Qué significa perseguir la verdad (16)

Hemos hablado principalmente sobre la esencia de los diversos dichos sobre la conducta moral y hemos diseccionado tanto esa esencia como el impacto que tienen en las personas, que representan sobre todo los distintos grados de efectos de la cultura china tradicional en la gente, que persisten hasta el día de hoy. ¿Sobre qué dicho referente a la conducta moral hablamos y expusimos en nuestra última reunión? (La última vez, Dios compartió y expuso acerca del dicho “la palabra de un caballero es sagrada”). Cuando hablamos de dichos sobre la conducta moral, abordamos el tema del entorno general: por mucho que cambien los tiempos, o cómo cambie nuestro entorno social o la situación política de cualquier país, cada vez es más obvia la corrupción que Satanás engendra en la humanidad, en los pensamientos y la conducta moral de la gente, y en lo más íntimo del corazón a través de las diversas herejías y falacias relativas a la conducta moral que se encuentran en la cultura tradicional. La influencia perniciosa de esta cultura en la humanidad no ha disminuido debido a los cambios en los tiempos y el entorno en el que vivimos, y mucha gente sigue citando y promoviendo diversos dichos derivados de la cultura tradicional y los venera como estudios y normas tradicionales chinos. Es evidente que Satanás ha plantado estos diversos dichos relativos a la conducta moral bien hondo en el corazón de las personas y las ha corrompido hasta el extremo. ¿Por qué Satanás las corrompe? ¿Cuál es su objetivo definitivo al hacerlo? ¿Va dirigido a la humanidad o a Dios? (A Dios). Debes entender esto para conocer la esencia de Satanás, así como la causa y el proceso de la corrupción de la humanidad por parte de Satanás. ¿Cómo corrompe Satanás los pensamientos de la gente? ¿Por qué las personas albergan en lo más íntimo del corazón estas cosas que se oponen a Dios y son contrarias a la verdad? ¿Cómo ha podido cambiar la gente de este modo? Dios creó a la humanidad, entonces, ¿por qué las personas se resisten y se rebelan contra Dios constantemente igual que lo hace Satanás? ¿Cuál es la causa? ¿Se puede responder a estas preguntas con lo que hablamos antes? (Sí). Haz memoria y piensa en lo que platicamos la última vez. (Dios habló primero sobre nuestras condiciones actuales. Aunque comamos y bebamos Sus palabras, básicamente no somos capaces de discernir las herejías, falacias, pensamientos y puntos de vista que Satanás nos inculca, y podemos convertirnos en sus portavoces y lacayos en cualquier momento y en cualquier lugar. Dios también compartió sobre por qué Satanás utiliza estas herejías y falacias para confundir y corromper a las personas. Aunque corrompa y dañe a la gente, el verdadero objetivo de Satanás va dirigido a Dios. Quiere abatir y destruir Su plan de gestión. Dado que dicho plan pretende en última instancia salvar y perfeccionar a un grupo de personas para que puedan ser un corazón y una mente con Dios, Satanás intenta trastornarlas y obstaculizarlas para que no sigan a Dios, para que Él no las haga completas ni las gane. Dios descubre los esquemas taimados de Satanás, pero no lo detiene. Más bien, Él lo utiliza como un objeto y un complemento de servicio, porque Su sabiduría se construye sobre los esquemas taimados de Satanás, y Él lleva a cabo la obra de purificación y salvación de las personas que Satanás ha corrompido. Dios revela y disecciona los diversos dichos de la cultura tradicional para que podamos ver claramente que Satanás utiliza estas herejías y falacias para confundir y corromper a la gente. Dios lo hace para que podamos discernir, y no solo entender de una manera doctrinal que estas herejías y falacias son negativas, sino más bien para que podamos entender claramente los esquemas taimados de Satanás que encierran estos dichos. Una vez que hayamos conseguido esto último, podremos compararnos con esos esquemas, reflexionar sobre nosotros mismos a la luz de las palabras de Dios, examinar las ideas y los pensamientos satánicos que tenemos, los esquemas taimados de Satanás que residen en la intención de nuestras acciones, y las actitudes satánicas que revelamos. En esto consiste conocernos verdaderamente a nosotros mismos y no quedarnos solamente en el nivel de un entendimiento doctrinal y un simple discernimiento). Una de las maneras en las que Satanás corrompe a las personas es corrompiéndoles los pensamientos y el corazón, inyectando todo tipo de ideas, herejías, falacias y pensamientos satánicos en el corazón y la mente de la gente. Una de estas vías son los diversos dichos relativos a la conducta moral que representan la flor y nata de la cultura china tradicional y constituyen representaciones clásicas de la misma. Estos pensamientos y puntos de vista de la cultura tradicional representan básicamente los pensamientos de Satanás y su esencia, así como aquellos aspectos de su naturaleza que desafían a Dios. ¿Cuál es la consecuencia final de que Satanás utilice estos elementos para corromper a las personas? (Las pone en contra de Dios). La consecuencia es que la gente se pone en contra de Dios. ¿Y en qué se convierte? (En portavoces y lacayos de Satanás, en réplicas vivientes de Satanás). Las personas se convierten en los portavoces de Satanás, en su personificación, y la humanidad corrupta pasa a representar a Satanás. Las intenciones, propósitos, pensamientos e ideas que transmiten las palabras que expresa la humanidad corrompida, y las actitudes corruptas que revelan, son los que Satanás expresa y revela. Esto confirma por completo que las reglas de vida de la humanidad y sus diversos pensamientos y puntos de vista, según los cuales se comporta e interactúa con otros, provienen todos de Satanás y representan la esencia de su naturaleza; confirma por completo que los seres humanos corruptos son la personificación de Satanás, su progenie y su misma clase; confirma por completo que la humanidad viva corrupta es un Satanás vivo, un diablo viviente, y que al convertirse en la personificación de Satanás, también es su representante. Tanto si la humanidad es la progenie o la personificación de Satanás, en cualquier caso, es de su misma clase. Una humanidad como esta es para Dios una humanidad que lo niega y lo traiciona, es Su enemigo y una fuerza que se le opone. Una humanidad de este tipo ya no es la humanidad creada con la mente en blanco e ignorante que era al principio. Ahora vive bajo la influencia de Satanás y está llena de actitudes corruptas satánicas. ¿Qué es lo que necesita una humanidad que vive en este tipo de estado y condición? Requiere la salvación de Dios. Este es el momento en el que Él utiliza las palabras para salvar a la gente. ¿En qué contexto la salva Dios? En un escenario en el que la corrupción de la humanidad por parte de Satanás ha alcanzado el nivel más profundo y grave; a causa de esta corrupción, las personas se han convertido por completo en la personificación y los portavoces de Satanás, en los enemigos de Dios, y han llegado a estar en oposición a Dios. En este contexto, Dios ha comenzado Su obra para salvar a la humanidad. Esta es la situación real por lo que se refiere a la corrupción de la gente por parte de Satanás, y es el contexto real en el que Dios expresa la verdad y lleva a cabo la obra de juicio para salvar al hombre en los últimos días. ¿Qué beneficios comporta estar al tanto de estas realidades? Permite a las personas conocer su propia esencia y la de Satanás, los medios por los que Satanás corrompe a la gente y la maldad de Satanás; también les permite conocer la finalidad del plan de gestión de Dios, así como la omnipotencia, autoridad, sabiduría y poder de Dios que Él revela en Su obra para salvar a la humanidad. Además de tener que reconocer cómo son la esencia y la maldad de Satanás, así como la esencia de la naturaleza de la humanidad corrupta, lo importante es que la gente debe conocer la obra, el carácter y la esencia de Dios. Conocer la esencia de Dios implica principalmente conocer Su omnipotencia, autoridad, sabiduría y poder; implica sobre todo conocer estos aspectos de Su esencia.

Desde la perspectiva del contexto de la obra de Dios para salvar a la humanidad, esta humanidad a la que Él desea salvar no es una humanidad que Él simplemente haya creado, sino más bien una humanidad que Satanás ha estado corrompiendo durante varios milenios. La parte más íntima del corazón del hombre no está en blanco, ni tampoco lo están sus pensamientos o actitudes, más bien Satanás los ha corrompido profundamente desde hace mucho tiempo. Las personas a las que Dios salva son seres creados a los que Satanás ha corrompido, seducido, controlado, manipulado y pisoteado en grado sumo. Por lo que respecta a las personas, quitar o cambiar las cosas relativas a Satanás y las actitudes satánicas existentes en esta humanidad creada es increíblemente difícil, o incluso imposible. Es decir, por lo que se refiere a la gente, cambiar sus pensamientos y puntos de vista, purificar las cosas relativas a Satanás que tiene arraigadas en lo hondo del corazón, y transformar sus actitudes corruptas son tareas imposibles; es como el dicho, “La cabra siempre tira al monte”. Pero es precisamente en este contexto, y con esta humanidad creada, donde Dios quiere realizar la obra de salvarla. En Su obra, Dios no muestra señales ni maravillas, ni revela abiertamente Su persona real, y mucho menos lleva a cabo ninguna obra que pueda parecer autoritaria e imperiosa a la gente. Es decir, en los últimos días, durante el tiempo en el que Dios encarnado salva al hombre, Él no muestra señales ni maravillas, ni realiza ninguna obra que sobrepase los límites de lo práctico ni de la realidad, ni del estado humano carnal. Dios no hace obras sobrenaturales, más bien utiliza palabras para proveerla de aquello que necesita en su vida, ponerla en evidencia y purificarla de su corrupción. Debido a que Él solo usa palabras para llevar a cabo esta obra, al hombre le parece aún más una tarea imposible, y a ojos de la mayoría de la gente incluso parece una broma. Las personas creen que, al hacer uso de declaraciones pronunciadas de diversas maneras, desde distintos puntos de vista y sobre diferentes cosas, para suministrarles aquello que les hace falta y permitirles alcanzar la salvación, Dios lleva a cabo una tarea imposible. Satanás en particular todavía está menos convencido de que Dios sea completamente capaz de hacerlo, de que Él tenga el poder, la autoridad y la sabiduría para lograr esta obra. A ojos de los humanos creados, es evidente que el hecho de que Dios pronuncie sus declaraciones y realice Su obra para salvar al hombre es una tarea imposible. No obstante, independientemente de cómo vayan las cosas en el futuro, ahora mismo, lo que se ha pronunciado en palabras de Dios, “Dios es tan bueno como Su palabra, y Su palabra se cumplirá, y lo que se cumple dura para siempre”, ya se ha cumplido en aquellos que Lo siguen; es decir, la mayoría de la gente ya lo ha podido experimentar. A juzgar por la manera en la que Dios realiza la obra de salvar a la humanidad tan solo alimentando, nutriendo, revelando, castigando, juzgando, reprendiendo, advirtiendo e indicando mediante palabras, así como de otras formas, es evidente que las palabras de Dios no conllevan únicamente el significado simple de las palabras que las nociones humanas pueden entender. Aparte del dicho fundamental de que las palabras de Dios son la verdad, lo que la gente puede ver incluso con mayor claridad, y que es fácticamente evidente, es que las palabras de Dios transmiten y son vida, y que ellas pueden proveer a la humanidad corrupta de todo lo que necesite para la vida. En términos de poder y autoridad, las palabras de Dios pueden cambiar las condiciones de vida, los pensamientos y los puntos de vista de la humanidad, transformar el corazón del hombre que Satanás ha corrompido profundamente y, aún más, la senda y la dirección vital que la humanidad ha elegido, e incluso su perspectiva sobre la vida y los valores. Mientras aceptes y te sometas a las palabras de Dios y, podemos incluso decir, mientras las ames y las persigas, entonces, independientemente de tu calibre o el objetivo de tu búsqueda, de tu grado de determinación para buscar, o de la magnitud de tu fe, las palabras de Dios pueden transformarte definitivamente, y te permiten cambiar tu perspectiva sobre la vida y tus valores, tus pensamientos y tus puntos de vista sobre las personas y las cosas y, por último, tu carácter vital. Aunque la mayoría de las personas no posee gran calibre y carece de determinación para perseguir la verdad, e incluso no está dispuesta a ello, independientemente de sus circunstancias, mientras haya oído las palabras de Dios llega a tener en el subconsciente, en mayor o menor grado, algunos puntos de vista y algunas percepciones correctas sobre las enseñanzas de Dios relativas a Satanás, el mundo y la humanidad. Llega a tener en el subconsciente un anhelo y un ansia en distintos grados con relación a las cosas positivas, los principios verdad, la dirección correcta y los objetivos en la vida que Dios requiere que tenga la gente. Todos estos fenómenos que se producen en y entre las personas (tanto si son lo que la gente quiere o no, tanto si se ajustan a sus nociones o no, tanto si cumplen los requisitos y los criterios de Dios o no, etcétera) y todos estos efectos en las personas muestran que las palabras de Dios no solo pueden proveerlas de aquello que necesitan en sus vidas y suministrarle lo que le haga falta, sino también, y más importante, que ninguna fuerza puede cambiarlas. ¿Por qué digo esto? Porque las palabras de Dios transmiten autoridad, y ninguna teoría, filosofía o conocimiento mundanal, ni ningún argumento, pensamiento o punto de vista pueden estar por encima de la autoridad de las palabras de Dios; este es el significado práctico de que las palabras de Dios transmiten autoridad, y esto se muestra claramente en todos los que siguen a Dios. Las palabras de Dios transmiten autoridad y pueden cambiar el corazón y los pensamientos de la humanidad. Y más importante, pueden purificar y disipar las actitudes satánicas que Satanás ha plantado profundamente en lo más íntimo del corazón de las personas: este es el poder de las palabras de Dios. Por supuesto, hay algo más: la gente debe conocer la sabiduría de Dios, se vuelca en cada porción de Su obra. La sabiduría de Dios puede apreciarse no solo en y entre las líneas de las palabras que Él declara, sino también en Su manera de hablar, las cosas que Él dice, los puntos de vista que adopta en Sus declaraciones e, incluso, el tono de Su discurso. ¿En qué aspectos se manifiesta la sabiduría de Dios? Uno de ellos es que la sabiduría de Dios puede verse en cada palabra que Él expresa y se muestra en Sus diversas maneras de hablar; otro aspecto es que la sabiduría de Dios puede verse en las distintas formas en las que Él obra en las personas, y en los que Lo siguen y actúan conforme a su dirección. Así pues, por supuesto, podemos decir que la sabiduría de Dios se vuelca en Sus palabras y también en Su obra. Además de poder ver la sabiduría de Dios en Sus palabras, la gente también puede llegar a apreciarla profundamente en los diferentes entornos y situaciones de los diversos problemas con los que se encuentra. Las palabras de Dios permiten a las personas recibir la provisión correspondiente en cualquier momento y lugar. Dios puede ayudarte, asistirte y proveerte de lo que necesites cuando sea y donde sea, y posibilitar que superes tu estado negativo en cualquier momento y lugar, te hagas fuerte y dejes de ser débil. Cuando sea y donde sea, Dios puede cambiar tus ideas y tu manera de pensar, y permitir que te desprendas de las cosas que crees que son correctas y de otras que están relacionadas con Satanás, que descartes tus actitudes corruptas, que te arrepientas ante Dios, y que actúes y practiques de acuerdo con Sus requisitos y palabras. Este es un aspecto. Además, Dios obra de maneras muy diferentes en todos aquellos que Lo siguen, que aman Sus palabras y la verdad. En ocasiones, Él concede gracia y, en otras, luz y revelación. Por supuesto, a veces, Dios castiga y disciplina a las personas para que corrijan su manera de ser o de comportarse, para que sientan remordimientos en lo más íntimo del corazón y para que estén verdaderamente en deuda con Dios, para que se arrepientan y se lamenten, y para que, de ese modo, dejen de hacer el mal que causan, de rebelarse contra Dios y de actuar como si siguieran a Satanás o desearan hacerlo, y en su lugar practiquen según la senda que Él les ha mostrado. La obra de Dios se lleva a cabo en el hombre. Para ser precisos, la obra del Espíritu Santo se desarrolla en el hombre, y el Espíritu Santo obra en la mayoría de la gente de maneras distintas. Por supuesto, independientemente de la forma en la que el Espíritu Santo obre, todo el mundo puede experimentar los diferentes modos de obrar del Espíritu Santo en mayor o menor grado. A partir de esto, podemos ver que las obras del Espíritu Santo y de Dios, tanto si se ejecutan de distintas maneras o de una sola, pueden posibilitar que las personas aprecien que la obra de Dios es una ayuda para el hombre y lo que este necesita en todo momento y en todo lugar. El Espíritu Santo puede obrar en la gente y proveerla de lo que necesite cuando sea y donde sea. Él no tiene restricciones de espacio, ubicación geográfica ni tiempo, no altera las rutinas cotidianas normales de las personas ni perturba sus pensamientos, ni mucho menos acaba con cualquier regla que Dios haya prescrito para la humanidad. El Espíritu Santo obra en silencio en cada persona, y utiliza palabras para prevenirla, enseñarle, esclarecerla y guiarla claramente, a la vez que también emplea distintos métodos para obrar en las personas y permitir que, de manera natural y sin darse cuenta, lleguen a vivir según la provisión de las palabras de Dios. Por supuesto, las obras de Dios y del Espíritu Santo cambian el carácter de las personas y transforman sus pensamientos sin que estas se percaten, y su fe en Dios aumenta gradualmente. Con relación a todos estos efectos que se logran en la gente, cabe decir que son el producto del poder de las palabras de Dios y de la sabiduría de Su obra. Por lo que se refiere a los que ahora siguen a Dios, Él utiliza Sus palabras para obrar en ellos, dirigirlos y proveerlos de lo que necesitan, y todo el mundo tiene el derecho y la oportunidad de disfrutar de estas cosas. Si el número de seguidores de Dios creciera diez, veinte o incluso cien veces más que el número actual, Él todavía sería capaz de ocuparse de todos ellos de la misma manera y de completar esta obra. Los efectos que se han logrado no se pueden alterar nunca, y esta es la sabiduría de Dios.

Las palabras de Dios expresan todos los aspectos de la verdad y proporcionan lo que toda la humanidad necesita. Dios emplea todo tipo de métodos de trabajo diversos a partir de diferentes posiciones sobre las personas en momentos y entornos distintos, para guiarlas sin que ellas se den cuenta y para obtener resultados diferentes en cada persona. Incluso si ahora piensas: “No entiendo demasiado la obra de Dios y noto que todavía me falta mucho. Tengo muy poca fe en Él y tampoco ha aumentado mi conocimiento de Dios. Mi actitud actual hacia el cumplimiento de mi deber parece tan indiferente como lo era antes, y siento que no he progresado demasiado”, una cosa es segura: independientemente de lo mucho que te falte, o de lo lejos que sientas estar de cumplir los requisitos de Dios, Sus palabras y Su obra ya han arraigado en tu corazón. Aun en el caso de que no te interese perseguir la verdad, de que no consideres muy importante el sentido de alcanzar la salvación, la verdad de las palabras de Dios y el contenido de las palabras que Dios declara te dan esperanza y, en lo más íntimo del corazón, llegas a tener expectativas relativas a la obra de Dios y a los hechos que Él quiere lograr. Independientemente de la solidez de tu fe en la actualidad, o de tu estatura, sin duda, tienes esperanza. ¿Qué demuestra esto? Las palabras de Dios son y proporcionan lo que la humanidad necesita, ya han arraigado en tu corazón y, sin saberlo, has llegado a aceptarlas de alguna manera en lo más íntimo del corazón. Por supuesto, estos hechos van dirigidos a aquellos que no están muy interesados en la verdad y que entienden la obra y la salvación de Dios de un modo relativamente vago y confuso. En el caso de los que creen verdaderamente en Dios y pueden perseguir la verdad, este no es el único resultado que se logra, sino que también pueden llegar a conocer a Dios y dar testimonio de Él. A partir de estos hechos y estos indicios, podemos ver que las declaraciones y la obra de Dios se imbuyen de Su poder, autoridad y sabiduría. Esto también verifica algo más: Dios creó a la humanidad, y las personas, a pesar de que pueden vivir sin la luz del sol, sin agua y sin aire, no pueden vivir sin Dios ni sin Sus palabras y su provisión. Solo la guía, la provisión y el pastoreo de Dios, y todas las verdades que Él expresa, pueden dar a la humanidad esperanza y luz, así como objetivos y dirección para su supervivencia; la gente ha visto todo esto. Al poner en evidencia y analizar las condiciones reales bajo las que Satanás corrompe a la humanidad en términos de conducta moral, las personas deberían ser capaces de ver en qué tipo de contexto obra Dios para salvarlas. Además de reconocer cómo es la situación verdadera del contexto en el que obra Dios, la gente debería entender aún más lo difícil que resulta la tarea de la obra de Dios para salvar a la humanidad y, al comprenderlo, debería llegar a conocer el poder, la autoridad y la sabiduría de Dios. Cuando llevó a cabo Su obra para salvar a la humanidad, Él no se apresuró a salvarla cuando Satanás comenzó a corromperla por primera vez. Él no se apresuró a salvarla hace cuatro mil años, ni hace seis mil años. Por el contrario, Él hizo las cosas como se suponía que se debían hacer: debido a que la serpiente sedujo a la humanidad, y Satanás la corrompió, las personas se impregnaron de pecado, y un diluvio destruyó la tierra. Posteriormente, Dios utilizó la ley para dirigir a la humanidad gradualmente y, a medida que la corrupción de Satanás se hacía cada vez más profunda en el hombre, llevó a cabo la obra de redención, adoptando para Sí la semejanza de carne pecaminosa y siendo crucificado. Ahora, en los últimos días, cuando la corrupción de Satanás ha afectado tanto a la humanidad que las personas han sido terriblemente devastadas por ella y se han convertido por completo en la representación de Satanás, Dios pronuncia Sus palabras a la humanidad de manera formal y abierta, y expresa lo que hay en Su corazón, así como Sus puntos de vista y actitudes con relación a todo tipo de gente, eventos y cosas, y todas las verdades que necesita la humanidad. Contra esta clase de entorno, Dios comienza formalmente a proporcionar lo que necesita la humanidad. Sin embargo, no les ofrece todas las verdades cuando esta carece absolutamente de conocimiento. Precisamente cuando Satanás la ha corrompido profundamente, y la gente cree que no hay manera de poder salvarse, Dios llega, pronuncia Sus palabras, realiza Su obra, camina entre los hombres y expresa las palabras que desea comunicar, a la vez que solo los provee de palabras para lograr los hechos que desea conseguir. Ninguna persona relativamente capaz entre la humanidad creada osa aceptar el reto de realizar esta obra, ya que la gente cree que es un trabajo considerablemente difícil, imposible de llevar a cabo. Sin embargo, precisamente en este contexto, Dios lanza esta obra de Su plan de gestión de seis mil años, un trabajo en el que se emplean palabras para conseguirlo todo. Es un proyecto descomunal, una obra sin precedentes que, incluso más, hace época y se ha extendido en el tiempo. Independientemente de lo mucho que alguien diga, de qué diga o de la esencia de sus palabras, nadie es capaz de lograr las acciones que sus palabras pretenden alcanzar. Solo las palabras de Dios pueden cumplirse y lograrse de acuerdo con lo que Él requiere y con los planes de Su pensamiento: esto también es la autoridad de Dios. ¿La gente no debería entender estas cosas? (Sí). Entonces, ¿qué importancia tiene entenderlas? ¿Quién quiere hablar? (Un aspecto es que la gente puede llegar a entender de cierta manera la sabiduría de la obra de Dios y que esta no se lleva a cabo en las personas ignorantes a las que Satanás no ha corrompido. Por el contrario, Dios utiliza a Satanás para Su servicio y realiza la obra de salvación en aquellas personas a las que Satanás ha corrompido profundamente. La gente cree que este trabajo es muy difícil, pero las palabras de Dios realmente tienen un efecto en las personas. Además, normalmente en el curso de nuestras experiencias, nuestras actitudes corruptas nos constriñen a menudo, y no podemos evitar revelar esa corrupción; llegamos a ser incapaces de practicar la verdad y, a veces, podemos volvernos tan negativos que perdemos la fe. No obstante, después de oír la enseñanza de Dios, llegamos a tener fe en Sus palabras y entendemos que nuestras actitudes corruptas no son inmutables y pueden cambiar siempre que amemos y aceptemos la verdad. Si alguien no ama ni acepta la verdad en su esencia, será incapaz de cambiar sus actitudes corruptas). Lo que dices es totalmente apropiado y preciso.

Las palabras de Dios pueden conseguir y cambiar todas las cosas. Al mismo tiempo, las personas deberían ser capaces de ver que las palabras de Dios tienen otro efecto en ellas: todo debe dejar de existir; solo las palabras de Dios nunca morirán y, al igual que Dios Mismo, vivirán para siempre. ¿Qué vemos en esta frase? (La autoridad de Dios). Vemos la autoridad y la sabiduría de Dios, y el poder que muestran Sus palabras. Debido a que representan Su vida, esencia y carácter, las palabras de Dios vivirán para siempre del mismo modo que Él. ¿Qué te indica eso? Que las palabras de Dios son muy importantes para la humanidad. No importa lo que obtengas, no es un tesoro real. Tanto si recibes un lingote de oro o una joya del mundo excepcional y preciosa, no son tesoros reales. Aunque consigas el elixir de la vida, no vale un céntimo. Aunque logres cultivar con éxito la mente y tus aptitudes, y vueles hacia el cielo, no vivirás necesariamente para siempre porque eres un ser creado; Dios lo ha predestinado todo y nadie puede escapar a Su soberanía. Todo debe dejar de existir; solo las palabras de Dios nunca morirán y, al igual que Dios Mismo, vivirán para siempre. ¿De qué sirve conocer estas palabras? Si no persigues la verdad, ni la amas, ni sientes ninguna estima por la ecuanimidad y la justicia de Dios, es posible que estas palabras o este hecho no te interesen. Sin embargo, si amas la ecuanimidad y la justicia de Dios, la verdad y las cosas positivas, tendrás un interés profundo en estas palabras y, por tanto, grabarás este hecho y estas palabras en lo hondo del corazón. ¿Cuáles son estas palabras? Todo debe dejar de existir; solo las palabras de Dios nunca morirán y, al igual que Dios Mismo, vivirán para siempre. Debéis retener estas palabras en vuestros corazones y contemplarlas en el tiempo libre. Son muy importantes. Decidme, ¿qué beneficio os reportan? (Dios, entiendo algo. Las palabras de Dios dicen: “Todo debe dejar de existir; solo las palabras de Dios nunca morirán”. A veces, las cosas cambian en el mundo exterior y, cuando nos encontramos en estas circunstancias, nuestro estado y también nuestra determinación para seguir a Dios cambian. Nos cuesta evitar sentirnos negativos y débiles, pero cuando pensamos en estas palabras de Dios, en las promesas que Él nos hizo en el principio y en que Él dijo que quiere ganar a un grupo de personas que estén en sintonía con Él en corazón y mente, la fuerza y la fe nos inundan el corazón. Ya no nos afectan las circunstancias del mundo exterior y tenemos fe para seguir a Dios y cumplir nuestros deberes). Estas palabras os ofrecen una senda de práctica, ¿de qué tipo? No se trata de perseguir ni de estimar nada del mundo material; estas cosas están vacías. Todas las cosas como la fama, las ganancias, la posición, los placeres materiales al alcance de los ojos, la belleza de las mujeres, y la identidad y el estatus de los hombres son transitorias, desaparecen con un mero parpadeo y no tiene ningún sentido valorarlas. ¿A qué me refiero al decir que no tiene ningún sentido? A que estas cosas solo pueden satisfacer las necesidades momentáneas, las predilecciones y los deseos de la carne, o tus estados de ánimo y sentimientos, etcétera, pero no pueden cubrir tus necesidades espirituales. Cuando sientes que tu espíritu está hambriento, sediento y vacío, nada del mundo material puede satisfacer tus necesidades espirituales ni llenar la vaciedad en lo más íntimo del corazón; por este motivo, no tiene ningún sentido perseguir estas cosas. Así pues, ¿qué puede satisfacerte y llenar el vacío en lo más profundo del corazón? Al leer las palabras de Dios y entender la verdad, te sientes avivado, lleno de paz y alegría, satisfecho y tranquilo en lo más íntimo del corazón. Si continúas persiguiendo de esta manera, cuando las palabras de Dios se conviertan en tu vida, nadie podrá arrebatarte la vida ni destruirla. Cuando nadie pueda hacer eso, ¿cómo te sentirás? Dejarás de sentirte vacío, perdido, temeroso o incómodo de vivir en este mundo, porque tendrás las palabras de Dios en tu interior, que te guiarán, te satisfarán y posibilitarán que vivas con un objetivo y una dirección. Cada día que vivas tendrá significado y valor. Esto es lo que las personas sienten realmente. Así pues, ¿cómo se obtiene este resultado positivo que la gente siente realmente? (Las palabras de Dios logran este resultado en las personas cuando estas las ponen en práctica). Correcto, cuando la gente acepta las palabras de Dios como su vida, se produce este resultado en ella; su vida y su manera de vivir cambian, sus puntos de vista sobre las personas y las cosas y su forma de verlas son diferentes; por tanto, su búsqueda es distinta. Ya no busca los placeres carnales, las recompensas materiales, la fama, las ganancias ni la posición. Si alguien persigue sus predilecciones carnales, solo conseguirá sentirse cada vez más desanimado, vacío, incómodo y dolorido. No obstante, cuando las palabras de Dios han ocupado el corazón de uno, la verdad se convierte en su vida en su interior, su esencia íntima y su vida cambian, y, por tanto, se siente de una manera diferente. Sus sentimientos y predilecciones, sus diversas emociones, sus objetivos en la vida, la dirección de su búsqueda, sus reglas para vivir… todo es completamente diferente. Su búsqueda cambia, puede perseguir la verdad y buscar conocer a Dios, y es capaz de vivir de acuerdo con la manera que Dios requiere que viva. La gente que consigue esto no se enfrenta a la descomposición, la muerte y la destrucción, sino que llega a tener una vida genuina que no está sujeta a la putrefacción. ¿A qué me refiero al decir que no está sujeta a la putrefacción? A que esta vida que hay en el interior de estas personas no desaparecerá ni se disipará ni se desvanecerá ni se deteriorará, y a que dichas personas no se enfrentarán a la destrucción como antes. De esta manera, ¿no cambian su estado de existencia actual y sus expectativas de supervivencia? Está claro que sus expectativas de supervivencia sufren un cambio. ¿Por qué la vida humana se desvanece, se marchita, se descompone, tiene un final y se destruye? Esto ocurre porque la gente no adopta las palabras de Dios como su vida, y aunque alguien viva cien, doscientos, trescientos o mil años, sus reglas para vivir, su perspectiva vital y el significado de su vida no cambiarán. Entonces, ¿para qué viven en realidad las personas que viven de esta forma? Viven enteramente con el propósito de satisfacer la carne. ¿Qué persigue la carne del hombre? Cosas como la riqueza, la fama, las ganancias y los placeres materiales; precisamente las que, a ojos de Dios, son contrarias a la verdad y Él detesta. Por tanto, hay un límite temporal en el que Dios permite a las personas perseguir y disfrutar de estas cosas. La vida de un hombre puede durar unos sesenta, setenta, ochenta o noventa años y, después, acaba, y por cada final hay una nueva ronda de renacimiento, y así es como transcurre el tiempo de vida del hombre. Si Dios no predeterminara este límite temporal, ¿no se cansaría la gente de vivir después de estar viva durante largo tiempo? Cuando las personas tienen veinte años, sienten cada día que las cosas son nuevas, hermosas y felices; al llegar a los cuarenta, sienten que tomar tres comidas al día e ir a dormir por la noche es un estilo de vida aburrido; para cuando alcanzan los sesenta, sienten como si lo entendieran todo, han disfrutado de algunas bendiciones, han sufrido algunas adversidades y consideran que ya nada es interesante. Se preparan para trabajar cada día al salir el sol y descansan cuando se pone, y el día ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. Cada una de sus funciones corporales comienza a decaer, completamente diferente a cuando tenían veinte años: este es el momento en el que su final está cerca. Cuando el final de alguien está cerca, no significa que su alma vaya a acabar. Quiere decir que su carne pronto llegará a un final. Por lo general, la gente muere al llegar a los sesenta, setenta u ochenta años, y aquellos con un tiempo de vida largo pueden vivir algo más de cien años como máximo. Hay un dicho que reza: “Una persona que ha vivido demasiado tiempo se cansa de vivir; ya ha tenido suficiente de la vida”. Cuando alguien vive demasiado tiempo, se cansa de la vida, ya no quiere vivir más y la vida deja de tener sentido para él. ¿Por qué siente que la vida ya no tiene sentido? Aquí se produce una situación verdadera, y es que las personas viven en su carne, toman tres comidas al día y hacen sus quehaceres cotidianos, cada día exactamente igual que el día anterior, hacen las mismas cosas, viven la misma vida y, al llegar a cierto punto, se conocen todas estas cosas de principio a fin. Sienten que han visto, probado y experimentado todo lo que tenían que ver, probar y experimentar. Consideran que la vida es justamente así, que no tienen nada que esperar ni anhelar, que su vida está vacía y que pronto llegará su fin. ¿No es este el caso? (Lo es). Así es como son las cosas.

Hemos hablado sobre las palabras “Todo debe dejar de existir; solo las palabras de Dios nunca morirán y, al igual que Dios Mismo, vivirán para siempre”, que indican a la gente el hecho de que las palabras de Dios son muy importantes para la humanidad, así como sus objetivos y su dirección de práctica, y que ninguna búsqueda de nada puede sustituir que el hombre gane siquiera una línea de las palabras de Dios. Esto es porque todo debe dejar de existir, desvanecerse, marchitarse y debilitarse con el paso del tiempo, y solo las palabras de Dios nunca morirán. Por tanto, si ganas las palabras de Dios y entras en la realidad de las palabras de Dios, lo que querrá decir que habrás entendido la verdad y entrado en la realidad-verdad, llegas a tener valor gracias a las palabras de Dios y a la verdad, y tu esencia se vuelve diferente respecto a como era antes. Algunos dicen: “¿Y qué si mi esencia es diferente?”. No quiero decir diferente en el sentido habitual, sino más bien que se vuelve enormemente diferente, porque has llegado a adoptar las palabras de Dios como tu vida y, al igual que las palabras de Dios, no dejarás de existir al igual que Dios, tendrás vida eterna y un después, un futuro y un destino eternos. Así pues, si nos fijamos en lo que sucederá en el futuro, ¿no son importantes las palabras de Dios para el hombre? (Sí). ¡Son cruciales! ¿Cómo deberías perseguir después de haber entendido que las palabras de Dios son fundamentales? ¿Qué deberías perseguir que tenga valor y significado? ¿Deberías perseguir esforzarte más, sufrir más, pagar un precio más alto e ir más de acá para allá en el cumplimiento de tu deber? ¿O deberías estudiar más aptitudes profesionales, dotarte de más doctrina y predicar más? (Nada de todo esto). Entonces, ¿qué te resultaría más útil perseguir? Todos conocéis la respuesta, tan clara como el agua: la consecución de las palabras de Dios es la búsqueda más valiosa y significativa. “Todo debe dejar de existir; solo las palabras de Dios nunca morirán y, al igual que Dios Mismo, vivirán para siempre”. Recordad estas palabras en el corazón; no deberíais olvidarlas ni deshacerte de ellas en ningún momento. Cuando te sientas negativo y débil, sin esperanza, cuando surjan tribulaciones, cuando te sustituyan en tu deber, cuando te poden, cuando sufras contratiempos y fracasos y cuando te reprendan y te condenen; o, por otro lado, cuando estés en la cresta de tu éxito, o cuando la gente te tenga en gran estima y te alabe allá donde vayas, etcétera; en cualquier momento y en cualquier situación, siempre debes pensar en estas palabras y dejar que te lleven ante Dios, y buscar que, en ese preciso momento, Él te provea de palabras; deja que las palabras de Dios te ayuden a liberarte de las tribulaciones, resuelve las dificultades y la confusión en lo más íntimo del corazón, da la vuelta en la senda errónea que sigues, soluciona tus transgresiones, tu intransigencia, tu rebeldía, etcétera, y deja que las palabras de Dios resuelvan los problemas que te encuentres. ¡Estas palabras os resultan muy útiles! Cuando te olvidas cuáles son tus propias responsabilidades y tus propios deberes, los principios que deberías mantener, la posición y la perspectiva que deberías tomar, y tu propia identidad y condición, piensa en estas palabras. Te llevarán ante Dios, a Sus palabras, a entender cuál es Su voluntad en este preciso momento, y a adoptar la posición, el punto de vista y la perspectiva correctos para observarte a ti mismo, y para contemplar a otros y a los acontecimientos y los entornos que te encuentras. De esta manera, bajo la guía de Dios y bajo la provisión, el esclarecimiento y la ayuda de Sus palabras, ningún problema te dejará sin capacidad de respuesta ni te impedirá perseguir la verdad ni detener tus avances. ¿Acaso no es esta la senda de la práctica? (La es). La lección que ahora deberíais aprender es no refunfuñar, ni quejarse, ni acatar reglas, ni buscar planteamientos humanos cuando te encuentres con problemas; más bien, comparecer ante Dios, buscar la verdad y Su ayuda, y permitir que Sus palabras te satisfagan y resuelvan todas tus dificultades: esta es la lección que deberíais aprender. Finalizaremos aquí nuestra plática sobre el tema de entender la puesta en marcha de la obra más importante del plan de gestión de Dios en el contexto de la profunda corrupción de la humanidad por parte de Satanás; al fin y al cabo, todo se reduce a las palabras de Dios. Independientemente de lo que compartamos, espero que, al final, la gente pueda entrar en la realidad-verdad de las palabras de Dios y no solo se conforme con saber predicar palabras y doctrinas, estudiar teoría teológica o participar en ceremonias religiosas a diario. Entrar en la realidad de las palabras de Dios es la lección más apremiante sobre la entrada en la vida que las personas deben aprender.

Ahora compartiremos otro problema práctico relativo a diversos dichos sobre la conducta moral. Hasta ahora, hemos hablado de algunos de ellos y los hemos expuesto, básicamente, usando la cultura china tradicional como una forma de demostración que pone en evidencia que esta serie de dichos satánicos se encuentran arraigados en lo más íntimo del corazón de la humanidad corrupta. Algunos dicen: “Dado que se utiliza la cultura china tradicional para demostrar estos dichos sobre la conducta moral, y que nosotros no somos chinos, ¿podemos simplemente no aceptar estas palabras que compartes? ¿Necesitamos realmente conocer estos diversos dichos sobre la conducta moral que provienen de la corrupción de Satanás que afecta a la humanidad?”. ¿Es correcto decir esto? (No). Esto es erróneo, de una manera muy clara. La corrupción que Satanás causó en la humanidad no distingue entre razas ni tiempo, sino que más bien corrompe a la humanidad sin diferenciar razas, tiempo o contextos religiosos. Por tanto, si formas parte de la etnia china, tanto si eres han, o miembro de un grupo étnico minoritario, como el mongol, el hui, el miao, el yi, etcétera, has estado sujeto, sin excepción, al adoctrinamiento y a la inculcación de todo tipo de dichos sobre la conducta moral que han surgido de Satanás. Es decir, asimismo, has estado sujeto, sin excepción, a la corrupción de la humanidad por parte de Satanás en lo que respecta a tu pensamiento. Para decirlo de una manera precisa, Satanás también ha corrompido y procesado profundamente tu pensamiento, así como lo más íntimo de tu alma y corazón. Aunque no seas chino, tanto si eres japonés, coreano, alemán, o de cualquier nacionalidad, asiático, europeo, africano o americano, tanto si tienes la piel amarilla, negra, morena o blanca, independientemente de tu etnicidad y la raza a la que pertenezcas, mientras seas un ser creado, Satanás te ha corrompido profundamente sin excepción. Además de poseer actitudes corruptas satánicas, Satanás te ha inyectado, sin falta, pensamientos y puntos de vista satánicos, y también te ha corrompido profundamente el corazón, por supuesto. Es solo que, Satanás utiliza distintos métodos para inculcarles las mismas cosas a personas de países distintos o de razas diferentes, que pueden diferir a la hora de decirlas, ahí puede haber cierta diferencia, pero el resultado final de corromper a las personas siempre es el mismo y, en gran medida, idéntico con solo pequeñas disparidades. Todas estas cosas hacen que la gente camufle su aspecto a través de su conducta y, por medio de una serie de dichos engañosos, impracticables, o incluso inmorales que se oponen a la esencia humana, pretenden que, en lo que respecta a su condición moral, las personas actúen y se comporten de un modo determinado y establecen cómo se debería comportar la gente y hacer ciertas cosas. Aunque existan diferencias entre estos dichos, surjan en momentos distintos y provengan de zonas, regiones y áreas diferentes, y se originen de personas dispares, la consecuencia final siempre es que controlan y confinan los pensamientos y los corazones de la gente, y que animan en su manera de pensar puntos de vista y nociones que portan las ponzoñas y la esencia y la naturaleza de Satanás. Hacen que lo más íntimo del corazón de las personas se llene de los puntos de vista de Satanás y de su esencia y sus nociones malvadas. Por último, independientemente de la etnicidad, la raza, el grupo étnico o la época, Satanás siempre ha engañado al hombre, ha abusado de él y ha corrompido sus pensamientos y lo más íntimo de su corazón en diversos grados. Al final, independientemente de la parte del mundo en la que se encuentre la gente en quien Satanás realiza su trabajo de corrupción, de su raza o del momento en el que haya vivido, la consecuencia siempre es que la humanidad se convierte en la progenie absoluta, la portavoz y la personificación de Satanás, y el hombre se transforme en una completa réplica viviente de Satanás, tanto grande como pequeña, tanto visible como tangibles. Por supuesto, una humanidad como esta también se convierte totalmente en el enemigo de Dios y su opositor. Así pues, no importa el tipo de personas que esté escuchando sermones en este momento, ni cuántas haya; un hecho es innegable: toda la humanidad se encuentra en las garras del maligno, esto es una realidad. Podemos expresarlo de otra manera y decir que, si bien Satanás corrompe profundamente a toda la humanidad, también controla y confina por completo su pensamiento y su corazón, esto es innegable. Por tanto, Satanás ha corrompido y manipula, controla y confina profundamente a cualquier raza noble y a cualquier persona nacida en un país poderoso, sin excepción. Mientras pertenezcas a la raza humana, vivas bajo el sol y seas un humano que respira aire, bebe agua y come granos, has sido inevitablemente corrompido por Satanás, en tus pensamientos, en tu corazón, en tus actitudes y en tu esencia sin excepción. Para decirlo de una manera más precisa, en tanto seas un ser humano creado y Satanás te haya corrompido, eres el enemigo de Dios. Si Satanás te ha corrompido y te ha controlado y confinado, ya sea en el pasado o en la actualidad, estás, sin lugar a duda, sujeto a la salvación de Dios. Mientras seas un ser humano a quien Satanás ha corrompido, posees, sin excepción, su carácter y su pensamiento, y sus ponzoñas han llenado y ocupado tu corazón. Por tanto, reconocer y discernir los diversos pensamientos, puntos de vista y los variados dichos sobre la conducta moral que vienen de Satanás no es solo una tarea para los chinos, o algo de lo que ellos tengan el monopolio. Por el contrario, es una lección que cada miembro del pueblo elegido de Dios a quien Él ha seleccionado debe aprender y una realidad en la que debería entrar. Cada uno de ellos, sin excepción, debe reconocer y discernir los infinitos pensamientos y puntos de vista falaces y malvados que vienen de Satanás. No pienses que, por el mero hecho de haber nacido en una familia pudiente, con una posición prominente, puedes tener un sentido de superioridad y creer que Satanás no te ha corrompido, y que solo porque tengas una identidad honorable, tu alma también debe ser noble; es un entendimiento distorsionado. O quizá crees que tienes un linaje noble y que el color de tu piel demuestra que tienes una identidad, una posición y un valor honorables, y, por tanto, consideras equivocadamente que tu esencia, pensamiento y corazón son más nobles y elevados que los de otros. Si es así, te digo que este entendimiento que tienes es ridículo y poco realista, porque la humanidad de la que habla Dios no se divide por nacionalidad, raza ni religión. Independientemente de la clase de circunstancias sociales o de la situación religiosa en las que vivas, de la raza con la que naciste, de si tu posición en la sociedad es modesta o noble, o de si tienes un gran prestigio entre otras personas o no, etcétera, no puedes utilizar nada de todo esto como excusas para no aceptar estas palabras de Dios ni el hecho de que Satanás corrompe a la humanidad. Mientras seas un ser humano, el adjetivo “corrupto” debería calificar las palabras “ser humano”. Para decirlo de una manera precisa, si eres un ser humano, eres necesariamente un ser humano corrupto, y esto está más allá de toda duda. Además, podemos decir que, siempre que seas un ser humano corrupto, aquello en lo que piensas de manera espontánea y que reside en lo más íntimo de tu corazón proviene de Satanás, quien lo ha procesado y corrompido profundamente; deberías aceptar este hecho. De manera inherente, no tienes nada relacionado con la verdad, nada que tenga algo que ver con las palabras o la vida de Dios, sino que, más bien al contrario, Satanás te engaña, corrompe y controla. Tienes la mente llena de los pensamientos, las filosofías, la lógica y las reglas para vivir de Satanás, y todo lo que hay en ella proviene de Satanás. ¿Qué es lo que la gente puede inferir de este hecho? Nadie debería aducir ninguna excusa para rechazar la salvación de Dios ni aceptar selectivamente Sus palabras. Como ser humano corrupto, deberías aceptarlas sin alternativa alguna. Es tu responsabilidad y también lo que necesitas. Si alguien ha nacido en una nación rica y poderosa, y vive en circunstancias sociales de alto rango, o si ha nacido en una familia prestigiosa y ha recibido educación superior, y, por tanto, se cree diferente de los demás y más noble que otros miembros del pueblo elegido de Dios, y desea situarse por encima de todos ellos, este pensamiento es absurdo y ridículo, e incluso se puede decir que es estúpido en grado sumo. Por muy especial que sea tu identidad, tu posición o tu valor, o por más elevada que sea tu identidad, tu posición o tus circunstancias sociales con respecto a las de la gente corriente, siempre serás un ser creado ante Dios. Él no se fija en tu lugar de procedencia, tus circunstancias al nacer, tu nacionalidad o raza, ni en tu valor o prestigio o tus logros en la sociedad o en el mundo. Él solo se fija en si aceptas Sus palabras, las adoptas como la verdad y puedes utilizarlas como guía a la hora de contemplar a las personas y las cosas, comportarte y actuar de acuerdo con Sus palabras. Si te consideras verdaderamente como uno entre seres creados corrientes bajo el dominio de Dios, deberías desprenderte de tus circunstancias sociales y de tus contextos racial, nacional y religioso, comparecer ante Dios como un ser creado corriente y aceptar Sus palabras sin etiquetas ni contextos; al hacer esto, tu identidad y tu estatus ocuparán el lugar correcto que les corresponde. Si deseas aceptar las palabras de Dios con esta identidad y este estatus adecuados, lo primero que deberías entender es la esencia del hombre, y lo primero que deberías aceptar es que Satanás la ha corrompido profundamente y que todas las cosas que llenan y ocupan los pensamientos y lo más íntimo del corazón del hombre provienen de Satanás. Puesto que la gente desea aceptar las palabras de Dios y la verdad como vida, primero debería descubrir todo lo que hay en su pensamiento y en lo más íntimo de su corazón que no se corresponda con la verdad y que le sea hostil, reflexionar sobre ello y llegar a conocerlo. Las personas solo podrán renunciar a estas cosas en el momento y el entorno adecuados si las reconocen de una manera clara, y las entienden y analizan plenamente, y, por tanto, posibilitarán que lo más íntimo de su corazón experimente un cambio total. Una vez que hayan expulsado todas las cosas de Satanás y aceptado las palabras de Dios y la verdad, se convertirán en personas nuevas. Solo podrán contemplar a la gente y a las cosas según las palabras de Dios de una forma verdadera y precisa cuando la perspectiva, los puntos de vista y la posición bajo los cuales ven a otros y a las cosas cambien por completo. En ese momento se convertirán en personas relativamente puras, inmaculadas. En la actualidad, la gente todavía no puede lograr esto. A pesar de que puede comprender un poco la verdad en el corazón, hay todo tipo de puntos de vista absurdos y de cosas erróneas e ilógicas que aún la denigran. Acepta la mitad de las palabras de Dios y de la verdad, y repudia la otra mitad; acepta selectivamente una parte en diversos grados, pero siempre dejan un lugar en su corazón para los pensamientos y la lógica de Satanás, y para las cosas engañosas que él le inculca, y las conservan ahí. Todo esto que las personas tienen en el interior afecta a su mente, a su criterio y a la perspectiva y los puntos de vista bajo los cuales contemplan a la gente y a las cosas, y esto influye tremendamente en el grado en el que aceptan la verdad.

La corrupción y la confusión de la humanidad que causan los diversos dichos sobre la conducta moral que Satanás inculca en la gente a través de la cultura tradicional son considerables. Esto no es algo que se limite simplemente al pueblo chino, sino que alcanza a toda la humanidad, en todas partes y en cada período temporal. Afecta y controla a generación tras generación de personas de distintas razas, nacionalidades y religiones. Cuando la gente ha entendido esto, el adjetivo que califica a las palabras “cultura tradicional” no es solo “china”; puede decirse que la cultura tradicional de cualquier nación o raza proviene de Satanás y surge de la corrupción de este. Por ejemplo, existen las culturas tradicionales japonesa, coreana, india, filipina, vietnamita, africana, la cultura tradicional de la gente blanca, las culturas tradicionales del judaísmo, del cristianismo y del catolicismo, y otras culturas tradicionales que han surgido de las religiones. Todas ellas son contrarias a la verdad y afectan profundamente a los puntos de vista, las posiciones y las perspectivas de las personas en relación con su manera de contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar. Son como hierros de marcar ardientes que dejan una huella profunda en lo más íntimo de su pensamiento y su corazón. Dominan la vida y las reglas para vivir de las personas, las sendas que siguen en la vida y la dirección y las metas de su conducta; dominan incluso los objetivos que la gente busca. Todo esto perturba e influye gravemente en la actitud con que la gente contempla las cosas positivas, las palabras de Dios, la verdad y a Dios. Por supuesto, también perturba e influye gravemente en las posiciones y los puntos de vista de las personas en relación con su manera de contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar, lo que quiere decir que tiene una gran influencia en las personas a la hora de aceptar y practicar la verdad. ¿Y cuál es la consecuencia al final? (La gente pierde su oportunidad de alcanzar la salvación). Ciertamente, en última instancia, todo esto afecta al asunto crucial de que las personas alcancen la salvación. ¿Acaso no es esta una consecuencia seria? (Sí). ¡Es una consecuencia muy grave! La manera en que alguien ve las cosas, el tipo de perspectiva que toma, los puntos de vista que adopta y las nociones que alberga para verlas, todo se decide en función de sus actitudes corruptas y de las cosas presentes en su pensamiento. Si estas últimas son positivas, ese alguien contemplará a las personas y las cosas desde la perspectiva correcta; si son negativas y pasivas, y han venido de Satanás, las contemplará necesariamente desde perspectivas, posiciones y puntos de vista incorrectos y absurdos, y, en definitiva, esto influirá en la senda que siga. Si las posiciones, las perspectivas y los puntos de vista bajo los cuales ves a las personas y a las cosas son erróneos, los objetivos y la dirección de tu búsqueda también serán incorrectos, como lo será la senda que sigas en tu conducta. Si continúas con estas cosas erróneas, no tendrás absolutamente ninguna oportunidad de alcanzar la salvación, ya que la senda que sigues es incorrecta. Si las perspectivas, las posiciones, los pensamientos y los puntos de vista bajo los cuales contemplas a las personas y las cosas son correctos, los resultados que se obtendrán también serán adecuados, corresponderán a cosas positivas y no serán contrarios a la verdad. Cuando alguien contempla a las personas y las cosas desde perspectivas que son conformes a la verdad, la senda que elija también será correcta, al igual que sus objetivos y su dirección, y tendrá la esperanza de alcanzar la salvación al final. No obstante, debido a que en la actualidad Satanás habita en las personas y las controla, las perspectivas, las posiciones y los puntos de vista bajo los cuales contemplan a la gente y las cosas son erróneos, lo que hace que su búsqueda y la senda que siguen también sean incorrectas. Por ejemplo, cuando las personas trabajan y pagan el precio de tener fama, ganancias y posición social, y de guardar las apariencias, ¿es errónea esta senda? (Sí). ¿Cómo es que la gente toma una senda tan equivocada? ¿Acaso no es porque las perspectivas, la situación de partida y los puntos de vista desde los cuales contempla estas cosas son erróneos? (Sí). Esto hace que las personas tomen la senda incorrecta. Y si siguen en una senda tan equivocada, ¿serán capaces de alcanzar la salvación al final? No. Si contemplas a las personas y las cosas, y te comportas y actúas, según cierto pensamiento o punto de vista que Satanás te haya inculcado, la senda que recorras será necesariamente la de la ruina. No será en absoluto la de la salvación, porque precisamente se opone y es contraria a la senda de la salvación. Si las personas siguen esta senda errónea, arruinarán su oportunidad de alcanzar la salvación, habrá desaparecido por completo, y nunca podrán ir por la senda de la salvación. Sin embargo, si buscas con el punto de vista correcto, y contemplas a las personas y las cosas, y te comportas y actúas, según las palabras de Dios, los principios de práctica que surjan y tu senda serán positivos, y debido a que partes del lugar adecuado, la senda que sigas finalmente también será correcta. Si sigues una senda como esta, ciertamente serás capaz de alcanzar la salvación. Este aspecto de la verdad es un poco profundo, y la mayoría de vosotros probablemente no lo comprende. No llegáis a apreciarlo y, por ahora, no poseéis este aspecto de la realidad verdad. No sabéis si contempláis a las personas y las cosas, y os comportáis y actuáis, según puntos de vista correctos o erróneos; todavía no tenéis esta experiencia. Ahora mismo, solo sabéis actuar, ejercer la fuerza, hacer un esfuerzo y pagar un precio; por otro lado, ni siquiera habéis comenzado a examinar qué afecta a vuestros puntos de vista y pensamientos en lo más íntimo del corazón, y qué los controla. Así pues, este tema os queda un poco lejos, y vamos a dejarlo aquí.

Acabamos de hablar sobre la esencia de los dichos sobre la conducta moral, y su alcance no se limita solo a China continental, sino que se extiende a toda la humanidad. Esto se debe a que la humanidad entera se encuentra en las garras del maligno, y Satanás ha corrompido profundamente y controla a cada ser humano. Hay una base fáctica para afirmar esto. Satanás no solo ha corrompido al pueblo de China continental, sino a toda la humanidad, y todos los seres humanos se encuentran en las garras del maligno. Todos podemos ver en cierta medida que Satanás ha corrompido profundamente a la humanidad. Llevamos un tiempo hablando sobre el hecho de que Satanás inculca los diversos dichos sobre la conducta moral en los pensamientos de las personas, utiliza este método para confundirlas, controlarlas y confinarlas, y, por tanto, logra su objetivo de corromperlas. Este hecho no se limita al pueblo chino, sino que está presente en todos los individuos de distintas razas, nacionalidades y etnias. Satanás ha corrompido profundamente a todos los seres humanos, incluidas todas las razas y etnias; las múltiples cosas engañosas y difíciles de discernir que Satanás inculca en la gente a través de la cultura tradicional, e incluso los dichos que les parecen a las personas relativamente positivos y acordes con su moral, su pensamiento y sus gustos; en realidad todo forma parte de la corrupción de la humanidad por parte de Satanás. Es decir, Satanás ha corrompido a todos los seres humanos de esta manera, y ha confundido, controlado y corrompido profundamente, tanto en la mente como en el corazón, a todos los seres humanos de cualquier etnia, raza o nacionalidad, nacidos en cualquier lugar, o de cualquier región o territorio del planeta Tierra. Independientemente de dónde o cuándo naciste, o de la etnia o la nación en la que lo hicieras, sin excepción, los dichos de la cultura tradicional que Satanás te ha inculcado te han confundido y corrompido. Por tanto, no deberías pensar que, debido a que solo analizamos la cultura tradicional china, tu propia nación o etnia está libre de un entorno cultural satánico, o que eres mejor que el pueblo chino, ni deberías tener sentimientos de superioridad que te lleven a sentirte más honorable y noble que el pueblo chino. Este sentimiento de superioridad es una idea equivocada, errónea, absurda, e incluso podemos aventurarnos a decir que es ridícula. Mientras se haga mención de la humanidad corrupta, no debes excluirte de ella, ya que formas parte de ese conjunto. Por supuesto, mientras se diga que eres un ser humano corrupto, lo más íntimo de tu corazón está lleno de pensamientos dominados por la cultura tradicional que Satanás te inculca, y este hecho es indiscutible y eternamente inmutable. Debéis entenderlo de manera clara; es incuestionable y no se debe dudar. Acabaremos aquí nuestra charla sobre este tema.

La vez anterior hablamos sobre el tema “La palabra de un caballero es sagrada”. Es un dicho que Satanás utiliza para corromper a las personas en lo que respecta a la conducta moral. Propugnar este dicho influye significativamente en el pensamiento de la gente y, al igual que otros dichos sobre la conducta moral, es absurdo y no se ajusta a los hechos. No importa lo que alguien diga, mientras lo haga, otras personas pensarán que tiene una moralidad noble y una condición honorable, y esto es tanto ridículo como irrisorio. Este dicho se asemeja a otros sobre la conducta moral en el sentido de que todos son herejías y falacias ridículas e irrisorias. Se puede hacer referencia a todos ellos de esta manera y también se pueden definir como absurdos en grado sumo e incapaces de resistir un escrutinio. Hoy vamos a fijarnos en el dicho sobre la conducta moral “Ten principios y no seas corrupto”. Antes de hablar formalmente al respecto, ¿habéis pensado alguna vez en cómo explicar este dicho? ¿Cómo se puede analizar su esencia? ¿Qué ponzoñas encierra? ¿Qué pensamientos desea inculcar Satanás en la gente a través de este dicho? ¿Cuál es la intención maliciosa de Satanás? ¿Qué aspecto de los seres humanos corrompe Satanás mediante este dicho? ¿Habéis meditado alguna vez sobre esto? El dicho “Ten principios y no seas corrupto” se puede explicar simplemente como no relacionarse con malas personas y ser capaz de protegerse de las influencias perniciosas. Tanto si una persona considera que otra ha crecido como un lirio, en el barro e impoluto, o si esa persona quiere crecer como un lirio, en el barro e impoluto, ¿qué clase de persona es ese individuo, en términos generales? Declara ser muy incorruptible, honesto, abierto y honrado, que es un caballero de condición moral noble, pero considera que esta era, este mundo, esta humanidad, e incluso este país, esta corte imperial y este funcionariado no son así. ¿Acaso estas personas no suelen contemplar las cosas de una manera cínica y se sienten insatisfechas con la realidad? A menudo sienten que tienen grandes aspiraciones, pero nacieron en el momento equivocado, que tienen talento, pero no pueden usarlo. Creen que, tanto si es en el funcionariado o en la sociedad, siempre hay gente vulgar que les obstaculiza el camino, que tienen grandes mentes estratégicas, y que son individuos excepcionales, pero nadie reconoce su talento o les permite alguna vez encargarse de tareas importantes. Están insatisfechas con la realidad, se vuelven cínicas y, como ellas dicen, “tienen principios y no son corruptas”, se protegerán de las malas influencias y serán inmaculadas. Para decirlo abiertamente, la gente de este tipo se ve a sí misma pura y elevada, y está insatisfecha con la realidad. No tiene necesariamente ningún talento ni habilidad verdaderos, y las perspectivas desde las cuales contempla a las personas y las cosas, se comporta y actúa, no son necesariamente correctas ni prácticas y, por supuesto, tampoco sirven necesariamente para lograr nada. Y, aun así, se cree distinta a las personas corrientes y siempre suspira: “Todo el mundo es turbio, solo yo soy puro; todas las personas están ebrias, solo yo estoy sobrio”, como si estuviera desilusionada con el mundo mortal y viera a menudo la maldad y la oscuridad del mundo. Para ser precisos, la gente de este tipo es cínica. Detesta los sectores políticos y comerciales, y los círculos literarios, artísticos y educativos. Aborrece las perspectivas de los intelectuales sobre sus búsquedas y menosprecia a los granjeros y a los que tienen creencias religiosas. ¿Qué tipo de personas son estas? ¿Acaso no son una clase aparte? ¿Acaso no son anormales de alguna manera? Esta gente no tiene ninguna habilidad ni aprendizaje reales. Si le pides que haga algún trabajo práctico, no estará necesariamente a la altura de la tarea. Le gusta refunfuñar y, en su tiempo libre, publica colecciones de artículos y poesía para divulgar asuntos sobre la política, el gobierno, la sociedad e individuos de determinado grupo durante cierto período de tiempo. Cambia frecuentemente el objetivo de sus críticas y habla con elocuencia, pero es un desastre a la hora de hacer lo que sea. Al final, no encaja con nadie, no puede conseguir nada en ninguna parte y no está a la altura de su trabajo. Cree equivocadamente: “¡Tengo mucho talento! ¡La gente corriente no puede llegar al terreno de mi pensamiento!”. Se siente desmoralizada, afligida y deprimida en el corazón. En su tiempo libre, vaga y, siempre que va a algún lugar de interés histórico, exclama: “¡Soy un genio malogrado! ¡Soy un tipo excepcional, pero poca gente puede reconocer el talento verdadero! Tengo grandes aspiraciones, ¡es una pena que naciera en un momento poco propicio y sea un desafortunado!”. Estas personas siempre creen ser ambiciosas y haber aprendido mucho, pero no pueden destacar de la multitud, ni nadie con poder puede asignarles un cargo alto, de modo que se vuelven cínicas e insatisfechas, y menosprecian a todo el mundo, hasta que al final acaban completamente solas. ¿Acaso no es eso lamentable? Para decirlo abiertamente, la gente de este tipo es una banda de locos pretenciosos, sumamente distantes e insatisfechos con la realidad, y siempre se siente fracasada. De hecho, estas personas no son nada, no pueden conseguir nada, lo hacen todo mal, y cuando adquieren algún pequeño conocimiento, alardean del tema y no paran de hablar de ello. Antiguamente, esta gente recitaba poesía, escribía odas y presumía de sus habilidades literarias con aires pedantes. Hoy en día, quienes son así tienen muchas más oportunidades de jactarse. Pueden crear sus propios medios, publicar comentarios en blogs, etcétera. En algunos países con sistemas sociales relativamente libres, exponen con frecuencia la vertiente oscura de diversos sectores, como los aspectos lúgubres y malvados de los ámbitos literarios, artísticos, comerciales, políticos y culturales. Se pasan el día criticando y subestimando esto y lo otro, y creen tener mucho talento. El origen de que hagan todo esto es su creencia de que todo lo que les atañe es bueno y correcto, y de que han alcanzado la grandeza, la gloria y la exactitud. Para ser precisos, se protegen de las malas influencias y “tienen principios y no son corruptos”. Creen que lo ven todo claramente, que pueden entenderlo todo. Lanzan críticas veladas contra cualquiera que haga algo y lo tratan con desprecio y desdén. Siempre tienen algo que decir sobre lo que haga cualquiera, y lo critican y lo denigran. En realidad, no tienen ni idea de lo que son y nunca han sabido qué perspectiva y posición tomar para decir las cosas de manera correcta y apropiada. Solo saben hablar por los codos y ser ingeniosos. ¿Hay mucha gente de este tipo en la sociedad? (Sí). ¿Qué son estos individuos? Para decirlo de una manera precisa, son una banda de locos pretenciosos que se consideran puros y elevados. Ha habido muchas personas así a lo largo de la historia, ¿verdad? (Sí). ¿Cómo las deberías describir y definir? ¿Acaso no son idealistas? Para ser precisos, estos individuos son idealistas. No están dispuestos a vivir en el entorno vital real actual, y están constantemente en las nubes, llenos de cosas etéreas, vacías, invisibles e intangibles. Viven en un mundo etéreo que no existe; este tipo de personas se denominan idealistas. Así pues, ¿qué perspectiva adoptan para calificar a otros? Asumen una posición de superioridad moral, y su punto de partida para calificar a otros es: “Puedo ver claramente vuestra faceta malvada y oscura, y ponerla en evidencia. Que sea capaz de poner de manifiesto las cosas malas y malvadas que hacéis demuestra que no soy como vosotros”. El significado subyacente aquí es: “‘Ten principios y no seas corrupto’. Esta tendencia malvada os ha contaminado a todos; no sois buenas personas”. ¿Acaso no indica esto que se ven como individuos puros y elevados? ¿Que se sobrestiman y son pretenciosos? ¿Acaso no es esto un intento encubierto de elevarse con el pretexto de criticar la realidad, de estar insatisfecho con ella y de poner en evidencia la vertiente oscura de la sociedad? (Sí). Así pues, ¿cómo definimos a estas personas? Hay un dicho popular que reza: “En el pasado, he conocido a gente desvergonzada, pero nunca me he encontrado con alguien tan descarado como tú”. ¿Acaso esto no describe a estos individuos? (Sí). Son unos sinvergüenzas. Solo hablan sobre lo bueno y lo malo, y únicamente ven las carencias y los defectos de otros. Con su ingeniosidad, ponen en evidencia públicamente las carencias y los defectos de los demás; al hacerlo, expresan sus propios puntos de vista y muestran a los demás cómo se protegen de las malas influencias y hasta qué punto son únicos y nobles. ¿Son realmente nobles? ¿Y únicos? Son simplemente iguales que los demás. No importan los métodos que otros empleen para buscar fama y ganancias, los suyos son obvios. No obstante, estas personas se dan aires solemnes, y el hecho de que pongan en evidencia y critiquen a otros les sirve como tema y trampolín para elevarse y promoverse; utilizan estos medios para hacerse famosas e influyentes. ¿Acaso no buscan también la fama y las ganancias? ¿Acaso sus objetivos y resultados no son los mismos? Simplemente, usan medios y métodos diferentes, eso es todo. Es como insultar a alguien con un lenguaje educado o grosero: la naturaleza insultante sigue siendo la misma. Otros se hacen famosos de una manera, y estos individuos lo hacen de otra forma; el resultado final es el mismo, al igual que la intención, la finalidad y la motivación, de modo que no hay ninguna diferencia en absoluto.

Hemos definido como idealistas a las personas que, en la sociedad, proclaman “tengo principios y no soy corrupto”. Se caracterizan por mostrarse excepcionalmente distantes, pensar que son mejores que otras, considerar que los demás no son individuos lo suficientemente buenos y, finalmente, llegar a la conclusión de que “todos estáis atrapados en el barro y en las modas malvadas. Os he superado y ‘tengo principios y no soy corrupto’”. Así de pretenciosas son e igual de insatisfechas se sienten con la realidad, como si fueran muy santas y rectas. En realidad, es porque no son tan capaces como otros y no disponen de los medios que tiene otra gente, porque siempre buscan sobresalir de la multitud, pero nunca consiguen lo que desean, porque siempre persiguen cosas ideales, etéreas y vacías, pero nunca están satisfechas ni pueden hacer realidad todas estas cuestiones, y porque no desean enfrentarse a la realidad, ni desprenderse de sus ideales, y, por tanto, por lo que respecta a la forma, no tienen otra alternativa que alejarse de los círculos oficiales, políticos, artísticos, literarios y culturales. Debido a que no son bienvenidas en estos círculos, a que no pueden ser aceptadas, a que no pueden alcanzar sus ambiciones, y a que sus ideales y aspiraciones son imposibles de cumplir, al final proclaman “tengo principios y no soy corrupto”. Dicen que van a contracorriente y que tienen una condición moral noble, y utilizan estos dichos para consolarse. El hecho de que hablemos de estas personas de esta manera, ¿os permite discernirlas? ¿Qué son exactamente en esencia? No son nada; sin embargo, siguen siendo pretenciosas. ¿Es esta una valoración precisa? (Sí). Este tipo de gente tiene muchos ideales, pero ninguno de ellos puede materializarse ni se ajusta a la realidad. Todas estas cosas que piensa son vacuas e impracticables. Se pasa el día entero sin realizar ningún trabajo apropiado y solo sabe recitar poesía, componer odas, criticar esto o subestimar lo otro; así es, no hace ningún trabajo adecuado, ¿verdad? Se puede observar su esencia a partir de su conducta: no tiene ningún talento ni conocimientos reales, todos sus pensamientos y puntos de vista sobre la realidad y la vida son vacuos, vagos e impracticable y, por este motivo, puede seguir la falacia de “ten principios y no seas corrupto”. Se esfuerza por ser así y espera que más gente también sea de esta manera; esto es erróneo. Si las personas son así, ¿qué pueden lograr? Para ser precisos, este tipo de gente no tiene ningún objetivo, ni ninguna dirección genuinos, ni ninguna opción verdadera en la vida, ni la senda de práctica correcta. A lo largo de todo el día, sus pensamientos son desbocados y descontrolados, alberga todo tipo de ideas estrafalarias, tiene la mente llena de cosas caóticas, vacías e impracticables, ninguna de las cuales es realista, y, de hecho, es una clase aparte de la humanidad. Su pensamiento es tanto vacuo como increíblemente absurdo y extremado. Independientemente del grupo de personas del que formen parte, o de si es de clase social alta, media o baja, nunca se lleva bien con los demás ni puede ser aceptado. ¿A qué se debe esto? Es porque su manera de pensar, sus búsquedas y las perspectivas bajo las cuales ve a la gente y a las cosas son extremadas y muy distintas. Para ser educado, estas personas son idealistas, pero para ser preciso, están enfermas y son deficientes mentales. Decidme, ¿pueden los enfermos mentales llevarse bien con las personas normales? No solo no pueden llevarse bien con sus amistades y sus compañeros de trabajo, sino que ni siquiera pueden llevarse bien con sus familiares. Cuando estas personas exponen sus puntos de vista y declaraciones, los demás se sienten incómodos y sienten aversión por ellas, y no quieren escucharlas en absoluto. Estas declaraciones no tienen ningún sentido ni aplicación en la vida real, en la que las dificultades a las que la gente se enfrenta pueden surgir de su interior o de sus entornos objetivos, o pueden implicar las principales necesidades vitales diarias; ¿cómo se deben afrontar, manejar y resolver estas cosas? Las dificultades menores entrañan las principales necesidades vitales diarias, mientras que las dificultades mayores están relacionadas con la perspectiva sobre la vida de la gente, sus reglas para vivir, la senda que sigue y sus creencias, y estos problemas son los más reales. Sin embargo, estos idealistas siempre quieren distanciarse de estos problemas y nunca quieren vivir en situaciones de la vida real. Sus puntos de vista, sus perspectivas y el fundamento sobre los cuales ven a la gente y a las cosas no se basan en estos problemas reales, sino que son bastante desbocados y descontrolados. Nunca sabes qué piensan, es como si sus pensamientos fueran los de un alienígena, cosas de las que la gente, aquí en la tierra, nunca ha oído hablar, que le suenan anormales. ¿Quién quiere escuchar a alguien que dice cosas anormales? Cuando alguien conoce por primera vez a una persona de este tipo y la oye hablar, es posible que sienta que lo que dice es realmente brillante y nuevo, más perspicaz e inteligente que lo que la gente corriente dice. Pero, al cabo de un tiempo, se da cuenta de que todo no es más que una tontería, de modo que ya no le presta atención ni le hace caso, y nada de lo que diga le entra en el oído ni en el corazón. ¿Es capaz de percibir cuándo otra gente adopta una actitud de este tipo hacia ella? Se da cuenta de ello con el paso del tiempo, y en el corazón piensa: “No le gusto a nadie, ¿cómo es eso? ¿Por qué no les agrado? ¡Ah, es porque soy un tipo excelente, pero pocos pueden reconocer el talento verdadero!”. Ya ves, estas personas siempre son pretenciosas y creen que tienen talento, que son inteligentes y capaces, cuando, de hecho, no son nada. Independientemente del grupo de gente en el que se encuentren, siempre terminan siendo rechazadas. Esto se debe a que siguen el dicho “Ten principios y no seas corrupto”. Si alguna vez has querido ser así, te ordeno que no sigas por ese camino, ya que estas personas no son normales. Si tu pensamiento y la razón de tu humanidad son normales, tienes que hacer lo que debas y puedas, y no buscar ser uno de esos que dicen “tengo principios y no soy corrupto”. Estas personas son particularmente degeneradas, diferentes y anormales.

Ahora que ya hemos acabado de analizar la esencia de la gente que dice que “tiene principios y no es corrupta”, vamos a hablar de los problemas relacionados con la insatisfacción ante la realidad y el escepticismo, que hemos mencionado al desenmascarar a estas personas. Algunos afirman: “Creemos en Dios; por tanto, deberíamos entender el lado oscuro y las modas malvadas de la sociedad, y no seguirlas. También debemos comprender la política, la perversidad y las diversas prácticas comunes de la humanidad y todos sus aspectos oscuros y malvados que están presentes en momentos diferentes, en lugares del mundo distintos y entre razas y grupos diversos. Si hacemos esto, adquiriremos discernimiento”. ¿Es esto lo que Dios requiere del hombre? Antes de que hablemos de este tema, es posible que algunos de vosotros lo hayáis convertido en vuestra búsqueda, pero ahora te digo claramente que esto no es algo que debas hacer ni lo que Dios requiere de ti. No se te pide que entiendas a este mundo ni a esta sociedad y humanidad, ni a este sector político, comercial, literario o religioso, ni cualquier práctica común que provenga de la sociedad, ni el método operativo de cualquier grupo o fuerza de la sociedad, etcétera; no es una lección que debas aprender. No hace falta que estés insatisfecho con la realidad ni que te protejas de las malas influencias. No es la posición, ni la perspectiva que deberías tomar, ni el punto de vista que deberías adoptar. Dios te ha elegido y te ha permitido creer en Él y seguirlo. Él no te pide que estés en contra de la humanidad, la sociedad, la política o el estado, ni que te opongas a ningún grupo ni a ninguna raza o religión. Simplemente, te pide que lo sigas y rechaces a Satanás, que comparezcas ante Él y aceptes Sus palabras, que sigas Su camino y que lo temas y te apartes del mal. Dios nunca te ha pedido que estés en contra de la humanidad, la sociedad o el estado. Para ser más precisos, Dios nunca te ha pedido que te resistas a cierto gobierno, sistema social, o político, o idea política. Dios nunca te ha pedido que hagas algo así. Algunos dicen: “Toda la humanidad nos rechaza, se opone a nosotros y nos persigue. ¿Está mal que nos alcemos, nos opongamos y luchemos contra ella? Todos ellos están contra nosotros, así que, ¿por qué no podemos estar contra ellos?”. No importa cómo pienses o actúes individualmente, ni el tipo de puntos de vista que tengas personalmente con relación a la sociedad, al mundo y a los sistemas políticos nacionales, eso es cosa tuya y no tiene nada que ver con la manera en la que Dios te pide que lo sigas ni con Sus enseñanzas o requisitos. Algunos dicen: “Ya que afirmas que estas cosas no tienen nada que ver con las enseñanzas de Dios, que no son lo que Él requiere de nosotros ni lo que nos pide que hagamos, ¿por qué expone a Satanás, a las tendencias sociales, al lado oscuro de la sociedad e incluso a la religión?”. Dios expone estas cosas solo para que puedas entenderlas, porque están relacionadas con las actitudes corruptas de la gente y con sus puntos de vista y nociones que desafían a Dios. Por tanto, en este tipo de situación, es necesario que hablemos de estos temas y pongamos estos ejemplos para que la gente sea capaz de conocer de una manera más precisa y práctica las actitudes satánicas que la humanidad corrupta pone en evidencia y pueda discernir todos los distintos pensamientos y puntos de vista falaces, y las nociones que desafían a Dios, que Satanás le inculca, y nada más. La intención no es que la gente en persona sea capaz de resistirse a la política, la sociedad y la humanidad. Dios nunca les pidió a las personas que estuvieran insatisfechas con la realidad, que fueran desconfiadas o que se protegieran de las malas influencias. Algunos dicen: “Aunque Dios nunca me pidió que fuera así, solo creo en Él porque soy desconfiado y estoy insatisfecho con la realidad, porque siento que hay ecuanimidad y justicia en la casa de Dios, y que aquí domina la verdad y porque aquí me tratan equitativamente”. Eso es asunto tuyo y no tiene nada que ver con lo que Dios requiere. Por supuesto, todo el mundo llega a creer en Él por diferentes motivos: algunos creen en Dios para ganar bendiciones, otros para huir de los desastres, otros para que se curen sus enfermedades, otros para tener un buen destino en el futuro; y también están los que están insatisfechos con la realidad, el mundo y la sociedad, o han sido tratados injustamente por ella, y, por tanto, acuden a la casa de Dios en busca de consuelo y cobijo. Todo el mundo tiene puntos de vista sobre la fe en Dios, y una intención o motivación original de dicha fe en Dios distintas. También están los que no tienen estas cosas en el corazón, los que solo quieren creer en Dios y sienten que creer en Dios es bueno. En cualquier caso, cuando estas personas desconfiadas e insatisfechas con la realidad llegan a creer en Dios, puede que tengan cierto don o talento, pero Él no las enaltece ni las trata benignamente porque no aceptan la verdad, son excesivamente arrogantes, santurronas y desdeñosas con otros, y les resulta increíblemente difícil aceptar la verdad. No deberíais albergar ninguna esperanza para este tipo de individuos, ni ser como ellos. Solo os digo que seáis honestos, persigáis la verdad, os sometáis a las palabras de Dios, lo temáis y os apartéis del mal. Por tanto, solo porque entiendas con claridad que estás insatisfecho con la sociedad o porque anteriormente hayas tenido una relación con cierto sector especial y entiendas con mayor profundidad su lado oscuro, no creas nunca que, en lo que respecta a tu fe, cuentas con capital y estatura, que Él te ama, que cumples con los valores que Él exige o que eres un ser creado cualificado. Si crees eso, te digo que estás equivocado y que los puntos de vista con los que valoras la situación, la perspectiva desde la que ves las cosas y la posición que adoptas son erróneos. ¿Por qué digo esto? Porque la posición que adoptas y la perspectiva y los puntos de vista con los que ves a las personas y a las cosas no se basan en las palabras de Dios ni cuentan con la verdad como criterio. Si siempre tomas la perspectiva de las personas mundanas y te sientes insatisfecho con la realidad y escéptico, siempre las detestarás, querrás luchar y pelear contra ellas, razonar y debatir con ellas sobre qué está bien y qué está mal; querrás cambiar a la humanidad, la sociedad y hasta el sistema político de un país. Algunos, incluso, querrán exponer el lado oscuro de la élite política de su país, seguros de que al hacerlo rechazan a Satanás y practican la verdad. Todo esto es erróneo. No importa cuántas cosas ocurran en las esferas de la élite política, o en los círculos empresariales, artísticos y literarios, nada de ello tiene algo que ver con tu búsqueda de la verdad. No importa cuánto sepas sobre estas cosas, todo es inútil, y no demuestra que conozcas la esencia de Satanás o que puedas rechazarlo en lo más íntimo del corazón. No importa cuánto conozcas o entiendas estas cosas, ni cuan específico, verdadero o preciso sea tu entendimiento, esto no demuestra que practiques la verdad, que te conozcas, que analices los pensamientos y los puntos de vista satánicos que anidan en tu interior ni que ames las palabras de Dios y la verdad, y mucho menos que temas a Dios. Solo porque entiendas un poco a la sociedad, porque conozcas las reglas de un sector o ciertos rumores que la mayoría de la gente desconoce, o porque seas desconfiado, estés insatisfecho con la realidad y tengas el valor de exponer el lado oscuro de la sociedad, no creas que eres una persona noble y honorable, que estás por encima de los demás y que “tienes principios y no eres corrupto”. Dios no quiere a gente de este tipo.

Antes de llegar a creer en Dios, algunos eran tímidos e indecisos, no se atrevían a exponer el lado oscuro de la sociedad, ni tenían el valor de hacerlo. Ahora que creen en Dios, sienten que Él los alienta y respalda y, por tanto, ya no temen dejar tales cosas en evidencia. Incluso hay gente que se marcha al extranjero, a países democráticos, y se atreve a revelar algunas de las maldades del demonio que es el PCC (Partido Comunista Chino). Estas personas sienten que entienden la verdad, que tienen estatura y fe en Dios. Todos estos pensamientos y puntos de vista son erróneos y, para ellas, no tiene ningún sentido buscar estas cosas. Da igual que estés insatisfecho con la realidad y seas escéptico, que estés por encima del resto de la sociedad y que seas alguien que “tiene principios y no es corrupto”, nada de todo esto le importa a Dios; Él no se fija en estas cosas. ¿En qué se fija Dios? En primer lugar, en si reconoces o no los pensamientos y los puntos de vista que provienen de Satanás y anidan en lo más íntimo de tu corazón; una vez reconocidos, en si los expones y los revelas abiertamente a otros, y en si los rechazas después de entenderlos claramente. Además, Dios se fija en si buscas conscientemente o no la verdad en la vida real y los principios-verdad en tu manera de ver a la gente y a las cosas y de comportarte y actuar, y en cuál es exactamente tu actitud hacia la verdad. Esto es algo que debes tener claro en el corazón. Algunos disfrutan debatiendo sobre el pasado y el presente, hablando profusa y enérgicamente de las intrigas cortesanas históricas, describiendo con gran detalle los acontecimientos importantes que ocurrieron en cierto período en las esferas políticas, cuáles fueron las cuestiones sustanciales y quién desempeñó un papel en los momentos clave, etcétera. Piensan que tienen estatura, que son honestos y que poseen un marcado sentido de la justicia; dicen: “Ya ves, estoy muy insatisfecho con la sociedad. ¡Mi mirada penetra en la oscuridad de las autoridades, y lo entiendo profunda y absolutamente!”. ¿Qué sentido tiene decir estas cosas? ¿A quién intentas lisonjear? ¿A Dios? ¿Te vanaglorias de lo intelectual que eres y de lo mucho que conoces? No sirve de nada decirlo. Nunca me he fijado en ninguna bazofia sin valor publicada en internet, ni jamás me ha interesado ningún tipo de noticias o de información. ¿Por qué no me fijo en estas cosas? Porque son molestas y desagradables. Algunos creen que, cuando llegan a creer en Dios, deben tener un sentido de la justicia y, a menudo, hacen comentarios y se llenan de palabrería sobre gente famosa, celebridades y políticos, y airean su vida privada, con la esperanza de abrirle los ojos a todo el mundo. Tienen la sensación de que saben hacer de todo, que son unos sabios, que conocen todos los secretos y que son muy listos, cultos y honestos. ¿De qué sirve conocer estas cosas? ¿Muestra que practicas la verdad? ¿Que la has entendido? ¿Que tienes estatura? (No). No puedes parar de hablar de estas cosas que suceden en la sociedad, pero ¿puedes decir algo sobre cómo hacer bien las cosas ante tus ojos y el deber que se supone que tienes que hacer de acuerdo con los principios-verdad? No puedes. No tienes nada que decir. Tanto da lo mucho que sepas de estas cosas que pertenecen a la sociedad; eso no demuestra que entiendas la verdad ni que tengas una estatura real. Solo porque seas capaz de no dejarte engañar por noticias falsas y falacias, no pienses que tienes estatura, que has renunciado al mundo y has rechazado a Satanás, que ya no tienes ninguna relación con él, y que tienes fe en Dios y le eres leal. Todos estos puntos de vista son falaces y ninguno de ellos representa la vida en absoluto. Si piensas: “¿Acaso no ocurre que cuanto más insatisfecho con la realidad estoy, más expongo y odio al gran dragón rojo, más odio al mundo, más escéptico soy, más feliz está Dios y más le agrado?”, estás equivocado. Cuanto más busques estas cosas y más sigas esa senda, menos le agradarás a Dios y más repugnancia sentirá por ti. ¿Por qué cuanto más buscas estas cosas mundanales, menos le agradas a Dios? Porque no sigues la senda correcta y no haces un trabajo adecuado. Por tanto, cuando tengas algo de tiempo, podrías leer más las palabras de Dios y escuchar himnos y testimonios vivenciales sobre la vida de tus hermanos y hermanas, de modo que todo el mundo pueda contemplar conjuntamente las palabras de Dios y compartirlas. No hagas preguntas sobre chismes que no tienen nada que ver con tu entrada en la vida o tu búsqueda de la salvación. Eso lo hace la gente que no tiene nada mejor que hacer. El desarrollo de la sociedad, el rumbo que tomará el mundo, el grado de depravación y maldad de la humanidad, y la oscuridad de la política, ¿tienen algo que ver contigo? ¿Alcanzarías la salvación si la sociedad y el mundo no fueran oscuros, malvados y depravados? (No). Estas cosas no tienen absolutamente nada que ver contigo. El hecho de que puedas alcanzar la salvación, o no, solo está relacionado con tres cosas: con el grado en el que aceptes y entiendas la verdad, con la cantidad de realidad-verdad con la que entres y con lo bien que cumplas tu deber. Evita los comentarios frecuentes sobre gente famosa y celebridades y no expongas su conducta vergonzosa y obscena para pasar el tiempo, ni te vanaglories de lo listo que eres, ni lo por encima que estás de los demás. Todo esto son estupideces; no seas de esa manera, no seas alguien que no hace ningún trabajo apropiado ni va por la senda correcta.

Hemos hablado bastante sobre la esencia del dicho sobre la conducta moral “ten principios y no seas corrupto” y lo hemos analizado. Además, ¿acaso no hemos platicado claramente sobre la actitud y los puntos de vista relacionados con cómo se comporta uno en virtud de este dicho, así como acerca de cuáles son los requisitos y la actitud de Dios? (Sí). ¿Entendéis ahora también la senda que debe seguir la gente? (Sí). ¿El escepticismo del que estamos hablando aquí es algo positivo? ¿Sentirse insatisfecho con la realidad es algo positivo? ¿Protegerse de las malas influencias es algo positivo? (No). Nada de todo esto es positivo. Podemos decir con certeza que estas cosas no son bases, ni deben convertirse en fundamentos, y muchos menos en principios, que debas tener en cuenta para comportarte y actuar. Por tanto, son cosas de las que debes desprenderte y que debes rechazar. Debéis discernir claramente y abandonar por completo estos dichos y estas teorías que provienen de la cultura tradicional, y no debéis interpretar estas cosas engañosas como la verdad ni confundirlas con ella. Esto se debe a que, por muchos años que estas cosas hayan circulado o estén enraizadas en la humanidad, no tienen nada que hacer ante la verdad ni por un instante. Simplemente, no son positivas y no merecen ser mencionadas al mismo tiempo que la verdad. No tienen ningún tipo de efecto positivo en la gente; no solo no pueden dirigir y llevar a las personas hacia la senda correcta, sino que, al contrario, las llevan por un sinfín de sendas erróneas, hacen que sean más distantes y desvergonzadas, y menos conscientes de sí mismas y razonables, y provocan que Dios las deteste y se sienta disgustado con ellas. Si os desprendéis de estas cosas, estas nociones, estos pensamientos y puntos de vista, estos métodos y fundamentos para ver a la gente y a las cosas, y para comportaros y actuar, que provienen de Satanás, y comparecéis ante Dios y veis a la gente y a las cosas, y os comportáis y actuáis, en todo de acuerdo con las palabras de Dios, no os afectarán de ninguna manera. Por lo que respecta a la cuestión de estar insatisfecho con la realidad y sentirse escéptico, Dios no necesita que te esfuerces para intentar entender o conocer la oscuridad que acecha en la sociedad. Solo debes saber, por completo y en esencia, que Satanás ha corrompido al mundo y a la humanidad, y que está atrapada en las garras del maligno. Da igual que se trate de tendencias sociales, costumbres, cultura tradicional, conocimiento o educación, a cualquier nivel, con relación a cualquier aspecto, o en cualquier sector, todo está repleto de los pensamientos, los puntos de vista, las herejías y las falacias de Satanás. No importa el país, la etnicidad o el grupo de personas o la organización de la sociedad, ni la verdad ni las palabras de Dios los dominan. Por supuesto, todavía es menos probable observar ecuanimidad o justicia en ellos. Esto es cierto y, con el mero hecho de que lo sepas, es suficiente. Aparte de esto, lo más importante es que acalles el corazón, te dotes de las palabras de Dios y reconozcas en tu interior las herejías, las falacias, los pensamientos y los puntos de vista que provienen de Satanás. Solo si entiendes estas cosas de manera genuina, puedes desenmascararlas verdaderamente; solo entonces, podrás rechazarlas y desprenderte de ellas de manera genuina. En ese momento, podrás aceptar la verdad y entregarte a ella absolutamente. De esta manera, la senda que sigas será la correcta y estará iluminada. Tu objetivo también será el adecuado y tu salvación final será un hecho indiscutible. Por este motivo no debes permitir de ninguna manera que las herejías, las falacias, los pensamientos y los puntos de vista que Satanás te inculca confundan tus pensamientos y te nublen los ojos; no debes ser desconfiado ni estar insatisfecho con la realidad y, de este modo, volverte insensible y engañarte a ti y a los demás. Al contrario, debes perseguir la verdad, ganarla como tu vida, vivir a semejanza de un ser humano verdadero y cumplir bien tu deber. Este es tu trabajo apropiado y la senda que ahora debes seguir. Por lo que respecta al estado de la sociedad, al país, o a cualquier sector, estas cosas no tienen nada que ver contigo. ¿A qué se debe eso? A que no tienen ningún efecto en tu búsqueda de la verdad, ni ninguna relación con ella, con tu final ni con tu salvación. ¿Lo entiendes? (Sí). Una vez hayas entendido esto, deberías tener claro cómo perseguir la verdad y ganar la vida.

14 de julio de 2022

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