Los principios que deben guiar el comportamiento de una persona

Aquellos que creen en Dios deben caminar por la senda de la fe conforme a la palabra de Dios y a Sus exigencias. Los creyentes deben comportarse de acuerdo con la verdad. Si la gente no tiene la verdad y vive según las filosofías de Satanás, al final no alcanzarán un resultado ni un final positivo. Solo la palabra de Dios es la verdad eterna e inmutable. Si un creyente no vive según la palabra de Dios o no se comporta conforme a la verdad, entonces está incluso más ciego que las personas del mundo, es una ceguera sin remedio. Muchas personas que logran algo de éxito en cierto campo en el mundo secular y se hacen famosos tienen la cabeza nublada por la fama y la fortuna, y empiezan a tenerse a ellos mismos en muy alta estima. De hecho, la admiración, el elogio, la afirmación y el reconocimiento que te otorgan otras personas son solo honores temporales. No representan la vida ni implican en lo más mínimo que alguien está caminando por la senda correcta. Son solo honores y glorias temporales. ¿Qué son estas glorias? ¿Son reales o vacías? (Vacías). Son como estrellas fugaces, resplandecen antes de desaparecer. Después de que la gente obtiene tales glorias, honores, aplausos, laureles y elogios, de todos modos tienen que regresar a su vida real y vivir como deben vivir. Algunos son incapaces de ver esto y desean que estas cosas se queden para siempre con ellos, algo que no es realista. Desean vivir en esta clase de entorno y atmósfera por cómo les hace sentir. Quieren disfrutar de esta sensación para siempre. Si no son capaces de disfrutarla, entonces empiezan a tomar la senda equivocada. Algunos usan varios métodos como la bebida o el consumo de drogas para insensibilizarse. Así es como abordan la fama y la fortuna los seres humanos que viven en el mundo de Satanás. Cuando una persona se hace famosa y recibe algo de gloria, es propensa a perder el norte, y no sabe cómo debe actuar ni qué debe hacer. Tiene la cabeza en las nubes y no puede bajar de ahí; eso es peligroso. ¿Habéis estado alguna vez en tal estado o habéis mostrado ese comportamiento? (Sí). ¿Qué es lo que causa esto? Que la gente tiene actitudes corruptas. Son demasiado vanos y arrogantes, no pueden soportar la tentación o el elogio, y no buscan ni entienden la verdad. Creen que son únicos simplemente por un pequeño logro o gloria que reciben; creen que se han convertido en una gran persona o un superhéroe. Creen que sería un crimen no tenerlos en alta estima en vista de toda esta fama, fortuna y gloria. Las personas que no comprenden la verdad tienden a tener un alto concepto de sí mismas en cualquier momento o lugar. Cuando empiezan a pensar demasiado en ellas mismas de esa manera, ¿acaso les resulta fácil volver a bajarse de ahí? (No). La gente con un poco de sentido no tiene un alto concepto de sí misma sin motivo. Cuando todavía no han conseguido nada, no tienen nada que ofrecer y nadie del grupo les presta atención, no pueden tener un alto concepto de sí mismos, aunque quisieran. Puede que sean un poco arrogantes y narcisistas, o que les parezca que tienen algo de talento y son mejores que los demás, pero no tienden a tener un alto concepto de sí mismas. ¿Bajo qué circunstancias tienen las personas un alto concepto sobre sí mismas? Cuando otros les elogian por algún logro. Creen que son mejores que el resto, que los demás son corrientes y carecen de importancia, que solo son ellos los que poseen estatus, y que no están en la misma clase o al mismo nivel, que las otras personas, que se encuentran por encima de ellas. Así es como se enaltecen. Creen justificada su elevada opinión sobre sí mismos. ¿Cómo se las arreglan con esto? Lo que creen es: “Tengo puntos fuertes, un calibre y un cerebro únicos, y estoy dispuesto a buscar la verdad. Ahora he logrado algo: me he hecho un nombre, y mi reputación y mi valor son más altos que los de otras personas. Por tanto, sin duda destaco sobre el resto y soy alguien a quien todos admiran, por eso es adecuado que tenga un alto concepto de mí mismo”. Esto es lo que tienen en mente, y en última instancia se convierte en algo obvio y normal para ellos que deban pensar tan bien de sí mismos. Les parece incuestionablemente correcto y lógico. Si no tienen un alto concepto de sí mismos, se sienten desequilibrados, como si se estuvieran infravalorando y no estuvieran a la altura de la aprobación de los demás, y por eso piensan que es natural que se tengan en tan alta estima. ¿Cuáles son las consecuencias de tenerse en tan alta estima? (Ya no trabajan bien con los demás, y quieren hacer las cosas a su manera). Este es un aspecto de su comportamiento. ¿Qué más? (Ya no tienen los pies en la tierra, no buscan avanzar en el ámbito de su trabajo y dependen demasiado de lo que ya tienen que ofrecer). (Se niegan a someterse a situaciones que no les gustan). ¿Por qué se niegan a someterse? ¿Antes podían? (Antes no tenían los recursos para ser arrogantes, y pudieron contenerse y reprimirse, por lo que fueron capaces de someterse hasta cierto punto. Pero ahora sienten que tienen los recursos y las cualificaciones, y que son diferentes de los demás, por lo que creen que pueden dictar sus propias condiciones y se niegan a someterse). Les parece que son diferentes a cómo eran antes, que tienen estatus, que son conocidos y que no deben someterse fácilmente a los demás. Si lo hicieran, no sería propio de su estatus y no estarían a la altura de su reputación. Sienten que tienen derecho a decir “no” y a negarse a someterse a los demás. ¿Qué otros comportamientos muestran? (Si su situación se agrava, pueden incluso llegar a ser como Pablo, y decir: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia” (2 Timoteo 4:7-8), y a empezar a negociar condiciones con Dios, olvidando que son seres creados). Se olvidan de quiénes son. ¿Creéis que es bueno que una persona tenga un buen concepto de sí misma? (No). No, ¿entonces por qué la gente piensa bien de sí misma? (Por el carácter satánico que llevan dentro). Tener un carácter satánico es inevitable, y esa es sin duda la raíz del problema. ¿Qué otras razones existen? Hablemos de las razones prácticas. (La gente pone demasiado énfasis en sus logros, tratándolos como la vida misma. Así, siempre están deleitándose con su éxito, lo que los lleva a un estado de complacencia del que no pueden escapar). Este es el quid de la cuestión. Se refiere a lo que la gente busca y a lo que aspira en su corazón, así como a la senda que elige tomar. Muchas personas creen que tienen estatura siempre y cuando puedan realizar ciertas tareas rutinarias y cumplir ciertos deberes que requieren conocimientos técnicos. Cuanto más competente, excepcional y eficiente sea su trabajo, más demuestra que poseen la realidad, que aman a Dios y que le obedecen. Lo consideran su vida. Como tal, ciertamente lo aprecian y lo buscan como la meta de su vida, pero su objetivo y dirección son erróneos, al igual que su senda. Además, en la raíz de esto, la comprensión de la gente sobre la vida, la búsqueda de la verdad y lo que significa tener la realidad verdad es deficiente. Cuando la comprensión de la gente es deficiente, su conocimiento y evaluación final de algo también han de serlo. Si tu comprensión es deficiente, lo que buscas también debe serlo. En consecuencia, la senda que elijas será problemática, y la trayectoria y los objetivos de tu vida también serán deficientes.

Todo el mundo sabe que no es algo bueno que una persona se tenga en alta estima solo porque fuera capaz de lograr ciertos resultados en su deber. Entonces, ¿por qué la gente tiende a tenerse en alta estima? En parte se debe a la arrogancia y superficialidad de las personas. ¿Hay otras razones? (Es porque no se dan cuenta de que Dios es el que los guía a lograr estos resultados. Piensan que ellos se merecen todo el mérito y poseen los recursos, así que se tienen en alta estima. De hecho, sin la obra de Dios, son incapaces de lograr nada, pero no pueden verlo). Esta afirmación es correcta, y también es fundamental para la cuestión. Si las personas no conocen a Dios y no tienen al Espíritu Santo para que las esclarezca, siempre se creerán capaces de cualquier cosa. Así que, si poseen los recursos, pueden llegar a ser arrogantes y tener un alto concepto de sí mismos. ¿Sois capaces de sentir la guía de Dios y el esclarecimiento del Espíritu Santo mientras cumplís con vuestro deber? (Sí). Si podéis percibir la obra del Espíritu Santo, y sin embargo seguís teniendo tan alto concepto de vosotros mismos y creyendo que poseéis la realidad, ¿qué está pasando entonces? (Cuando el cumplimiento de nuestro deber ha dado fruto, pensamos que la mitad del mérito pertenece a Dios y la otra mitad a nosotros. Exageramos nuestra cooperación hasta un punto ilimitado, pensando que nada era más importante que esta, y que el esclarecimiento de Dios no habría sido posible sin ella). Entonces, ¿por qué te esclareció Dios? ¿Puede Dios esclarecer también a otras personas? (Sí). Cuando Dios esclarece a alguien, es por la gracia de Dios. ¿Y en qué consiste esa pequeña cooperación por tu parte? ¿Es algo por lo que mereces reconocimiento, o es acaso tu deber y responsabilidad? (Es nuestro deber y responsabilidad). Al reconocer que se trata de tu deber y responsabilidad, entonces tienes el estado mental correcto, y no considerarás tratar de apuntarte el tanto. Si siempre crees: “Esta es mi contribución. ¿Habría sido posible el esclarecimiento de Dios sin mi cooperación? Esta tarea requiere de la cooperación del hombre; nuestra cooperación supone el grueso de todo este logro”, entonces estás equivocado. ¿Cómo podrías cooperar si el Espíritu Santo no te hubiera esclarecido, y si nadie te hubiera compartido los principios verdad? Tampoco sabrías lo que Dios requiere; ni conocerías la senda de práctica. Aunque quisieras obedecer a Dios y cooperar, no sabrías cómo hacerlo. ¿Acaso esta “cooperación” tuya no son solo palabras vacías? Sin una verdadera cooperación, solo actúas según tus propias ideas, en cuyo caso, ¿podría el deber que realizas estar a la altura del estándar? En absoluto, lo cual indica el problema que nos ocupa. ¿Cuál es el problema? Sea cual sea el deber de una persona, el que logren resultados, cumplan con el deber de forma óptima y obtengan la aprobación de Dios depende de Sus acciones. Aún si cumples con tus responsabilidades y tu deber, si Dios no obra, si no te esclarece y guía, entonces no conocerás tu senda, tu rumbo ni tus metas. ¿Cuál es el resultado último de eso? Después de esforzarte todo ese tiempo, no habrás cumplido con tu deber correctamente, ni habrás ganado la verdad y vida; todo habrá sido en vano. Por lo tanto, ¡depende de Dios que cumplas con el deber de forma óptima, edificando a tus hermanos y hermanas y obteniendo la aprobación de Dios! La gente no puede hacer más que aquello que personalmente es capaz de hacer, lo que debe hacer y lo que está dentro de sus propias capacidades, nada más. Entonces, cumplir con tus deberes de manera eficaz depende en último término de la guía de las palabras de Dios y el esclarecimiento y el liderazgo del Espíritu Santo; solo así puedes entender la verdad y cumplir la comisión de Dios según la senda que Dios te ha concedido y los principios que ha establecido. Esta es la gracia y la bendición de Dios, y si la gente no puede verlo, es porque está ciega. Con independencia de qué clase de obra realice la casa de Dios, ¿cuál debería ser el resultado? Por un lado, debe ser dar testimonio de Dios y difundir Su evangelio, mientras que, por el otro, debe ser edificar y aportar beneficios a los hermanos y hermanas. La obra de la casa de Dios debe conseguir resultados en ambos ámbitos. En la casa de Dios, sea cual sea el deber que cumplas, ¿puedes lograr resultados sin la guía de Dios? De ninguna manera. Puede decirse que, sin la guía de Dios, lo que haces es esencialmente inútil. A lo largo de los años, a medida que cumplís vuestros deberes, cuanto más cumplís con ellos, más os acercáis a las exigencias de Dios, más comprendéis Sus intenciones y más captáis los principios. ¿Cómo se logra todo esto? (Por la guía de Dios). Sin la guía de Dios y el esclarecimiento del Espíritu Santo, ¿en qué pueden “contribuir” realmente las personas? Una parte de su “contribución” son figuraciones humanas. A veces, las personas cumplen sus deberes según su propia figuración, pensando que así pueden dar testimonio de Dios. Sin embargo, el resultado es el contrario. Lo que producen no solo no logra el efecto deseado de dar testimonio de Dios, sino que parece irreal e impracticable, un mero producto de las figuraciones e invenciones humanas, lo que en última instancia deshonra a Dios. Otra parte de ello son las nociones humanas. A la gente le gusta actuar según sus propias nociones y creer que estas coinciden con la verdad. Cuando actúan de acuerdo con sus nociones, piensan que reciben la aprobación de los demás y que están glorificando a Dios. Como resultado, hacen muchas cosas en base a sus propias nociones, y no solo no logran el efecto deseado de dar testimonio de Dios, sino que engañan a otros para que acepten estas nociones como verdad. Esto no solo les impide obedecer a Dios, sino que también conduce a malentendidos, suspicacias, condenas y blasfemias contra Él. Estas son las consecuencias de actuar según las propias nociones y difundirlas. Cuando la gente no comprende la verdad, se basa en figuraciones y nociones para guiar sus acciones. Aparte de las figuraciones y nociones, otro aspecto de lo que la gente “contribuye” es el conocimiento humano. Después de adquirir una rica gama de conocimientos en diferentes campos, utilizan este conocimiento para evaluar las exigencias de Dios, imaginar cuál es la verdad y juzgar por sí mismos cómo cumplir con su deber y satisfacer las intenciones de Dios. ¿Cuál es el resultado de tales acciones? Ciertamente contradicen las intenciones de Dios, porque el conocimiento humano contradice la verdad y se opone a ella. Cuando las personas cumplen con su deber basándose en el conocimiento humano, ¿qué tipo de situación se crea en la iglesia? Las personas comienzan a idolatrar el conocimiento y a compararse entre sí para ver quién sabe más, quién ha leído más libros o quién posee mayores calificaciones académicas. Les gusta comparar estas cosas. Cuando se da una situación así dentro de la iglesia, ¿tiene esto algo que ver con que las personas utilicen el conocimiento humano para servir y dar testimonio de Dios? Desde luego que sí. ¿Cuáles son las consecuencias de utilizar el conocimiento para cumplir con el propio deber y dar testimonio de Dios? Esto conduce a una preferencia por el conocimiento humano sobre el amor a la verdad, lo que desvía a la gente hacia una senda de búsqueda del conocimiento humano. Es incorrecto y hace que uno se desvíe completamente del camino verdadero. Ya sea que se utilicen figuraciones, nociones o conocimiento humano para dar testimonio de Dios y servirle, ninguno de estos enfoques puede lograr el resultado deseado de ayudar a las personas a conocer y obedecer a Dios. Por el contrario, pueden impedir fácilmente que la gente se vuelva hacia Dios. Por tanto, utilizar figuraciones, nociones o conocimientos humanos para dar testimonio de Dios es una especie de resistencia contra Él. Esto interrumpe y perturba la obra de Dios y Él no aprueba tales acciones.

Las figuraciones, nociones y conocimiento humanos son todos ellos aspectos del ámbito del pensamiento. Una cosa en la que se basan las acciones humanas es en los propios pensamientos y puntos de vista, mientras que otra cosa es el carácter corrupto, que desempeña un papel fundamental. Si la gente no entiende la verdad, no se conoce a sí misma, no acepta la verdad, no la practica y es incapaz de someterse a Dios y a la verdad, entonces, ¿en qué basa el cumplimiento de su deber? Actúan en base a su arrogancia, engaño, perversidad, depravación e intransigencia, todos ellos aspectos de su carácter corrupto. ¿Cuáles son las consecuencias de cumplir con su deber basándose en estas actitudes corruptas? (Las personas no pueden cooperar armoniosamente con los demás y también pueden interrumpir y perturbar el trabajo de la iglesia). Se deben conocer estas consecuencias. Cada uno va a lo suyo, sin practicar la verdad. Cada cual hace lo que le parece, actuando con falta de armonía, y causando una interrupción y una perturbación. Un trabajo que podría haber sido bien ejecutado se convierte en caótico y desordenado. Esto no es diferente de cómo se hacen las cosas entre los incrédulos. En el bando de Satanás, ya sea en la sociedad o en los círculos oficiales, ¿cuál es la atmósfera que prevalece? ¿Qué prácticas son populares? Debéis tener algún conocimiento de ellas. ¿Cuáles son los principios y directrices de sus acciones? Cada uno es su propia ley; cada uno sigue su propio camino. Actúan según sus propios intereses y hacen lo que quieren. Quien tiene autoridad tiene la última palabra. No piensan ni por un momento en los demás. Se limitan a hacer lo que quieren, luchan por la fama, el beneficio y el estatus, y actúan totalmente de acuerdo con sus propias preferencias. En cuanto reciben poder, lo ejercen rápidamente sobre los demás. Si les ofendes, quieren hacerte sufrir, y tú no puedes hacer otra cosa que ofrecerles regalos. Son tan despiadados como escorpiones, dispuestos a infringir las leyes, las normas gubernamentales e incluso a cometer delitos. Son capaces de todo esto. Así de oscuro y malvado es el bando de Satanás. Ahora, Dios ha venido a salvar a la humanidad, a permitir que la gente acepte la verdad, la comprenda y se libere de la esclavitud y el poder de Satanás. Si no aceptáis la verdad y no la practicáis, ¿acaso no seguís viviendo bajo el poder de Satanás? En ese caso, ¿cuál es la diferencia entre vuestro estado actual y el del diablo Satanás? Competiríais de la misma manera en que compiten los incrédulos. Lucharíais de la misma manera que los incrédulos. De la mañana a la noche, conspiraríais, maquinaríais, envidiaríais y entraríais en disputas. ¿Cuál es la raíz de este problema? Se debe a que la gente tiene actitudes corruptas y vive conforme a ellas. Que reine el carácter corrupto es que reine Satanás; la humanidad corrupta habita en un carácter satánico, y nadie es una excepción. Por tanto, no debes pensar que eres demasiado bueno, demasiado dócil y honesto para involucrarte en las luchas por el poder y el beneficio. Si no comprendes la verdad y Dios no te guía, ciertamente no eres una excepción, y en ningún caso tu ingenuidad, bondad o tu juventud harán que evites luchar por la fama y el beneficio. De hecho, tú también buscarás fama, beneficio y estatus, mientras tengas la ocasión y las circunstancias lo permitan. Aferrarse a la fama y al beneficio es el comportamiento distintivo de los humanos, que tienen la naturaleza malvada de Satanás. Nadie es una excepción. Toda la humanidad corrupta vive por la fama, el beneficio y el estatus, y pagarán cualquier precio en su lucha por estas cosas. Así es con todos los que viven bajo el poder de Satanás. Por lo tanto, aquel que no acepta o entiende la verdad, que no puede actuar de acuerdo con los principios, es aquel que vive en medio de un carácter satánico. Un carácter satánico domina ya tus pensamientos y controla tu comportamiento; Satanás te tiene completamente bajo su control y esclavitud, y si no aceptas la verdad y renuncias a Satanás, no podrás escapar. Ahora bien, al cumplir con tu deber en la casa de Dios, posees algo de obediencia, de resiliencia en el corazón, de seriedad, un poco de sentido de la responsabilidad; puedes dejar de lado la preocupación por tu propio estatus, y a menudo te puedes resistir a la competitividad, eres capaz de ceder ante otros, de cooperar en armonía con los demás, y eres capaz de buscar y esperar cuando te topas con cosas que no puedes entender. ¿Cómo alcanzasteis esta actitud y comportamiento? Esto está directamente relacionado con la provisión, la guía y el riego de Dios. Todo esto es el resultado de las numerosas palabras que ha dicho Dios. De otra manera, aunque una persona tenga buenas cualidades, no puede descubrir ni comprender la verdad. Si Dios no hubiera venido a expresar estas verdades, ¿dónde iría la gente a buscar la verdad? Desde la infancia, reciben una educación y van a la escuela durante muchos años, pero ¿han aprendido la verdad? En absoluto. Admiran a los famosos y a las grandes figuras, y ensalzan el conocimiento cultural, pero ¿han aprendido la verdad? No. Incluso después de leer muchos, muchos libros, no han aprendido la verdad. De hecho, en el mundo no hay verdad en absoluto. Solo después de que Dios llegara y trajera la verdad y el camino a la vida eterna, y después de haber leído la palabra de Dios durante varios años, la gente al fin descubre la verdad. Solo entonces se dan cuenta del valor y lo preciada que es la verdad. En este punto, llegan a reconocer que, en el pasado, sus palabras, acciones y comportamiento se basaban en figuraciones, nociones y conocimiento humano. Aparte de estas cosas, los movía su carácter corrupto. Las nociones, el conocimiento humano y las figuraciones que llenan los corazones de las personas no son la verdad. Por tanto, tienden a vivir varios aspectos del carácter corrupto de Satanás. No pueden vivir con semejanza humana o abstenerse de mentir, aunque quieran, y les resulta difícil hacer siquiera unas pocas cosas buenas. Aquellos que viven conforme al carácter de Satanás, manifiestan de manera natural la imagen de este. Sus palabras, acciones y conducta están todos influenciados por el carácter de Satanás, y ninguno puede escapar de esto. Si sois capaces de reconocer este punto, entonces, en el proceso de cumplir con vuestro deber, ya consigáis ciertos resultados, hagáis ciertas contribuciones, exhibáis buen comportamiento o experimentéis ciertos cambios, ¿qué mentalidad debéis tener? (Una mentalidad de agradecimiento a Dios). Debéis darle las gracias a Dios. Toda la gloria le pertenece. Fue Dios el que hizo esto, y las personas no pueden alardear de nada. Cada persona posee diferentes niveles de aptitud. Por ejemplo, algunas son sensibles por naturaleza al ritmo y la melodía de la música, mientras que otras destacan en la danza. Con independencia de los talentos naturales que posean, todos ellos son otorgados por Dios, y no hay nada de lo que deban alardear. Sin duda, no obtuvieron estos talentos innatos de sus padres, porque es posible que los padres carezcan de dichos talentos, e incluso si los poseen, no pueden transmitirlos a sus hijos; los padres no pueden enseñar estos talentos a sus hijos si estos no poseen ya una habilidad natural. Por tanto, los talentos y dones que poseen las personas no tienen nada que ver con sus padres. Por supuesto, estos talentos no son algo que pueda adquirirse mediante el aprendizaje. Los dones y habilidades con los que nacen las personas son otorgados por Dios. Dios los predeterminó hace mucho tiempo. Si Dios te hizo necio, entonces tu necedad tiene sentido; si te hizo brillante, entonces tu brillantez tiene sentido. Cualesquiera que sean los talentos que Dios te conceda, cualesquiera sean tus puntos fuertes, sea cual sea tu coeficiente intelectual, todo tiene un propósito para Dios. Todas estas cosas fueron predestinadas por Dios. Él ordenó hace mucho tiempo el papel que desempeñas en tu vida, el deber que cumples. Hay personas que se dan cuenta de que otros tienen puntos fuertes que ellas no y están insatisfechas. Quieren cambiar las cosas aprendiendo más, viendo más y siendo más aplicados. Pero lo que pueden lograr con su diligencia tiene un límite y no pueden superar a los que tienen dones y experiencia. Por mucho que te esfuerces, es inútil. Dios ha ordenado lo que vas a ser y nadie puede hacer nada por cambiarlo. Debes esforzarte en aquello en lo que seas bueno. Sea cual sea el deber para el que eres apto, ese es el que debes realizar. No trates de meterte a la fuerza en campos ajenos a tus habilidades y no envidies a los demás. Cada uno tiene su función. No pienses que puedes hacerlo todo bien, o que eres más perfecto o mejor que los demás, ni desees reemplazar a otros y jactarte. Ese es un carácter corrupto. Hay quienes piensan que no saben hacer nada bien y que no tienen ninguna habilidad. Si ese es el caso, limítate a ser una persona que escuche y obedezca de manera sensata. Haz lo que puedas y hazlo bien, con todas tus fuerzas. Con eso es suficiente. Dios quedará satisfecho. No pienses siempre en sobrepasar a los demás, en hacerlo todo mejor que el resto y destacar entre la multitud en todas las cosas. ¿Qué clase de carácter es ese? (Un carácter arrogante). La gente siempre tiene un carácter arrogante, e incluso si quiere luchar por la verdad y satisfacer a Dios, se queda corta. Estar controladas por un carácter arrogante vuelve a las personas muy propensas a desviarse. Por ejemplo, hay algunas personas que siempre quieren alardear al expresar sus buenas intenciones en lugar de las exigencias de Dios. ¿Elogiaría Dios esa clase de expresión de buenas intenciones? Para tener en cuenta la voluntad de Dios, hay que seguir los requisitos de Dios, y para cumplir con el deber, hay que someterse a los arreglos de Dios. Las personas que expresan buenas intenciones no tienen en cuenta la voluntad de Dios, sino que siempre están tratando de utilizar nuevos trucos y de hablar con palabras rimbombantes. Él no te pide que seas considerado de esta manera. Algunas personas dicen que eso es ser competitivo. En sí mismo, ser competitivo es algo negativo. Es una revelación, una manifestación del carácter arrogante de Satanás. Cuando tienes un carácter así, siempre estás tratando de reprimir a los demás, de superarlos, siempre compites, siempre intentas aprovecharte de los demás. Eres muy envidioso, no cedes ante nadie y siempre estás tratando de destacar entre la multitud. Eso augura problemas; así es como actúa Satanás. Si deseas realmente ser una criatura de Dios aceptable, entonces no persigas tus propios sueños. Es malo tratar de ser superior y más capaz de lo que eres con el fin de conseguir tus objetivos. Deberías aprender a someterte a las orquestaciones y arreglos de Dios, y no aspirar a más que a tu puesto; solo eso demuestra razón.

¿Cuáles son vuestros principios para comportaros? Debéis comportaros conforme a vuestro puesto, buscar el lugar adecuado para vosotros y cumplir el deber que os corresponde; solo alguien así posee razón. A modo de ejemplo, hay personas que dominan ciertas competencias profesionales y captan los principios, y son ellas las que deberían asumir la responsabilidad y hacer las revisiones finales sobre ese tema; hay personas que pueden brindar ideas y percepciones, inspirando a los demás y ayudándoles a cumplir mejor con su deber, y, luego, deberían ser ellas las que brindasen ideas. Si eres capaz de encontrar el lugar indicado para ti y de trabajar en armonía con tus hermanos y hermanas, estarás cumpliendo con tu deber y te estarás comportando acorde a tu puesto. En principio, puede que solo seas capaz de aportar algunas ideas, pero si tratas de ofrecer algo más y terminas haciendo un gran esfuerzo, pero sigues sin lograrlo, y, luego, cuando alguien aporta esas cosas, te sientes incómodo, no estás dispuesto a escuchar y tu corazón está acongojado y oprimido y culpas a Dios y dices que es injusto, entonces eso es ambición. ¿Cuál es el carácter que engendra ambición en una persona? El carácter arrogante engendra ambición. Estos estados pueden, sin duda, surgir en vosotros en cualquier momento, y si no buscáis la verdad para resolverlos y no tenéis entrada en la vida y no podéis cambiar en este sentido, entonces el nivel de aptitud y pureza con el que cumplís con vuestros deberes será bajo, y los resultados tampoco serán muy buenos. Esto es no cumplir con vuestro deber de un modo satisfactorio y significa que Dios no ha obtenido gloria de vosotros. Dios ha dado a cada persona diferentes talentos y dones. Algunas personas tienen talentos en dos o tres áreas; algunas tienen talento en un área y, otras, no tienen talento alguno; si podéis abordar estas cuestiones de manera correcta, entonces tienes sentido. Una persona con sentido sabrá encontrar su lugar, comportarse de acuerdo con este y cumplir bien con su deber. Una persona que jamás puede encontrar su lugar es una persona que siempre tiene ambición. Siempre buscan estatus y beneficios. Nunca están satisfechos con lo que tienen. A fin de obtener más beneficios, tratan de tomar todo lo que pueden; siempre aspiran a satisfacer sus deseos extravagantes. Piensan que si tienen dones y son de buen calibre, deberían disfrutar de más gracia de Dios, y que albergar algunos deseos extravagantes no es un error. ¿Este tipo de persona tiene sentido? ¿No es una desvergüenza tener siempre deseos extravagantes? Quien tiene conciencia y razón se da cuenta de que es una desvergüenza. Las personas que entienden la verdad no hacen estas tonterías. Si esperas cumplir con tu deber con lealtad para retribuir el amor de Dios, eso no es un deseo extravagante. Esto se ajusta a la conciencia y a la razón de la humanidad normal. Esto hace feliz a Dios. Si de verdad deseas cumplir bien con tu deber, lo primero que debes hacer es encontrar el puesto adecuado para ti, y luego hacer todo lo posible con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas, y hacerlo lo mejor que puedas. Eso es satisfactorio, y cumplir de esa manera con el deber tiene una dosis de pureza. Esto es lo que un verdadero ser creado debería hacer. En primer lugar, debes entender lo que es un verdadero ser creado. No se trata de un superhumano, sino de una persona que vive de una manera honesta y práctica en la tierra; no es extraordinario en absoluto y no tiene nada de excepcional, es igual a cualquier persona corriente. Si siempre deseas superar a los demás y tener un rango más alto que ellos, eso es producto de tu carácter arrogante y satánico, y es una fantasía causada por tu ambición. De hecho, es algo que no puedes alcanzar y te es imposible hacer. Dios no te concedió tal talento o habilidad, ni tampoco semejante esencia. No olvides que, a pesar de que tu apariencia, tu familia y tu educación puedan ser diferentes, y que puede que existan algunas diferencias en tus talentos y dones, eres un miembro corriente de la humanidad, en nada diferente a los demás. Sin embargo, no olvides esto: no importa lo singular que seas, solo lo eres en estos pequeños detalles, y tu carácter corrupto es el mismo que el de los demás. La actitud que debes tener y los principios a los que debes atenerte en el cumplimiento de tu deber son idénticos a los de los demás. La gente difiere meramente en sus fortalezas y dones. En la iglesia, algunas personas saben tocar la guitarra, otras el erhu y otras la batería. Si te interesa alguna de estas disciplinas, puedes aprender. Sea cual sea la habilidad o tecnología específica, siempre que te guste aprender y seas diestro, puedes aprender. Una vez que hayas aprendido una nueva habilidad, puedes servirte de ella para realizar un deber adicional, con lo cual no solamente complaces a la gente, sino también a Dios. Es una gran bendición adquirir más habilidades y contribuir más a la obra de la casa de Dios. No hay nada malo en aprender cosas nuevas mientras uno es joven y tiene buena memoria. Esto solo es beneficioso y no causa ningún daño. Es ventajoso para el cumplimiento de los deberes y la obra de la casa de Dios. Concentrarse en aprender varias cosas nuevas mientras se cumple con el deber significa que uno es diligente y responsable; es mucho mejor que aquellas personas que no se comprometen con su trabajo. Sin embargo, si llevas un tiempo aprendiendo algo y aún no lo entiendes, eso indica que no posees aptitudes en ese campo. Al igual que algunas personas que saben bailar bien pero cantan desafinado o carecen de musicalidad, esto es innato y no se puede cambiar. Esta situación debe afrontarse con la actitud adecuada. Si sabes bailar, baila bien. Si tienes un corazón de alabanza a Dios, aunque desafines, a Dios no le importa. Mientras tengas alegría en tu corazón, con eso basta. No importa cuáles sean tus talentos personales, siempre y cuando los utilices, es algo bueno. Cumple con tus deberes a conciencia, y eso es lo que significa comportarse conforme a tu puesto.

Que nadie se crea perfecto, distinguido, noble o diferente a los demás; todo eso está generado por el carácter arrogante del hombre y su ignorancia. Pensar siempre que uno es especial sucede a causa de tener un carácter arrogante; no ser nunca capaz de aceptar sus defectos ni enfrentar sus errores y fallas es a causa del carácter arrogante; no permitir nunca que otros estén más altos o sean mejores que ellos, eso lo causa el carácter arrogante; no permitir nunca que las fortalezas de otros superen o sobrepasen las suyas se debe a un carácter arrogante; no permitir nunca que otros tengan mejores ideas, sugerencias y puntos de vista y, cuando descubren que otros son mejores que ellos, volverse negativos, no querer hablar, sentirse afligidos, desalentados y molestos, todo eso lo causa el carácter arrogante. El carácter arrogante puede volverte protector respecto a tu reputación, volverte incapaz de aceptar las correcciones de los demás, incapaz de asumir tus defectos e incapaz de aceptar tus propias fallas y errores. Es más, cuando alguien es mejor que tú, esto puede provocar que surja odio y celos en tu corazón y te puedes sentir oprimido, tanto, que ni siquiera sientes ganas de cumplir con tu deber y te vuelves superficial al hacerlo. El carácter arrogante puede hacer que estas conductas y prácticas surjan en ti. Si sois capaces de indagar poco a poco en todos estos detalles, lograr avances y obtener un entendimiento de ellos, y si sois gradualmente capaces de abandonar esos pensamientos, de renunciar a esas nociones, puntos de vista e incluso conductas, erróneos todos ellos, y estos no os limitan, y si, al cumplir con vuestro deber, sois capaces de encontrar el puesto indicado para vosotros y actuar según los principios y cumplir con el deber que podéis y debéis cumplir; entonces, con el tiempo, seréis capaces de llevar a cabo mejor vuestro deber. Esto constituye la entrada en la realidad verdad. Si puedes entrar en la realidad verdad, parecerá que tienes semejanza humana y la gente dirá: “Esta persona se comporta según su puesto y lleva a cabo su deber de forma sensata. No se basa en la naturalidad, en la impulsividad o en su carácter corrupto satánico para realizar su deber. Actúa con control, tiene un corazón temeroso de Dios, ama la verdad y su conducta y expresiones revelan que ha renunciado a su propia carne y sus preferencias”. ¡Qué maravilloso es comportarse de esa manera! En las ocasiones en las que las personas traen a colación tus defectos, no solo eres capaz de aceptarlos, sino que eres optimista, y afrontas tus defectos y fallas con aplomo. Tu estado de ánimo es bastante normal, sin extremos, libre de impulsividad. ¿Acaso no es esto tener semejanza humana? Solo tales personas tienen sentido.

¿De qué clase de carácter se trata cuando la gente monta siempre una fachada, se blanquean a sí mismos, se dan aires para que los demás los tengan en alta estima y no detecten sus defectos o carencias, cuando siempre tratan de presentar a los demás su mejor lado? Eso es arrogancia, falsedad, hipocresía, es el carácter de Satanás, es algo malvado. Tomemos como ejemplo a los miembros del régimen satánico: por mucho que se peleen, se enemisten o se maten en la oscuridad, nadie puede denunciarlos o exponerlos. Temen que la gente vea su rostro demoniaco, y hacen todo lo posible para encubrirlo. En público, se esfuerzan al máximo para blanquearse, diciendo lo mucho que aman al pueblo, lo grandes, gloriosos e infalibles que son. Esta es la naturaleza de Satanás. La característica más notable de la naturaleza de Satanás son las artimañas y los engaños. ¿Y cuál es el objetivo de estas artimañas y engaños? Engañar a la gente, impedir que vean su esencia y su verdadera cara, y lograr así el objetivo de prolongar su gobierno. Puede que la gente común carezca de tal poder y estatus, pero ellos también desean hacer que los demás tengan una visión favorable de ellos, que los tengan en alta estima y les otorguen un estatus elevado en su corazón. Eso es un carácter corrupto, y si las personas no entienden la verdad, son incapaces de reconocerlo. Las actitudes corruptas son las más difíciles de reconocer. Reconocer tus propios defectos y carencias es fácil, pero reconocer tu carácter corrupto no lo es. Los que no se conocen a sí mismos nunca hablan de sus estados corruptos, siempre creen que están bien. Y, sin darse cuenta, empiezan a presumir: “En todos mis años de fe he sufrido mucha persecución y muchísimas dificultades. ¿Sabéis cómo lo superé todo?”. ¿Es este un carácter arrogante? ¿Cuál es su motivación para exhibirse? (Hacer que la gente los tenga en alta estima). ¿Qué motivación tienen para hacer que la gente los tenga en alta estima? (Que se les otorgue estatus en la mente de esas personas). Si se te otorga estatus en la mente de alguien, cuando te encuentras en su compañía te trata con deferencia y es especialmente educado cuando habla contigo. Siempre te admira, siempre te deja ser el primero en todo, te cede el paso, te adula y te obedece. Te consulta y te deja decidir en todo. Y tú tienes una sensación de gozo con esto: te parece que eres más fuerte y mejor que los demás. A todo el mundo le gusta esta sensación. Es la sensación de tener estatus en el corazón de alguien; la gente desea disfrutar de esto. Por eso compite por el estatus y todo el mundo desea que se le otorgue estatus en el corazón de los demás, ser estimado e idolatrado por otros. Si no pudieran disfrutar de ello, no irían en pos del estatus. Por ejemplo, si no tienes estatus en la mente de alguien, se relacionará contigo en igualdad de condiciones, y te tratará como a un par. Te llevará la contraria cuando sea necesario, no será cortés ni respetuoso contigo e incluso puede que se marche antes de que termines de hablar. ¿Te sentirás excluido? No te gusta que te traten así; te gusta que te adulen, te admiren y te adoren en todo momento. Te gusta ser el centro de todo, que todo gire a tu alrededor y que todos te escuchen, te admiren y se sometan a tus directrices. ¿Acaso no es esto un deseo de mandar como un rey, de tener poder? Tus palabras y acciones están motivadas por la búsqueda y adquisición de estatus, y pugnas, te aferras y compites con otros por él. Tu meta es apoderarte de un puesto, y que el pueblo escogido por Dios te escuche, te apoye y te adore. Una vez que te has apoderado de ese puesto, has adquirido poder y puedes disfrutar de los beneficios del estatus, la admiración de los demás y el resto de ventajas que conlleva ese puesto. La gente siempre disimula, se exhibe ante los demás, aparenta, finge y se embellece para hacer creer a otros que es perfecta. Su objetivo es ganar estatus, para poder disfrutar de las ventajas de este. Si no te lo crees, piénsalo con detenimiento: ¿Por qué siempre quieres que la gente te tenga en alta estima? Quieres que te adoren y te admiren, para poder acabar haciéndote con el poder y disfrutar de las ventajas del estatus. El estatus que buscas tan desesperadamente te traerá muchos beneficios, y tales beneficios son precisamente lo que otros envidian y desean. Cuando la gente prueba los muchos beneficios que confiere el estatus, se intoxica y se entrega a esa vida de lujo. La gente piensa que solo esta es una vida que no se ha desperdiciado. La humanidad corrupta se deleita complaciéndose con estas cosas. Por tanto, una vez que una persona alcanza cierto puesto y empieza a disfrutar de los diversos beneficios que le reporta, codiciará sin descanso esos placeres pecaminosos, hasta el punto de no desprenderse nunca de ellos. En esencia, la búsqueda de fama y estatus viene impulsada por el deseo de disfrutar de las ventajas que conlleva un determinado puesto, de mandar como un rey, de ejercer control sobre el pueblo escogido de Dios, de tener dominio sobre todo y de establecer un reino independiente donde poder deleitarse con los privilegios de su puesto y entregarse a placeres pecaminosos. Satanás utiliza métodos de toda clase para engañar a las personas, embaucarlas y tomarlas por tontas, presentándoles falsas impresiones. Incluso utiliza la intimidación y las amenazas para hacer que la gente lo admire y tema, con el objetivo final de que se sometan a él y lo adoren. Esto es lo que complace a Satanás; es también su objetivo al competir con Dios para ganarse a la gente. Entonces, cuando lucháis por el estatus y la reputación entre los demás, ¿por qué estáis luchando? ¿Es realmente por el renombre? No. En realidad, estás luchando por los beneficios que te proporciona el renombre. Si siempre quieres disfrutar de estos beneficios, entonces tendrás que luchar por ellos. Sin embargo, si no valoras estos beneficios y dices: “No importa cómo me trate la gente. Solo soy una persona corriente. No soy merecedor de tan buen trato ni deseo adorar a una persona. Dios es el único a quien realmente debo adorar y temer. Solo Él es mi Dios y mi Señor. No importa lo bueno que alguien pueda ser, lo magníficas que sean sus habilidades, lo vasto de su talento, o lo espléndida o perfecta que sea su imagen, no son objeto de mi veneración porque no son la verdad. No son el Creador; no son el Salvador, y no pueden orquestar ni reinar soberanos sobre el destino del hombre. No son objeto de mi adoración. Ningún ser humano merece mi adoración”, ¿no se ajusta esto a la verdad? En cambio, si no adoras a los demás, ¿cómo debes tratarlos si ellos empiezan a adorarte a ti? Debes encontrar la manera de impedir que lo hagan y ayudarles a liberarse de esa mentalidad. Debes encontrar la manera de mostrarles tu verdadera imagen y hacerles ver tu fealdad y tu verdadera naturaleza. La clave está en hacer comprender a la gente que, por muy buenas que sean tus cualidades, la gran educación que hayas tenido, tus conocimientos o tu inteligencia, no dejas de ser una persona corriente. No eres objeto de admiración ni de adoración para nadie. Antes que nada, debes mantenerte firme en tu puesto y no retirarte después de cometer errores o avergonzarte. Si, después de cometer errores o avergonzarte, no solo no lo reconoces, sino que además utilizas el engaño para ocultarlo o restarle importancia, entonces agravas tu error y muestras aún más fealdad. Tu ambición se vuelve aún más evidente. Los seres humanos corruptos saben enmascararse bien. Hagan lo que hagan, o sea cual sea la corrupción que expresen, siempre se tienen que disfrazar. Si algo sale mal o hacen algo malo, quieren culpar a los demás. Desean ser reconocidos por las cosas buenas y culpar a los demás por las cosas malas. ¿Acaso no se da mucho este fenómeno de disfrazarse en la vida real? Demasiado. Equivocarse o disfrazarse: ¿cuál de las dos cosas se relaciona con el carácter? Disfrazarse es una cuestión de carácter, implica un carácter arrogante, maldad y astucia, es desdeñado especialmente por Dios. De hecho, cuando te disfrazas a ti mismo, todo el mundo entiende lo que está pasando, pero piensas que los demás no lo pueden ver e intentas por todos los medios discutir y justificarte a ti mismo para guardar las apariencias y hacer que todos piensen que no hiciste nada malo. ¿Acaso no es una tontería? ¿Qué piensan los demás de esto? ¿Cómo se sienten? Asqueados y despreciados. Si tras cometer un error puedes tratarlo correctamente, y eres capaz de permitir que todo el mundo hable de él, permites sus comentarios y que lo disciernan, puedes exponerte al respecto y analizarlo, ¿qué opinión tendrá todo el mundo de ti? Dirán que eres una persona honesta, porque tu corazón está abierto a Dios. Podrán ver tu corazón mediante tus acciones y comportamientos. Pero si intentas disfrazarte y engañar a todo el mundo, la gente te tendrá en poca estima y dirá que eres un necio y una persona poco prudente. Si no intentas fingir ni justificarte, si admites tus errores, todos dirán que eres honesto y prudente. ¿Y qué te convierte en prudente? Todo el mundo comete errores. Todo el mundo tiene fallos y defectos. Y en realidad, todo el mundo tiene el mismo carácter corrupto. No te creas más noble, perfecto y bondadoso que los demás; eso es ser totalmente irracional. Una vez que tengas claro el carácter corrupto de la gente y la esencia y el verdadero rostro de su corrupción, no intentarás cubrir tus propios errores ni les reprocharás a los demás los suyos; podrás afrontar ambas cosas correctamente. Solo entonces te volverás perspicaz y no harás necedades, lo cual te convertirá en prudente. Aquellos que no son prudentes son gente necia y siempre insisten en sus pequeños errores mientras se esconden entre bastidores. Es repugnante de presenciar. De hecho, lo que haces les resulta obvio al instante a otras personas, pero sigues actuando con total descaro. A los demás les parece la actuación de un payaso. ¿Acaso no es una tontería? Sí. La gente necia carece de sabiduría. No importa cuántos sermones oigan, siguen sin entender la verdad ni ver nada tal y como es realmente. Nunca se bajan de su púlpito, pensando que son diferentes de todos los demás y son más respetables; esto es arrogancia y santurronería, es necedad. Los necios carecen de comprensión espiritual, ¿verdad? Los asuntos en los que te muestras necio e imprudente son aquellos en los que no tienes comprensión espiritual y no puedes entender la verdad fácilmente. Esta es la realidad del asunto.

La transformación de un carácter corrupto no ocurre de la noche a la mañana. Uno debe reflexionar continuamente y examinarse en todos los asuntos. Debe examinar sus acciones y conductas a la luz de las palabras de Dios, tratar de entenderse a sí mismo y encontrar la senda de practicar la verdad. Esta es la manera de abordar un carácter corrupto. Es necesario reflexionar y explorar las actitudes corruptas que se manifiestan en la vida diaria, practicar el análisis y el discernimiento según el entendimiento propio sobre la verdad, y poco a poco hacer progresos, de modo que se sea capaz de practicar la verdad y hacer concordar todas las acciones de uno con ella. Mediante esa búsqueda, práctica y autocomprensión, estas manifestaciones corruptas empiezan a disminuir, y hay esperanza de que el carácter se acabe transformando en algún momento. Esta es la senda. La transformación del carácter es una cuestión de crecimiento en la vida. Se debe captar la verdad y practicarla. Solo practicando la verdad se puede abordar el problema de un carácter corrupto. Si un carácter corrupto continúa manifestándose constantemente, hasta el punto de manifestarse en cada acción y palabra, significa que el carácter no se ha transformado. Cualquier asunto relacionado con un carácter corrupto debe ser analizado y explorado con seriedad. Hay que buscar la verdad para desenterrar y abordar las causas profundas de un carácter corrupto. Esta es la única manera de resolver por completo este problema. Una vez que hayas encontrado esta senda, hay esperanzas de que tu carácter se transforme. No se trata de cuestiones vacías; son relevantes para la vida real. La clave está en si los individuos pueden aplicarse de todo corazón y con diligencia a las realidades verdad, y en si pueden practicar la verdad. En la medida en que sean capaces de practicar la verdad, podrán comenzar a despojarse poco a poco de su carácter corrupto. Entonces podrán comportarse de acuerdo con las exigencias de Dios y conforme a su puesto. Si encuentran su lugar, se mantienen firmes en su papel de seres creados y se convierten en personas que realmente adoran a Dios y se someten a Él, entonces serán elogiados por Dios.

20 de febrero de 2020

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