El ciclo de la vida y la muerte de los incrédulos

29 Jul 2018

Comencemos con el ciclo de la vida y la muerte de los incrédulos. Después de morir la persona, se la lleva un alguacil del mundo espiritual. ¿Qué es lo que se lleva? No su carne, sino su alma. Cuando esto ocurre, llega a un lugar que es una agencia del mundo espiritual, que recibe especialmente las almas de las personas que acaban de morir. (Nota: El primer lugar al que van después de que cualquier persona muere es extraño para el alma). Después de llevarlo a este lugar, un oficial realiza las primeras comprobaciones, confirmando su nombre, dirección, edad y todas sus experiencias. Todo lo que hizo mientras estaba vivo está registrado en un libro y se verifica para comprobar su exactitud. Después de que todo se haya comprobado, la conducta y las acciones de la persona a lo largo de su vida se utilizan para determinar si será castigada o continuará reencarnándose como una persona, que es la primera etapa. ¿Da miedo esta primera etapa? No da demasiado miedo, porque lo único que ha ocurrido es que la persona ha llegado a un lugar sombrío y poco familiar.

En la segunda etapa, si esta persona ha hecho muchas cosas malas a lo largo de su vida, si ha cometido muchos actos malvados, la llevarán a un lugar de castigo para ser castigada. Ese es el lugar expresamente para el castigo de las personas. Los detalles de cómo serán castigadas depende de los pecados cometidos, y de cuántas cosas malvadas hicieron antes de morir, que es la primera situación que acontece en la segunda etapa. Por las cosas malas que hicieron y el mal que cometieron antes de morir, cuando se reencarnan después de su castigo —cuando nacen otra vez en el mundo material—, algunas personas seguirán siendo humanas y otras pasarán a ser animales. Es decir, después de que una persona vuelva al mundo espiritual, recibe el castigo por el mal que ha cometido; además, por las cosas malvadas que ha hecho, en su siguiente reencarnación probablemente no será un ser humano, sino un animal. El abanico de animales en los que podrían convertirse incluye vacas, caballos, cerdos y perros. Algunas personas podrían pasar a ser un pájaro en el cielo, un pato o un ganso… Después de haberse reencarnado como un animal, cuando muere regresa al mundo espiritual y, como antes, según su comportamiento antes de morir, el mundo espiritual decidirá si se reencarna o no como una persona. La mayoría de las personas comete muchas maldades, sus pecados son muy graves, y por ello al reencarnarse lo hacen en un animal de siete a doce veces. De siete a doce veces, ¿es aterrador? (Sí es aterrador). ¿Qué es aterrador para vosotros? Una persona que se convierte en un animal, eso es aterrador. Y para una persona, ¿qué es lo más doloroso de transformarse en un animal? No tener lenguaje, tener sólo pensamientos simples, ser capaz de hacer solamente las cosas que los animales hacen y comer lo que estos comen, tener la mentalidad simple y el lenguaje corporal simple de un animal, no ser capaz de caminar erguido, no ser capaz de comunicarse con los humanos, y ninguna conducta o actividad de los humanos tiene relación con los animales. Es decir, entre todas las cosas, ser un animal os convierte en los más inferiores de todas las cosas vivientes, y es mucho más doloroso que ser humano. Este es un aspecto del castigo del mundo espiritual para aquellos que han hecho mucho mal y que han cometido grandes pecados. En cuanto a la severidad del castigo, esta se decide según el tipo de animal que pasan a ser. Por ejemplo, ¿ser un cerdo es mejor que ser un perro? ¿Vive un cerdo mejor o peor que un perro? Peor, ¿verdad? Si las personas pasan a ser una vaca o un caballo, ¿vivirán mejor o peor que un cerdo? (Mejor). ¿Será más cómodo si alguien pasa a ser un gato? Igualmente sería un animal, y ser un gato sería mucho más fácil que ser una vaca o un caballo, porque los gatos se la pasan la mayor parte del tiempo holgazaneando dormidos. Ser una vaca o un caballo es más laborioso, y por tanto si las personas se reencarnan como una vaca o un caballo, tienen que trabajar duro; parece un duro castigo. Ser un perro es un poco mejor que ser vaca o caballo, porque un perro tiene una relación más estrecha con su amo. Algunos perros, después de ser mascotas durante varios años, pueden entender mucho de lo que les dicen sus amos. Algunas veces, un perro puede adaptarse al estado de ánimo y las exigencias de su amo, y el amo trata mejor al perro, y este come y bebe mejor, y, cuando le duele algo, lo cuida todavía más. ¿Acaso el perro no disfruta de una vida feliz? Así pues, ser un perro es mejor que ser una vaca o un caballo. Y así, la severidad del castigo de una persona determina cuántas veces se reencarna como un animal y en qué tipo de animal lo hace.

Como cometieron tantos pecados cuando vivían, algunas personas serán castigadas reencarnándose en un animal entre siete y doce veces. Una vez castigadas un número suficiente de veces, cuando regresan al mundo espiritual son llevadas a otro lugar. Las diversas almas que hay allí ya han sido castigadas y son del tipo que se está preparando para reencarnarse como ser humano. Este lugar clasifica cada alma en un tipo según la clase de familia en la que nacerá, la clase de papel que desempeñará una vez reencarnada, etc. Por ejemplo, algunas personas serán cantantes cuando vengan a este mundo y, por tanto, se las coloca entre los cantantes; algunas serán personas de negocios cuando lo hagan, y por tanto se las coloca entre las personas de negocios; y si alguien va a ser investigador científico cuando sea humano, se le colocará entre los investigadores científicos. Después de ser clasificadas, cada una es enviada según un tiempo diferente y una fecha escogida, tal como las personas envían correos electrónicos hoy. Y así se completará un ciclo de vida y muerte. Desde el día en que una persona llega al mundo espiritual hasta el final de su castigo o hasta que haya reencarnado como animal muchas veces y se prepare para reencarnar como ser humano, este proceso está completo.

¿Y quienes ya hayan terminado de ser castigados y que no se hayan reencarnado en animales, se enviarán rápidamente al mundo material para convertirse en humanos? ¿O cuánto tiempo pasará antes de que puedan regresar entre los hombres? ¿Con qué frecuencia puede ocurrir esto? Existen restricciones temporales para esto. Todo lo que ocurre en el mundo espiritual está sujeto a las restricciones y reglas temporales adecuadas; si os lo explico con números, lo entenderéis. Para quienes se reencarnan en un corto período de tiempo, cuando mueren, se prepara su renacimiento como ser humano. El tiempo más corto es tres días. Para algunas personas es tres meses, para otras son tres años, treinta años, trescientos años, y así sucesivamente. Por tanto, ¿qué puede decirse sobre estas reglas temporales, y cuáles son sus detalles? Se basan en lo que el mundo material, el mundo del hombre necesita de un alma y el papel que esta alma debe desempeñar en este mundo. Cuando las personas se reencarnan en una persona ordinaria, la mayor parte de ellas lo hacen muy pronto, porque el mundo del hombre tiene una necesidad imperiosa de tales personas corrientes y, por ello, tres días después son enviadas a una familia completamente diferente de la que tuvieron antes de morir. Sin embargo, algunas desempeñan un papel especial en este mundo. “Especial” significa que no hay una gran demanda de estas personas en el mundo del hombre; no se necesitan muchas personas para desempeñar dicho papel y, por tanto, pueden pasar trescientos años. En otras palabras, esta alma solo vendrá cada trescientos años o, incluso, una vez cada tres mil. ¿Y por qué es así? Porque durante trescientos o tres mil años, ese papel no se requiere en el mundo del hombre, y por ello se quedan en alguna parte del mundo espiritual. Por ejemplo, Confucio. Él tuvo un profundo impacto en la cultura tradicional china. Su llegada tuvo un profundo efecto en la cultura, el conocimiento, la tradición y el pensamiento de las personas de aquella época. Pero una persona así no es necesaria en cada era, y por tanto tuvo que permanecer en el mundo espiritual y esperar allí trescientos o tres mil años antes de reencarnarse. Como el mundo del hombre no necesitaba a alguien así, tuvo que esperar ociosamente, porque había muy pocos papeles como el suyo y poco que hacer para él. Por consiguiente, tenía que permanecer en el mundo espiritual durante la mayor parte del tiempo, desocupado, hasta que lo enviaran cuando el mundo del hombre tuviera necesidad de él. Así son las normas temporales del reino espiritual para la frecuencia con la que la mayoría de las personas se reencarnan. Tanto si son personas corrientes como si son especiales, el mundo espiritual tiene reglas adecuadas y prácticas correctas para el procesamiento de la reencarnación de las personas, y estas reglas y prácticas son enviadas de Dios, y ningún alguacil o ser en el mundo espiritual las decide ni controla. Ahora lo entendéis, ¿verdad?

Para cualquier alma, su reencarnación, el papel que tiene en esta vida, la familia en la que nace y cómo es su vida están estrechamente relacionados con su vida pasada. Todos los tipos de persona vienen al mundo del hombre, y los papeles que desempeñan son diferentes, así como las tareas que llevan a cabo. ¿Y qué tareas son estas? Algunas personas vienen a pagar una deuda: si debían demasiado dinero a otros en su vida anterior, vienen a pagar una deuda en esta vida. En cambio, otras han venido a cobrar una deuda: las estafaron con demasiadas cosas y demasiado dinero en sus vidas anteriores, y por eso cuando llegan al mundo espiritual, este les hará justicia y les permitirá cobrar su deuda en esta vida. Algunas personas han venido para pagar una deuda de gratitud: durante su vida anterior —es decir, su encarnación anterior—, alguien fue bueno con ellas, y en esta vida se les ha dado una gran oportunidad de reencarnarse y, por tanto, nacen de nuevo para saldar esta deuda de gratitud. Otras, sin embargo, han vuelto a nacer en esta vida para reclamar una vida. ¿La vida de quién? La de la persona que las mató en su vida anterior. En resumen, la vida presente de cada persona guarda estrecha relación con sus vidas anteriores, están inseparablemente conectadas. Es decir, la vida presente de cada persona se ve inmensamente afectada por la anterior. Por ejemplo, antes de morir, Zhang estafó a Li por una gran cantidad de dinero. ¿Tiene, pues, Zhang una deuda con Li? Sí. Entonces, ¿es natural que Li cobre esa deuda de Zhang? Así pues, después de morir, existe una deuda entre ellos que debe saldarse. Cuando se reencarnen y Zhang vuelva a ser humano, ¿cómo cobrará Li la deuda de Zhang? Una forma es que Li recupere la deuda naciendo de nuevo como hijo de Zhang, este gana mucho dinero y Li lo despilfarra. Por mucho dinero que gane Zhang, su hijo Li lo despilfarra. Por mucho que gane Zhang, nunca es suficiente y por alguna razón su hijo, mientras tanto, acaba siempre gastando el dinero de su padre de diferentes maneras y medios. Zhang está desconcertado: “¿Por qué mi hijo siempre me trae tanta mala suerte? ¿Por qué se comportan tan bien los hijos de otras personas? ¿Por qué no tiene ambición mi hijo? ¿Por qué es tan inútil e incapaz de ganar dinero? ¿Por qué tengo que mantenerlo siempre? Mientras tenga que mantenerlo lo haré, ¿pero por qué necesita siempre más dinero, por mucho que le dé? ¿Por qué no puede tener un trabajo diario honrado, sino que hace cualquier cosa: holgazanear, comer, beber, prostituirse y apostar? ¿Qué demonios está pasando?”. Zhang piensa entonces por un momento: “Podría ser que yo tuviera una deuda con él de una vida anterior. Bien, entonces, ¡la pagaré! ¡Esto no acabará hasta que la pague en su totalidad!”. Puede que llegue el día en que Li recupere realmente su deuda, y cuando tenga cuarenta o cincuenta años, llegará el día en que se arrepienta y piense: “¡No he hecho ni una sola cosa buena durante la primera mitad de mi vida! He despilfarrado todo el dinero que mi padre ganó; ¡debería empezar a ser una buena persona! Me armaré de valor: seré alguien honesto, que vive apropiadamente, ¡y nunca más entristeceré a mi padre!”. ¿Por qué piensa esto? ¿Por qué cambia repentinamente para bien? ¿Existe una razón para ello? ¿Cuál es la razón? (Porque Li ha cobrado su deuda; Zhang ha pagado su deuda). Y así, hay causa y efecto. La historia empezó hace mucho, mucho tiempo, antes de que ambos nacieran y esta historia de su vida pasada se ha traído hasta la presente, y ninguno puede culpar al otro. Por muchas cosas que Zhang enseñara a su hijo, este nunca escuchaba y nunca tuvo un trabajo honrado; sin embargo, el día en que se saldó la deuda, no hubo necesidad de enseñarle; su hijo entendió de forma natural. Este ejemplo es simple. ¿Hay muchos otros ejemplos de este tipo? (Sí). ¿Y qué les dice a las personas? (Que deberían ser buenos y que no deberían hacer el mal). Que no deberían hacer el mal, ¡y que habrá retribución para las maldades! La mayoría de los incrédulos comete muchas maldades, y sus fechorías acaban encontrando la retribución, ¿verdad? ¿Pero es esta retribución arbitraria? Todo lo que encuentra retribución tiene un trasfondo y una razón. ¿Piensas que no te pasará nada después de estafar a alguien? ¿Piensas que después de haberles timado no habrá consecuencias para ti, tras haberte quedado con su dinero? Eso sería imposible, ¡claro que habrá consecuencias! Independientemente de quiénes sean, o de que crean o no que existe un Dios, todas las personas tienen que ser responsables de su conducta y cargar con las consecuencias de sus acciones. Con respecto a este ejemplo simple —que Zhang sea castigado, y Li recompensado—, ¿no es esto justo? Cuando las personas hacen cosas así, se produce ese tipo de resultado. Es inseparable de la administración del mundo espiritual. A pesar de ser incrédulos, la existencia de los que no creen en Dios está sujeta a este tipo de edictos y decretos celestiales, nadie puede escapar de eso y nadie puede evadir esta realidad.

Los que no tienen fe creen a menudo que todo lo que se puede ver existe, y lo que no puede verse, o está muy lejos de las personas, no. Prefieren creer que no hay un “ciclo de la vida y la muerte”, que no hay “castigo”, y por tanto pecan y cometen maldades sin escrúpulos, tras lo cual son castigados, o se reencarnan en un animal. La mayoría de las diversas personas que componen el grupo de los incrédulos caen en este círculo vicioso. Esto se debe a que desconocen que el mundo espiritual es estricto en su administración de todos los seres vivientes. Tanto si crees como si no, este hecho existe, porque ni una sola persona u objeto puede escapar del alcance de lo que es observado por los ojos de Dios, y ni una sola persona u objeto pueden escapar de las reglas y limitaciones de los edictos celestiales y los decretos de Dios. Por eso este ejemplo simple dice a cada uno que independientemente de si crees o no en Dios, es inaceptable pecar y cometer maldades; y hay consecuencias. Cuando alguien que le timó dinero a otro es castigado así, ese castigo es imparcial. El mundo espiritual penaliza un comportamiento habitual como este y lo castiga por los decretos de Dios y Sus edictos celestiales, y una conducta tan malvada y profundamente criminal —violar y saquear, defraudar y engañar, robar y hurtar, asesinar y provocar incendios, etc.— está aún más sujeta a una variedad de castigos de diversa severidad. ¿Y qué incluyen estos castigos de severidad variada? Algunos de ellos utilizan el tiempo para establecer el nivel de severidad; unos lo hacen por medio de diferentes metodologías, y otros a través del lugar al que van las personas cuando se reencarnan. Por ejemplo, algunas personas son malhabladas. ¿A qué se refiere “malhablado”? Significa maldecir a los demás y emplear un lenguaje malintencionado, que maldice a las personas. ¿Qué indica un lenguaje malintencionado? Significa que alguien tiene un corazón sucio. El lenguaje malintencionado que maldice a las personas procede con frecuencia de la boca de tales personas, y viene acompañado de graves consecuencias. Después de que estas personas hayan muerto y recibido el castigo adecuado, pueden volver a nacer siendo mudos. Algunas personas son muy calculadoras cuando están vivas, suelen aprovecharse de los demás, sus pequeños ardides están particularmente bien planeados, y hacen muchas cosas que dañan a los demás. Cuando vuelven a nacer, pueden hacerlo como alguien estúpido o disminuido psíquico. Algunos espían a menudo la privacidad de otros; sus ojos ven muchas cosas que no deberían conocer, y saben muchas cosas que no deberían saber, por lo que cuando vuelven a nacer, pueden ser ciegos. Algunos son muy diestros cuando están vivos, pelean frecuentemente, y cometen mucha maldad y, por tanto, cuando vuelven a nacer pueden ser discapacitados, lisiados o mancos, jorobados o con el cuello torcido. Pueden caminar con cojera o tener una pierna más corta que la otra, etc. Y así, están sometidos a diferentes castigos según el nivel de maldad que cometieron mientras vivían. ¿Y qué me decís? ¿Por qué hay personas con los ojos torcidos? ¿Hay muchas personas así? Hoy las hay en cantidad. Algunos tienen los ojos torcidos porque en su vida pasada usaron demasiado sus ojos, hicieron demasiadas cosas malas, y por eso cuando nacen en esta vida sus ojos están torcidos, y en casos graves incluso están ciegos. ¡Esto es retribución! Algunas personas se llevan bien con los demás antes de morir, hacen muchas cosas buenas por sus seres queridos, sus amigos, sus colegas o por los que tienen relación con ellas. Son caritativas y se preocupan por los demás, o los ayudan económicamente; otros tienen una buena opinión de ellas, y cuando estas personas vuelven al mundo espiritual no son castigadas. Que un incrédulo no sea castigado en forma alguna significa que fue una buena persona. En lugar de creer en la existencia de Dios, sólo lo hace en el Viejo Hombre en el Cielo. Sólo cree que hay un espíritu sobre él observando todo lo que él hace; eso es todo lo que cree. Y el resultado es que se comporta mucho mejor. Estas personas tienen un corazón bueno y caritativo, y cuando regresan finalmente al mundo espiritual, este las tratará muy bien y pronto se reencarnarán. Cuando vuelven a nacer, ¿a qué tipo de familia llegarán? Aunque esta familia no será rica, será tranquila, habrá armonía entre sus miembros, pasarán días felices y serenos, todos estarán gozosos y tendrán una buena vida. Cuando alcance la edad adulta, tendrá muchos parientes, sus hijos serán talentosos y disfrutarán del éxito, y su familia disfrutará de una buena fortuna. Y ese resultado está muy conectado con la vida pasada de la persona. Lo que quiere decir que a donde una persona vaya después de morir y reencarne, que sea varón o mujer, cuál sea su misión, qué cosas afrontarán en la vida, sus contratiempos, qué bendiciones disfrutarán, a quién conocerán, qué les pasará; nadie puede predecir esto, evitarlo ni esconderse de ello. Dicho de otro modo, después de que tu vida se haya establecido, en lo que te ocurre, por mucho que intentes evitarlo, y por cualquier medio que intentes eludirlo, no tienes forma de violar el curso vital que Dios ha establecido para ti en el mundo espiritual. Y es que cuando te reencarnas, el destino de tu vida ya se ha establecido. Sea bueno o malo, todos deben enfrentarse a esto, y tienen que seguir adelante; este es un asunto que nadie que vive en este mundo puede evitar, y ningún otro es más real. Bien, habéis entendido todo esto, ¿verdad?

Una vez comprendidas estas cosas, ¿habéis visto que Dios tiene una administración y controles muy exigentes y rigurosos para el ciclo de la vida y de la muerte de los incrédulos? En primer lugar, Él ha establecido diversos edictos celestiales, decretos y sistemas en el reino espiritual y, una vez declarados, estos se llevan a cabo en forma sumamente estricta, tal como Dios los estableció, por seres que ocupan diversas posiciones oficiales en el mundo espiritual, y nadie se atrevería a violarlos. Por lo tanto, en el ciclo de la vida y de la muerte de la humanidad en el mundo del hombre, tanto si alguien se reencarna como animal o como un ser humano, existen leyes para ambos casos. Y al proceder estas leyes de Dios, nadie se atreve a quebrantarlas ni es capaz de hacerlo. El mundo material que las personas ven es regular y está ordenado únicamente gracias a esa soberanía de Dios, y gracias a que estas leyes existen. Sólo por esa soberanía de Dios los seres humanos pueden coexistir pacíficamente con el otro mundo que es del todo invisible para ellos, y pueden vivir en armonía con él. Todo esto es inextricable de la soberanía de Dios. Tras la muerte de la vida carnal de una persona, el alma sigue viva. ¿Qué pasaría, pues, si no estuviera bajo la administración de Dios? El alma vagaría por todos lados, entrometiéndose en todas partes, y dañaría incluso a las cosas vivientes del mundo humano. Ese daño no sólo se produciría contra la humanidad, sino también contra plantas y animales; sin embargo, las primeras en sufrir daño serían las personas. Si esto ocurriera, si dicha alma estuviera sin administración y realmente hiciera daño a las personas y cometiera maldades, esta alma también sería tratada de forma adecuada en el mundo espiritual: si las cosas fueran graves, el alma dejaría pronto de existir, y sería destruida. De ser posible, se colocaría en algún lugar y después se reencarnaría. Es decir, la administración de las diversas almas por parte del mundo espiritual se ordena y se lleva a cabo de acuerdo con unos pasos y unas reglas. Es sólo gracias a esa administración que el mundo material del hombre no ha caído en el caos, que los seres humanos del mundo material poseen una mentalidad normal, una racionalidad normal y una vida carnal ordenada. Sólo después de que la humanidad tenga una vida normal así serán capaces los que viven en la carne de continuar desarrollándose y reproduciéndose a lo largo de las generaciones.

[…] Cuando se trata de los incrédulos, ¿es el principio subyacente a las acciones de Dios el de recompensar a los buenos y castigar a los malvados? ¿Existe alguna excepción? (No). ¿Veis que hay un principio en las acciones de Dios? Los incrédulos no creen realmente en Dios, no obedecen Sus orquestaciones y no son conscientes de Su soberanía, y mucho menos lo reconocen a Él. Y lo más grave, blasfeman contra Dios, y lo maldicen, y son hostiles hacia los que creen en Él. Aunque estas personas tienen semejante actitud hacia Dios, Su administración de ellas sigue sin desviarse de Sus principios; Él las administra de una forma ordenada de acuerdo con Sus principios y Su carácter. ¿Cómo considera Dios su hostilidad? ¡Como ignorancia! Y así ha hecho que estas personas —la mayoría de los incrédulos— se hayan reencarnado alguna vez como animales. Así pues, ¿qué son los incrédulos a los ojos de Dios? Son ganado. Dios administra el ganado y a la humanidad, y tiene los mismos principios para esta clase de persona. Incluso en la forma como administra a estas personas puede verse Su carácter, lo mismo que Sus leyes que subyacen a Su dominio sobre todas las cosas. Y así, ¿veis la soberanía de Dios en los principios por los cuales Él administra a los incrédulos de los que acabo de hablar? ¿Veis el carácter justo de Dios? (Lo vemos). Es decir, no importa de cuál de todas estas cosas se ocupe, Dios actúa de acuerdo con Sus propios principios y carácter. Esta es la esencia de Dios. Él no rompería descuidadamente con los decretos o edictos celestiales que estableció porque considere a este tipo de persona como ganado. Dios actúa según principios, sin el más mínimo desorden; Sus acciones no se ven afectadas en absoluto por ningún factor, y no importa lo que haga, todo se rige por Sus propios principios. Esto es porque Dios tiene la esencia de Dios mismo, que es un aspecto de Su esencia no poseída por ningún ser creado. Dios es meticuloso y responsable en Su manejo, enfoque, gestión, administración y gobierno de cada objeto, persona y cosa viviente entre todas las cosas que creó, y nunca ha sido descuidado en esto. Para aquellos que son buenos, Él es misericordioso y bueno. A los que son malvados les inflige un castigo implacable; y para los diversos seres vivientes, hace disposiciones apropiadas de una forma oportuna y regular, de acuerdo con los diferentes requisitos del mundo de la humanidad en diferentes momentos, de forma que estos diversos seres vivientes se reencarnan según los papeles que desempeñan de una manera ordenada, y se mueven entre el mundo material y el espiritual de una forma ordenada.

La muerte de un ser viviente, la terminación de una vida física, indica que el ser viviente ha pasado del mundo material al espiritual, mientras que el nacimiento de una nueva vida física indica que un ser viviente ha pasado del mundo espiritual al material y ha comenzado a acometer y desempeñar su papel. Tanto si es la partida como la llegada de un ser, ambas son inseparables de la obra del mundo espiritual. Cuando alguien llega al mundo material, Dios ya ha formulado disposiciones y definiciones apropiadas en el mundo espiritual respecto de la familia a la que esa persona irá, la era en la que llegará, la hora en que lo hará y el papel que desempeñará. Y, de esta forma, toda la vida de esta persona, las cosas que hace y las sendas que toma, procederán de acuerdo con las disposiciones realizadas en el mundo espiritual, sin la más mínima desviación. Asimismo, el momento en el que termina una vida física y la manera y el lugar en que lo hace son claros y discernibles para el mundo espiritual. Dios gobierna el mundo material y también el espiritual, y no pospondrá el ciclo normal de la vida y la muerte del alma ni podrá jamás cometer errores en las disposiciones de ese ciclo. Cada uno de los asistentes en los puestos oficiales del mundo espiritual lleva a cabo sus tareas individuales, y hace lo que debería hacer, de acuerdo con las instrucciones y normas de Dios. Y así, en el mundo de la humanidad, todo fenómeno material observado por el hombre es ordenado, y no contiene caos. Todo esto se debe al gobierno ordenado sobre todas las cosas por parte de Dios, así como al hecho de que la autoridad de Dios lo domina todo. Su dominio incluye el mundo material en el que vive el hombre y, además, el mundo espiritual invisible detrás de la humanidad. Por tanto, si los seres humanos desean tener una buena vida, y desean vivir en un buen entorno, además de ser provistos con todo el mundo material visible, deben serlo también con el espiritual, el que nadie puede ver, el que gobierna a todo ser viviente por causa de la humanidad, y que es ordenado. Por lo tanto, al decir que Dios es la fuente de vida para todas las cosas, ¿no hemos elevado nuestra conciencia y entendimiento de “todas las cosas”? (Sí).

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único X

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