4. El mundo religioso se resiste a Dios Todopoderoso y lo condena frenéticamente. Ha cometido un acto malvado tras otro y así se ha convertido en un acérrimo bastión de anticristos. Pero ¿cuál será el resultado y el final del mundo religioso por creer en Dios al tiempo en que se opone a la obra de Dios de los últimos días?
Versículos bíblicos como referencia:
“Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:31-32).
“Y clamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino de la pasión de su inmoralidad, y los reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad” (Apocalipsis 18:2-3).
“¡Ay, ay, la gran ciudad, Babilonia, la ciudad fuerte!, porque en una hora ha llegado tu juicio” (Apocalipsis 18:10).
Las palabras relevantes de Dios:
Los que quieren obtener la vida sin confiar en la verdad de la que Cristo habló son las personas más absurdas de la tierra, y los que no aceptan el camino de la vida que Cristo trajo están perdidos en la fantasía. Y así digo que Dios detestará para siempre a aquellos que no aceptan al Cristo de los últimos días. Cristo es la puerta para que el hombre entre al reino en los últimos días y no hay nadie que pueda eludirlo. Nadie puede ser perfeccionado por Dios excepto por medio de Cristo. Tú crees en Dios y por tanto debes aceptar Sus palabras y someterte a Su Palabra. No pienses simplemente en obtener bendiciones sin ser capaz de aceptar la verdad y la provisión de vida. Cristo viene en los últimos días para poder proveer de vida a todos los que creen sinceramente en Él. Esta obra existe en aras de concluir la era antigua y entrar en la nueva, y esta obra es el camino que deben tomar todos los que entrarán en la nueva era. Si no reconoces a Cristo y encima lo condenas, blasfemas o lo persigues, entonces estás destinado a arder por toda la eternidad y nunca entrarás en el reino de Dios. El motivo de ello es que este Cristo es Él mismo la expresión del Espíritu Santo, la expresión de Dios, Aquel a quien Dios le ha encomendado hacer Su obra en la tierra, y por eso digo que, si no puedes aceptar todo lo que el Cristo de los últimos días hace, entonces blasfemas contra el Espíritu Santo. La debida retribución para los que blasfeman contra el Espíritu Santo es obvia para todos. También te digo esto: si te resistes al Cristo de los últimos días y si lo rechazas, entonces nadie podrá soportar las consecuencias de esto en tu lugar. Es más, de ese punto en adelante, no tendrás otra oportunidad para obtener la aprobación de Dios; incluso si deseas redimirte, no serás capaz de volver a contemplar el rostro de Dios. La razón de ello es que al que tú te estás resistiendo no es un ser humano, al que tú estás rechazando no es cualquier persona insignificante, sino Cristo. ¿Sabes cuáles son las consecuencias de esto? No estás cometiendo un pequeño error, sino un pecado atroz. Y así les aconsejo a todas las personas que no saquen sus dientes ni sus garras ni hagan críticas arbitrarias ante la verdad, porque solo la verdad te puede dar la vida, y nada excepto la verdad te puede permitir volver a nacer y volver a contemplar el rostro de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna
Cualquiera que no crea en Dios encarnado es demoníaco y, es más, va a ser destruido. Los que tienen fe, pero no practican la verdad, los que no creen en el Dios encarnado y los que de ningún modo creen en la existencia de Dios, también van a ser objeto de la destrucción. Todos aquellos a quienes se permitirá permanecer son personas que han pasado por el sufrimiento de la refinación y se han mantenido firmes; estas son personas que verdaderamente han padecido pruebas. Cualquiera que no reconozca a Dios es un enemigo; es decir, cualquiera que no reconozca a Dios encarnado, tanto dentro como fuera de esta corriente, ¡es un anticristo! ¿Quién es Satanás, quiénes son los demonios y quiénes son los enemigos de Dios, sino opositores que no creen en Dios? ¿No son esas las personas que son rebeldes contra Dios? ¿No son esos los que verbalmente afirman tener fe, pero carecen de la verdad? ¿No son esos los que solo buscan obtener las bendiciones, mientras que no pueden dar testimonio de Dios?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo
Recuerda qué final tuvieron los judíos después de que clavasen a Jesús en la cruz hace 2000 años; los expulsaron de Israel y huyeron a países alrededor del mundo, muchos fueron asesinados y todo el pueblo judío se vio sometido al dolor sin precedentes de la aniquilación de su nación. Habían crucificado a Dios —cometieron un pecado atroz— y provocaron Su carácter. Se les hizo pagar por lo que hicieron y se les hizo cargar con todas las consecuencias de sus actos. Condenaron a Dios, lo rechazaron y, por tanto, solo tenían un sino: ser castigados por Dios. Esta fue la amarga consecuencia y el desastre en los que sus gobernantes sumergieron al país y a la nación.
Hoy, Dios ha regresado entre la gente para realizar Su obra, y Su primera parada en esta es el epítome de las dictaduras: China, el acérrimo bastión del ateísmo. Dios ha ganado un grupo de personas con Su sabiduría y poder. Durante este período, el partido gobernante en China lo ha perseguido por todos los medios y lo ha sometido a todo tipo de sufrimiento, sin un lugar donde poder apoyar la cabeza y sin un sitio en el que refugiarse. A pesar de esto, Dios aún continúa la obra que pretende hacer: habla y pronuncia palabras y difunde el evangelio. Ninguna persona puede desentrañar la omnipotencia de Dios. En China, un país que considera a Dios como enemigo, Él no ha cesado nunca Su obra. Por el contrario, más personas han aceptado Su obra y Su palabra, porque Dios salva a todos y cada uno de los miembros de la humanidad en la mayor medida posible. Todos creemos que ningún país ni ninguna fuerza puede obstaculizar lo que Dios quiere conseguir, y que aquellos que intentan obstruir Su obra, que se resisten a Su palabra y que perturban e intentan perjudicar Su plan terminarán castigados por Él. Cualquier persona que se resista a la obra de Dios será desterrada al infierno por Él; cualquier país que se resista a la obra de Dios, será destruido por Él; cualquier nación que se levante para oponerse a la obra de Dios será barrida de esta tierra por Él y dejará de existir.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice II: Dios tiene soberanía sobre el porvenir de toda la humanidad
¡El mundo está cayendo! ¡Babilonia está paralizada! ¡Oh, el mundo religioso! ¿Cómo no podría perecer por Mi autoridad en la tierra? ¿Quién sigue atreviéndose a rebelarse contra Mí y a oponerse a Mí? ¿Los escribas? ¿Todos los funcionarios religiosos? ¿Los gobernantes y las autoridades sobre la tierra? ¿Los ángeles? ¿Quién no celebra la perfección y la plenitud de Mi cuerpo? Entre la miríada de mi pueblo escogido, ¿quién no canta alabanzas sin cesar y quién no está indefectiblemente feliz por Mi causa? Yo vivo en la tierra de la guarida del gran dragón rojo, pero esto no me hace temblar de miedo ni huir, porque todo su pueblo ya ha empezado a odiarlo. Nunca nada ha hecho su “deber” delante del dragón por el bien del dragón; en cambio, todas las cosas actúan como les place y cada una sigue su propio camino. ¿Cómo no iban a perecer los países de la tierra? ¿Cómo no iban a caer? ¿Cómo no iba a vitorear Mi pueblo? ¿Cómo no iba a cantar con gozo?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 22
Mientras exista el viejo mundo, lanzaré Mi ira sobre cada país y promulgaré los decretos administrativos que se hacen públicos a todo el universo, y quienquiera que los vulnere será castigado:
Cuando hablo a todo el universo, todas las personas oyen Mi voz, es decir, todos ven todos los hechos que Yo he llevado a cabo en todo el universo. Los que van en contra de Mis intenciones —es decir, los que se oponen a Mí con las acciones del hombre— caerán en medio de Mi castigo. Yo renovaré las innumerables estrellas de los cielos; gracias a Mí, el sol y la luna se renovarán. Los cielos ya no serán más como eran y todas las cosas que hay sobre la tierra serán renovadas; todo esto se logrará en virtud de Mis palabras. Todos los países del universo se dividirán de nuevo y serán reemplazados por Mi reino, de forma que los países sobre la tierra desaparecerán para siempre y solo existirá el reino que me adore; todos los países de la tierra serán destruidos y dejarán de existir. De los seres humanos del universo, todos los que son de los diablos serán aniquilados. Todos los que adoran a Satanás caerán en medio de Mi fuego ardiente: es decir que, excepto los que están ahora dentro de la corriente, todos quedarán reducidos a cenizas. Cuando Yo castigue a cada pueblo, las comunidades religiosas, en grados diferentes, regresarán a Mi reino y serán conquistadas a través de Mis hechos, porque habrán visto que “el Santo que cabalga sobre una nube blanca” ya ha llegado. Toda la humanidad será ordenada según su tipo y recibirá diversos castigos proporcionales a sus acciones. Todos aquellos que se han resistido a Mí perecerán y, en cuanto a aquellos cuyos actos en la tierra no me han involucrado, seguirán existiendo en ella bajo el gobierno de Mis hijos y de Mi pueblo debido a la forma como se han comportado. Yo apareceré ante los innumerables pueblos y países, y expresaré Mi propia voz sobre la tierra, proclamando la terminación de Mi gran obra, con lo que permitiré que todas las personas la vean con sus propios ojos.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 26