Qué significa perseguir la verdad (15)

En la actualidad, los desastres están empeorando. No solo sigue extendiéndose la epidemia, sino que también la hambruna se abate sobre la población. En algunas zonas ha estallado la guerra y en muchos países del mundo reina el caos. La desunión ya es generalizada. Tiempo atrás se dijo que “las llamas de la guerra se arremolinan, el humo del cañón llena el aire, el tiempo se vuelve más caluroso, el clima cambia, una plaga se propagará”, y esta predicción ya se está haciendo realidad. Hay una epidemia que se extiende y no amaina, y los incrédulos viven una situación desesperada. Cada día y cada año es peor que el anterior, y ellos ya han caído en el desastre. Todos quieren librarse de este sufrimiento y escapar a los días del desastre. Todos esperan que el gobierno los rescate y libre del desastre, pero el gobierno es como un castillo de arena golpeado por las olas: impotente e incapaz de salvarse a sí mismo, y menos todavía a otros. Cualquier día de estos, el gobierno puede hundirse y disolverse, es inevitable. Todos vosotros habéis visto por lo que están pasando los incrédulos: ¡están sufriendo de veras! ¿Cómo es vuestra vida en este momento? ¿No estáis mucho mejor que ellos? (Sí). ¿En qué estáis mejor? (Nosotros aún podemos leer la palabra de Dios juntos y compartir la verdad. Aún podemos cumplir con nuestro deber en la casa de Dios y aspirar a entrar en la vida. Tenemos paz interior y no tenemos ansiedad. Estamos mucho mejor que los incrédulos). Al menos, las personas que creen en Dios están mejor que los incrédulos porque tienen algo en que ampararse. Creen en la soberanía de Dios; creen que todo está en manos de Dios y creen en las instrumentaciones y disposiciones de Dios. Dado que tienen fe y creen realmente en Dios, tienen algo real en lo que ampararse y una sensación de seguridad. Las personas que creen sinceramente en Dios tienen una sensación de sustento real en su corazón, además de una sensación de seguridad, paz y gozo, por muy peligroso o caótico que sea el entorno exterior en general. Por tanto, sin importar qué situación viva, cómo cambie el entorno exterior, lo que suceda —sea un desastre, una guerra o una epidemia— ni si se trata de un acontecimiento importante o de un asunto menor, una persona que crea sinceramente en Dios puede consagrarse a su deber en la casa de Dios, comer y beber de Su palabra, experimentar Su obra y aspirar a alcanzar la verdad porque sigue a Dios y rechaza las tendencias seculares. Esto no cambia. Lo principal, el objetivo más importante al que debéis aspirar en vuestra fe en Dios, no puede cambiar, y dicho objetivo es buscar la verdad, cumplir correctamente con el deber y dar un hermoso testimonio de Dios. Esto no puede cambiar en modo alguno.

Por mucho que cambie el mundo, por mucho que las fuerzas de Satanás luchen y peleen, y por mucho que esta sociedad y este mundo se vuelvan caóticos, problemas esenciales como el engaño, la corrupción, la esclavitud y el control de Satanás sobre la humanidad no han cambiado. Es decir, no han cambiado las diversas herejías y falacias que Satanás le inculca a la gente, ni todos los pensamientos y palabras que se oponen a Dios y contradicen las leyes y normas de Su creación de los seres humanos y de todas las cosas. Por un lado, estas cosas satánicas no han cambiado. Por otro, por mucho que cambien la situación y estructura de este mundo, no se han suprimido las herejías y falacias que Satanás ha sembrado en lo más hondo del corazón de las personas. No es que las herejías y falacias con que Satanás engaña y corrompe a la gente hayan desaparecido del corazón de esta porque el mundo sea un caos ni porque Satanás esté ahora en baja forma y sin poder para controlar el mundo. No es así. Las herejías y falacias de Satanás aún están presentes en el corazón de las personas, y nadie puede ahuyentarlas. Desde que comenzara la corrupción de la humanidad a manos de Satanás, este ha sembrado poco a poco sus herejías y falacias en lo más hondo del corazón y de la mente de cada ser humano creado. Estas cosas se mantienen intactas en el corazón y la mente de las personas hasta el día de hoy. Aunque Dios ha obrado muchos años y provisto abundantes verdades a la gente, esta sigue sin saber identificar los diversos pensamientos, opiniones y dichos que Satanás le ha inculcado, y ni mucho menos es capaz de tratar activamente de identificarlos, en ausencia de la influencia de factores ambientales, ni de sacárselos de dentro. Tampoco es capaz de rechazar activamente los diversos pensamientos y enunciados que Satanás le ha inculcado, ni siquiera con la provisión y guía de la palabra de Dios. Aunque al principio la gente era corrompida pasivamente por Satanás, durante el proceso de corrupción de Satanás a la humanidad empezó a vivir de acuerdo con el carácter de Satanás y contemplaba las cosas según la mentalidad y las perspectivas de Satanás. Progresivamente, la gente comenzó a cooperar de forma cada vez más activa con Satanás, y se volvió cada vez más activa a la hora de rebelarse contra Dios, de apartarse de Él y de abandonarlo, hasta que al final Satanás logró controlarla por completo. Cuando Satanás les inculca plenamente sus ideas y opiniones malvadas y ridículas a las personas, estas quedan totalmente prisioneras de él y se convierten en esclavas suyas o, para ser más precisos, en personificaciones suyas. Cuando ocurre esto, la gente vive íntegramente con el carácter de Satanás. No solo vive según la filosofía e ideología de Satanás, sino que las diversas nociones y opiniones que Satanás le ha inculcado se han incorporado a su naturaleza. Para ser más exactos, la gente no solo vive a imagen y semejanza de Satanás, sino como Satanás, como el diablo. Cuando esto sucede, la gente ya no está siendo pasivamente corrompida, influenciada, engañada ni controlada por Satanás, sino que está totalmente del lado de Satanás en contra de Dios. Corrompidas las personas hasta este punto, puede afirmarse que se han convertido en emisarias de Satanás y personificación suya. Para que Dios salve a un ser creado emisario y personificación de Satanás, además de proveer la verdad y revelar las diversas actitudes corruptas de las personas y sus acciones que son rebeldes contra Dios, es más importante descubrir y analizar los pensamientos, perspectivas y enunciados que alberga la gente en lo más hondo del corazón, y que son los de Satanás. La gente y Satanás comparten los mismos pensamientos, perspectivas y enunciados. Satanás vive de acuerdo con estas cosas y, de igual modo, como la gente ha sido hondamente corrompida por Satanás, ella también vive, naturalmente, de acuerdo con ellas. Precisamente porque la gente vive de acuerdo con estas cosas y se deja influir, llevar y controlar por estas perspectivas, ni siquiera tras haber comprendido en parte la verdad y saber que Dios es el Creador es capaz de postrarse ante Él por creer en Él ni de someterse plenamente a Él, como tampoco puede adorarlo con un corazón sincero. La gente no puede llegar a adorar a Dios con un corazón sincero porque en lo más profundo de su corazón y de su mente todavía está poseída y controlada por las diversas ideas y perspectivas de Satanás. Por eso, una vez que la gente acepta la obra de Dios y es conquistada, aunque pueda aceptar la palabra de Dios como su vida, aún es incapaz de renunciar por completo a las diversas herejías y falacias de Satanás; aún no puede escapar por completo a la influencia de las tinieblas y llegar a ser verdaderamente obediente a Dios ni adorarlo. Por consiguiente, si Dios ha de salvar a la humanidad, por un lado debe expresar la verdad para juzgar y purificar el carácter corrupto de las personas, hacer que estas comprendan la verdad y lleguen a conocerlo y obedecerlo a Él, enseñarles a comportarse y a ir por la senda correcta e indicarles cómo practicar la verdad, cómo cumplir correctamente con el deber y cómo entrar en las realidades verdad. Por otro lado, debe exponer las ideas y opiniones de Satanás. Debe exponer y analizar las diversas herejías y falacias con que Satanás corrompe a la gente para que esta sepa identificarlas. Después, la gente podrá sacarse estas cosas satánicas de su interior, purificarse y alcanzar la salvación. Así comprenderá lo que es la verdad y, además, sabrá identificar el carácter, la naturaleza y las herejías y falacias de Satanás. Cuando la gente reconozca que Dios es el Creador y tenga fe para seguirlo, descubrirá la fealdad de Satanás en el fondo de su corazón y rechazará verdaderamente a Satanás. El corazón de estas personas podrá entonces regresar plenamente a Dios. Como mínimo, cuando el corazón de una persona está comenzando a regresar a Dios pero aún no ha regresado plenamente —o sea, cuando su corazón aún no está poseído por la verdad ni Dios se ha hecho con él todavía—, en el transcurso de su vida utilizará la palabra de Dios para identificar, analizar y desentrañar todos los enunciados que Satanás le inculca a la gente y, a la larga, logrará abandonar a Satanás. De este modo, el lugar que ocupa Satanás en el corazón de las personas se hará cada vez más pequeño hasta ser completamente erradicado. Lo sustituirán la palabra de Dios, las enseñanzas de Dios a la gente, los principios verdad que Dios provee y todo eso. Poco a poco, esta vida de positividad y verdad arraigará en la gente y ocupará un lugar destacado en su corazón, con lo que Dios dominará el corazón de las personas. En pocas palabras, cuando las diversas ideas, opiniones, herejías y falacias con que Satanás corrompe a la gente sean identificadas y comprendidas y eso haga que la gente las desprecie y abandone, la verdad ocupará poco a poco su corazón. Se convertirá poco a poco en la vida de las personas y estas obedecerán y seguirán activamente a Dios. Independientemente de cómo obre y comande Dios, la gente será capaz de aceptar activamente la verdad y la palabra de Dios y de someterse a la obra de Dios. Por otro lado, por medio de esta experiencia, se esforzará activamente por la verdad y la comprenderá. Así es como la gente empieza a tener auténtica fe en Dios, y a medida que la verdad le quede cada vez más clara, su fe no parará de aumentar. Cuando la gente tiene auténtica fe en Dios, aquella también engendra en ella el temor de Dios. Cuando la gente teme a Dios, tiene el deseo de recibirlo en lo más hondo del corazón y se somete voluntaria a Su dominio. Se somete a las instrumentaciones y disposiciones de Dios y a los planes que Dios tiene para su destino. Se somete a cada día y a todas las circunstancias especiales que Dios le dispone. Cuando la gente tenga esta voluntad y este anhelo, también aceptará y se someterá activamente a las exigencias de Dios hacia ella. Cuando los frutos de esto sean cada vez más evidentes en las personas, y cada vez más reales, los enunciados, la ideología y la perspectivas de Satanás perderán su efecto en el corazón de las personas. En otras palabras, los enunciados, la ideología y las perspectivas de Satanás tendrán cada vez menos control e influencia sobre las personas. Tras un período de pugna y otro de cooperación y determinación activas de someterse a Dios por parte de la gente, esta podrá librarse de la esclavitud y el control de Satanás. Llegadas a este punto, las personas se habrán zafado del dominio de Satanás. Abandonarán por completo los enunciados, la mentalidad y las perspectivas que Satanás utilizaba para engañarlas, y su fe en Dios será cada vez mayor. Naturalmente, este resultado depende de la palabra y obra de Dios y, lo que es aún más importante, de la búsqueda y cooperación de las personas. Si una persona escucha muchas verdades y muchos sermones, pero todavía no tiene conciencia de las ideas y perspectivas de Satanás y no ha llegado a despreciarlas, y si la persona no quiere identificar, desentrañar y abandonar activamente estas cosas satánicas, sino que adopta un enfoque pasivo o las ignora, las diversas ideas y opiniones de Satanás todavía estarán profundamente arraigadas en esa persona. En la vida diaria, y a lo largo de la senda de su vida entera, seguirá estando influida y controlada sin querer por los diversos pensamientos y perspectivas de Satanás, y sus puntos de vista sobre las personas y cosas, sus conductas y sus actos seguirán teniendo su origen en Satanás. Si todo esto tiene su origen en Satanás, tu fe en Dios es un mero reconocimiento de la existencia de Dios, más que auténtica fe, y nunca reconocerás sinceramente la identidad y esencia de Dios. Por supuesto, tu corazón no se volverá hacia Dios por propia voluntad y tú no podrás regresarlo a Dios. Cabe decir que no eres capaz de tener la más mínima devoción sincera por el deber y por las obligaciones que Dios te ha dado y que no puedes temer sinceramente a Dios, y ni mucho menos serle sinceramente obediente. ¿Cuál será el resultado evidente si no cumples con estas cosas? Que no te salvarás. ¿Es esto lo que sucederá? (Si). Es lo que sucederá. Es obvio que los pensamientos, puntos de vista y nociones con que Satanás corrompe a la gente y que siembra en lo más profundo de su corazón son cosas que impiden que la gente escuche la voz de Dios, crea Su palabra, acepte las cosas positivas y, por cierto, acepte la verdad y entre en ella. Estas cosas difieren superficialmente del carácter corrupto de los seres humanos. No obstante, la esencia de estas cosas forma parte de la naturaleza de Satanás y son cosas con que Satanás corrompe a los seres humanos. Visto desde fuera, hay una clara distinción entre los actos malvados de Satanás que corrompen a la humanidad y la apariencia por parte de Satanás de que hace el bien, una distinción que le resulta difícil discernir a la gente normal. Sin embargo, las consecuencias de que Satanás engañe y corrompa a la gente están sumamente claras. Es evidente que esto ha provocado que una mayoría social niegue, se resista y hasta se oponga a Dios.

El carácter satánico que albergan las personas es, exclusivamente, fruto del engaño y la corrupción de Satanás. Además, las diversas herejías, falacias, filosofías y leyes satánicas a las que se atienen las personas, así como su perspectiva de la vida y sus valores, son manifestaciones concretas de su engaño y corrupción a manos de Satanás. En pocas palabras, una vez que Satanás ha engañado a las personas y ha hecho que se aparten de Dios y lo nieguen, les inculca ampliamente todo tipo de ideas, opiniones, herejías y falacias satánicas. Por otra parte, Satanás difunde abiertamente abundante propaganda, como nociones, opiniones y enunciados de todo tipo, que instruyen y provocan a la gente en cuanto a la manera de lidiar con todo, y hace que la gente acepte todo esto en su interior. En consecuencia, siembra en ella diversas actitudes satánicas corruptas. Este es el método con que Satanás corrompe a la gente. Es decir, cuando hay un vacío profundo en el alma de las personas, cuando no piensan correctamente y cuando son recipientes vacíos, los diversos enunciados de Satanás penetran en su interior y se afincan allí. Por ejemplo, cuando se generan enunciados como “jamás ha habido ningún Salvador”, “la naturaleza es la creadora de los cielos, la tierra y todas las cosas”, “daría la vida por un amigo”, “la mujer debe ser virtuosa, amable, gentil y moral”, “los hombres deben ser varoniles”, etc., la gente se ve influida inconscientemente por ellos. Sin conciencia de estas fuerzas malignas, herejías y falacias, sin ninguna habilidad para identificarlas y sin energía para resistirse a ellas, la gente acepta toda clase de ideas y opiniones de Satanás. El proceso por el cual la gente acepta estas ideas y opiniones satánicas es precisamente el proceso por el que se deja engañar, provocar y corromper. Por ejemplo, si tú eres una mujer que no conoce la forma correcta en que debe vivir una mujer ni qué cosas debe hacer, Satanás te propondrá herejías y falacias como “la mujer debe ser virtuosa, amable, gentil y moral, quedarse en casa y no salir”, “la virtud de una mujer es ser inexperta”, etc. Como estos dichos te parecen bastante sagaces y buenos, los aceptas. Cuando estas herejías y falacias se difundan en la sociedad y el planeta, tú, mujer, las asumirás inconscientemente y te exigirás de forma estricta vivir de conformidad con ellas. Ante todo, te compararás con ellas, pues crees que por ser mujer debes ser virtuosa, amable, gentil y moral, quedarte en casa, ser una virtuosa mujer inexperta, etc. En el transcurso de este proceso, poco a poco te dejarás provocar, adoctrinar e influir por los enunciados, ideas y opiniones difundidos en la sociedad, hasta el punto de asimilarte finalmente a ellos. Para ser más concretos, tras haberte dejado engañar por las ideas y opiniones de Satanás, estarás esclavizada y controlada por ellas, y luego, en lo más hondo del corazón, inconscientemente te exigirás a ti misma y contemplarás a los demás de acuerdo con ellas. Por tanto, en la vida diaria, estas ideas y estos enunciados conformarán unos pensamientos y unas opiniones en lo más hondo de tu corazón, y después los adoptarás como criterio y fundamento de tu conducta y tu comportamiento. Así es como las diversas ideas y opiniones de Satanás se convierten poco a poco en práctica común en la sociedad y la comunidad. Conforme esta práctica se hace cada vez más frecuente en la sociedad y la población a la que provoca y asimila es cada vez mayor, se convierte en una especie de fuerza. Generada esta fuerza, la humanidad queda completamente aprisionada y controlada por estas ideas y opiniones; o sea, poseída por ellas. Para ser más precisos, Satanás ha cautivado a la gente. Por ejemplo, en el mundo de Satanás, “los hombres deben ser varoniles, briosos y ambiciosos”, “los hombres deben tener ambiciones amplias, sueños y un espíritu indomable”, “los hombres deben desarrollarse, construir una familia, gobernar el país y pacificar el mundo”, “los hombres deben aprender a ejercer el poder, tomar el control de la situación y dominar el mundo”, “los hombres no lloran fácilmente”, etc. Todos los hombres están sujetos a estas exigencias, ideas y opiniones desde el principio. Tanto hombres como mujeres están limitados por los diversos enunciados de la cultura tradicional y sujetos a ellos. Si los hombres no saben cómo debe actuar un hombre ni cómo afianzarse en su comunidad, sociedad o país, aceptarán inconscientemente estas ideas y opiniones cuando las oigan. Poco a poco se acostumbrarán a ellas hasta adoptarlas como criterio y fundamento para plantearse exigencias estrictas. Además, pondrán en práctica estas ideas y opiniones, vivirán como lo haría alguien así en realidad y darán ejemplo trabajando para conseguir estos objetivos. Por ejemplo, los hombres deben tener ambiciones amplias, hacer grandes cosas y tener una gran carrera. No deben tener relaciones amorosas ni convertir la manutención de sus padres o la crianza de sus hijos en una responsabilidad u objetivo de por vida. Más bien, deben ampliar horizontes, seguir sus aspiraciones, aprender a tomar el control de la situación, y hasta hacerse con el poder para controlar a la humanidad y a las mujeres. La gente ha aceptado estos pensamientos y puntos de vista; los practica, vive de acuerdo con ellos en su vida y va en pos de los objetivos que entrañan. Por otra parte, cuando estos pensamientos y opiniones se hayan conformado y hayan arraigado hondamente en el interior de las personas, estas contemplarán a la humanidad, la sociedad y el mundo entero a través de ellos. Cuando arraiguen tan a fondo en el interior de un hombre que no sea posible desarraigarlos, este contemplará a las personas y las cosas, se comportará y actuará de acuerdo con pensamientos y puntos de vista como “los hombres deben ser varoniles y briosos” y demás. Este es el origen y la causa principal de la visión del mundo y de la vida que tienen los hombres. Cuando los hombres contemplan a las personas y las cosas, se comportan y actúan según los pensamientos y puntos de vista que les ha inculcado Satanás, dichos pensamientos y puntos de vista se extienden imperceptiblemente entre la gente y la sociedad y penetran poco a poco en lo más hondo del corazón de cada persona; no solo de los hombres, sino también de las mujeres. Cuando estas cosas penetran profundamente en el corazón de cada persona, e incluso se les han inculcado en el corazón a niños pequeños que apenas están aprendiendo a hablar, estos pensamientos y puntos de vista se han convertido en práctica común en la comunidad y la sociedad. Esta práctica se extenderá cada vez más rápido y se generalizará crecientemente hasta que todo el mundo la conozca y la reconozca y acepte al cien por cien. Cuando las cosas hayan avanzado hasta llegar a dicho estadio, los sociólogos, políticos y jefes de Estado —más en concreto, los reyes de los diablos, que siguen a Satanás— irán más lejos para consolidar el estatus de estos pensamientos y puntos de vista entre los seres humanos. Pondrán estos enunciados por escrito y los difundirán y promoverán sistemáticamente por medio de toda clase de pruebas circunstanciales, condiciones favorables, personas, acontecimientos y cosas, para que dichos enunciados se propaguen entre los seres humanos y conformen un clima social y un código moral determinado en la sociedad. Con este código moral controlarán y esclavizarán a la gente, momento en que se habrá alcanzado el objetivo de Satanás. Cuando Satanás haya alcanzado este objetivo, toda la humanidad, hombres y mujeres, se habrá dejado engañar, corromper y poseer por estas ideas y opiniones. ¿Sabéis cuáles serán las consecuencias cuando la humanidad se haya dejado engañar, corromper y poseer por los pensamientos y puntos de vista de Satanás? ¿Por qué creéis que Satanás propone este conjunto de ideas, enunciados, herejías y falacias? ¿Nada más que para corromper a la humanidad? ¿Nada más que para robarse a la gente? ¿Quién es el objetivo de todo esto? (Dios). Correcto, debéis tener esto claro. En todas las cosas malvadas que Satanás hace y, concretamente, en todas las cosas que hace para engañar, perturbar, controlar y corromper a la humanidad, las personas son meros objetos de servicio e instrumentos, meros recipientes que Satanás utiliza para ejercer todas sus habilidades y destrezas. Todas las cosas que hace Satanás están dirigidas a Dios, no a las personas. Quiere oponerse a Dios y las personas son meros recipientes o instrumentos que utiliza para ello. ¿Y por qué quiere Satanás luchar contra Dios? ¿Por qué quiere corromper así a la humanidad? Porque Dios creó a la humanidad y quiere salvarla. ¿Por qué no corrompe Satanás a los animales, las plantas o los extraterrestres? Porque Dios no intenta salvar a los animales, las plantas, a los extraterrestres ni a ninguna otra criatura que no sea humana. Dios intenta salvar a los seres humanos que creó en esta tierra. Intenta conquistar a este grupo de seres humanos de la tierra. ¿A qué clase de seres humanos? A un grupo de seres humanos que siguen a Dios y son fieles hasta la muerte, unidos en mente y corazón con Él, que lo temen y evitan el mal. Estas son las personas a las que Dios quiere conquistar. Antes de que Dios haya obrado para salvar y conquistar a estas personas, Satanás trata de llegar primero y corromperlas. Satanás dice: “Dios, ¿quieres salvar a la humanidad? Pues yo los corromperé primero. Cuando la gente esté tan corrompida que sea totalmente demoníaca en vez de humana, no podrás salvarla. No lo lograrás y fracasarás al final”. Este es el objetivo de Satanás. Volvamos a la pregunta que hice antes. Cuando Satanás corrompe el carácter humano y, además, propone diversas herejías y falacias y todo tipo de ideas y puntos de vista para engañar, paralizar y controlar la mente y el corazón humanos, ¿cuál es su propósito? No sabéis responder a eso; no lo entendéis. Satanás no se dirige a las personas al hacer todo esto, aunque es a las personas a quienes corrompe y controla. Por el contrario, todo está dirigido hacia Dios. ¿Cuál es el objetivo o resultado último de que Satanás corrompa a la gente? Ponerla en contra de Dios. Cuando la gente se vuelva la antítesis total de Dios y enemiga Suya, Satanás creerá que su trama y sus cálculos egoístas le habrán salido bien y que será idolatrado y obedecido por la gente en la tierra. Por tanto, cuando los diversos pensamientos, enunciados, herejías y falacias de Satanás estén hondamente arraigados en el corazón de la gente, esta ya no creerá que Dios existe, ni aceptará Sus instrumentaciones y disposiciones ni Su soberanía. La gente renegará completamente de Dios y lo traicionará. Satanás piensa que basta con corromper a la gente hasta el punto de que sea capaz de renegar de Dios. ¿Por qué? Porque, a esas alturas, la gente a la que Dios quiere salvar habrá sido total y absolutamente hecha cautiva y poseída por Satanás y se habrá convertido total y absolutamente en la antítesis de Dios. Este es el propósito de Satanás. ¿Es cierto que nunca habéis pensado en esto? (Sí). No lo entendéis. La gente piensa: “Satanás nos corrompe para capturarnos, atraparnos, lastimarnos, dejarnos morir, enviarnos al infierno y alejarnos de la salvación de Dios y de la senda correcta en la vida. Satanás nos hace sufrir”. En parte sí, pero este es solo un resultado objetivo desencadenado por todo lo que hace Satanás, no el objetivo subyacente en realidad. ¿Comprendéis ahora cuál es el objetivo subyacente? Decidme, ¿por qué Satanás engaña, controla y cautiva la mente de las personas? (Todo lo que hace Satanás está dirigido contra Dios, y el objetivo subyacente es poner a toda persona en contra de Dios). ¿Qué más? (Como Dios quiere salvar a la humanidad, Satanás quiere corromperla y ponerla en contra de Dios para que no pueda recibir Su salvación. Satanás quiere hundir el plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad). Satanás les inculca a las personas todo tipo de herejías y falacias, y cuando estas ideas y opiniones desencaminadas, estas herejías y estas falacias están hondamente arraigadas en el corazón de las personas, controlan y cautivan su mente. Esto da lugar a una situación particular. ¿Qué tipo de situación? Una situación en que la antítesis de Dios está totalmente conformada, la humanidad se ha vuelto una fuerza completamente hostil a Dios y Satanás es feliz. Este es el objetivo que Satanás intenta alcanzar. ¿Cuál es el propósito de Satanás al hacer todo esto? Resumidlo en una frase. (Satanás le inculca a la gente todo tipo de herejías y falacias, y cuando estas ideas y opiniones desencaminadas, estas herejías y estas falacias están hondamente arraigadas en el corazón de las personas, se genera una situación en que la antítesis de Dios está totalmente conformada y los seres humanos se han convertido en personas que se resisten a Dios. Se han hecho enemigos de Dios y Satanás ha logrado su objetivo). Esta es la respuesta; ¿no es sencilla? (Sí). Estos son objetivo y el resultado que Satanás quiere alcanzar corrompiendo a la humanidad.

¿Creéis que Dios conoce estas cosas que Satanás hace para corromper a la humanidad? (Sí). ¿Y por qué permite Dios que Satanás haga esto? Explicadlo aplicando lo que entendéis sobre la verdad. ¿No hay un dicho al respecto? “Dios ejerce Su sabiduría en función de las artimañas de Satanás”. Este es un ejemplo de que el dicho se cumple, ¿no? (Sí). ¿Es también aplicable aquí la frase “Satanás es el contraste y el objeto de servicio en la obra de Dios”? (Sí). Ambos enunciados son pertinentes y pueden aplicarse para explicar la pregunta anterior, ¿no es así? (Sí). Exacto. Si alguien plantea esta pregunta, ¿cómo se lo explicaríais? Si solo respondéis vagamente “Dios ejerce Su sabiduría en función de las artimañas de Satanás”, se confundirá y no lo entenderá. ¿Sabéis explicarlo más pormenorizadamente? Es fácil de explicar, ¿no? Dios permite que Satanás haga estas cosas que corrompen a la humanidad, no porque Él no sea capaz de frenarlas o de ocuparse de ellas, sino por un motivo: porque, como ya señalé, “Dios ejerce Su sabiduría en función de las artimañas de Satanás”. No es un mero enunciado o teoría, sino una verdad indiscutible que puede comprobarse con el hecho de que Dios puede salvar al hombre después de que Satanás lo haya corrompido. ¿Cuál es el propósito de Satanás al corromper el carácter humano e inculcarle a la gente toda clase de herejías y falacias para controlar y cautivar su mente? ¿Es su objetivo último suprimir la obra de Dios y hacer que Su plan de gestión quede en nada? ¿Es esta la artimaña de Satanás? (Sí). Este es el engaño de Satanás. ¿Qué piensa Dios cuando Satanás lleva a cabo estas artimañas? ¿Qué hace? ¿Qué tiene en mente? ¿Cómo se manifiesta Su sabiduría en todo esto? Dios aprovecha las artimañas de Satanás. Satanás tiene un truco. Dice: “Provoco y corrompo a la gente hasta que es como yo. Se convierten en pequeños satanases que comparten mis pensamientos y puntos de vista, contemplan a las personas y las cosas, se comportan y actúan de acuerdo con mi punto de vista satánico, y se oponen a Dios. Quiero tomar a todas las personas creadas por Dios y hacerlas mías, de Satanás, para que la obra de Dios en ellas sea inútil y vana. Seguro que eso hará que el plan de gestión de Dios quede en nada”. ¿Es este el truco de Satanás? (Sí). ¿Y qué piensa Dios? ¿Qué hace? Dice Dios: “Satanás, tú difundes herejías y falacias para perturbar y engañar a la gente, y haces muchas cosas para perturbar y destruir la obra de Dios. Esto no conseguirá más que inculcarle herejías y falacias a la gente para que viva de acuerdo con ellas y se oponga a Él. Por ello, fundamentaré Mis palabras y Mi obra en la corrupción de la humanidad, expondré las herejías y falacias con que tú la corrompes, juzgaré las diversas actitudes corruptas de la gente y permitiré que esta identifique los diversos pensamientos y enunciados que le has inculcado. Así la gente no solo comprenderá la verdad y comprenderá a Dios, sino que, además, será capaz de detectar los diversos enunciados de Satanás, sus pensamientos y puntos de vista y de descubrir su carácter, su esencia y sus diversos actos malvados. A partir de su comprensión de la verdad, la gente podrá identificarlo y rechazarlo con mayor acierto y fuerza. Por el lado negativo, la gente ya no se dejará engañar por Satanás ni él la cautivará y devorará por segunda vez. Por el lado positivo, será más capaz de creer y confirmar la existencia de Dios, Su identidad y el hecho de que Él es soberano de todas las criaturas y cosas. Una vez logradas estas dos cosas, la gente venerará y obedecerá sinceramente a Dios. Él conquistará sus corazones o, para ser más exactos, la conquistará a ella. Cuando la gente llegue a este estadio, ya no se dejará engañar ni utilizar por Satanás. Por el contrario, será capaz de detectarlo exhaustivamente, de descubrir cómo es y de rechazarlo desde lo más hondo del corazón. Confesará que es creación de Dios, aceptará de buen grado la soberanía y las instrumentaciones del Creador y, con ello, habrá regresado por completo a Él”. Esto es lo dispuesto y planeado específicamente por Dios. Por supuesto, también cabe afirmar que estos son el pensamiento y la idea que Dios alberga en el fondo del corazón. Así es como piensa Dios, como funcionan Sus ideas y como Él lo ha orquestado. Mientras Satanás ha estado engañando y corrompiendo a la gente, Dios ha estado disponiendo metódicamente todas las criaturas y cosas y avanzando Su plan y Su gestión paso a paso, de forma organizada, continuamente hasta ahora. La humanidad ha sido totalmente corrompida y absorbida por Satanás. Ahora bien, es indiscutible que cuando esta humanidad, a la que Satanás ha impregnado e infundido toda clase de venenos, es llamada por Dios y oye Su voz, aún puede presentarse ante Él, aceptar Su llamada y disponerse a recibir Su juicio y castigo. Aunque Dios condene y maldiga a dicha humanidad por ser de la calaña de Satanás y enemiga Suya, la humanidad nunca lo abandonará. Aunque la mente y las opiniones de las personas estén plagadas de cosas que les han sido inculcadas por Satanás de tal modo que contemplan a las personas y las cosas, se comportan y actúan de una manera todavía hondamente influenciada y controlada por los pensamientos y opiniones de Satanás, su corazón se vuelve hacia Dios de una forma cada vez más auténtica y perentoria. ¿No es esto indiscutible? (Sí). Además, en un futuro próximo, una vez que Dios haya expuesto todos los actos malvados de Satanás, esta humanidad, hondamente corrompida por aquel, podrá renunciar por completo a él, decirle “no” y regresar su corazón a Dios. Toda ella estará dispuesta a seguir firmemente a Dios conforme a Su soberanía, Sus instrumentaciones y Sus disposiciones. Este es el rumbo que toma la culminación exitosa de la gran obra de Dios, ¿no es así? (Sí). Especialmente tras hablar de lo que significa buscar la verdad, habrá más gente que decidirá contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar de acuerdo con las palabras de Dios, con la verdad por criterio. Sin importar si la determinación de la gente es fuerte o débil ni si ha entrado en esta realidad o no, más allá de todo, el hecho de que esa humanidad, hondamente corrompida por Satanás, tenga el deseo y la determinación de renunciar a él y de contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar de acuerdo con las palabras de Dios, con la verdad por criterio —y no según las diversas ideas y opiniones que Satanás le ha inculcado—, es, en sí mismo, señal de que Dios ya ha ganado. Por tanto, Satanás ya ha sido humillado, ¿no? (Sí). Por consiguiente, el enunciado “Dios ejerce Su sabiduría en función de las artimañas de Satanás” no son meras palabras vacías, sino una realidad práctica, objetiva e indiscutible. Todo el mal que hace Satanás ha llegado al punto de engañar y controlar a la humanidad. Cree que ha perturbado y destruido la obra de Dios y que es imposible que Dios continúe con Su plan de gestión. Por eso cree Satanás que ha ganado. Sin embargo, Satanás no puede ralentizar el ritmo del plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad por mucho que se atreva, ni puede frustrar el gran éxito del plan de gestión de Dios y de Su victoria sobre él. La obra de Dios ya se ha expandido por todo el universo y la palabra de Dios ha llegado a millones de hogares. Esta es la prueba del gran éxito de Dios.

Si alguien os pregunta de nuevo “¿por qué Satanás engaña, controla y cautiva la mente de las personas? ¿Por qué Dios permite que Satanás haga esto?”, ¿sabréis responder a estas preguntas? Aunque no sepáis explicarlo del todo, al menos sí algo de lo que entendéis. ¿Por qué Satanás hace todo esto? ¿Qué trascendencia tiene que Dios le permita hacer todo esto? Debéis plantearos estas cosas y tener una respuesta precisa en vuestro corazón. Dios lleva obrando 6000 años para salvar a la humanidad. Algunas personas no lo entienden, y preguntan: “¿Dios lleva obrando 6000 años? ¿No es demasiado tiempo?”. Dure lo que dure la obra de Dios, todos Sus actos son de la máxima trascendencia. No solo es trascendental la duración de Su obra; son aún más trascendentales los resultados finales que consiga. De no ser porque Dios lleva obrando 6000 años para salvar a la humanidad, la indolencia y la torpeza le impedirían a la humanidad conocer a Dios o ser salvada plenamente por Él. ¿Sería capaz la gente de identificar a los anticristos y de reconocer su esencia naturaleza si solo hubiera experimentado una o dos veces el engaño y la perturbación provocados por los anticristos? ¿Le bastaría con tres o cinco veces? Me temo que no. La gente ha de experimentarlos muchas veces para descubrir totalmente la esencia naturaleza de los anticristos. Hasta entonces no será capaz de identificar realmente a los anticristos y de repudiarlos por completo. En concreto, si la gente está expuesta muy poco tiempo a la enloquecida opresión y cruel persecución del gran dragón rojo, no las experimentará plenamente y pronto las olvidará. En consecuencia, no odiará ni rechazará verdaderamente al gran dragón rojo. La cruel persecución de Satanás debe grabarse a fuego en el corazón de las personas para que puedan odiarlo desde lo más hondo de su ser y ver con nitidez su auténtico rostro. Si una persona solamente ha sido perseguida brevemente una o dos veces, le será difícil odiar a Satanás y abandonarlo. Si se le da la ocasión, hablará bien de Satanás y cantará sus alabanzas. Una persona debe ser entregada a Satanás muchas veces para que sufra su tortura y crueldad y, con ello, le queden claros su maldad, su fealdad, su mezquindad y su descaro y lo abandone por completo. Rotundamente, estas cosas hay que vivirlas durante mucho tiempo. En la siderurgia, por ejemplo, no se puede producir un buen acero con poco tiempo al fuego; el acero debe templarse a fondo para conseguir los mejores resultados. Es decir, cada etapa de la obra de Dios requiere mucho tiempo, cada etapa exige un largo período de tiempo. Debe hacerse así; si no, no se puede conseguir un buen resultado. Se producirán, en distinta medida, profundas transformaciones en el corazón humano y en el carácter corrupto de la humanidad por influencia de las circunstancias generales de cada era, y cada una de estas transformaciones estará relacionada con la obra que Dios quiere hacer en la gente en cada etapa. Dios se ha encarnado de nuevo en los últimos días para obrar a tan gran escala y hablar tanto porque, en esta última fase, el carácter corrupto, los pensamientos y las ideas de la humanidad, así como el ambiente general y el trasfondo de la sociedad, encajan en el trasfondo de la obra que Dios quiere llevar a cabo en los últimos días. Las tendencias, las costumbres, los patrones, o las situaciones en la sociedad, la situación política, incluso el poder político de las naciones satánicas, son factores propios del ambiente general. En un momento en que dichos factores están en segundo plano, el paisaje interior y el carácter corrupto de la gente —o sea, el estado interno de la humanidad entera— son justo lo que necesita Dios para Su obra. Es el momento más apropiado para que Dios despliegue Su juicio y castigo a fin de revelar Su majestad, Su justicia, Su misericordia y Su bondad. Cuando todos estos factores son propicios y están listos del todo, Dios comienza Su obra. Esta es la obra que Dios quiere llevar a cabo bajo la influencia del trasfondo general. Basta con que entendáis esto. Algunas personas con aptitud lo entenderán, mientras que otras, que no tienen experiencia, puede que no. En concreto, aquellas que no entienden la situación política y la esencia de las tendencias de la sociedad y que no tienen una mentalidad lo bastante madura, solo se contentan con pequeñas experiencias espirituales y testimonios menores, y puede que no entiendan mucho el trasfondo político y social general que atañe a la obra de Dios. Por mucho que comprendáis vosotros estas cosas, os quedarán claras a medida que, paulatinamente, las experimentéis más, ya que atañen al plan de gestión y la obra de Dios, lo cual es una visión estupenda. No hablaremos más de este tema porque no estáis preparados para profundizar en él.

La última vez terminamos de hablar del enunciado de conducta moral “esmérate en manejar con lealtad aquello que te hayan confiado”. A continuación hablaremos del enunciado “la palabra de un caballero es sagrada”. En primer lugar, deberíamos tratar de averiguar el modo de analizar el pensamiento y los puntos de vista incorrectos de este enunciado de conducta moral y cuál es la intención de Satanás al crearlo. Según un proverbio chino, “es difícil conocer las verdaderas intenciones de una persona”; entonces, ¿en qué radican las verdaderas intenciones de Satanás? Esto es lo que tenemos que descubrir y analizar. “La palabra de un caballero es sagrada” es otra idea y otro enunciado de Satanás presente entre la gente, y desde fuera parece bastante noble; es conmovedor y poderoso. ¿Y qué hace que este enunciado sea tan impresionante? ¿Merece la pena valorarlo y tomarlo en serio? ¿Merece la pena contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar de acuerdo con este punto de vista ideológico? ¿Tiene algún mérito? ¿Es un enunciado positivo? Si no es positivo ni un punto de vista correcto, ¿cuál es su efecto negativo sobre las personas? ¿Cuál es la intención de Satanás con este enunciado y al inculcarle esta idea a la gente? ¿De qué manera debemos discernirlo? Si eres capaz de discernir esta frase, la negarás y rechazarás desde lo más profundo de tu corazón y dejarás de estar influido por ella. Aunque de vez en cuando esta frase se te pase por la mente y te perturbe en lo más profundo de tu ser, si eres capaz de discernirla, no estarás esclavizado ni atado a ella. ¿Creéis que tiene algún mérito el enunciado “la palabra de un caballero es sagrada”? ¿Es un enunciado con un efecto positivo sobre la gente? (No). ¿Os gustaría ser unos caballeros? ¿Es bueno o malo ser un caballero? ¿Es mejor ser un caballero o un falso caballero? ¿Es mejor ser un caballero o un villano? ¿No habéis pensado en estas cuestiones? (No). Aunque no hayáis pensado en ellas, hay algo que es cierto: que soléis emplear el término “caballero” al decir cosas como “mejor ser un auténtico villano que un falso caballero” y “un auténtico caballero es tan generoso de espíritu que, si alguien le ofende, no se lo echa en cara y puede perdonarlo. ¡Eso es lo que se dice un caballero!”. ¿Qué demuestra de ti el hecho de que seas capaz de decir estas cosas? ¿Demuestra que el caballero tiene determinado estatus en tus pensamientos y puntos de vista y que tu mente alberga dichos ideológicos acerca del caballero? ¿Cabría afirmar esto? (Sí). Miras con buenos ojos y admiras a aquellas personas de la sociedad que se comportan como caballeros o son calificadas de caballeros, y te esfuerzas por llegar a ser un caballero y ser visto como tal, más que como un villano. Si alguien te dice “eres un auténtico villano”, te sientes muy triste. Sin embargo, si alguien te dice “eres un auténtico caballero”, te sientes eufórico. Esto es así porque crees que si alguien te ha elogiado llamándote caballero, ha elevado tu personalidad y reconocido las formas y métodos con que te comportas y abordas los asuntos. Por supuesto, tras recibir esta clase de reconocimiento en sociedad, crees tener un estatus noble y no ser una persona de clase baja o inferior. El caballero recto, sea un mito o exista realmente, ocupa un lugar definido en lo más profundo del corazón de la gente. Por eso, cuando os pregunté si es mejor un caballero o un villano, ninguno se atrevió a responder. ¿Por qué? Porque pensasteis: “¿Cómo puedes preguntar eso? Claro que es mejor ser un caballero que un villano. ¿Acaso un caballero no es bueno, recto y de moral elevada? Decir que no es bueno ser un caballero va en contra del sentido común, ¿no? Iría en contra de la humanidad normal, ¿no? Si un caballero no es bueno, ¿qué clase de persona es buena?”. Por eso no os atrevisteis a responder, ¿no es cierto? (Sí). ¿Corrobora esto que en el fondo tenéis clara la elección entre el caballero y el villano? ¿Cuál preferís? (Al caballero). Entonces está claro nuestro objetivo. Centrémonos en identificar y analizar al caballero. A nadie le caen bien los villanos, huelga decirlo. ¿Y qué es exactamente un caballero? Si preguntáis “¿es mejor ser un caballero o un villano?”, para Mí, la respuesta está clara: ambos son malos, porque ni el caballero ni el villano son figuras positivas. Lo que pasa es que la gente juzga que la conducta, los actos, la personalidad y la moralidad del villano son relativamente malos, y por eso no le cae bien. Cuando la moralidad y la personalidad básicas del villano se muestran abiertamente, la gente lo considera aún más villano. Sin embargo, un caballero muestra más a menudo su manera elegante de hablar y actuar, su buena moral y su personalidad refinada, y la gente lo respeta y se siente potenciada por él. En consecuencia, lo califica de caballero. Cuando un caballero se presenta de este modo, es elogiado, admirado y estimado. Por consiguiente, a la gente le cae bien el caballero y mal el villano. Ahora bien, ¿en qué se basa la gente para determinar que alguien es un caballero o un villano? (En su conducta externa). La gente juzga a una persona como noble o vil por la conducta de esa persona, pero ¿por qué juzga a los demás por su conducta? La respuesta es que la aptitud de la mayoría de la gente únicamente puede llegar a ese nivel. Solamente ve si la conducta de una persona es buena o mala; no aprecia con claridad la esencia de esa persona. Así pues, solo es capaz de determinar si la persona es un caballero o un villano por su conducta. ¿Y es correcto este método de discernimiento? (No). Es absolutamente incorrecto. ¿Es correcto, entonces, considerar que un caballero tiene una personalidad refinada y una buena moral? (No). Exacto, eso no es correcto. Es incorrecto interpretar que los caballeros son de personalidad refinada, morales, dignos y virtuosos. Por tanto, mirándolo ahora, ¿es positivo el término “caballero”? (No). No es positivo. Un caballero no es más noble que un villano. Entonces, si alguien pregunta “¿es mejor ser un caballero o un villano?”, ¿cuál es la respuesta? (Que ambos son malos). Exacto. Si alguien pregunta por qué ambos son malos, la respuesta es sencilla. Tanto el caballero como el villano no son figuras positivas; ninguno es realmente buena persona. Rezuman el carácter corrupto y el veneno de Satanás. Controlados y envenenados por Satanás, viven según su lógica y sus leyes. Por tal motivo se puede decir con certeza que, mientras que un villano no es buena persona, un caballero tampoco puede ser una persona positiva. Aunque un caballero sea considerado buena persona por los demás, simplemente finge ser bueno. No es una persona honesta a quien Dios mire con buenos ojos, y ni mucho menos una persona que tema a Dios y evite el mal. Lo que sucede es que el caballero se comporta bien algo más a menudo y mal algo menos a menudo, mientras que el villano se comporta mal algo más a menudo y bien algo menos a menudo. Al caballero se le respeta un poco más, mientras que al villano se le desprecia un poco más. Esta es la única diferencia entre un caballero y un villano. Si la gente los juzga por su conducta, este es el único resultado que obtiene.

La gente determina si alguien es un caballero o un villano por su conducta. Puede que diga: “Esta persona es un caballero porque ha hecho muchas cosas en beneficio de todos. Todo el mundo lo cree así. Por tanto, es un caballero y una persona de moral elevada”. Si todo el mundo afirma que una persona es un caballero, ¿eso hace que esa persona sea buena y una figura positiva? (No). ¿Por qué no? Porque toda persona es corrupta, tiene un carácter corrupto y no tiene los principios verdad. Así, sin importar quién afirme que una persona es un caballero, esa declaración proviene de Satanás y de una persona corrupta. El criterio de evaluación de la gente no es correcto, por lo que el resultado que arroja tampoco es correcto. Dios nunca habla en términos de caballeros o villanos. No exige que las personas sean auténticos caballeros en vez de falsos caballeros, ni tampoco dice jamás “sois todos unos villanos. Yo no quiero un villano, quiero un caballero”. ¿Dice esto Dios? (No). Dios nunca evalúa ni determina si una persona es buena o mala por sus palabras y actos. Por el contrario, lo evalúa y determina de acuerdo con su esencia. ¿Qué implica esto? En primer lugar, implica que juzga a las personas por la calidad de su humanidad y por el hecho de si tienen o no conciencia y sentido. En segundo lugar, implica que las juzga por su actitud hacia la verdad y hacia Él. Así es como Dios evalúa y determina si una persona es superior o inferior. Por eso no hay caballeros ni villanos en las palabras de Dios. En la iglesia, entre las personas a las que Dios salva, Él no les exige que sean caballeros ni promueve la idea de ser un caballero, y no le pide a la gente que critique a los villanos. La casa de Dios, desde luego, no juzga quién tiene una moral elevada según las ideas de la cultura tradicional sobre la conducta moral. No promueve ni fomenta a nadie que sea un caballero, ni expulsa y margina a nadie que sea un villano. La casa de Dios promueve, fomenta, expulsa y margina a la gente según sus propios principios. No contempla a las personas según los criterios y dichos de conducta moral, promoviendo a cualquiera que sea un caballero y rechazando a cualquiera que sea un villano. En cambio, trata a todas las personas según la palabra de Dios y la verdad. ¿Qué opináis de ciertas personas de la iglesia que siempre están tratando de ser caballeros? (Que no son buenas). Algunos nuevos creyentes siempre juzgan a las personas por el criterio de ser caballero o villano. Cuando ven que los líderes de la iglesia podan y tratan con personas que interrumpen y perturban, exclaman: “¡Este líder no es un caballero! Cuando un hermano o hermana comete un pequeño error, se fija en él y no lo olvida. Un caballero no se preocuparía por esto. Un caballero sería tolerante, indulgente y hasta apaciguador; ¡lo aceptaría mucho mejor! Este líder es muy duro con la gente. ¡Está claro que es un villano!”. Para estas personas, aquellos que defienden los intereses de la casa de Dios no son caballeros. Según ellas, quienes trabajan con seriedad, meticulosidad y responsabilidad son villanos. ¿Qué opináis de las personas que contemplan a los demás de esta forma? ¿Contemplan a las personas de acuerdo con la verdad o la palabra de Dios? (No). No contemplan a las personas de acuerdo con la verdad y la palabra de Dios. Además, adoptan las ideas, los puntos de vista, los métodos y los medios por los que Satanás evalúa a las personas, y los difunden y lanzan en la iglesia. Es obvio que estas cosas son ideas y puntos de vista de incrédulos y descreídos. Si tú no disciernes y piensas que un caballero es una buena persona, de moral elevada y pilar de la iglesia, puede que te dejes engañar por él. Como tienes sus mismas ideas y opiniones, cuando alguien comente o afirme algo sobre los caballeros, seguro que te atraerá y engañará sin que te des cuenta. No obstante, si tienes discernimiento sobre estas cosas, rechazarás tales afirmaciones y no te dejarás engañar por ellas. Más bien insistirás en evaluar a las personas y las cosas, y en juzgar lo que está bien y mal, según la palabra de Dios y los principios verdad. Entonces verás acertadamente a las personas y las cosas y actuarás según la voluntad de Dios. Los incrédulos, que no buscan la verdad, y aquellos que no tienen discernimiento y no están dispuestos a acatar las reglas de la casa de Dios suelen traer a colación pensamientos y puntos de vista que provienen de Satanás y son comunes entre los incrédulos, a fin de engañar a los hermanos y hermanas y perturbar su entendimiento de la verdad. Si la gente no tiene discernimiento, aunque no se deje engañar ni perturbar por esas personas, a menudo estará controlada por sus enunciados y evitará actuar o hablar. No se atreverá a defender los principios verdad ni a insistir en actuar según las exigencias de la palabra de Dios, y ni mucho menos se atreverá a defender los intereses de la casa de Dios. ¿Se debe esto a su falta de discernimiento acerca de los pensamientos y enunciados de Satanás? (Sí). Es evidente que este es el motivo. Los términos “caballero” y “villano” no son válidos en la iglesia. A los incrédulos se les da bien fingir y vivir tras una máscara. Abogan por ser caballero en vez de villano y adoptan estos camuflajes en la vida. Con estas cosas se afianzan entre la gente, engañan a otras personas para que les den prestigio y buena reputación, y obtienen fama y fortuna. En la casa de Dios hay que quitarse de encima todas estas cosas y prohibirlas. No se debe dejar que se difundan en la casa de Dios ni entre el pueblo escogido de Dios, ni se les debe dar la oportunidad de perturbarlo y engañarlo. Esto es así porque todas estas cosas provienen de Satanás, no se fundamentan en la palabra de Dios y, decididamente, no son unos principios verdad que la gente deba observar con respecto a cómo contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar. Por tanto, “caballero”, “falso caballero” y “villano” no son términos correctos para definir la esencia de una persona. ¿He explicado claramente el término “caballero”? (Sí).

Echemos otro vistazo al dicho “la palabra de un caballero es sagrada” para ver lo que significa realmente. El significado literal de esta frase es que un caballero debe tomarse en serio sus palabras. Según el refrán, una persona vale lo que vale su palabra; un caballero debe hablar en serio y cumplir sus promesas. Por consiguiente, para llegar a ser un caballero de moral elevada, querido y muy bien considerado, una persona debe actuar conforme al dicho “la palabra de un caballero es sagrada”. En pocas palabras, un caballero ha de ser digno de confianza. Debe responsabilizarse de lo que dice y promete y cumplirlo. No puede faltar a su palabra ni incumplir sus promesas a los demás. Una persona que incumple a menudo sus promesas a los demás no es un caballero ni una buena persona, sino un villano. Así puede interpretarse la frase “la palabra de un caballero es sagrada”. Enfatiza sobre todo las palabras y actuaciones del caballero en cuestiones de moralidad y fiabilidad. Antes de nada, permitidme una pregunta: ¿qué significa “palabra” en “la palabra de un caballero”? Significa dos cosas: una promesa que hace o el compromiso de hacer algo. Como ya señalé, los caballeros no son buenas personas, sino gente normal hondamente corrompida por Satanás. Entonces, en lo referente a la esencia de las personas, ¿de qué maneras, principalmente, se manifiesta la gente en aquello que promete? Expresándose con arrogancia, exagerando, hablando maravillas de sí misma, contando cosas que no son ciertas sobre sí misma, diciendo cosas que no coinciden con la realidad, mintiendo, hablando ásperamente y desahogándose. Es posible descubrir todas estas cosas en lo que la gente dice y promete. Así, cuando una persona dice estas cosas, tú le pides que mantenga su promesa, respete su palabra y no la incumpla, y si la cumple, te parece un caballero y buena persona. ¿No es absurdo? Si se investigan y comprueban detenidamente las cosas que la gente corrupta dice todos los días, se descubrirá que son cien por cien mentira, palabras huecas o medias verdades. Ni una sola palabra es fiable, cierta ni objetiva. En cambio, sus afirmaciones tergiversan los hechos, confunden lo blanco con lo negro, y algunas incluso albergan malas intenciones o trucos satánicos. Si hay que respetar todas estas palabras, eso provocará un enorme caos. No hablemos de lo que sucedería en un grupo grande de personas, sino exclusivamente de si en una familia hay un supuesto caballero que constantemente hace comentarios indiscriminados y lanza numerosas teorías sin sentido, además de palabras arrogantes, erradas, siniestras y ruines. Si él se toma en serio sus palabras y son sagradas, ¿cuáles serán las consecuencias? ¿Hasta qué punto se volverá caótica dicha familia? Es como el rey diabólico del país del gran dragón rojo. Por muy absurdas o malvadas que sean sus políticas, las lleva adelante de todos modos y sus subordinados las ejecutan y aplican a la perfección; nadie se atreve a oponerse a ellas ni a frenarlas, lo que acarrea un caos a nivel nacional. Por otro lado, se avecinan desastres diversos y han comenzado los preparativos para la guerra. Todo el país está sumido en la más absoluta confusión. Si un líder diabólico rige un país o nación mucho tiempo, el pueblo de ese país tendrá graves problemas. ¿Hasta qué punto se volverán caóticas las cosas? Si el pueblo lleva a cabo y aplica todas las barbaridades, falacias y mentiras irracionales dictadas por los reyes diabólicos, ¿saldrá de ello algo bueno para la humanidad? La humanidad será cada vez más caótica, oscura y malvada. Afortunadamente, “la palabra de un caballero es sagrada” no son más que palabras huecas; es mera retórica, Satanás no es capaz de actualizarla ni de lograr lo que dice. Por tanto, todavía hay algo de orden en el mundo y la gente sigue relativamente estable. Si no fuera así, todos los rincones del mundo humano, todos los lugares donde hay “caballeros”, serían un caos. Esta es una de las cosas que falla en el dicho “la palabra de un caballero es sagrada”. Desde la perspectiva de la esencia de las personas, vemos que sus opiniones, las cosas que dicen y sus promesas no son fiables. Otra cosa que falla en el dicho es que la humanidad está controlada por la opinión ideológica “la palabra de un caballero es sagrada”. Piensa: “Debemos cumplir nuestra palabra y hacer lo que decimos que vamos a hacer porque así se es un caballero”. Esta opinión ideológica domina el pensamiento de la gente y llega a ser el criterio por el que contempla, juzga y cataloga a una persona. ¿Es apropiado y preciso? (No, no es preciso). ¿Por qué es impreciso? En primer lugar, porque lo que dice la gente tiene poco valor y no son más que palabras huecas, mentiras y exageraciones. En segundo lugar, porque es injusto utilizar esta opinión ideológica para controlar a la gente y exigirle que respete su palabra. La gente suele aplicar “la palabra de un caballero es sagrada” para medir la superioridad o inferioridad de una persona. Sin darse cuenta, la gente suele preocuparse por cómo ha de cumplir sus promesas y se ve controlada por ello. Si no puede cumplir sus promesas, es objeto de discriminación y reprensión por parte de los demás y le resulta difícil afianzarse en la sociedad si no es capaz de cumplir algo trivial. Esto es injusto e inhumano para estas personas. Por su carácter corrupto, la gente habla en función de sus preferencias y dice lo que le da la gana; no le importa lo absurdas o contrarias a la realidad que sean sus declaraciones. Así es la gente corrupta. Es natural que todo proceda según su propio carácter: una gallina debe aprender a cacarear, un perro debe aprender a ladrar y un lobo debe aprender a aullar. Si algo no fuera humano, pero se le exigiera estrictamente que dijera e hiciera cosas humanas, le resultaría muy difícil. La gente tiene el carácter corrupto de Satanás, un carácter arrogante y taimado, por lo que es natural que mienta, exagere y pronuncie palabras huecas. Si comprendes la verdad y eres capaz de desentrañar a la gente, todo esto debería parecerte normal y corriente. No debes utilizar la idea equivocada de que “la palabra de un caballero es sagrada” para contemplar a las personas y las cosas ni para juzgarlas y catalogarlas como buenas o dignas de confianza. Este método de evaluación no es correcto y no debe adoptarse. ¿Cuál es el método correcto? Como la gente tiene un carácter corrupto, es normal que exagere y diga cosas que no reflejan su situación real. Debes abordar esto correctamente. No debes pedir a una persona que cumpla sus promesas en función de los criterios de un caballero y, desde luego, no debes obligar a nadie ni a ti mismo con la idea de que “la palabra de un caballero es sagrada”. Eso no está bien. Es más, juzgar la humanidad y la condición moral de una persona por el hecho de que sea o no un caballero es un error de fondo, no un planteamiento correcto. Se fundamenta en un error y no se ajusta a la palabra de Dios ni a la verdad. Por consiguiente, sin importar qué opiniones ideológicas aplique el mundo secular para juzgar a una persona ni si el mundo secular aboga por ser un caballero o un villano, en la casa de Dios, no se promueve el dicho “la palabra de un caballero es sagrada”, no se recomienda que nadie sea un caballero y a ti no se te exige de ninguna manera actuar de acuerdo con el dicho “la palabra de un caballero es sagrada”. ¿Y qué pasa si te exiges estrictamente ser un caballero y eres la personificación del dicho “la palabra de un caballero es sagrada”? Puedes hacerlo perfectamente y llegar a ser un humilde caballero que mantenga sus promesas y nunca incumpla su palabra. Ahora bien, si nunca contemplas a las personas y las cosas, te comportas y actúas de acuerdo con las palabras de Dios ni obedeces los principios verdad, eres un incrédulo total. Aunque mucha gente esté de acuerdo contigo, te apoye, afirme que eres un caballero, que nunca incumples tu palabra y que te tomas en serio tus promesas, ¿qué? ¿Implica esto que comprendes la verdad? ¿Implica que sigues el camino de Dios? Por muy bien y muy adecuadamente que obedezcas el enunciado moral “la palabra de un caballero es sagrada”, si no comprendes la palabra de Dios, no observas los principios verdad y no actúas en función de ellos, no recibirás el visto bueno de Dios.

Ya identificados y analizados los errores presentes en la idea de que “la palabra de un caballero es sagrada”, veamos lo que exige Dios a la gente en cuanto a sus palabras y actos. ¿Qué clase de persona exige Dios que sea la gente? (Una persona honesta). Exacto. Sé honesto, no mientas, no engañes, no seas taimado y no hagas trampas. Busca la palabra de Dios y los principios verdad a la hora de actuar. Nada más que estas pocas cosas, es muy sencillo. Si hablas de forma deshonesta, corrígete. Si exageras, mientes o hablas creyéndote superior, reflexiona, toma conciencia de ello y busca la verdad para corregirlo. Debes decir cosas que reflejen tu situación real, lo que comprendes de corazón y la realidad. Además, si puedes hacer las cosas que has prometido a los demás, hazlas. Si no, comunícaselo inmediatamente. Di: “Lo siento, no puedo. No tengo la capacidad y no sabré hacerlo bien. Como no quiero hacerte esperar, será mejor que pidas ayuda a otra persona”. No hace falta que mantengas siempre tu palabra, puedes retractarte de tus promesas. Simplemente sé una persona honesta. Sé honesto de palabra y obra, en vez de intentar mentir o engañar, y busca los principios verdad en todas las situaciones. Así de simple, es muy fácil. ¿Está obligada la gente a fingir por algo que Dios le pida que haga? ¿Alguna vez le ha pedido demasiado a la gente, que haga más de lo que pueda soportar o de lo es capaz? (No). Si la gente no tiene la aptitud, la capacidad de comprensión, la energía física ni la fuerza necesarias, Dios le dice que basta con que haga lo que pueda, con que se esfuerce al máximo y lo dé todo. Tú señalas: “He dado todo lo que tengo, pero pese a ello no puedo cumplir las exigencias de Dios. No puedo hacer más, pero no sé si Dios está satisfecho”. En realidad, con esto ya has cumplido las exigencias de Dios. Dios no le da a la gente una carga demasiado pesada para ella. Si puedes llevar 50 kilos, seguro que Dios no te dará una carga superior a 50 kilos. No te presionará. Así es Dios con todos. Y tú no estarás controlado por nada, por ninguna persona ni opinión ideológica. Eres libre. Cuando sucede algo, tienes el derecho de elegir. Puedes optar por practicar según la palabra de Dios, puedes optar por practicar de acuerdo con tus deseos personales o, por supuesto, puedes optar por aferrarte a las opiniones ideológicas que Satanás te ha inculcado. Eres libre de elegir cualquiera de estas opciones, pero tienes que responsabilizarte de toda decisión que tomes. Dios solo te muestra el camino; no te obliga a hacer ni a no hacer algo. Una vez que Dios te ha mostrado el camino, la decisión es tuya. Tienes plenos derechos humanos, incluido el derecho absoluto a elegir. Puedes optar por la verdad, por tus deseos humanos o, naturalmente, por las opiniones ideológicas de Satanás. Elijas lo que elijas, el resultado final será cosa tuya, nadie más lo asumirá por ti. Cuando tomes una decisión, Dios no se entrometerá en modo alguno ni hará nada para forzarte. Puedes optar por lo que quieras, sea lo que sea. Al final, Dios no te colmará de elogios, ni te beneficiará mucho, ni pondrá un sentimiento agradable en tu corazón ni te hará sentir sumamente noble solamente porque hayas elegido la senda correcta y la verdad. No lo hará. Dios tampoco te disciplinará ni maldecirá inmediatamente si optas por tus deseos humanos, ni hará caer inmediatamente sobre ti un desastre a modo de castigo aunque actúes temerariamente de acuerdo con las ideas que Satanás te ha inculcado. Mientras decides, todo sigue su curso natural, y después también. Dios se limita a observar, a mirar qué sucede, a ver la causa, el proceso y el resultado. Por supuesto, en última instancia, cuando las personas sean juzgadas y se decida su final, Dios calificará la senda que hayas tomado en función de todas tus decisiones personales, mirará esta senda como un todo para ver qué tipo de persona eres realmente y, a partir de esto, decidirá qué final debes tener. Ese es el método de Dios, ¿lo entiendes? (Sí). Cuando Dios obra, nunca permite que un enunciado, dicho u opinión ideológica llegue a ser para la gente una tendencia que encorsete y controle sus pensamientos para que haga involuntariamente lo que Él quiere que haga. Así no obra Dios. Dios da a las personas plena libertad y el derecho a elegir, y aquellas gozan de plenos derechos humanos y del derecho absoluto a elegir. En toda situación en que se encuentre la gente, esta puede optar por aceptar y aplicar las opiniones ideológicas de Satanás para discernir y juzgar la constitución de una cosa concreta, o puede optar por hacerlo según la palabra de Dios y los principios verdad. ¿Es así? (Sí). Dios no obliga a nadie, lo que Él hace es justo para todos. Tarde o temprano, aquellos que aman la verdad y las cosas positivas van por la senda de búsqueda de la verdad, alcanzan la verdad, tienen un corazón temeroso de Dios, pueden someterse sinceramente a Él y se salvarán porque aman la verdad y las cosas positivas. Los que no aman la verdad y siempre actúan temerariamente y a voluntad, están hartos de la verdad y no la aceptan de ninguna de las maneras. Simplemente temen el castigo y juicio de Dios y ser castigados, por lo que hacen a regañadientes algo de trabajo en la casa de Dios para aparentar, llevan a cabo algo de servicio y exhiben algunas buenas conductas. Sin embargo, nunca aceptan la verdad ni siguen el camino de Dios, y no van por la senda de búsqueda y práctica de la verdad. En consecuencia, nunca comprenderán la verdad ni entrarán en la realidad verdad, y por eso perderán la ocasión de ser salvos. La mayoría de estas personas son hacedores de servicio. Aunque no hagan el mal, no interrumpan ni perturben y no sean marginados ni expulsados de la casa de Dios como los anticristos y malvados, al final a duras penas conseguirán el cargo de “hacedor de servicio”, y no está claro si prescindirán de ellos o no. Hay otro grupo de personas, que son de Satanás y se aferran obstinadamente a todas sus ideas y puntos de vista. Estas personas prefieren morir antes que aceptar la verdad o atenerse a ella y a la palabra de Dios. Incluso están en desacuerdo con todas las cosas positivas y con Dios. Como interrumpen y perturban el trabajo de la iglesia, cometen muchas maldades y hacen de Satanás en toda su extensión, algunas de estas personas son finalmente eliminadas de la iglesia, y otras son expulsadas o se elimina su nombre del registro. Aunque algunos eviten que se elimine su nombre o que se les expulse, Dios debe expulsarlos tarde o temprano. Pierden la ocasión de ser salvos porque simplemente no aceptan la verdad y la salvación de Dios, y al final serán aniquilados junto con Satanás cuando sea destruido el mundo. Como ves, Dios obra de una manera tan libre y liberadora que todo sigue su curso de forma natural. Dios obra en las personas para guiarlas, darles esclarecimiento y ayudarlas, y a veces para advertirles, consolarlas y exhortarlas. Este es el aspecto del carácter de Dios que muestra abundante misericordia. A medida que Dios muestra Su misericordia, la gente goza de la abundancia de Su gracia y Sus bendiciones, así como de plena libertad y liberación, sin la sensación de estar controlada ni obligada y, desde luego, sin la sensación de estar encorsetada por ningún enunciado u opinión de tipo ideológico. Al mismo tiempo que Dios lleva a cabo esta obra, también frena a la gente con el reglamento administrativo y los diversos sistemas de la iglesia, y poda, trata, juzga y castiga su corrupción y desobediencia. Incluso disciplina y castiga a algunos, o los revela y reprende con Sus palabras, aparte de otras obras. No obstante, mientras la gente disfruta de todo esto, también goza de la abundante misericordia e intensa ira de Dios. Cuando se les revela el otro aspecto del carácter justo de Dios, la intensa ira, a las personas, estas siguen sintiéndose libres y liberadas, no controladas, obligadas ni encorsetadas. Cuando la gente experimenta cualquier aspecto del carácter justo de Dios y aquel obra en ella, en realidad percibe el amor de Dios. Los resultados que se consigan en ella serán positivos, obtendrá algo de ello y, claro está, será la mayor beneficiada. Dios obra así, sin jamás forzar, coaccionar, reprimir ni obligar a la gente, sino haciendo que se sienta liberada, libre, relajada y feliz. Sin importar si la gente goza o no de la misericordia y bondad de Dios o de Su justicia y majestad, a la larga alcanza la verdad de Dios, comprende el sentido y valor de la vida, la senda que debe seguir y el sentido y el objetivo del hecho de ser humana. ¡Cuántas cosas obtiene! La gente vive bajo el dominio de Satanás, obligada, encorsetada y paralizada por las diversas ideas y opiniones falsas que él le inculca. Esto es insoportable, pero no puede liberarse. Cuando la gente se presenta ante Dios, la actitud de Dios hacia ella siempre será la misma sea cual sea la actitud de la gente hacia Él, pues el carácter y la esencia de Dios no cambian. Él siempre expresa la verdad, y con ello revela Su carácter y esencia. Así obra en las personas. Estas gozan plenamente de la bondad y misericordia de Dios, además de Su justicia y majestad, y quienes viven en este ambiente son bendecidos. Si, en semejante ambiente, la gente es incapaz de buscar, amar y, finalmente, alcanzar la verdad, pierde la ocasión de salvarse, y algunos hasta son castigados y aniquilados como Satanás, solo hay un motivo para ello, y es un hecho. ¿Cuál creéis que es? La gente seguirá una senda determinada y tendrá un fin determinado según su naturaleza. El momento en que se decida, en definitiva, el final de cada persona será el momento en que se divida a la gente por tipos. Si una persona ama la verdad y las cosas positivas, cuando Dios finalmente hable y obre, ella volverá a Dios y seguirá la senda de búsqueda de la verdad por muchas cosas negativas que Satanás le haya inculcado. Sin embargo, si una persona no ama la verdad y está harta de ella, su carácter no se transformará y la dirigirá sin importar cuánto hable Dios, lo sinceras que sean Sus palabras, cuánto obre y lo asombrosos que sean Sus señales y prodigios. Las personas malvadas son aún más radicales. No solo están hartas de la verdad, sino que tienen una esencia malvada y odian la verdad. Se oponen a Dios y pertenecen a la facción de Satanás. Aunque crean en Dios, a la larga regresarán a Satanás. Estos tres tipos de personas han experimentado la corrupción de Satanás y se han dejado engañar y cautivar por los diversos enunciados y opiniones ideológicos de Satanás. ¿Y por qué algunas personas pueden salvarse al final, y otras no? Todo se reduce, principalmente, a la senda que sigue la gente y a si ama o no la verdad. Guarda relación con estas dos cosas. ¿Y por qué hay gente capaz de amar la verdad y gente que no? ¿Por qué algunas personas son capaces de seguir la senda de búsqueda de la verdad, mientras otras no, y las hay que hasta discuten abiertamente con Dios y denigran públicamente la verdad? ¿Qué sucede? ¿Viene esto determinado por su esencia naturaleza? (Sí). Todas ellas han experimentado la corrupción de Satanás, pero la esencia de cada persona es diferente. Dime, ¿obra Dios con sabiduría? ¿Puede desentrañar Dios a la humanidad? (Sí). ¿Y por qué le da Dios a la gente el derecho a elegir libremente? ¿Por qué Dios no adoctrina a la fuerza a todo el mundo? Porque Dios quiere clasificar a cada persona según su tipo y revelarlas a todas. Dios no quiere obrar en balde; hay unos principios subyacentes a toda obra de Dios, y Él obra en una persona en función de la clase de persona que es. ¿Cómo se revela la categoría de una persona? ¿Según qué se divide a la gente por categorías? Esto se hace en función de las cosas que les gustan a las personas y de la senda que siguen. ¿Es cierto eso? (Sí). Dios clasifica a las personas por lo que les gusta y por la senda que siguen, decide si pueden salvarse o no en función de su categoría, y obra en ellas en función de si pueden salvarse o no. Es como cuando a algunas personas les gusta comer dulce, a otras picante, a otras salado y a otras ácido. Si hay sobre la mesa estos distintos tipos de comida, no hace falta decirle a la gente qué comer y qué no. A quien le guste comer picante, comerá picante, a quien le guste comer dulce, comerá dulce, y a quien le guste comer salado, comerá salado. Pueden elegir libremente. Las personas que creen en Dios tienen derecho a decidir si aman o no la verdad y qué senda tomarán, pero no les corresponde decidir si se salvarán o no ni cuál será su fin último. ¿Ves que hay unos principios que subyacen a la obra de Dios? (Sí). Hay unos principios subyacentes a Su obra, y uno de los principios más importantes es calificar a las personas según su búsqueda y su senda y dejar que todo acontezca de forma natural. La gente nunca lo comprende, y pregunta: “Siempre se ha dicho que Dios tiene autoridad, pero ¿dónde está? ¿Por qué Dios no hace un poco de adoctrinamiento forzoso para demostrar Su autoridad?”. No es así como se manifiesta la autoridad de Dios; no es así como Dios hace visible Su autoridad a la gente.

¿Ya sabéis discernir el enunciado moral “la palabra de un caballero es sagrada”? ¿Comprendéis, asimismo, lo que Dios le exige a la gente? (Sí). ¿Qué comprendéis? (Que Dios exige a la gente que sea honesta). Las exigencias de Dios a la gente son muy simples. Le exige que sea honesta, que aborde los asuntos que surjan según los principios verdad, que no finja, que no se centre solo en la conducta superficial, sino en hacer las cosas según los principios. Si la senda que tomas es la correcta y los principios según los cuales buscas el modo de comportarte son correctos y conformes a la verdad de las palabras de Dios, con eso basta. ¿No es simple? (Sí). Satanás no tiene ni acepta la verdad, así que engaña a la gente con enunciados que aquella cree buenos y correctos y hace que las personas intenten ser caballeros que se comportan bien, en vez de villanos que hacen cosas malas. La gente se deja engañar enseguida por Satanás porque estas cosas concuerdan con sus nociones y preferencias y puede aceptarlas fácilmente. Satanás logra que la gente haga cosas que solamente parecen buenas. Da igual lo malo que haya sido algo que hayas hecho encubiertamente, lo corrupto que sea tu carácter o si eres malvado o no; mientras hayas disimulado tu apariencia externa según los enunciados y exigencias establecidos por Satanás y otros te califiquen de buena persona, eres buena persona. Es obvio que estas exigencias y estos criterios animan a las personas a ser taimadas y malas, a ponerse una máscara, y les impiden caminar por la senda correcta. Por ello, ¿podemos afirmar que toda idea y punto de vista que Satanás les inculca a las personas las llevan por una senda equivocada tras otra? (Sí). La obra que Dios quiere llevar a cabo hoy día es la de capacitar a la gente para que discierna las diversas herejías y falacias de Satanás, lo descubra y lo rechace, para luego apartarla de sus diversas sendas descarriadas hacia la senda correcta, de modo que pueda contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar de acuerdo con los principios. Ninguno de estos principios proviene de la gente, sino que son principios verdad. Cuando la gente comprende estos principios verdad y es capaz de practicarlos y de entrar en su realidad, las palabras y la vida de Dios se irán forjando en estas personas. Si la gente adopta las palabras de Dios como su vida, ya no se dejará engañar por Satanás ni irá por la senda equivocada, la senda de Satanás sin retorno. Estas personas no traicionarán a Dios por más que Satanás las engañe y corrompa. Sin importar cómo cambie el mundo ni qué tiempo llegue, su vida no caerá en la podredumbre ni perecerá porque estas personas tienen las palabras de Dios por vida, y, como su vida no se desmoronará ni perecerá, coexistirán con este tipo de vida y vivirán por siempre. ¿Es bueno esto? (Sí). ¡Cuando la gente se salva es bendecida en abundancia!

¿Qué es lo más importante para vosotros en este momento? Dotaros de más verdad. Cuando estés más dotado de la verdad y la hayas oído, experimentado y comprendido más, será cuando podrás contemplar a las personas y las cosas, comportaros y actuar de acuerdo con las palabras de Dios, y sabrás exactamente cuáles son los principios verdad. Será entonces cuando no te descarriarás y no sustituirás las palabras de Dios y los principios verdad por la voluntad humana y las ideas y opiniones que Satanás te ha inculcado, ¿no es así? (Sí). Por tanto, una de las cosas más importantes y urgentes que debéis hacer ya es dotaros de la verdad y comprender mejor las palabras de Dios. Debéis concentraros en las palabras de Dios. Las palabras de Dios abarcan muchas cosas, y hay muchos elementos de verdad. Debéis dotaros de todas estas verdades sin demora. Si no te dotas de ellas, no sabrás aplicar las palabras de Dios como fundamento cuando ocurra algo y simplemente abordarás el asunto según tu voluntad. En consecuencia, vulnerarás los principios y tus transgresiones quedarán en ti como una mancha. Si no sabes buscar la verdad cuando ocurre algo y lo abordas exclusivamente a voluntad y para alcanzar tus objetivos; y si te basas en tu voluntad y tienes inmundicia, pero no sabes cómo hacer introspección y tomar conciencia de ti mismo ni cómo compararte con las palabras de Dios, entonces no te conocerás y no podrás arrepentirte sinceramente. Si no te arrepientes sinceramente, ¿cómo te contemplará Dios? Esto implica que tienes un carácter intransigente y que estás harto de la verdad, lo que dejará otra mancha y es otra transgresión grave. ¿Te beneficia acumular muchas manchas y transgresiones? (No). No, no te beneficia. ¿Y cómo se pueden subsanar las transgresiones? Anteriormente expresé un capítulo titulado “Las transgresiones conducirán al hombre al infierno”. Esto quiere decir que las transgresiones guardan relación directa con el final de una persona. ¿Qué sucede con las personas que cometen transgresiones continuas? Algunas alegan: “No fue deliberado. No era mi intención hacer nada malo en aquel momento”. ¿Es una buena excusa? Si no fue tu intención, ¿no fue una transgresión? ¿No es preciso que recapacites y te arrepientas? No fue deliberado, pero ¿no fue igualmente una transgresión? No lo hiciste a propósito, pero ofendiste el carácter y los decretos administrativos de Dios, ¿no es cierto? (Sí). Esto es así, con lo cual fue una transgresión. No sirve de nada poner excusas. Respondes: “Soy joven. No tengo mucha formación ni experiencia en sociedad. No sabía que estaba mal, nadie me lo dijo”. O replicas: “La situación era demasiado peligrosa. Lo hice en caliente”. ¿Son buenos motivos? Ninguno de ellos es un buen motivo. Si tienes la ocasión de actuar según tu voluntad, también tienes la ocasión de buscar la verdad y debes aplicar la verdad como principio de actuación. Entonces, ¿por qué decidiste actuar a voluntad cuando tuviste la ocasión de buscar la verdad? Uno de los motivos es que tu comprensión de la verdad es muy superficial y normalmente no das importancia a buscar la verdad y dotarte de las palabras de Dios. Hay otro motivo y otra situación también reales: que normalmente haces las cosas sin llevar a Dios ni las palabras de Dios en el corazón. Las palabras de Dios nunca han reinado en tu corazón. Estás acostumbrado a ser caprichoso y habitualmente piensas que tienes razón, habitualmente dominas todos los asuntos y habitualmente haces las cosas según tus preferencias. Tan solo sigues el procedimiento y las formalidades de orar a Dios. En tu corazón no hay lugar para las palabras de Dios, que no pueden reinar en él, y no hay lugar para Dios, que no puede reinar en él. Para ti es natural dirigir todo lo que haces, con lo que vulneras los principios verdad. ¿Es esto una transgresión? No cabe duda, es una transgresión. ¿Y por qué pones excusas? No hay excusa válida. Una transgresión es una transgresión. Si cometes muchas transgresiones, perjudicas los intereses de la casa de Dios y el trabajo de la iglesia y, a la larga, exasperas el carácter de Dios, se truncará tu oportunidad de salvarte. Esta es una interpretación precisa de “Las transgresiones conducirán al hombre al infierno”, es una realidad. Esto lo provoca el carácter corrupto de la gente, que ocasiona todo tipo de conductas que, a su vez, constituyen la senda que toma la gente. Esta senda incorrecta hace que la gente cometa todo tipo de transgresiones en momentos importantes y críticos mientras cumple con su deber. Si has cometido demasiadas transgresiones y estas se acumulan, tu oportunidad de salvación desaparece. ¿Por qué la gente comete transgresiones continuas? Fundamentalmente porque nunca, o rara vez, está dotada de las palabras de Dios y rara vez hace algo que se fundamente en las palabras de Dios o en los principios verdad; al final siempre comete una transgresión. Cuando la gente transgrede, siempre se perdona a sí misma y alega motivos y excusas como “no quise hacerlo. Tenía buenas intenciones. Pasó porque la situación era urgente. Fue por culpa de tal persona. Fue por toda clase de causas objetivas…”. Sea cual sea el motivo, si no buscas la verdad y no actúas de acuerdo con las palabras de Dios, con la verdad por criterio, te expones a transgredir y a oponerte a Dios. Esto es innegable. De acuerdo con esta realidad, tu final resultará ser el que comenté antes: “Las transgresiones conducirán al hombre al infierno”. Este será tu final, ¿lo entiendes? (Sí).

Algunos tienen un carácter tan intransigente y tan pocos escrúpulos que siempre piensan ilusoriamente: “Una pequeña transgresión no es nada. Dios no castiga a la gente. Es misericordioso y benigno, e indulgente y paciente con la gente. El día de Dios aún está lejano. Buscaré estas verdades que ha dictado más adelante, cuando tenga ocasión. Aunque Dios pronunció estas palabras en tono sincero y apremiante, todavía habrá muchas oportunidades para que creamos en Dios y nos salvemos”. Siempre son despectivos, nunca tienen sensación de apremio, no tienen un inmenso deseo de Dios ni sed de la verdad. Siempre tienen un corazón intransigente y siempre desoyen por completo la verdad y las exigencias de las palabras de Dios. Si cumplen con su deber con esta actitud y en este estado, ¿qué sucederá al final? ¡Que cometerán transgresiones y acumularán manchas constantemente! Es peligroso que una persona acumule manchas y cometa transgresiones constantemente y, pese a ello, no se lo tome en serio y se despreocupe tanto al respecto. Que Dios no te condene ya no significa que no te condene en un futuro. En resumen, una persona que viva en semejante estado está en peligro. No valora las palabras de Dios, la oportunidad de salvarse ni la de cumplir con el deber, y ni mucho menos cada circunstancia que Dios ha orquestado para ella. Siempre apática y despreocupada, lo hace todo de forma descuidada, laxa y distraída. Este tipo de persona está en peligro. Algunas, no obstante, se sienten bien consigo mismas, y piensan: “Cuando hago las cosas, Dios está conmigo, tengo Su esclarecimiento y guía, a veces Su disciplina, ¡y está conmigo en mis oraciones!”. La gracia de Dios es abundante —sin duda suficiente para que goces de ella—, puedes tomar toda la que quieras sin que jamás se agote; ¿y qué? La gracia de Dios no representa la verdad, y tu disfrute de la gracia de Dios no implica que tengas la verdad. Dios tiene compasión por toda persona, pero la compasión de Dios no es indulgente en exceso. Dios tiene compasión por la vida humana y por todo ser creado. Ahora bien, esto no quiere decir que no tenga unos principios en Su obra, que no tenga un carácter justo y que vayan a variar los criterios que exige a las personas y por los cuales las evalúa. ¿Lo entiendes? (Sí). Crees que Dios nunca se ha enojado contigo, que Dios siempre es gentil y considerado contigo y que te cuida, ama y valora inmensamente. Percibes la calidez de Dios, la provisión de Dios, la ayuda de Dios, y hasta el favoritismo y la benignidad de Dios. Crees que Dios te ama más que a nadie y que, aunque abandone a otros, nunca te abandonará a ti. Así, lleno de confianza en ti mismo, te crees justificado por no buscar la verdad, por no sufrir y pagar un precio en el deber y por no aspirar a transformar tu carácter. Dios, desde luego, no te abandonará. Esta firme confianza que tienes, ¿se fundamenta en las palabras de Dios? Si un día realmente no percibes la presencia de Dios, te invadirá el pánico y pensarás: “¿Acaso Dios me ha abandonado?”. Deberías tener claro cuál será tu final. Los que no buscan la verdad y son excesivamente mojigatos no acabarán bien en absoluto. El objetivo de Dios al amar y valorar a las personas, al tener compasión de ellas, al otorgarles la gracia, o incluso al tratar favorable o benignamente a determinado porcentaje de personas, así como la esencia de estos actos, no es, por supuesto, mimarte, complacerte, llevarte por la senda equivocada, descarriarte ni hacer que des la espalda a la verdad o al camino verdadero. El propósito de Dios al hacer todo esto es ayudarte al caminar por la senda correcta, que tengas un corazón con un inmenso deseo de Él, que aumentes tu fe en Él y que cultives un corazón que lo tema sinceramente. Si siempre quieres disfrutar del consentimiento de Dios y ser Su mascota, te digo que estás equivocado. No eres la mascota de Dios, y Su gracia o Su favoritismo hacia ti no son precisamente consentimiento ni indulgencia. El propósito de Dios al hacer todo esto es lograr que valores Sus palabras, aceptes la verdad y seas fortalecido por Su gracia y Sus bendiciones para que tengas voluntad y perseverancia para caminar por la senda de búsqueda de la verdad y por la senda correcta en la vida. Por supuesto, cabe afirmar con certeza que, cuando Dios dicta estas verdades, ya te ha proveído, has alcanzado la vida y has gozado de Su amor. Si eres capaz de agradecerle a Dios Su gracia, de mantenerte firme en el lugar que te corresponde, de dotarte más de Sus palabras, de valorarlas más, de buscar los principios verdad en el deber y de esforzarte por contemplar a las personas y las cosas, comportarte y actuar de acuerdo con Sus palabras, entonces no le has fallado. Sin embargo, si te aprovechas de la gracia y el favoritismo de Dios hacia ti, haces caso omiso de Su compasión para contigo, te empeñas en hacer las cosas a tu manera, actúas caprichosa e imprudentemente, nunca te dotas de las palabras de Dios, no tienes la voluntad de esforzarte por la verdad o no contemplas a las personas y las cosas, te comportas y actúas de acuerdo con las palabras de Dios, con la verdad por criterio, salvo para gozar de la gracia de Dios y sentirte bien contigo mismo, entonces, cuando no alcances las expectativas de Dios —o sea, cuando decepciones reiteradamente a Dios—, tarde o temprano se agotarán Su gracia, compasión y bondad para contigo. El día en que esas cosas se agoten será el día en que Dios te prive de toda Su gracia. Cuando ni siquiera percibas la presencia de Dios, sabrás lo que realmente sientes por dentro. Habrá tinieblas en tu interior. Te sentirás abatido e inquieto, preocupado y vacío. El futuro te parecerá incierto. Estarás asustado y en constante estado de ansiedad. Esto es sumamente terrible. Por eso debe aprender la gente a valorar todo lo que Dios le ha dado, a valorar el deber que ha de cumplir y, al mismo tiempo, saber corresponderlo. De hecho, el requerimiento por parte de Dios de que lo correspondas no se trata de cuánto aportes en beneficio Suyo ni de lo rotundo que sea tu testimonio de Él. Lo que Dios quiere es que sigas la senda correcta, la senda que te exige seguir. La gracia de Dios es suficiente para el disfrute de la gente. Él no es mezquino al otorgar esta gracia a las personas ni lamenta otorgársela. Si Dios bendice y es misericordioso con una persona, siempre lo hace de buen grado. Esto forma parte de Su esencia, carácter e identidad. Nunca lamenta ni se arrepiente de conceder estas cosas a la gente. No obstante, digamos que la gente no distingue el bien del mal ni sabe valorar un favor. Siempre defrauda a Dios y lo decepciona una y otra vez. Por mucho precio que Dios haya pagado o mucho tiempo que haya esperado, la gente sigue ignorándolo y no comprende Sus buenos propósitos. La gente solo aspira a gozar de la gracia de Dios: cuanta más, mejor. Por mucha gracia y muchas bendiciones de Dios que goce, no sabe corresponder el amor de Dios ni volver hacia Él su corazón y seguirlo. ¿Creéis que Dios estará conforme si la gente lo trata de este modo? (No). ¿Qué actitud sincera debe tener una persona para que Dios esté conforme? La gente ha de arrepentirse, tener manifestaciones prácticas y cumplir correctamente con su deber. No debe agarrarse a justificaciones y excusas varias. La gracia, el perdón y la compasión de Dios hacia la humanidad no son un capital en el que complacerte ni excusas para complacerte. Sin importar lo que Dios haga ni qué esfuerzo, precio o pensamiento dedique a las personas, no tiene más que un propósito último: espera que la gente se dirija a la senda correcta y la siga. ¿Qué es la senda correcta? Buscar y dotarse más de la verdad. Si la senda por la que va la gente es conforme a las palabras de Dios, con la verdad por criterio, el precio que Dios invierte en las personas y todas las expectativas que tiene puestas en ellas serán correspondidos. ¿Creéis que Dios le exige mucho a la gente? (No). Dios no le exige mucho a la gente y tiene paciencia y amor suficientes como para esperar a que la gente regrese. Cuando acudas a Dios, no te otorgará simplemente algo de gracia y bendiciones, sino que te proveerá, sustentará y guiará en la verdad, en la vida y en la senda que sigas. Dios llevará a cabo una obra aún mayor en ti. Eso es lo que anhela. Antes de dicha obra, Dios guía incansablemente a las personas, las sustenta y les otorga gracia y bendiciones. Todo esto no era la intención original de Dios ni es algo que quiera hacer especialmente. Sin embargo, no le queda más remedio que obligarse a pagar cualquier precio por la gente y a realizar esta obra a toda costa. Lo que Dios quiere en última instancia, tras toda esta obra, es que la gente sea capaz de dar marcha atrás. Si la gente comprende Sus intenciones y Su mentalidad y por qué quiere hacer esto realmente, reconocerá Su hermosura, tendrá cierta estatura y habrá madurado. Cuando la gente empieza a ser meticulosa, a esforzarse en cada verdad que Dios le ha proveído y a entrar en la realidad de cada una, Dios se complace. Entonces ya no tiene que llevar a cabo la sencilla obra de estar con la gente y reconfortarla, apremiarla y exhortarla. En cambio, puede proveerle más en cuanto a la verdad, en la vida y en la senda que recorra. Puede realizar una obra mayor y más concreta en las personas. ¿Por qué prefiere Dios realizar esta clase de obra? Porque al realizarla ve esperanza en las personas, ve su futuro y ve que están unidas a Él en corazón y pensamiento. Esto es algo inmensamente maravilloso, tanto para las personas como para Dios, y algo que Él lleva anhelando mucho tiempo. Cuando una persona toma la senda de búsqueda de la verdad, poco a poco tendrá más fortaleza y estatura real con las que luchar contra Satanás, se mantendrá firme en su testimonio de Dios, y Dios tendrá más esperanza de contemplar que otro ser humano creado se levanta a luchar por Él contra Satanás. Esta es la gloria de Dios. A medida que las personas aumentan su estatura, se fortalecen más y más, cada vez dan más testimonio y se vuelven cada vez más temerosas de Dios y obedientes a Él, eso significa que hay esperanza de que Dios conquiste a un grupo de vencedores y sea glorificado por medio de y entre las personas. ¿Es bueno esto? (Si). Es lo que Dios anhela y Su esperanza y expectativa respecto a vosotros. Lleva mucho tiempo aguardándolo. Si la gente comprende y es capaz de tener en consideración el corazón de Dios, se esforzará en lo que Él le pida y pagará el precio de lo que le pida. Hará todo lo posible por cooperar con lo que Dios quiere hacer, por cumplir Sus deseos y reconfortar Su corazón. Ahora bien, si tú no quieres hacerlo, Dios no te fuerza. Preguntas: “¿Por qué no quiero esto? ¿Por qué no quiero hacer lo que exige Dios? ¿Por qué me siento inquieto, incómodo y sin ganas de obedecer cuando pienso en cumplir las exigencias de Dios?”. No tienes que cumplir las exigencias de Dios, es voluntario. Tienes derecho a elegir y eres libre. Dios no obliga a nadie. Yo solo os digo esto para que comprendáis plenamente la realidad de lo que Dios quiere lograr, la responsabilidad que tenéis y lo que Dios espera de vosotros. ¿Está claro? (Sí). Es bueno que lo esté. Si está claro, el corazón de la gente lo sabrá. La gente, para sus adentros, sabrá en qué debe esforzarse a continuación, qué debe hacer y qué precio debe pagar; tendrá un camino.

Hoy he hablado del enunciado de conducta moral “la palabra de un caballero es sagrada”. Tras haber hablado anteriormente de otros enunciados diversos de conducta moral promovidos por Satanás, este enunciado es un poco más fácil de discernir. Sea cual sea el enunciado moral, Satanás, básicamente, quiere limitar y restringir la conducta humana a través de una especie de opinión y conformar una tendencia en la sociedad. Al crear esta tendencia quiere engañar, controlar y cautivar la mente de toda la humanidad para así ponerla en contra de Dios. Una vez que la gente se ponga en contra de Dios, Satanás quiere que Dios no tenga forma de actuar sobre la gente ni de realizar obra alguna. Este es el objetivo que Satanás quiere alcanzar y la esencia de todas estas cosas que hace. Independientemente de cuáles sean la vertiente conductual, las ideas o las opiniones que representen estos enunciados de conducta moral que Satanás promueve, dichos enunciados son, en cualquier caso, irrelevantes para la verdad, además de contrarios a ella. ¿Cómo debe abordar la gente estos enunciados de conducta moral que promueve Satanás? Un principio muy simple y básico es que todo enunciado que provenga de Satanás es algo que debemos sacar a la luz, analizar, desentrañar y rechazar. Ya que proviene de Satanás, si lo desentrañamos en nuestro interior, podemos condenarlo y rechazarlo. No podemos permitir que las cosas de Satanás estén presentes en la iglesia y que engañen, corrompan y perturben al pueblo escogido de Dios. Se debe alcanzar el objetivo de que el pueblo escogido de Dios rechace a Satanás y de que no se observe en ellos ni siquiera un atisbo de las herejías y falacias de Satanás. En lugar de estas herejías y falacias, las palabras de Dios y la verdad deben reinar en los corazones del pueblo escogido de Dios y convertirse en su vida. Esta clase de humanidad es la que Dios quiere conquistar. Aquí concluye nuestra comunión de hoy.

9 de julio de 2022

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