La vida solo tiene valor si se cumple bien con el deber de un ser creado

Todos vosotros ahora estáis ocupados cumpliendo vuestros deberes, formándoos para predicar y dar testimonio de la palabra y obra de Dios en los últimos días. Ya sea al producir películas o cantar himnos para dar testimonio de Dios, ¿esos deberes que lleváis a cabo tienen algún valor para la humanidad corrupta? (Sí lo tienen). ¿Cuál es su valor? Su valor radica en ayudar a las personas a aventurarse en la senda correcta tras conocer esas palabras y verdades expresadas por Dios, así como en permitirles comprender que forman parte de la creación y deben comparecer ante el Creador. Muchas personas son incapaces de captar o comprender muchas de las situaciones que afrontan. Se sienten desamparadas, creen que la vida carece de sentido y contenido, y no tienen sustento espiritual. ¿Cuál es el origen de todo esto? La respuesta a todo esto se encuentra en la palabra de Dios. A lo largo de los años en que habéis creído en Dios, todos vosotros habéis leído buena parte de Su palabra y comprendido cierta cantidad de verdades. Por eso vuestro deber a cumplir es utilizar la palabra de Dios para esclarecer a esas personas y revertir sus pensamientos y pareceres erróneos, lo que les permitirá entender la verdad que reside en la palabra de Dios y no dejarse engañar por la oscuridad y el mal del mundo, y las ayudará además a buscar el camino verdadero, encontrar al Creador, escuchar Su voz y leer Sus palabras. Eso les permitirá interiorizar algunas verdades y ver la obra de salvación que Dios ejecuta, de modo que puedan volver a Él y aceptar Su obra. Ese es exactamente el deber que tenéis que llevar a cabo. Todos vosotros sabéis en lo profundo del corazón cuántas verdades habéis comprendido y cuántos problemas habéis resuelto desde que comenzasteis a creer en Dios. Hoy en día son muchas las personas, tanto religiosas como incrédulas, que buscan el camino verdadero y van al encuentro con el Salvador. No conocen las respuestas a preguntas específicas tales como por qué viven y mueren las personas, cuál es el valor y el significado de sus vidas, o de dónde provienen y hacia dónde se dirigen. Están esperando que prediquéis el evangelio, deis testimonio de Dios y las guieis hacia el Creador. ¡Es por eso que los deberes que estáis cumpliendo ahora son tan significativos! Por un lado, vosotros mismos experimentáis la obra de Dios y, por el otro, también testificáis sobre la obra de Dios ante los demás. Cuanto más lo experimentéis, mayores serán las verdades que tendréis que comprender y adquirir, y mayor será la tarea que deberéis realizar. Esta es una excelente oportunidad para que Dios perfeccione a las personas. Debéis orar a Dios y acudir a Él sin importar cuántas dificultades afrontéis al desempeñar vuestras tareas; cuando todos leen la palabra de Dios y profundizan la búsqueda conjunta de la verdad, no existe problema que no pueda resolverse. Hay muchas verdades en la palabra de Dios que necesitáis entender, por eso debéis reflexionar y enseñar sobre ellas a menudo. De ese modo, obtendréis el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo. No existe problema que no pueda resolverse si confiáis en Dios; debéis tener plena fe en ello.

Después de crear la humanidad, Dios elaboró un plan de gestión. En los últimos miles de años, esta humanidad no asumió ninguna responsabilidad o comisión importante para dar testimonio del Creador, y la obra que Dios produjo en la humanidad fue relativamente oculta y sencilla. Sin embargo, en los últimos días, las cosas ya no son iguales. El Creador ha comenzado a pronunciar palabras. Él ha expresado muchas verdades y ha revelado los misterios de Su plan de gestión, pero la humanidad corrupta está atontada y adormecida: las personas ven pero no saben, escuchan pero no entienden, tal como si su corazón se hubiera vuelto insensible. ¡Por eso todos vosotros tenéis una gran responsabilidad! ¿Y por qué es tan grande? Además de difundir estas palabras y verdades expresadas por Dios, resulta aún más importante que deis testimonio del Creador a todos y cada uno de los seres humanos creados, y que conduzcáis a todos esos seres humanos que hayan escuchado el evangelio de Dios hacia el Creador, de modo que puedan comprender el significado de la creación de la humanidad por parte de Dios y entender que, como seres humanos creados, deben retornar al Creador, escuchar Sus declaraciones y aceptar todas las verdades que Él ha expresado. Así es como los seres humanos pueden ser sometidos a la soberanía y organización del Creador. ¿Es posible obtener estos resultados tan solo al leer algunos fragmentos de la palabra de Dios? ¿O al aprender a cantar algunos himnos? ¿O al realizar solo un aspecto de la tarea? No. Por lo tanto, si os proponéis desempeñar correctamente vuestros deberes, tenéis que dar testimonio de las acciones del Creador, así como de Su soberanía y organización, mediante métodos diversos y formas diferentes. De este modo, seréis capaces de traer más personas ante el Creador, así como de ayudarlas a aceptar y someterse a Su soberanía y organización. ¿Acaso no es esa una gran responsabilidad? (Lo es). Entonces, ¿qué actitud debéis adoptar con respecto a vuestros deberes? ¿Está bien ser torpes? ¿Está bien hacer la vista gorda? ¿Está bien hacer las cosas de un modo tibio y superficial? ¿Procrastinar y abordar las cosas con desinterés? (No). Entonces, ¿qué debéis hacer? (Comprometeros incondicionalmente). Debéis comprometeros incondicionalmente, utilizando cada porción de energía, experiencia y conocimiento que tengáis. Los incrédulos no comprenden qué es lo más significativo que puede realizar una persona en la vida, pero vosotros sí comprendéis algo de eso, ¿no es así? (Sí). Aceptar lo que Dios os ha confiado y cumplir vuestra propia misión: esas son las cosas más trascendentales. ¡Los deberes que estáis llevando a cabo ahora son valiosos! Quizás no veas los efectos ahora mismo, y quizás no obtengas grandes resultados en este momento, pero no pasará mucho tiempo hasta que coseches los frutos. A la larga, si el trabajo está bien hecho, no habrá dinero que valga para medir la contribución que eso implica para la humanidad. Dichos testimonios verdaderos son más preciados y valiosos que cualquier otra cosa, y además perdurarán por toda la eternidad. Esas son las buenas obras de todos los seguidores de Dios y vale la pena conmemorarlas. Todo en la vida del hombre es vacío e indigno de conmemoración, excepto creer en Dios, perseguir la verdad y llevar a cabo su deber como ser creado. Incluso si has consumado las proezas más trascendentales; incluso si has ido al infinito y más allá; incluso si has logrado avances científicos que resultaron beneficiosos o útiles para la humanidad, todo eso es fútil y pasajero. ¿Qué es lo único que no será pasajero? (La palabra de Dios). Solo perdurarán la palabra y los testimonios de Dios, así como todos los testimonios y obras que atestigüen a favor del Creador y las buenas acciones de las personas. Esas cosas durarán para siempre y poseen un valor excepcional. Por lo tanto, liberaos de todas vuestras restricciones, asumid ese gran esfuerzo y no os dejéis limitar por ninguna persona, hecho o situación; dedicaos sinceramente a Dios y verted toda vuestra energía y esfuerzo en el cumplimiento de vuestros deberes. ¡Eso es lo que Dios bendice por encima de todo y merece cualquier dosis de sufrimiento!

Ahora sigue a Dios, escucha Su palabra y acepta la comisión del Creador. A veces resulta un tanto difícil y agotador, y por momentos te sometes a cierta dosis de humillación y refinamiento. Pero eso es algo bueno, no es malo en absoluto. ¿Qué conseguirás finalmente? Lo que conseguirás es la verdad y la vida, y en última instancia la aprobación y afirmación del Creador hacia tu persona. Dios dice: “Tú me sigues y gozas de mi favor, estoy complacido contigo”. Si Dios no dice otra cosa más que tú eres un ser creado ante Sus ojos, entonces no has vivido en vano y eres útil. Ser reconocido por Dios de este modo resulta maravilloso y no es una proeza menor. Si las personas siguen a Satanás, ¿qué obtendrán? (La destrucción). Antes de ser destruidas, ¿en qué se convertirán esas personas? (Se convertirán en demonios). Esas personas se convertirán en demonios. No importa cuántas habilidades adquieran, cuánto dinero ganen, cuánta fama y fortuna obtengan, de cuántos beneficios materiales gocen ni cuán elevado sea su estatus en el mundo secular; en su interior se volverán cada vez más corruptas, malvadas y desagradables, más rebeldes e hipócritas y, en última instancia, se convertirán en fantasmas vivientes: se volverán inhumanas. Entonces, ¿cómo se ven esas personas ante los ojos del Creador? ¿Tan solo como “inhumanas”? ¿Cuál es la visión y la actitud del Creador hacia ese tipo de persona? Es de aversión, disgusto, aborrecimiento, rechazo y, en última instancia, de maldición, castigo y destrucción. Las personas recorren diferentes sendas y llegan a diferentes desenlaces. ¿Vosotros qué sendas elegís? (Creer en Dios y seguirlo). Optar por seguir a Dios es elegir la senda correcta: es aventurarse en la senda de la luz. Si desean vivir una vida valiosa y significativa, tener una conciencia clara, retornar sinceramente a Dios y quedarse a Su lado, las personas deben entregarse incondicionalmente, satisfacerlo y glorificarlo al cumplir sus deberes como seres creados: no pueden ser tibias. Deberías decir: “En el transcurso de mi vida en este mundo, no espero reunir una fortuna, destacarme entre los demás ni honrar a mis antepasados para lograr la supremacía entre mis pares o ser bien considerado; no lucharé por ninguna de esas cosas. No seguiré esa senda. Simplemente seguiré a Dios y dedicaré mi vida, mi energía y todas las habilidades, los dones y talentos que tenga al cumplimiento de mi deber. Entregaré todo eso a Dios. Durante este tiempo, incluso si soy desdeñado por los demás y a veces sometido al tratamiento o a la poda, o soy incomprendido por mis hermanos y hermanas, o si Dios me refina, me pone a prueba y me ocasiona demasiado sufrimiento, o si no gozo de los placeres de la carne en esta vida y me encuentro solo y descuidado, acepto todas esas cosas y entrego todo mi ser a Dios”. ¡Esa es la voluntad que debes tener! Es con una voluntad semejante que uno puede atravesar muchas adversidades, pero sin esa voluntad, si uno solo siente un deseo o una ráfaga repentina de entusiasmo, las cosas no funcionarán: no hay motivación. Mientras están ocupadas con sus deberes, algunas personas se saltan comidas y descansan un poco menos, y cuando ven que no lucen bien piensan: “Esto no está funcionando. No importa cuán ocupado esté, necesito descansar; no puedo envejecer prematuramente ni afrontar tantas adversidades. Es importante que me ocupe de mi salud”. ¿Qué opinas de estos pensamientos? Desconsideran la voluntad de Dios. Atesoran más la carne que su propio deber y la comisión de Dios; ante el primer contacto con el sufrimiento, pierden su predisposición y retroceden como una tortuga que repliega su cabeza y comienzan a quejarse; no son capaces de preocuparse por las cuestiones que le preocupan a Dios ni de pensar en las cosas que piensa Dios; desconsideran Su voluntad. Si un líder dice que una tarea es muy urgente, las personas que son así responderán: “Me tiene sin cuidado, no quiero tener inconvenientes. No me interesa”. ¿Existen las personas así? (Sí, existen). Las personas así son egoístas, deleznables y traicioneras. Son engañosas, indignas de confianza y no quieren sinceramente a Dios. Dirán también que han dedicado su vida a Dios, pero esas son meras palabras: estas personas no se ocupan de cuestiones prácticas, no sufren la más mínima adversidad ni pagan ningún precio. Dios no se deleita con personas así ni tampoco les concede Su bendición. Algunas personas se tornan reacias a cumplir sus deberes ni bien sienten un poco de sufrimiento en la carne. Los jóvenes, en particular, se preocupan mucho por su aspecto y se entristecen cuando ven que sus rostros están demacrados, su piel ya no es tersa o encuentran canas en el cabello. Se sienten constantemente preocupados por volverse viejos y feos, por no encontrar pareja o por no poder formar una familia. ¿Las personas así pueden obtener la verdad? ¿Cuál es el principio de Dios para juzgar si las personas son capaces de pagar un precio al cumplir sus deberes y para determinar si pueden hacerlo a un nivel aceptable? Dios simplemente desea que las personas sean sinceras. A veces las personas piensan: “Tan solo ofreceré mi corazón y eso ya bastará”. Sin embargo, siguen haciendo lo que hacen normalmente, sin cambiar en lo más mínimo. ¿Cómo contempla Dios este asunto? Por un lado, Dios observará tus aspiraciones y, por el otro, observará tus acciones reales. Dios examinará esas cosas. Si posees la aspiración y la voluntad, y a la vez estás dispuesto a pagar un precio real, entonces incluso si te sientes débil en algunos momentos, Dios verá que tu corazón no se ha dado por vencido y sigue intentando mejorar, que amas la verdad, la equidad, la justicia y las cosas positivas, y no te abandonará. Algunas personas tienen buenos discursos, pero sus corazones son indiferentes; no ponen en práctica la verdad en lo más mínimo y lo único que hacen es intentar engañar a los demás. No tienen otra alternativa más que hablar de ese modo, así es como tratan a quienes los rodean. Pueden sonar un tanto respetables, pero en realidad no están dispuestos a pasar a la acción. Incluso si pasan a la acción, no ponen en práctica lo que dicen. Por el contrario, hacen lo que sea que quieran, lo que sea que los beneficie y lo que sea que los proteja. ¿No hay una discrepancia entre sus palabras y sus acciones? ¿Dios es capaz de ver esa discrepancia? Dios escudriña y tiene plena capacidad para verlo. Algunas personas son taimadas y hacen un poco de trampa. Creen que Dios no lo sabe, que no le interesa o no lo ve. ¿Eso realmente es así? ¿De qué forma trata Dios a las personas honestas y a quienes hacen trampa? ¿Podéis ver la diferencia en el trato que Dios tiene con estos dos tipos de personas? (Dios bendice a los honestos y aborrece a los taimados). ¿Cómo bendice Dios a las personas honestas? ¿Qué pensáis acerca de que las personas honestas reciban la bendición de Dios? (Las personas honestas obtienen resultados a partir de sus deberes). (Dios esclarece a las personas honestas y les permite comprender fácilmente la verdad y entrar en la realidad). (Dios ama y cuida a las personas honestas y solo los honestos pueden ingresar al reino de Dios). Todas estas afirmaciones son correctas y constituyen las bendiciones de Dios para las personas honestas. ¿No podéis notar ahora la diferencia y la actitud de Dios en el modo en el que trata a las distintas personas y a quienes recorren diferentes sendas? Las personas honestas también hacen cosas insensatas y experimentan debilidades, pero poseen el esclarecimiento y la guía de Dios, gozan de Su protección y pueden ver Sus bendiciones en todas partes. Dios las disciplina, poda y trata, o las pone a prueba y las refina, para hacerlas cambiar y crecer. Las personas que siempre hacen trampa en sus palabras y acciones, se muestran siempre huidizas y eluden la responsabilidad en el cumplimiento de sus deberes, son quienes no aceptan la verdad en absoluto. No poseen la obra del Espíritu Santo y eso es como vivir en una ciénaga, en la oscuridad. Por mucho que avancen a tientas, por mucho que se esfuercen en el intento, no pueden ver la luz ni hallar una dirección. Cumplen sus deberes sin inspiración y sin la guía de Dios, se topan contra la pared en muchas cuestiones y sin querer quedan expuestas mientras hacen algunas cosas. ¿Cuál es el propósito de exponerlas? Es que todos sean capaces de distinguir y captar qué tipo de personas son. En realidad, todos estos tipos de personas son hacedores de servicios. Cuando terminen de rendir servicio, si no han experimentado ninguna transformación real, comenzarán a quedar expuestas y descartadas. Aquellos que hayan cometido todo tipo de hechos malvados serán castigados y, al igual que los incrédulos, sufrirán todo tipo de muertes horrorosas. Algunas personas han pronunciado palabras blasfemas y presuntuosas y, por lo tanto, Dios ya no las quiere y las entrega a Satanás. ¿Entregarlas a Satanás puede seguir arrojando buenos resultados? Sin la protección de Dios, Satanás las atormentará y actuará sobre ellas; las poseerán los demonios, tendrán una apariencia fantasmagórica y las torturarán finalmente los espíritus malignos hasta la muerte. ¿Acaso Dios no trata a las distintas personas de modos diferentes? Cuando Dios obra sobre las personas, Él las moviliza, les brinda esclarecimiento y guía, y transforma sus estados internos. A las buenas personas les gusta ser cada vez más honestas, porque solo al ser honestas pueden desempeñar bien sus deberes y aventurarse en la senda de búsqueda de la verdad. Solo al ser honestas es que pueden recibir la obra del Espíritu Santo y reflexionar constantemente sobre sí mismas, no rebelarse contra Dios, someterse a Dios en los hechos que les acontecen, buscar la verdad y luchar por ella en todas las cosas. Eso es exactamente lo que Dios exige a las personas. Y una vez que cumplen con Sus exigencias, Él obra sobre ellas, las esclarece, las ilumina, las guía y las bendice. Dios aparta a aquellos que están hastiados de la verdad y la odian. ¿Cómo trata Dios a las personas perjudiciales y malvadas que cometen todo tipo de hechos malvados y que constantemente interrumpen y perturban la obra de la iglesia? Dios las dejará expuestas y las entregará a Satanás. Comenzarán a ocasionar problemas y a revelar su verdadero rostro, dirán cosas adversas y negativas sin quererlo y sembrarán discordias al actuar como payasos. Harán muchas cosas malas, lo que ocasionará interrupciones y perturbaciones en la iglesia, y cuando el pueblo escogido de Dios entienda la verdad, y sea capaz de distinguir y exponer a esas personas, se las desalojará y expulsará. ¿Esa es su propia elección? (No). Así es como terminan las cosas para las personas que no aceptan la verdad y no se ocupan de sus correspondientes deberes. Cuando las personas no transitan la senda correcta, si Dios las entrega a Satanás y a sus pequeños demonios, entonces quedarán completamente arruinadas e irreparablemente abandonadas. Una vez que queden expuestas, pensarán: “¿Qué está sucediendo? ¿Causé algún problema? ¿Ocasioné interrupciones, generé perturbaciones? ¿Por qué no fui consciente de ello?”. Dios lo inspecciona todo, y si crea los entornos para desenmascararlas y descartarlas, entonces eso sucederá muy rápidamente. Es posible que, después de uno o dos incidentes, se descubra que son malvadas y se las trate como tales. Hay ciertas cuestiones de las que Dios se ocupa personalmente, mientras que para otras utiliza a los pequeños demonios, a Satanás o a los espíritus malignos para que le rindan servicio. Por un lado, Él perfecciona y edifica al pueblo escogido de Dios. Por el otro, Él desenmascara y descarta a las personas malignas. Si sopesas eso utilizando tus propias nociones y piensas que no se trata de algo hecho por Dios, que Él no hace tales cosas, que no es Él quien las instrumenta, ¿acaso eso no está mal? Todas las cosas están en manos de Dios y lo sabrás después de haberlo experimentado.

Aunque algunas personas creen en Dios, su corazón aún se encuentra en el mundo secular. Por más que cumplan sus deberes, siguen soñando con hacerse ricos. Su corazón se mantiene intranquilo e insatisfecho, y a veces quieren abandonar la casa de Dios, pero temen no recibir bendiciones y caer en desgracia. Entonces, lo único que les queda por hacer es cumplir sus deberes de modo superficial. En ciertas ocasiones pueden propagar negatividad y quejarse un poco, y aunque no han hecho grandes maldades, no desempeñan un rol positivo. ¿Dios es consciente de su comportamiento? (Sí). ¿Las personas son conscientes de ello? A menudo no logran verlo. Creen que las personas así son buenas, que madrugan y trasnochan para cumplir sus deberes y son capaces de soportar adversidades y pagar un precio, pero solo experimentan debilidad en ciertas ocasiones y no les gusta interactuar con otros. Pero Dios sabe qué piensan en lo profundo de su corazón y cómo actúan esas personas, y luego dispone en consecuencia. Llegado el momento, Él permite que la enfermedad recaiga sobre ellas y, una vez enfermas, ya no pueden cumplir sus deberes. ¿Eso qué significa? Significa que se las retira de los grupos de quienes desempeñan sus deberes. ¿Eso es algo bueno o malo? (Es malo). Todos vosotros estáis dispuestos a cumplir vuestros deberes con lealtad, no queréis enfrentar problemas, enfermedades o padecimientos y sentís que esas cosas demoran la ejecución de vuestros deberes. Pero quienes no quieren ejecutar sus deberes sentirán que afrontar problemas o enfermedades es algo bueno y pensarán: “Esta vez he encontrado un motivo, una excusa, ya no es necesario que cumpla mi deber”. En realidad, eso es algo malo: significa que Dios ya no los quiere, ya no los tiene en cuenta y ese es su modo de expulsarlos. Luego de ser expulsados, sus enfermedades pueden desaparecer inesperadamente y, una vez que estén mejor, irán a trabajar y ganarán dinero, vivirán su vida y harán sus fortunas. Dios no quiere a este tipo de personas. ¿Qué significa cuando Dios ya no quiere a alguien? Significa que esta persona no tiene ningún resultado, ha desaparecido de la vista de Dios y ya no tiene ninguna posibilidad de recibir la salvación. Dios los predestinó y escogió, pero de ahora en adelante los detesta y rechaza; Él decide no salvar a este tipo de personas, sino erradicarlas de Su casa. A este tipo de personas nunca las salvará Dios. A partir de este momento, han perdido toda oportunidad de ser salvadas. Más allá de qué hagan o cómo se comporten, Dios ya no las quiere. Si Dios ya no quiere a alguien, ¿ese es el fin? La historia de esa persona aún no ha concluido. Antes de que Dios escoja a una persona, ella reside bajo el poder de Satanás. Después de ser escogida por Dios, esa persona ingresa a Su casa y vive bajo Su protección y cuidado. Cuando se opone y traiciona a Dios, y Él decide aislarla, ¿a dónde regresa esa persona? (Al poder de Satanás). Esa persona vuelve a estar bajo el poder de Satanás. Esto significa que Dios ha devuelto a esa persona a Satanás, como diciendo: “Ya no quiero a esta persona. No acepta la verdad, te la devuelvo”. Y Satanás la toma. Esa persona regresa a Satanás y ya no tiene ninguna oportunidad de salvación. ¿Qué es lo que pierde una persona cuando Dios la devuelve a Satanás? ¿Cuáles son las consecuencias y el final que afrontará? Vosotros deberíais tener esto bien claro. Ser descartado por Dios no es un asunto sencillo e indudablemente no se debe a la transgresión momentánea de una persona, ya que Dios salva a las personas en la mayor medida posible y no las descarta a la ligera. Cuando una persona es escogida por Dios, ¿qué obtiene esta persona de Él? (La oportunidad de ser salvada). ¿Y qué más? (Obtiene la verdad). Sí, desde luego debe obtener la verdad para poder recibir así la salvación de Dios. Cuando Dios escoge a una persona y la guía desde el poder de Satanás hasta Su casa, ¿se atreve Satanás a imponerle condiciones a Dios? No se atreve a imponerle condiciones ni tampoco a decir nada. Si Dios dice: “Esta persona es Mía, tú ya no tienes permitido tocarla”, entonces Satanás entrega a esa persona obedientemente. El alimento, la vestimenta, la vivienda y el transporte de esa persona, así como todos sus movimientos, están bajo el cuidado y ante los ojos de Dios. Sin el permiso de Dios, Satanás no se atreverá a volver a tocar a esa persona. ¿Y eso qué quiere decir? Quiere decir que la persona vive plenamente bajo el cuidado y la protección de Dios, sin interferencia ni intrusiones de fuerzas externas, y que sus alegrías, tristezas y dolencias diarias están todas sometidas al escrutinio de los ojos de Dios y se encuentran bajo Su cuidado y protección. Si ocurre alguna catástrofe o calamidad, Dios hará que esa persona la evite y esté bien; mientras que los incrédulos y aquellos que no ha escogido Dios recibirán el destino que merecen. Si están destinados a morir, morirán, si están destinados a sufrir una catástrofe, la sufrirán. No hay ninguna persona capaz de modificar esto y nadie puede salvar al otro. Cuando suceden calamidades, estas afectan a muchas personas. ¿Pero cómo es que esas catástrofes no recaen sobre ti? Esa es la protección de Dios. Ni Satanás, ni los pequeños diablos, ni los espíritus malvados se atreven a tocarte. Cuando se encuentran contigo, es como si estuvieran frente a un área restringida, como si vieran las palabras “No tocar a esta persona”, o vislumbraran un decreto del cielo y no se atrevieran a tocarte porque estás protegido. Has llevado una vida muy buena a lo largo de estos años, todo ha ido bien y has logrado cumplir tus deberes con normalidad: así es cuando alguien está protegido por las manos de Dios. Sin embargo, cuando dicha persona que acabo de mencionar recibe la protección de Dios, no lo siente ni es consciente de ello. La persona dice: “Que haya vivido en paz todos estos años y que Satanás y los pequeños diablos se hayan mantenido alejados de mí probablemente se deba a la suerte o a la buena fortuna”. No dice que eso se debió a la protección de Dios, ni sabe retribuir el amor y la gracia de Dios. No cumple bien su deber, sino que, por el contrario, ocasiona interrupciones y perturbaciones, y solo hace cosas malas. Dios ve su comportamiento constante, examina su ser más íntimo y le da tiempo y oportunidades durante muchos años, y aun así la persona no se arrepiente. Entonces, Dios dice que esta persona no puede ser salvada y finalmente decide devolverla a Satanás. Esa persona carece de todo valor y Dios ya no la quiere. ¿Quién se alegra más cuando Dios descarta a esa persona? Satanás es quien más se alegra y dice: “¡Qué maravilloso es tener a otro pequeño diablo en mis filas, a otro cómplice!”. Esa persona, que es ingenua y no sabe temer, es acogida nuevamente en los brazos de Satanás. ¿Qué cosas le hará Satanás? (La aplastará y la dañará). Satanás es tan hábil para dañar a las personas que algunas son poseídas por demonios, otras padecen enfermedades extrañas y otras se comportan repentinamente de modo anormal y revelan un aspecto demoníaco, como si estuviesen locas. Satanás suele dañar y devorar a las personas de esa manera. Así es la naturaleza de las acciones de Satanás: se basa en el engaño y la crueldad, y utiliza diversos métodos para seducir a las personas hacia la sumisión, dañarlas y devorarlas. ¿A esos se limitan los métodos que tiene Satanás para dañar a las personas? Definitivamente no. Satanás no solo corrompe a las personas al dañarlas, arruinarlas y arrasarlas, como dice la gente. Posee muchos otros medios insidiosos y desalmados, cada uno de los cuales los experimenta la humanidad corrupta en carne propia. Luego de ser cedidas a Satanás, algunas personas de repente se vuelven particularmente inteligentes y hábiles para utilizar engaños. De la noche a la mañana, avanzan en sus trayectorias profesionales, reciben ascensos y generan riquezas. ¿Eso es algo bueno o malo? (Es malo). Esto parece algo bueno ante los ojos del hombre, entonces ¿cómo puede considerarse como algo malo? (Estas personas han caído en los engaños de Satanás y estarán cada vez más separadas de Dios). Reciben ascensos y generan riquezas, y todo va bien para ellas. En poco tiempo se convierten en magnates con dinero, estatus y renombre. Viven muy bien y regresan por completo al mundo secular. ¿Son capaces de seguir pensando en Dios en esa instancia? ¿Todavía desean creer en Dios? ¿Siguen teniendo a Dios en su corazón? (No). Se han distanciado por completo de Dios y se han apartado del camino verdadero para quedar absolutamente cautivas en la prisión de Satanás. Ya no son miembros de la casa de Dios; se han vuelto incrédulas y así se han arruinado íntegramente. ¿Pueden tales personas seguir gozando de la protección de Dios? (No pueden). ¿En qué condición se encuentran mientras viven en el mundo secular y están bajo el poder de Satanás? Día tras día, no saben si vivirán o morirán; cada vez que salen, no saben si sufrirán algún infortunio; no conocen la paz ni el júbilo; y su corazón está repleto de terror, inquietud y temor. Ellas conocen cuáles son las consecuencias de traicionar a Dios, por lo cual viven en un estado de ansiedad todo el día y no saben cuándo pueden sufrir una catástrofe ni cuándo serán castigadas. Eso es lo que sienten las personas dentro del corazón cuando Dios las detesta y las rechaza: están atrapadas sin salida en la oscuridad, cada paso que dan es demasiado complejo y aterrador, y sus vidas son muy dolorosas. ¿Piensas que estas personas viven vidas dolorosas porque persiguen la fama y la fortuna, reivindican al mundo secular, tienen una vida llena de comodidades y siguen la senda de los incrédulos? No. Es porque cuando Dios las abandona, Él ya no se preocupa por ellas. Sin la protección y el cuidado de Dios, se transforman en personas sometidas al poder de Satanás y caen inmediatamente en la oscuridad. Lo primero que sienten cuando caen en la oscuridad es que su corazón ya no está en paz y dejan de experimentar la presencia de Dios. Sienten que el mundo está repleto de terror, engaño, falsedad y peligro, y que la vida se torna cada vez más dificultosa. ¿Acaso importa cuál es su estatus en el mundo? ¿Acaso importa cuán capaces o poderosas sean? No. Todos aquellos que no crean en Dios o sean descartados por Él, acabarán con este resultado y caerán en el infierno en vida, lo cual es muy doloroso. Allí serás hostigado diariamente por todos los tipos de fantasmas vivientes. Eso se torna insoportable; es una vida simplemente peor que la muerte.

Cuando las personas se encuentran bajo la protección de Dios, se sienten seguras, en paz y dichosas. Pueden vivir como humanos y dedicarse a las actividades normales de la humanidad; todo en ellas es habitual y tal como debe ser, y su corazón se siente libre y relajado. Cuando las personas se quedan sin el cuidado y la protección de Dios, esos sentimientos desaparecen, entonces reaccionan ante cada persona, evento y cosa a su alrededor con sus propias habilidades, capacidades, pensamientos y filosofías de vida, así como también con su propia impulsividad. ¿Cuáles son todas esas personas, hechos y cosas que las rodean? Son todas las malas personas, la gente malvada, los demonios más pequeños y más grandes, y los espíritus malignos. ¿Será buena la vida de esas personas si están en tal lugar, rodeadas de espíritus impuros y sin la protección de Dios? (No). Por eso es que las personas no pueden disfrutar ni un solo día después de abandonar a Dios. Vivir se torna así de difícil para ellas. Mientras las personas viven bajo el cuidado y la protección de Dios, no saben apreciarlo y no lo toman con seriedad. Una vez que Dios las abandona, ¡ya es demasiado tarde para arrepentimientos y la catástrofe es inmensa! Solo cuando las personas viven bajo la instrumentación, el cuidado y la protección de Dios es que pueden experimentar y poseer la felicidad, la paz y el júbilo verdaderos, que son la paz y la felicidad que se sienten en lo profundo del corazón y provienen de Dios. Cuando las personas pierden la protección y el cuidado de Dios, el dolor, la preocupación, la ansiedad, la inquietud y el pavor que yacen en lo profundo de su ser comienzan a incrementarse gradualmente. Se expande el sufrimiento en su corazón y es difícil librarse de eso; no pueden escapar. ¿Cuán grandes pueden ser las habilidades y fortalezas de una persona? ¿Qué es lo que afrontas solo? ¡Afrontas a toda clase de espíritus impuros y malvados! En su apariencia externa, lucen igual que las personas: tienen figuras, formas, carne y hueso. Pero estas personas pertenecen todas a Satanás, y son manipuladas por él y por toda clase de espíritus impuros. ¿Qué tan competente pueden ser las personas frente a estas cosas? ¿Pueden no sentir temor? ¿Pueden disfrutar de la paz y el júbilo? No importa qué tan relevantes sean sus figuras, no importa qué tan capaces o qué tan fuertes sean, ¿cómo se sentirán cuando estén viviendo bajo el poder de Satanás y en este mundo? Cuando estén solas y se hayan calmado, pensarán en la gente, los acontecimientos y las cosas a su alrededor, así como en lo difícil que les resulta lidiar con cada pequeña cosa que se les cruza en el camino; se volverán locas tratando de lidiar con todo eso. ¡Qué calvario es utilizar la fortaleza y los recursos humanos para resolver todas esas cuestiones! Vivir se torna así de difícil para ellas, así de doloroso. Hay quienes dicen que las figuras importantes no sufren este tipo de aflicciones, pero en realidad las sufren más. La gente común se enfrenta a un círculo de la vida pequeño, mientras que las grandes figuras se enfrentan a un círculo más amplio, así como a mayores dosis de sufrimiento y tormento. ¿Esas personas conocen la felicidad? (No la conocen). Entonces, una vez que han perdido el cuidado y la protección de Dios, y han sido abandonadas por Él, ¿a qué tipo de vida se enfrentarán? Se enfrentarán a todos aquellos espíritus impuros y malignos en soledad y sin la ayuda de nadie. ¡Eso torna la vida insoportable! Pueden morir en cualquier momento a manos de sus adversarios o como resultado de sus conspiraciones, y viven una vida agotadora, dolorosa y tormentosa. Algunas personas son necias y piensan que es tedioso creer en Dios, estar en una búsqueda constante de la verdad y concentrarse siempre en someterse a Dios y en escuchar Sus palabras; creen que quienes gozan de la libertad son las personas mundanas y que creer en Dios no tiene sentido, por eso ya no quieren hacerlo. Piensan siempre de esta manera, pero un día sabrán cuáles son las consecuencias de ello.

En las manos del Creador, las personas gozan de la paz, la alegría, la bendición, la protección y el cuidado eternos, mientras que quienes carecen de humanidad y no tienen conciencia no podrán experimentar estas cosas. Sin embargo, cuando Dios las haya abandonado, las personas sentirán de inmediato el dolor de la oscuridad descender sobre ellas y, en ese preciso momento, entenderán lo felices y jubilosas que eran cuando creían en Dios, cumplían sus deberes, vivían en la casa de Dios y contaban con Su presencia. Pero ya será demasiado tarde. Tú podrás decir: “Me arrepiento de abandonar a Dios. ¿Puedo empezar a creer en Él desde cero?”. ¿Dios brinda este tipo de oportunidades? (No lo hace). Si tú ya no quieres a Dios, ¿Dios puede seguir queriéndote? ¿No amas acaso a Satanás? Amas a Satanás en lo profundo del corazón, pero aún quieres seguir a Dios para obtener algunas bendiciones. ¿Dios podría aceptar eso? (No podría hacerlo). Así son las cosas. Por lo tanto, las personas a menudo deben contactarse con la presencia de Dios para reflexionar y analizar estas cuestiones: qué es la felicidad verdadera, cómo hay que vivir para sentir la felicidad, la paz y el júbilo verdaderos, y qué cosas son las más valiosas y dignas de ser apreciadas en sus vidas. Se debe reflexionar sobre esos asuntos. Cuanto más reflexiones sobre las cosas correctas y sobre la verdad, Dios más va a esclarecerte y guiarte, te permitirá entender, saber y ver, y tendrás mayor esclarecimiento e iluminación con respecto a cómo practicar y entrar en la verdad. ¿No se volverá entonces tu fe cada vez más grande? Si siempre eres perezoso y desafiante; si siempre te disgusta la verdad y te opones a ella; si nunca quieres contactarte con la presencia de Dios y siempre piensas en ser disoluto y apartarte de Él; y si no aceptas Su guía, Su cuidado ni Su protección, ¿puede entonces Dios obligarte? Si esta es tu actitud, Dios indudablemente no va a esclarecerte y así tendrás muy poca fe. Cuanto más tiempo creas, menos energía tendrás, y entonces te quejarás, propagarás tus propias nociones y tu negatividad y, con el tiempo, ocasionarás problemas. Y una vez que hayas ocasionado problemas y perturbado la obra de la iglesia, la casa de Dios ya no te tratará con tanta amabilidad, te echará o expulsará, y llegarás al fin de tu senda como creyente en Dios. ¿Quiénes serán culpables de eso? (Las mismas personas). Este es el fin que acontece sobre las personas que creen en Dios, pero no persiguen la verdad. Y tal como dice el refrán: “Un solo día de frío no basta para congelar el río a tres pies de profundidad”. Si has creído en Dios por muchos años, pero no has perseguido la verdad, y has elegido la senda del mundo y seguir a Satanás en lugar de seguir Dios, entonces Dios te desamparará y abandonará. Dios no fuerza a las personas. La salvación de Dios, Su palabra, Su verdad y la vida son entregadas al hombre sin nada a cambio. Él no te pide dinero ni hace tratos contigo. Si tú no solo te rehúsas a aceptar la verdad, sino que además te quejas ante Dios y perturbas la obra de la iglesia, ¿no estás buscando problemas? ¿Qué hará Dios entonces? Indudablemente te abandonará y así recibirás tu merecido. Si rechazas la gran salvación de Dios cuando la tienes a tu alcance, y todavía sientes que has recibido un trato injusto y deseas llegar a un trato con Dios, ¡eso es absolutamente irracional! Si es ese el caso, ¡entonces deberás regresar al pozo fangoso que es el mundo y arreglártelas como quieras! A Dios ya no le importará y así se decidirá tu fin. Algunos dicen: “Si las personas ya no quieren a Dios, ¿por qué Él no las deja morir?”. ¿Acaso no hay quienes piensan de esta manera? (Sí). Algunas personas son crueles y dicen: “Si una persona no sigue a Dios, ¡Él debería maldecirla, castigarla y luego destruirla!”. ¿Creéis que ése es el carácter de Dios? (No, no lo es). Dios no hace eso, Él no fuerza a las personas. La vida de cada persona ya está determinada por Dios, y Él no obra de manera azarosa. El destino, el final y el desenlace de esa persona ya han sido predeterminados por Dios, y si dicha persona no sigue a Dios, Él aún le permitirá vivir naturalmente de ese modo siguiendo su destino original. Dios la entregará a Satanás, y ese será el final; su desenlace será en última instancia determinado por Dios cuando llegue el debido momento, en el final de su vida. Dios no trastocará todas estas leyes. En palabras del hombre, Dios actúa de una manera especialmente razonable, a diferencia del modo insidioso y desalmado de los anticristos, quienes dirán: “¡Si no me sigues, te mataré!”. ¿Qué clase de carácter es ese? Es el carácter de un bandido, de un forajido, de un canalla. Dios no se comporta de esta manera. Dios dice: “Si no Me sigues, entonces regresa a Satanás y de ahora en adelante se cortarán todos los lazos entre nosotros. No gozarás de Mi protección ni de Mi cuidado; no tendrás parte en esta bendición. ¡Vive como gustes; tuya es la elección!”. Dios es tolerante con las personas y no las fuerza. En cambio, Satanás siempre quiere controlarte y retenerte para siempre, incluso si esto va en contra de tu voluntad. Dios no hace eso. Dios sigue sus propios principios cuando actúa; Él le pide a las personas que lo sigan, pero nunca las fuerza a hacerlo. Como ser creado, si no puedes aceptar la verdad y no puedes cumplir los deberes como tal, nunca recibirás la bendición de Dios.

7 de noviembre de 2017

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