3. El significado de la obra de juicio y castigo de Dios

Las palabras relevantes de Dios:

La obra de los últimos días es ordenar a todos según su tipo, y concluir el plan de gestión de Dios, porque el tiempo está cerca y el día de Dios ha llegado. Dios trae a todos los que entran en Su reino, es decir, a todos los que le son leales hasta el final, a la era de Dios mismo. Sin embargo, antes de la llegada de la era de Dios mismo, la obra de Dios no es la de observar las acciones del hombre ni la de indagar sobre la vida de este, sino la de juzgar la rebeldía del hombre, porque Dios purificará a todos los que vengan ante Su trono. Todos los que han seguido los pasos de Dios hasta el día de hoy son los que acuden ante el trono de Dios, y siendo esto así, cada persona que acepta la obra de Dios en su fase final es el objeto de Su purificación. En otras palabras, todo el que acepta la obra de Dios en su fase final es el objeto del juicio de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad

Cristo de los últimos días usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para dejar la sustancia del hombre en evidencia y para diseccionar sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe someterse a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre rechaza a Dios se expresan con relación a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al realizar Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; desenmascara y poda a largo plazo. Todos estos métodos diferentes de desenmascaramiento y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de las intenciones de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre entender y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su feo rostro. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad

El objetivo de la obra de castigo y juicio de Dios pretende, en esencia, purificar a la humanidad en aras del día de reposo definitivo. De lo contrario, ningún miembro de la humanidad podrá ordenarse según su clase ni entrar en el reposo. Esta obra es el único camino de la humanidad para entrar en el reposo. Solo la obra de purificación de Dios purificará a los humanos de su injusticia y solo Su obra de castigo y juicio dejará en evidencia a aquellos elementos rebeldes entre la humanidad, distinguiendo de ese modo a los que pueden ser salvados de los que no y a aquellos que permanecerán de los que no. Cuando esta obra termine, todas aquellas personas a las que se les permita permanecer serán purificadas y entrarán en un ámbito superior de humanidad en el que disfrutarán de una segunda vida humana más maravillosa sobre la tierra; en otras palabras, entrarán en su día del reposo humano y convivirán con Dios. Después de que aquellos a los que no se les permite permanecer hayan sido castigados y juzgados, su verdadera forma de ser se revelará por completo; después de esto todos serán destruidos y, al igual que Satanás, ya no se les permitirá sobrevivir sobre la tierra. La humanidad del futuro no incluirá ya a nadie de ese tipo de personas; tales personas no son aptas para entrar a la tierra del último reposo ni tampoco para participar en el día del reposo que Dios y la humanidad compartirán, porque son blanco del castigo, son malvadas y no son justas.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo

En Su obra final de dar por concluida la era, el carácter de Dios es de castigo y juicio, en el que revela todo lo que es injusto para juzgar públicamente a todos los pueblos y perfeccionar a aquellos que le aman sinceramente. Solo un carácter así puede concluir la era. Los últimos días ya han llegado. Todas las cosas se ordenan según su tipo y se dividen en diferentes categorías sobre la base de sus distintas cualidades. Este es precisamente el momento en el que Dios revela los finales y los destinos de las personas. Si estas no experimentan el castigo y el juicio, su rebeldía y su injusticia no se pueda dejar en evidencia. Solo mediante el juicio y castigo se pueden revelar los finales de todas las cosas. Las personas solo muestran su verdadera cara cuando las castigan y juzgan. El mal se clasificará en el mal, el bien en el bien, y toda la gente será ordenada según su tipo. A través del castigo y del juicio se revelarán los finales de todas las cosas, de forma que los malos sean castigados y los buenos recompensados, y todas las personas se rindan ante el dominio de Dios. Toda esta obra debe lograrse por medio del castigo y juicio justos. Como la corrupción del hombre ha alcanzado su punto culminante y su rebeldía es extremadamente grave, solo el carácter justo de Dios, que se compone principalmente de castigo y juicio y se revela durante los últimos días, puede transformar y hacer completas totalmente a las personas y revelar el mal, y de esta forma todos los injustos serán castigados con severidad.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La visión de la obra de Dios (3)

Hoy Dios os juzga, os castiga y os condena, pero debes saber que el propósito de tu condena es que te conozcas a ti mismo. Él condena, maldice, juzga y castiga para que te puedas conocer a ti mismo, para que tu carácter pueda cambiar y, además, para que puedas conocer tu valía y ver que todas las acciones de Dios son justas y de acuerdo con Su carácter y los requisitos de Su obra, que Él obra conforme a Su plan para la salvación del hombre, y que Él es el Dios justo que ama, salva, juzga y castiga al hombre. Si solo sabes que eres de un estatus humilde, que estás corrompido y que eres rebelde, pero no sabes que Dios quiere poner en claro Su salvación por medio del juicio y el castigo que Él impone en ti hoy, entonces no tienes manera de experimentar cosas, ni mucho menos eres capaz de continuar hacia delante. Dios no ha venido a matar ni a destruir sino a juzgar, maldecir, castigar y salvar. Hasta que Su plan de gestión de 6000 años llegue a su término —antes de que revele el desenlace de cada categoría del hombre— la obra de Dios en la tierra será en aras de la salvación; el único propósito es hacer totalmente completos a aquellos que lo aman y llevarlos a rendirse ante Su dominio. No importa cómo Dios salve a las personas, todo se logra haciéndolas escapar de su antigua naturaleza satánica; es decir, Él las salva haciéndolas buscar la vida. Si ellas no buscan la vida, entonces no tendrán manera de aceptar la salvación de Dios. La salvación es la obra de Dios mismo y la búsqueda de vida es algo que el hombre debe asumir con el fin de aceptar la salvación. A los ojos del hombre, la salvación es el amor de Dios y el amor de Dios no puede ser castigo, juicio y maldiciones; la salvación debe contener misericordia, bondad amorosa y, además, palabras de consuelo y bendiciones ilimitadas otorgadas por Dios. Las personas creen que cuando Dios salva al hombre lo hace conmoviéndolo con Sus bendiciones y Su gracia, de tal modo que puedan entregar su corazón a Dios. Es decir, tocar al hombre es salvarlo. Esta clase de salvación se hace mediante un trato. Solo cuando Dios le conceda cien veces más, el hombre llegará a rendirse ante el nombre de Dios y luchará por hacer el bien por Él y darle gloria. Esto no es lo que pretende Dios para la humanidad. Dios ha venido para obrar en la tierra con el fin de salvar a la humanidad corrupta, no hay falsedad en esto. Si la hubiera, Él ciertamente no habría venido a cumplir con Su obra en persona. En el pasado, Su medio de salvación implicaba mostrar la máxima misericordia y bondad, tanto que le dio Su todo a Satanás a cambio de toda la humanidad. El presente no tiene nada que ver con el pasado: la salvación que hoy se os otorga ocurre en la época de los últimos días, durante la clasificación de cada uno de acuerdo a su tipo; el medio de vuestra salvación no es la misericordia ni la bondad, sino el castigo y el juicio para que el hombre pueda ser salvado más plenamente. Así, todo lo que recibís es castigo, juicio y golpes despiadados, pero sabed que en esta golpiza despiadada no hay el más mínimo castigo. Independientemente de lo severas que puedan ser Mis palabras, lo que cae sobre vosotros son solo unas cuantas palabras que podrían pareceros totalmente despiadadas y, sin importar cuán enfadado pueda Yo estar, lo que viene sobre vosotros siguen siendo palabras de reproche y no tengo la intención de lastimaros o haceros morir. ¿No es todo esto un hecho? Sabed esto hoy, ya sea un juicio justo o un refinamiento y castigo insensibles, todo es en aras de la salvación. Independientemente de si hoy cada uno será ordenado según su tipo o de si todos los tipos de personas serán revelados, el propósito de todas las palabras y la obra de Dios es salvar a aquellos que verdaderamente aman a Dios. El juicio justo se realiza con el fin de purificar al hombre, y el refinamiento cruel con el de limpiarlo; tanto las palabras severas como la reprensión son para purificar y salvar. Así, el método de salvación en la actualidad es diferente al del pasado. Hoy, se os concede la salvación mediante el juicio justo, y es una buena herramienta para ordenaros a cada uno según su tipo. Además, el castigo despiadado sirve como vuestra salvación suprema, y ¿qué tenéis que decir frente a tal castigo y juicio? ¿No habéis gozado siempre de la salvación, de principio a fin? Habéis visto a Dios encarnado y os habéis percatado de Su omnipotencia y sabiduría; además, habéis experimentado repetidos golpes y disciplina. Sin embargo, ¿no habéis recibido también la gracia suprema? ¿No son vuestras bendiciones mayores que las de cualquier otro? ¡Vuestras gracias son incluso más abundantes que la gloria y las riquezas disfrutadas por Salomón! Pensad en esto: si Mi intención al venir fuera condenaros y castigaros, en lugar de salvaros, ¿podrían vuestros días haber durado tanto? ¿Podríais vosotros, seres pecadores de carne y hueso, haber sobrevivido hasta el día de hoy? Si Mi objetivo fuera solo castigaros, entonces ¿por qué me habría hecho carne y embarcado en semejante empresa? ¿Acaso castigaros a vosotros, simples mortales, no podría hacerse simplemente con una sola palabra? ¿Todavía necesitaría destruiros después de condenaros deliberadamente? ¿Seguís sin creer estas palabras Mías? ¿Podría salvar al hombre solo por medio de la misericordia y la bondad amorosa? ¿O podría solo usar la crucifixión para salvar al hombre? ¿No es Mi carácter justo más favorable para hacer al hombre completamente sumiso? ¿No es más capaz de salvar completamente al hombre?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la intención de Dios de traer la salvación al hombre

De hecho, la obra que se está haciendo ahora es para hacer que las personas se rebelen contra Satanás, su antiguo antepasado. Todos los juicios por la palabra tienen como meta desenmascarar el carácter corrupto de la humanidad y permitirles a las personas entender la esencia de la vida. Estos juicios repetidos les traspasan el corazón. Cada juicio está relacionado de manera directa con su porvenir y tiene la intención de herir sus corazones para que puedan soltar todas esas cosas y de esa manera llegar a conocer la vida, conocer este mundo inmundo, conocer la sabiduría y omnipotencia de Dios y también conocer a la humanidad que Satanás ha corrompido. Cuanto más son así el castigo y el juicio, más se puede herir el corazón del hombre y más se puede despertar su espíritu. Despertar los espíritus de los extremadamente corruptos y más profundamente engañados es la meta de esta clase de juicio. El hombre no tiene espíritu, es decir, su espíritu murió hace mucho y no sabe que hay un cielo, no sabe que hay un Dios y ciertamente no sabe que está luchando en el abismo de la muerte: ¿cómo podría saber el hombre que está viviendo en este infierno malvado en la tierra? ¿Cómo podría saber que este cadáver podrido suyo, por la corrupción de Satanás, ha caído en el Hades de la muerte? ¿Cómo podría saber que todo en la tierra ya hace mucho que ha sido arruinado por la humanidad y no puede repararse? ¿Y cómo podría saber que el Creador ha venido a la tierra hoy y está buscando un grupo de personas corruptas a quien Él pueda salvar? Incluso después de que el hombre experimente cada refinamiento y juicio posibles, su conciencia entumecida apenas si se conmueve y es virtualmente insensible. ¡Qué degenerada la humanidad! Aunque esta clase de juicio es como el cruel granizo que cae del cielo, este es el mayor beneficio para el hombre. Si no fuera porque se juzga a las personas de esta manera, no habría ningún resultado y sería absolutamente imposible salvarlas del abismo de la miseria. Si no fuera por esta obra, sería muy difícil que las personas salieran del Hades porque sus corazones murieron hace mucho y sus espíritus hace mucho que fueron pisoteados por Satanás. Salvaros a vosotros, que os habéis hundido en lo más hondo de las profundidades de la degeneración, requiere llamaros denodadamente, juzgaros denodadamente y solo entonces será posible despertar vuestros corazones congelados.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo los perfeccionados pueden vivir una vida significativa

Todos vosotros vivís en una tierra de pecado y libertinaje, y todos sois libertinos y pecadores. Hoy, no solo podéis ver a Dios, sino lo que es más importante, habéis recibido castigo y juicio, habéis recibido esta salvación profundísima, es decir, el amor más grande de Dios. En todo lo que Él hace, Dios es realmente amoroso hacia vosotros. No tiene malas intenciones. Él os juzga por vuestros pecados, para que podáis reflexionar sobre vosotros mismos y recibir esta tremenda salvación. Toda esta obra se hace con el fin de que el hombre sea hecho completo. De principio a fin, Dios ha hecho todo lo posible para salvar al hombre y Él simplemente no alberga deseos de destruir completamente al hombre que creó con Sus propias manos. Hoy, Él ha venido entre vosotros para obrar; ¿acaso no es esto aún más salvación? Si Él os odiara, ¿seguiría haciendo una obra de tal magnitud y guiándoos personalmente? ¿Por qué iba a sufrir así? Dios no os odia ni tiene malas intenciones hacia vosotros. Deberíais saber que el amor de Dios es el más real. Él tiene que salvar a las personas por medio del juicio solo porque estas son rebeldes; de lo contrario, salvarlas sería todavía imposible. Ya que no sabéis cómo vivir vuestra vida y no sois conscientes de cómo vivir, y ya que vivís en esta tierra libertina y pecadora y vosotros mismos sois diablos libertinos e inmundos, Él no soporta dejar que os continuéis hundiendo más, Él no puede soportar veros vivir en esta tierra inmunda como hacéis ahora, pisoteados por Satanás a su antojo, y no soporta dejaros caer en el Hades. Él solo quiere ganar a este grupo de personas y salvaros totalmente. Este es el propósito principal de hacer la obra de conquista en vosotros, es para la salvación. Si no puedes ver que todo lo hecho en ti es amor y salvación, si crees que es solo un método, una forma de atormentar al hombre y algo que no es digno de confianza, ¡entonces es mejor que vuelvas a tu mundo para sufrir dolor y dificultad! Si estás dispuesto a estar en esta corriente y disfrutar de este juicio y esta salvación inmensa, a disfrutar de todas estas bendiciones que no pueden encontrarse en ninguna parte del mundo humano y de este amor, entonces sé bueno; mantente en esta corriente para aceptar la obra de conquista de forma que puedas ser hecho perfecto. Hoy, puede que sufras un poco de dolor y refinamiento debido al juicio de Dios, pero existe un valor y un significado al sufrir este dolor. Aunque para el hombre el castigo y el juicio de Dios son refinamiento, exposición sin misericordia y cosas llevadas a cabo con el fin de castigarlos por sus pecados y castigar su carne, nada de esta obra tiene la intención de condenar su carne a la destrucción. La dura exposición de la palabra tiene totalmente el propósito de guiarte por la senda correcta. Habéis experimentado personalmente mucho de esta obra y, claramente, ¡no os ha llevado a una senda mala! Todo es para hacerte vivir una humanidad normal y se puede lograr con tu humanidad normal. Cada paso de la obra de Dios se realiza en base a tus necesidades, según tus debilidades y según tu estatura real, y no se os fuerza ninguna carga insoportable. Hoy no tienes esto claro y sientes que estoy siendo duro contigo y siempre crees que la razón por la que te castigo, juzgo y reprocho cada día es porque te odio. Pero, aunque lo que recibes es castigo y juicio, esto es en realidad amor por ti, y es también la mayor protección.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La verdadera historia de la obra de conquista (4)

Solo al hacerse carne en el lugar más atrasado y sucio de todos puede Dios revelar la totalidad de Su santo y justo carácter. ¿Y cómo se revela Su justo carácter? Se revela por medio de Su juicio de los pecados del hombre, Su juicio de Satanás, Su aborrecimiento del pecado y Su odio a los enemigos que se oponen y se rebelan contra Él. Las palabras que digo hoy son para juzgar los pecados del hombre, para juzgar la injusticia del hombre, para maldecir su rebeldía. La tortuosidad y la falsedad del hombre, sus palabras y actos; todo lo que está en desacuerdo con las intenciones de Dios debe ser sometido a juicio, y toda la rebeldía del hombre se califica de pecado. Sus palabras giran en torno a los principios del juicio; Él utiliza el juicio de la injusticia del hombre, la maldición de su rebeldía y el desenmascaramiento de todos los rostros feos del hombre para manifestar Su carácter justo. La santidad es una representación de Su carácter justo y, de hecho, Su santidad es Su carácter justo. Vuestras actitudes corruptas son el contexto de las palabras actuales, hablo y juzgo y llevo a cabo la obra de conquista de acuerdo a ellas. Solo esto es la obra práctica y solo de esta manera se puede acentuar la santidad de Dios. Si no hay rastro de carácter corrupto en ti, entonces Dios no te juzgará ni te mostrará Su justo carácter. Dado que tienes un carácter corrupto, Dios no te pasará por alto y es así como demuestra Su santidad. Si Dios viera que la inmundicia y rebeldía del hombre es demasiado grande y sin embargo no te hablara, juzgara ni castigara por tu injusticia, entonces eso probaría que Él no es Dios, porque no odiaría el pecado; sería tan inmundo como el hombre. Hoy, te juzgo por tu inmundicia y te castigo por tu corrupción y rebeldía. No estoy alardeando de Mi poder sobre vosotros ni oprimiéndoos deliberadamente; hago estas cosas porque vosotros, que habéis nacido en esta tierra de inmundicia, habéis sido muy gravemente contaminados por ella. Simplemente habéis perdido vuestra integridad y humanidad, como cerdos viviendo en lugares sucios. A causa de vuestra suciedad y corrupción sois juzgados y desato Mi ira sobre vosotros. Precisamente debido al juicio de estas palabras, habéis podido ver que Dios es el Dios justo, que Dios es el Dios santo. Precisamente por Su santidad y justicia, os juzga y desata Su ira sobre vosotros; es precisamente porque ve la rebeldía de la humanidad por lo que Él revela Su carácter justo. La suciedad y corrupción de la humanidad revelan Su santidad. Eso basta para demostrar que es Dios mismo, que es santo e inmaculado, y sin embargo vive en la tierra de la inmundicia.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo se logran los efectos del segundo paso de la obra de conquista

Dios realiza la obra de juicio y castigo para que el hombre pueda conocerle, y por el bien de Su testimonio. Sin Su juicio sobre el carácter corrupto del ser humano, el hombre no podría conocer Su carácter justo que no permite ofensa, así como no podría transformar su viejo conocimiento de Dios en uno nuevo. Por el bien de Su testimonio y de Su gestión, Él hace pública Su totalidad, capacitando así al hombre para lograr el conocimiento de Dios, que su carácter sea transformado y que dé resonante testimonio de Él por medio de Su aparición pública. El cambio en el carácter del hombre se logra a través de muchos tipos distintos de la obra de Dios; sin estos cambios en el carácter del hombre, este sería incapaz de dar testimonio de Dios y no podría ser conforme a Sus intenciones. El cambio en el carácter del hombre significa que se ha liberado de la atadura de Satanás y de la influencia de la oscuridad, y que se ha convertido de verdad en un modelo y un espécimen de la obra de Dios, que ha llegado a ser un testigo Suyo y alguien que es conforme a Sus intenciones. Hoy, el Dios encarnado ha venido a hacer Su obra en la tierra, y exige que el hombre logre conocerle, someterse a Él y dé testimonio de Él; debe conocer Su obra práctica y normal, debe someterse a todas Sus palabras y Su obra que no concuerdan con los conceptos del hombre, y debe dar testimonio de toda Su obra de salvación del hombre y todos los hechos que Él hace para conquistar al hombre. Los que dan testimonio de Dios tienen que poseer un conocimiento de Él; solo este tipo de testimonio es preciso, práctico y el único que puede avergonzar a Satanás. Dios usa a aquellos que han llegado a conocerle pasando por Su juicio, Su castigo y Su poda, para que den testimonio de Él; Él usa a los que han sido corrompidos por Satanás para que den testimonio de Él; de este modo también usa a aquellos cuyo carácter ha cambiado y que se han ganado así Sus bendiciones, para que den testimonio de Él. No necesita que el hombre lo alabe de palabra, ni necesita la alabanza y el testimonio de quienes son de la clase de Satanás, que no han sido salvados por Él.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él

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