Peligros y consecuencias que tendrá para la humanidad tomar el mando

31 May 2018

Las palabras relevantes de Dios:

Desde que la humanidad inventó las ciencias sociales, la ciencia y el conocimiento ocuparon su mente. Después, estas pasaron a ser herramientas para gobernar a la humanidad, y ya no hay espacio suficiente para que el hombre adore a Dios ni hay condiciones favorables para Su adoración. La posición de Dios se ha hundido aún más abajo en el corazón del hombre. Sin Dios en su corazón, el mundo interior del hombre es oscuro, desesperanzado y vacío. En consecuencia, muchos científicos sociales, historiadores y políticos han saltado a la palestra para expresar teorías de ciencias sociales, la teoría de la evolución humana y otras que contradicen la verdad de que Dios creó al hombre, para llenar los corazones y las mentes de la humanidad. Así, cada vez son menos los que creen que Dios lo creó todo, y son más los que creen en la teoría de la evolución. Más y más personas tratan los relatos de la obra de Dios y Sus palabras durante la era del Antiguo Testamento como mitos y leyendas. En sus corazones, las personas se vuelven indiferentes a la dignidad y a la grandeza de Dios, al principio de que Él existe y que domina todas las cosas. La supervivencia de la humanidad y el destino de países y naciones ya no son importantes para estas personas, y el hombre vive en un mundo vacío, que se preocupa solo por comer, beber y buscar el placer… Pocas personas asumen la responsabilidad de buscar dónde Dios lleva a cabo Su obra hoy o cómo preside y organiza el destino del hombre. Y, de esta forma, sin el hombre saberlo, la civilización humana se vuelve cada vez menos capaz de cumplir los deseos del hombre e, incluso, todavía hay muchos que sienten que, viviendo en un mundo así, son menos felices que aquellos que ya han muerto. Hay incluso personas de países que solían ser muy civilizados que ventilan estas quejas. Y es que sin la dirección de Dios, por mucho que los gobernantes y sociólogos se devanen los sesos para preservar la civilización humana, todo es inútil. Nadie puede llenar el vacío en el corazón del hombre, porque nadie puede ser su vida, y ninguna teoría social puede liberarlo del vacío que lo aflige. Ciencia, conocimiento, libertad, democracia, ocio, comodidad; esto solo le brinda un consuelo temporal al hombre. Incluso teniendo esto, el hombre pecará inevitablemente y se quejará de las injusticias de la sociedad. Estas cosas no pueden refrenar su anhelo y deseo de explorar. Esto es porque la humanidad fue creada por Dios, y sus sacrificios y sus exploraciones sin sentido solo pueden llevarla a una angustia mayor y solo pueden causar que el hombre exista en un estado constante de miedo, sin saber cómo afrontar el futuro de la humanidad ni cómo hacer frente a la senda que tiene por delante. El hombre incluso llegará a temer a la ciencia y al conocimiento y, más aún, al sentimiento de vacío. En este mundo, vivas en un país libre o en uno sin derechos humanos, eres totalmente incapaz de escapar al destino de la humanidad. Seas gobernador o gobernado, eres totalmente incapaz de escapar del deseo de explorar el sino, los misterios y el destino de la humanidad, mucho menos eres capaz de escapar al desconcertante sentimiento de vacío. Tales fenómenos, comunes a toda la humanidad, son llamados “fenómenos sociales” por los sociólogos, pero ningún gran hombre puede surgir y resolver estos problemas. Después de todo, el hombre es hombre, y ninguno de ellos puede reemplazar la posición y la vida de Dios. La humanidad no solo requiere una sociedad justa en la que todos estén bien alimentados y que sea igualitaria y libre; lo que necesita la humanidad es la salvación de Dios y Su provisión de vida. Solo cuando el hombre recibe la provisión de vida de Dios y Su salvación puede resolver las necesidades, el anhelo de explorar y el vacío espiritual. Si las personas de un país o nación son incapaces de recibir la salvación y el cuidado de Dios, ese país o nación irá camino a la ruina, hacia las tinieblas y Dios lo aniquilará.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice II: Dios preside el destino de toda la humanidad

Quizá tu país hoy esté prosperando, pero si dejas que tu pueblo se aparte de Dios, entonces se verá cada vez más lejos de Sus bendiciones. La civilización de tu país se verá cada vez más pisoteada, y no pasará mucho tiempo antes de que las personas se levanten contra Dios y maldigan el cielo. Y, así, sin que el hombre lo sepa, se arruinará el destino de un país. Dios alzará países poderosos para ocuparse de aquellos países que Él ha maldecido y podría incluso borrarlos de la faz de la tierra. El surgimiento y la caída de un país o nación depende de si sus gobernantes adoran a Dios y de si guían a su pueblo para que esté más cerca de Dios y lo adore. Pero en esta era final, como los que buscan sinceramente a Dios y lo adoran son cada vez más escasos, Él concede un favor especial a los países en los que el cristianismo es la religión del estado. Reúne a esos países para formar el relativamente justo campamento del mundo, mientras que los países ateos y que no adoran al Dios verdadero pasan a ser los oponentes del campamento justo. De esta forma, Él no solo tiene un lugar entre la humanidad en el que lleva a cabo Su obra, sino que también gana países que pueden ejercer autoridad justa, permitiendo que se impongan sanciones y restricciones a las naciones que se resisten a Él. Pero, a pesar de esto, siguen sin surgir personas que adoren a Dios, porque el hombre se ha alejado demasiado de Él y se ha olvidado de Dios demasiado tiempo. En la tierra sigue habiendo países que solo ejercen la justicia y resisten la injusticia. Sin embargo, esto está lejos de los deseos de Dios, porque ningún gobernante permitirá que Él presida su pueblo, y ningún partido político reunirá a sus seguidores para adorar a Dios; Él ha perdido Su lugar legítimo en el corazón de cada país, nación, partido gobernante e incluso de cada persona. Aunque las fuerzas justas existen en este mundo, el gobierno en el que Dios no ocupa un lugar en el corazón del hombre es frágil. Sin Su bendición, el ámbito político caerá en el desorden y se volverá vulnerable al ataque. Para la humanidad, vivir sin la bendición de Dios es como vivir sin sol. Independientemente de la asiduidad con la que los gobernantes trabajen por su pueblo, sin importar el número de conferencias justas que celebre la humanidad, nada de esto cambiará el curso de los acontecimientos ni alterará el destino de la humanidad. El hombre cree que un país en el que las personas pueden comer y vestirse, en el que viven juntas pacíficamente, es un buen país y tiene buen liderazgo. Pero Dios no piensa así. Él cree que un país en el que nadie lo adora es uno que Él aniquilará. La forma de pensar del hombre está muy en conflicto con la de Dios. Así pues, si el jefe de Estado de un país no adora a Dios, el destino de ese país será trágico y el país no tendrá futuro.

Dios no participa en las políticas del hombre, pero controla el destino de un país o nación. Él controla este mundo y todo el universo. El destino del hombre y el plan de Dios están íntimamente relacionados, y ningún hombre, país o nación está exento de la soberanía de Dios. Si el hombre desea conocer su destino, debe venir ante Dios. Él hará que los que le siguen y adoran prosperen y traerá decadencia y extinción sobre los que se le resisten y lo rechazan.

Recuerda la escena bíblica en la que Dios forjó la destrucción sobre Sodoma y piensa también cómo la esposa de Lot acabó siendo una estatua de sal. Piensa cómo se arrepintió de sus pecados el pueblo de Nínive en cilicio y cenizas y recuerda lo que siguió después de que los judíos clavasen a Jesús en la cruz hace 2000 años. Los judíos fueron expulsados de Israel y huyeron a países alrededor del mundo. Muchos murieron asesinados, y toda la nación judía se vio sometida a una destrucción sin precedentes. Habían clavado a Dios en la cruz —cometieron un pecado atroz— e irritaron Su carácter. Se les hizo pagar por lo que hicieron y se les hizo cargar con todas las consecuencias de sus actos. Condenaron a Dios, lo rechazaron y, por tanto, solo tenían un destino: ser castigados por Dios. Esta fue la amarga consecuencia y el desastre en el que sus gobernantes sumergieron al país y a la nación.

Hoy, Dios ha regresado al mundo para realizar Su obra. Su primera parada es la gran reunión de dictadores: China, el acérrimo bastión del ateísmo. Dios ha ganado un grupo de personas con Su sabiduría y poder. Durante este período, el partido gobernante en China lo ha sido perseguido por todos los medios y lo ha sometido a un gran sufrimiento, sin un lugar donde poder apoyar la cabeza, incapaz de encontrar refugio. A pesar de esto, Dios aún continúa la obra que pretende hacer: alza Su voz y difunde el evangelio. Nadie puede explicar la omnipotencia de Dios. En China, un país que considera a Dios como enemigo, Él no ha cesado nunca Su obra. Por el contrario, más personas han aceptado Su obra y Su palabra, porque Dios salva a todos y cada uno de los miembros de la humanidad en la medida de lo posible. Confiamos en que ningún país ni ningún poder pueda interponerse en el camino de lo que Dios quiere lograr. Aquellos que obstruyen Su obra, se resisten a Su palabra e interrumpen y perjudican Su plan terminarán castigados por Él. El que resista la obra de Dios será enviado al infierno; cualquier país que lo haga será destruido; cualquier nación que se levante para oponerse a la obra de Dios será barrida de esta tierra y dejará de existir.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice II: Dios preside el destino de toda la humanidad

El conocimiento de la cultura y la historia antigua que abarca varios miles de años ha cerrado el pensamiento del hombre, las nociones y su perspectiva mental, de un modo tan estrecho que los hace impermeables y no biodegradables[1]. La gente vive en el decimoctavo círculo del infierno, donde, como si hubiera sido desterrado por Dios a las mazmorras, quizás nunca más verá la luz. El pensamiento feudal ha oprimido a la gente de tal manera que apenas pueden respirar y se están asfixiando. No tienen ni un ápice de fuerza para resistir; todo lo que hacen es soportar y soportar en silencio… Ninguno ha osado nunca luchar por la rectitud y la justicia ni defenderla; sencillamente viven una vida peor que la de un animal, bajo el abuso y los golpes de la ética feudal, día tras día y año tras año. No han pensado nunca en buscar a Dios para disfrutar de la felicidad en el mundo humano. Es como si hubieran molido a palos a la gente hasta ser como las hojas caídas del otoño, marchitadas, secas y doradas. La gente ha perdido la memoria hace mucho tiempo; vive indefensa en el infierno conocido como el mundo humano, en espera de que llegue el último día para poder perecer junto con este infierno, como si ese último día que anhelan fuera el día en que el hombre disfrutará de una tranquila paz. Las éticas feudales han llevado la vida del hombre al “Hades”, debilitando aún más el poder del hombre para resistir. Todo tipo de opresión empuja al ser humano, paso a paso, a caer cada vez a mayor profundidad en el Hades y cada vez más lejos de Dios, hasta que, hoy, Él se ha convertido en un completo extraño para el hombre y este todavía se apresura a evitarlo cuando se encuentran. El hombre no le hace caso, y lo aísla como si nunca lo hubiera conocido o visto. […] El conocimiento de la cultura de la antigüedad ha robado al hombre, a escondidas, de la presencia de Dios, y lo ha entregado al rey de los demonios y su prole. Los Cuatro Libros y los Cinco Clásicos[a] han llevado el pensamiento y las nociones del hombre a otra era de rebelión, y han hecho que ofrezca aún más adulación que antes a aquellos que recopilaron los Libros/Documentos Clásicos, y como consecuencia de ello se exacerban sus nociones sobre Dios. Sin que el hombre lo supiese, el rey de los demonios expulsó a Dios de su corazón y después lo ocupó él mismo con regodeo triunfante. Desde ese momento, el hombre fue poseído por un alma fea y perversa con el rostro del rey de los demonios. Su pecho se llenó de odio hacia Dios, y la maldad rencorosa del rey de los demonios se extendió dentro del hombre día tras día, hasta que este quedó consumido por completo. El hombre ya no tenía la más mínima libertad, ni manera de liberarse de los esforzados empeños del rey de los demonios. No le quedó otro remedio que ser tomado cautivo en el acto, rendirse y sucumbir a la sumisión en su presencia. Hace mucho, cuando el corazón y el alma del hombre estaban todavía en ciernes, el rey de los demonios plantó en ellos la semilla del tumor del ateísmo, le enseñó falacias tales como “estudia ciencia y tecnología, realiza las Cuatro Modernizaciones y no hay Dios en el mundo”. Y no solo eso, sino que grita en toda ocasión: “Construyamos una hermosa patria apoyándonos en nuestro laborioso esfuerzo”; pidiendo a todas las personas que estuvieran preparadas desde la infancia para servir a su país con lealtad. El hombre fue llevado ante su presencia inconscientemente, donde, sin dudarlo, se atribuyó todo el mérito a sí mismo (es decir, el mérito que le pertenece a Dios por sostener a toda la humanidad en Sus manos). Nunca tuvo ningún sentido de vergüenza. Además, capturó descaradamente al pueblo de Dios y lo arrastró de vuelta a su casa, donde saltó como un ratón sobre la mesa, e hizo que el hombre lo adorara como a Dios. ¡Qué malhechor! Grita cosas desconcertantes y escandalosas como: “No hay Dios en el mundo. El viento surge de transformaciones según las leyes naturales; la lluvia se crea cuando el vapor de agua, al encontrarse con temperaturas bajas, se condensa en gotas que caen sobre la tierra; un terremoto es el temblor de la superficie de la tierra por los cambios geológicos; la sequía se debe a la sequedad del aire causada por la interrupción nucleónica en la superficie del sol. Son fenómenos naturales. ¿Dónde hay un acto de Dios en todo esto?”. Hay incluso aquellos que gritan declaraciones como las siguientes, declaraciones a las que no se les debería dar voz: “El hombre evolucionó de los simios en la antigüedad, y el mundo hoy viene de una sucesión de sociedades primitivas de hace un eón. El que un país prospere o decaiga está completamente en manos de su pueblo”. En el fondo, hace que el hombre lo cuelgue en la pared o lo ponga en la mesa para rendirle homenaje y hacerle ofrendas. Al tiempo en que grita: “No hay Dios”, se considera a sí mismo como Dios, y empuja a Dios fuera de los límites de la tierra con suma severidad mientras se pone en lugar de Dios y actúa como rey de los demonios. ¡No tiene ningún sentido! Hace que uno lo odie hasta la médula. Parece que Dios sea su enemigo acérrimo, y que los dos no puedan coexistir. Conspira para ahuyentar a Dios, mientras que se pasea a sus anchas, fuera del alcance de la ley.[2] ¡Vaya un rey de los demonios! ¿Cómo puede tolerarse su existencia? No descansará hasta que haya hecho arruinado la obra de Dios, y la haya dejado hecha trizas[3], como si quisiera oponerse a Dios hasta las últimas consecuencias, hasta que uno o el otro perezca, oponiéndose a Dios deliberadamente y acercándose cada vez más. Hace tiempo que su odioso rostro ha sido desenmascarado completamente, ahora está magullado y golpeado[4] y en una situación deplorable, pero todavía no cede en su odio a Dios, como si solo al devorarlo de un bocado, pudiera aplacar el aborrecimiento acumulado en su corazón. ¿Cómo podemos tolerarlo a este enemigo de Dios? Solo su erradicación y completa exterminación llevará a cabo el deseo de nuestra vida. ¿Cómo puede permitírsele que siga corriendo desenfrenadamente? Ha corrompido al hombre hasta tal punto que este no conoce al sol-cielo, y se ha vuelto apagado y obtuso y sin sentimientos. El hombre ha perdido la razón humana normal. ¿Por qué no ofrecer todo nuestro ser para destruirlo y quemarlo, para eliminar todas las preocupaciones futuras y permitir que la obra de Dios alcance con mayor prontitud un esplendor sin precedentes? Esta banda de sinvergüenzas ha venido al mundo de los hombres y lo ha dejado patas arriba. Han llevado a todos los seres humanos al borde de un precipicio, y han planeado en secreto empujarlos para que caigan, se hagan pedazos y puedan devorar sus cadáveres. Esperan en vano interrumpir el plan de Dios, y competir con Él apostándolo todo a una sola carta.[5] ¡Esto no es en modo alguno fácil! La cruz ha sido preparada, después de todo, para el rey de los demonios que es culpable del más odioso de los crímenes. Dios no pertenece a la cruz. Él ya se la ha dejado al diablo. Hace mucho que Dios emergió victorioso, y ya no siente tristeza por los pecados de la humanidad, sino que traerá salvación a toda ella.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra y la entrada (7)

Después de varios miles de años de corrupción, el hombre es insensible y torpe; se ha convertido en un demonio que se opone a Dios; tan es así que la rebeldía del hombre hacia Dios ha sido documentada en los libros de historia e incluso el hombre mismo es incapaz de dar una explicación completa de su comportamiento rebelde, porque el hombre ha sido profundamente corrompido por Satanás y se ha dejado engañar por Satanás al punto de que no sabe a dónde acudir. Todavía hoy, el hombre sigue traicionando a Dios: cuando el hombre ve a Dios, lo traiciona, y cuando no puede verlo, también lo traiciona. Hay incluso quienes, aun habiendo sido testigos de las maldiciones de Dios y de Su ira, lo traicionan. Y por eso digo que el razonamiento del hombre ha perdido su función original y que también la conciencia del hombre ha perdido su función original. El hombre que Yo veo es una bestia con traje humano, una serpiente venenosa, y no importa lo lastimoso que pretenda parecer ante Mis ojos, nunca seré misericordioso con él, porque el hombre no ha comprendido la diferencia entre lo negro y lo blanco o entre la verdad y lo que no es verdad. El razonamiento del hombre está en extremo entumecido, pero aun así sigue deseando obtener bendiciones; su humanidad es en extremo innoble, pero aun así sigue deseando poseer la soberanía de un rey. ¿De quién podría ser rey con un razonamiento como ese? ¿Cómo podría alguien con una humanidad como esa sentarse sobre un trono? ¡El hombre en verdad no tiene vergüenza! ¡Es un desgraciado engreído! A aquellos de vosotros que deseáis obtener bendiciones, os sugiero que primero encontréis un espejo y miréis vuestro propio horrible reflejo. ¿Posees lo que se requiere para ser un rey? ¿Acaso tienes el rostro de alguien que puede obtener bendiciones? No ha habido el más mínimo cambio en vuestro carácter ni habéis puesto ninguna verdad en práctica, pero aun así deseáis un maravilloso mañana. ¡Os estáis engañando a vosotros mismos! Nacido en una tierra tan inmunda, el hombre ha sido gravemente arruinado por la sociedad, influenciado por una ética feudal y educado en “institutos de educación superior”. Un pensamiento retrógrado, una moral corrupta, una visión mezquina de la vida, una filosofía despreciable para vivir, una existencia completamente inútil y un estilo de vida y costumbres depravados, todas estas cosas han penetrado fuertemente en el corazón del hombre, y han socavado y atacado severamente su conciencia. Como resultado, el hombre está cada vez más distante de Dios, y se opone cada vez más a Él. El carácter del hombre se vuelve más agresivo día tras día, y no hay una sola persona que voluntariamente renuncie a algo por Dios; ni una sola persona que voluntariamente obedezca a Dios, y, menos aún, una sola persona que busque voluntariamente la aparición de Dios. En vez de ello, bajo el campo de acción de Satanás, el hombre no hace más que buscar el placer, entregándose a la corrupción de la carne en la tierra del lodo. Incluso cuando escuchan la verdad, aquellos que viven en la oscuridad no consideran ponerla en práctica ni tampoco muestran interés en buscar a Dios, aun cuando hayan contemplado Su aparición. ¿Cómo podría una humanidad tan depravada tener alguna posibilidad de salvación? ¿Cómo podría una humanidad tan decadente vivir en la luz?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Tener un carácter invariable es estar enemistado con Dios

La humanidad no es más que Mi enemigo. La humanidad es el maligno que me confronta y me desobedece. La humanidad no es sino la descendencia del maligno al que maldije. La humanidad no es otra cosa que el descendiente del arcángel que me traicionó. La humanidad no es otra cosa que la herencia del diablo al que repudié hace mucho tiempo, quien desde entonces ha sido Mi enemigo irreconciliable. Sobre la raza humana, el cielo es tenebroso y sombrío, sin un atisbo de claridad, y el mundo de los humanos está sumergido en una oscuridad total, de modo que cualquiera que vive en él no puede ni siquiera ver su mano extendida frente a su rostro, ni el sol al levantar la cabeza. El sendero debajo de sus pies, enlodado y lleno de baches, serpentea tortuosamente. Toda la tierra está cubierta de cadáveres. En los oscuros rincones reposan los restos de los fallecidos, y multitudes de demonios residen en los rincones fríos y sombríos. Y en el mundo de los hombres, los demonios van y vienen en hordas por doquier. Las progenies de todo tipo de bestias, cubiertas de inmundicia, se enfrentan en una batalla campal, cuyo sonido llena de espanto el corazón. En estos tiempos, en este mundo, en este “paraíso terrenal”, ¿dónde se buscan las dichas de la vida? ¿A dónde debe ir uno para hallar el destino de la propia vida? La humanidad, aplastado bajo los pies de Satanás desde hace mucho tiempo, desde el principio ha sido un actor que asume la imagen de Satanás; más aún, es la personificación de Satanás, y sirve como prueba que da testimonio de Satanás, de forma clara y rotunda. ¿Cómo puede una raza humana así, un montón de escoria depravada como esa, estos descendientes de esta familia humana corrupta, dar testimonio de Dios? ¿De dónde viene Mi gloria? ¿Dónde se puede comenzar a hablar de Mi testimonio? Porque el enemigo que, habiendo corrompido a la humanidad, me confronta, ha tomado a la humanidad —la humanidad que Yo creé hace mucho tiempo, la que estaba llena de Mi gloria y Mi vivir— y la ha manchado. Ha arrebatado Mi gloria, y todo lo que ha inyectado al hombre ha sido veneno, lo ha mezclado con la fealdad de Satanás, y el jugo del fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal. En el principio creé a la humanidad, es decir, al ancestro de la humanidad, Adán. Se le dotó de forma e imagen, rebosaba de vigor y de vitalidad y, además, estaba en compañía de Mi gloria. Ese fue el día glorioso en el cual creé al hombre. Después de eso, Eva fue creada del cuerpo de Adán, siendo ella también ancestro del hombre, y así, las personas que creé fueron llenadas de Mi aliento y desbordadas de Mi gloria. Adán nació originalmente de Mi mano y fue la representación de Mi imagen. Por consiguiente, el significado original de “Adán” era un ser creado por Mí, impregnado de Mi energía vital, saturado de Mi gloria, con forma e imagen, espíritu y aliento. Él fue el único ser creado poseedor de un espíritu, capaz de representarme, portar Mi imagen y recibir Mi aliento. En el principio, Eva fue el segundo ser humano dotado de aliento, cuya creación Yo había ordenado, así que el significado original de “Eva” era un ser creado que daría continuidad a Mi gloria, estaría llena de Mi vitalidad y además investida de Mi gloria. Eva provino de Adán, así que también portaba Mi imagen, ya que fue el segundo ser humano creado a Mi imagen. El significado original de “Eva” era un ser viviente, con espíritu, carne y huesos, Mi segundo testimonio, así como también Mi segunda imagen entre los seres humanos. Ellos fueron los ancestros de la humanidad, el tesoro puro y preciado del hombre, y desde el principio, fueron seres vivientes dotados de espíritu. Sin embargo, el maligno tomó las progenies de los ancestros del ser humano y las pisoteó, y las puso en cautiverio, hundiendo el mundo de los humanos en una oscuridad total, para que la descendencia de ellos ya no creyera en Mi existencia. Aún más abominable es el hecho de que, al tiempo que el maligno corrompe y pisotea a las personas, está arrebatándoles cruelmente Mi gloria, Mi testimonio, la vitalidad que les conferí, el aliento y la vida que soplé en ellas, toda Mi gloria en el mundo humano y todo Mi ser, que Yo he entregado a la humanidad. El hombre ya no está en la luz, la gente ha perdido todo aquello con lo cual la doté, y han desechado la gloria que les concedí. ¿Cómo pueden reconocer que Yo soy el Señor de todos los seres creados? ¿Cómo pueden seguir creyendo que Yo existo en el cielo? ¿Cómo pueden descubrir las manifestaciones de Mi gloria sobre la tierra? ¿Cómo pueden estos nietos y nietas considerar al Dios que sus propios ancestros veneraban como el Señor que los creó? Estos nietos y nietas patéticos le han “presentado” generosamente al maligno la gloria, la imagen y el testimonio que les conferí a Adán y Eva, así como la vida que le otorgué a los seres humanos y de la cual estos dependen para existir, y, sin importarle en lo más mínimo la presencia del maligno, le dan a él toda Mi gloria. ¿No es este el origen del apelativo “escoria”? ¿Cómo pueden estos seres humanos, estos demonios malvados, estos cadáveres ambulantes, estas figuras de Satanás, estos enemigos míos, poseer Mi gloria? Yo recobraré Mi gloria, recuperaré Mi testimonio entre los hombres, y todo aquello que una vez me perteneció y que le entregué al hombre hace mucho tiempo. Yo conquistaré a la humanidad por completo. Sin embargo, debes saber que los humanos que Yo creé eran hombres santos que llevaban Mi imagen y Mi gloria. No le pertenecían a Satanás, ni estaban sometidos bajo sus pies, sino que eran puramente una manifestación de Mí, sin el más mínimo rastro del veneno de Satanás. Y por eso le hago saber a la humanidad que sólo quiero lo que he creado con Mi mano, los santos que Yo amo y que no le pertenecen a otra entidad. Además, me complaceré en ellos y los consideraré Mi gloria. Pero no quiero al ser humano que ha sido corrompido por Satanás, que actualmente le pertenece a él y que ya no es Mi creación original. Porque tengo la intención de recobrar Mi gloria en el mundo humano, conquistaré completamente a los sobrevivientes que queden entre los seres humanos, como prueba de Mi gloria al vencer a Satanás. Sólo tomo Mi testimonio como una cristalización de Mí mismo, como el objeto de Mi deleite. Esta es Mi voluntad.

La humanidad se ha desarrollado durante decenas de miles de años de historia para llegar a donde se encuentra hoy. Sin embargo, el hombre que creé originalmente, se ha hundido en la degeneración hace mucho tiempo. La humanidad ya dejó de ser la humanidad que Yo deseo, y por eso, ante Mis ojos, ya no merece ser llamada humanidad. Es más bien la escoria de la humanidad que Satanás capturó, son los cadáveres podridos ambulantes en los que Satanás habita y con los cuales se viste. La gente no cree en absoluto en Mi existencia, ni le da la bienvenida a Mi venida. El ser humano sólo responde a Mis exigencias a regañadientes, consintiendo temporalmente, y no comparte sinceramente los gozos y tristezas de la vida conmigo. Como la gente me ve como inescrutable, de mala gana me dedica sonrisas fingidas, o me tratan mediante la adulación a quien tenga poder, porque no tienen conocimiento de Mi obra, ni mucho menos de Mi voluntad en el presente. Seré honesto con vosotros: cuando llegue el día, el sufrimiento de todo aquel que me adore será más fácil de soportar que el de vosotros. El nivel de vuestra fe en Mí, en la actualidad, no supera el de Job, incluso la fe de los judíos fariseos sobrepasa la vuestra. Por ello, si desciende el día de fuego, vuestro sufrimiento será más grave que el de los fariseos cuando Jesús los reprendió, que el de los 250 líderes que confrontaron a Moisés, y que el de Sodoma bajo las llamas ardientes de su destrucción.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Lo que significa ser una persona verdadera

Todos los que son del diablo viven para sí mismos. Su visión de la vida y sus máximas proceden principalmente de los dichos de Satanás, como “Cada hombre para sí mismo y sálvese quien pueda”. Las palabras pronunciadas por esos reyes demonios, por personas importantes y filósofos de la tierra, se han convertido en la vida del hombre. En particular, la mayor parte de las palabras de Confucio, publicitado por el pueblo chino como un “sabio”, se han convertido en la vida del hombre. También están los proverbios famosos del budismo y el taoísmo, y los dichos clásicos de diversas figuras famosas citados con frecuencia; todos estos son esbozos de las filosofías de Satanás y de su naturaleza. También son las mejores ilustraciones y explicaciones de la naturaleza de Satanás. Estos venenos que se han inoculado en el corazón del hombre proceden todos de Satanás; ni la más mínima pizca de ellos procede de Dios. Tales palabras demoníacas también están en directa oposición a la palabra de Dios. Queda absolutamente claro que las realidades de todas las cosas positivas vienen de Dios, y todas esas cosas negativas que envenenan al hombre proceden de Satanás. Por tanto, puedes discernir la naturaleza de una persona y a quién pertenece esta a partir de su visión de la vida y de los valores. Satanás corrompe a las personas mediante la educación y la influencia de gobiernos nacionales, de los famosos y los grandes. Sus palabras demoníacas se han convertido en la naturaleza-vida del hombre. “Cada hombre por sí mismo y sálvese quien pueda” es un conocido dicho satánico que ha sido infundido en todos y que se ha convertido en la vida del hombre. Hay otras palabras de la filosofía de vida que también son así. Satanás utiliza la cultura tradicional refinada de cada nación para educar a las personas, provocando que la humanidad caiga y sea envuelta en un abismo infinito de destrucción, y al final Dios destruye a las personas porque sirven a Satanás y se resisten a Dios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo conocer la naturaleza del hombre

Aparte de usar los diversos descubrimientos y las conclusiones de la ciencia, Satanás también se sirve de ella para llevar a cabo una destrucción y explotación desenfrenadas del entorno vital que Dios le concedió al ser humano. Lo realiza bajo el pretexto de que, si el hombre lleva a cabo una investigación científica, entonces su entorno vital y su calidad de vida mejorará cada vez más y, además, que el objetivo del desarrollo científico es atender las crecientes necesidades materiales diarias de la gente y su necesidad de continuar mejorando su calidad de vida. Esta es la base teórica del desarrollo de la ciencia por parte de Satanás. Sin embargo, ¿qué ha traído la ciencia a la humanidad? ¿En qué consiste el entorno al que estamos conectados? ¿Acaso no ha sido contaminado el aire que respira la humanidad? ¿Sigue siendo verdaderamente pura el agua que bebemos? (No). ¿Es natural la comida que consumimos? La mayoría se cultiva con fertilizantes químicos, modificación genética, y también se producen mutaciones causadas por el uso de métodos científicos, incluso los vegetales y la fruta que consumimos ya no son naturales. Incluso los huevos naturales ya no son fáciles de encontrar y los huevos ya no saben como solían, ya que han sido procesados por la pretendida ciencia de Satanás. Si contemplamos la situación en sentido amplio, toda la atmósfera ha sido destruida y contaminada; los montes, los lagos, los bosques, los ríos, los océanos y todo, encima y debajo de la tierra, se ha estropeado con los supuestos logros científicos. En resumen, todo el entorno natural, el entorno vital concedido a la humanidad por Dios, ha sido destruido y estropeado por la supuesta ciencia. Aunque muchas personas han logrado lo que siempre esperaron en términos de la calidad de vida que buscan, y han satisfecho sus deseos y su carne, el entorno en el que vive el hombre ha sido esencialmente destruido y arruinado por los diversos “logros” producidos por la ciencia. Ahora ya no tenemos derecho a respirar una sola bocanada de aire fresco. ¿No es este el pesar de la humanidad? ¿Queda para el hombre alguna alegría que mencionar cuando debe vivir en este tipo de espacio? Este espacio y ambiente vital en el que habita el hombre, desde el principio mismo, fue creado por Dios para el hombre. El agua que las personas beben, el aire que respiran, la comida que comen, las plantas, los árboles y los océanos, cada parte de este entorno vital fue concedido por Dios al hombre; es natural y opera según la ley natural establecida por Él. Si no hubiera ciencia, las personas habrían sido felices y habrían disfrutado de todo en su forma más prístina de acuerdo con la manera de Dios y con lo que Dios les otorgó para disfrutar. Sin embargo, Satanás lo ha destruido y estropeado todo ahora; el espacio vital fundamental del hombre ya no está impoluto. Pero nadie es capaz de reconocer qué causó esto o cómo se produjo; y muchas más personas abordan la ciencia y la comprenden a través de las ideas que Satanás ha infundido en ellas. ¿No es esto completamente detestable y lastimoso? Habiendo tomado Satanás ahora el espacio en el que existe la gente, así como su entorno vital, y habiéndolos corrompido hasta dejarlos en este estado, y con la humanidad que sigue desarrollándose de esta forma, ¿hay alguna necesidad de que Dios destruya personalmente a esta gente? Si la gente sigue desarrollándose de esta forma, ¿qué dirección tomará? (Será exterminada). ¿Cómo será exterminada? Además de la avariciosa búsqueda de la gente de la fama y la ganancia, continuamente llevan a cabo exploraciones científicas y se meten de lleno en la investigación y luego actúan de tal manera que satisfacen sin cesar sus propias necesidades materiales y deseos; ¿cuáles son, pues, las consecuencias para el hombre? En primer lugar, el equilibrio ecológico se ha roto y, cuando esto sucede, los cuerpos de las personas, sus órganos internos, se dañan y se manchan por este ambiente desequilibrado y diversas enfermedades infecciosas y plagas se extienden por todo el mundo. ¿No es cierto que esta es ahora una situación sobre la que el hombre no tiene control alguno? Ahora que entendéis esto, si la humanidad no sigue a Dios, sino a Satanás de esta forma —usando el conocimiento para enriquecerse continuamente, utilizando la ciencia para explorar sin cesar el futuro de la vida humana, sirviéndose de este tipo de métodos para seguir viviendo— ¿podéis reconocer cómo acabará esto para la humanidad? (Será la extinción). Sí, acabará en la extinción: la humanidad cada vez se acerca más a su propia extinción, ¡un paso tras otro!

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VI

Notas al pie:

1. “No biodegradable” tiene la intención de fungir como una sátira aquí, y significa que las personas son rígidas en su conocimiento, cultura y perspectiva espiritual.

2. “Pasea a sus anchas, fuera del alcance de la ley” indica que el diablo se desquicia y está fuera de control.

3. “Hacer trizas” se refiere a lo insoportable de ver que es la violenta conducta del diablo para las personas.

4. “Magullado y golpeado” alude al horrible rostro del rey de los demonios.

5. “Apostándolo todo a una sola carta” significa poner todo el dinero en una sola apuesta con la esperanza de ganar al final. Es una metáfora de la argucias perversas y siniestras del diablo. La expresión se utiliza en tono de burla.

a. Los Cuatro Libros y los Cinco Clásicos son los libros autorizados del Confucionismo en China.

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El hombre reconoce que el Dios al que buscó en tiempos pasados es ambiguo y sobrenatural. Lo que puede lograr este efecto no es la guía directa del Espíritu, mucho menos las enseñanzas de un cierto individuo, sino el Dios encarnado. Las concepciones del hombre se ponen al descubierto cuando el Dios encarnado hace de manera oficial Su obra, porque la normalidad y la realidad del Dios encarnado es la antítesis del Dios ambiguo y sobrenatural que hay en la imaginación del hombre.

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