fiable; en su lugar, sentirás que puedes confiar en las personas. Las cosas seguirán deteriorándose; no solo dejarás de creer que son una superstición, sino que las considerarás como algo terrible, una situación fuera de tu control. Llegado ese punto, es posible que decir: “No es de extrañar que los incrédulos y los que creen en el budismo y queman incienso para adorar a Buda vayan constantemente a los templos, quemen incienso, oren para recibir bendiciones, cumplan votos, sean vegetarianos y reciten escrituras budistas. ¡Resulta que todo esto realmente funciona!”. No solo carecerás de una sumisión genuina a Dios y de una fe auténtica en Él, sino que, en su lugar, comenzarás a tener miedo de los espíritus malvados y de Satanás. Después de eso, te sentirás obligado a obedecerlos en cierta manera y dirás: “No hay que meterse con estos espíritus malvados; no es bueno que no creas en ellos y debes andar con cuidado con ellos. No puedes decir lo que quieras a sus espaldas: hay tabús. ¡No se debe tratar a la ligera a estos espíritus malvados!”. De repente, te darás cuenta de que tras estos acontecimientos intervienen poderes que trascienden el mundo material y que no habías previsto. Cuando empieces a sentir estas cosas, tu corazón se llenará de miedo, querrás evitar a Dios y tu fe en Él disminuirá. Por tanto, deberías adoptar la actitud correcta respecto a asuntos como soñar que se caen los dientes o el cabello. Independientemente de las interpretaciones o predicciones concretas asociadas a estos hechos, cuando te ocurran, solo debes hacer lo siguiente: creer que todo está en manos de Dios y estar dispuesto a someterte a Sus instrumentaciones y arreglos; esta es la actitud que deberías adoptar al afrontar todas estas cuestiones. ¿Acaso no deberías tomar esta postura y dar este testimonio como alguien que sigue a Dios? (Sí). Cree que todas estas cosas pueden suceder y que todo está en manos de Dios: esta es la actitud que deberías mantener.

Algunas personas tienen tabús sobre ciertos números o días especiales. Por ejemplo, hacer una fortuna es muy importante para algunos que están metidos en negocios desde hace muchos años; por tanto, les gustan y valoran particularmente determinados números relacionados con el hecho de ganar una fortuna en los negocios y se abstienen de aquellos números que creen que traerán mala suerte a sus actividades. Por ejemplo, algunas personas prefieren especialmente el 6 y el 8, de modo que su tienda tiene el número 168 y se llama “Yi Lu Fa”, que significa enriquecerse sin cesar y cuya pronunciación en mandarín es similar a los números 1, 6 y 8[b], que son números de la suerte en la cultura popular china. Por otro lado, en la tradición china se considera que el 4 y el 5 son malos, porque el 4 significa “muerte” y el 5 quiere decir “nada”, “carencia” o “vacío”, lo que implica que es posible no recuperar la inversión original ni ganar dinero. Incluso todos los números de las matrículas de algunos coches chinos son 6; si ves una fila de 6, prácticamente siempre se tratará de una persona china. ¿Quién sabe cuánta riqueza habrá acumulado esa persona con tantos 6? Una vez, en un aparcamiento, casi todas las plazas estaban ocupadas excepto una, la número 64. ¿Sabes por qué nadie aparcaba en ese sitio? (El 64 puede significar “muerte” y se considera que trae mala suerte). El 64 quiere decir “muerte en la carretera”. En ese momento, no sabía por qué nadie aparcaba ahí, pero después me enteré del caso a través de los incrédulos y lo entendí todo. El 6 suena como “carretera” y el 4 como “muerte”; así pues, el 64 suena como “muerte en la carretera” en mandarín y por eso la gente no aparcaba en ese lugar. Supongo que más adelante cambiaron probablemente el número de esa plaza por el 68, que suena como “enriquecerse sin cesar” en mandarín. La gente está tan obsesionada con el dinero que tiene una fijación absoluta por él. ¿Puede realmente un número cambiar algo? Los dichos del pueblo chino sobre estos números han influenciado incluso a los extranjeros. Cuando buscábamos una casa, un agente inmobiliario nos preguntó: “¿Tienen algún tabú sobre ciertos números? Por ejemplo, si el número de la casa es el 14, ¿sería algo malo por incluir el 4?”. Respondí: “Nunca había pensado en esto. No conocía este dicho”. El agente replicó: “Muchos chinos rechazan una casa porque su número incluye un 4”. Le dije: “No tenemos ningún tabú sobre los números. Solo tenemos en cuenta la posición, la ubicación, la iluminación, la ventilación, la estructura de la casa, la calidad y otras cosas por el estilo. No nos preocupamos de los números; no tenemos ningún tabú”. Por tanto, ¿crees que algo malo ocurrirá sin duda si los incrédulos tienen tabús sobre ciertos números? (No necesariamente). Por lo que respecta a los números, desconocemos cómo podría ser la situación en otros países al margen de China, como Corea del Sur, Japón, Filipinas o algunos países del sudeste asiático. En resumen, la cuestión de los números es distinta según el lugar. Por ejemplo, el número 6 no interesa en absoluto a los estadounidenses. A los occidentales no les gusta el 6 debido a un tipo de cultura religiosa, ya que el 6 mencionado en el Libro de las Revelaciones de la Biblia tiene connotaciones negativas. Tampoco les gusta el 13. En muchos ascensores no figura esa cifra porque se considera que trae mala suerte. Por otro lado, los chinos creen que el 6 y el 8 son números de la suerte. Así pues, ¿qué dicho se corresponde con la verdad? (Ninguno de ellos). ¿Os preocupáis por algún número concreto? ¿Tenéis vuestro propio número de la suerte? (No). De acuerdo, eso está bien. La gente del sur de China presta una atención especial a cosas como si un número es de la suerte o no, elegir la fecha adecuada para cualquier cosa que tenga que hacer y observar restricciones alimentarias durante las festividades; son particularmente especiales al respecto. Pero, desde luego, el asunto de los números no puede explicar nada. El hecho de que la gente evite ciertos números está relacionado en cierto modo con sus creencias, figuraciones, pensamientos y nociones. Todas estas cosas son ideas y puntos de vista ridículos. Si tu familia te los ha inculcado, deberías desprenderte de ellos y no creer en nada de eso. Estas ideas ni siquiera representan supersticiones; son aún más absurdas y constituyen los dichos ridículos y desatinados de quienes están obsesionados con el dinero.

Algunos dan mucha importancia a los signos del Zodiaco, un asunto que implica superstición. Hoy en día, incluso los occidentales hablan de los signos zodiacales, de modo que no pienses que solo los asiáticos están al caso de este tema. Los occidentales también conocen el conejo, el buey, la rata y el caballo. ¿Qué más? La serpiente, el dragón, el gallo y la oveja, ¿cierto? Por ejemplo, los antepasados y los padres transmiten la creencia de que la vida de la gente del signo de la oveja está condenada al fracaso. Si eres de ese signo, puede que pienses: “Mi vida está condenada al fracaso, siempre me pasan desgracias. No tengo una buena pareja, mis hijos son desobedientes y el trabajo no me va bien. Nunca me ascienden ni recibo bonificaciones. Siempre tengo mala suerte. Si tengo otro hijo, no será en el año de la oveja. Ya hay un miembro de la familia de ese signo, cuya vida ya está suficientemente condenada al fracaso; si tengo otro hijo que sea del signo de la oveja, ya seríamos dos. ¿Cómo podríamos vivir en esas condiciones?”. Consideras el asunto y piensas: “Sin duda, no puedo tener un hijo en el año de la oveja; así que, ¿en qué año debería intentarlo? ¿El del dragón? ¿La serpiente? ¿El tigre?”. Si hubieras nacido en el año del dragón, ¿significaría eso que eres realmente un dragón? ¿Puedes convertirte de verdad en un emperador? ¿Acaso no es eso una tontería? ¿Queréis tener estos signos del Zodiaco? Algunos dicen: “Los nacidos en los años del conejo y del gallo no se llevan bien entre sí. Yo soy conejo, de modo que debería evitar relacionarme con alguien que sea gallo. Nuestros signos del Zodiaco son incompatibles y nuestros destinos están enfrentados. Mis padres dicen que la gente como nosotros no es compatible para casarse y que no se llevará bien mutuamente. Es mejor tener un contacto mínimo con esas personas, no hablar ni interactuar con ellas. Nuestros destinos entran en conflicto y, si estamos juntos, no podré superarlo y mi vida se acortará, ¿verdad? Debo mantenerme alejado de esta gente”. Estos dichos influencian a este tipo de individuos. ¿Acaso no es eso ridículo? (Sí). En resumen, al margen de si tu destino entra en conflicto con el de alguien de un determinado signo del Zodiaco, ¿influirá realmente eso en tu destino? ¿Te afectará a la hora de recorrer la senda adecuada en la vida? (No). Algunos solo están dispuestos a trabajar, colaborar e incluso vivir con alguien que sea compatible con su signo del Zodiaco. De manera subconsciente, estos dichos que les han transmitido los padres o los antepasados en el fondo los afectan y ocupan un lugar concreto en su corazón. Ya ves, los orientales se preocupan por los signos del Zodiaco, mientras que los occidentales se interesan por los signos astrológicos. Ahora bien, los orientales que están al día con las fechas también han comenzado a hablar de los signos astrológicos, como Escorpio, Virgo, Sagitario, etcétera. Por ejemplo, una persona sagitario aprende cómo es su personalidad y que suele llevarse bien con gente de cierto signo astrológico. Cuando descubre que alguien tiene ese signo astrológico, está dispuesta a relacionarse con él, piensa que es genial y se forma una buena impresión de él. Las tradiciones del condicionamiento familiar también la han influenciado. Tanto si se trata de los signos del Zodiaco oriental o de la astrología occidental, si los enfrentamientos de destinos o la compatibilidad de signos existen realmente y si todo esto te influye de alguna manera, deberías entender qué punto de vista debes mantener al respecto. ¿Qué deberías comprender? La hora, la fecha, el mes y la década de nacimiento de una persona son factores relacionados con su destino. No importa lo que los adivinos o los interpretadores de los rasgos faciales digan sobre tu destino o tu signo astrológico, o si tu signo del Zodiaco es bueno o no; da igual la precisión con la que se expresen: ¿qué más da? ¿Qué explica todo esto? ¿Acaso no demuestra aún más que Dios ya ha arreglado tu destino? (Sí). Cómo será tu matrimonio, dónde vivirás, el tipo de personas que te rodearán, cuánta riqueza material tendrás en la vida, si serás rico o pobre, cuánto sufrimiento soportarás, cuántos hijos tendrás y cuál será tu fortuna económica: todo esto ya ha sido predeterminado. Tanto si te lo crees o no, si los adivinos calculan que todo esto te pasará o no, dará igual. ¿Es importante saber estas cosas? Algunos están particularmente ansiosos por conocerlas: “¿Cuál será mi suerte en el futuro? ¿Seré rico o pobre? ¿Conoceré a gente favorable? ¿Habrá personas cuyo destino entre en conflicto con el mío? ¿Me encontraré individuos incompatibles en mi vida? ¿A qué edad moriré? ¿Pereceré de enfermedad, cansancio, sed o hambre? ¿Cómo moriré? ¿Será doloroso o vergonzoso?”. ¿Es útil estar al caso de todo esto? (No). En resumen, por lo que respecta a este asunto, solo debes estar seguro de una cosa: Dios lo predetermina todo. Al margen de tu signo del Zodiaco o astrológico, o de la fecha y la hora de tu nacimiento, Dios ya lo ha determinado todo. Precisamente porque todo ha sido predeterminado, porque Él ya dispuso antes de que nacieras la prosperidad y la riqueza que tendrás en la vida, así como el entorno en el que vivirás, no es necesario que abordes estos temas con superstición, desde la perspectiva de la gente mundana adoptando ciertos métodos para eludir los momentos desafortunados o tomando determinadas medidas para conservar y mantener los momentos afortunados. No deberías tratar el destino de esta manera. Por ejemplo, si estás destinado a contraer una enfermedad grave a cierta edad y los interpretadores de los rasgos faciales te lo indican sobre la base de tu signo astrológico o del Zodiaco, o de tu hora de nacimiento, ¿qué harás entonces? ¿Tendrás miedo? ¿O intentarás encontrar una manera de resolver el asunto? (Deja que la naturaleza haga su curso y sométete a la instrumentación de Dios). Esta es la actitud que la gente debería adoptar. Independientemente de lo que haya o no haya en tu destino, Él ya lo ha predeterminado todo. Tanto si te gusta o no, si estás dispuesto a aceptarlo o no, si tienes la capacidad de afrontarlo o no, en cualquier caso, Dios ya ha predeterminado todo esto. La actitud que deberías mantener es la de aceptar estos hechos como ser creado. Tanto si han ocurrido o no, si estás dispuesto a afrontarlos o no, deberías aceptarlos y abordarlos como ser creado, en lugar de esforzarte, de buscar consejo de terceros respecto a cosas como la astrología, los signos del Zodiaco o la interpretación de los rasgos faciales o de intentar encontrar diversos recursos para saber qué ocurrirá en tu futuro y evitarlo tan pronto como sea posible. Es erróneo tratar el destino y la vida que Dios ha arreglado para ti con una actitud como esta. Los padres de algunos les procuran un adivino, quien les dice: “Según tu signo astrológico, así como tu signo del Zodiaco chino y tu hora de nacimiento, no puede haber fuego en tu vida”. Después de escuchar esto, lo recuerdan y creen en ello; más adelante se convierte en un tabú normal en su vida cotidiana. Por ejemplo, si el nombre de alguien contiene el carácter de “fuego”, no se relacionarán con esa persona; y en caso de que lo hagan, no se le acercarán ni tendrán un contacto cercano con ella. Tendrán miedo de esto y lo evitarán. Por ejemplo, si alguien se llama “Li Can”, reflexionarán sobre la cuestión y pensarán: “El carácter ‘Can’ contiene un radical de ‘fuego’ y uno de ‘montaña’; eso es malo, lleva el radical de ‘fuego’, de modo que no puedo interactuar con esa persona; debo mantenerme alejado”. Tendrán miedo de relacionarse con ese individuo. Mientras puedan, evitarán utilizar el horno de la cocina en casa, no participarán en comidas a la luz de las velas, no asistirán a celebraciones con hogueras ni visitarán casas que tengan chimenea, ya que todas estas situaciones implican la presencia del fuego. Si quieren ir de viaje y se enteran de que en cierto lugar hay un volcán, no irán allí. Cuando van a algún sitio para difundir el evangelio, deben preguntar el nombre y los apellidos de la persona con quien comparten el evangelio y asegurarse de que su nombre no contenga el carácter de “fuego”, pero si el sujeto es un herrero que funde hierro en casa, sin duda no acudirán a su domicilio. Aunque creen en su conciencia que todo está en manos de Dios y saben que no deberían tener miedo, en cuanto se encuentran con estos temas tabú, comienzan a preocuparse y a sentirse temerosos sin atreverse a infringir el tabú. Siempre temen que ocurran accidentes y desgracias que no serían capaces de soportar. No tienen una fe verdadera en Dios. Pueden ser obedientes, resistir las adversidades y pagar el precio correspondiente en otros aspectos, pero esta cuestión es lo único que no pueden tolerar. Por ejemplo, si alguien les dice: “Nunca en la vida puedes cruzar un puente. Si lo haces, tendrás un accidente. Si pasas por más de uno, eso será aún más peligroso y pondrás tu vida en riesgo”, recordarán estas palabras y, después, tanto si van al trabajo, a encontrarse con amigos o incluso a una reunión, evitarán los puentes y darán un rodeo, porque temen que pudieran infringir el tabú. No creen que morirán necesariamente por ello, pero los preocupa este asunto. De vez en cuando, no tienen más remedio que cruzar un puente y, después de hacerlo, dicen: “Creo que todo está en manos de Dios. Si Él no me permite morir, no moriré”. Sin embargo, este dicho sigue angustiándolos en el corazón y no se lo pueden sacar de encima. Algunos dicen que el agua va en contra de su destino, de modo que evitar pasar cerca de torrentes o pozos. Había una hermana que tenía una piscina en su patio, de manera que nadie iba a su domicilio para hacer reuniones, y cuando cambiaron de anfitrión a otro que tenía una pecera en casa, la gente tampoco iba ahí, ya que nadie quería ir a ningún lugar donde hubiera agua y ni siquiera tocarla, ya fuera corriente o estuviera estancada. En la vida cotidiana, la cultura tradicional y la superstición intervienen en estos dichos absurdos del condicionamiento familiar. En cierto modo, estos dichos afectan a los puntos de vista de las personas sobre ciertos temas e influyen en sus costumbres o estilos de vida diarios. Hasta cierto punto, este hecho encadena sus pensamientos y controla sus principios y métodos correctos para actuar.

Algunos dicen: “Si estas tradiciones y supersticiones corresponden a ciertos pensamientos y supersticiones tradicionales ajenos al cristianismo, deberíamos criticarlos y desprendernos de ellos. Pero por lo que se refiere a determinados pensamientos, puntos de vista, tradiciones o supersticiones de las religiones ortodoxas, ¿no es cierto que la gente no necesita desprenderse de todo eso? ¿No deberían considerarse como una festividad o un estilo de vida que se deben conmemorar y mantener en nuestras vidas diarias?”. (No, deberíamos desprendernos de esas cosas porque no provienen de Dios). Por ejemplo, la mayor festividad del cristianismo es la Navidad; ¿sabéis algo de esta cuestión? Hoy en día, en algunas ciudades orientales principales también se celebra la Navidad, se hacen fiestas navideñas y se festeja la Nochebuena. Además de la Navidad, también están la Pascua de Resurrección y la Pascua judía, dos festividades religiosas destacadas. En algunas celebraciones se come pavo y se hacen barbacoas, mientras que en otras se comen bastones de caramelo de colores rojo y blanco, que simbolizan la sangre preciosa del Señor Jesús a modo de ofrenda a las personas por el pecado, lo que los convierte en algo santo. El color rojo representa la sangre preciosa del Señor Jesús, el color blanco significa santidad y la gente se come este tipo de golosina. También existe la tradición de comer huevos de Pascua durante la Pascua de Resurrección. Todas estas festividades están relacionadas con el cristianismo. También hay ciertos iconos cristianos, como las imágenes de María, Jesús y la cruz. Estas cosas han evolucionado más allá del cristianismo y, en mi opinión, son igualmente un tipo de tradición. Tras estas tradiciones, debe de haber algunas supersticiones. En resumen, al margen de su contenido, mientras no estén relacionados con la verdad, la senda que toma la gente o los requisitos de Dios para los seres creados, estos dichos supersticiosos no tienen nada que ver con aquello en lo que deberíais entrar en este momento, de modo que deberíais desprenderos de ellos. No deberían considerarse como algo sagrado e inviolable; por supuesto, tampoco hay necesidad alguna de despreciarlos, simplemente hay que tratarlos de manera correcta. ¿Tienen estas festividades algo que ver con nosotros? (No). En absoluto. Un extranjero me preguntó una vez: “¿Celebráis la Navidad?”. Le respondí: “No”. “Entonces, ¿festejáis el Año Nuevo chino? ¿La Fiesta de Primavera?”. Le contesté: “No”. “Pues, ¿qué festividades celebráis?”. Le dije: “No tenemos festividades. Cada día es igual para nosotros. Comemos lo que queremos el día que sea, no con motivo de las festividades. No tengo tradiciones”. Me preguntó: “¿Por qué?”. Le indiqué: “Por ninguna razón en concreto. Este modo de vida es muy libre, sin ninguna limitación. Vivimos sin formalidades y seguimos las reglas: comemos, descansamos, trabajamos y nos movemos según el tiempo y la medida que Dios otorgue, de manera natural y libre, sin ceremonias”. Por supuesto, algunos creen que cierto elemento religioso, la cruz, es sagrado. ¿Es sagrada la cruz? ¿Puede describirse como algo sagrado? ¿Es sagrada la imagen de María? (No). ¿Es sagrada la imagen de Jesús? No os atreveréis a contestar. ¿Por qué no lo es? Porque los humanos la pintaron; no es la verdadera imagen de Dios y no tiene nada que ver con Él. Solo es una pintura. Por no hablar de la imagen de María. Nadie sabe qué aspecto tiene Jesús, de modo que lo representan sin conocimiento, y una vez terminado el retrato te piden que lo mires y lo adores. ¿Acaso no sería ridículo adorar eso? Dios es el Único a quien deberías adorar. No deberías dar el espectáculo formal de arrodillarte ante algún ídolo, retrato o imagen; no es cuestión de inclinarte ante un objeto. Deberías adorar a Dios y admirarlo en tu corazón. La gente debería postrarse ante las palabras de Dios y Su persona real, no ante la cruz o las imágenes de María o Jesús, que son ídolos. La cruz solo es un símbolo de la segunda etapa de la obra de Dios. No tiene nada que ver con Su carácter, Su esencia o Sus requisitos para la humanidad. No representa la imagen de Dios, ni mucho menos Su esencia. Por tanto, llevar una cruz no representa tu temor de Dios ni que tengas un amuleto de protección. Nunca he representado la cruz. No tengo ningún símbolo de la cruz en mi casa, ni ninguna de estas cosas. Por tanto, por lo que se refiere a no celebrar la Navidad y la Pascua de Resurrección, la gente puede desprenderse fácilmente de todo esto, pero si intervienen aspectos religiosos como la cruz, las imágenes de María y Jesús o incluso la Biblia, cuando digas a alguien que se deshaga de una cruz o de una imagen de María o Jesús, pensará: “Oh, qué irreverencia. Rápido, pide perdón a Dios, pídele perdón…”. La gente piensa que habrá consecuencias. Por supuesto, no hace falta cometer deliberadamente ningún acto destructivo contra estos objetos, ni tenerles respeto alguno. Solo son cosas y no tienen nada que ver con la esencia o la identidad de Dios. Esto es algo que debes saber. Desde luego, las festividades de Navidad y Pascua de Resurrección designadas por los humanos no guardan relación alguna con la identidad o la esencia de Dios, Su obra o Sus requisitos para las personas. Aunque celebres cien o diez mil Navidades, da igual cuántas veces en la vida festejes la Navidad o la Pascua de Resurrección: esto no sustituye al hecho de entender la verdad. No tienes por qué admirar estas cosas y decir: “Debo viajar a Occidente. Allí puedo celebrar la Navidad, que es algo sagrado. La Navidad es un día de conmemoración de la obra de Dios, un día que deberíamos festejar. Ese día deberíamos ser solemnes. La Pascua de Resurrección es una fecha que atrae aún más la atención de todo el mundo. Es una jornada para conmemorar la resurrección de del Dios encarnado entre los muertos. Deberíamos alegrarnos juntos, celebrarlo, felicitarnos en un día como este y conmemorarlo para siempre”. Todo esto son figuraciones humanas, Dios no las necesita. Si Él necesitara que conmemoraras estas ocasiones, te señalaría el año, el mes, el día, la hora, el minuto y el segundo exactos. El hecho de que Él no te haya expresado el año, el mes y el día exactos te indica que Dios no necesita que la gente conmemore estas fechas. Si lo haces, infringirás las restricciones de Dios y a Él no le agradará. No le gusta, pero tú insistes en hacerlo y afirmas que adoras a Dios. Ante esta situación, Él se siente aún más disgustado contigo y tú mereces morir. ¿Lo entiendes? (Sí). Si quieres celebrar estas festividades en este momento, Dios no te prestará atención y, tarde o temprano, pagarás el precio y asumirás la responsabilidad de tus acciones erróneas. Por tanto, te digo que para ti es más importante que entiendas verdaderamente una de las palabras de Dios y las sigas a que te postres y agaches la cabeza ante la cruz las veces que sean. No importa la cantidad de ocasiones en las que hagas esto, es algo inútil y no significa que sigas el camino de Dios, que aceptes Sus palabras o que hagas las cosas según los principios que Él requiere. Dios no lo recordará. Por tanto, si sientes que la cruz es particularmente sagrada, de hoy en adelante debes desprenderte de este pensamiento y punto de vista, y arrojar tu preciada cruz fuera de las profundidades de tu corazón. No representa a Dios y venerarla no quiere decir que seas un devoto. Apreciarla, estimarla o incluso llevarla sobre los hombros todo el día no significa que adores a Dios. La cruz solo fue un instrumento utilizado en una etapa de la obra de Dios y no tiene ninguna relación con Su esencia, carácter o identidad. Lo que Dios detesta es que insistas en adorar la cruz como si fuera Él. Dios no solo no te recordará, sino que te desdeñará. Si insistes en eso y dices: “No te escucharé. La cruz es sagrada e inviolable para mí. No creo ni acepto tus palabras de que la cruz no es importante y que no representa a Dios”, entonces puedes comportarte como mejor te parezca y tendrás tu merecido final. Hace mucho tiempo que Dios bajó de la cruz. Fue el instrumento menos llamativo en una de las etapas de Su obra. Solo es un objeto y no tiene ningún valor a ojos de Dios para que deba conservarse. Por supuesto, no hace falta que la aprecies, estimes o incluso admires o respetes. Todo esto es innecesario. La gente también valora mucho la Biblia en el corazón. Aunque ya no la lee, esta aún ocupa un lugar definitivo en su interior. Sigue sin poder desprenderse por completo de sus ideas sobre la Biblia que la familia y los antepasados le transmitieron. Por ejemplo, a veces, al dejar a un lado la Biblia, podrías pensar: “¿Qué estoy haciendo? Es la Biblia. ¡La gente debería apreciarla! Es sagrada y no debería tratarse con tanta indiferencia como si solo fuera un libro corriente. Ha acumulado mucho polvo y nadie se ha preocupado de limpiarlo. Las esquinas del libro están dobladas y nadie las ha enderezado”. La gente debería desprenderse de este pensamiento y punto de vista de tratar la Biblia como si fuera algo sagrado e inviolable.

Estas tradiciones y supersticiones provenientes de la familia de las que hemos hablado, así como diversos pensamientos, puntos de vista y estilos de vida relacionados con la religión, y objetos que la gente asocia a supersticiones, admira o aprecia, inculcan a las personas ciertos estilos de vida, pensamientos y puntos de vista que las confunden de forma intangible en lo referente a su vida, sustento y supervivencia. En la vida cotidiana, esta dirección incorrecta resultante trastornará inconscientemente sus intentos de aceptar cosas correctas, así como pensamientos y asuntos positivos, y se comportarán de manera ridícula, irracional e infantil sin darse cuenta. Precisamente por esta circunstancia, es necesario que la gente tenga ideas, pensamientos y puntos de vista acertados sobre estas cuestiones. Si algo guarda relación con la verdad y se ajusta a ella, debes aceptarlo, practicarlo y someterte a ello como un principio a seguir por tu vida y supervivencia. Sin embargo, si no está relacionado con la verdad y solo es una tradición o superstición, o si simplemente proviene de la religión, deberías desprenderte de ello. Por último, el tema del que hablamos hoy es peculiar en el sentido de que por lo que respecta a estas cosas relacionadas con las tradiciones, las supersticiones y la religión, independientemente de si las reconoces o no, del grado en que las reconozcas y de si las has experimentado o no, en resumen, hay determinados dichos en la tradición y la superstición que existen por los hechos objetivos y que afectan a la vida cotidiana de los humanos y la perturban en cierta manera. De modo que, ¿cómo deberíais contemplar este asunto? Algunos opinan: “Tienes que creer en ellos. Si no sigues lo que dicen, habrá consecuencias. ¿Qué harás entonces?”. ¿Sabes cuál es la mayor diferencia entre los creyentes y los no creyentes? (Los primeros confían en que todo está en manos de Dios y los segundos siempre intentan cambiar su destino por ellos mismos). Otro aspecto es que los creyentes cuentan con la presencia y la protección de Dios, de manera que no se verán afectados por todos estos fenómenos supersticiosos que existen en la vida real. Pero debido a que carecen de la protección de Dios y no creen ni en Su protección ni en Su soberanía, los no creyentes viven su día a día bajo el control de diversos demonios impuros y espíritus malvados. Por tanto, deben prestar atención a tabús en todo lo que hacen. ¿De dónde provienen estos tabús? ¿De Dios? (No). ¿Por qué tienen que abstenerse de estas cosas? ¿Cómo saben que deberían prescindir de ellas? El motivo es que cierta gente las ha vivido, ha adquirido cierta experiencia y aprendido algunas lecciones al respecto, y las ha divulgado entre los demás. A partir de ahí, estas experiencias y estas lecciones circulan por todas partes y crean una especie de tendencia y todo el mundo comienza a vivir y actuar en consecuencia. ¿Cómo surgió esta tendencia? Si no sigues las reglas que imponen los espíritus malvados y los demonios impuros, te perturbarán, te trastornarán, alterarán tu vida normal y te forzarán a creer en la existencia de estos tabús y en que habrá consecuencias si los infringes. A lo largo de miles de años, la gente ha acumulado estas experiencias en su vida diaria, las ha transmitido de una generación a la siguiente y ha llegado a saber que existe una fuerza invisible que la controla de fondo y que debe prestarle atención. Por ejemplo, si no lanzas petardos durante el Año Nuevo chino, tu negocio no irá bien ese año. Otro ejemplo es que si enciendes la primera barra de incienso durante el Año Nuevo, todo irá bien ese año. La gente entiende a través de estas experiencias que debe creer en estas supersticiones y estos dichos que provienen de la cultura popular, y vive de esta manera generación tras generación. ¿Qué indican estos fenómenos? Que todas estas prohibiciones y estos tabús son experiencias que las personas han acumulado en la vida con el paso del tiempo y que son cosas que la gente tiene que hacer, que debe llevar a cabo porque hay ciertas fuerzas invisibles que lo controlan todo sigilosamente. A la larga, generación tras generación, la gente sigue estas reglas. Los que no creen en Dios deben seguir estas supersticiones y tradiciones para tener una vida relativamente tranquila dentro de los grupos sociales. Viven buscando paz, comodidad y alegría. Así pues, ¿por qué la gente que cree en Dios no tiene que seguir estas supersticiones y tradiciones? (Porque Él la protege). Dios las protege. Quienes creen en Dios lo siguen, y Él los lleva ante Su presencia y Su casa. Sin el permiso de Dios, Satanás no se atreve a hacerte daño. Aunque no acates sus reglas, no osará ponerte la mano encima. Sin embargo, Satanás puede manipular como quiera a los que no creen en Dios ni lo siguen. Para manipular a la gente, Satanás establece diversos dichos y reglas extrañas que debes seguir. Si no lo haces, te castigará. Por ejemplo, si no adoras al dios de la cocina el vigésimo tercer día del doceavo mes lunar, ¿acaso no habrá consecuencias? (Sí). Las habrá, y los incrédulos no se atreven a saltarse este ritual. Ese día también deben comer caramelo de sésamo para cerrar la boca del dios de la cocina y evitar que los delate en el cielo. ¿Cómo surgieron estas reglas y estos dichos supersticiosos? Detrás de todo esto está Satanás, que hace ciertas cosas que se transmiten a través de la tradición oral. En su raíz se originan en Satanás y en diversos demonios impuros, espíritus malvados y líderes endemoniados, que establecen estas reglas y hacen que la gente les preste atención para controlarla mediante estas reglas y dichos supersticiosos. Si no les haces caso, te atacan con fiereza y te castigan. Algunos no creen en estos dichos supersticiosos y siempre tienen la casa hecha un desastre. Cuando van a un templo budista para que les adivinen su fortuna, les dicen: “Cielo santo, has infringido tal y tal tabú. Debes picar la tierra que hay debajo de tu casa, ajustar la chimenea, cambiar los muebles y poner un talismán en el dintel de la puerta. Así, esos pequeños demonios no se atreverán a venir”. Lo que ocurre en realidad es que un demonio mayor ha refrenado al pequeño, de modo que este ya no te molestará más. De esta manera, la vida es mucho más tranquila. Al principio, esta persona no se lo creía, pero ahora, al verlo, dice: “¡Oh, Dios mío, realmente había un demonio pequeño que causaba muchos problemas!”. No tiene otra opción que creérselo. Los malvados controlan completamente a quienes no creen en Dios e intentan arreglárselas y sobrevivir en este mundo, sin derecho ni oportunidad de elegir por ellos mismos: tienen que creérselo. Por otro lado, para aquel que cree en Dios, si persistes en estos pensamientos y puntos de vista supersticiosos o tradicionales, o en cosas de la religión, si celebras sus fiestas, crees en sus dichos y continuas sus tradiciones, costumbres y actitudes ante la vida, y la alegría en tu existencia se basa en estos dichos, lo que le estás diciendo a Dios de forma implícita es: “No creo en Tus instrumentaciones ni quiero aceptarlas”, y del mismo modo implícito también indicas a los espíritus malvados, a los demonios impuros y a Satanás: “Vamos, creo en vuestros dichos y estoy dispuesto a cooperar con vosotros”. Vives bajo su poder debido a que desde la perspectiva de las diversas actitudes que mantienes, y de tus pensamientos, puntos de vista y prácticas, no aceptas la verdad, sino más bien te ajustas a los pensamientos y puntos de vista de los espíritus malvados, de los demonios impuros y de Satanás y pones en práctica dichos pensamientos y puntos de vista con tu manera de comportarte y actuar. Dado que estás dispuesto a vivir bajo su poder, a hacer bolas de masa hervida cuando te marchas de casa y a comer fideos al regresar, y a comer pasteles de arroz y pescado durante el Año Nuevo chino, entonces simplemente sígueles la corriente. No necesitas creer en Dios ni proclamar que crees en Él. Vayas donde vayas y hagas lo que hagas, sigues el modo de vida, los pensamientos y los puntos de vista que Satanás te ha inculcado, contemplas a las personas y las cosas, te comportas, actúas, vives y sobrevives según las nociones religiosas y lo que haces no tiene nada que ver con lo que Dios te ha enseñado ni con la verdad. Por tanto, eres verdaderamente un seguidor de Satanás. Puesto que lo sigues en el corazón, ¿por qué sigues sentado aquí? ¿Por qué sigues escuchando el sermón? ¿Acaso no se trata de un engaño? ¿Acaso no supone una blasfemia contra Dios? Dado que estás tan obsesionado con las tradiciones, las supersticiones y las nociones religiosas que Satanás inculca, dado que estás enredado en ellas y aún tienes vínculos persistentes con ellas, deberías dejar de creer en Dios. Deberías quedarte en el templo budista, quemar incienso, postrarte, echar las cosas a suertes y recitar las escrituras. No deberías quedarte en la casa de Dios, no eres digno de escuchar Sus palabras ni de aceptar Su dirección. Por tanto, puesto que proclamas que eres un seguidor de Dios, deberías desprenderte de estas tradiciones y supersticiones familiares y de las nociones religiosas. Incluso de tu forma básica de vivir: en la medida que tenga alguna relación con la tradición y la superstición, deberías desprenderte de ella y dejar de mantenerla. Lo que más detesta Dios es la tradición humana, las festividades, las costumbres y ciertas reglas para vivir que provienen de la cultura popular y la familia, tras las cuales hay determinadas interpretaciones. Por ejemplo, algunos deben poner un espejo en el dintel de la puerta al construir una casa y dicen que eso es para mantener a raya a los espíritus malvados. ¿Crees en Dios y sigues temiendo a los demonios al mismo tiempo? Si crees en Dios, ¿cómo es que los demonios todavía pueden acosarte tan fácilmente? ¿Crees verdaderamente en Dios? Durante el Año Nuevo chino, si algún niño dice algo desafortunado como “si me muero” o “si mi mamá muere”, inmediatamente dicen: “Bah, bah, bah, las palabras de un niño no pueden romper un tabú, las palabras de un niño no pueden romper un tabú”. Están muertos de miedo, asustados de que sus palabras se hagan realidad. ¿Qué temes? Aun en el caso de que se hicieran realidad, ¿no podrías aceptar esta realidad?, ¿podrías resistirte a ella? ¿Acaso no deberías admitirla como algo que proviene de Dios? No existen tabús con Él, solo cosas que se ajustan o no a la verdad. Como creyente en Dios, no deberías ceñirte a ningún tabú, sino más bien manejar estos asuntos según Sus palabras y los principios-verdad.

Hoy hablaremos de temas relacionados con cómo las familias condicionan las tradiciones, las supersticiones y la religión en la gente. Aunque es posible que no sepamos mucho de estas cuestiones, es suficiente para indicarte a través de la charla el tipo de actitud que deberías tener y cómo deberías enfocarla según las palabras y los principios de Dios. Como mínimo, deberías desprenderte de todo lo que esté relacionado con estos asuntos y no mantenerlo en el corazón ni como un modo de vida normal. Deberías procurar sobre todo desprenderte de ello y no permitir que te inquiete o te ate. No deberías juzgar tu vida, tu muerte, tu suerte y tu desgracia en función de todo esto y, desde luego, no deberías basarte en ello para afrontar ni elegir tu senda futura. Si ves un gato negro en la calle y te preguntas: “¿Hoy será un día desafortunado? ¿Ocurrirá alguna desgracia?”, ¿cómo es este punto de vista? (No es correcto). ¿Qué puede hacerte un gato? Aunque haya dichos supersticiosos al respecto, no tienen nada que ver contigo, de modo que no hace falta tener miedo. No hay que asustarse siquiera de un tigre negro, mucho menos de un gato negro. Todo está en manos de Dios y no deberías temer a Satanás ni a ningún espíritu malvado, qué decir de un gato negro. Si no tienes tabús en el corazón, solo persigues la verdad y crees que todo está en manos de Dios, aunque haya ciertos dichos sobre estos temas o te puedan acarrear una desgracia, no hace falta que te preocupes. Por ejemplo, un día oyes de repente a un búho ululando junto a tu cama. En el folclore chino se dice: “No tengas miedo del ululato del búho, teme su risa”. Este búho ulula y ríe, lo que hace que estés muerto de miedo y te afecta un poco en tu interior. Pero recapacitas un momento: “Lo que tenga que ocurrir, pasará y lo que no, Dios no lo permitirá. Estoy en Sus manos, igual que todo lo demás. No tengo miedo de esto ni me afecta. Viviré como debería hacerlo, perseguiré la verdad, practicaré las palabras de Dios y me someteré a todas Sus instrumentaciones. ¡Esto no puede cambiar nunca!”. Si nada puede inquietarte, entonces eso es lo correcto. Si algún día tienes una pesadilla, pierdes los dientes, se te cae el pelo, se te rompe un tazón, te ves muerto y cualquier otra cosa mala imaginable sucede simultáneamente en ese sueño, si ninguna de estas situaciones es un buen presagio para ti, ¿cómo reaccionarás? ¿Te sentirás deprimido? ¿Te alterarás? ¿Te verás afectado? En el pasado, puede que te hayas sentido mal durante un mes o dos, sin que nada ocurriera finalmente, de modo que podías suspirar aliviado. Pero ahora solo sientes un ligero malestar y tu corazón se tranquiliza rápidamente tan pronto piensas que todo está en manos de Dios. Compareces ante Él con una actitud sumisa y esto es correcto. Aun en el caso de que estos malos augurios llevaran realmente a que ocurriera algo malo, hay una manera de resolverlo. ¿Cómo? ¿Acaso no están también las cosas malas en manos de Dios? Sin Su permiso, Satanás y los diablos no pueden tocarte siquiera un pelo. No tienen capacidad para decidir, sobre todo en cuestiones relativas a la vida y la muerte. Sin el permiso de Dios, estos asuntos mayores y menores no sucederán. Por tanto, no importan los fenómenos malos que presencies en un sueño una noche, o cualquier cosa inusual que sientas en el cuerpo, no te preocupes, no te incomodes y, desde luego, no pienses en evitar o rechazar nada de todo esto ni de resistirte a ello. No intentes recurrir a métodos humanos como utilizar muñecas vudú, hacer sesiones espiritistas, echar las cosas a suertes, pedir que te predigan el futuro o buscar información en internet para evitar estos riesgos. No hace falta nada de todo esto. Es posible que tu sueño indique que algo malo pasará de verdad, como que vayas a la quiebra, que caiga el valor de tus acciones, que otros tomen las riendas de tu negocio, que oficiales del gobierno te arresten durante una reunión, que te denuncien mientras divulgas el evangelio, etcétera. ¿Y qué más da? Todo está en manos de Dios; no tengas miedo. No te preocupes ni te aflijas ni tengas miedo de cosas malas que todavía no han ocurrido y, por supuesto, no te resistas ni te opongas a que suceda cualquier cosa mala. Haz lo que debería hacer un ser creado, cumple tus responsabilidades y obligaciones como ser creado y toma la posición y la perspectiva que un ser creado debería adoptar: esta es la actitud que todo el mundo debería tener al afrontar las cosas; es decir, aceptar y someterse a Sus instrumentaciones, y confiar todo en ellas sin quejarse. De esta manera, cualquier dicho religioso, tradicional o supersticioso, o cualquier consecuencia posterior no supondrán ningún problema para ti ni causarán ninguna alteración; te liberarás verdaderamente del poder de Satanás, de sus pensamientos y de la influencia de la oscuridad, sin que nada de todo esto te pueda controlar. Las palabras de Dios conquistarán y ganarán tu pensamiento, tu alma y todo tu ser. ¿Acaso no es esto la libertad? (Sí). Es la libertad completa, vivir liberado y libre, con la semejanza de un humano. ¡Es fantástico!

Este es básicamente el contenido de la charla de hoy. Ciertos tabús en los hábitos de la vida cotidiana, como qué no hay que comer al tener ciertas enfermedades o el hecho de que algunos no puedan ingerir comida picante porque suelen tener excesivo ardor de estómago, no están relacionados con cómo se comporta uno ni con ningún pensamiento y punto de vista, y mucho menos con la senda que uno elige. Todas estas cuestiones son ajenas a nuestra charla. El tema de nuestra plática relacionado con el condicionamiento familiar tiene que ver con los pensamientos y puntos de vista de la gente, con su forma de vida normal y sus reglas para vivir, así como con sus pensamientos, puntos de vista, posiciones y perspectivas sobre diversas cosas. Al resolver estos pensamientos, puntos de vista y actitudes incorrectos en todos los aspectos, lo siguiente que deben hacer las personas para entrar es buscar y aceptar pensamientos, puntos de vista, actitudes y perspectivas sobre las cosas que sean correctos. Bien, hasta aquí llega el tema de la charla de hoy. ¡Adiós!

25 de marzo de 2023

Notas al pie:

a. Tai Sui es la forma abreviada del dios Tai Sui. En la astrología china, Tai Sui significa el dios guardián del año. Tai Sui gobierna todas las fortunas de un año en particular.

b. El texto original no contiene la frase “significa enriquecerse sin cesar, y cuya pronunciación en mandarín es similar a los números 1, 6 y 8”.

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