Durante los últimos dos mil años, la creencia del hombre en el Señor se ha basado en la Biblia y la venida del Señor Jesús no invalidó la Biblia del Antiguo Testamento. Después de que Dios Todopoderoso haya llevado a cabo Su obra de juicio en los últimos días, todos los que acepten a Dios Todopoderoso se enfocarán en leer Sus palabras y rara vez leerán la Biblia. A lo que me gustaría buscar es, después de aceptarse la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días, ¿cuál exactamente es el enfoque correcto que se debe tener de la Biblia y cómo se debe utilizar? ¿En qué se debería basar la creencia que se tiene en Dios con el fin de caminar la senda de la fe en Dios y alcanzar la salvación de Dios?

2 Mar 2021

Respuesta:

Todos nosotros entendemos que la Biblia es un registro genuino de las dos primeras etapas de la obra de Dios. En otras palabras, es el testimonio de las dos primeras etapas de la obra de Dios que concluyen la guía y redención de la humanidad después de la creación de los cielos y la tierra y todas las cosas, así como de la humanidad. Al leer la Biblia, todos pueden ver cómo Dios guio a los humanos en la Era de la Ley y les enseñó a vivir delante de Él y a adorarlo. También podemos ver cómo Dios redimió a la humanidad en la Era de la Gracia y la perdonó por todos sus pecados pasados mientras le otorgaba paz, gozo y toda clase de gracias. No sólo las personas pueden ver que Dios había creado a la humanidad, sino que también Él constantemente la guio y después la redimió. Mientras tanto, Dios también ha provisto para la humanidad y la ha protegido. Además, podemos leer en las profecías bíblicas que en los últimos días las palabras de Dios arderán como fuego para juzgar y purificar a Su pueblo. Salvarán a la humanidad de todos los pecados y nos ayudarán a escapar de la oscura influencia de Satanás para que podamos regresar completamente a Dios y, al fin de cuentas, heredar Sus bendiciones y promesa. Esto es lo que Dios quiso decir cuando dijo: “ellas son las que dan testimonio de mí”. Por lo tanto, cualquiera que haya leído la Biblia a conciencia puede ver algunas de las acciones de Dios y reconocer Su existencia y la omnipotencia y sabiduría con la que Él creó, domina y controla todo en el cielo y en la tierra. Por consiguiente, la Biblia es profundamente significativa para que las personas crean en Dios, conozcan a Dios y pisen la senda de la fe, la correcta senda de la vida. Cualquiera que sinceramente crea en Dios y ame la verdad, puede encontrar un objetivo y una dirección en la vida leyendo la Biblia y puede aprender a creer en Él, confiar en Él, obedecerlo y adorarlo. Estos son todos los efectos del testimonio de Dios de la Biblia; este es un hecho innegable.

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El valor de la Biblia reside completamente en su registro de las dos primeras etapas de la obra de Dios. Si las personas pueden leer las declaraciones de Dios y la obra contenida en ellas, y pueden tener fe y conocimiento de la omnipotencia y sabiduría con la cual Él creó y gobierna todo, esto tendrá un profundo significado para las personas en conocer a Dios, seguirlo y adorarlo. Por esta razón, la Biblia es simplemente un testimonio de la obra de Dios y puede ayudar a los creyentes a construir un fundamento. Por supuesto, también es un libro necesario para cualquiera que cree en Dios. La Biblia puede ayudar a las personas a entender las dos primeras etapas de la obra de Dios para salvar a la humanidad y es extremadamente beneficiosa para su entendimiento de la verdad y su entrada a la vida. Sin embargo, no puede tomar el lugar de la obra de Dios en los últimos días, mucho menos Sus declaraciones de hoy en día; sólo nos puede ayudar a comprender las dos primeras etapas de la obra de Dios y conocer Su carácter, omnipotencia y sabiduría. Esta es la única manera de ver la Biblia que es conforme al corazón de Dios y debemos creer que esta también es la intención compartida de cada uno de las autores y compiladores de la Biblia.

Extracto de La comunicación desde lo alto

La Biblia es un mero relato de la obra de Dios y un testimonio de Él; aunque es muy útil para edificar a la humanidad, bajo ninguna circunstancia puede reemplazar la obra del Espíritu Santo. Para quienes tenemos fe en Dios, recibir la salvación debe basarse en la obra del Espíritu Santo. Si nos limitáramos a seguir la Biblia sin la obra del Espíritu Santo, estaríamos yendo por nuestra propia senda. El fracaso de los fariseos, que creían en Dios pero se oponían a Él, es un buen ejemplo del error de basar la fe exclusivamente en la Biblia y no en la obra del Espíritu Santo. A lo largo de los años han sido muchos los que han investigado la Biblia, pero les ha faltado el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo y al final no han llegado a entender la verdad ni a conocer a Dios. Por tanto, quienes tenemos fe en Dios debemos acercarnos a la Biblia y utilizarla de forma correcta. Jamás debemos tener una fe ciega en la Biblia ni idolatrarla. En la Biblia encontramos la palabra de Dios y Su manera de obrar para salvar al hombre, pero siempre tendremos una comprensión muy limitada de ellas, sobre todo de la palabra de Dios. Sin el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo, puede que memoricemos la palabra de Dios al pie de la letra, pero seguiremos sin entender la verdad. Eso han asegurado a lo largo de la historia infinidad de santos que han experimentado la obra de Dios. Muchas personas religiosas tienen una fe ciega en la Biblia y la idolatran, pero no veneran a Dios de corazón y lo delimitan dentro de sus ideas e imaginaciones. Cuando Dios Todopoderoso encarnado de los últimos días realiza Su obra de juicio y expresa las verdades que purificarán y salvarán al hombre, estas personas no reconocen la voz de Dios. Por el contrario, condenan y se oponen a Dios, contra quien profieren juicios y blasfemias a la ligera. Cuando ven que los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso comen y beben de la palabra de Dios Todopoderoso en sus reuniones y que consultan la Biblia en su tiempo libre, los condenan y juzgan todavía más. ¿Comprenden la verdad o conocen a Dios realmente? ¡En absoluto! Al igual que los fariseos, idolatran la Biblia y se oponen a Dios. Cuando los fariseos veían que los seguidores del Señor Jesús sólo enseñaban la obra y las palabras del Señor Jesús en sus reuniones, los juzgaban diciendo que no leían las Escrituras, sino solamente las palabras del Señor Jesús. Esto es como lo que alegan los pastores y ancianos hoy en día; todos condenan la obra de Dios sin saber qué implica seguir a Dios ni lo que supone experimentar Su obra. Lo único que saben hacer es explicar la Biblia, celebrar ceremonias y observar las normas religiosas. Si en la Era de la Gracia los creyentes en el Señor únicamente hubieran leído el Antiguo Testamento en sus reuniones, ¿habrían podido recibir la aprobación del Señor Jesús? El Señor Jesús ya ha regresado y expresado la verdad y realiza la obra de juicio en los últimos días. ¿Podemos dejar de lado las palabras y la obra de Dios de los últimos días mientras nos aferramos a los rituales y normas de la Biblia? ¿Qué implica realmente creer en Dios? Si un creyente no come, bebe ni experimenta la palabra actual de Dios, ¿tiene auténtica fe en Él? Muchas personas religiosas carecen del conocimiento y las verdades más elementales sobre la fe en Dios. Creen que toda la Biblia es palabra de Dios, que una generación tras otra debe obedecer la Biblia por siempre y que aferrarse a la Biblia equivale a tener fe en Dios. ¿Concuerda eso con la verdad de la fe en Dios? La obra de Dios siempre avanza y evoluciona, e incluso en la Era del Reino Milenario continuará utilizando Dios Su palabra para guiar a toda la humanidad. Dios no sigue normas: Él es siempre nuevo y nunca viejo, y Sus palabras y Su obra avanzan constantemente, sin cesar, pero muchos no entienden este punto. ¿Acaso no son unos irracionales? Tras aceptar la obra de Dios en los últimos días, muchos siguen sin tener claro cómo abordar la Biblia de conformidad con la voluntad de Dios. Dios Todopoderoso expresa inequívocamente la verdad de esta cuestión, así que leamos unos pasajes de Su palabra.

Dios Todopoderoso dice: “Hoy, estoy diseccionando la Biblia de esta forma y eso no significa que la aborrezca, o que niegue su valor como referencia. Te estoy explicando y aclarando el valor inherente y los orígenes de la Biblia para que no sigas atrapado en las tinieblas. Porque las personas tienen muchas opiniones sobre ella, y la mayoría de ellas son equivocadas; leer la Biblia de esta forma no sólo evita que obtengan lo que deberían, sino, más importante, obstaculiza la obra que pretendo hacer. Interfiere tremendamente con la obra del futuro, y sólo ofrece inconvenientes, no ventajas. Por tanto, lo que te estoy enseñando es simplemente la esencia y la historia interna de la Biblia. No te estoy pidiendo que no la leas o que vayas por ahí proclamando que está desprovista de valor, sino sólo que tengas el conocimiento y la opinión correctos de ella. ¡No seas demasiado parcial! Aunque la Biblia es un libro de historia escrito por los hombres, también documenta muchos de los principios por los cuales los antiguos santos y profetas servían a Dios, así como las experiencias de los apóstoles recientes en su servicio a Él, todo lo cual vieron y conocieron verdaderamente estas personas, y puede servir de referencia para las personas de esta era en su búsqueda del camino verdadero(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Relativo a la Biblia (4)).

La Biblia ha formado parte de la historia humana durante varios milenios. La gente, además, le da la misma consideración que a Dios, hasta el punto de desplazarlo en los últimos días, para Su disgusto. Entonces, cuando la ocasión lo permitió, Dios se sintió obligado a aclarar la verdadera historia y los orígenes de la Biblia; de no haberlo hecho, la Biblia aún ocuparía el lugar de Dios en el corazón de la gente y esta emplearía las palabras de la Biblia para calibrar y condenar los actos de Dios. Al explicar la esencia, la estructura y los defectos de la Biblia, de ningún modo estaba negando Dios su existencia ni la estaba condenando; por el contrario, estaba aportando una descripción adecuada y oportuna que restablecía la imagen original de la Biblia, abordaba los malentendidos respecto a ella y le daba a la gente la perspectiva correcta de la Biblia para que dejara de idolatrarla y de estar perdida; es decir, para que, temerosa hasta de enfrentarse al trasfondo y los fallos reales de la Biblia, no confundiera más su fe ciega en ella con la fe y adoración hacia Dios. Una vez que la gente tiene una comprensión pura de la Biblia, puede dejarla de lado sin reparos y aceptar valientemente las nuevas palabras de Dios. Este es el objetivo de Dios en estos capítulos. La verdad que Dios quiere contar en ellos es que ninguna teoría ni realidad puede reemplazar Su obra y Sus palabras de hoy en día y que nada puede sustituirlo a Él. Si la gente no puede escapar de la trampa de la Biblia, nunca podrá presentarse ante Dios. Si desea presentarse ante Dios, primero debe purificar su corazón de cualquier cosa que pueda reemplazar a Dios; entonces lo satisfará(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Cristo cuando Él entró en las iglesias, Introducción).

Si deseas caminar por la nueva senda de hoy, debes apartarte de la Biblia, ir más allá de los libros de profecía o historia que están en ella. Solo entonces serás capaz de caminar por la nueva senda apropiadamente, y solo entonces serás capaz de entrar en el nuevo ámbito y en la nueva obra. Debes entender por qué hoy se te pide que no leas la Biblia, por qué hay otra obra independiente de ella, por qué Dios no busca una práctica más nueva y detallada en ella, y por qué hay, en su lugar, una obra más poderosa fuera de ella. Esto es todo lo que deberíais entender. Debes conocer la diferencia entre la obra antigua y la nueva, y, aunque no leas la Biblia, tienes que ser capaz de diseccionarla; si no, seguirás adorándola, y te será difícil entrar en la nueva obra y pasar por nuevos cambios. Ya que hay un camino más elevado, ¿por qué estudiar ese, que es más bajo y obsoleto? Ya que hay declaraciones más nuevas y una obra más nueva, ¿por qué vivir entre viejos registros históricos? Las nuevas declaraciones pueden proveer para ti, lo que demuestra que esta es la nueva obra; los viejos registros no pueden saciarte ni satisfacer tus necesidades actuales, y esto prueba que son historia, y no la obra de aquí y ahora. El camino más elevado es la obra más nueva, y con ella, por muy alto que fuera el camino del pasado, sigue siendo la historia de las reflexiones de las personas; independientemente de su valor como referencia, sigue siendo el camino antiguo. Aunque se registra en el ‘libro sagrado’, el camino antiguo es historia; aunque no hay constancia del mismo en el ‘libro sagrado’, el nuevo camino es del aquí y el ahora. Este camino puede salvarte y cambiarte, porque es la obra del Espíritu Santo(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Relativo a la Biblia (1)).

El Antiguo Testamento surgió cuando Dios concluyó Su obra de la Era de la Ley y el Nuevo Testamento cuando el Señor Jesús concluyó Su obra de redención. En los últimos dos milenios, la Biblia ha sido el libro más profusamente publicado y leído y la humanidad ha recibido una tremenda edificación de ella. Dado que las palabras que Dios expresó durante Su obra están registradas en la Biblia y esta también constituye un relato escrito de las experiencias y testimonios de las personas utilizadas por Dios, la gente puede conocer en ella la existencia, aparición y obra de Dios. Partiendo de la Biblia es posible reconocer el hecho de que Dios es el Creador y Soberano de todas las cosas y, asimismo, llegar a conocer las dos etapas de la obra que Dios realizó en las eras de la Ley y de la Gracia, tras la creación del hombre. Esto es particularmente cierto respecto al relato bíblico de la Era de la Gracia, cuando el Señor Jesús en persona llevó a cabo Su obra de redención, concedió Su abundante gracia a la humanidad y expresó muchas verdades. Con esto comprobamos el amor verdadero de Dios por la humanidad, entendemos que el hombre debe tener fe en Dios y someterse a Él para ir por la senda correcta en la vida y que sólo cuando recibamos la verdad para convertirla en nuestra propia vida podremos recibir la salvación y la aprobación de Dios. Estos son los resultados de estas dos etapas de la obra de Dios sobre la humanidad. De no ser por el relato bíblico, a la humanidad le resultaría muy difícil comprender la obra anterior de Dios. Por tal motivo, la Biblia es de lectura obligada para quienes tenemos fe en Dios. Sin embargo, por muy valiosa que sea la Biblia, no debemos ponerla al mismo nivel que a Dios; es más, no debemos utilizarla en representación de Dios ni en sustitución de Su obra. Así pues, debemos darle la debida consideración a la Biblia, sin tenerle nunca una fe ciega ni idolatrarla. Por otra parte, en cuanto a qué palabras son de Dios y cuáles del hombre, la Biblia indica claramente lo que dijo Dios y lo que dijo el hombre; es obvio a primera vista. No obstante, mucha gente carece de discernimiento respecto a las epístolas de los apóstoles y los fragmentos de experiencias y testimonios de los hombres. Algunas personas incluso creen que las palabras surgidas del esclarecimiento del Espíritu Santo o las que concuerdan con la verdad son palabras de Dios. ¿No es eso una necedad? ¿Puede expresar el hombre la palabra de Dios? Cuando el Espíritu Santo esclarece e ilumina al hombre y este recibe un poco de luz, ¿eso quiere decir que el Espíritu Santo está revelándole las palabras de Dios o inspirándolo con ellas? La obra del Espíritu Santo pretende que el hombre comprenda la verdad y se adentre en su realidad. ¿Acaso el testimonio del hombre que comprende la verdad y se adentra en su realidad son palabras expresadas por Dios? Debemos tener muy claro que incluso cuando las palabras del hombre concuerden con la verdad, realmente no pueden considerarse la verdad misma ni palabras de Dios. Las palabras del hombre y las de Dios no pueden figurar en la misma categoría porque sólo las de Dios son la verdad; las palabras de Dios son las únicas que pueden redimir al hombre, salvarlo y ser su vida. Las palabras del hombre representan exclusivamente sus experiencias y su comprensión y son meras referencias. Pueden ser útiles y constructivas para la gente, pero en modo alguno pueden reemplazar las palabras de Dios. Las palabras de Dios en la Biblia nunca son contradictorias y si se comparan las palabras del hombre y las de Dios en la Biblia, es inevitable que surjan algunas contradicciones. Sin embargo, no hay ninguna contradicción en la obra ni en las palabras de Dios a lo largo de las eras. Las palabras de Jehová Dios, las del Señor Jesús registradas en la Biblia y las de Dios Todopoderoso en los últimos días provienen de la obra de un solo Dios. Todas surgen de las palabras del Espíritu Santo. Este es un hecho irrefutable. No obstante, a menudo muchas personas religiosas toman las palabras del hombre en la Biblia y las comparan con las palabras actuales de Dios. También lo hacían los fariseos, que utilizaban las palabras de las Escrituras para investigarlas y compararlas con las del Señor Jesús. Como resultado, los fariseos descubrieron varios motivos por los que rechazar al Señor Jesús, e incluso se opusieron a Él y lo condenaron desenfrenadamente hasta el punto de crucificarlo. Entonces, ¿qué problema encontramos aquí? Mucha gente de hoy en día sigue sin entender esto de forma clara. Dios nunca ha realizado Su obra basándose en la Biblia y, por otra parte, no está limitado por ella. Si siempre estudiamos a Dios basándonos en la Biblia o medimos la obra actual de Dios de ese modo, fallaremos una y otra vez y cada fallo será más grave que el anterior. En la actualidad, muchas personas religiosas emplean las palabras de la Biblia para estudiar a Dios Todopoderoso y Su obra de los últimos días, hasta el punto de citar la Biblia fuera de contexto para condenar y oponerse a Dios Todopoderoso. Toman palabras de la Biblia, sobre todo las palabras del hombre, y las usan en sustitución de las de Dios. Además, malinterpretan las palabras de Dios y usan indebidamente las del hombre para condenar la obra de Dios en los últimos días y oponerse a ella. Esto es exactamente lo que hacían los fariseos al oponerse al Señor Jesús, así que ¿cuál será el desenlace? Serán igualmente maldecidos por Dios. Dios Todopoderoso dice: “Ay de aquellos que crucifican a Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los malvados deben ser castigados). Si continuamos empleando las doctrinas bíblicas para oponernos a Dios, Él nos delatará como anticristos y nos maldecirá, ¿a que sí?

El fracaso de estos fariseos religiosos en su fe en Dios nos enseña que, cuando Dios realiza una nueva obra, el hombre debe mirar más allá de la Escritura existente y aceptar y someterse a las palabras y la obra de Dios de ese momento. De igual modo, en la Era de la Ley, el hombre tenía que obedecer las leyes y los mandamientos dictados por Jehová Dios para recibir las bendiciones de Dios. En la Era de la Gracia, el Señor Jesús vino a realizar Su obra de redención y el hombre tuvo que abandonar la ley para aceptar y someterse a las palabras y la obra del Señor Jesús, de modo que pudiera recibir Su aprobación. En los últimos días, Dios Todopoderoso realiza la obra de juicio, que comienza por la casa de Dios. Ha puesto fin a la Era de la Gracia y ha iniciado la Era del Reino. Por consiguiente, debemos aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, poner en práctica y experimentar Sus palabras a fin de poder recibir la obra del Espíritu Santo, adquirir la verdad para hacer de ella nuestra vida y convertirnos en personas que conozcan a Dios, se sometan a Él, lo veneren y sean conquistadas por Él mediante Su salvación. Esta es la única manera de que el hombre pueda entrar en Su reino. Con esto entendemos que nuestra fe en Dios debe ir al compás de la obra de Dios y que debemos recibir la obra del Espíritu Santo, pues sólo entonces podremos comprender la verdad, conocer a Dios y adentrarnos en la realidad de la verdad. Si nuestra fe se basa solamente en la lectura de la Biblia y la estricta observación del texto bíblico, probablemente seremos eliminados y rechazados por la obra de Dios como lo fueron los fariseos, que únicamente acataban las Escrituras, pero se oponían a Dios, lo que les acarreó Sus maldiciones. ¿Se basa nuestra fe en Dios en acatar la Biblia? Si nuestra fe en Dios carece de la obra del Espíritu Santo, ya nos hemos desviado del camino verdadero y no hay forma de que recibamos la salvación de Dios. Por lo tanto, nuestra fe no puede basarse en la estricta observación de la Biblia; debemos ir al compás de la obra de Dios, leer Sus palabras actuales y recibir la obra del Espíritu Santo. Este es el fundamento de la fe en Dios y su aspecto más crucial. Ya deberíamos tener claro el modo en que nosotros, como creyentes, debemos acercarnos a la Biblia y en qué debe basarse nuestra fe en Dios para poder recibir Su aprobación al caminar por la senda de la fe, ¿verdad que sí?

Extracto de Respuestas a preguntas del guión cinematográfico

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