Dios equilibra las relaciones entre todas las cosas para dar a la humanidad un entorno estable para la supervivencia

29 Jul 2018

Dios manifiesta Su obra en medio de todas las cosas y en medio de ellas Él gobierna y controla las leyes de todas las cosas. Acabamos de hablar acerca de cómo Dios gobierna sobre las leyes de todas las cosas y también de cómo provee y nutre a toda la humanidad conforme a esas leyes. Este es un aspecto. Seguidamente, vamos a hablar sobre otro aspecto, que es una forma que Dios usa para tener el control de todo. Hablo de cómo, después de crear todas las cosas, Dios equilibró las relaciones entre ellas. Este también es un tema bastante amplio para vosotros. ¿Es el equilibrar las relaciones entre todas las cosas algo que las personas pueden conseguir? No, los seres humanos son incapaces de semejante proeza. Las personas sólo son capaces de destruir. No pueden equilibrar las relaciones entre todas las cosas; no las pueden administrar, y una autoridad y un poder tan grandes están más allá del alcance de la humanidad. Sólo Dios mismo posee el poder para hacer ese tipo de cosas. Pero ¿cuál es el propósito de Dios al hacerlo? Esto también está estrechamente relacionado con la supervivencia de la humanidad. Cada cosa que Dios quiere hacer es necesaria; no hay nada que Él pueda o no pueda hacer. Con el fin de que Él salvaguarde la sobrevivencia de la humanidad y les dé a las personas un entorno de supervivencia favorable, existen algunas cosas indispensables y vitales que Él debe hacer.

un paisaje en el que hay campo, río y a lo lejos hay montañas. También hay pueblos que se distribuyen en el campo

Partiendo del significado literal de la frase “Dios equilibra todas las cosas”, parece ser un tema muy amplio. Primero le proporciona a las personas el concepto de que “equilibrar todas las cosas” también se refiere al señorío de Dios sobre ellas. ¿Qué significa la palabra “equilibrar”? En primer lugar, “equilibrar” se refiere a no permitir que algo se desequilibre. Es como usar balanzas para pesar cosas. Con el fin de equilibrar la balanza, el peso de los dos lados debe ser el mismo. Dios creó muchos tipos de cosas diferentes; cosas colocadas en su lugar, que se mueven, cosas que viven, que respiran, así como las que no lo hacen. ¿Es fácil para todas estas cosas conseguir una relación de interdependencia, de interconexión, donde ambas se refuercen y controlen mutuamente? Sin duda existen principios en todo esto, pero son muy complicados, ¿no es cierto? No es difícil para Dios, pero para las personas es un tema muy complicado de estudiar. “Equilibrio” es una palabra muy sencilla. Sin embargo, si las personas quisieran estudiarla, si necesitaran crear equilibrio por sí mismas, entonces, aún si toda clase de académicos estuvieran trabajando en ello —biólogos humanos, astrónomos, físicos, químicos e incluso historiadores— ¿cuál sería el resultado final de esa investigación? Nada. Esto se debe a que la creación de todas las cosas por parte de Dios es demasiado increíble y la humanidad nunca descifrará sus secretos. Cuando Dios creó a todas las cosas, estableció principios entre ellos, diferentes formas de supervivencia para la restricción, la complementariedad y el sustento mutuos. Estos diversos métodos son muy complejos, y ciertamente no son simples ni unidireccionales. Cuando las personas usan su mente, el conocimiento que han obtenido y los fenómenos que han observado para confirmar o estudiar los principios detrás del control de Dios sobre todas las cosas, estos son extremadamente difíciles de descubrir y también es muy difícil lograr algún resultado. Es muy arduo para las personas obtener resultados, es muy difícil que ellas mantengan su equilibrio confiando en el pensamiento y el conocimiento humanos para gobernar todas las cosas de la creación de Dios. Esto es porque si las personas no conocen los principios de la supervivencia de todas las cosas, no sabrán cómo salvaguardar este tipo de equilibrio. Por tanto, si las personas tuvieran que administrar y gobernar a todas las cosas, lo más probable es que destruyeran este equilibrio. Tan pronto como este fuera destruido, sus entornos para la supervivencia lo serían también, y cuando eso ocurriera, seguidamente se produciría una crisis para la supervivencia de la humanidad. Daría lugar al desastre. Cuando la humanidad vive en medio del desastre, ¿qué habrá delante de ella? Sería un resultado difícil de adivinar, de predecir.

¿Cómo equilibra Dios, pues, las relaciones entre todas las cosas? Primero, en el mundo hay algunos lugares cubiertos de hielo y nieve todo el año mientras que, en otros, las cuatro estaciones son como la primavera y nunca llega el invierno, allí nunca verás una capa de hielo ni un solo copo de nieve. Aquí estamos hablando de un clima más general, y este ejemplo es uno de los modos en que Dios equilibra sus relaciones con todas las cosas. El segundo modo es este: una cadena montañosa está cubierta de frondosa vegetación, con todo tipo de plantas cubriendo la tierra, y bosques tan espesos que cuando caminas por ellos ni siquiera puedes ver el sol en lo alto. Pero al mirar en otras montañas, no crece ni una brizna de hierba, solo un estrato tras otro de montañas yermas y descuidadas. Desde fuera, ambos tipos son básicamente grandes pilas de tierra amontonada para formar montañas, pero una está cubierta de denso bosque mientras que la otra carece de crecimiento, sin una sola brizna de hierba. Este es el segundo tipo en el que Dios equilibra sus relaciones entre todas las cosas. El tercer tipo es este; mirando hacia un lado podrías ver praderas interminables, un campo verde y ondulante; mirando al otro podrías ver un desierto hasta donde te alcance la vista; yermo, sin una sola cosa viva entre el viento silbando en la arena, y mucho menos una fuente de agua. El cuarto tipo es este: al mirar a un lado, todo está cubierto por el mar, esa gran masa de agua, mientras que, al mirar a otro lado, pasas grandes apuros para encontrar una sola gota de agua de manantial. El quinto tipo es el siguiente: en la tierra de allá, la llovizna es frecuente y el clima es neblinoso y húmedo, mientras que en la otra tierra de allí, hay un sol terrible en el cielo y es un suceso extraño que caiga una sola gota de lluvia. El sexto modo es este: en un lugar hay una meseta donde el aire está enrarecido y resulta difícil respirar para el hombre, mientras que en otro hay pantanos y llanuras que sirven de hábitat para los diversos tipos de aves migratorias. Estos son diferentes tipos de clima, o los climas o entornos que corresponden a los distintos ambientes geográficos. Es decir, Dios equilibra los entornos básicos para la supervivencia de la humanidad a partir del entorno más global, desde el clima al entorno geográfico, y desde los diferentes componentes del terreno a la cantidad de fuentes de agua con el fin de conseguir un equilibrio en el aire, la temperatura y la humedad de los entornos en los que sobreviven las personas. A causa de estos entornos geográficos diferentes, las personas tienen aire estable y la temperatura y la humedad de las diferentes estaciones permanecen estables. Esto permite que las personas sigan viviendo en ese tipo de entorno para la supervivencia como siempre lo han hecho. Primero debe equilibrarse el entorno más global, lo cual se lleva a cabo por medio de la utilización de diferentes localizaciones geográficas y formaciones, así como los cambios entre los diferentes climas que les permiten limitarse y controlarse mutuamente con el fin de lograr el equilibrio que Dios quiere y que la humanidad requiere. Esto es desde la perspectiva del entorno más global.

Ahora hablaremos de algunos detalles más específicos, como la vegetación. ¿Cómo se logra su equilibrio? Es decir, ¿cómo se logra que la vegetación sobreviva en un entorno equilibrado para la supervivencia? La respuesta es: gestionando la duración de la vida, los índices de crecimiento y de reproducción de los diversos tipos de plantas para salvaguardar su entorno para la supervivencia. Tomemos como ejemplo la diminuta hierba: están los brotes de primavera, la floración del verano y el fruto del otoño. El fruto cae al suelo. Al año siguiente, la semilla del fruto brota y continúa según las mismas leyes. La vida de la hierba es muy corta; cada semilla cae al suelo, echa raíces y brota, florece y produce fruto, y todo el proceso se completa en tan sólo tres estaciones: la primavera, el verano y el otoño. Los árboles de todo tipo también tienen su propia duración de vida y diferentes períodos para brotar y dar fruto. Algunos árboles mueren después de tan sólo 30 a 50 años; ese es su tiempo de vida. Pero su fruto cae al suelo, y seguidamente echa raíces y brota, florece y da fruto, y vive otros 30 a 50 años. Este es su índice de recurrencia. Un árbol viejo muere y uno joven crece; por esta razón siempre puedes ver árboles creciendo en el bosque. Pero también tienen su ciclo normal y sus procesos de nacimiento y muerte. Algunos árboles pueden vivir mil años, y otros hasta tres mil. Independientemente del tipo de planta o de la duración de su vida, dicho en un sentido general, Dios administra su equilibrio en base a cuánto vive, su capacidad, velocidad y frecuencia de reproducción, así como la cantidad de vástagos que produce. Esto permite que las plantas, desde la hierba hasta los árboles, sean capaces de seguir desarrollándose, de crecer en un entorno ecológico equilibrado. Por tanto, cuando contemplas un bosque en la tierra, todo lo que crece dentro de él, tanto árboles como hierba, se está reproduciendo continuamente y creciendo según sus propias leyes. No necesita ninguna labor ni ayuda adicional de parte de la humanidad. Sólo por tener esta clase de equilibrio son capaces de mantener su propio entorno para sobrevivir. Sólo porque tienen un entorno adecuado para la supervivencia, los bosques y praderas del mundo pueden seguir viviendo sobre la tierra. Su existencia nutre a una generación tras otra de personas, así como a una generación tras otra de toda clase de cosas vivientes con hábitats en los bosques y las praderas: aves y animales, insectos y toda clase de microorganismos.

Dios también controla el equilibrio entre todos los tipos de animales. ¿Cómo controla Dios este equilibrio? Es parecido a las plantas; Él administra su equilibrio y determina su número en base a su capacidad de reproducción, su cantidad y frecuencia de reproducción y las funciones que desempeñan en el mundo animal. Por ejemplo, los leones comen cebras, por lo que, si la cantidad de leones excediera a la de cebras, ¿cuál sería el destino de estas? Se extinguirían. Y si las cebras produjeran una descendencia mucho menor que la de los leones, ¿cuál sería su destino? También se extinguirían. Por tanto, la cantidad de cebras debe ser mucho mayor que la de leones. Esto se debe a que las cebras no sólo existen para sí mismas, sino también para los leones. Se podría decir así: cada cebra es una parte de la totalidad de las cebras, pero también es el alimento en la boca de los leones. La velocidad de reproducción de estos nunca puede superar a la de las cebras, por lo que su número nunca puede ser mayor al de ellas. Sólo así se puede garantizar la fuente de alimentación de los leones. Y así, aunque los leones son enemigos naturales de las cebras, las personas ven frecuentemente a ambas especies descansando tranquilamente en la misma zona. Las cebras nunca se verán reducidas en número ni se extinguirán porque los leones las cacen y se las coman; y los leones nunca aumentarán en número por su estatus de “reyes”. Este equilibrio es algo que Dios estableció hace mucho tiempo. Es decir, Dios estableció leyes de equilibrio entre todos los animales de manera que puedan conseguir este tipo de equilibrio, y esto es algo que las personas ven a menudo. ¿Son los leones los únicos enemigos naturales de las cebras? No, los cocodrilos también comen cebras. Las cebras parecen ser un tipo de animal muy desamparado. No tienen la ferocidad de los leones y, cuando se enfrentan a un león, este enemigo formidable, sólo pueden huir. Ni siquiera pueden oponer resistencia. Cuando no pueden huir del león, sólo pueden dejarse comer por él. Esto es algo que se ve con frecuencia en el mundo animal. ¿Qué sentís y pensáis al ver este tipo de cosas? ¿Sientes pena por la cebra? ¿Detestas al león? ¡Las cebras son muy hermosas! Pero los leones siempre parecen mirarlas con codicia. Y ellas, tontamente, no corren y se alejan. Ven al león ahí esperándolas, bajo la fresca sombra de un árbol. Podría acercarse y comerlas en cualquier momento. Saben esto en su corazón, pero no abandonarán ese pedazo de tierra. Esto es algo maravilloso. Y esta maravilla manifiesta la predestinación de Dios y Su gobierno. Sientes lástima por la cebra, pero eres incapaz de salvarla; y detestas al león, pero no puedes destruirlo. La cebra es un alimento que Dios ha preparado para el león, pero independientemente de cuantos leones coman, las cebras no desaparecerán. La cantidad de cachorros engendrados por los leones es muy pequeña y se reproducen muy lentamente, por lo que independientemente de cuantas cebras se coman, su número nunca superará al de las cebras. En esto radica el equilibrio.

¿Cuál es el objetivo de Dios al mantener esta clase de equilibrio? Esto tiene que ver con los entornos para la supervivencia de las personas, así como la supervivencia de la humanidad. Si las cebras, o cualquier presa parecida del león —un ciervo u otros animales—, se reproducen con demasiada lentitud y la cantidad de leones se incrementa rápidamente, ¿a qué clase de peligro se enfrentarían los seres humanos? Que los leones se coman a su presa es un fenómeno normal, pero que un león se coma a una persona es una tragedia. Esta tragedia no es algo predestinado por Dios, no es algo que ocurre bajo Su gobierno, y mucho menos es algo que Él ha previsto para la humanidad. Más bien, es algo que las personas causan a sí mismas. Por tanto, tal como Dios lo ve, el equilibrio entre todas las cosas es crucial para la supervivencia de la humanidad. Tanto si son animales como si son plantas, nada puede perder su equilibrio adecuado. Dios ha preparado plantas, animales, montañas y lagos para la humanidad: un entorno ecológico normal. Sólo cuando las personas tienen esta clase de entorno ecológico —uno equilibrado— es segura su supervivencia. Si los árboles o la hierba tuvieran una baja capacidad de reproducirse o su velocidad de reproducción fuera muy lenta, ¿no perdería la tierra su humedad? Si la tierra perdiera su humedad, ¿seguiría siendo saludable? Si la tierra perdiera su vegetación y su humedad, se erosionaría con mucha rapidez y se formaría arena en su lugar. Cuando la tierra se deteriorara, el entorno para la supervivencia de las personas también se destruiría. Muchos desastres acompañarían esta destrucción. Sin esta clase de equilibrio ecológico, sin este tipo de entorno ecológico, las personas sufrirían frecuentemente desastres debidos a estos desequilibrios entre todas las cosas. Por ejemplo, cuando existe un desequilibrio ambiental que conduce hacia la destrucción del entorno ecológico de las ranas, todas estas se reúnen, su número aumenta drásticamente y las personas incluso ven grandes cantidades de ranas cruzando las calles en las ciudades. Si grandes cantidades de ranas ocuparan el entorno para la supervivencia humana, ¿cómo se definiría esto? Un desastre. ¿Por qué se le llamaría desastre? Estos pequeños animales, beneficiosos para la humanidad, son útiles para las personas cuando permanecen en el lugar adecuado para ellos; pueden mantener el equilibrio del entorno para la supervivencia de las personas. Pero si se convierten en un desastre, causarán un impacto en el orden de la vida de las personas. Todas las cosas y todos los elementos que las ranas traen consigo en sus organismos pueden influir en la calidad de vida de las personas. Incluso pueden atacar sus órganos; este es uno de los tipos de desastres. Otra clase de desastre, que los seres humanos han experimentado con frecuencia, es la aparición de un gran número de langostas. ¿No es esto un desastre? Sí, en verdad es una calamidad aterradora. Independientemente de la capacidad de los seres humanos —pueden fabricar aviones, cañones y bombas atómicas—, cuando se produce una invasión de langostas, ¿qué solución tiene la humanidad? ¿Pueden usar cañones contra ellas? ¿Pueden dispararles con ametralladoras? No, no pueden. ¿Pueden rociar pesticidas para ahuyentarlas? Esa tampoco es tarea fácil. ¿Qué terminan haciendo esas diminutas langostas? Estas se comen específicamente los cultivos y los granos. A donde quiera que vayan las langostas, los cultivos son completamente eliminados. En época de invasión de langostas, un año entero de alimentos de los que dependen los agricultores quedarían consumidos en un abrir y cerrar de ojos. Para los humanos, la llegada de las langostas no es sólo una molestia, sino que es un desastre. Así que sabemos que la aparición de grandes cantidades de langostas es un tipo de desastre, pero ¿qué pasa con los ratones? Si no hay aves rapaces que se coman a los ratones, estos se multiplican con mucha rapidez, más rápido incluso de lo que puedas imaginar. Y si los ratones se extienden descontroladamente, ¿pueden los seres humanos tener una buena vida? ¿A qué tipo de situación se enfrentarían? (A una epidemia). ¿Pero piensas que una epidemia sería la única consecuencia? Los ratones mordisquean todo, y roen hasta la madera. Aunque haya sólo dos ratones en una casa, serán una molestia para todos los que allí vivan. En ocasiones roban aceite y se lo comen, en otras se comen el pan o los cereales. Y las cosas que no se comen, simplemente las roen hasta hacerlas trizas. Mordisquean la ropa, los zapatos, los muebles… todo. A veces trepan hasta el armario; ¿se pueden seguir utilizando esos platos después de que los hayan pisoteado los ratones? Aunque los desinfectes, no te sentirás tranquilo, así que simplemente los botas. Estas son las molestias que los ratones causan a las personas. Aunque los ratones son sólo criaturas minúsculas, las personas no tienen forma de lidiar con ellos y sólo pueden intentar lidiar con los daños que causan. Tan sólo un par de ratones basta para causar un trastorno, por no decir un terrible caos. Si aumentaran en número y se convirtieran en un desastre, las consecuencias serían impensables. Incluso las criaturas tan pequeñas como las hormigas podrían convertirse en un desastre. Si eso sucediera, el daño que causarían a la humanidad tampoco se podría ignorar. Las hormigas pueden causar tanto daño a las casas que hasta pueden derrumbarse. Su fuerza no debe pasarse por alto. ¿No sería algo aterrador si diferentes tipos de pájaros crearan un desastre? (Sí). Dicho de otro modo, cuando los animales u otras criaturas vivientes, independientemente de qué tipo sean, pierden su equilibrio, crecen, se reproducen y viven dentro de un ámbito anormal e irregular. Esto traería consecuencias inimaginables a la humanidad. No sólo afectaría a la supervivencia y a la vida de las personas, sino que también traería el desastre a la humanidad, hasta el punto de que las personas estarían destinadas a sufrir una aniquilación y extinción total.

Cuando Dios creó todas las cosas, usó toda clase de métodos y formas para equilibrarlas, para equilibrar las condiciones de vida de las montañas y los lagos, de las plantas y todo tipo de animales, pájaros e insectos. Su objetivo fue permitir que todas las clases de seres vivos vivan y se multipliquen bajo las leyes que Él estableció. Ninguna de las cosas de la creación puede salirse de estas leyes, y estas no se pueden quebrantar. Sólo dentro de este tipo de entorno básico pueden los humanos sobrevivir y multiplicarse de forma segura, generación tras generación. Si alguna criatura viviente fuera más allá de la cantidad o del ámbito establecidos por Dios, o si excediera la tasa de crecimiento, la frecuencia de reproducción o el número dispuesto por Él, el entorno para la supervivencia de la humanidad sufriría diversos grados de destrucción. Al mismo tiempo, la supervivencia de la humanidad se vería amenazada. Si un tipo de criatura viviente es demasiado numeroso, les robará comida a las personas, destruirá sus fuentes de agua, y arruinará sus tierras. De esa forma, la reproducción o el estado de supervivencia de la humanidad sufrirían un impacto inmediato. Por ejemplo, el agua es muy importante para todas las cosas. Si hay demasiados ratones, hormigas, langostas, ranas, o cualquier clase de otros animales, ellos beberán más agua. Al incrementarse la cantidad de agua que beben, el agua potable y las fuentes hídricas de las personas dentro del ámbito fijo de fuentes de agua potable y acuíferos, se reducirían y sufrirían la falta de agua. Si el agua potable de las personas se destruye, se contamina o se interrumpe por el aumento en número de todo tipo de animales, la supervivencia de la humanidad se verá seriamente amenazada bajo esa clase de entorno hostil para la supervivencia. Si sólo uno o varios tipos de seres vivientes exceden el número adecuado, el aire, la temperatura, la humedad e incluso la composición del aire dentro del espacio para la supervivencia de la humanidad se envenenarán y destruirán en diversos grados. En estas circunstancias, la supervivencia y el destino de los seres humanos también seguirán estando sujetos a las amenazas que suponen estos factores ecológicos. Así pues, si las personas pierden estos equilibrios, el aire que respiran se estropeará, el agua que beben se contaminará y las temperaturas que requieren también cambiarán y sufrirán un impacto en diferentes grados. Si eso ocurre, los entornos para la supervivencia que pertenecen a la humanidad se someterán a enormes impactos y desafíos. En una situación así, en la que los entornos básicos para la supervivencia de los humanos han sido destruidos, ¿cuáles serían el destino y las perspectivas de la humanidad? ¡Es un problema muy serio! Como Dios sabe por qué razón existen todas las cosas de la creación por el bien de la humanidad, la función de cada tipo de cosa que Él creó, qué clase de impacto tiene cada cosa en la humanidad y en qué medida beneficia a esta, porque en el corazón de Dios hay un plan para todo esto y Él administra cada aspecto de todas las cosas que ha creado, es por ello que cada cosa que Él hace es tan importante y necesaria para la humanidad. Así pues, a partir de ahora, cuando observes algún fenómeno ecológico entre las cosas de la creación de Dios, o alguna ley natural operando entre ellas, ya no dudarás más de la necesidad de cada una de las cosas creadas por Dios. Ya no usarás palabras ignorantes para emitir juicios arbitrarios sobre la organización de todas las cosas por parte de Dios y Sus diversas formas de proveer para la humanidad. Tampoco sacarás conclusiones arbitrarias sobre las leyes de Dios para todas las cosas de Su creación. ¿No es así?

¿Qué es todo esto de lo que acabamos de hablar? Piensa en ello por un momento. Dios tiene Su propio propósito en cada cosa que hace. Aunque Su intención es inescrutable para los seres humanos, esta siempre está inextricable y poderosamente relacionada con la supervivencia de la humanidad. Es absolutamente indispensable. Esto se debe a que Dios nunca ha hecho nada que sea fútil. Los principios detrás de cada cosa que hace contienen Su plan y Su sabiduría. El objetivo y propósito de ese plan es proteger a la humanidad, ayudarla a evitar el desastre, la depredación de otros seres vivientes y cualquier tipo de daño que se les pueda causar a los seres humanos por parte de las cosas de la creación de Dios. Por tanto, ¿podríamos decir que las obras de Dios que hemos visto dentro de este tema constituyen otra forma en la que Dios provee para la humanidad? ¿Podríamos decir que, a través de estas obras, Dios está alimentando y pastoreando a la humanidad? (Sí). ¿Existe una relación sólida entre este tema y el de nuestra exposición “Dios es la fuente de la vida para todas las cosas”? (Sí). Hay una relación muy sólida, y este tema es un aspecto de ello. Antes de hablar sobre estos temas, las personas sólo tenían una imaginación confusa de Dios, de Dios mismo y Sus obras; no tenían un verdadero entendimiento. Sin embargo, cuando se les habla a las personas sobre Sus obras y las cosas que Él ha hecho, pueden entender y comprender los principios de lo que Él hace y tener conocimiento de ellos y alcanzarlos, ¿no es así? Aunque en el corazón de Dios existen toda clase de teorías, principios y normas muy complicados, cuando Él hace algo, como crear y mandar sobre todas las cosas, ¿acaso no es posible que logréis entender en vuestros corazones que son obras de Dios y que son completamente reales, simplemente al permitiros aprender sobre una parte de ellas en comunión? (Sí). ¿Entonces, en qué se diferencia vuestro entendimiento actual de Dios del anterior? Es diferente en esencia. Anteriormente, lo que entendías era demasiado vacío, demasiado confuso, pero lo que entiendes ahora contiene mucha evidencia concreta para comparar con las obras de Dios, para comparar con lo que Dios tiene y es. Por tanto, todo lo que he dicho es un gran material educativo para vuestro entendimiento de Dios.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único IX

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