1 Algunas personas han sido expulsadas por ser reacias a dejar su apego al mundo. Vagan durante años antes de volver a la casa de Dios. De esta manera, tienen la esperanza de alcanzar la salvación. Esto es inusual y valioso. Independientemente de cómo actúe Dios, de cómo trate, aborrezca o deteste a las personas, si llega un momento en el que pueden dar un giro, tendré un gran consuelo, ya que esto significará que siguen teniendo un pequeño espacio para Dios en su corazón, que no han perdido por completo la razón humana ni la humanidad, que siguen queriendo creer en Dios, y que por lo menos tienen alguna intención de reconocerlo y de volver a Él. Independientemente de quién se vaya de la casa de Dios, si regresa y esta familia sigue estando en su corazón, entonces tendré cierto apego sentimental y algo de consuelo. Sin embargo, si nunca regresan, será una pena. Si pueden volver y empezar a creer sinceramente en Dios, Mi corazón se llenará especialmente de satisfacción.

2 En la Era de la Gracia, Jesús mostró compasión y gracia a los seres humanos. Si se perdía una oveja de cien, dejaba a las noventa y nueve y buscaba a esa. Esta frase no describe una especie de método mecánico; no es una regla, sino que muestra la intención urgente de Dios de llevar la salvación a las personas, así como Su profundo amor por ellas. El amor de Dios por los seres humanos no es una forma de hacer las cosas, sino que es un tipo de carácter y mentalidad. Así pues, por muchas debilidades o ideas equivocadas que tengan las personas, si al final pueden comprender la verdad, ganar conocimiento y dar un giro, entonces me sentiré especialmente consolado. En este mundo de alegría y esplendor, y en esta era malvada, ser capaz de mantenerse firme, reconocer a Dios y volver al camino correcto son cosas que pueden proporcionar bastante consuelo y emoción.

Adaptado de La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte