Solo Dios, quien tiene la identidad del Creador, posee la autoridad única

29 Jul 2018

La identidad especial de Satanás ha causado que muchas personas demuestren un gran interés en sus manifestaciones de diversos aspectos. Existen incluso muchas personas insensatas que creen que, como Dios, Satanás también posee autoridad, porque puede mostrar milagros y es capaz de hacer cosas imposibles para la humanidad. Y así, además de adorar a Dios, la humanidad también reserva un lugar para Satanás en su corazón, e incluso lo adora como a Dios. Estas personas son patéticas y detestables. Son patéticas por su ignorancia, y detestables por su herejía y su sustancia inherentemente malvada. En este punto, siento que es necesario informaros de lo que es, lo que simboliza y lo que representa la autoridad. En general, Dios mismo es autoridad, Su autoridad simboliza Su supremacía y Su esencia, y la autoridad de Dios mismo representa Su estatus y Su identidad. En este caso, ¿se atreve Satanás a decir que él mismo es Dios? ¿Osa afirmar que él creó todas las cosas, y que tiene la soberanía sobre ellas? ¡Por supuesto que no lo hace! Porque es incapaz de crear todas las cosas; hasta la fecha, nunca ha hecho nada creado por Dios ni nada que tenga vida. Debido a que no tiene la autoridad de Dios, nunca podría poseer en absoluto Su estatus ni Su identidad, y esto viene determinado por su esencia. ¿Tiene el mismo poder que Dios? ¡Por supuesto que no! ¿Cómo se denominan los actos de Satanás, y los milagros que exhibe? ¿Es poder? ¿Podría llamarse autoridad? ¡Por supuesto que no! Satanás dirige la marea del mal, altera, perjudica e interrumpe cada aspecto de la obra de Dios. Durante los últimos millares de años, aparte de corromper a la humanidad y maltratarla, atraer y engañar al hombre hasta la depravación y el rechazar a Dios, de forma que el hombre camina hacia el valle de la sombra de muerte, ¿ha hecho Satanás algo que merezca la más mínima conmemoración, elogio, o aprecio del hombre? Si Satanás poseyese autoridad y poder, ¿habría corrompido a la humanidad? ¿Si Satanás poseyera autoridad y poder, habría sido dañada la humanidad por él? Si Satanás poseyera poder y autoridad, ¿habría abandonado la humanidad a Dios y habría recurrido a la muerte? Como Satanás no tiene autoridad ni poder, ¿qué deberíamos concluir acerca de la esencia de todo lo que hace? Hay quienes definen todo lo que Satanás hace como simple engaño, pero creo que esta definición no es tan adecuada. ¿Son los hechos malvados de su corrupción de la humanidad un mero engaño? La fuerza malvada con la que Satanás maltrató a Job, y su intenso deseo de maltratarlo y devorarlo, no podrían conseguirse en absoluto mediante un simple engaño. Mirando en retrospectiva, en un instante, los rebaños y el ganado de Job, dispersos a lo largo y ancho sobre colinas y montañas, desaparecieron, la gran fortuna de Job se desvaneció. ¿Pudo haberse conseguido esto por medio de un simple engaño? La naturaleza de todo lo que Satanás hace se corresponde y encaja con términos negativos como perjudicar, interrumpir, destruir, hacer daño, el mal, la malicia y las tinieblas; así, la aparición de todo lo que es impío y malo está inextricablemente vinculado a sus actos y es inseparable de su malvada esencia, independientemente de lo “poderoso”, lo audaz y ambicioso que sea, de lo grande que sea su capacidad de infligir daño, del amplio espectro de las técnicas con las que corrompe y atrae al hombre, lo ingeniosos que sean los trucos y las artimañas con las que intimida al hombre y de lo cambiante que sea la forma en la que existe, nunca ha sido capaz de crear una simple cosa viva ni de establecer leyes o normas para la existencia de todas las cosas, ni de gobernar y controlar ningún objeto, animado o inanimado. En el cosmos y el firmamento no existe una sola persona u objeto que hayan nacido de él, o que existan por él; no hay una sola persona u objeto gobernados o controlados por él. Por el contrario, no sólo tiene que vivir bajo el dominio de Dios, sino que, además, debe obedecer todas Sus órdenes y Sus mandatos. Sin el permiso divino, le resulta difícil incluso tocar una gota de agua o un grano de arena sobre la tierra; ni siquiera es libre para mover a las hormigas sobre la tierra, y mucho menos a la humanidad creada por Dios. A los ojos de Dios, Satanás es inferior a los lirios del campo, a las aves que vuelan en el aire, a los peces del mar y a los gusanos de la tierra. Su papel, entre todas las cosas, es servirlas, trabajar para la humanidad, y servir a la obra de Dios y Su plan de gestión. Independientemente de lo maligna que es su naturaleza y lo malvado de su esencia, lo único que puede hacer es respetar sumisamente su función: estar al servicio de Dios, y proveer un contraste para Él. Tales son la sustancia y la posición de Satanás. Su esencia está desconectada de la vida, del poder, de la autoridad; ¡es un simple juguete en las manos de Dios, tan sólo una máquina a Su servicio!

Una vez entendido el verdadero rostro de Satanás, muchas personas siguen sin comprender qué es la autoridad, ¡así que permitidme decíroslo! La autoridad en sí misma puede explicarse como el poder de Dios. En primer lugar, puede decirse con certeza que tanto la autoridad como el poder son positivos. No guardan relación con nada negativo ni con ningún ser creado o no creado. El poder de Dios es capaz de crear cosas a partir de cualquier forma que tenga vida y vitalidad, y esto queda determinado por la vida de Dios. Él es vida y, por tanto, es la fuente de todos los seres vivientes. Además, la autoridad de Dios puede hacer que todos los seres vivientes obedezcan cada palabra suya, es decir, que nazcan de acuerdo a las palabras de la boca de Dios, vivan y se reproduzcan por Su mandato, tras el cual Él gobierna y domina a todos los seres vivientes. Nunca habrá una desviación, por siempre jamás. Ninguna persona u objeto tiene estas cosas; solo el Creador posee y sostiene semejante poder, y así se le denomina autoridad. Es la unicidad del Creador. Como tal, independientemente de que sea la palabra “autoridad” en sí o la esencia de la misma, sólo puede asociarse con el Creador, porque es un símbolo de Su identidad y Su esencia únicas, y representa Su identidad y Su estatus; aparte del Creador, ninguna persona u objeto puede asociarse con la palabra “autoridad”. Es una interpretación de Su autoridad única.

Aunque Satanás miró a Job con ojos codiciosos, sin el permiso de Dios no se atrevió a tocarle un solo pelo. Aun Satanás siendo inherentemente malvado y cruel, después de que Dios emitiese Su orden, no tuvo elección sino respetar Su mandato. Así, aunque Satanás estaba tan enloquecido como un lobo entre ovejas cuando cayó sobre Job, no se atrevió a olvidar los límites establecidos por Dios ni violar Sus órdenes. En todo lo que hizo, Satanás no osó desviarse de los principios y de los límites de las palabras de Dios. ¿No es esto una realidad? De esto se puede ver que Satanás no se atreve a contravenir ninguna de las palabras de Jehová Dios. Para él, cada palabra que sale de la boca de Dios es una orden, una ley celestial y una expresión de Su autoridad, porque detrás de cada palabra de Dios se insinúa Su castigo a aquellos que violan Sus órdenes, y a quienes desobedecen y se oponen a las leyes celestiales. Satanás sabe claramente que si viola las órdenes de Dios, debe aceptar las consecuencias de transgredir Su autoridad y de oponerse a las leyes celestiales. ¿Cuáles son estas consecuencias? No es necesario decir, que son el castigo de Dios. Las acciones de Satanás hacia Job fueron simplemente un microcosmos de su corrupción del hombre, y cuando las estaba llevando a cabo, los límites que Dios estableció y las órdenes que le dio a Satanás fueron simplemente un microcosmos de los principios subyacentes a todo lo que este hace. Además, su papel y su posición en este asunto eran simplemente un microcosmos de su papel y de su posición en la obra de la gestión de Dios; la obediencia total de Satanás a Dios en su tentación a Job no era más que un microcosmos de cómo Satanás no se atrevió a ejercer la más mínima oposición a Dios en Su obra de gestión. ¿Qué advertencia os hacen estos microcosmos? Entre todas las cosas, incluido Satanás, no existe persona o cosa que puedan transgredir ni que se atrevan a violar las leyes y los edictos celestiales establecidos por el Creador, porque no pueden alterar ni escapar al castigo que el Creador inflige sobre quienes le desobedecen. Sólo el Creador puede establecer leyes y edictos celestiales, sólo Él tiene el poder de hacerlos efectivos, y Su poder es el único que no puede ser transgredido por ninguna persona o cosa. Es Su autoridad única, una autoridad suprema entre todas las cosas y, por tanto, es imposible decir que “Dios es el más grande y Satanás es el segundo”. Fuera del Creador, que posee la autoridad única, ¡no hay otro Dios!

¿Tenéis un nuevo conocimiento de la autoridad de Dios? En primer lugar, ¿existe una diferencia entre la autoridad de Dios recién mencionada, y el poder del hombre? ¿Cuál es la diferencia? Algunas personas dicen que no hay comparación entre ambos. ¡Así es! Aunque las personas digan que no la hay, en los pensamientos y las nociones del hombre, el poder humano se confunde a menudo con la autoridad, y con frecuencia se comparan ambas cosas al mismo nivel. ¿Qué está pasando aquí? ¿No están las personas cometiendo el error de sustituir inadvertidamente uno por el otro? Los dos están desconectados, y no hay comparación entre ellos, pero las personas siguen sin ayudarse a sí mismas. ¿Cómo debería resolverse esto? Si tú deseas verdaderamente encontrar una resolución, la única forma es entender y conocer la autoridad única de Dios. Después de comprender y conocer la autoridad del Creador, no mencionarás el poder del hombre y la autoridad de Dios en la misma frase.

¿A qué se refiere el poder del hombre? Sencillamente, es una capacidad o habilidad que permite que el carácter corrupto, los deseos y las ambiciones del ser humano se expandan o se realicen en la mayor medida posible. ¿Cuenta esto como autoridad? Independientemente de lo hinchadas o lucrativas que sean las ambiciones y los deseos del hombre, no se puede decir que esa persona posea autoridad; como mucho, este engreimiento y éxito son simplemente una demostración de las bufonadas de Satanás entre los hombres; una farsa en la que actúa como su propio ancestro con el fin de cumplir su ambición de ser Dios.

¿Cómo ves exactamente ahora la autoridad de Dios? Una vez comunicadas estas palabras, deberías tener un nuevo conocimiento de la autoridad de Dios. Entonces os pregunto: ¿Qué simboliza la autoridad de Dios? ¿Simboliza la identidad de Dios mismo? ¿El poder de Dios mismo? ¿El estatus único de Dios mismo? Entre todas las cosas, ¿en qué has visto la autoridad de Dios? ¿Cómo la veías? En términos de las cuatro estaciones experimentadas por el hombre, ¿puede alguien cambiar la ley de la alternancia entre la primavera, el verano, el otoño y el invierno? En primavera, los árboles germinan y florecen; en verano se cubren de hojas; en otoño llevan fruto, y en invierno caen las hojas. ¿Es alguien capaz de alterar esta ley? ¿Refleja esto un aspecto de la autoridad de Dios? Dios dijo “Sea la luz”, y fue la luz. ¿Sigue existiendo esta luz? ¿A qué se debe que exista? A las palabras de Dios, por supuesto, y por Su autoridad. ¿Sigue existiendo el aire creado por Dios? ¿Viene de Dios el aire que el hombre respira? ¿Puede alguien quitar las cosas que proceden de Él? ¿Puede alguien alterar su esencia y función? ¿Es alguien capaz de incomodar a la noche y el día asignados por Dios, y la ley de la noche y el día que Él ordenó? ¿Puede Satanás hacerlo? Incluso si no duermes por la noche, y tomas la noche por día, sigue siendo de noche; puedes cambiar tu rutina diaria, pero eres incapaz de cambiar la ley de la alternancia entre el día y la noche; esta realidad es inalterable por cualquier persona, ¿no es así? ¿Es alguien capaz de hacer que un león are la tierra como un buey? ¿Puede alguien transformar a un elefante en un burro? ¿Es alguien capaz de hacer que un pollo se eleve por el aire como un águila? ¿Que un lobo coma hierba como una oveja? (No). ¿Que el pez del agua viva en tierra seca? Eso no lo pueden hacer los humanos. ¿Por qué no? Porque Dios mandó a los peces que viviesen en el agua, y por tanto así lo hacen. En la tierra no serían capaces de sobrevivir y morirían; son incapaces de transgredir los límites del mandato de Dios. Todas las cosas tienen una ley y un límite para su existencia, y cada una tiene sus propios instintos. El Creador los ha ordenado, y ningún hombre los puede alterar ni superar. Por ejemplo, el león siempre vivirá en estado salvaje, alejado de las comunidades humanas, y nunca podría ser tan dócil y fiel como el buey que vive con el hombre y trabaja para él. Aunque los elefantes y los burros son animales y ambos tienen cuatro patas, y son criaturas que respiran aire, son especies diferentes, porque Dios los dividió en tipos diferentes, tienen sus propios instintos y, por tanto, nunca serán intercambiables. Aunque el pollo tenga dos patas y alas como un águila, jamás será capaz de volar por el aire; como mucho, podrá hacerlo hasta un árbol, esto queda determinado por su instinto. No es necesario decir que todo esto se debe a los mandatos de la autoridad de Dios.

En el desarrollo actual de la humanidad, se puede decir que la ciencia de la humanidad está floreciendo, que los logros de la investigación científica del hombre pueden describirse como impresionantes. Debe decirse que la capacidad del hombre está creciendo cada vez más, pero hay un avance científico que la humanidad ha sido incapaz de hacer: la humanidad ha fabricado aviones, portaaviones y la bomba atómica; ha viajado al espacio, caminado sobre la luna, inventado la Internet y llegado a vivir un estilo de vida de la alta tecnología, pero aun así es incapaz de crear una cosa viviente, que respire. Los instintos de toda criatura viviente, las leyes por las que viven y el ciclo de la vida y la muerte de cada especie de cosa viviente están, todos ellos, por encima del poder de la ciencia de la humanidad y no pueden ser controlados por ella. En este punto, se debe afirmar que no importa cuán grandes alturas alcance la ciencia del hombre, pues es incomparable a cualquiera de los pensamientos del Creador, e incapaz de discernir lo milagroso de Su creación y el poder de Su autoridad. Existen muchos océanos sobre la tierra, pero nunca han transgredido sus límites ni entrado en la tierra a su voluntad, y eso se debe a que Dios estableció fronteras para cada uno de ellos; permanecieron allí donde Él les ordenó, y sin Su permiso no pueden moverse libremente ni atentar contra los demás. Sólo pueden moverse cuando Dios les dice que lo hagan, y la autoridad de Dios es la que les indica hacia dónde dirigirse y dónde permanecer.

En palabras claras, “la autoridad de Dios” significa que depende de Dios. Él tiene el derecho de decidir cómo hacer algo, y se hace de la forma que Él desea. La ley de todas las cosas le corresponde a Dios y no al hombre; tampoco puede este alterarla ni moverla por su voluntad, sino que son los pensamientos, la sabiduría y las órdenes de Dios los que las cambian; esta es una realidad innegable para cualquier hombre. Los cielos y la tierra, y todas las cosas, el universo, el cielo estrellado, las cuatro estaciones del año, lo visible y lo invisible para el hombre, todo existe, funciona y cambia sin el más mínimo error, bajo la autoridad de Dios, según Sus órdenes, Sus mandamientos, y de acuerdo con las leyes del principio de la creación. Ni una sola persona u objeto puede cambiar sus leyes, o el curso inherente por el que funcionan; nacieron y perecen por la autoridad de Dios. Esta es Su autoridad misma. Ahora que se ha dicho todo esto, ¿puedes sentir que la autoridad de Dios es un símbolo de Su identidad y de Su estatus? ¿Puede la autoridad de Dios ser poseída por cualquier ser creado o no creado? ¿Puede cualquier persona, cosa u objeto imitarla, suplantarla, o reemplazarla?

La identidad del Creador es única, y no debes sujetarte a la idea del politeísmo

Aunque las habilidades y capacidades de Satanás son mayores que las del hombre, aunque puede hacer cosas inalcanzables para este, independientemente de si envidias o aspiras a lo que él hace, de si lo aborreces o te repugna, si eres capaz de verlo y de cuánto pueda conseguir Satanás, de la cantidad de personas a las que pueda engañar para que lo adoren o consagren, o de cómo lo definas, no puedes decir en absoluto que tiene la autoridad y el poder de Dios. Deberías saber que Dios es Dios, que solo hay un Dios, y que solo Él tiene autoridad, que solo Dios tiene el poder para controlar y gobernar todas las cosas. Solo porque Satanás tenga la capacidad de engañar a las personas, y pueda suplantar a Dios, imitar Sus señales y milagros y haya hecho cosas parecidas a las de Dios, tú crees erróneamente que Dios no es único, que existen muchos dioses, que estos dioses diferentes tienen mayores o menores habilidades, y que existen diferencias en la amplitud del poder que ejercen. Clasificas su grandeza por orden de llegada y de acuerdo a su edad, y crees erróneamente que existen otras deidades aparte de Dios; crees que el poder y la autoridad de Dios no son únicos. Si tú tienes estas ideas, si no reconoces la unicidad de Dios, no crees que sólo Él es poseedor de autoridad, y sólo te sujetas al politeísmo, ¡te digo que tú eres la escoria de las criaturas, la verdadera personificación de Satanás y una persona absolutamente malvada! ¿Entendéis lo que estoy intentando enseñaros con estas palabras? No importa cuáles sean el tiempo, el lugar o tus antecedentes, no debes confundir a Dios con ninguna otra persona, cosa, u objeto. Independientemente de lo inescrutable y lo inaccesible que te parezcan la autoridad y la esencia de Dios mismo, de cuánto concuerden los hechos y las palabras de Satanás con tus noción y tu imaginación, de lo satisfactorias que sean para ti, no seas insensato, no confundas estos conceptos, no niegues la existencia de Dios ni Su identidad y Su estatus. No le empujes fuera de la puerta y traigas a Satanás para reemplazar al Dios dentro de tu corazón y que sea tu Dios. ¡No me cabe duda de que eres capaz de imaginar las consecuencias de hacerlo!

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único I

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