I

Si quieres cantar, canta alto;

si quieres bailar, levántate y baila.

Comemos y bebemos las palabras de Dios y oramos a Dios;

contemplamos, meditamos y compartimos con Él.

Cuando anhelamos a Dios, oramos y nos acercamos a Él,

nuestros corazones se deleitan en Su amor.

Hay muchas maneras de alabar a Dios;

alabarlo con sinceridad nos trae alegría.

No nos atan los rituales religiosos, nuestros espíritus encuentran la liberación.

Practicamos según las palabras de Dios en todo

y recibiremos Sus bendiciones.

II

Cuando compartimos las palabras de Dios en las reuniones,

nos abrimos con pureza y nuestros espíritus encuentran la liberación.

No te preocupes por tu imagen ni tu vanidad

y simplemente expresa lo que llevas en el corazón.

Todos somos el pueblo escogido de Dios;

todos tenemos la responsabilidad de poner de nuestra parte.

No temas compartir de manera superficial;

basta con que sea conocimiento real.

Vienes a la reunión y pones de tu parte,

y yo vengo a la reunión y pongo de la mía.

Cuando nos abrimos y compartimos las palabras de Dios,

podemos ganar la obra del Espíritu Santo.

III

Si quieres encontrar la dicha en las reuniones,

medita más sobre las palabras de Dios.

Cuando entendemos la verdad, tenemos una senda de práctica

y nuestros espíritus encuentran la libertad y liberación.

Abrimos el corazón, hablamos de nuestra experiencia

y compartimos nuestros testimonios.

Nos apoyamos unos a otros, nos valemos de nuestros mutuos puntos fuertes

y entendemos la verdad con mayor claridad.

Obtenemos resultados cada vez que comemos y bebemos las palabras de Dios,

y ganamos algo de cada reunión.

Mi corazón está lleno de dulzura y mi espíritu satisfecho;

tanto el corazón de Dios como el mío se alegran.

IV

Seguimos a Dios hasta hoy mismo

y atravesamos muchos obstáculos y dificultades,

enfrentando la opresión, las tribulaciones, el escarnio, las calumnias

y la persecución y las falsas acusaciones del gran dragón rojo.

A través de todo tipo de alegrías y tristezas,

las palabras de Dios nos han acompañado y guiado.

Dios dirige al gran dragón rojo para que rinda servicio,

a fin de poder perfeccionar nuestra fe y amor.

Somos capaces de crecer en la vida solo gracias a la bendición y la gracia de Dios.

Cumpliremos nuestros deberes bien y con lealtad,

y amaremos y daremos testimonio de Dios por siempre.

de Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos