18. Principios de la confianza y el respeto por Dios

(1) Es preciso saber que Dios lo creó todo y es el soberano de todo, y tener fe en que todos los acontecimientos y cosas están en Sus manos. Solo así es posible confiar en Él y respetarlo.

(2) Con la práctica de la confianza y el respeto por Dios es posible contemplar Sus actos y conocer Su omnipotencia y sabiduría, con lo que poco a poco se consigue venerarlo y someterse a Él.

(3) Es preciso enaltecer la grandeza de Cristo. Solo Cristo puede expresar la verdad. Con fe en que las palabras de Dios todo lo alcanzan, es posible seguir a Cristo y dar testimonio de Él con naturalidad.

(4) Ante las pruebas y tribulaciones, es preciso buscar la verdad y orar a Dios de acuerdo con Sus palabras con la finalidad de comprender Su voluntad. Solo es posible mantenerse firme en el testimonio poniendo en práctica la verdad.

Las palabras relevantes de Dios:

Dejadme deciros: La mayor sabiduría es recurrir a Dios y depender de Dios en todas las cosas. Esto es algo que la mayoría de las personas no han captado. ¿Qué creen en cambio? “Leo muchas de las palabras de Dios, escucho muchos sermones y asisto a muchas reuniones, aprendo muchas habilidades y muchas canciones. Después oro aún más, hablo con los hermanos y hermanas aún más, hago más mis deberes, sufro más, pago un precio mayor, abandono incluso más cosas y esto es tal vez la mayor sabiduría.” Pero habéis pasado por alto el objetivo final de hacer todo esto. Por mucha que sea la verdad que entienda una persona, por más deberes que haya cumplido, por más cosas que haya experimentado en su cumplimiento y sean cuales sean su estatura o su entorno, lo que no puede faltarle es que, en todo cuanto haga, debe recurrir a Dios y ampararse en Él. Esta es la mayor sabiduría. ¿Por qué lo digo? Aunque uno haya llegado a comprender muchas verdades, ¿servirá eso de algo si no se ampara en Dios? Algunos, tras haber creído en Dios un poco más de tiempo, han llegado a entender algunas verdades y pasado por algunas pruebas. Puede que hayan ganado un poco de experiencia práctica, pero no saben ampararse en Dios, ni saben cómo contar con Él y ampararse en Él. ¿Son poseedoras de sabiduría esas personas? Son las más necias, las que se creen más listas; no temen a Dios ni se apartan del mal. Algunas personas dicen: “Entiendo muchas verdades y poseo la realidad-verdad. Está bien sólo hacer las cosas de una manera con principios. Soy leal a Dios, y sé cómo acercarme a Él. ¿No es suficiente que confíe en la verdad?”. “Depender de la verdad” funciona bien, doctrinalmente hablando. Pero hay muchas veces y muchas situaciones en las que las personas no saben cuál es la verdad ni cuáles son los principios-verdad. Todas aquellas con experiencia práctica saben esto. Por ejemplo, cuando te encuentres con algún problema, tal vez no sepas de qué manera hay que practicar o aplicar la verdad relevante a él. ¿Qué debes hacer en momentos como estos? No importa cuánta experiencia práctica tengas, no puedes estar en posesión de la verdad en todas las situaciones. No importa cuántos años hayas creído en Dios, cuántas cosas hayas experimentado, y cuánta poda, trato, o disciplina hayas experimentado, ¿eres tú el origen de la verdad? Algunas personas dicen: “Me sé de memoria todas esas declaraciones y pasajes bien conocidos en el libro ‘La Palabra manifestada en carne’. No necesito depender de Dios ni recurrir a Él. Cuando llegue el momento, estaré bien dependiendo solo de esas palabras de Dios.” Las palabras que has memorizado son estáticas; sin embargo, los ambientes que encuentras y tus estados son dinámicos. Tener una comprensión de las palabras literales y hablar sobre muchas doctrinas espirituales no equivale a una comprensión de la verdad y, mucho menos, a que comprendas la voluntad de Dios en cada situación. Así pues, aquí hay una lección muy importante para aprender. Es que las personas necesitan recurrir a Dios en todas las cosas y que, al hacerlo, pueden lograr una dependencia de Dios. Solamente dependiendo de Dios las personas tendrán una senda que seguir. De otra manera, puedes hacer algo correctamente y de conformidad con los principios-verdad, pero si no dependes de Dios, entonces tus actos no son más que las acciones del hombre y eso no necesariamente satisfará a Dios. Debido a que las personas tienen una manera tan superficial de entender la verdad es probable que sigan reglas y obstinadamente se aferren a letras y doctrinas usando esa misma verdad al enfrentar varias situaciones. Es posible que completen muchos asuntos que estén en conformidad con los principios-verdad en general, pero la guía de Dios no se puede ver en esto y tampoco la obra del Espíritu Santo. Aquí hay un serio problema, que es que las personas hacen muchas cosas en dependencia de su experiencia y las reglas que han entendido y en ciertas fantasías humanas. Apenas pueden lograr el mejor resultado, que viene al entender claramente la voluntad de Dios al recurrir a Él y orarle, y entonces ampararse en Su obra y guía. Por esta razón digo que la mayor sabiduría es recurrir a Dios y depender de Él en todas las cosas.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los creyentes deben empezar por comprender las tendencias malvadas del mundo

¿Cómo debes practicar la admiración a Dios y depender de Él? Algunas personas dicen: “Tengo poca edad, mi estatura es pequeña y llevo poco tiempo creyendo en Dios. No sé cómo admirar a Dios, así que recurrir a Él es difícil para mí. Tampoco sé cómo depender de Dios.” ¿Es este un problema? ¿Admirar a Dios es una doctrina vacía? ¿Es una formalidad? No. Algunas personas dicen: “La mayoría de las cosas por las que recurrimos a Dios son nuestros deberes. No necesitamos recurrir a Dios con relación a nuestras propias pequeñeces personales. Dios no se preocupa por ellas.” ¿Es correcta esta interpretación? (No, es equivocada.) Entonces, ¿en qué cosas las personas deben admirar a Dios? (En todas las cosas.) ¿Qué quiere decir “todas las cosas”? (Independientemente de si un asunto es grande o pequeño, debemos recurrir a Dios y depender de Dios.) Algunos implican las cosas de la humanidad normal, tales como cepillarte los dientes, lavarte la cara y comer. Está bien que manejes estas cosas tú mismo, pero debes orar y admirar a Dios cuando te topes con situaciones excepcionales. Supón que tu estómago te está causando malestar hoy y está afectando tus deberes. Para esto debes orar, diciendo: “Oh, Dios, mi estómago me está causando malestar hoy. ¿Comí algo equivocado, pesqué un enfriamiento o me estás disciplinando por no estar dedicado a mis deberes? Oro a Ti por iluminación y guía.” Debes clamar a Dios de esta manera; esto es lo que es “recurrir a Dios.” Pero no debes permitir que el que recurras a Dios influencie todas tus actividades de la humanidad normal. Después de orar y recurrir a Dios, debes ir y tener tu comida como siempre. No puedes comer tu comida, entonces encuentra algo más adecuado para comer. Si te duele mucho el estómago, entonces toma alguna medicina y también debes orar y buscar. Debes trabajar con las cosas con las que deberías trabajar en la humanidad normal y no buscar sentimientos. Pero aun así debes buscar y recurrir a Dios en este asunto. Después, es posible que Dios te alumbrará por medio de algún asunto, y te darás cuenta inconscientemente de que has mostrado algún comportamiento durante tus deberes que no es tan bueno. Después de que te has dado cuenta de esto, debes entonces reflexionar de inmediato. Debes confesar tus pecados y arrepentirte delante de Dios: “Oh, Dios, mi propósito está mezclado cuando hago mis deberes, confío en mi propia voluntad. Soy muy caprichoso y he afectado al progreso de mis deberes. Doy gracias por Tu disciplina y por Tu reproche. No haré esto otra vez. Oro a Ti para que me perdones esta vez.” Después de que oras, tu corazón está en paz. Y, sin darte cuenta, tu enfermedad mejora poco a poco. El hombre debe hacer lo que debe hacer, pero mientras lo está haciendo, no debe olvidar depender de Dios; esta es una manera de práctica. Cuando recurres a Dios, es posible que Él no te dé ningún sentimiento ni ninguna idea clara, mucho menos ninguna dirección clara, pero Él te permite algo de entendimiento. O tal vez esta vez no has entendido nada, sin embargo ¿está bien que recurras a Dios? El que las personas practiquen de esta manera no se hace para seguir reglas sino más bien es la necesidad en sus corazones y es como el hombre debería practicar. No es que puedas obtener iluminación y guía cada vez que recurres a Dios y apelas a Dios. Este estado espiritual en la vida del hombre es normal y natural, y recurrir a Dios es la interacción normal con Dios en los corazones de las personas.

Algunas veces, esperar en Dios no significa pedirle que haga algo utilizando palabras específicas o solicitarle una guía o protección específica. Más bien, es cuando las personas se encuentran con algún problema que pueden clamar a Él de una manera sincera. Así pues, ¿qué hace Dios cuando las personas claman a Él? Cuando el corazón de alguien se conmueve y esa persona piensa “Oh, Dios. Yo no puedo hacer esto por mí mismo; no sé cómo hacerlo y me siento débil y negativo…”, cuando surgen estos pensamientos en ella ¿acaso Dios no lo sabe? Cuando claman a Dios de esta manera, con sinceridad, ¿Dios accede a ayudarles? A pesar del hecho de que tal vez no hayan pronunciado una sola palabra, muestran sinceridad y, así, Dios accede a ayudarles. Cuando alguien se encuentra con una dificultad especialmente espinosa, cuando no tiene a nadie a quien acudir y cuando se siente particularmente indefenso, pone toda su esperanza en Dios. ¿Cómo son sus oraciones? ¿Cuál es su estado mental? ¿Es esa persona sincera? ¿Existe alguna adulteración en ese momento? Es sólo cuando confías en Dios como si Él fuera lo último a lo que puedes aferrarte para salvar tu vida, esperando que Él te ayude, que tu corazón es sincero. Aunque tal vez no hayas dicho mucho, tu corazón ya se ha conmovido. Esto es, que le das tu corazón sincero a Dios y Dios escucha. Cuando Dios escucha, ve tus dificultades, y te esclarecerá, te guiará y te ayudará.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los creyentes deben empezar por comprender las tendencias malvadas del mundo

Por muy débil y pasivo que seas, por muy agraviado y negativo que te sientas, díselo a Dios. No trates a Dios como a un extraño, puedes ocultárselo a cualquiera, pero no se lo ocultes a Él, porque Dios es el único del que puedes depender, el único que puede salvarte. Estas cosas solo se resuelven si la gente se presenta ante Dios. Depender de otros no sirve de nada. Por eso, cuando la gente se topa con aquello que más puede debilitarla y volverla pasiva, los más sabios son los que pueden presentarse ante Dios y confiar en Él. Solo los insensatos se alejan y se ocultan más de Dios cuando surgen acontecimientos importantes y cruciales, cuando su necesidad de confiar en Él es mayor, mientras rumian estas cosas en su corazón. ¿Y qué ocurre cuando siguen dándole vueltas? Estos agravios se convierten en oposición, y la oposición se convierte en resistencia y en un clamor contra Dios. Estas personas se vuelven incompatibles con Él, y su relación con Dios se rompe completamente. Pero cuando te encuentras con esa debilidad y pasividad, eliges seguir presentándote ante Dios, aceptas Su soberanía sobre ti, aceptas Sus orquestaciones y arreglos, tienes una actitud de obediencia, y cuando Dios ve tu sinceridad y tu debilidad, Él sabe cómo guiarte, cómo sacarte de la debilidad y la pasividad. Y así, bajo la guía de Dios, estas cosas se vuelven insignificantes. Sin que te des cuenta, Dios te ayuda a disiparlas, hallas inconscientemente una salida, te fortaleces y ya no eres débil. Al recordarlo, te preguntas cómo fuiste tan infantil en tu debilidad de entonces. Pero así de infantiles son las personas. Sin el apoyo de Dios, nunca podrán pasar de ser infantiles y estúpidos a ser maduros. La gente se vuelve cada vez más madura y adulta solo cuando, mientras experimentan estas cosas infantiles, aceptan y se someten poco a poco a la soberanía de Dios, y se enfrentan activamente a estos asuntos, buscando el principio y la voluntad de Dios. Se da el caso contrario de los que cuanto más se encuentran con estas cosas, más se alejan de Dios, más se esconden, se resisten y se oponen a Él. No le comunican nada ni leen Sus palabras, nada de eso forma parte de su estado.

La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros

¡Dios Todopoderoso domina todas las cosas e incidentes! Mientras lo admiremos de corazón en todo momento y entremos en el espíritu y nos comuniquemos con Él, entonces nos mostrará todas las cosas que buscamos, y de seguro Su voluntad nos será revelada. Nuestros corazones entonces estarán alegres y en paz, firmes con perfecta claridad. Es crucial poder actuar según Sus palabras; sólo ser capaz de captar Su voluntad y vivir en dependencia de Sus palabras cuenta como experiencia verdadera.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 7

Debes lograr la entrada desde el lado de la positividad. Si esperas pasivamente, entonces, sigues siendo negativo. Debes ser proactivo al cooperar conmigo; sé diligente y nunca seas perezoso. Comunícate siempre conmigo y ten una intimidad aun más profunda conmigo. Si no entiendes, no seas impaciente por los resultados rápidos. No es que no te diré; es que quiero ver si confías en Mí cuando estás en Mi presencia y si tienes confianza en tu dependencia de Mí. Siempre debes permanecer cerca de Mí y poner todos los asuntos en Mis manos. No regreses en vano. Después de haber estado cerca de Mí sin saberlo por un período de tiempo, Mis intenciones te serán reveladas. Si las captas, entonces estarás realmente cara a cara conmigo y verdaderamente habrás encontrado Mi rostro. Tendrás mucha claridad y estabilidad en tu interior y tendrás algo en qué confiar. También tendrás poder además de confianza y tendrás una senda hacia adelante. Todo te resultará fácil.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 9

Las personas pasan la mayor parte de su tiempo viviendo en un estado inconsciente. No saben si deben depender de Dios o de ellas mismas. Entonces tienden a escoger depender de ellas mismas y de las condiciones y los ambientes ventajosos a su alrededor, así como las personas, eventos y cosas que son ventajosos para ellas. Esto es en lo que las personas destacan más. En lo que las personas son peores es en depender de Dios y recurrir a Dios porque sienten que hacerlo es demasiada molestia. Sienten que recurrir a Dios es invisible e intocable; que hacerlo es vago y no realista. Así, en este aspecto de sus lecciones algunas personas tienen el peor desempeño y su entrada en ello es lo más superficial. Si no aprendes cómo recurrir a Dios y depender de Él, nunca verás a Dios obrar en ti, guiarte o esclarecerte. Si no puedes entender estas cosas, entonces las cuestiones como si Dios existe o no, de si Él guía o no todo en la vida de la humanidad, terminará, en las profundidades de tu corazón, con un signo de interrogación y no con un punto o un signo de exclamación. “¿Guía todo Dios en la vida de la humanidad?”. “¿Observa Dios las profundidades del corazón del hombre?”. ¿Por qué razón lo conviertes en preguntas? Si verdaderamente no dependes de Dios ni recurres a Él, no serás capaz de generar una fe verdadera en Dios. Si no puedes generar una fe verdadera en Dios, entonces los signos de interrogación siempre estarán ahí para ti, acompañando a todo lo que Dios hace, y no habrá puntos.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los creyentes deben empezar por comprender las tendencias malvadas del mundo

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