En su deber de riego en la iglesia, la protagonista ve que la hermana Cheng, con la que trabaja, soporta una carga en el deber, se le da bien resolver problemas ajenos y es admirada por los hermanos y hermanas. Más adelante, cuando eligen líder del grupo a la hermana Cheng, la protagonista se pone celosa y empieza a trabajar en secreto para superarla; vive en un estado de afán por la reputación y la ganancia, y su corazón está sumido en las tinieblas y el dolor. Al leer las palabras de Dios y buscar la verdad, entiende un poco su carácter corrupto y descubre que pelear por la reputación y el estatus es la senda de un anticristo. Ora y se arrepiente ante Dios, abandona la carne y pone en práctica las palabras de Dios. Finalmente, se libera de las limitaciones de la reputación y el estatus y su espíritu es libre.