Cómo resolver las tentaciones y la esclavitud del estatus

A la humanidad corrupta le encanta la reputación y el estatus. Todos persiguen el poder. Vosotros que actualmente sois líderes y obreros, ¿no sentís que hacéis valer vuestro título o jerarquía en vuestras acciones? También lo hacen los anticristos y falsos líderes, que se creen funcionarios de la casa de Dios, que están por encima de los demás y son superiores al resto. Si no tuvieran títulos oficiales y jerarquía, no llevarían una carga en el cumplimiento de su deber y no lo abordarían con seriedad. Todo el mundo considera que ser líder y obrero es lo mismo que ser funcionario, y todos están dispuestos a actuar con tal. Bajo una mirada favorable, a esto se lo llama seguir una carrera, pero bajo un mirada menos agradable, a esto se lo denomina dedicarse a los propios asuntos. Se trata de establecer un reino independiente a fin de satisfacer las ambiciones y los deseos propios. Al final, ¿es bueno o malo tener estatus? A ojos de los hombres, es bueno. Cuando tienes un título oficial, hablas y actúas de manera diferente. Tus palabras tienen peso y las gente les hace caso. Te adulan, marchan frente a ti vociferando y apoyándote desde detrás. Pero sin tu estatus y tus títulos, harían oídos sordos a tus palabras. Aunque tus palabras sean ciertas, repletas de buen juicio y beneficiosas para las personas, nadie te hará caso. ¿Qué demuestra esto? Que todos los hombres veneran el estatus. Todos tienen ambiciones y deseos. Todos buscan que los demás los idolatren y les encanta manejar los asuntos desde un lugar de estatus. ¿Se puede lograr el bien desde un lugar de estatus? ¿Pueden hacer cosas que sean beneficiosas para la gente? No es seguro. Depende de la senda que tomes y de cómo trates al estatus. Si no buscas la verdad, sino que siempre quieres ganarte el favor ajeno, y deseas satisfacer tus propias ambiciones y deseos y tu anhelo de estatus, entonces caminas por la senda de los anticristos. ¿Puede alguien que camina por la senda de los anticristos ajustarse a la verdad en su búsqueda y en el cumplimiento del deber? De ninguna manera. Esto se debe a que la senda que uno escoge lo determina todo. Si uno elige la senda equivocada, todos sus esfuerzos, su cumplimiento del deber y su búsqueda de ninguna manera se ajustan a la verdad. ¿Qué es lo que está en desacuerdo con la verdad en ellos? ¿En pos de qué actúan? (Del estatus). ¿Qué exhiben todas las personas que hacen cosas en aras del estatus? Algunos dicen: “Siempre expresan palabras de doctrina, nunca comparten la realidad verdad, siempre alardean, siempre hablan en beneficio propio, nunca exaltan ni dan testimonio de Dios. Las personas que muestran tales cosas actúan en aras del estatus”. ¿Es esto correcto? (Sí). ¿Por qué dicen palabras de doctrina y alardean? ¿Por qué no exaltan a Dios y dan testimonio de Él? Porque en sus corazones solo están el estatus y la reputación y la ganancia; Dios está totalmente ausente. Tales personas idolatran especialmente el estatus y la autoridad. Su reputación y la ganancia son de enorme importancia para ellos; su reputación, ganancia y estatus se han convertido en su vida. Dios está ausente de sus corazones, no temen a Dios, y mucho menos le obedecen. Lo único que hacen es exaltarse y dar testimonio sobre sí mismos, alardear para ganarse la admiración de los demás. Así, suelen presumir de lo que han hecho, de lo mucho que han sufrido, de cómo han satisfecho a Dios, de lo pacientes que han sido cuando se les ha tratado, todo para ganarse la simpatía y la admiración de la gente. Estas personas son del mismo tipo que los anticristos, caminan por la senda de Pablo. ¿Y al final cómo acaban? (Se convierten en anticristos y son descartados). ¿Saben estas personas que les espera tal desenlace? (Sí, lo saben). ¿Lo saben? Si lo saben, ¿por qué siguen actuando de ese modo? De hecho, no lo saben. Creen que sus acciones son buenas y correctas. Jamás indagan en sí mismos para descubrir cuál de las cosas que hacen implican oponerse a Dios o disgustarlo, o cuáles encubren cierta intención, o cuál es la senda por la que van. Tales cosas siempre escapan a su escrutinio.

Como líderes y obreros, ¿habéis meditado alguna vez sobre estas cuestiones?: la comisión que Dios me confió es especial, no es el deber común de un seguidor corriente. Este deber implica una responsabilidad especial y tiene especial importancia. Así pues, al cumplir con este deber especial y hacerme cargo de esta responsabilidad, ¿qué senda debería tomar para ajustarme a la voluntad de Dios, o al menos para evitar que Él me aborrezca? ¿Cómo debería buscar a fin de ser perfeccionado por Dios y evitar ser descartado tras tomar la senda de los anticristos? ¿Habéis considerado estas cuestiones alguna vez? (Sentí que Dios me había enaltecido cuando comencé a servir como líder y obrero. Si bien sabía que debía buscar la verdad y cumplir bien mi deber, debido a mi naturaleza arrogante, no pude evitar ir siempre en pos de la reputación y el estatus. Tras reconocerlo, pude orar a Dios y buscar pasajes pertinentes de Sus palabras para encontrar una solución. En ese momento fui capaz de cambiar de rumbo en cierta medida, pero esta situación se iba a repetir en lo sucesivo y, a pesar de odiarme por dentro, fue difícil resolver este problema por completo). No puedes controlar tus pensamientos e ideas, y tu ambición y deseo de ir en pos de la reputación y el estatus también están fuera de tu control. Esto demuestra que en tu interior se ha arraigado un carácter corrupto. No se trata de un estado de ánimo pasajero o de una emoción momentánea, y tampoco es algo que te impongan los demás. No necesitas que te lo enseñe nadie; es la inclinación natural de tus pensamientos y el curso natural de tus actos. Es tu naturaleza. Las cosas inherentes a la propia naturaleza son las menos susceptibles a cambiar. Con una naturaleza satánica, por tanto, cuando la gente adquiere estatus está en peligro. ¿Y qué habría que hacer? ¿Acaso no tiene una senda que seguir? Una vez que han caído en esa peligrosa situación, ¿no hay vuelta atrás para ellos? Dime, en cuanto las personas corruptas adquieren estatus —independientemente de quiénes sean— ¿se vuelven anticristos? ¿Es totalmente cierto esto? (Si no buscan la verdad, entonces se convertirán en anticristos, pero si lo hacen, entonces eso no ocurrirá). Así es: si las personas no buscan la verdad, seguro que se convierten en anticristos. Y todas aquellas que caminan por la senda de los anticristos, ¿acaso lo hacen por el estatus? No, lo hacen principalmente porque no tienen amor por la verdad, porque no son gente correcta. Tengan o no estatus, todos los que no buscan la verdad caminan por la senda de los anticristos. Sin importar cuántos sermones hayan oído, dichas personas no aceptan la verdad, no caminan por la senda correcta, sino que están decididas a avanzar hacia la senda sinuosa. Esto es parecido a la forma como las personas comen: algunas no consumen alimentos que puedan alimentar su cuerpo y mantener una existencia normal, sino que, en su lugar, insisten en consumir cosas que les hacen daño y al final se tiran piedras a su propio tejado. ¿No es esto su propia decisión? Tras su descarte, algunos líderes y obreros difunden nociones: “No seas líder y no te permitas ganar estatus. Las personas están en peligro en el instante en el que adquieren algo de estatus ¡y Dios las expondrá! Una vez que sean expuestas, ni siquiera estarán calificadas para ser creyentes comunes y no recibirán bendición alguna”. ¿Qué clase de palabras son esas? En el mejor de los casos, representan un entendimiento incorrecto de Dios; en el peor, son una blasfemia contra Él. Si no vas por la senda correcta, no buscas la verdad ni sigues el camino de Dios, sino que te empeñas en ir por el camino de los anticristos y terminas en la senda de Pablo, con lo que acabas obteniendo el mismo resultado, el mismo final que Pablo, e igualmente culpas a Dios y lo juzgas injusto, ¿no eres el auténtico producto de un anticristo? ¡Semejante conducta recibe maldición! Cuando la gente no comprende la verdad, vive siempre según sus nociones y fantasías, suele malinterpretar a Dios y cree que los actos de Dios contradicen sus nociones, lo que produce en ella emociones negativas; esto sucede porque la gente tiene un carácter corrupto. Dice cosas negativas y resentidas porque su fe es excesivamente ínfima, su estatura demasiado pequeña, y porque comprende muy pocas verdades; todo ello es perdonable y Dios no lo recuerda. Sin embargo, hay quienes no caminan por la senda correcta, que, en concreto, caminan por la que conduce a engañar, resistirse, traicionar y combatir a Dios. Estas personas son finalmente castigadas y maldecidas por Dios y se sumen en la perdición y la aniquilación. ¿Por qué llegan a este extremo? Porque nunca han hecho introspección ni se han conocido a sí mismas, porque no aceptan la verdad en absoluto, porque son imprudentes y caprichosas y se niegan obstinadamente a arrepentirse, e incluso porque se quejan de Dios tras ser reveladas y descartadas alegando que Dios no es justo. ¿Podrían salvarse estas personas? (No). No podrían. Entonces, ¿acaso todos los puestos en evidencia y descartados carecen de esperanzas de salvación? No puede decirse que no tengan absolutamente ninguna esperanza de redención. Hay quienes comprenden muy pocas verdades y son jóvenes e inexpertos; son aquellos que, una vez que llegan a líderes u obreros y tienen estatus, se dejan dirigir por su carácter corrupto, van en pos del estatus y gozan de él, con lo que, naturalmente, caminan por la senda de los anticristos. Si, revelados y juzgados, son capaces de hacer introspección y se arrepienten de verdad, abandonando la maldad como el pueblo de Nínive y dejando de caminar por la senda del mal como hacían antes, todavía tienen la oportunidad de salvarse. No obstante, ¿cuáles son las condiciones de dicha oportunidad? Que deben arrepentirse sinceramente y ser capaces de aceptar la verdad. Si lo son, todavía tienen esperanza. Si son incapaces de hacer introspección, no aceptan la verdad en absoluto y no tienen intención de arrepentirse sinceramente, serán descartados por completo.

La palabra “estatus” no es ni una prueba ni una tentación en sí misma. Depende de cómo trate la gente al estatus. Si consideras la tarea de liderazgo como tu deber, como una responsabilidad que debes cumplir, el estatus no te limitará. Si la aceptas como un título o un puesto oficial, estarás en problemas y, de seguro, te derrumbarás. ¿Cuál es entonces la mentalidad que uno debería adoptar al convertirse en líder y obrero de la iglesia? ¿En qué debería centrarse tu búsqueda? Debes tener una senda. Si no buscas la verdad y no cuentas con una senda de práctica, tu estatus se convertirá en tu trampa y te desplomarás. Algunas personas son diferentes una vez que adquieren estatus, y cambian de mentalidad. No saben cómo vestirse, cómo hablar con los demás, qué tono adoptar, como relacionarse con la gente o qué expresiones utilizar. En consecuencia, comienzan a crear una imagen de sí mismos. ¿No es eso una perversión? Algunos se fijan en los peinados de los incrédulos, las prendas que visten y las cualidades de su oratoria y postura. Los imitan y siguen el rumbo que toman los incrédulos. ¿Es eso positivo? (No, no lo es). ¿Qué sucede aquí? Si bien estas parecen ser prácticas superficiales, en realidad son una especie de búsqueda. Son una imitación. Este no es el camino correcto. Ya podéis distinguir lo correcto de lo incorrecto en estas imágenes y estos disfraces evidentes, pero ¿podéis rechazar y darle la espalda a lo incorrecto? (Sí, somos conscientes de ello). Esta es vuestra estatura actual. Cuando estas ideas son nuevas en vuestro corazón, podéis discernirlas e identificarlas. Si tenéis la motivación de perseguir el estatus, podéis moderar este deseo vosotros mismos, así que no seréis como un fanático obsesionado que persigue a su ídolo como una bestia que ha perdido la razón. Subjetivamente, puedes discernir tales ideas e identificarlas. Puedes renunciar a la carne sin ninguna tentación cuando no estás rodeado de gente. Pero ¿qué sucedería si la gente te siguiera, te rodeara, se ocupara de tus necesidades diarias, te alimentara y vistiera y satisficiera cada una de tus necesidades? ¿Qué sentimientos surgirían en tu corazón? ¿Acaso no disfrutarías de los beneficios del estatus? ¿Seguirías siendo capaz de renunciar a la carne? Cuando la gente se reúne a tu alrededor, cuando te rodea como si fueras una estrella, ¿cómo manejarías tu estatus? ¿Puedes indagar en tu corazón para encontrar las cosas que hay en tu conciencia, es decir, las cosas que existen en medio de tus pensamientos e ideas: valorar el estatus, disfrutarlo, ambicionarlo o incluso enamorarte del él? ¿Puedes reconocerlas? Si puedes examinar tu corazón y reconocer estas cosas presentes en él, ¿podrías renunciar a la carne en esa situación? Si no tienes la voluntad de practicar la verdad, no le darás la espalda a esas cosas. Las disfrutarás y te deleitarás con ellas. Rebosante de autocomplacencia, dirás: “Es realmente maravilloso tener estatus como creyente en Dios. Como líder y obrero, todo el mundo hace lo que yo digo. Qué gran sensación. Yo soy el que conduce y riega a estas personas. Ahora ellos me obedecen a mí. Si yo digo que hagan tal cosa, nadie hace tal otra. Si les digo que oren, nadie se atreve a cantar. Eso es todo un logro”. Entonces habrás comenzado a disfrutar de los beneficios del estatus. ¿Qué será el estatus para ti? (Veneno). Y si bien es veneno, no tienes que tenerle miedo. Es precisamente en esta situación que tienes que tener la búsqueda y los métodos de práctica correctos. A menudo, cuando la gente tiene estatus pero su trabajo aún no ha logrado resultados, dice: “No disfruto del estatus ni de todo lo que me aporta”. Sin embargo, una vez que su trabajo tiene cierto éxito y sienten que su estatus está a resguardo, pierden la razón y gozan de los beneficios que el estatus genera. ¿Crees que, solo porque sabes reconocer la tentación, puedes renunciar a la carne? ¿Realmente tienes tal estatura? Lo cierto es que no. Tu reconocimiento y tu renuncia se logran solo a través de la conciencia humana y la racionalidad mínima del hombre. Son ellas las que te dicen que no actúes así. Es el estándar de conciencia y la poca racionalidad que obtienes por haber encontrado la fe en Dios los que te ayudan o te mantienen alejado de la senda equivocada. ¿Cuál es el contexto de esto? Que cuando amas el estatus pero aún no lo has logrado, es posible que aún poseas un poco de conciencia y razón. Estas palabras todavía pueden controlarte y hacer que te des cuenta de que gozar de estatus no es bueno y no se ajusta a la verdad, que no es el camino correcto y supone oponerse a Dios y disgustarlo. Así, puedes abandonar la carne a conciencia y renunciar a gozar del estatus. Puedes renunciar a la carne cuando no tienes logros ni méritos que exhibir, pero una vez que has hecho una labor meritoria, ¿te controlarán tu sentido de la vergüenza, tu conciencia, tu racionalidad y tus conceptos morales? El pequeño estándar de conciencia que posees no se acerca para nada al de un corazón que teme a Dios, y tu poca fe no te servirá de nada. Así pues, ¿es ese poco de conciencia que actualmente posees equivalente a la realidad verdad? Por supuesto que no. Y dado que no es la realidad verdad, de lo que eres capaz no puede ser nada más que aquello que proviene de las limitaciones de la conciencia y la racionalidad humanas. Como actualmente no tenéis la realidad de las palabras de Dios como vuestra vida, ¿qué será de vosotros una vez que tengáis estatus y títulos oficiales? ¿Iréis por la senda de los anticristos? (Eso es incierto). Este es el momento de mayor peligro. ¿Podéis verlo con claridad? Decidme, ¿es peligroso ser líder y obrero? (Sí). Conociendo el peligro, ¿aún estáis dispuestos a cumplir con este deber? (Sí). Esta disposición a cumplir con el deber es la voluntad humana, y es algo positivo. No obstante, esta cosa positiva, por sí misma, ¿te permitirá poner en práctica la verdad? ¿Serás capaz de renunciar a los anhelos de la carne? Al amparo de las buenas intenciones humanas y de la voluntad humana, y al amparo de los deseos e ideales humanos, ¿serás capaz de cumplir tu voluntad? (No). Entonces debes meditar sobre lo que has de hacer para que tus deseos, tus ideales y tu voluntad se hagan realidad y se conviertan en tu verdadera estatura. Eso realmente no supone un gran problema. El verdadero problema es que, en vista del estado y la estatura actuales del hombre, y dadas las cualidades de la humanidad, este está lejos de satisfacer las condiciones de la aprobación de Dios. Vuestra personalidad humana no tiene más que un poco de conciencia y razón, no la voluntad de buscar la verdad. Cuando cumples con el deber, es posible que desees no ser descuidado o superficial ni tratar de engañar a Dios, pero lo harás. Dado vuestro estado y estatura actuales y reales, ya os encontráis en un lugar peligroso. ¿Seguiríais sosteniendo que es peligroso tener estatus, pero que no tenerlo significa estar seguros? De hecho, carecer de estatus también es peligroso. Mientras vivas con un carácter corrupto, estás en peligro. Ahora bien, ¿es cierto que solo es peligroso ser líder, mientras que quienes no lo son están a salvo? (No). Si no eres una persona que busca la verdad y no posees la más mínima realidad verdad, estás en peligro ya sea que seas líder o no. Así pues, ¿cómo deberías buscar la verdad para eludir este peligro? ¿Habéis considerado esta cuestión? Si solo tienes un deseo menor y simplemente sigues ciertas reglas, ¿servirá eso? ¿De verdad puedes escapar del lugar de peligro de esta manera? Tal vez funcione a corto plazo, pero es difícil saber qué sucederá a largo plazo. Entonces, ¿qué se debe hacer? Algunos dicen que lo mejor es buscar la verdad. Eso es totalmente correcto, ¿pero de qué manera se la debe buscar para entrar en la realidad verdad? ¿Cómo puede crecer la vida del hombre? Nada de esto es sencillo. En primer lugar, debes entender la verdad, y luego debes ponerla en práctica. Siempre y cuando uno comprenda la verdad, la mitad de estos problemas ya están resueltos. Podrá reflexionar sobre su estado y verlo con nitidez. Percibirá el peligro en el que vive. Será capaz de poner en práctica la verdad de manera proactiva. Esa práctica naturalmente conduce a obedecer a Dios. ¿Está una persona que obedece a Dios fuera de peligro? ¿De verdad necesitas que lo responda? Quienes de verdad obedecen a Dios dejarán de rebelarse contra Él y de oponerse a Él, y mucho menos lo traicionarán. Su salvación está garantizada. ¿Acaso no está tal persona totalmente fuera de peligro? Por tanto, la mejor manera de resolver los problemas es ser serio con la verdad y dedicar esfuerzo a ella. Una vez que la gente haya comprendido realmente la verdad, se solucionarán todos los problemas.

Para vosotros, ¿qué tiene de especial ser líder y obrero? (Asumir mayor responsabilidad). La responsabilidad es parte de ello. Esto es algo de lo que todos sois conscientes, ¿pero cómo podéis cumplir bien con vuestras responsabilidades? ¿Por dónde comenzáis? Cumplir bien con esta responsabilidad es, a decir verdad, cumplir bien con el propio deber. La palabra “responsabilidad” puede sonar como si eso tuviera algo de especial, pero al analizarlo, en definitiva, se trata del propio deber. Para vosotros, no resulta fácil cumplir bien con vuestro deber, porque hay muchas cosas frente a vosotros que os obstaculizan, cosas tales como la barrera del estatus, que es la más difícil de derribar. Si no tienes ningún estatus y no eres más que un creyente común, es posible que enfrentes menos tentaciones y te será más fácil cumplir bien con el deber. Puedes llevar una vida espiritual a diario, como lo hace la gente común, comer y beber de las palabras de Dios, compartir la verdad y cumplir bien con tus deberes. Con eso basta. Si tienes estatus, no obstante, en primer lugar debes superar el obstáculo que este representa. Primero debes superar esta prueba. ¿Cómo puedes derribar esta barrera? Esto no es sencillo para la gente común, porque las actitudes corruptas están profundamente arraigadas en el hombre. Todos viven con un carácter corrupto y están esencialmente enamorados de la búsqueda de reputación, ganancia y estatus. Tras finalmente adquirir estatus con tanta dificultad, ¿quién no gozaría de sus beneficios al máximo? Si amas la verdad de corazón y tienes al menos un poco de temor a Dios, manejarás tu estatus con cuidado y precaución, al tiempo que serás capaz de buscar la verdad al cumplir con el deber. Así, la reputación, la ganancia y el estatus no tendrán lugar en tu corazón ni obstaculizarán el cumplimiento de tu deber. Si tu estatura es demasiado escasa, debes orar a menudo, controlarte con las palabras de Dios. Tendrás que encontrar la manera de hacer ciertas cosas o evitar a conciencia determinados entornos y tentaciones. Por ejemplo, supongamos que eres líder. Cuando estás en compañía de varios hermanos y hermanas corrientes, ¿no pensarán que, en cierto modo, eres superior a ellos? La humanidad corrupta lo vería así, y eso ya supone una tentación para ti. ¡No se trata de una prueba, sino de una tentación! Si tú también te crees superior a ellos, eso es muy peligroso, pero si los ves como tus pares, tu mentalidad es normal y no te perturbarán las actitudes corruptas. Si piensas que, siendo el líder, tu estatus es mayor que el de ellos, ¿cómo te tratarán? (Admirarán al líder). Te respetarán y admirarán, ¿y nada más? No. Tendrán que hablar y actuar conforme a ello. Por ejemplo, si contraes un resfriado y un hermano o una hermana corrientes también, ¿a quién cuidarán primero? (Al líder). ¿No es eso tener preferencia? ¿Acaso no es ese uno de los beneficios del estatus? Si tienes un conflicto con algún hermano o hermana, ¿te tratarán de manera justa debido a tu estatus? ¿Se pondrán del lado de la verdad? (No). Estas son las tentaciones que enfrentas. ¿Puedes evitarlas? ¿Cómo deberías abordarlo? Si alguien te trata mal, quizá esa persona te desagrade y pienses en atacarla, excluirla y vengarte de ella, cuando de hecho no tiene nada de malo. Por otro lado, algunos pueden adularte, y no solo es posible que no lo objetes, sino que, de hecho, lo disfrutes. ¿No es preocupante? ¿No empezarías de inmediato a promover y formar a tu adulador para que se convierta en tu confidente y haga lo que tú dices? Si hicieras eso, ¿en qué senda estarías? (La senda de los anticristos). Si caes en estas tentaciones, estás en peligro. ¿Es bueno tener gente alrededor de ti todo el día? He oído que algunas personas, tras convertirse en líderes, no hacen su propio trabajo ni resuelven problemas prácticos. En cambio, en lo único que piensan es en los placeres de la carne. En ocasiones incluso comen comidas preparadas especialmente para ellos, mientras hacen que otros les laven su ropa sucia. Transcurrido un tiempo, terminan siendo puestos en evidencia y descartados. ¿Qué deberíais hacer cuando enfrentéis algo así? Si tienes estatus, la gente te adulará y te tratará con consideración especial. Si puedes superar y rechazar estas tentaciones y seguir tratando a la gente de forma justa, independientemente de cómo te traten, eso demuestra que eres una persona correcta. Si tienes estatus, algunos te admirarán. Estarán siempre alrededor de ti, adulándote y halagándote. ¿Puedes poner fin a eso? ¿Cómo deberíais manejar tales situaciones? Cuando no necesitáis que nadie os cuide, pero alguien os ofrece su ayuda y os complace, tal vez os regocijéis en secreto, pues pensáis que tener estatus os hace diferentes y que el trato especial debe disfrutarse al máximo. ¿No suceden tales cosas? ¿No es un problema real? Cuando te suceden esas cosas, ¿te lo reprocha tu corazón? ¿Sientes asco y repulsión? Si alguien no siente asco y repulsión, no lo rechaza, y por dentro no siente reproche ni culpa, sino que, por el contrario, le encanta disfrutar de tales cosas pues siente que es bueno tener estatus, ¿tiene conciencia esa persona? ¿Posee razonamiento? ¿Es alguien que busca la verdad? (No). ¿Qué demuestra esto? Que se anhelan los beneficios del estatus. Si bien eso no te cataloga de anticristo, ya has comenzado a recorrer la senda de los anticristos. Cuando te acostumbras a gozar de un trato especial, si, algún día, ya no puedes recibirlo, ¿no te enfadarás? Si algunos hermanos y hermanas son pobres y no tienen dinero para alojarte, ¿serás justo con ellos? Si te dicen algo cierto que te desagrada, ¿usarás tu poder en su contra y meditarás sobre cómo castigarlos? ¿Sentirás disgusto al verlos y desearás darles una lección? Una vez que estos pensamientos surgen en ti, no estás lejos de cometer el mal, ¿no es así? ¿Es fácil que la gente recorra la senda de los anticristos? ¿Es sencillo convertirse en anticristo? (Sí). ¡Es muy indignante! Como líderes y obreros, si no buscáis la verdad en todas las cosas, estáis yendo por la senda de los anticristos.

Algunos no entienden la obra de Dios y no saben cómo ni a quién Él salva. Ven que toda la gente tiene el carácter de los anticristos y puede recorrer la senda de estos, y, así, sienten que tales personas no deben de tener esperanza de salvación. Al final, todos serán juzgados de anticristos. No pueden ser salvados y todos deben perecer. ¿Son correctas tales ideas y puntos de vista? (No). Así pues, ¿cómo debe resolverse este problema? En primer lugar, debes comprender la obra de Dios. Es al hombre corrupto a quien Dios salva. El hombre corrupto puede recorrer la senda de los anticristos y oponerse a Dios. Es por eso que requiere de Su salvación. ¿Y cómo se puede lograr que un hombre siga sinceramente a Dios, en vez de ir por la senda de los anticristos? Debe entender la verdad, reflexionar y conocerse, conocer su carácter corrupto y su naturaleza satánica. Luego, debe seguir por buscar la verdad y resolver su carácter corrupto. Solo así puedes asegurarte de no ir por la senda de los anticristos, evitar convertirte en uno tú mismo y en aquello que Dios detesta y rechaza. Dios no obra de maneras sobrenaturales. En cambio, indaga en lo profundo del corazón de la gente. Si siempre disfrutas de los beneficios del estatus, Dios no hará más que reprenderte. Hará que seas consciente de este error para que te examines y sepas que esto no se ajusta a la verdad y no complace a Dios. Si puedes llegar a entender esto, y examinarte y conocerte a ti mismo, no tendrás dificultad para resolver el problema. Pero si vives en ese estado durante un tiempo prolongado, y gozas siempre de los beneficios del estatus, omites orar a Dios o examinarte y no buscas la verdad, entonces Dios no hará nada. Te abandonará, para que no sientas que Él está contigo. Dios hará que te des cuenta de que, de seguir así, sin duda te convertirás en lo que Él detesta. Dios te hará saber que esta senda es equivocada, que tu estilo de vida es incorrecto. El objetivo de Dios al hacer que la gente sea consciente de ello es que esta sepa qué acciones están bien y cuáles están mal, para que pueda tomar de decisión correcta. Sin embargo, que uno sea capaz de optar por recorrer la senda correcta depende de su fe y cooperación. Cuando Dios hace estas cosas, te guía para que entiendas la verdad, pero, más allá de eso, Él te da la posibilidad de elegir, y eso se resume en si vas por la senda correcta. Dios jamás se te impone. Nunca te controla por la fuerza ni te ordena hacer algo, para que hagas esto o aquello. Dios no actúa así. Te permite elegir libremente. En tales momentos, ¿qué se debería hacer? Cuando te das cuenta de que lo que estás haciendo está mal, que tu estilo de vida es incorrecto, ¿puedes pasar de inmediato a practicar de acuerdo con los métodos correctos? Eso sería muy difícil. Hay que dar la batalla en ello, porque las cosas que el hombre ama son la filosofía y la lógica de Satanás, las cuales se oponen a la verdad. En ocasiones, sabes qué sería lo correcto y qué lo incorrecto, y por dentro estás en conflicto. En esa lucha, debes orar con frecuencia, dejar que Dios te guíe y te reprenda, para que seas consciente de las cosas que no deberías hacer. Luego, apártate, rechaza y evita tales tentaciones de manera activa. Esto requiere de tu cooperación. Durante la batalla, seguirás cometiendo errores, y es fácil tomar la senda equivocada. Si bien puedes elegir la dirección correcta en tu interior, no es seguro que tomes la senda correcta. ¿Acaso no son así las cosas realmente? En un descuido momentáneo, tomarás la senda equivocada. ¿Qué significa “un descuido momentáneo”? Significa que la tentación es demasiado grande. Para ti, esto puede sintetizarse en cuestiones de imagen, o tu estado de ánimo, o cierto contexto o situación especiales. El factor más grave es, de hecho, tu carácter corrupto, el cual te domina y te controla. Esto es lo que te dificulta seguir la senda correcta. Tal vez tengas algo de fe, pero sigues tironeado y vapuleado de un lado a otro por las circunstancias. No será sino hasta que recibas la poda y el trato, hasta que seas castigado y disciplinado, hasta que tu senda esté plagada de obstáculos y no veas por dónde ir, que te darás cuenta de que la búsqueda de reputación, ganancia y estatus no es el camino correcto, sino algo que Dios desprecia y maldice, que el único camino adecuado en la vida es recorrer la senda que Dios exige, y que si no tienes la determinación de recorrer esta senda, serás descartado por completo. ¡La gente no lo entiende hasta que es demasiado tarde! Sin embargo, en el transcurso de esta batalla, si un hombre tiene mucha fe, una fuerte determinación de cooperar, y la voluntad de buscar la verdad, le resultará más sencillo superar estas tentaciones. Si tu debilidad vital es una preocupación particular por la dignidad y el amor al estatus, la codicia de reputación y ganancia y los placeres de la carne, y tu sufrimiento en estas áreas es especialmente intenso, te será difícil salir victorioso. ¿Qué significa esto, que te será difícil salir victorioso? Significa que te costará elegir la senda de la búsqueda de la verdad, así que, en cambio, tal vez escojas la senda incorrecta, con lo que harás que Dios te desprecie y te abandone. Sin embargo, si siempre eres cuidadoso y prudente, y a menudo puedes ir ante Dios para ser reprendido y disciplinado, y si no gozas de los beneficios del estatus ni codicias la reputación, la ganancia o las comodidades de la carne, y si, ante tales pensamientos, te amparas en Dios para renunciar a ellos con todas tus fuerzas, antes de que den paso a la acción, y oras a Dios y buscas la verdad, y, en definitiva, eres capaz de recorrer la senda de la práctica de la verdad y entrar en esa realidad, más allá de todo lo demás, ¿no es más probable que tomes la dirección correcta ante una gran tentación? (Sí). Esto depende de tus reservas acumuladas habituales. Dime: si un hombre encuentra una gran tentación, ¿puede satisfacer plenamente la voluntad de Dios confiando en su estatura tal como es, en su voluntad o en sus reservas acumuladas habituales? (No). ¿Puede satisfacerla parcialmente? (Sí). Tal vez el hombre pueda satisfacerla parcialmente, pero cuando se topa con grandes dificultades, requiere de la intervención de Dios. Si deseas practicar la verdad, ampararte solo en la comprensión humana de la verdad y la voluntad humana no puede brindarte protección total ni puedes satisfacer la voluntad de Dios y rechazar el mal por completo. La clave es que el hombre debe tener la determinación de cooperar y confiar en las obras de Dios para lo demás. Si dices: “He dedicado a esto un gran esfuerzo y he hecho todo lo que pude. Sean cuales sean las tentaciones o circunstancias que enfrente en lo sucesivo, mi estatura solo llega hasta aquí y esto es todo lo que puedo hacer”. Al ver que actúas así, ¿qué hará Dios? Él te protegerá de estas tentaciones. Cuando Dios te proteja de estas tentaciones, serás capaz de practicar la verdad, tu fe se volverá cada vez más firme y tu estatura poco a poco aumentará.

Al hombre corrupto le encanta ir en pos del estatus y disfrutar de sus beneficios. Esto se aplica a cualquier persona, ya sea que actualmente tengas estatus o no: es sumamente difícil abandonar el estatus y librarse de sus tentaciones. Esto requiere de mucha cooperación de parte del hombre. ¿Qué supone tal cooperación? Principalmente, buscar la verdad, aceptarla, entender la voluntad de Dios y penetrar claramente en la esencia de los problemas. Con estas cosas, uno tendrá la fe para superar la tentación del estatus. Además, debes pensar en las formas eficaces de librarte de la tentación y satisfacer la voluntad de Dios. Debes contar con sendas de práctica. Esto garantizará que permanezcas en la senda correcta. Sin sendas de práctica, a menudo caerás en la tentación. Si bien querrás tomar la senda correcta, tus esfuerzos no conseguirán mucho al final, por mucho que lo intentes. Así pues, ¿cuáles son las tentaciones que a menudo encuentras? (Cuando alcanzo cierto éxito al cumplir con el deber y consigo la alta estima de los hermanos y hermanas, me siento complacido y disfruto enormemente de esta sensación. A veces no me doy cuenta; otras veces sí noto que este estado está mal, pero de todos modos no logro apartarme de él). Eso es una tentación. ¿Quién más va a hablar? (Como soy líder, nuestros hermanos y hermanas a veces me tratan de manera especial). Eso también es una tentación. Si no eres consciente de las tentaciones que encuentras, sino que las abordas mal y no sabes elegir lo correcto, estas tentaciones te causarán sufrimiento y tristeza. A modo de ejemplo, supongamos que el trato especial que te dan los hermanos y hermanas incluye los beneficios sustanciales de alimentarte, vestirte, alojarte y proveer para tus necesidades diarias. Si aquello de lo que disfrutas es mejor que lo que ellos te ofrecen, lo menospreciarás, y tal vez rechaces sus atenciones. No obstante, si te encontraras con un hombre rico y este te regalara un traje fino diciendo que no lo usa, ¿podrías mantenerte firme ante semejante tentación? Podrías meditar la situación, diciéndote: “Es rico, y estas ropas no son nada para él. Además, no las usa. Si no me las da a mí, las va a dejar guardadas en algún lugar. Así que me las voy a quedar”. ¿Qué piensas de esta decisión? (Ya está disfrutando de los beneficios del estatus). ¿Por qué es esto gozar de los beneficios del estatus? (Porque aceptó cosas delicadas). ¿Es disfrutar de los beneficios del estatus aceptar las cosas delicadas que te ofrecen? Si te ofrecen algo corriente, pero es justo lo que necesitas y, por eso, lo aceptas, ¿eso también se considera disfrutar de los beneficios del estatus? (Sí. Siempre que la persona acepte cosas de los demás para satisfacer sus deseos egoístas, sí se considera). Al parecer no lo tienes claro. ¿Alguna vez pensaste en esto?: sino fueras líder y no tuvieras estatus, ¿de todos modos te haría ese obsequio? (No lo haría). Por supuesto que no lo haría. Te hace ese regalo porque eres líder. Ha cambiado la naturaleza de la cosa. No es beneficencia normal, y allí radica el problema. Si le preguntaras: “Si yo no fuera líder, sino simplemente un hermano o una hermana corrientes, ¿me harías ese regalo? Si algún hermano o hermana necesitara este artículo, ¿se lo darías?”. Te respondería: “No podría. No puedo regalar cosas a discreción a cualquiera. Te lo doy a ti porque eres mi líder. Si no tuvieras este estatus especial, ¿por qué te haría un regalo así?”. Fíjate en que no has entendido la situación. Le creíste cuando él te dijo que ya no usaba ese traje fino, pero te estaba engañando. Su objetivo es que aceptes su regalo para que, en lo sucesivo, seas bueno con él y le des un trato especial. Esa es la intención detrás de su obsequio. Lo cierto es que tú por dentro sabes que él jamás te haría ese regalo si no tuvieras estatus, pero de todos modos lo aceptas. Con la lengua dices “Gracias a Dios. He recibido este obsequio de Él, es Su benevolencia para conmigo”. No solo disfrutas de los beneficios del estatus, sino que también gozas de las cosas del pueblo escogido de Dios, como si fueran lo que te corresponde. ¿No es desvergonzado? Si el hombre no tiene sentido de la conciencia y carece de toda vergüenza, eso es un problema. ¿Se trata solo de una cuestión de comportamiento? ¿Sencillamente está mal aceptar cosas de los demás y está bien rechazarlas? ¿Qué deberíais hacer ante tal situación? Debes preguntarle al obsequiador si lo que está haciendo se ajusta a los principios. Dile: “Busquemos la guía de la palabra de Dios o las normas administrativas de la iglesia y veamos si lo que estás haciendo concuerda con los principios. Si no, no puedo aceptar ese regalo”. Si esos recursos informan al dador que su acción vulnera los principios pero igualmente desea darte el regalo, ¿qué deberías hacer? Debes actuar conforme a los principios. La gente corriente no logra superarlo. Anhelan ansiosos que los otros les den más, y desean gozar de una trato más especial. Si eres una persona correcta, deberías orar a Dios de inmediato ante tal situación y decir: “Oh Dios, lo que enfrento el día de hoy sin duda es señal de Tu benevolencia. Es una lección que has dispuesto para mí. Estoy dispuesto a buscar la verdad y actuar de acuerdo con los principios”. Las tentaciones que enfrentan quienes tienen estatus son enormes y, una vez que llega la tentación, es verdaderamente difícil de superar. Necesitas de la protección y la asistencia de Dios; debes orarle y también debes buscar la verdad y hacer introspección a menudo. Así, te sentirás centrado y en paz. Sin embargo, si esperas a recibir tales obsequios para orar, ¿te sentirás igualmente centrado y en paz? (Ya no). ¿Qué pensará Dios de ti? ¿Complacerán tus acciones a Dios o le disgustarán? Detestará tus acciones. ¿Se trata el problema solo de si aceptas una cosa? (No). Entonces, ¿dónde está el problema? El problema radica en las opiniones y la actitud que adoptes al enfrentar tal situación. ¿Decides por ti mismo o buscas la verdad? ¿Tienes algún estándar de conciencia? ¿Temes a Dios de corazón? ¿Le oras cada vez que te enfrentas a la situación? ¿Buscas primero satisfacer tus deseos, u oras y buscas la voluntad de Dios? Este asunto te revela. ¿Cómo deberías abordar tal situación? Debes practicar con principios. En primer lugar, por fuera, debes rechazar estas prestaciones materiales especiales, estas tentaciones. Incluso si te ofrecen algo que deseas en particular o que es precisamente lo que necesitas, igualmente debes rechazarlo. ¿Qué quiere decir cosas materiales? Comprende alimentos, vestimenta y refugio, y artículos de uso diario. Estas prestaciones materiales especiales deben rechazarse. ¿Por qué debes rechazarlas? ¿Hacer eso tiene que ver solo con tu forma de actuar? No, tiene que ver con tu actitud cooperativa. Si quieres practicar la verdad, satisfacer a Dios y rechazar la tentación, primero debes tener tal actitud. Con ella, serás capaz de rechazar la tentación y tendrás la conciencia en paz. Si te ofrecen algo que quieres y lo aceptas, tu corazón sentirá el reproche de tu conciencia en cierta medida. No obstante, debido a tus excusas y justificaciones, dirás que te corresponde recibir eso, que lo mereces. Y así, tu cargo de conciencia no será tan preciso ni evidente. En ocasiones, tus pensamientos y puntos de vista pueden influir en tu conciencia, de modo que el remordimiento no sea evidente. Así pues, ¿es tu conciencia un estándar confiable? No lo es. Esta es una alarma que alerta a la gente. ¿Qué clase de alerta emite? Que no hay seguridad en confiar solamente en lo que percibe la conciencia; también se deben buscar los principios verdad. Eso es lo confiable. Si la gente no tiene la verdad que la limite, puede caer en la tentación y dar distintas razones y excusas que le permitan satisfacer su anhelo de gozar de los beneficios del estatus. Por tanto, como líder, por dentro debes atenerte a este único principio: siempre rehusaré, siempre evitaré y rechazaré totalmente cualquier trato especial. El rechazo total es el requisito previo para evitar el mal. Si cuentas con este requisito previo, ya te encuentras bajo la protección de Dios en cierta medida. Y si practicas con tales principios y te aferras a ellos, ya estás practicando la verdad y complaciendo a Dios. Ya caminas por la senda correcta. Cuando vas por la senda correcta y ya complaces a Dios, ¿sigues necesitando de la prueba de tu conciencia? Actuar de acuerdo con los principios y practicar la verdad es superior a los estándares de conciencia. Si alguien tiene la determinación de cooperar y es capaz de actuar según los principios, ya ha complacido a Dios. Este es el estándar que Dios exige a los hombres.

En gran medida, la capacidad de alguien de temer a Dios y apartarse del mal depende de su cooperación. La cooperación es crucial. Como Job temía a Dios y se apartaba del mal, con la estatura y la realidad que poseía, no debe de haber temido caer en ninguna tentación. De haber estado sentado a la mesa de un banquete, no habría ofendido fácilmente a Dios de palabra ni obra. Entonces ¿por qué se negaba a asistir a tales banquetes? (No le agradaban). Le desagradaban tales eventos. Esta es una razón objetiva, pero también existe una cuestión práctica que tal vez no hayáis considerado. Job temía a Dios y evitaba el mal. Tomó medidas y adoptó prácticas para recibir la protección de Dios, y tuvo cuidado de no pecar ni ofender a Dios. Adoptó métodos de cooperación humanos. Este es un aspecto del asunto. Asimismo, existen situaciones en las cuales el hombre no puede controlar su naturaleza corrupta por sí solo, así que Job no concurría a eventos en los que podía ser tentado. De este modo, evitaba la tentación. ¿Entendéis ahora por qué Job no concurría a tales banquetes? Porque un evento así sería una tentación demasiado grande para cualquiera. ¿Qué significa que algo sea una tentación demasiado grande? La gente puede pecar y ofender a Dios en cualquier momento, donde sea que se encuentre. Por sí mismos, tu temor a Dios de corazón, tu fe en Él y tu determinación no bastan para que puedas librarte de la tentación. No pueden evitar que ofendas a Dios al ser tentado. ¿Lo entiendes? Debes rechazar por completo el trato especial que los demás te ofrecen. Debes rechazarlo siempre. ¿Qué forma de hacer las cosas es esta? ¿A qué ámbito de los problemas del hombre se dirigen tales principios y normas? (Se dirigen a la naturaleza codiciosa del hombre). A causa del carácter corrupto del hombre, este es susceptible a caer en la tentación. En consecuencia, debes adoptar ciertos principios o métodos para evitar dichas tentaciones a fin de no ofender a Dios. Esta es una forma poderosa y efectiva de cooperar. Si no lo haces, si analizas la situación y en algunas ocasiones aceptas un trato especial y en otras lo rechazas, ¿captas correctamente el asunto? (No). ¿Por qué no lo captas bien? (Porque el hombre tiene una naturaleza satánica y no puede controlarse). Aquellos que no temen a Dios de corazón no tienen principios al enfrentar tales situaciones. Aceptan todo y nunca rechazan nada. Si alguien les dice que es una ofrenda, algo dedicado a Dios, ni siquiera entonces sienten temor. Simplemente lo embolsan para sí mismos. Se atreven a arrebatar esas ofrendas y a apropiarse de ellas sin el más mínimo autorreproche. Es evidente que no tienen el menor temor de Dios al recaer naturalmente en tales estados, tal como lo hacen. ¿Son siquiera creyentes en Dios? Esta es la consecuencia de ir en pos de la comodidad y facilidad y de gozar de los beneficios del estatus. Si a menudo caes en la tentación y no la evitas, inevitablemente serás conducido, sin darte cuenta, por esta senda. El carácter corrupto del hombre lo lleva a tomar la senda equivocada. ¿Pueden marchar bien las cosas si no se resuelve este problema? Es por eso que, más allá de los problemas que enfrentes, debes ceñirte a los principios verdad, y adoptar métodos especiales para lidiar con los problemas especiales. El cumplimiento estricto de las normas no es el camino. Todo método que te permita triunfar frente a la tentación es aceptable.

Las tentaciones materiales son más fáciles de superar. Mientras tengas alimentos que comer, ropas que vestir y un corazón contento, puedes hacerlo. Así, tales tentaciones se derrotan fácilmente. Las tentaciones de la fama, la ganancia y el estatus, sin embargo, son las más difíciles de superar de todas. Por ejemplo, cuando dos personas trabajan juntas, si el estatus del otro es inferior al tuyo, si tu estatus es superior al de él, te sentirás contento. Pero si tu estatus es inferior al de él, estarás triste. Tendrás malestar en el corazón, te sentirás limitado, desanimado y débil, y no orarás. ¿Es sencillo resolver este problema? No tiene una solución fácil. La gente puede rechazar y apartarse de las tentaciones materiales, evitar que estas la contamine, pero el estatus, la ganancia, la fama, la vanidad y la reputación son lo más difícil de superar. Si bien no es sencillo, de hecho existe una solución. Siempre y cuando puedas buscar la verdad, orar a Dios y desentrañar el vacío de la fama, la ganancia y el estatus para penetrar en su esencia, tendrás la confianza para desecharlos. Así, no caerás en sus tentaciones. Los seres humanos tienen una naturaleza corrupta que hace que revelen y vivan distintas actitudes corruptas. Esto hace que se opongan a Dios y se rebelen contra Él. Lo que viven es inhumano e incompatible con la verdad. Ya sea que se trate de la arrogancia humana que se niega a inclinarse ante la verdad, o el engaño humano que actúa con una intención retorcida, o la avaricia, la ambición y el deseo humanos, ¿qué es lo que da origen a todos estos defectos? (El carácter corrupto de Satanás). Surgen del carácter corrupto de Satanás y son producidos por la naturaleza satánica que controla al hombre. Que el hombre se esfuerce por lograr estatus es solo una manifestación de ello. Esta manifestación, como el carácter arrogante del hombre, como su rebeldía y oposición a Dios, surge de su naturaleza satánica. ¿Qué método puede utilizarse para resolverlo? Debes seguir usando el método más básico. Siempre y cuando sigas el camino de Dios y recorras la senda de búsqueda de la verdad, todos estos problemas podrán resolverse. Cuando no tienes estatus, puedes analizarte a menudo y llegar a conocerte. Los demás pueden beneficiarse de ello. Cuando tienes estatus y, de todos modos, puedes analizarte y comprenderte a ti mismo a menudo, permitiendo que la gente vea tus fortalezas, que entiendes la verdad, que tienes experiencia práctica y que realmente cambias, ¿no pueden los demás beneficiarse igual? Sin importar si tienes estatus o no, mientras puedas practicar la verdad y tener una experiencia y un testimonio genuinos que le permitan a la gente comprender la voluntad de Dios y la verdad a partir de tu experiencia, ¿eso no la beneficia? Así pues, ¿qué es el estatus para ti? En realidad, el estatus es simplemente algo extra y adicional, como una prenda o un sombrero. No es más que un ornamento. No tiene utilidad real, y su presencia no afecta nada. Ya sea que tengas estatus o no, sigues siendo la misma persona. Que la gente entienda la verdad y alcance la verdad y la vida no tiene nada que ver con el estatus. Siempre y cuando no veas al estatus como algo demasiado importante, no puede limitarte. Si amas el estatus y pones especial énfasis en él, y lo tratas siempre como algo importante, entonces te tendrá bajo su control; no estarás dispuesto a sincerarte, mostrarte tal como eres, conocerte o dejar de lado tu rol de líder para actuar, hablar y relacionarte con los demás y cumplir con el deber. ¿Qué tipo de problema es este? ¿No se trata de estar limitado por el estatus? Esto sucede porque hablas y actúas desde un lugar de estatus y no puedes bajarte del pedestal. ¿Acaso no te atormentas haciendo eso? Si realmente entiendes la verdad, y si puedes tener estatus sin mostrarte tal como lo haces, sino que, en cambio, puedes concentrarte en cumplir bien con tus deberes, hacer todo lo que te corresponde y cumplir con todos los deberes a tu cargo, y si te consideras un hermano o hermana corriente, entonces ¿no habrás desechado el yugo del estatus? Si no te limitara el estatus y tuvieras una entrada en la vida normal, ¿te seguirías comparando con los demás? Si otros tuvieran mayor estatus, ¿seguirías sintiendo malestar? Debes buscar la verdad y liberarte de las limitaciones del estatus y del resto de la gente, los asuntos y las cosas. No hay nada mejor que cumplir bien con el deber. Solo así serás una persona que posea la realidad verdad.

Todos los seres humanos corruptos adolecen de un problema común: cuando no tienen estatus, no se dan importancia al relacionarse o hablar con alguien ni adoptan un determinado estilo o tono discursivo; son, sencillamente, normales y corrientes y no necesitan aparentar. No sienten presión psicológica y saben compartir abiertamente y de corazón. Son accesibles y es fácil relacionarse con ellos; a los demás les parecen muy buena gente. En cuanto logran estatus, se vuelven petulantes, ignoran a la gente común, nadie puede acercarse a ellos; creen tener cierta nobleza y que ellos y la gente normal están cortados por distintos patrones. Desprecian a las personas corrientes, se dan importancia al hablar y dejan de compartir abiertamente con los demás. ¿Por qué ya no comparten abiertamente? Sienten que ahora tienen estatus y son líderes. Piensan que los líderes deben tener determinada imagen, estar un poco por encima de la gente normal, tener más estatura y que son más capaces de asumir responsabilidad; creen que, en comparación con la gente normal, los líderes deben tener más paciencia, ser capaces de sufrir, de esforzarse más y de soportar toda tentación de Satanás. Incluso si sus padres u otros miembros de su familia mueren, sienten que deben tener autocontrol para no llorar, o que al menos deben llorar en secreto, sin que los vean, para que nadie vea ninguna de sus limitaciones, defectos ni debilidades. Llegan a creer que los líderes no pueden decir a nadie que han caído en la negatividad; por el contrario, deben ocultar todas esas cosas. Creen que así debe actuar una persona con estatus. Cuando se reprimen hasta ese punto, ¿acaso el estatus no se ha convertido en su Dios, en su Señor? Y siendo así, ¿poseen todavía una humanidad normal? Cuando tienen tales ideas, cuando se meten en esa cesta y se comportan de esa manera, ¿acaso no se han enamorado del estatus? Cuando otra persona es más fuerte y mejor que ellos, eso afecta su debilidad vital. ¿Pueden superar la carne? ¿Pueden tratar al otro como corresponde? Por supuesto que no. Para liberarte del control que el estatus tiene sobre ti, ¿qué debes hacer primero? Debes purgarlo de tus intenciones, de tus pensamientos y de tu corazón. ¿Cómo se consigue esto? Antes, cuando no tenías estatus, ignorabas a aquellos que no te llamaban la atención. Ahora que tienes estatus, si ves a alguien que no te llama la atención o tiene problemas, te sientes responsable de ayudarlo, y por eso pasas más tiempo comunicando con él, tratando de resolver algunos de los problemas prácticos que tiene. ¿Y qué sientes en tu corazón cuando haces tales cosas? Un sentimiento de alegría y paz. Así que también deberías confiar en la gente y sincerarte con ella más a menudo cuando te halles en dificultades o experimentes un fracaso, comunicar tus problemas y debilidades, hablar de cómo desobedeciste a Dios y cómo saliste de esto y fuiste capaz de cumplir Su voluntad. ¿Y cuál es el efecto de confiar en la gente de esa manera? Es, sin duda, positivo. Nadie te mirará por encima del hombro, y es posible que envidien tu capacidad para atravesar estas experiencias. Alguna gente siempre piensa que cuando las personas tienen estatus, deben actuar más como funcionarios y hablar de una determinada manera para que las tomen en serio y las respeten. ¿Es correcta esta forma de pensar? Si eres capaz de darte cuenta de que esta forma de pesar es errónea, debes orar a Dios y darle la espalda a las cosas carnales. No te des importancia y no vayas por la senda de la hipocresía. En cuanto pienses así, debes abordarlo buscando la verdad. Si no la buscas, este pensamiento, este punto de vista, tomará forma y se arraigará en tu interior. En consecuencia, llegará a dominarte y tú simularás y moldearás tanto tu imagen que nadie podrá ver como eres ni entender tus pensamientos. Hablarás con los demás como si llevaras una máscara que les oculta tu verdadero ser. Debes aprender a permitir que los demás te vean tal como eres y a abrir tu corazón y acercarte a ellos. Debes renunciar a los deseos de la carne y comportarte de acuerdo con los requisitos de Dios. Así, tendrás paz y felicidad de corazón. Sea lo que sea que te suceda, reflexiona primero acerca de los problemas que existen en tu ideología. Si sigues deseando construir una imagen propia y simular, debes orar a Dios de inmediato: “Oh Dios, nuevamente quiero simular. Otra vez estoy maquinando falsamente. ¡Soy un verdadero demonio! ¡Sin duda debo de resultarte repugnante! Me doy asco por completo. Te ruego que me reprendas, me disciplines y me castigues”. Debes orar, sacar a la luz tu actitud y ampararte en Dios para revelarla, analizarla y restringirla. Si la analizas y la restringes así, tus acciones no causarán problemas porque tu carácter corrupto está controlado y no se revela. En este momento, ¿qué sientes en el corazón? Como mínimo, sentirás algo de liberación. Tu corazón estará alegre y en paz. Habrá disminuido tu dolor y no sufrirás a causa de la refinación. En el peor de los casos, habrá ocasiones en las que por momentos te sientas un poco perdido y pienses: “Soy líder, una persona de estatus y prestigio, ¿cómo voy a ser como la gente común? ¿Cómo puedo hablar con la gente común de manera sincera, genuina y abierta? Eso sería rebajarme mucho”. Como ves, esto es un poco problemático. El carácter corrupto del hombre no puede desecharse por completo de una vez ni puede resolverse del todo en poco tiempo. Creías que corregir tu carácter corrupto sería muy simple, que es como la gente lo imagina: que una vez que compartan claramente sobre la verdad y reconozcan su carácter corrupto, serán capaces de desecharlo de inmediato. No es algo tan sencillo. El proceso mediante el cual el hombre practica la verdad consiste en luchar contra su carácter corrupto. La voluntad individual, la imaginación y los deseos extravagantes del hombre no se resuelven por completo abandonándolos y superándolos de una vez y para siempre a través de la oración. En cambio, solo pueden abandonarse definitivamente tras varias batallas reiteradas. Este proceso realmente dará frutos solo cuando uno pueda practicar la verdad. En particular respecto de las cosas más importantes, la batalla en tu interior será aun más intensa, darás interminables vueltas que, en ocasiones, pueden llegar a durar hasta uno o dos meses, a veces seis meses o incluso un año. El carácter corrupto del hombre es bastante terco. Ninguna clase de carácter corrupto se puede resolver a través de una o dos enseñanzas sobre la verdad. Luchará contra ti una y otra vez, y debes seguir buscando la verdad hasta que la entiendas claramente, conozcas plenamente tu carácter corrupto y empieces a odiar la carne y a Satanás. Así, la práctica de la verdad se convertirá en algo común para ti, algo que es natural y no requiere de esfuerzo. Esto es lo que significa superar la carne y triunfar contra Satanás. Durante la batalla, la gente debe orar a Dios en todo momento y dedicar más tiempo a leer Sus palabras. Jamás deben acudir a los incrédulos o a Satanás y los demonios para encontrar el camino. Deben confiar en Dios y respetarlo. Deben buscar la verdad y participar en la comunión sobre la verdad de acuerdo con las palabras de Dios. Solo cuando realmente entiendan la verdad podrán vencer la carne y a Satanás. ¿Cómo ve esto Dios? Él ve tu corazón. Ve que amas la verdad, que temes a Dios y que estás dispuesto a desechar la injusticia y apartarte del mal. Si bien tu carácter corrupto ha generado pensamientos, ideas e intenciones en ti, tales pensamientos e intenciones no controlan tu comportamiento, no derriban ni pisotean tu voluntad. En definitiva, eres capaz de vencerlos, y Dios te recordará. Si lo practicas con frecuencia, tu estado interior mejorará. ¿En qué punto puede afirmarse que has superado por completo este aspecto de tu carácter corrupto, que has cambiado en este aspecto de tu carácter y has entrado en la realidad verdad? Es decir, si bien aún pueden aparecer en tu mente pensamientos e ideas malos, y siguen generando ciertas intenciones y deseos, estas cosas ya no dominan tu corazón. Ya sientes que estas cosas no son importantes y las reconoces en cuanto surgen. No necesitas refrenarte artificialmente ni apartarte de ellas, y no necesitas pedirle intencionadamente a Dios que te observe, discipline y castigue. No necesitas de tales métodos. Puedes superarlo fácilmente y renunciar a ello. No tienes malestar en el corazón ni sensación de pérdida. Eso está bien. Ya posees estatura y tu carácter se ha transformado. ¿Habéis logrado entrar ya en cierta medida? ¿Habéis cambiado un poco? (No). Entonces vuestra estatura es realmente demasiado escasa, y todavía tienes que esforzarte por buscar la verdad y comer y beber las palabras de Dios. Así, cuando vuelvan a sucederte tales cosas, sabrás practicar la verdad y actuar de acuerdo con los principios. Sabrás lo que debes hacer para mantenerte firme en tu testimonio. Entonces realmente tendrás estatura. Solo aquellos que pueden practicar la verdad y mantenerse firmes en su testimonio pueden entrar en la realidad verdad. Actualmente esto os excede. Seguís en la etapa de ir a tientas. Al hablar de estas situaciones reales, sentís que tenéis todos estos problemas, pero jamás habéis buscado la verdad para resolverlos. ¿Significa eso que vuestra estatura es demasiado poca? Si no habéis entrado en la realidad verdad, ¿podéis tener vida? Aún no habéis obtenido la verdad ni tenéis vida. Si vives solo según la vida de la carne y tu carácter satánico, solo vives bajo el dominio de Satanás. Todavía no has alcanzado la salvación de Dios. La salvación no es tan simple como la gente imagina al creer que, si puedes lanzar palabras y doctrinas y acatar ciertas reglas, estás salvado. Debes conocerte de verdad, ser capaz de librarte de algunas actitudes corruptas, de calar la esencia de la reputación y el estatus, de desprenderte del estatus y de someterte verdaderamente a Dios. Solo así existe salvación.

De hecho, la solución al problema del estatus es la misma que la de otros problemas. Estos problemas son todos manifestaciones y revelaciones de actitudes corruptas. Son todos preferencias y afanes humanos. ¿Qué quiero decir con esto? Siempre y cuando deseches tu carácter corrupto, el estatus no será un problema para ti. La gente compite entre sí por el estatus, diciendo: “Tal vez hoy seas superior a mí, pero mañana yo estaré por encima de ti”. ¿Cuál es el problema aquí? ¿Surge solo debido al estatus? (No). ¿Qué lo originó? (El carácter corrupto del hombre). Correcto. Este problema surge del carácter corrupto del hombre. Una vez corregido este carácter corrupto, se resolverán todos estos problemas. Al final, aquellos que quieren escoger la senda de la búsqueda de la verdad deben concentrarse en la introspección y en conocerse a sí mismos en todo. Deben corregir su carácter corrupto para poder embarcarse en la senda de la búsqueda de la verdad. Si no logran resolver su carácter corrupto, este generará muchas dificultades y obstáculos. Aunque cumplan con sus deberes, actuarán por inercia sin lograr ningún resultado. Para resolver estos problemas, debes esforzarte al máximo para buscar la verdad, conocer tu carácter corrupto y resolver los problemas. No te limites a decir: “Basta con buscar la verdad, orar más y leer más de la palabra de Dios”. Eso es demasiado impreciso. Sin una senda práctica no alcanza. Los problemas concretos deben abordarse en concreto. No sigas normas rígidas y leyes muertas. La verdad es algo vivo y práctico, y la aplicación aleatoria de normas no es el camino. Debes resolver los problemas prácticos de acuerdo con el principio verdad. Si uno es incapaz de resolver problemas prácticos utilizando la verdad, no está cualificado para ser líder y obrero. Todo aquel que no pueda usar la verdad para resolver los problemas no es una persona que entienda la verdad. Aunque se convierta en líder y obrero, será incapaz de usar la verdad para resolver los problemas, no tendrá la verdad y le resultará imposible actuar conforme a los principios. Tal líder y obrero no tiene absolutamente nada de la realidad verdad.

16 de febrero de 2017

Anterior: El único camino posible es la lectura frecuente de las palabras de Dios y la contemplación de la verdad

Siguiente: Es de gran importancia pagar el precio por alcanzar la verdad

El fin de todas las cosas se está acercando, ¿quieres saber cómo el Señor recompensará el bien, castigará el mal y determinará el fin de cada uno? Bienvenido a contactarnos para descubrir la respuesta.

Ajustes

  • Texto
  • Temas

Colores lisos

Temas

Fuente

Tamaño de fuente

Interlineado

Interlineado

Ancho de página

Índice

Buscar

  • Buscar en este texto
  • Buscar en este libro

Conéctate con nosotros en Messenger