Qué es seguir a Dios y qué es seguir al hombre

23 Sep 2019

Las palabras relevantes de Dios:

Al seguir a Dios, todo debería ser según Sus palabras actuales, y esto es de vital importancia: ya sea que estéis buscando la entrada a la vida o el cumplimiento de la voluntad de Dios, todo se debería centrar alrededor de las palabras actuales de Dios. Si lo que comunicas y lo que buscas no se centra alrededor de las palabras actuales de Dios, entonces eres un extraño a Sus palabras y careces por completo de la obra del Espíritu Santo. Lo que Dios quiere son personas que sigan Sus pasos. No importa qué asombroso y puro sea lo que hayas entendido antes, Dios no lo quiere y si no puedes hacer a un lado esas cosas, entonces, en el futuro, serán un enorme obstáculo para tu entrada. Todos los que pueden seguir la luz actual del Espíritu Santo son benditos. Las personas en el pasado también siguieron los pasos de Dios, pero no pudieron continuar hasta hoy; esta es la bendición de las personas de los últimos días. Los que pueden seguir la obra actual del Espíritu Santo y que pueden seguir los pasos de Dios, de tal manera que lo sigan dondequiera que Él los guíe, estas son las personas a las que Dios bendice. Los que no siguen la obra actual del Espíritu Santo, no han entrado en la obra de las palabras de Dios y, no importa cuánto se esfuercen o cuán grande sea su sufrimiento o cuánto vayan de aquí para allá, esto no significa nada para Dios y Él no los elogiará. En la actualidad, todos los que siguen las palabras actuales de Dios están en la corriente del Espíritu Santo; los que son ajenos a las palabras actuales de Dios están fuera de la corriente del Espíritu Santo y a tales personas Dios no las elogia.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conoce la obra más reciente de Dios y sigue Sus huellas

En las palabras, “los que siguen a Dios hasta el final recibirán la salvación”, el significado de “siguen” es mantenerse firmes en medio de la tribulación. Hoy, muchos creen que seguir a Dios es fácil, pero cuando la obra de Dios esté a punto de terminar, tú sabrás el verdadero significado de “seguir”. Solo porque hoy puedas todavía seguir a Dios después de haber sido conquistado, esto no prueba que seas de los que serán perfeccionados. Los que no pueden soportar las pruebas, que no pueden ser triunfadores en medio de la tribulación, no podrán, al final, mantenerse firmes y no podrán seguir a Dios hasta el final. Los que verdaderamente siguen a Dios pueden resistir la evaluación de su obra, mientras que los que no siguen a Dios realmente no pueden resistir ninguna de las pruebas de Dios. Tarde o temprano serán expulsados, mientras que los victoriosos permanecerán en el reino. Que el hombre verdaderamente busque a Dios o no lo determina la evaluación de su obra, es decir, las pruebas de Dios, y no tiene nada que ver con la decisión del hombre mismo. Dios no rechaza a ninguna persona a capricho; todo lo que Él hace es para que el hombre pueda ser completamente convencido. No hace nada que sea invisible para el hombre ni ninguna obra que no pueda convencer al hombre. El que la creencia del hombre sea verdadera o no lo prueban los hechos y no lo puede decidir el hombre.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la práctica del hombre

¿Sabes lo que significa seguir a Dios? Sin visiones, ¿por qué senda caminarías? En la obra de hoy, si no tienes visiones no serás capaz de ser hecho completo en absoluto. ¿En quién crees? ¿Por qué crees en Él? ¿Por qué lo sigues? ¿Ves tu fe como si fuese un juego? ¿Estás manejando tu vida como una especie de juguete? El Dios de hoy es la mayor visión. ¿Cuánto conoces de Él? ¿Cuánto has visto de Él? Al ver al Dios de hoy, ¿es sólido el fundamento de tu creencia en Dios? ¿Piensas que mientras sigas de esta forma confusa alcanzarás la salvación? ¿Piensas que puedes pescar en agua turbia? ¿Es así de simple? ¿Cuántas de tus nociones respecto a lo que está declarando Dios hoy has dejado de lado? ¿Tienes una visión del Dios de hoy? ¿Dónde reside tu entendimiento del Dios de hoy? Siempre crees que puedes obtenerlo solo con seguirlo o con verlo[a], y que nadie será capaz de deshacerse de ti. No asumas que seguir a Dios es un asunto tan fácil. La clave es que debes conocerlo, conocer Su obra y tener la determinación de soportar el sufrimiento por Él, de sacrificar tu vida por Él, y de que Él te perfeccione. Esta es la visión que deberías tener. ¡No servirá que estés siempre pensando en disfrutar de la gracia! No supongas que Dios está ahí simplemente para el disfrute de las personas y para concederles la gracia. ¡Te estarías equivocando! Si uno no puede arriesgar su vida ni abandonar toda posesión mundana para seguirlo, ¡desde luego no será capaz de seguir hasta el final! Debes tener visiones como fundamento. Si un día te golpea la desgracia, ¿qué deberías hacer? ¿Todavía serías capaz de seguirlo? No respondas a la ligera si serías capaz de seguir hasta el final. Más vale que primero abras bien los ojos para ver cuál es ahora el momento presente. Aunque ahora podáis ser como columnas del templo, llegará un tiempo en el que los gusanos las carcomerán todas y harán que el templo se derrumbe, porque en la actualidad son muchas las visiones de las que carecéis. Solo prestáis atención a vuestros propios pequeños mundos y no conocéis la forma de búsqueda más fiable y adecuada. No prestáis atención a la visión de la obra de hoy ni guardáis estas cosas en vuestro corazón. ¿Habéis acaso considerado que, un día, vuestro Dios os pondrá en un lugar muy poco familiar? ¿Podéis imaginar lo que será de vosotros cuando, un día, os lo arrebate todo? ¿Tendríais entonces la misma energía que ahora? ¿Reaparecería vuestra fe? Al seguir a Dios debéis conocer esta mayor visión que es “Dios”: Este es el asunto más importante.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debéis entender la obra, ¡no sigáis confundidos!

Cuando no tienen problemas, cuando todo les va bien, la mayoría de la gente siente que Dios es poderoso, justo y hermoso. Cuando Dios los pone a prueba, los trata, castiga y disciplina, cuando les pide que dejen de lado sus propios intereses, que le den la espalda a la carne y practiquen la verdad, cuando Dios obra en ellos y orquesta y reina sobre sus destinos y sus vidas, se rebelan y crean un distanciamiento entre ellos y Dios; crean un conflicto, un abismo entre ellos y Dios. En esos momentos, en sus corazones Dios no tiene la menor hermosura; no es en absoluto poderoso, pues lo que Él hace no cumple sus deseos. Dios los entristece, los perturba, les causa dolor y sufrimiento, les hace sentir inquietos. Por lo tanto, no se someten a Dios en absoluto, sino que se rebelan contra Él y lo rechazan. ¿Practican la verdad al hacer esto? ¿Están siguiendo el camino de Dios? ¿Siguen a Dios? No. Entonces, independientemente de lo numerosas que sean tus nociones e imaginaciones sobre la obra de Dios, de cómo actuaras previamente de acuerdo a tu propia voluntad y de que te rebelaras contra Él, si realmente buscas la verdad, aceptas el juicio y castigo de las palabras de Dios, aceptas ser podado y tratado por estas; y si, en todo lo que Él orquesta, eres capaz de seguir el camino de Dios, obedecer Sus palabras, buscar Su voluntad, practicar de acuerdo con ambas, ser capaz de buscar la sumisión y de dejar de lado tu propia voluntad, deseos, consideraciones, motivaciones y antagonismo hacia Él, ¡solo entonces estás siguiendo a Dios! Dices que sigues a Dios, pero todo lo que haces es según su propia voluntad. En todo lo que haces, tienes tus propios objetivos, tus propios planes; no lo dejas en manos de Dios. Entonces, ¿sigue Dios siendo tu Dios? Si Dios no es tu Dios, cuando dices que sigues a Dios, ¿acaso no son palabras vacías? ¿No son esas palabras un intento de engañar a la gente? Dices que sigues a Dios, pero todas tus acciones y comportamientos, tu perspectiva de vida, tus valores y la actitud y los principios con los que abordas y manejas los asuntos, vienen todos de Satanás; manejas todo esto según los principios y la lógica de Satanás. Entonces, ¿sigues a Dios?

[…] La forma más simple de describir la creencia en Dios es confiar en que hay un Dios y, sobre esta base, seguirlo, obedecerlo, aceptar Su dominio, orquestaciones y arreglos, escuchar Sus palabras, vivir y hacerlo todo de acuerdo con ellas, ser un verdadero ser creado, y temerlo y rechazar el mal; solo esto es la verdadera creencia en Dios. Esto es lo que significa seguir a Dios. Dices que sigues a Dios, pero en Tu corazón no aceptas las palabras de Dios ni Su dominio, orquestaciones y arreglos. Si siempre tienes nociones respecto a lo que hace Dios, y siempre lo malinterpretas y te quejas de ello; si siempre estás insatisfecho y mides y abordas lo que hace usando tus propias nociones e imaginaciones; si siempre tienes tu propio entendimiento, esto causará problemas. No estás experimentando la obra de Dios, y no tienes forma de seguirle de verdad. Eso no es creer en Dios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La creencia en la religión nunca llevará a la salvación

Algunas personas no se regocijan en la verdad y, mucho menos, con el juicio. En cambio, se regocijan en el poder y las riquezas; a tales personas se les llama buscadores de poder. Buscan exclusivamente las denominaciones que tienen influencia en el mundo y solo buscan a pastores y maestros que provienen de seminarios. A pesar de haber aceptado el camino de la verdad, son, en parte, escépticos, e incapaces de entregar todo su corazón y toda su mente, y su boca habla de sacrificarse por Dios, pero sus ojos se enfocan en los grandes pastores y maestros, y no le prestan atención a Cristo. Su corazón está obsesionado con la fama, la fortuna y la gloria. Piensan que no es posible que una persona tan pequeña pueda ser capaz de conquistar a tantos, que alguien tan común y corriente sea capaz de perfeccionar al hombre. Ellos no creen en absoluto que estos “don nadie” que están entre el polvo y el estiércol sean el pueblo escogido por Dios. Ellos creen que si tales personas fueran los objetos de la salvación de Dios, el cielo y la tierra estarían de cabeza y todos los hombres se reirían a mandíbula batiente. Ellos creen que si Dios eligió a tales “don nadie” para ser perfeccionados, entonces esos grandes hombres se convertirían en Dios mismo. Sus perspectivas están manchadas de incredulidad; ciertamente, más que incrédulos, son simplemente bestias absurdas. Y es que solo valoran la posición, el prestigio y el poder, y solo tienen en alta estima a los grandes grupos y denominaciones. No tienen la menor consideración hacia quienes son dirigidos por Cristo; simplemente son traidores que le han dado la espalda a Cristo, a la verdad y a la vida.

Lo que tú admiras no es la humildad de Cristo, sino a esos falsos pastores de destacada posición. No adoras la belleza ni la sabiduría de Cristo, sino a esos licenciosos que se regodean en la inmundicia del mundo. Te ríes del dolor de Cristo, que no tiene lugar donde reclinar Su cabeza, pero admiras a esos cadáveres que cazan ofrendas y viven en el libertinaje. No estás dispuesto a sufrir junto a Cristo, pero te lanzas con gusto a los brazos de esos anticristos insensatos a pesar de que solo te suministran carne, palabras y control. Incluso ahora tu corazón sigue volviéndose a ellos, a su reputación, su estatus, su influencia. Aun así, continúas teniendo una actitud por la cual la obra de Cristo te resulta difícil de soportar y no estás dispuesto a aceptarla. Por eso te digo que no te falta fe para reconocer a Cristo. La razón por la que lo has seguido hasta el día de hoy es solo porque no tenías otra opción. En tu corazón siempre se elevan muchas imágenes altivas; no puedes olvidar cada una de sus palabras y obras ni sus palabras influyentes ni sus manos. En vuestro corazón, ellos son supremos por siempre y son héroes por siempre. Pero esto no es así para el Cristo de hoy. Él permanece por siempre insignificante en tu corazón y por siempre indigno de tu veneración. Porque Él es demasiado ordinario, tiene muy poca influencia y está lejos de ser elevado.

En cualquier caso, Yo digo que todos los que no valoran la verdad son incrédulos y traidores de la verdad. Tales hombres nunca recibirán la aprobación de Cristo. ¿Has identificado ahora cuánta incredulidad hay dentro de ti y cuánta traición a Cristo tienes? Te exhorto: puesto que has elegido el camino de la verdad, debes consagrarte totalmente; no seas ambivalente o poco entusiasta. Debes entender que Dios no pertenece al mundo ni a ninguna persona, sino a todos aquellos que creen verdaderamente en Él, a todos los que lo adoran y a todos aquellos que se consagran a Él y le son fieles.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Eres un verdadero creyente en Dios?

Sea cual sea la categoría de los líderes y obreros en una iglesia, si siempre los idolatráis y confiáis en ellos en todo para creer en Dios y alcanzar la salvación, este estímulo es un error en sí mismo. Independientemente de su rango de liderazgo, siguen siendo gente normal, y si los consideras tus superiores, si sientes que están por encima de ti, que son mejores o más competentes que tú y deben guiarte, que sobresalen del resto en todos los sentidos, te equivocas, te engañas. ¿Y qué consecuencias acarrea este engaño? Este engaño, esta comprensión viciada, te llevará inconscientemente a evaluar a tus líderes en función de unos requisitos que no se ajustan a la realidad; a su vez, sin que lo sepas, también te verás intensamente atraído por su supuesto estilo y su gracia o por sus habilidades y talentos, de modo que, para cuando quieras darte cuenta, los estarás idolatrando y se habrán convertido en tus dioses. Esa senda, desde el momento en que empiezan a convertirse en tu ejemplo, el objeto de tu idolatría, hasta que te conviertes en uno de sus seguidores, te alejará inconscientemente de Dios. Y aunque te alejes poco a poco de Dios, continuarás creyendo que lo sigues, que estás en Su casa, en Su presencia. Sin embargo, sin saberlo te habrá alejado alguien corrompido por Satanás, o incluso un anticristo. Este es un estado de cosas muy peligroso. Para resolver este problema, has de ser, por tanto, capaz de comprender y discernir con exactitud las distintas actitudes de los anticristos y sus maneras de proceder, así como la naturaleza de sus actos y los métodos y trucos que les gusta emplear; además, debéis empezar por trabajar en vosotros mismos. Creer en Dios y, sin embargo, idolatrar al hombre no es la senda correcta. Tal vez algunos digan: “Bueno, yo sí tengo motivos para idolatrar a los líderes a quienes idolatro porque están en línea con mis nociones e imaginaciones”. ¿Por qué te empeñas en idolatrar al hombre pese a creer en Dios? A fin de cuentas, ¿quién te salvará? ¿Quién te ama y protege realmente? ¿De verdad no lo ves? Sigues a Dios y escuchas Su palabra, y si alguien habla y actúa correctamente y está de acuerdo con los principios de la verdad, ¿no te basta con obedecer la verdad? ¿Por qué eres tan vil que te empeñas en buscar a alguien a quien idolatrar para seguirlo? ¿Por qué te gusta ser esclavo de Satanás? ¿Por qué no ser, en cambio, siervo de la verdad? Mira aquí para comprobar si una persona tiene sentido y dignidad. Debes comenzar por trabajar en ti mismo equipándote con las verdades que diferencian entre distintas personas y circunstancias, cultivando el discernimiento sobre todas las maneras que tiene de manifestarse cada tipo de circunstancias y personas, sabiendo en todos los casos qué esencia y actitud se están revelando; también has de entender qué tipo de persona eres, qué tipo de personas son las que te rodean y qué tipo de personas son tus líderes. Debes ser capaz de juzgarlas con precisión. Una vez dotado de la verdad, de esta estatura, no caerás fácilmente en las trampas de los anticristos ni temerás sus engaños.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Cuando se actúa solapadamente, se procede de forma individualista y dictatorial, nunca se comparte con la gente y se le obliga a obedecer

Da igual cuántas personas cumplan con su deber en una iglesia, ya sean un par o varias docenas, en el momento en que pierden la obra del Espíritu Santo no están experimentando la obra de Dios y no tienen ninguna conexión ni forman parte de la obra de Dios. Se han convertido en un grupo religioso. ¿Acaso no están estas personas en grave peligro? Nunca buscan la verdad cuando se enfrentan a los problemas y no actúan según los principios-verdad, sino que están sujetos a los arreglos y manipulaciones de los seres humanos. Incluso hay muchos que, durante el cumplimiento de su deber, nunca oran ni buscan los principios-verdad; se limitan a preguntarles a otros y a hacer lo que les dicen, a actuar según las indicaciones de los demás. Van dondequiera que otros les indiquen. En su fe, les parece que la búsqueda de la verdad resulta vaga y problemática, mientras que confiar en los demás y hacer lo que les dicen es fácil y más práctico, así que hacen lo más sencillo y llevadero: preguntar a otros y hacer todo lo que les dicen. A consecuencia de ello, a pesar de llevar creyendo muchos años, al enfrentarse a un problema ni una sola vez se han presentado ante Dios, orando y buscando Su voluntad y la verdad, para luego alcanzar una comprensión de la verdad y actuar y comportarse de acuerdo con la voluntad de Dios; jamás han tenido tal experiencia. ¿Practican realmente esas personas la fe en Dios? Me pregunto por qué a algunas personas, en cuanto pasan a formar parte de un grupo, les resulta fácil —en la práctica— cambiar al instante de ser alguien que cree en Dios a alguien que cree en el hombre, de ser alguien que sigue a Dios a alguien que sigue al hombre. ¿Por qué cambian tan rápidamente? ¿Por qué se comportan así a pesar de haber creído en Dios durante tantos años? Han creído en Dios todos estos años, pero extrañamente, Dios nunca ha ocupado un lugar en sus corazones. Nunca han tenido ninguna conexión con Él. Sus acciones, palabras, vida, su conducta y manejo de los asuntos, incluso el cumplimiento de su deber y su servicio a Dios; todo lo que hacen, todos los comportamientos que revelan, todo lo que expresan, e incluso cada uno de sus pensamientos o ideas, nada de esto tiene ninguna conexión con la fe en Dios. Entonces, ¿es tal persona un verdadero creyente? ¿Acaso la suma de los años de alguien en la fe puede revelar la magnitud de la estatura de su creencia en Dios? ¿Acaso prueba que tengan una relación normal con Dios? En absoluto.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se vive constantemente ante Dios se puede caminar por la senda hacia la salvación

Sin importar cuántas personas crean en Dios, tan pronto como sus creencias sean definidas por Él como pertenecientes a una religión o grupo, entonces Él ya ha decidido que ellas no pueden ser salvadas. ¿Por qué digo esto? En el caso de un grupo o multitud de personas que carecen de la obra y guía de Dios y que no lo adoran en absoluto, ¿a quién adoran? ¿A quién siguen? De forma y de nombre, siguen a una persona, pero ¿a quién siguen esencialmente? En el fondo, reconocen a Dios, pero, en realidad, están sujetas a la manipulación, las disposiciones y el control humanos. Siguen a Satanás, el diablo; siguen a las fuerzas que son hostiles a Dios y que son Sus enemigas. ¿Salvaría Dios a una manada de personas como estas? (No). ¿Por qué no? ¿Son capaces de arrepentirse? (No). Ondean la bandera de la fe, realizando proyectos humanos y dirigiendo su propia gestión y van en contra del plan de gestión de Dios para la salvación de la humanidad. Su resultado final es ser detestadas y rechazadas por Dios; Él no podría, de ningún modo, salvar a estas personas y ellas no podrían, de ninguna manera, arrepentirse, pues ya han sido atrapadas por Satanás: están completamente en las manos de Satanás. En tu fe, ¿importa cuántos años lleves creyendo en Dios para que Él te elogie o no? ¿Importan los rituales y normas que observas? ¿Se fija Dios en los métodos de práctica de la gente? ¿Se fija en cuánta gente hay? Ha elegido a una parte de la raza humana; ¿cómo evalúa si esta puede y debe salvarse? Lo decide en función de las sendas que siguen estas personas. En la Era de la Gracia, aunque las verdades que dijo Dios a la gente fueron menos numerosas y específicas que hoy en día, en aquel momento pudo perfeccionarla de todos modos y la salvación todavía era posible. Y, así, en lo que se refiere a las personas de esta era, que han escuchado muchas verdades y han llegado a comprender la voluntad de Dios, si son incapaces de seguir Su camino y de caminar por la senda de la salvación, ¿cuál será su resultado final? Será el mismo que el de aquellos creyentes del cristianismo y el judaísmo; no habrá diferencia. ¡Este es el carácter justo de Dios! Independientemente de cuántos sermones hayas escuchado o cuántas verdades hayas entendido, si, al final, continúas siguiendo a los humanos y a Satanás y, al final, sigues siendo incapaz de seguir el camino de Dios y de temer a Dios y de rechazar el mal, entonces tales personas serán aborrecidas y rechazadas por Dios. Aparentemente, estas personas que son aborrecidas y rechazadas por Dios pueden hablar mucho sobre letras y doctrinas, y muchas han llegado a comprender muchas verdades y, sin embargo, son incapaces de adorar a Dios; son incapaces de temer a Dios y de rechazar el mal y son incapaces de tener una sumisión total a Él. A los ojos de Dios, Él las define como parte de una religión, simplemente como un grupo de humanos, una pandilla de humanos, y como un lugar de alojamiento para Satanás. De forma colectiva, se hace referencia a ellas como la pandilla de Satanás y estas personas son totalmente aborrecidas por Dios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se vive constantemente ante Dios se puede caminar por la senda hacia la salvación

Sería mejor que aquellas personas que dicen que siguen a Dios abrieran los ojos y miraran bien para ver exactamente en quién creen: ¿Realmente es en Dios en quien crees o en Satanás? Si sabes que no es en Dios en quien crees sino en tus propios ídolos, entonces sería mejor que no afirmaras que eres un creyente. Si realmente no sabes en quién crees, entonces, una vez más, sería mejor que no dijeras que eres un creyente. ¡Decirlo sería una blasfemia! Nadie te está obligando a creer en Dios. No digáis que creéis en Mí; ya que he oído bastante esa plática y no deseo volver a oírla, porque en lo que creéis es en los ídolos que están en vuestro corazón y en los bravucones locales que están entre vosotros. Aquellos que sacuden la cabeza cuando oyen la verdad, que sonríen cuando oyen hablar de la muerte son la simiente de Satanás, y son quienes serán eliminados. Muchos en la iglesia no tienen discernimiento: cuando sucede algo engañoso, inesperadamente se ponen del lado de Satanás; incluso se ofenden cuando se les llama lacayos de Satanás. Aunque las personas podrían decir que no tienen discernimiento, siempre se ponen del lado donde no está la verdad, nunca se ponen de pie y defienden la verdad. ¿Acaso no carecen verdaderamente de discernimiento? ¿Por qué se ponen inesperadamente del lado de Satanás? ¿Por qué nunca dicen una palabra que sea justa y razonable a favor de la verdad? ¿Ha surgido esta situación auténticamente como resultado de su confusión momentánea? Cuanto menos discernimiento tienen las personas, menos capaces son de ponerse del lado de la verdad. ¿Qué muestra esto? ¿Acaso no muestra que los que no tienen discernimiento aman el mal? ¿Acaso no muestra que son la simiente leal de Satanás? ¿Por qué siempre pueden ponerse del lado de Satanás y hablan su idioma? Todas sus palabras y acciones, la expresión en su rostro, todo ello es suficiente para probar que no son amantes de la verdad; más bien, son personas que detestan la verdad. Que puedan ponerse del lado de Satanás basta para probar que Satanás realmente ama a estos insignificantes demonios que pasan la vida luchando a favor de Satanás. ¿No son todos estos hechos sumamente claros? Si en verdad eres una persona que ama la verdad, entonces ¿por qué no tienes consideración por aquellos que practican la verdad y por qué sigues inmediatamente a aquellos que no practican la verdad en el instante en el que te dirigen la mirada? ¿Qué tipo de problema es este? No me importa si tienes discernimiento o no. No me importa cuán grande sea el precio que pagaste. No me importa cuán grandes sean tus fuerzas y no me importa si eres un bravucón local o un líder que enarbola la bandera. Si tus fuerzas son grandes, es sólo con la ayuda de la fuerza de Satanás. Si tu prestigio es alto, es simplemente porque hay demasiados a tu alrededor que no practican la verdad. Si no has sido expulsado es porque ahora no es el momento para la obra de expulsión; sino que es tiempo para la obra de eliminación. No hay prisa por expulsarte ahora. Simplemente estoy esperando el día en el que te castigaré después de que hayas sido eliminado. ¡Quienquiera que no practique la verdad será eliminado!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una advertencia a los que no practican la verdad

Nota al pie:

a. El texto original no contiene la palabra “lo”.

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