Música cristiana 2024 | Nadie es consciente de la llegada de Dios (Himno coral)

15 Abr 2024

Nadie es consciente de la llegada de Dios ni la acoge y,

es más, nadie sabe todo lo que Él está a punto de hacer,

es más, nadie sabe todo lo que Él está a punto de hacer.

La vida del hombre sigue sin cambios;

su corazón no es diferente y los días transcurren como siempre.

Dios vive entre nosotros, un hombre como cualquier otro,

como uno de los seguidores más insignificantes y un creyente corriente.

Él tiene Sus propias búsquedas, Sus propias metas y,

es más, tiene una divinidad que ningún hombre ordinario posee.

Nadie se ha dado cuenta de la existencia de Su divinidad,

ni nadie ha percibido la diferencia entre Su esencia y la del hombre.

Vivimos junto con Él, sin restricciones y sin temor,

porque a nuestros ojos no es más que un creyente insignificante.

Él observa todos nuestros movimientos,

y todos nuestros pensamientos e ideas están expuestos ante Él.

A nadie le interesa Su existencia;

nadie se imagina nada sobre Su función y,

es más, nadie tiene la menor sospecha sobre Su identidad.

Lo único que hacemos es continuar con nuestras búsquedas

como si Él no tuviera nada que ver con nosotros…

Y sin embargo es esta persona ordinaria,

escondida entre la gente,

la que está haciendo la nueva obra de salvarnos,

la que está haciendo la nueva obra de salvarnos.

Sus palabras y declaraciones cada vez se hacen más frecuentes.

De consolar, exhortar, recordar y advertir a reprochar y disciplinar;

de un tono gentil y amable, a palabras que son feroces y majestuosas.

Todo le confiere compasión al hombre y le infunde estremecimiento.

Todo lo que dice tiene un fuerte efecto en los secretos

que están profundamente escondidos dentro de nosotros;

Sus palabras lastiman nuestros corazones, nuestros espíritus,

y nos dejan llenos de una vergüenza insoportable,

apenas sabiendo dónde escondernos.

Sin que nosotros lo sepamos, este hombre insignificante

nos ha introducido en un paso tras otro de la obra de Dios.

Sufrimos un sinnúmero de pruebas, soportamos innumerables reprensiones

y somos probados por la muerte.

Aprendemos del carácter justo y majestuoso de Dios;

disfrutamos, también, Su amor y compasión,

y llegamos a apreciar el gran poder y sabiduría de Dios;

somos testigos de la hermosura de Dios

y contemplamos el deseo ansioso de Dios de salvar al hombre.

En las palabras de esta persona ordinaria,

llegamos a conocer el carácter y la esencia de Dios,

a entender la voluntad de Dios, a conocer la esencia naturaleza del hombre,

y a ver el camino de salvación y perfección.

Desde ese momento en adelante, nuestra mente se hace consciente

y nuestro espíritu parece haber sido revivido:

Esta persona común, que vive entre nosotros

y a la que hemos rechazado desde hace ya mucho tiempo,

¿no es este el Señor Jesús, que siempre está en nuestros pensamientos,

despiertos o soñando, y a quien anhelamos noche y día?

¡Es Él! ¡Realmente es Él!

¡Él es nuestro Dios!

¡Él es la verdad, el camino y la vida!

¡Él es la verdad, el camino y la vida!

Él nos ha permitido vivir otra vez y ver la luz,

y ha evitado que nuestro corazón se encuentre a la deriva.

Hemos regresado ante Su trono, estamos cara a cara con Dios,

hemos sido testigos de Su rostro,

y hemos visto el camino que está por delante.

de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice IV: Contemplando la aparición de Dios en Su juicio y Su castigo

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