Por qué las personas mentirosas no pueden obtener la salvación

27 Oct 2021

Las palabras relevantes de Dios:

En esencia, Dios es fiel, y por lo tanto siempre se puede confiar en Sus palabras. Más aún, Sus acciones son intachables e incuestionables, razón por la cual a Dios le gustan aquellos que son absolutamente honestos con Él. Honestidad significa dar tu corazón a Dios; ser auténtico y abierto con Dios en todas las cosas, nunca esconderle los hechos, no tratar de engañar a aquellos por encima y por debajo de ti, y no hacer cosas solo para ganaros el favor de Dios. En pocas palabras, ser honesto es ser puro en tus acciones y palabras, y no engañar ni a Dios ni al hombre. Lo que hablo es muy simple, pero es doblemente arduo para vosotros. Mucha gente preferiría ser condenada al infierno que hablar y actuar con honestidad. No es de extrañar que Yo tenga otro trato reservado para aquellos que son deshonestos. Por supuesto, sé muy bien lo difícil que es para vosotros ser honestos. Como todos sois tan inteligentes, tan buenos para juzgar a la gente con vuestra mezquina vara de medir, esto hace Mi obra mucho más simple. Y puesto que cada uno de vosotros alberga secretos en su corazón, entonces os enviaré uno por uno al desastre para ser “instruidos” por el fuego, para que a partir de ese momento creáis a muerte en Mis palabras. Por último, arrancaré de vuestra boca las palabras “Dios es un Dios fiel”, tras lo cual os golpearéis el pecho y os lamentaréis, diciendo: “¡Tortuoso es el corazón del hombre!”. ¿Cuál será vuestro estado de ánimo en ese momento? Me imagino que no seréis tan triunfantes como sois ahora y que, mucho menos, seréis tan “profundos y abstrusos”. En presencia de Dios, algunas personas son mojigatas y decentes, se esfuerzan por ser “bien educados”, pero sacan los colmillos y blanden sus garras en presencia del Espíritu. ¿Contaríais a esas personas en las filas de los honestos? Si eres un hipócrita, alguien con habilidad para las “relaciones interpersonales”, entonces Yo te digo que definitivamente eres alguien que intenta jugar con Dios. Si tus palabras están llenas de excusas y justificaciones que nada valen, entonces Yo te digo que eres alguien muy poco dispuesto a practicar la verdad. Si tienes muchas confidencias que eres reacio a compartir, si eres tan reticente a dejar al descubierto tus secretos, tus dificultades, ante los demás para buscar el camino de la luz, entonces digo que eres alguien que no logrará la salvación fácilmente ni saldrá de las tinieblas. Si buscar el camino de la verdad te causa placer, entonces eres alguien que vive siempre en la luz. Si te sientes muy contento de ser un hacedor de servicio en la casa de Dios, trabajando de forma diligente y concienzuda en la oscuridad, siempre dando y nunca quitando, entonces Yo te digo que eres un santo leal, porque no buscas ninguna recompensa y estás simplemente siendo una persona honesta. Si estás dispuesto a ser franco, si estás dispuesto a esforzarte al máximo, si eres capaz de sacrificar tu vida por Dios y mantenerte firme en tu testimonio, si eres honesto hasta el punto en que solo sabes satisfacer a Dios y no considerarte o tomar las cosas para ti mismo, entonces Yo digo que tales personas son las que se alimentan en la luz y vivirán para siempre en el reino. Deberías saber si existe verdadera fe y lealtad dentro de ti, si tienes un registro de sufrimiento por Dios, y si te has sometido enteramente a Él. Si careces de estas cosas, entonces dentro de ti sigue existiendo desobediencia, engaño, codicia y descontento. Debido a que tu corazón dista mucho de ser honesto, nunca has recibido el reconocimiento favorable de Dios y nunca has vivido en la luz. Cómo resulte el destino de uno al final depende de si tiene un corazón honesto y rojo como la sangre, y de si tiene un alma pura. Si eres alguien muy deshonesto, alguien con un corazón malicioso y un alma sucia, entonces seguramente terminarás en el lugar donde el hombre es castigado, como está escrito en el registro de tu destino. Si afirmas que eres muy honesto y, no obstante, nunca consigues actuar de acuerdo con la verdad o pronunciar una palabra de verdad, entonces, ¿sigues esperando que Dios te recompense? ¿Todavía esperas que Dios te considere como la niña de Sus ojos? ¿Acaso no es absurdo este pensamiento? Engañas a Dios en todas las cosas, así que, ¿cómo podría la casa de Dios dar cabida a alguien como tú, cuyas manos no están limpias?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Tres advertencias

Amo a todos los que se esfuerzan sinceramente y se dedican a Mí. Odio a todos los que nacen de Mí pero no me conocen y hasta se resisten a Mí. No abandonaré a nadie que esté sinceramente por Mí, sino que doblaré las bendiciones de esa persona. Castigaré doblemente a los ingratos que transgreden Mi bondad y no los dejaré escapar fácilmente. En Mi reino no hay tortuosidad, engaño ni mundanidad, es decir, no hay hedor a muerte. En lugar de eso, todo es rectitud y justicia; todo es pureza y apertura, nada hay oculto o escondido. Todo es frescura, todo es gozo y todo es edificación. Quien siga hediendo a muerte no puede de ninguna manera permanecer en Mi reino, y en cambio será gobernado por Mi vara de hierro.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 70

Castigaré a todos los nacidos de Mí que todavía no me conocen para así dejar de manifiesto toda Mi ira, Mi gran poder y Mi plena sabiduría. En Mí todo es justo y no hay absolutamente ninguna injusticia, ni engaño ni tortuosidad; quienquiera que sea deshonesto y mentiroso debe ser un hijo del infierno nacido en el Hades. En Mí todo es abierto; lo que sea que Yo diga se logrará, sin duda se logrará; lo que sea que Yo diga se establecerá, sin duda lo hará, y nadie puede cambiar o emular estas cosas porque Yo soy el único Dios mismo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 96

Todos los que creen en Dios, pero no van tras la verdad, no tienen forma de escapar de la influencia de Satanás. Todos los que no viven su vida con sinceridad, que se comportan de una manera delante de los demás, pero de otra a sus espaldas, los que dan la apariencia de humildad, paciencia y amor, aunque su esencia sea insidiosa, maliciosa y desleal a Dios, tales pesonas son los representantes típicos de quienes viven bajo la influencia de las tinieblas. Son la estirpe de la serpiente. Aquellos que solo creen en Dios por su propio beneficio, que son santurrones y soberbios, que presumen y protegen su propio estatus, son personas que aman a Satanás y se oponen a la verdad. Estas personas se resisten a Dios y pertenecen completamente a Satanás. Los que no están atentos a las cargas de Dios, que no sirven a Dios incondicionalmente, que están siempre preocupados con sus propios intereses y los de su familia, que son incapaces de abandonarlo todo y erogar para Dios, y que nunca viven conforme a Sus palabras, están viviendo fuera de Sus palabras. Tales personas no recibirán la alabanza de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Escapa de la influencia de las tinieblas y Dios te ganará

Que Dios les pida a las personas que sean honestas demuestra que verdaderamente aborrece a los astutos, y que no le gustan las personas astutas. El hecho de que no le gusten las personas astutas significa que le desagradan sus acciones, su carácter y sus motivaciones; es decir, a Él no le gusta la forma en la que hacen las cosas. Por tanto, si queremos agradarle a Dios, primero debemos cambiar nuestras acciones y el modo de nuestra existencia. Previamente nos basábamos en mentiras y pretensiones para vivir entre las personas, usándolas como nuestro capital y base existencial, la vida y el fundamento por el que nos conducíamos. Eso era algo que Dios despreciaba. Entre los no creyentes del mundo, si no sabes cómo ser manipulador o deshonesto podría resultarte difícil mantener una postura firme. Solo podrías decir mentiras, participar en engaños y utilizar métodos intrigantes e insidiosos para protegerte y camuflarte con el fin de obtener una mejor vida. En la casa de Dios, ocurre precisamente lo opuesto: mientras más deshonesto eres y más empleas manipulaciones sofisticadas para fingir y encubrirte, menos capaz eres de mantener una postura firme y más te desprecia y rechaza Dios. Dios ha predestinado que solo las personas honestas puedan formar parte del reino de los cielos. Si no eres honesto y si en tu vida, tu práctica no está dirigida a ser honesto y no revelas tu verdadero rostro, entonces jamás tendrás oportunidad alguna de obtener la obra de Dios o Sus elogios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La práctica verdaderamente fundamental de ser una persona honesta

Los astutos son los más necios de todos. No seas retorcido. Cuando eres astuto en el mundo de los incrédulos, te estás protegiendo; no eres transparente ni nadie se atreve a meterse contigo. No obstante, si en la casa de Dios también eres así, Dios dice que no eres prudente; eres un necio astuto y Dios te ignorará. ¿Han afirmado alguna vez las palabras de Dios que a Él le agraden los astutos, los que siempre están intrigando, los aduladores y avispados? (No). Dios quiere gente honesta; aunque seas algo necio, debes ser honesto. Los honestos pueden asumir la responsabilidad, no piensan en sí mismos, sus pensamientos son puros, y ellos son honestos y de buen corazón. Son como un tazón de agua: el fondo se ve claramente. Si siempre estás ocultando cosas, encubriéndolas, guardándotelas, la gente no puede saber qué hay realmente en lo más hondo de tu corazón, pero Dios sí lo ve. Dios ve lo que eres y no te quiere, no le agradas. En el mundo de los incrédulos, a los demonios y los reyes de los diablos les gustan aquellos que son avispados y tienen don de palabra; sus protectores y seguidores son observadores, tienen buen oído y hablan melosamente. Dicen lo que el líder quiere oír y hacen lo que el líder quiere que hagan. Con una sola mirada del líder, preparan las cosas justo de esa manera. Sin embargo, el líder nunca pregunta ni quiere saber lo que están pensando en su interior, si les agrada o no el líder o qué planes tienen. Nunca hablan de estas cosas ni las revelan. A los líderes les gusta esa clase de personas. ¿Y a Dios? (No). A los demonios les gusta esa clase de personas, pero son aquellas a las que más detesta Dios. Hagáis lo que hagáis, no seáis de esa clase de personas. Los que son aduladores, perspicaces, observadores y de buen oído, que conocen mundo, que esperan a ver por dónde van los tiros y alardean de todo lo que hacen… Ante Dios te digo que dichas personas son despreciadas; a Dios no le agradan y le repugnan. Entonces ¿podría Él honrarlas y darles esclarecimiento? ¿Podría bendecirlas? No. Son astutas y Dios las sitúa al nivel de los animales. No las considera seres humanos, sino animales. A ojos de Dios, estas personas simplemente tienen piel humana, pero su esencia interior es la del diablo, Satanás. Son el equivalente a un animal o a un muerto viviente, y Dios jamás las salvará. Entonces, ¿qué hará Dios? Cuando les sucede algo a estas personas, Él nunca les da esclarecimiento ni iluminación; carecen de fe verdadera y no pueden confiar sinceramente en Dios. Por eso no pueden cultivar una auténtica carga en su interior. Y con todas estas carencias, ¿pueden estas personas entender y recibir la verdad? (No). Entonces, ¿qué opináis? ¿Son prudentes o insensatas? Se consideran sagaces, pero en realidad no lo son; son astutas y esta astucia ha acabado con ellas. Dios no las quiere y las condena. Y si Dios no te quiere, ¿qué esperanza tienes en tu fe en Él? Si has perdido la trascendencia de tu fe en Dios, ¿por qué has de creer en absoluto? Al final, estás destinado a no recibir nada.

La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros

Puede que una persona astuta sea consciente de que lo es, de que le gusta mentir y no le gusta decir la verdad, y de que siempre trata de ocultar a los demás lo que hace; no obstante, se deleita en ello, mientras piensa: “Vivir así es genial. Embauco constantemente a los demás, pero ellos no son capaces de hacerme lo mismo a mí. Casi siempre estoy satisfecho en lo que se refiere a mis intereses, mi orgullo, mi estatus y mi vanidad. Las cosas marchan según mis planes, perfectamente, sin contratiempos, y nadie se da cuenta de nada”. ¿Acaso quiere ser honesta una persona de este tipo? No. Considera positivas su astucia y tortuosidad. Las estima y no está por la labor de desecharlas. Cree que: “Esta es la única manera cómoda de vivir, la senda correcta en la vida. Es la única manera de vivir que me convierte en una persona de verdad, me perfecciona, me aporta valía, me distingue, inspira la envidia de los demás y hace que me admiren. Si fuera una persona honesta, tendría que contarle todo a la gente, tal como dijo el Señor Jesús: ‘Antes bien, sea vuestro hablar: “Sí, sí” o “No, no”’ (Mateo 5:37). Esa clase de personas son transparentes como el vidrio; dejan que los demás las conozcan totalmente, que las manipulen en todo, mientras ellas son incapaces de manipular a nadie. ¡Ni en sueños voy a ser yo así!”. ¿Podría renunciar a su propia astucia una persona como esa? Da igual cuánto lleve creyendo en Dios, cuántas verdades haya oído y hasta qué punto haya comprendido el camino de la verdad, esa gente nunca seguirá sinceramente a Dios. Nunca lo seguirá de buena gana porque para ello tendría que renunciar a muchísimas cosas. Piensa que tener fe en Dios únicamente implica creer en una religión, ser creyente de boquilla, realizar algunas buenas acciones y tener algo que le aporte sustento espiritual, eso es todo. No cree que tenga que pagar un precio que de algún modo afecte a sus intereses ni que tenga que renunciar a nada. Le basta con esto, se conforma con ello, y este tipo de fe es, sencillamente, genial. Al final, ¿podrá recibir esta gente la verdad? (No). ¿Por qué no? No siente amor por las cosas positivas, no anhela la luz y no ama el camino de Dios ni la verdad. Ama, venera y estima el mal; estima las cosas negativas. Lo que venera, admira, busca y anhela de corazón no es ser una persona en posesión de la verdad ni amada por Dios, sino una persona que parezca, desde fuera, que realiza buenas acciones. Quiere que lo que ha urdido en su mente, y cualquiera de sus deseos o tramas, consigan sacar adelante su engaño en secreto, consigan embaucar a todo aquel que conozca, para que nadie lo descubra. Quiere tener la posibilidad de integrarse con absoluta facilidad en cualquier grupo, de aplicar todo tipo de trucos, estratagemas y tácticas con consumada maestría, y de ser recibida con adoración y beneplácito allá donde vaya. Esa es la clase de persona que quiere ser. ¿Qué clase de camino es este? El camino de los demonios. No es el camino que toma un auténtico ser humano. Para defraudar la confianza personal de la gente, para darle una buena impresión y una falsa ilusión, se vale de las filosofías mundanas de Satanás, de su lógica, de la dirección a la que apuntan sus actos y de los principios que los rigen; se vale de todas las tretas, de todos los ardides, en todos los escenarios. Esta no es la senda que deben seguir los que creen en Dios; al final, no solo no se salvarán, sino que recibirán castigo. Este será su destino, no cabe la menor duda.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La creencia en la religión nunca llevará a la salvación

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